jueves, 17 de agosto de 2017

MBTs: Leopard 2 (parte 3)


 

Viene de Parte 2

 
Leopard 2A6, del Bundeswehr Alemán, en maniobras.
Foto: Rheinmetall Landsysteme GmbH
 


El Leopard 2A6 incluye un arma más larga L55, un motor auxiliar, protección contra minas mejorada y un sistema de aire acondicionado. El ejército alemán está aumentando a 225 tanques 2A5 a la configuración 2A6, el primer de los cuales fue entregado en marzo de 2001. El ejército real de Países Bajos ha pedido la mejora de 180 de sus tanques 2A5 a la configuración 2A6, el primero de los cuales incorporó servicio en febrero de 2003. 

En marzo de 2003, el ejército helénico de Grecia pidió 170 HEL del Leopard 2 (una versión del 2A6EX) para la entrega entre 2006 y 2009. 

 
El Leopard 2A6E, del ejército español, demostrando la armadura adicional en el casco delantero.
Cortesía del Circulo Trubia - España.
 




España ha pedido 219 Leopard 2E (una versión del Leopard 2A6 con mayor protección en la armadura) y 16 vehículos de la recuperación Leopardo 2ER, y cuatro vehículos del entrenamiento de conductores del Leopard 2. Los primeros 30 estan siendo construidos por Krauss-Maffei Wegmann GmbH, y hay voluntad para que el resto cerca sea construido en España por General Dynamics, Santa Barbara Sistemas (GDSBS). Las entregas de la primera hornada comenzaron en 2004 y deben terminar en 2008. 

 
Leopard 2A6E, demostrando los 130 centímetros completos de aumento en la longitud del barril dFel arma del nuevo L55 de 120mm.
(foto: Circulo Trubia.)
 

La versión española tiene algunos cambios comparados al modelo básico A6 del lado de más armadura, incluyendo un Sistema Indra/KAE LINCE C2, Indra TI de 2da generación para el artillero y TC, un nuevo visor de gran alcance alcance de 3ra. generación de Indra para el conductor y un PR4GE español con el módem de los datos para la transmisión de datos segura sin hilos. 



Leopard 2 A7
La versión 2A7 se ofrece como un kit que aumenta el blindaje de la torre, sistema de comunicaciones  digitalizado mejorado para el trabajo en redes, agrega un sistema de consciencia situacional de 360º, nuevo periscopio para el comandante, nuevo sistema de control de tiro, añade un nuevo freno para el comandante que le permite frenar el tanque en situaciones críticas, estación de control remoto para el arma secundaria. El peso es del orden de las 70 toneladas.


 

Anecdotario histórico argentino: La astucia de San Martín

Astucia de San Martín 



Cuando el ejército libertador desembarcó en Huaura (Perú), el virrey de Lima estaba ansioso por saber los efectivos con que contaba.
Cierto día, mandó de parlamentario al general Bacaro quien se presentó a las avanzadas argentinas preguntando por el general.
Avisado éste, lo hizo demorar con cualquier pretexto y al fin fué traído a la casa del gobernador de la plaza que era el bizarro coronel Manuel Rojas.
Durante esa demora se hizo salir a todo el ejército a un llano que había entre ese edificio y el ocupado por el cuartel general.
En ese terreno, que tenía cerca de una legua, formaron los cuerpos en compañías y escuadrones que maniobraban, haciendo unos, ejercicios de armas, otros, de tiradores y guerrillas, pero todos muy desparramados, abarcando un campo inmenso en forma tal que, aun los que conocían la verdad, se figuraban que había una fuerza mayor.


Preparado esto, el general San Martín, con un gran Estado Mayor y todos sus generales —menos Arenales que se encontraba con una división en la Sierra lo que, desde luego, contribuyó más al engaño— entró en la gobernación donde se encontraba el general realista a quien conocía de mucho tiempo atrás:


—Oh, mi amigo Bacaro —le dijo— cuánto gusto tengo en volver a ver a Ud.! siento no haber sabido antes su venida, pero yo había salido desde temprano a dar una vuelta y no he vuelto aun al cuartel general; aun aquí he venido por casualidad.


Después de las presentaciones y saludos de práctica con el resto de su oficialidad, el Gran Capitán le invitó a visitar el cuartel general, a lo que accedió gustoso el español, pues eso facilitaba su misión de espionaje.
Para ir allá, tenían que pasar por el terreno que en ese momento servía de campo de instrucción y al coronar una loma se encontró de golpe Bacaro con aquel estupendo despliegue de fuerzas.
San Martín simuló sorpresa y disgusto al ver cómo se “descubría” su fuerza y deteniendo la marcha, dijo al realista:
—Volvamos a desandar —y despachó varios ayudantes en todas direcciones a ordenar el regreso de la tropa a sus acantonamientos.
Cuando le informaron que se había cumplido su orden volvió a continuar la marcha y al volver a pasar la loma el campo estaba totalmente desierto.
Al regresar Bacaro a Lima aseguró al Virrey que todos los datos recibidos hasta el momento eran incompletos y que, a su criterio, San Martín ocultaba todavía su juego.

