Harbin Dong Feng 113 (DF-113)
Por Grulla/Gonzalo
Zona Militar
El Diseño del DF-113
El proyecto Dongfeng 103 fue desarrollado por la Academia de Ingeniería Militar Harbin como caza interceptor de altas prestaciones. Este proyecto se asemejaba en su configuración al Lockheed F-104 Starfighter, con un esbelto fuselaje de acuerdo a la regla de las áreas, una nariz afilada dotada de un potente radar y tomas de aire laterales semicirculares con un cono de choque central. La forma de la cúpula del cockpit también era una reminiscencia de la del Starfighter. Sin embargo, las alas de implantación media eran del tipo delta truncado y la unidad de cola del DF-103 era del tipo convencional.
El ala tenía un ángulo de flecha de 50º (dándole el aspecto una gran punta de flecha) y un espesor del 5% para el vuelo supersónico. El empenaje vertical tenía un ángulo de flecha de 57.5º y una gran superficie para garantizar la estabilidad en vuelo supersónico. Los empenajes horizontales eran enteramente móviles y tenían un ángulo de flecha de 55º.
Las prestaciones previstas del DF-103 eran una velocidad máxima de Mach 2,5, un techo de servicio de 25.000 metros, una relación empuje-peso de 0,92, un factor de carga máxima de 8G, un alcance de 1.430 kilómetros sin tanques de combustible auxiliares, y un radio de giro de 1.780 metros. La meta de este caza era enfrentarse y vencer a los cazas americanos F-104 y F-105 e interceptar con éxito al bombardero supersónico Convair B-58.
Para alcanzar Mach 2.5 estaba previsto equiparlo con el futuro turborreactor Tipo 814 (de 11.000 kg de empuje) secundado por un motor cohete de combustible líquido Tipo 636 (un empuje de 1.200 kg a 18.000 m de altura con una vida útil superior a 10 encendidos) que le permitía alcanzar rápidamente su posición de intercepción. Para evitar complicaciones logísticas, ambos motores utilizaban combustible de aviación TC-I.
El asiento eyectable estaba provistos de equipos que protegían al piloto durante eyecciones por encima de los 70 mts y 400 km/h.
El alcance operativo del radar previsto en modo aire-aire era de 1.900 ~ 25.000 metros, con un alcance de detección de un bombardero de gran tamaño a 23 kilómetros y una distancia de seguimiento de 17,3 kilómetros, para objetivos del tamaño de un caza el alcance de detección era de 11 kilómetros y la distancia de seguimiento de 8,6 kilómetros.
Los sistemas de armas del DF-113 incluían misiles aire-aire y cañón con un sistema de control de tiro primario electrónico. Los dos misiles aire- aire previstos tenían un alcance de 10 kilómetros, una ojiva con un peso de 150 kilogramos, y una longitud del proyectil de 2,5 metros. El cañón de seis tenía un calibre de 30 milímetros, con un peso total de 160 kilogramos, tenía una cadencia de fuego de 8000 rondas/ puntuación (Score), con un alcance máximo de 3.000 metros, y un proyectil con un peso de 0,84 kilogramos/ronda.
En resumen, desde el punto de vista del software y/o hardware, el Viento del Este 113 tenía unas capacidades que para ese momento eran bastante aceptables.
El Programa de Desarrollo
Los trabajos de desarrollo comenzaron en 1958 y estaba en curso la construcción de un prototipo hacia 1960. Durante un tiempo se analizo fusionar los proyectos DF-107 y DF-113 en un caza de Mach 1.8 para no dispersar tanto los esfuerzos de diseño, tras acaloradas discusiones se decidió seguir con ambos proyectos pero al poco tiempo se le daría prioridad al DF-113 y el DF-107 seria cancelado.
Por desgracia para las aspiraciones chinas, la cruda realidad era que la industria aeronáutica china de ese entonces, cuyos estándares de calidad eran bastante pobres, no estaba a la altura de este proyecto.
El DF-102 (la copia china del Mig-19) tenía problemas serios, con defectos de calidad muy grandes en los aviones producidos, por lo que el personal técnico tenía que resolver estos problemas, y se detuvo el trabajo experimental en el DF-113 de hecho. En abril de 1961, el Tercer Departamento de Industria Mecánica ordeno que el personal técnico producción se concentrara en el Mig-19 y que se suspendieran los trabajos de pruebas de producción del DF-113. El 21 de julio de 1961, este Departamento ordeno concentrar los esfuerzos en las versiones chinas del MiG-19 y MiG-21. Si bien en el mensaje se señalaba que las pruebas en el Mig-21 podrían sentar una exitosa base para producir el DF-113, y se estipula que se podían continuar con los trabajos en el DF-113, lo que de hecho era el anuncio de que se cancelaba el DF-113.
Finalmente el programa fue cancelado debido a ciertos problemas de diseño críticos, tales como
La investigación y desarrollo del DF-113 se prolongó durante alrededor de 3 años. A pesar de que se obtuvieron ciertos avances individuales y logros en la investigación científica, se provoco una pérdida muy grande en la industria china de la época. Esto fue particularmente grave debido a las sustanciales cantidades de personal técnico involucrado en la investigación y desarrollo, lo que complico la asimilación de la tecnología del Mig-19 para ser producido localmente. El resultado fue que durante esos tres años que se iniciaron a partir de 1958, China no fue capaz de entregar un avión que pasara las pruebas de calidad y se retraso la actualización y reequipamiento de la fuerza aérea china. Al mismo tiempo, también se retrasaron los vuelos de prueba del JJ-1, viéndose afectado el desarrollo de la industria de aeronaves.
El programa de investigación y desarrollo del DF-113 estaba seriamente divorciado de la realidad de China. Por ejemplo, la estabilidad térmica de la estructura en condiciones de un calentamiento cinético fuerte y prolongado, no habían sido suficientemente exploradas en China. Afuera de la cabina del avión la temperatura sería de unos 190 ºC, mientras que en su interior tendría que ser de 20 ºC. Una nueva aleación tardaría 62 meses en ser desarrollada, según cálculos de la epoca. Pero se paso más de un año investigando sin descubrir ninguna solución. Otro problema era el previsto motor 814 que equiparía al DF-113, que alcanzaba temperaturas tan altas como 950 grados.
Depositar todas las esperanzas en la investigación de un nuevo y avanzado motor dentro del proceso de diseño de una aeronave de este tipo no era muy realista. China era muy arrogante para creer que era realmente capaz de hacer este tipo de avión en 1961.
Fuentes:
http://www.globalsecurity.org/military/world/china/df-113.htm
http://www.globalsecurity.org/military/world/china/df-113-program.htm
Chinese Aircraft - Yefim Gordon
Tres Vistas del DF-113
Una maqueta del DF-113 para el túnel de viento
martes, 13 de agosto de 2013
Cazatanques: Marder, el primo mayor del TAM
Medium MBT Marder, el "primo" alemán del TAM
Presentado por Rheinmetall en 2012 como Medium MBT Marder, se trata en realidad de un vehículo cazatanques desarrollado a partir del chasis del vehículo de combate de infantería (IFV) Marder y equipado con una moderna torreta triplaza Oto Melara HITFACT con una pieza estabilizada de ánima rayada de 105 mm (la misma que equipa al Centauro)
Dicha pieza es de bajo retroceso, tendría un alcance teórico de 3000 metros y está asistida por un ordenador de procesamiento de datos HITFIST con paneles de control asociados; y el comandante del vehículo puede buscar, detectar y seguir blancos independientemente del movimiento de la torreta.
El blindaje ha sido reforzado en los laterales e inferiores del carro, lo que le permitiría proteger a su tripulación del impacto directo de proyectiles perforantes de 14,5 mm o de los efectos de la explosión de una mina antitanque de 8 kg.
El proyecto de la versión cazatanques de Marder (que también recibió el nombre no oficial de Marder III) nació de la idea de modernizar y repotenciar a los miles de IFV Marder que están siendo reemplazados en el Heer (Ejército Alemán) por el más moderno Puma, para ofrecerlos a clientes extranjeros que buscan alternativas a los más pesados, potentes y caros MBTs convencionales.
CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES
Tripulación: 4 hombres
Dimensiones y Peso
Peso: 43 T
Longitud (con el cañón hacia adelante): ~ 8 m
Longitud del casco: ~ 6,9 m
Ancho: ~ 3,6 m
Altura: ~ 2,5 m
Armamento
Arma principal: 105 mm rayado
Motor
Motor: MTU MB883 diesel
Potencia del motor: 600 hp
Velocidad máxima en carretera: ~ 65 kmh
Autonomía: ~ 500 kilometros
Maniobrabilidad
Pendiente: 60%
Talud: 30%
Paso Vertical: ~ 1 m
Zanja: ~ 2,5 m
Vado: ~ 1,2 m
Presentado por Rheinmetall en 2012 como Medium MBT Marder, se trata en realidad de un vehículo cazatanques desarrollado a partir del chasis del vehículo de combate de infantería (IFV) Marder y equipado con una moderna torreta triplaza Oto Melara HITFACT con una pieza estabilizada de ánima rayada de 105 mm (la misma que equipa al Centauro)
Dicha pieza es de bajo retroceso, tendría un alcance teórico de 3000 metros y está asistida por un ordenador de procesamiento de datos HITFIST con paneles de control asociados; y el comandante del vehículo puede buscar, detectar y seguir blancos independientemente del movimiento de la torreta.
El blindaje ha sido reforzado en los laterales e inferiores del carro, lo que le permitiría proteger a su tripulación del impacto directo de proyectiles perforantes de 14,5 mm o de los efectos de la explosión de una mina antitanque de 8 kg.
El proyecto de la versión cazatanques de Marder (que también recibió el nombre no oficial de Marder III) nació de la idea de modernizar y repotenciar a los miles de IFV Marder que están siendo reemplazados en el Heer (Ejército Alemán) por el más moderno Puma, para ofrecerlos a clientes extranjeros que buscan alternativas a los más pesados, potentes y caros MBTs convencionales.
CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES
Tripulación: 4 hombres
Dimensiones y Peso
Peso: 43 T
Longitud (con el cañón hacia adelante): ~ 8 m
Longitud del casco: ~ 6,9 m
Ancho: ~ 3,6 m
Altura: ~ 2,5 m
Armamento
Arma principal: 105 mm rayado
Motor
Motor: MTU MB883 diesel
Potencia del motor: 600 hp
Velocidad máxima en carretera: ~ 65 kmh
Autonomía: ~ 500 kilometros
Maniobrabilidad
Pendiente: 60%
Talud: 30%
Paso Vertical: ~ 1 m
Zanja: ~ 2,5 m
Vado: ~ 1,2 m
lunes, 12 de agosto de 2013
Historia Argentina: Combate de Perdriel (1806)
Batalla de Perdriel
El coronel Gillespie no es el único inglés que ponderó la benevolencia con que los conquistadores fueron tratados por las principales familias porteñas. Y si bien los caballeros mostraban cierta reticencia en temas políticos, “las damas –dice- nos compensaban con creces la ausencia de esos asuntos, con la charla animada, la dulzura fascinadora y, por lo que nunca fallan en sus propósitos, el deseo de agradar”. Ignacio Núñez agrega que, salvo reparos atinentes a puntos de religión, los ingleses “fueron particularmente distinguidos por las familias principales de la ciudad, y sus generales paseaban de bracete por las calles, con las Marcos, las Escaladas y Sarrateas”. Y el teniente Linch tranquilizó a su madre con una carta en la que le decía: “Aquí no me consideran como a un enemigo; las amabilidades de que soy objeto en todas partes y sobre todo las que me dispensan las nobles familias de Lastra, Terrada, Sarratea y Goyena, son muy grandes para intentar explicarlas con palabras”.
Sea lo que fuere acerca de estas finezas, y de uno que otro romance con que Buenos Aires obsequió a los ingleses, sabemos que a muchos españoles y criollos los dominaba el encono, la indignación, la vergüenza; como se viera en la zafaduría del paisano Guanes, que había de valerle una tanda de cintarazos y una noche de cepo, en la altivez de una deslenguada moza de fonda. “Atónito el pueblo al ver conquistada la ciudad por un puñado de hombres que pudiera deshacer a pedradas”, pronto empezó a reaccionar. “Todos huimos a ocultarnos en las quintas y en los campos; pero con el propósito de vengarnos”, nos cuenta José Melián. Debían “combinar algún plan para sacudir el yugo que los ingleses acababan de imponerles”, dice Trigo.
Con mucho sigilo, algunos patriotas empezaron a madurar la idea de reconquistar el país. “Yo, que lo deseaba con ansias –diría Zelaya- y que tenía muchos amigos con quienes me reunía, me resolví inmediatamente a trabajar en este sentido”.
En efecto: en los 46 días de dominación inglesa hubo complacientes que agasajaron a los invasores con sus tertulias, sus dulces y sus valses. Hubo espías serviciales que, por la noche, les llevaban el menudo bocadillo de su infidencia. “Teníamos en la ciudad algunos enemigos ocultos”, cuenta Gillespie. Hubo otros que ya ejercitaban el “no te metás” dentro de la ciudad o alejándose de ella con algún pretexto. Pero, también hubo quienes se jugaron para reivindicar el machismo mancillado que debía haber en la mitad de Buenos Aires: los que arriesgarían sus fortunas y sus vidas para echar a los intrusos. Entre estos desconformes estaba Zelaya. Tenía entonces 24 años.
Diversos grupos subversivos se proponían hostilizar a los ingleses, cada uno a su modo. Gerardo Esteve Llach, con la ayuda de Pepe “el Rubio” (José Alday) quería “reunir porción de marineros”, para capturar con ellos las naves inglesas que estaban en balizas y llevarlas a Montevideo. Pero el joven Felipe de Sentenach lo convenció de que “sería mejor que tratasen de ver si podían conseguir la reconquista de esta plaza”, para lo cual sería un buen golpe instalar minas debajo de los cuarteles ocupados por destacamentos ingleses.
Por su parte, Juan Vázquez Feijoo había propuesto a Juan Trigo que determinado día y a una hora convenida, atacaran la parada y el destacamento del fuerte “con cuchillo en mano”.
Martín Rodríguez pensaba que, aprovechando el hábito de Beresford y Pack de salir a pasear a caballo con dos soldados hasta el Paso de Burgos, se los podía secuestrar.
Varios conjurados que estuvieron con Liniers antes de que este fuera a Montevideo en busca de auxilios, trataron de disuadirlo, y “le propusieron varios proyectos para un movimiento inmediato”; pero a él le parecieron unos absurdos y otros muy peligrosos (Nuñez).
Con el propósito de “reunir los ánimos de las diversas facciones y opiniones que había” y sumar sus esfuerzos, se reunieron Sentenach, Llach, Tomás Valencia, Trigo y Vázquez en los asientos externos de la Plaza de Toros (Retiro) y decidieron trabajar juntos. Se efectuaron nuevas reuniones en casa del cómico Sinforiano, en la trastienda de la librería de Valencia y en otros domicilios, con el sigilo necesario, para discutir sobre lo que había de hacerse.
Don Martín de Alzaga, que estaba dispuesto a aportar “todo el dinero que se necesitare”, convocó a los conjurados para una decisiva reunión en su casa (hoy, Bolívar 370). En ella, “propuso cada uno de los concurrentes la idea que en su concepto debía adoptarse”; y, “después de haberse controvertido sobre varios planes para llevar a efecto la reconquista”, se convino en un plan común.
Este acuerdo no disimuló del todo, sin embargo, la malquerencia que había entre el grupo subversivo de “los catalanes”, que encabezaba Sentenach y financiaba Alzaga, con el “partido” de Trigo y Vázquez. La inquina de éstos apuntada especialmente a Alzaga, a quien sus adictos llegarían a llamar “el Padre de la Patria”; y sus detractores, “Martincho Robespierre”. Y culminaría posteriormente, cuando Trigo acusó a Alzaga y a los catalanes de tener “ideas de independencia” que se oyeron en las secretas juntas de los conjurados. Con más precisión, se afirmó que en la trastienda de la librería de Valencia se había hablado de formar una república independiente después de la reconquista. Y quizás de esto oyera algo una huérfana que tenía Valencia; “porque como muchacha se introducía a oírlo todo, bien que algunas veces la echaron del cuarto, y ella solía ir y venir, ya por curiosidad, ya con el objeto de llevar algunos mates”. No se pudo probar tan “horrendo crimen”, que la maledicencia había prendido como abrojos a la honra de fieles vasallos; pero les dio un disgusto.
A todo esto conduciría la rivalidad de los catalanes con los “paniaguados” de Trigo, por el momento aunados en un común plan subversivo.
El plan en marcha
El plan consistía en reclutar gente, en acopiar caballos, armas y municiones, y en poner minas explosivas debajo de los cuarteles donde había destacamentos ingleses.
Para esto de las minas se pensó alquilar la casa de Manuel Espinosa, frente al primer baluarte del Fuerte, hacia la Merced; pero como no se pudo, se arrendó la casa de al lado, que tenía entrada por la Alameda y que pertenecía al P. Martiniano Alonso. Para disimular, se instaló en ella una supuesta carpintería.
Junto a los fondos de San Ignacio, sobre las calles de San Carlos y de la Santísima Trinidad (Alsina y Bolívar), en el edificio que fuera de la Procuradoría de las Misiones, estaba instalado el Cuartel Fijo de Infantería, comúnmente llamado Cuartel de la Ranchería; en él también había un destacamento inglés. Se alquiló, pues, en su inmediación, la casa de José Martínez de Hoz; y allí los “minadores” Bartolomé Tast e Isidoro Arnau cavaron la boca del túnel para meter el explosivo. Un grupo armado vigilaba desde la azotea del Café y billar de José Marco.
Reclutar gente era correr el riesgo de ser descubiertos por algún soplón. Para evitar, en este caso, males mayores, se adoptó un sistema de células, único contacto de 5 voluntarios; y cada capitán sería cabeza y único contacto de 5 cabos.
“En esto salimos a ver a un sujeto que me había dicho tenía 80 hombres prontos –nos cuenta Domingo Matheu-; pero que se les había de dar 4 reales diarios hasta la reconquista”. No hubo inconveniente: Alzaga había asegurado que tenían “un gran fondo de que disponer”; y no era el único que aportaba dinero.
Manuel Palomares era un “gallego patriota”, maestro de montajes y “caudillo de un numeroso cuerpo de gente voluntaria para la reconquista de esta plaza”. El 27 de junio a la noche, instruyó a Cornelio Zelaya, quien en poco tiempo reclutó a 72 paisanos. Cada uno recibía diariamente, a la oración, sus cuatro reales (Honor para Hipólito Castañer, un modesto peón “que nada quiso”). El canario Zerpa reclutó 50 hombres. Otros acopiaban armas blancas y de chispa. En algún secreto lugar se estaban montando obuses. Los conjurados no descansaban.
Otro relevante “caudillo” fue Juan Martín de Pueyrredón, quien había llegado de Montevideo con Manuel Arroyo para reclutar paisanos y preparar aprovisionamiento, en apoyo de la expedición de Liniers. “Pueyrredón nos pasó la palabra, que al instante halló eco en todos nuestros amigos” –nos dice Melián-. “Nos alistamos más de 300, que debíamos reunirnos armados en un día dado en la Chacarita de los Colegiales”, agrega Martín Rodríguez.
Se había dispuesto que los voluntarios fueran concentrados y preparados fuera de la ciudad: Para ello se arrendó la llamada “Chacra de Perdriel”, propiedad situada a 4 leguas de Buenos Aires (Villa Ballester, Calle Roca 1860, a 200 m del km 18 de la Ruta 8), no lejos de la chacra de Diego Cassero. Había tomado el nombre de su antiguo dueño, el francés Julián Perdriel, y después perteneció a Domingo Belgrano. Estaba cercada con árboles espinosos que bordeaban un foso, y tenía un edificio de dos cuerpos y azotea, cuyas habitaciones daban a un patio central, cerrado con una reja.
En la noche del 26 de julio, Trigo y Vázquez se dirigieron con unos 200 hombres hacia la chacra de Perdriel e instalaron allí el campamento. Hay quienes dicen que tenía por objeto llamar la atención del enemigo “y distraerlo de lo que se ejecutaba en la ciudad”, donde “había ya bastante escándalo o susurro” sobre la conjura.
Ciertamente, “los enemigos no carecían de noticias sobre estos movimientos” (Núñez), por “sus soplones, que tenían muchos” (Beruti).
Un día (27 de julio), estando Zelaya en su casa con su amigo Antonio Villalta, tratando pormenores del plan subversivo, fue a buscarlo un corchete del Cabildo, apodado Petaca, y le dijo:
- ¿Es usted don Cornelio Zelaya?
- Si, señor; soy yo.
- De orden de S. E. el señor Gobernador, que se presente usted ahora mismo en la sala capitular, donde lo espera S. E.
- Muy bien. Diga usted a S. E. que voy al momento.
Zelaya entró, meditando una fundada sospecha, y le dijo a Villalta:
- “¡Amigo, me han descubierto! Me manda llamar Beresford y no será sino para colgarme. Mientras voy al billar a ver si encuentro a Palomares para acordar algo, hágame el favor de ensillarme el caballo, que en cuanto vuelva, monto y salgo al campo antes de que me echen caza. Y usted llevará la gente a Perdriel”.
Efectivamente, Palomares estaba en el billar y, al saber que Beresford había encontrado la punta del ovillo, huyó junto con Zelaya, temiendo ser entregado “por tanto soplón”.
Ambos fueron a la quinta de Francisco Orma, en Barracas, donde se encontraron con Diego Baragaña, Manuel Arroyo, José Pueyrredón y otros patriotas que se habían congregado para ir juntos a Luján, donde se incorporarían a las fuerzas de Juan Martín de Pueyrredón.
Partieron al anochecer en dirección a la novísima parroquia de San José, en tierras de Ramón Flores (hoy barrio de Flores); desde allí tomaron la carrera de Córdoba (hoy Gaona), que trasponía la cañada de Morón por el norte de Nuestra Señora del Camino (Morón), y a medianoche estuvieron en el puente de Pedro Márquez, desde donde seguirían a Luján.
Pueyrredón había reunido el contingente de los paisanos convocados en la Chacarita de los Colegiales y en los Santos Lugares de Jerusalén (hoy San Martín), con los blandengues que el comandante Antonio Olavarría había recogido en la frontera. Y juntos regresaron hacia la chacra de Perdriel.
Por su parte, los catalanes habían despachado, el 30 de julio, un cuerpo de 50 fusileros y 4 obuses a cargo de Esquiaga y Anzoátegui, con el secreto designio de reemplazar, por las buenas o por las malas, a Trigo y Vázquez, en la comandancia del campamento. Pero aún no habían montado los obuses cuando tuvieron una inopinada sorpresa.
Lugar del combate
Hora de combatir
Informado Beresford de aquella concentración de fuerzas y de que tenían pocas armas, decidió dar un golpe de mano. En la madrugada del 1º de agosto salió de la ciudad, sigilosamente, una división de 500 infantes con dos cañones, mandada por el coronel Pack y guiada por el deslucido alcalde Francisco González.
A las 7 de la mañana cayeron sorpresivamente sobre la chacra de Perdriel y, de un zarpazo, desbarataron aquel campamento de bisoños en el que, con poca fortuna, se empezaba a presentir la patria.
Aunque Beruti se esmere en demostrar que “la victoria fue nuestra” en vista de la obstinada resistencia opuesta al enemigo, aceptemos que, cuando los ingleses se desplegaron en línea de batalla y rompieron el fuego a discreción, “la desbandada fue general, sin que quedase un solo hombre en el campo”, como dice Martín Rodríguez. “Los nuestros se defendieron bizarramente –afirma Sagui- pero sin poder evitar retirarse con pérdida de algunos hombres”. Y lo corrobora el autor del “Diario de un soldado”, admitiendo que los patriotas “se defendieron como leones, pero no hubo otro remedio que huir cada uno como pudo”.
Con mayor detenimiento, Núñez nos dice que los patriotas se empeñaron en combatir, no obstante la desventaja de sus armas, y olvidando que el principal objeto consistía en prepararse para operar con la expedición que debía llegar de un momento a otro. “El resultado fue el que debió ser: los partidarios no pudieron resistir las descargas cerradas del enemigo y huyeron en dispersión, a pesar de los heroicos esfuerzos del ciudadano Pueyrredón y de los valientes voluntarios que lo acompañaban”.
Sí, la confrontación fue desigual: pues no bastaba el denodado esfuerzo de un centenar de paisanos armados, ni los vivas a Santiago Apóstol ni los mueras a los herejes, para resistir mucho tiempo aquella andanada. Olavarría se retiró con sus blandengues. Los obuses fueron abandonados. Cundió la confusión, el desbande. De pronto, aparecen Pueyrredón y otros 12 jinetes que, en feroz embestida, atropellan la artillería enemiga y le arrebatan un carro de municiones. Una bala mata al caballo de Pueyrredón, pero un compañero lo salva. Los ingleses quedan victoriosos pero anonadados ante la temeridad de aquellos hombres de Pueyrredón, entre los cuales estaba Cornelio Zelaya. Fue “uno de los pocos intrépidos que acometieron en mi compañía al enemigo”, diría el mismo Pueyrredón. Y Palomares corrobora que Zelaya había sido “uno de los que ayudó a cortar el carro de municiones que se le quitó al enemigo”.
Pueyrredón, Zelaya, Francisco Orma, Francisco Trelles, José Bernaldez y Miguel Mejía Mármol se dirigieron a San Isidro y se embarcaron en un bote con el que llegaron a Colonia, de donde regresarían con la expedición de Liniers.
Mientras tanto, los dispersos de Perdriel fueron congregándose en la Chacra de los Márquez (Boulogne, calle Thames, entre el Fondo de la Legua y la Panamericana), donde se reunirían con las fuerzas expedicionarias.
A la hora de los cargos y descargos, los catalanes imputarían el contraste de Perdriel a la ineptitud de Trigo, “que es un ladrón, pues ha malgastado todo el dinero de la reconquista”, y que, en vísperas del combate, toleraba en el campamento juegos, borracheras y el continuo concurso de “mujeres para bailes y bromas”. No menos ácidos serían los cargos atribuidos a Vázquez, quien, viniendo todas las noches a la ciudad “se ponía a hablar en las tertulias de cuanto se proyectaba”, con imprudente desenfado. Y agrega Sentenach que, mientras estaban combatiendo, Vázquez apareció en casa de Fornaguera “vestido con un poncho viejo, gorro de pisón lustrado y unas chancletas amarradas con guascas”; y por no correr peligro se disfrazó de fraile y desapareció hasta después de la reconquista, en que volvió a vérselo luciendo su uniforme…
Sin poner ni quitar roque, suponemos que influiría en estas reyertas la rivalidad de los catalanes con los seguidores de Pueyrredón. Rivalidad que tendría pintoresco desahogo cierta vez, en el zaguán de la casa de Llach, que no estaba dispuesto a mandar su gente a San Isidro a disposición de Liniers; y que, saliendo de casillas ante la insistencia de un majadero, le contestó, “haciéndoles cortes de manga” por tres veces: “¿Sabe usted que le daré al señor Liniers? ¡Un ajo!” (consignamos el eufemismo tal como figura en un sonado pleito ventilado posteriormente) “¡Yo no trabajo para que otros se lleven las glorias!”.
Como los acontecimientos se precipitaran, los catalanes se apuraron a reunir su gente en la Plaza Nueva (sobre la actual Carlos Pellegrini, entre Cangallo y Sarmiento) y la enviaron a Retiro, a disposición de Liniers…
Doce de agosto
Llegó la hora de la reconquista. De un lado estaban los vencedores: unos desinteresados y otros ambiciosos, unos acomodaticios, otros muertos… De otro lado estaban “los herejes” y los traidores. Cuenta Núñez que las pandillas se ensañaban con quienes “habían hecho de soplones” o ayudado al enemigo con “otros oficios viles”, sacándolos a empujones para procesarlos y robándoles, “hasta las rejas de sus casas”.
Y en ese mundo de júbilo y lágrimas, de gritos y silencios, que era como un despertar de la antigua Buenos Aires virreinal, estaba, orgulloso, ese muchachote alocado a quien Liniers elogiara cumplidamente, por ser “uno de los vecinos de esta capital que más se empeñaron desde el principio en liberarla de la denominación enemiga”.
Así había comenzado Cornelio Zelaya a servir a su patria. Y lo haría por muchos años, abnegadamente. Al cabo de ellos se encontró con sus recuerdos, en la pobreza y el olvido. “Hasta los escudos de oro con que me había condecorado la patria he tenido que venderlos por chafalonía para alimentar a mi familia…..”.
Fuente
Barrionuevo Imposti, Victor – Un combatiente de Perdriel.
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
Todo es Historia – Año XV, Nº 178, marzo de 1982.
www.revisionistas.com.ar
Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar
Lorenzo López salva la vida del Gral. Juan Martín de Pueyrredón en la batalla de Perdriel. |
El coronel Gillespie no es el único inglés que ponderó la benevolencia con que los conquistadores fueron tratados por las principales familias porteñas. Y si bien los caballeros mostraban cierta reticencia en temas políticos, “las damas –dice- nos compensaban con creces la ausencia de esos asuntos, con la charla animada, la dulzura fascinadora y, por lo que nunca fallan en sus propósitos, el deseo de agradar”. Ignacio Núñez agrega que, salvo reparos atinentes a puntos de religión, los ingleses “fueron particularmente distinguidos por las familias principales de la ciudad, y sus generales paseaban de bracete por las calles, con las Marcos, las Escaladas y Sarrateas”. Y el teniente Linch tranquilizó a su madre con una carta en la que le decía: “Aquí no me consideran como a un enemigo; las amabilidades de que soy objeto en todas partes y sobre todo las que me dispensan las nobles familias de Lastra, Terrada, Sarratea y Goyena, son muy grandes para intentar explicarlas con palabras”.
Sea lo que fuere acerca de estas finezas, y de uno que otro romance con que Buenos Aires obsequió a los ingleses, sabemos que a muchos españoles y criollos los dominaba el encono, la indignación, la vergüenza; como se viera en la zafaduría del paisano Guanes, que había de valerle una tanda de cintarazos y una noche de cepo, en la altivez de una deslenguada moza de fonda. “Atónito el pueblo al ver conquistada la ciudad por un puñado de hombres que pudiera deshacer a pedradas”, pronto empezó a reaccionar. “Todos huimos a ocultarnos en las quintas y en los campos; pero con el propósito de vengarnos”, nos cuenta José Melián. Debían “combinar algún plan para sacudir el yugo que los ingleses acababan de imponerles”, dice Trigo.
Con mucho sigilo, algunos patriotas empezaron a madurar la idea de reconquistar el país. “Yo, que lo deseaba con ansias –diría Zelaya- y que tenía muchos amigos con quienes me reunía, me resolví inmediatamente a trabajar en este sentido”.
En efecto: en los 46 días de dominación inglesa hubo complacientes que agasajaron a los invasores con sus tertulias, sus dulces y sus valses. Hubo espías serviciales que, por la noche, les llevaban el menudo bocadillo de su infidencia. “Teníamos en la ciudad algunos enemigos ocultos”, cuenta Gillespie. Hubo otros que ya ejercitaban el “no te metás” dentro de la ciudad o alejándose de ella con algún pretexto. Pero, también hubo quienes se jugaron para reivindicar el machismo mancillado que debía haber en la mitad de Buenos Aires: los que arriesgarían sus fortunas y sus vidas para echar a los intrusos. Entre estos desconformes estaba Zelaya. Tenía entonces 24 años.
Diversos grupos subversivos se proponían hostilizar a los ingleses, cada uno a su modo. Gerardo Esteve Llach, con la ayuda de Pepe “el Rubio” (José Alday) quería “reunir porción de marineros”, para capturar con ellos las naves inglesas que estaban en balizas y llevarlas a Montevideo. Pero el joven Felipe de Sentenach lo convenció de que “sería mejor que tratasen de ver si podían conseguir la reconquista de esta plaza”, para lo cual sería un buen golpe instalar minas debajo de los cuarteles ocupados por destacamentos ingleses.
Por su parte, Juan Vázquez Feijoo había propuesto a Juan Trigo que determinado día y a una hora convenida, atacaran la parada y el destacamento del fuerte “con cuchillo en mano”.
Martín Rodríguez pensaba que, aprovechando el hábito de Beresford y Pack de salir a pasear a caballo con dos soldados hasta el Paso de Burgos, se los podía secuestrar.
Varios conjurados que estuvieron con Liniers antes de que este fuera a Montevideo en busca de auxilios, trataron de disuadirlo, y “le propusieron varios proyectos para un movimiento inmediato”; pero a él le parecieron unos absurdos y otros muy peligrosos (Nuñez).
Con el propósito de “reunir los ánimos de las diversas facciones y opiniones que había” y sumar sus esfuerzos, se reunieron Sentenach, Llach, Tomás Valencia, Trigo y Vázquez en los asientos externos de la Plaza de Toros (Retiro) y decidieron trabajar juntos. Se efectuaron nuevas reuniones en casa del cómico Sinforiano, en la trastienda de la librería de Valencia y en otros domicilios, con el sigilo necesario, para discutir sobre lo que había de hacerse.
Don Martín de Alzaga, que estaba dispuesto a aportar “todo el dinero que se necesitare”, convocó a los conjurados para una decisiva reunión en su casa (hoy, Bolívar 370). En ella, “propuso cada uno de los concurrentes la idea que en su concepto debía adoptarse”; y, “después de haberse controvertido sobre varios planes para llevar a efecto la reconquista”, se convino en un plan común.
Este acuerdo no disimuló del todo, sin embargo, la malquerencia que había entre el grupo subversivo de “los catalanes”, que encabezaba Sentenach y financiaba Alzaga, con el “partido” de Trigo y Vázquez. La inquina de éstos apuntada especialmente a Alzaga, a quien sus adictos llegarían a llamar “el Padre de la Patria”; y sus detractores, “Martincho Robespierre”. Y culminaría posteriormente, cuando Trigo acusó a Alzaga y a los catalanes de tener “ideas de independencia” que se oyeron en las secretas juntas de los conjurados. Con más precisión, se afirmó que en la trastienda de la librería de Valencia se había hablado de formar una república independiente después de la reconquista. Y quizás de esto oyera algo una huérfana que tenía Valencia; “porque como muchacha se introducía a oírlo todo, bien que algunas veces la echaron del cuarto, y ella solía ir y venir, ya por curiosidad, ya con el objeto de llevar algunos mates”. No se pudo probar tan “horrendo crimen”, que la maledicencia había prendido como abrojos a la honra de fieles vasallos; pero les dio un disgusto.
A todo esto conduciría la rivalidad de los catalanes con los “paniaguados” de Trigo, por el momento aunados en un común plan subversivo.
El plan en marcha
El plan consistía en reclutar gente, en acopiar caballos, armas y municiones, y en poner minas explosivas debajo de los cuarteles donde había destacamentos ingleses.
Para esto de las minas se pensó alquilar la casa de Manuel Espinosa, frente al primer baluarte del Fuerte, hacia la Merced; pero como no se pudo, se arrendó la casa de al lado, que tenía entrada por la Alameda y que pertenecía al P. Martiniano Alonso. Para disimular, se instaló en ella una supuesta carpintería.
Junto a los fondos de San Ignacio, sobre las calles de San Carlos y de la Santísima Trinidad (Alsina y Bolívar), en el edificio que fuera de la Procuradoría de las Misiones, estaba instalado el Cuartel Fijo de Infantería, comúnmente llamado Cuartel de la Ranchería; en él también había un destacamento inglés. Se alquiló, pues, en su inmediación, la casa de José Martínez de Hoz; y allí los “minadores” Bartolomé Tast e Isidoro Arnau cavaron la boca del túnel para meter el explosivo. Un grupo armado vigilaba desde la azotea del Café y billar de José Marco.
Reclutar gente era correr el riesgo de ser descubiertos por algún soplón. Para evitar, en este caso, males mayores, se adoptó un sistema de células, único contacto de 5 voluntarios; y cada capitán sería cabeza y único contacto de 5 cabos.
“En esto salimos a ver a un sujeto que me había dicho tenía 80 hombres prontos –nos cuenta Domingo Matheu-; pero que se les había de dar 4 reales diarios hasta la reconquista”. No hubo inconveniente: Alzaga había asegurado que tenían “un gran fondo de que disponer”; y no era el único que aportaba dinero.
Manuel Palomares era un “gallego patriota”, maestro de montajes y “caudillo de un numeroso cuerpo de gente voluntaria para la reconquista de esta plaza”. El 27 de junio a la noche, instruyó a Cornelio Zelaya, quien en poco tiempo reclutó a 72 paisanos. Cada uno recibía diariamente, a la oración, sus cuatro reales (Honor para Hipólito Castañer, un modesto peón “que nada quiso”). El canario Zerpa reclutó 50 hombres. Otros acopiaban armas blancas y de chispa. En algún secreto lugar se estaban montando obuses. Los conjurados no descansaban.
Otro relevante “caudillo” fue Juan Martín de Pueyrredón, quien había llegado de Montevideo con Manuel Arroyo para reclutar paisanos y preparar aprovisionamiento, en apoyo de la expedición de Liniers. “Pueyrredón nos pasó la palabra, que al instante halló eco en todos nuestros amigos” –nos dice Melián-. “Nos alistamos más de 300, que debíamos reunirnos armados en un día dado en la Chacarita de los Colegiales”, agrega Martín Rodríguez.
Se había dispuesto que los voluntarios fueran concentrados y preparados fuera de la ciudad: Para ello se arrendó la llamada “Chacra de Perdriel”, propiedad situada a 4 leguas de Buenos Aires (Villa Ballester, Calle Roca 1860, a 200 m del km 18 de la Ruta 8), no lejos de la chacra de Diego Cassero. Había tomado el nombre de su antiguo dueño, el francés Julián Perdriel, y después perteneció a Domingo Belgrano. Estaba cercada con árboles espinosos que bordeaban un foso, y tenía un edificio de dos cuerpos y azotea, cuyas habitaciones daban a un patio central, cerrado con una reja.
En la noche del 26 de julio, Trigo y Vázquez se dirigieron con unos 200 hombres hacia la chacra de Perdriel e instalaron allí el campamento. Hay quienes dicen que tenía por objeto llamar la atención del enemigo “y distraerlo de lo que se ejecutaba en la ciudad”, donde “había ya bastante escándalo o susurro” sobre la conjura.
Ciertamente, “los enemigos no carecían de noticias sobre estos movimientos” (Núñez), por “sus soplones, que tenían muchos” (Beruti).
Un día (27 de julio), estando Zelaya en su casa con su amigo Antonio Villalta, tratando pormenores del plan subversivo, fue a buscarlo un corchete del Cabildo, apodado Petaca, y le dijo:
- ¿Es usted don Cornelio Zelaya?
- Si, señor; soy yo.
- De orden de S. E. el señor Gobernador, que se presente usted ahora mismo en la sala capitular, donde lo espera S. E.
- Muy bien. Diga usted a S. E. que voy al momento.
Zelaya entró, meditando una fundada sospecha, y le dijo a Villalta:
- “¡Amigo, me han descubierto! Me manda llamar Beresford y no será sino para colgarme. Mientras voy al billar a ver si encuentro a Palomares para acordar algo, hágame el favor de ensillarme el caballo, que en cuanto vuelva, monto y salgo al campo antes de que me echen caza. Y usted llevará la gente a Perdriel”.
Efectivamente, Palomares estaba en el billar y, al saber que Beresford había encontrado la punta del ovillo, huyó junto con Zelaya, temiendo ser entregado “por tanto soplón”.
Ambos fueron a la quinta de Francisco Orma, en Barracas, donde se encontraron con Diego Baragaña, Manuel Arroyo, José Pueyrredón y otros patriotas que se habían congregado para ir juntos a Luján, donde se incorporarían a las fuerzas de Juan Martín de Pueyrredón.
Partieron al anochecer en dirección a la novísima parroquia de San José, en tierras de Ramón Flores (hoy barrio de Flores); desde allí tomaron la carrera de Córdoba (hoy Gaona), que trasponía la cañada de Morón por el norte de Nuestra Señora del Camino (Morón), y a medianoche estuvieron en el puente de Pedro Márquez, desde donde seguirían a Luján.
Pueyrredón había reunido el contingente de los paisanos convocados en la Chacarita de los Colegiales y en los Santos Lugares de Jerusalén (hoy San Martín), con los blandengues que el comandante Antonio Olavarría había recogido en la frontera. Y juntos regresaron hacia la chacra de Perdriel.
Por su parte, los catalanes habían despachado, el 30 de julio, un cuerpo de 50 fusileros y 4 obuses a cargo de Esquiaga y Anzoátegui, con el secreto designio de reemplazar, por las buenas o por las malas, a Trigo y Vázquez, en la comandancia del campamento. Pero aún no habían montado los obuses cuando tuvieron una inopinada sorpresa.
Lugar del combate
Hora de combatir
Informado Beresford de aquella concentración de fuerzas y de que tenían pocas armas, decidió dar un golpe de mano. En la madrugada del 1º de agosto salió de la ciudad, sigilosamente, una división de 500 infantes con dos cañones, mandada por el coronel Pack y guiada por el deslucido alcalde Francisco González.
A las 7 de la mañana cayeron sorpresivamente sobre la chacra de Perdriel y, de un zarpazo, desbarataron aquel campamento de bisoños en el que, con poca fortuna, se empezaba a presentir la patria.
Aunque Beruti se esmere en demostrar que “la victoria fue nuestra” en vista de la obstinada resistencia opuesta al enemigo, aceptemos que, cuando los ingleses se desplegaron en línea de batalla y rompieron el fuego a discreción, “la desbandada fue general, sin que quedase un solo hombre en el campo”, como dice Martín Rodríguez. “Los nuestros se defendieron bizarramente –afirma Sagui- pero sin poder evitar retirarse con pérdida de algunos hombres”. Y lo corrobora el autor del “Diario de un soldado”, admitiendo que los patriotas “se defendieron como leones, pero no hubo otro remedio que huir cada uno como pudo”.
Con mayor detenimiento, Núñez nos dice que los patriotas se empeñaron en combatir, no obstante la desventaja de sus armas, y olvidando que el principal objeto consistía en prepararse para operar con la expedición que debía llegar de un momento a otro. “El resultado fue el que debió ser: los partidarios no pudieron resistir las descargas cerradas del enemigo y huyeron en dispersión, a pesar de los heroicos esfuerzos del ciudadano Pueyrredón y de los valientes voluntarios que lo acompañaban”.
Sí, la confrontación fue desigual: pues no bastaba el denodado esfuerzo de un centenar de paisanos armados, ni los vivas a Santiago Apóstol ni los mueras a los herejes, para resistir mucho tiempo aquella andanada. Olavarría se retiró con sus blandengues. Los obuses fueron abandonados. Cundió la confusión, el desbande. De pronto, aparecen Pueyrredón y otros 12 jinetes que, en feroz embestida, atropellan la artillería enemiga y le arrebatan un carro de municiones. Una bala mata al caballo de Pueyrredón, pero un compañero lo salva. Los ingleses quedan victoriosos pero anonadados ante la temeridad de aquellos hombres de Pueyrredón, entre los cuales estaba Cornelio Zelaya. Fue “uno de los pocos intrépidos que acometieron en mi compañía al enemigo”, diría el mismo Pueyrredón. Y Palomares corrobora que Zelaya había sido “uno de los que ayudó a cortar el carro de municiones que se le quitó al enemigo”.
Pueyrredón, Zelaya, Francisco Orma, Francisco Trelles, José Bernaldez y Miguel Mejía Mármol se dirigieron a San Isidro y se embarcaron en un bote con el que llegaron a Colonia, de donde regresarían con la expedición de Liniers.
Mientras tanto, los dispersos de Perdriel fueron congregándose en la Chacra de los Márquez (Boulogne, calle Thames, entre el Fondo de la Legua y la Panamericana), donde se reunirían con las fuerzas expedicionarias.
A la hora de los cargos y descargos, los catalanes imputarían el contraste de Perdriel a la ineptitud de Trigo, “que es un ladrón, pues ha malgastado todo el dinero de la reconquista”, y que, en vísperas del combate, toleraba en el campamento juegos, borracheras y el continuo concurso de “mujeres para bailes y bromas”. No menos ácidos serían los cargos atribuidos a Vázquez, quien, viniendo todas las noches a la ciudad “se ponía a hablar en las tertulias de cuanto se proyectaba”, con imprudente desenfado. Y agrega Sentenach que, mientras estaban combatiendo, Vázquez apareció en casa de Fornaguera “vestido con un poncho viejo, gorro de pisón lustrado y unas chancletas amarradas con guascas”; y por no correr peligro se disfrazó de fraile y desapareció hasta después de la reconquista, en que volvió a vérselo luciendo su uniforme…
Sin poner ni quitar roque, suponemos que influiría en estas reyertas la rivalidad de los catalanes con los seguidores de Pueyrredón. Rivalidad que tendría pintoresco desahogo cierta vez, en el zaguán de la casa de Llach, que no estaba dispuesto a mandar su gente a San Isidro a disposición de Liniers; y que, saliendo de casillas ante la insistencia de un majadero, le contestó, “haciéndoles cortes de manga” por tres veces: “¿Sabe usted que le daré al señor Liniers? ¡Un ajo!” (consignamos el eufemismo tal como figura en un sonado pleito ventilado posteriormente) “¡Yo no trabajo para que otros se lleven las glorias!”.
Como los acontecimientos se precipitaran, los catalanes se apuraron a reunir su gente en la Plaza Nueva (sobre la actual Carlos Pellegrini, entre Cangallo y Sarmiento) y la enviaron a Retiro, a disposición de Liniers…
Doce de agosto
Llegó la hora de la reconquista. De un lado estaban los vencedores: unos desinteresados y otros ambiciosos, unos acomodaticios, otros muertos… De otro lado estaban “los herejes” y los traidores. Cuenta Núñez que las pandillas se ensañaban con quienes “habían hecho de soplones” o ayudado al enemigo con “otros oficios viles”, sacándolos a empujones para procesarlos y robándoles, “hasta las rejas de sus casas”.
Y en ese mundo de júbilo y lágrimas, de gritos y silencios, que era como un despertar de la antigua Buenos Aires virreinal, estaba, orgulloso, ese muchachote alocado a quien Liniers elogiara cumplidamente, por ser “uno de los vecinos de esta capital que más se empeñaron desde el principio en liberarla de la denominación enemiga”.
Así había comenzado Cornelio Zelaya a servir a su patria. Y lo haría por muchos años, abnegadamente. Al cabo de ellos se encontró con sus recuerdos, en la pobreza y el olvido. “Hasta los escudos de oro con que me había condecorado la patria he tenido que venderlos por chafalonía para alimentar a mi familia…..”.
Fuente
Barrionuevo Imposti, Victor – Un combatiente de Perdriel.
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
Todo es Historia – Año XV, Nº 178, marzo de 1982.
www.revisionistas.com.ar
Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar
Subfusiles: INDEP Lusa (Portugal)
Subfusil INDEP Lusa (Portugal)
Subfusil INDEP Lusa A2
Subfusil INDEP Lusa A2
Características
Calibre 9x19mm Luger / Parabellum
Peso 2,8 kg
Longitud (culata cerrada / abierta) 451 / 584 mm
Longitud del cañón 159 mm
Índice del fuego 900 disparos por minuto
Capacidad del cargador 28 tiros
La pistola ametralladora Lusa fue desarrollado durante la década de 1980 por la empresa portuguesa la fabricación de armas INDEP, que en ese momento fabricaba bajo licencia los fusiles automáticos HK G3 de origen alemán. Para ahorrar en los costes de fabricación, los diseñadores portugueses utilizaron las mismas técnicas de fabricación (estampación de acero) y en algunas partes de los fusiles G3. En comparación con otra subametralladoras que también se basa en rifle G3, el famoso HK MP5, la Lusa es considerablemente más sencilla y más barato para la fabricación, en su mayoría, ya que utiliza la acción retroceso simple. Desde hace algún tiempo las pistolas ametralladoras Lusa A2 fueron fabricados en Portugal y utilizados por las fuerzas armadas y la policía portuguesa, pero en 2004 INDEP vendió toda la documentación de fabricación y se disolvió a un grupo de inversionistas estadounidenses, que establecieron una empresa estadounidense para producir versiones mejoradas de este subfusil , así como una versión del mismo diseño civil-legal semi-automática. La compañía, conocida como LUSA USA, ofreció las subametralladoras Lusa y fusiles de varios años, pero recientemente la producción en EE.UU. fue dejado en espera de la venta de la empresa.
La pistola ametralladora Lusa utiliza la acción retroceso simple, dispara a cerrojo cerrado en tiros aislados y totalmente automático. Se utiliza un martillo de tiro unidad de disparo a la seguridad de 3 posiciones / fuego selector de modo, de diseño similar a las de rifle G3. El receptor está sellado y formado a partir de chapa de acero soldada. La carcasa del cargador se amplía a continuación para formar un apretón de manos cuando no disparar. Las palancas de armado está hechas en la forma de deslizadores dual, localizados sobre el cañón. Para cargar el arma, el usuario debe agarrar los deslizadores con los dedos y tirar de ellos hacia atrás, y luego soltarlos. La pistola ametralladora Lusa está equipado con guardamanos cortos de polímero, y con culata retráctil metálico. Las miras se pueden ajustar sólo para poner a cero, la vista trasera es de tipo dioptrías.
World-Guns
Subfusil INDEP Lusa A2
Subfusil INDEP Lusa A2
Características
Calibre 9x19mm Luger / Parabellum
Peso 2,8 kg
Longitud (culata cerrada / abierta) 451 / 584 mm
Longitud del cañón 159 mm
Índice del fuego 900 disparos por minuto
Capacidad del cargador 28 tiros
La pistola ametralladora Lusa fue desarrollado durante la década de 1980 por la empresa portuguesa la fabricación de armas INDEP, que en ese momento fabricaba bajo licencia los fusiles automáticos HK G3 de origen alemán. Para ahorrar en los costes de fabricación, los diseñadores portugueses utilizaron las mismas técnicas de fabricación (estampación de acero) y en algunas partes de los fusiles G3. En comparación con otra subametralladoras que también se basa en rifle G3, el famoso HK MP5, la Lusa es considerablemente más sencilla y más barato para la fabricación, en su mayoría, ya que utiliza la acción retroceso simple. Desde hace algún tiempo las pistolas ametralladoras Lusa A2 fueron fabricados en Portugal y utilizados por las fuerzas armadas y la policía portuguesa, pero en 2004 INDEP vendió toda la documentación de fabricación y se disolvió a un grupo de inversionistas estadounidenses, que establecieron una empresa estadounidense para producir versiones mejoradas de este subfusil , así como una versión del mismo diseño civil-legal semi-automática. La compañía, conocida como LUSA USA, ofreció las subametralladoras Lusa y fusiles de varios años, pero recientemente la producción en EE.UU. fue dejado en espera de la venta de la empresa.
La pistola ametralladora Lusa utiliza la acción retroceso simple, dispara a cerrojo cerrado en tiros aislados y totalmente automático. Se utiliza un martillo de tiro unidad de disparo a la seguridad de 3 posiciones / fuego selector de modo, de diseño similar a las de rifle G3. El receptor está sellado y formado a partir de chapa de acero soldada. La carcasa del cargador se amplía a continuación para formar un apretón de manos cuando no disparar. Las palancas de armado está hechas en la forma de deslizadores dual, localizados sobre el cañón. Para cargar el arma, el usuario debe agarrar los deslizadores con los dedos y tirar de ellos hacia atrás, y luego soltarlos. La pistola ametralladora Lusa está equipado con guardamanos cortos de polímero, y con culata retráctil metálico. Las miras se pueden ajustar sólo para poner a cero, la vista trasera es de tipo dioptrías.
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Guerra del Paraguay: Paso de Cuevas y Puente de la Batería (1865)
Acción
Naval de Paso de Cuevas y Combate del Puente de la Batería
El paso de Cuevas se encuentra cercano a Bellavista (Corrientes). El
paso citado se encontraba fuertemente artillado por fuerzas paraguayas, y fue
forzado por la escuadra brasileña y nuestro buque “Guardia Nacional” el 12 de
Agosto de 1865. A nuestro barco, que comandaba el Teniente Coronel Luis Py y en
el que enarbolaba su insignia de Comodoro el Coronel de Marina José Murature,
le cupo una valiente y gloriosa actuación, pasando a marcha lenta y por ser el
que mayor se acercó a la costa. Con el tiro de sus cañones silenció algunas
baterías enemigas. Sufrió 15 bajas en su tripulación, muriendo entre otros un
hijo del Comandante Py.
Tras la batalla del Riachuelo del 11 de junio de 1865 y reparar lentamente sus averías al sur de esa posición, la escuadra aliada bajo mando brasileño mantuvo al igual que durante toda la guerra una actitud en extremo cautelosa y en vez de avanzar por el río Paraguay cortando las comunicaciones del ejército expedicionario paraguayo a las órdenes del general Wenceslao Robles, al tomar conocimiento de que las fuerzas paraguayas al mando de José María Bruguez armaban nuevas baterías río abajo, prefirió replegarse.
En la mañana del 18 de junio la escuadra hasta ese momento compuesta sólo por buques brasileros y comandada por Francisco Manuel Barroso da Silva sufriento escasas pérdidas forzó la angostura a la altura de Mercedes en cuya barranca Bruguez había montado 36 cañones ocultos entre la espesura apoyados por 3000 infantes.
Mientras Barroso anclaba en el Chimbolar, Bruguez se movió con rapidez al sur de la posición brasilera montando sus cañones y sus 3000 hombres (parte del 2° regimiento de artillería y los batallones de infantería 20, 21 y 23) sobre las barrancas de Cuevas, cercano a Bellavista (Corrientes), punto donde el canal del río se aproxima a la costa correntina. En una línea de media legua, ocultó sus piezas escalonadas a diferentes alturas dejando una batería de sólo cuatro cañones sobre la misma playa para atraer a sus adversarios y batir con tiro rasante a la altura de la línea de flotacion de los buques. Bruguez contaba en total con 22 cañones de 4 a 18 libras agrupados en cuatro baterías y entre 8 y 10 coheteras a la Congrève.
Barroso tuvo noticias de que Bruguez había superado su posición por lo que resolvió correrse nuevamente al sur con su división, a la que se había incorporado el vapor de 11 cañones Guardia Nacional al mando directo de Luis Py y llevando la insignia del coronel José Murature.
A las 10 de la mañana del 12 de agosto, navegando a toda máquina, los 13 buques de la división aliada portando 60 cañones, con la cañonera Ivahy a vanguardia alcanzó la posición de Bruguez, quien ordenó hacer fuego ordenado sólo con la batería de la playa. Cuando toda la flota aliada entró en los sectores de fuego de sus baterías, estas iniciaron fuego a discreción infligiendo a los buques daños considerables.
Seguía al Ivahy, la Iguatemy, la corbeta Beberibe y la fragata Amazonas (Teotonio de Brito), insignia de Barroso. Cada barco demoró en pasar a toda máquina alrededor de media hora recibiendo un promedio de 20 impactos cada uno de ellos, excepto el Amazonas que recibiò 40 impactos teniendo sòlo un contuso y averìas menores en su palo mayor y trinquete. La situación del Guardia Nacional fue sin embargo diferente. El único buque argentino iba en la quinta posición de la línea aliada, inmediatamente después del Amazonas. Murature, para demostrar el valor de sus hombres, ordenó poner las máquinas a un cuarto de poder demorando el paso y durante tres cuartos de hora se cañoneó con las baterías paraguayas. En la proa a cargo de una coliza de bronce de a 16 se encontraba el subteniente Eliseo Correa. En el alcázar el teniente Jorge Hobson Lowry dirigía una pieza de hierro de a 32 y dos de a 18 y en la popa el teniente Erasmo Obligado dirigía dos cañones de hierro de a 18. La andanadda total del Guardia Nacional sumaba sólo 120 libras. El comandante de las baterías de estribor Clodomiro Urtubey pero sus baterías no tomarían parte de la acción. Tras efectuar 38 disparos y conseguir silenciar momentáneamente la batería de la playa, prosiguió su camino.
Rincón de Soto (desaparecido actualmente)
Rincón de Soto (desaparecido actualmente)
Valor o bravata, el Guardia Nacional recibió el más sostenido y violento fuego de cañón, cohetería y fusil, saliendo con varios impactos en la línea de flotación, 5 muertos, incluyendo a los guardiamarinas Enrique Py, hijo del comandante del buque, y José Ferré, ayudante de Murature e hijo del gobernador de Corrientes Pedro Ferré, y 9 heridos entre ellos Clodomiro Urtubey.
Tras el Guardia Nacional encararon el paso a toda máquina la Araguary, la corbeta Parnahiba, el transporte Apa con dos naves menores a su costado, las cañoneras Magé, Itapahy, Mearim, la corbeta Belmonte y cerrando la marcha la cañonera Ipiranga. Las bajas totales de las fuerzas aliadas sumaron 59 hombres, 21 muertos y 38 heridos, pese a que durante el paso sólo los artilleros permanecieron en cubierta.
Pese a las pérdidas el paso fue forzado con éxito. La división de Barroso ancló en el Rincón de Soto, cerca de Goya. Allí, el parte de Barroso hizo específica mención a la actuación del Guardia Nacional:
Este vapor pasó con toda bizarría, sin dejar de hacer fuego con toda su artillería, contestando así al que recibía, con lo cual me dejó muy satisfecho. Nuestros buques pasaron todos contestando el fuego hecho desde las baterías, cumpliendo en tal forma con su deber.
Francisco Manuel Barroso, Comando de la 1° División de la Escuadra del Brasil en el Río de la Plata. A bordo del vapor Amazonas, Rincón del Soto, 13 de agosto de 1865
En Rincón del Soto la escuadra imperial permaneció estacionada esperando el avance del ejército. La justificación era, nuevamente, no arriesgarse a ser cortada de sus bases. Esa larga inactividad, que contribuyó en gran medida a prolongar la sangrienta guerra, fue criticada incluso por los mismos brasileros, y en parte obedecía a una concepción de la armada no como una fuerza ofensiva sino como simple auxiliar de las operaciones terrestres. Probablemente, la experiencia de la campaña en el río Uruguay durante la guerra del Brasil con la Argentina que culminó en la desastrosa Batalla de Juncal también pesara en la obsesión de los mandos brasileros ante "El peligro de convertirse de bloqueadora en bloqueada".
El
25 de Mayo de 1865 tomó el Puente de la Batería el General Wenceslao Paunero.
El Puente de la Batería estaba ubicado unas mil yardas al Este de la Ciudad de
Corrientes, y era de piedra.
Wikipedia
Wikipedia
domingo, 11 de agosto de 2013
Video: Historia de la Aviación Soviética (Primera Parte)
Historia de la aviación Soviética. Estrella Roja. (Primera Parte)
La Campaña de Afganistán consumió muchas tropas soviéticas armadas y helicópteros. Por ello se la llamó la Vietnam soviética. De vuelta a casa, grandes ejercicios y esfuerzos son dedicados para se aplicados contra los afganos.
Así nace una de las fuerzas aéreas mas grandes y poderosas del mundo, la temida Estrella Roja Soviética.
Los mejores cazas, caza bombarderos, helicópteros de ataque y transporte, todo para un fin... ser la flor y nata de la aviación militar mundial.
La Campaña de Afganistán consumió muchas tropas soviéticas armadas y helicópteros. Por ello se la llamó la Vietnam soviética. De vuelta a casa, grandes ejercicios y esfuerzos son dedicados para se aplicados contra los afganos.
Así nace una de las fuerzas aéreas mas grandes y poderosas del mundo, la temida Estrella Roja Soviética.
Los mejores cazas, caza bombarderos, helicópteros de ataque y transporte, todo para un fin... ser la flor y nata de la aviación militar mundial.
Operaciones especiales: Carte Blanche para el JSOC
Las operaciones especiales estadounidenses se han vuelto mucho más aterradores desde el 9/11
MICHAEL KELLEY
Más del 80% de las operaciones del JSOC son clasificadas
Luego del 11 de Septiembre de 2001, la presidencia de Bush inició una guerra global sobre el terrorismo tanto abiertamente como desde "la clandestinidad."
La escala completa de la guerra clandestina justo acaba de salir a la luz según se detalla en el libro "Dirty Wars: The World Is A Battlefield" escrito por el periodista de investigación del New York Times y autor altamente vendido Jeremy Scahill.
Dirigidos por el vicepresidente Dick Cheney y el Secretario de la Defensa Donald Rumsfeld, la Casa Blanca convirtió su Joint Special Operations Command (JSOC) en una maquinaria de secuestros y asesinatos a escala global.
El JSOC, el cual incluye tropas de una variedad de las mejores unidades de las Fuerzas Armadas estadounidenses, creció desde menos de 2,000 tropas antes del 9/11 a tantos como 25,000 hoy.
Mientras que la mayoría de sus misiones permanecen clasificadas, los operadores del JSOC se han utilizado mucho más agresivamente en la última década que antes.
"Sus días de gloria reales ... realmente sólo comenzaron después del 9/11," le dijo a Scahill el Coronel Walter Patrick Lang, que pasó gran parte de su carrera en las operaciones encubiertas, "Ellos no hacían muchas operaciones de combate antes de eso."
De "Dirty Wars":
via AmericanSpecialOps.com/photos/
A finales de 2002 los operadores del JSOC fueron discretamente desplegados en Qatar y Kenya para potenciales misiones en Yemen y Somalía. Desarrollaron unidad interna de inteligencia de señales, conocida como la Actividad, y Rumsfeld creó una operación de recolección humana de inteligencia del JSOC, llamada la Strategic Support Branch (Rama de Apoyo Estratégico), que replicaba las capacidades de la CIA.
La JSOC incluso publicó un programa de interrogatorios, en paralelo a los sitios negros de la CIA, que proporcionaría a la administración con mayor flexibilidad y menos de supervisión (Ver Camp Nama).
Rumsfeld trabajó para asegurarse de que la unidad fuese "desenfrenada e irresponsable frenete a nadie, excepto él, Cheney y el presidente", mientras que Cheney comenzó a ir a la sede del JSOC en Fort Bragg en Carolina del Norte para dar órdenes de acción directa.
"Creció y se salió de control gracias al vicepresidente. Se volvió salvaje," Vincent Cannistraro, un oficial de carrera de contraterrorismo de la CIA le comentó a Scahill. "Hubo un par de lugares en los que, debido a que no fueron coordinados, no se les informó, y mataron a personas que no eran verdaderos objetivos. Se equivocaron. Sucedió con frecuencia. "
En Septiembre de 2003 el JSOC, liderado por el Gen. Stanley McChrystal, estaba operando libremente en Irak, incluyendo el entrenamiento de las unidades de operaciones especiales iraquíes que se convirtieron en incontables escuadrones de la muerte.
También estaban haciendo su presencia evidente en Afganistán.
El Tte. Cnel. Anthony Shaffer (Ret.), un oficial de carrera en inteligencia militar que escribió el libro "Operation Dark Heart," escribió que la fuerza del JSOC en Afganistán "tenía la mejor tecnología, las mejores armas, la mejor gente — y llenos de dinero para gastar."
De "Dirty Wars":
Special Operations Command
En 2005 y 2006 el JSOC tenía sus manos ocupadas con la insurgencia iraquí. Reclutó 12 "operativos de acción táctica" de la compañía militar privada Blackwater de un raid secreto (nombre en código Operation Fury) cuyo blanco era las instalaciones de Al Qaeda dentro de Pakistán.
Scahill señala que para 2007 el presupuesto para las operaciones especiales de Estados Unidos había crecido a más de $ 8 mil millones al año, un 60 por ciento desde 2003.
En enero de 2007, escribe Scahill, el JSOC comenzó "una campaña concentrada de asesinatos selectivos y operaciones de golpes de mano" en Somalia, mientras que una fuerza etíope apoyado por la CIA inició una invasión fallida del país.
En Junio del 2008 vicealmirante William McRaven se hizo cargo del JSOC, y al próximo mes, el presidente Bush aprobó una orden secreta autorizando Fuerzas de Operaciones Especiales (en oposición a sus contratistas de Blackwater) para llevar a cabo ataques en Pakistán sin el permiso del país.
Las Fuerzas de Operaciones Especiales ahora se estaban utilizando para "entrar y capturar o matar a las personas que supuestamente estaban vinculados a organizaciones extremistas de todo el mundo, en algunos casos, los países aliados," dijo una fuente llamada "Hunter", un operador que trabajó con el JSOC en campos de batalla reconocidos y no reconocidos, dijo Scahill.
De "Dirty Wars":
Business Insider
MICHAEL KELLEY
Más del 80% de las operaciones del JSOC son clasificadas
Luego del 11 de Septiembre de 2001, la presidencia de Bush inició una guerra global sobre el terrorismo tanto abiertamente como desde "la clandestinidad."
La escala completa de la guerra clandestina justo acaba de salir a la luz según se detalla en el libro "Dirty Wars: The World Is A Battlefield" escrito por el periodista de investigación del New York Times y autor altamente vendido Jeremy Scahill.
Dirigidos por el vicepresidente Dick Cheney y el Secretario de la Defensa Donald Rumsfeld, la Casa Blanca convirtió su Joint Special Operations Command (JSOC) en una maquinaria de secuestros y asesinatos a escala global.
El JSOC, el cual incluye tropas de una variedad de las mejores unidades de las Fuerzas Armadas estadounidenses, creció desde menos de 2,000 tropas antes del 9/11 a tantos como 25,000 hoy.
Mientras que la mayoría de sus misiones permanecen clasificadas, los operadores del JSOC se han utilizado mucho más agresivamente en la última década que antes.
"Sus días de gloria reales ... realmente sólo comenzaron después del 9/11," le dijo a Scahill el Coronel Walter Patrick Lang, que pasó gran parte de su carrera en las operaciones encubiertas, "Ellos no hacían muchas operaciones de combate antes de eso."
Conocido dentro de la comunidad de operaciones encubiertas como ninjas o "comedores de serpientes," el JSOC entrena operadores para rastrear un objetivo, fijar su posición, y luego acabar con él sin ser detectados.
"Ellos son el as en la manga*", el general Hugh Shelton, jefe del Estado Mayor Conjunto durante la presidencia de Clinton, le dijo a Scahill. "Si usted necesita a alguien que puede descender desde el cielo a cincuenta kilómetros [de un objetivo], bajar por la chimenea de un castillo, y hacerlo estallar desde el interior - esos son los chicos los que desea llamar."
El comando fue "creado en secreto para realizar operaciones que se mantenían ocultos a prácticamente todas las demás entidades de militares y gobiernos", escribe Scahill, y la Casa Blanca se aprovechó de eso.
De "Dirty Wars":
Fue el comienzo de lo que sería un proyecto de varios años por Rumsfeld y Cheney para separar esta unidad pequeña, de elite, de precisión quirúrgica de la cadena más amplia de mando y transformarla en una máquina de matar global.
Lo que ellos desarrollaron parecía una enorme CIA paramilitar (que sólo tenía unos 700 agentes letales en 9/11), de acuerdo con informes de Scahill.
via AmericanSpecialOps.com/photos/
A finales de 2002 los operadores del JSOC fueron discretamente desplegados en Qatar y Kenya para potenciales misiones en Yemen y Somalía. Desarrollaron unidad interna de inteligencia de señales, conocida como la Actividad, y Rumsfeld creó una operación de recolección humana de inteligencia del JSOC, llamada la Strategic Support Branch (Rama de Apoyo Estratégico), que replicaba las capacidades de la CIA.
La incorporación de los aspectos de inteligencia "significaba efectivamente que el JSOC era libre de actuar como una agencia de inteligencia y una fuerza de asesinato /captura, todo en uno", escribe Scahill.
Rumsfeld trabajó para asegurarse de que la unidad fuese "desenfrenada e irresponsable frenete a nadie, excepto él, Cheney y el presidente", mientras que Cheney comenzó a ir a la sede del JSOC en Fort Bragg en Carolina del Norte para dar órdenes de acción directa.
"Creció y se salió de control gracias al vicepresidente. Se volvió salvaje," Vincent Cannistraro, un oficial de carrera de contraterrorismo de la CIA le comentó a Scahill. "Hubo un par de lugares en los que, debido a que no fueron coordinados, no se les informó, y mataron a personas que no eran verdaderos objetivos. Se equivocaron. Sucedió con frecuencia. "
En Septiembre de 2003 el JSOC, liderado por el Gen. Stanley McChrystal, estaba operando libremente en Irak, incluyendo el entrenamiento de las unidades de operaciones especiales iraquíes que se convirtieron en incontables escuadrones de la muerte.
También estaban haciendo su presencia evidente en Afganistán.
El Tte. Cnel. Anthony Shaffer (Ret.), un oficial de carrera en inteligencia militar que escribió el libro "Operation Dark Heart," escribió que la fuerza del JSOC en Afganistán "tenía la mejor tecnología, las mejores armas, la mejor gente — y llenos de dinero para gastar."
De "Dirty Wars":
A diferencia de los Boinas Verdes, el JSOC no estaba en el país para ganar las mentes y corazones. Una vez que el JSOC se hizo cargo, las misiones ya no se parecían a la antropología. Iban a ser una máquina de persecución, a veces, de asesinato.
Special Operations Command
A principios de 2004 Rumsfeld firmó la Orden de Ejecución de la Red Secreta de Al Qaeda, que "le daba la capacidad al JSOC para llevar a cabo operaciones y ataque de objetivos fuera de los campos de batalla declarada de Irak y Afganistán."
A mediados de 2004 las operaciones del JSOC en Irak se habían acelerado de forma espectacular hasta el punto en que fueron efectivamente "ejecutanto la guerra secreta subterráneo dentro de la guerra más grande y controlando la inteligencia", escribe Scahill.
En 2005 y 2006 el JSOC tenía sus manos ocupadas con la insurgencia iraquí. Reclutó 12 "operativos de acción táctica" de la compañía militar privada Blackwater de un raid secreto (nombre en código Operation Fury) cuyo blanco era las instalaciones de Al Qaeda dentro de Pakistán.
Scahill señala que para 2007 el presupuesto para las operaciones especiales de Estados Unidos había crecido a más de $ 8 mil millones al año, un 60 por ciento desde 2003.
En enero de 2007, escribe Scahill, el JSOC comenzó "una campaña concentrada de asesinatos selectivos y operaciones de golpes de mano" en Somalia, mientras que una fuerza etíope apoyado por la CIA inició una invasión fallida del país.
En Junio del 2008 vicealmirante William McRaven se hizo cargo del JSOC, y al próximo mes, el presidente Bush aprobó una orden secreta autorizando Fuerzas de Operaciones Especiales (en oposición a sus contratistas de Blackwater) para llevar a cabo ataques en Pakistán sin el permiso del país.
Las Fuerzas de Operaciones Especiales ahora se estaban utilizando para "entrar y capturar o matar a las personas que supuestamente estaban vinculados a organizaciones extremistas de todo el mundo, en algunos casos, los países aliados," dijo una fuente llamada "Hunter", un operador que trabajó con el JSOC en campos de batalla reconocidos y no reconocidos, dijo Scahill.
De "Dirty Wars":
El modo de pensar, [Hunter] dijo, fue: "El mundo es un campo de batalla y estamos en guerra. Por lo tanto los militares pueden ir donde quieran y hacer lo que sea que ellos quieren hacer, con el fin de alcanzar los objetivos de seguridad nacional de lo que la administración pasa a estar en el poder ".
Poco después de que Barack Obama asumió el cargo en enero de 2009, Scahill escribe, le dio "carta blanca para JSOC y la CIA para emprender una cacería global. La captura fue la segunda opción."
Lo que Cheney y Rumsfeld construyeron, Obama codificó y amplió. Más sobre esto más por venir.
Business Insider
Irán: Mayor precisión para una amenaza todavía no real
¿Hay otro, o está allí?
Irán anunció recientemente que había mejorado el sistema de guía de su misil anti-buque Khalij Fars, lo que permite que el misil golpear dentro del rango de 10-15 metros de su objetivo previsto, en lugar de 30 metros. El Khalij Fars utiliza guía inercial o GPS para llegar a las inmediaciones del blanco luego cambia a un sistema óptico que busca formas que indican los buques de guerra que está diseñados para atacar y se dirige al más grande. Irán dice que ha probado Fars Khalij dos veces y que cada prueba fue un éxito. Exactamente el éxito no está claro. Dos ensayos fueron controlados por las fuerzas occidentales, pero no es cierto que este sistema de orientación compleja efectivamente haya trabajado. Los iraníes tienen una tendencia a anunciar impresionantes nuevas armas que luego en realidad nunca son vistas en servicio. Esto se hace para mejorar la moral iraní no informando con precisión lo que han creado en realidad.
Fue hace dos años que Irán anunció que había desarrollado un misil balístico antibuque con un alcance de 300 kilómetros. Este fue el Khalij Fars y se dice que se han desarrollado a partir del anterior misil balístico Fateh 110. Pero aquí es donde el anuncio se extraña.
El Fateh 110 es una copia de los misiles balísticos DF-11A chinos, que tenía una autonomía de 400 kilómetros. El Fateh 110 es cohete de 8,86 metros, 3,5 toneladas con una ojiva de media tonelada. El rango es de aproximadamente 250 kilómetros. El Fateh 110 es un misil de combustible sólido desarrollado para reemplazar los misiles balísticos Scud alimentados de combustible líquido de Irán había estado utilizando desde 1980. El SCUD se desarrolló a partir de los cohetes alemanes V-2 de la Segunda Guerra Mundial y aún cuenta con una gran parte del arsenal de misiles de Irán.
Lo que todo esto significa es que Irán afirma haber desarrollado un misil balístico que puede golpear a los buques que se desplazan en el mar. Eso es una cosa muy difícil de hacer. China también ha afirmado haber desarrollado esta tecnología (el DF-21D). Los DF-21D chinos han sido aparentemente puestos a prueba con éxito (pero no convincentemente). Tanto los chinos y las armas iraníes están destinados principalmente a los portaaviones estadounidenses. La Marina de EE.UU. dice que tiene contramedidas y, extraoficialmente, duda de que cualquiera de los asesinos de portaaviones chinos o iraníes vayan a poder trabajar bajo condiciones de combate.
Strategy Page
sábado, 10 de agosto de 2013
Arqueología militar: Restos del Frente Oriental
Arqueología Militar: Desenterrando el pasado en el Frente Oriental
Episodio V: Caza de reliquias en el Frente Oriental. En este episodio les muestro los resultados de nuestro quinto viaje al Frente Oriental. Se encontraron dos armas increíbles, el Sturmgewehr 44, o StG44 alemán y el PPSh41 ruso. Otros hallazgos en este viaje son un mosquetón Mauser 98k, 3 cascos alemanes, comedores, grandes cubiertas calibre, pistas del tanque, revistas, beltbuckle de la Wehrmacht, piezas de MG 34 y MG 42 y muchas otras reliquias bonitas de la Segunda Guerra Mundial. Disfruta del video!
Detectores de metal utilizados: GMAXX 2 y White's Matrix M6
Episodio V: Caza de reliquias en el Frente Oriental. En este episodio les muestro los resultados de nuestro quinto viaje al Frente Oriental. Se encontraron dos armas increíbles, el Sturmgewehr 44, o StG44 alemán y el PPSh41 ruso. Otros hallazgos en este viaje son un mosquetón Mauser 98k, 3 cascos alemanes, comedores, grandes cubiertas calibre, pistas del tanque, revistas, beltbuckle de la Wehrmacht, piezas de MG 34 y MG 42 y muchas otras reliquias bonitas de la Segunda Guerra Mundial. Disfruta del video!
Detectores de metal utilizados: GMAXX 2 y White's Matrix M6
MBT: FV 4030 Challenger 1 (UK)
MBT Challenger 1
El FV4030/4 Challenger 1, fue el carro de combate principal del Ejército Británico desde 1983 hasta mediados de los años 1990, cuando fue reemplazado por el Challenger 2. Actualmente es utilizado por las Fuerzas Armadas Reales Jordanas tras importantes modificaciones, en donde es conocido como Al-Hussein. Las variantes jordanas fueron actualizadas al estándar del Challenger 2 y ahora están incorporando una torreta no tripulada denominada Falcon Turret.
Challenger 1 en una exhibición del Museo de Tanques de Bovington, Inglaterra.
Desarrollo
El Challenger fue construido por la Royal Ordnance Factories (ROF). En 1986 la ROF (y la línea de producción del tanque) fue adquirida por Vickers Defence Systems, luego Alvis Vickers. El diseño de la Military Vehicles and Engineering Establishment (MVEE) cercana a Chobham en Surrey estuvo originado en un encargo iraní por una versión mejorada del confiable Chieftain. El resultado fue el Chieftain Mk5(P)- FV4030/1, el FV4030/2 Shir (León)1 y el 4030/3 Shir 2. Con la caída del Sha en Irán y el colapso del proyecto británico MBT80, el ejército inglés se volvió el cliente y el tanque fue modificado para cumplir los estándares de Europa Occidental. Por un breve tiempo el tanque fue nombrado Cheviot antes de tomar el nombre Challenger, nombre ya usado por un tanque Cruiser de la Segunda Guerra Mundial.
El aspecto más revolucionario del diseño del Challenger 1 fue el blindaje Chobham, que da una protección muy superior al blindaje de acero convencional. Este blindaje ha sido adoptado por otros, el más notable es el M1 Abrams norteamericano.
Usuarios
Reino Unido: Ejército Británico, remplazado por el Challenger 2.
14th/20th Kings Own Hussars
13th/8th Hussars
2nd Royal Tank Regiment
Jordania: Real Fuerza Terrestre Jordana, 392 Challenger 1, modificados localmente al estándar conocido como al-Hussein.
Servicio operacional
180 tanques Challenger fueron enviados a Arabia Saudita durante la operación Granby, la operación británica durante la Segunda Guerra del Golfo. Los Challenger se anotaron 300 blancos destruidos sin perder ningún vehículo. También tiene la distinción del blanco acertado a mayor distancia en la historia militar del combate entre tanques, destruyendo un tanque iraquí a unos 5.1 km de distancia.
También fue parte de la operación Joint Guardian. La operación de intervención en Kosovo liderada por la OTAN.
Challenger 1 cerca de Kuwait City.
Challenger 1 del 1st The Queen's Dragoon Guards con insignias del IFOR. Challenger 1 durante la Guerra del Golfo
Wikipedia
El FV4030/4 Challenger 1, fue el carro de combate principal del Ejército Británico desde 1983 hasta mediados de los años 1990, cuando fue reemplazado por el Challenger 2. Actualmente es utilizado por las Fuerzas Armadas Reales Jordanas tras importantes modificaciones, en donde es conocido como Al-Hussein. Las variantes jordanas fueron actualizadas al estándar del Challenger 2 y ahora están incorporando una torreta no tripulada denominada Falcon Turret.
Challenger 1 en una exhibición del Museo de Tanques de Bovington, Inglaterra.
FV 4030 Challenger | |
---|---|
Tipo | Carro de combate principal |
País de origen | Reino Unido |
Historia de servicio | |
En servicio | 1983 - presente |
Operadores | Ejército Británico Real Fuerza Terrestre Jordana |
Guerras | Segunda Guerra del Golfo, Guerra de Bosnia |
Historia de producción | |
Fabricante | Royal Ordnance Factories |
Cantidad producida | 420 |
Especificaciones | |
Peso | 62 t |
Longitud | 11,5 m (incluyendo el cañón) |
Anchura | 3,51 m |
Altura | 2,95 m |
Tripulación | 4 (comandante, artillero, cargador, conductor) |
Blindaje | Chobham, clasificado |
Arma primaria | Cañón rayado L11A5 de 120 mm (64 proyectiles) |
Arma secundaria | 2 ametralladoras de 7,62 mm, L8A2 y L37A2 (4.000 proyectiles) |
Motor |
Rolls-Royce CV12, motor diésel
1,200 hp (895 kW)26 litros, 895 kW (1.200 HP) |
Velocidad máxima | 56 km/h |
Autonomía | 450 km por carretera |
Rodaje | Orugas con 6 ruedas de apoyo |
Suspensión | hidroneumática |
Desarrollo
El Challenger fue construido por la Royal Ordnance Factories (ROF). En 1986 la ROF (y la línea de producción del tanque) fue adquirida por Vickers Defence Systems, luego Alvis Vickers. El diseño de la Military Vehicles and Engineering Establishment (MVEE) cercana a Chobham en Surrey estuvo originado en un encargo iraní por una versión mejorada del confiable Chieftain. El resultado fue el Chieftain Mk5(P)- FV4030/1, el FV4030/2 Shir (León)1 y el 4030/3 Shir 2. Con la caída del Sha en Irán y el colapso del proyecto británico MBT80, el ejército inglés se volvió el cliente y el tanque fue modificado para cumplir los estándares de Europa Occidental. Por un breve tiempo el tanque fue nombrado Cheviot antes de tomar el nombre Challenger, nombre ya usado por un tanque Cruiser de la Segunda Guerra Mundial.
El aspecto más revolucionario del diseño del Challenger 1 fue el blindaje Chobham, que da una protección muy superior al blindaje de acero convencional. Este blindaje ha sido adoptado por otros, el más notable es el M1 Abrams norteamericano.
Usuarios
Reino Unido: Ejército Británico, remplazado por el Challenger 2.
14th/20th Kings Own Hussars
13th/8th Hussars
2nd Royal Tank Regiment
Jordania: Real Fuerza Terrestre Jordana, 392 Challenger 1, modificados localmente al estándar conocido como al-Hussein.
Servicio operacional
180 tanques Challenger fueron enviados a Arabia Saudita durante la operación Granby, la operación británica durante la Segunda Guerra del Golfo. Los Challenger se anotaron 300 blancos destruidos sin perder ningún vehículo. También tiene la distinción del blanco acertado a mayor distancia en la historia militar del combate entre tanques, destruyendo un tanque iraquí a unos 5.1 km de distancia.
También fue parte de la operación Joint Guardian. La operación de intervención en Kosovo liderada por la OTAN.
Challenger 1 cerca de Kuwait City.
Challenger 1 del 1st The Queen's Dragoon Guards con insignias del IFOR. Challenger 1 durante la Guerra del Golfo
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