ICBM: Corea del Norte ha "importado" tecnología de cohetes de Ucrania

El éxito de los misiles de Corea del Norte está vinculado a una planta ucraniana, dicen los investigadores

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Por WILLIAM J. BROAD y DAVID E. SANGER - The New York Times




Una foto lanzada por la agencia de noticias estatal de Corea del Norte en julio pretendía mostrar una prueba de un Hwasong-14, pensado para ser capaz de alcanzar el continente Estados Unidos. Crédito de la Agencia Central de Noticias de Corea, a través de Reuters

El éxito de Corea del Norte en probar un misil balístico intercontinental que parece capaz de llegar a los Estados Unidos fue posible gracias a las compras en el mercado negro de potentes motores de cohetes probablemente de una fábrica ucraniana con vínculos históricos con el programa de misiles de Rusia, Y evaluaciones clasificadas por agencias de inteligencia estadounidenses.

Los estudios pueden resolver el misterio de cómo Corea del Norte comenzó a triunfar tan repentinamente después de una cadena de fallos de misiles ardiendo, algunos de los cuales pueden haber sido causados ​​por el sabotaje estadounidense de sus cadenas de suministro y ciberataques en sus lanzamientos. Después de esos fracasos, el Norte cambió de diseño y proveedores en los últimos dos años, según un nuevo estudio de Michael Elleman, experto en misiles del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.

Tal grado de ayuda a Corea del Norte de lejos sería notable porque Presidente Trump ha señalado solamente China como la fuente principal del norte del apoyo económico y tecnológico. Nunca ha culpado a Ucrania o Rusia, aunque su secretario de Estado, Rex W. Tillerson, hizo una oblicua referencia a China y Rusia como los principales "facilitadores económicos" de la nación después del más reciente lanzamiento del ICBM del norte el mes pasado.

Los analistas que estudiaron fotografías del líder del Norte, Kim Jong-un, inspeccionando los nuevos motores de cohetes concluyeron que ellos derivan de los diseños que alguna vez impulsaron la flota de misiles de la Unión Soviética. Los motores eran tan poderosos que un solo misil podía lanzar 10 ojivas termonucleares entre continentes.

Esos motores estaban vinculados a sólo unos pocos antiguos sitios soviéticos. Investigadores y expertos del gobierno han centrado sus investigaciones en una fábrica de misiles en Dnipro, Ucrania, al borde del territorio donde Rusia está luchando en una guerra de bajo nivel para romper parte de Ucrania. Durante la Guerra Fría, la fábrica fabricó los misiles más mortíferos en el arsenal soviético, incluyendo el gigante SS-18. Siguió siendo uno de los principales productores rusos de misiles incluso después de que Ucrania ganara su independencia.

Esos motores estaban vinculados a sólo unos pocos antiguos sitios soviéticos. Investigadores y expertos del gobierno han centrado sus investigaciones en una fábrica de misiles en Dnipro, Ucrania, al borde del territorio donde Rusia está luchando en una guerra de bajo nivel para romper parte de Ucrania. Durante la Guerra Fría, la fábrica fabricó los misiles más mortíferos en el arsenal soviético, incluyendo el gigante SS-18. Siguió siendo uno de los principales productores rusos de misiles incluso después de que Ucrania ganara su independencia.

Pero desde que el presidente ruso de Ucrania, Viktor Yanukovich, fue retirado del poder en 2014, la fábrica estatal, conocida como Yuzhmash, ha caído en tiempos difíciles. Los rusos cancelaron las actualizaciones de su flota nuclear. La fábrica está infrautilizada, inundada de facturas impagas y baja moral. Los expertos creen que es la fuente más probable de los motores que en julio impulsaron las dos pruebas ICBM, que fueron las primeras en sugerir que Corea del Norte tiene la gama, si no necesariamente la precisión o la tecnología de ojiva, para amenazar a las ciudades estadounidenses.

"Es probable que estos motores vinieran de Ucrania - probablemente ilícitamente", dijo el Sr. Elleman en una entrevista. "La gran pregunta es cuántos tienen y si los ucranianos les están ayudando ahora. Estoy muy preocupado."

El refuerzo de su conclusión, agregó, fue un hallazgo por parte de investigadores de las Naciones Unidas de que Corea del Norte intentó hace seis años robar secretos de misiles del complejo ucraniano. Dos norcoreanos fueron capturados y un informe de la ONU dijo que la información que intentaron robar se centró en avanzados sistemas de misiles, motores de propulsantes líquidos, naves espaciales y sistemas de suministro de combustible de misiles.

Los investigadores ahora creen que, en medio del caos de la Ucrania posrevolucionario, Pyongyang lo intentó de nuevo.

El análisis detallado del señor Elleman es la confirmación pública de lo que los funcionarios de inteligencia han estado diciendo en privado durante algún tiempo: Los nuevos misiles se basan en una tecnología tan compleja que habría sido imposible para los norcoreanos cambiar tan rápidamente. Al parecer, dispararon el nuevo motor por primera vez en septiembre, lo que significa que sólo pasaron 10 meses desde ese hito básico hasta disparar un ICBM, en poco tiempo a menos que fueran capaces de comprar diseños, hardware y experiencia en el mercado negro .


Por el New York Times

La Casa Blanca no hizo comentarios cuando se le preguntó sobre las evaluaciones de inteligencia.

El mes pasado, Yuzhmash negó los informes de que el complejo fabril estaba luchando por sobrevivir y vender sus tecnologías en el extranjero, en particular a China. Su sitio web dice que la empresa no, no ha participado y no participará en "la transferencia de tecnologías potencialmente peligrosas fuera de Ucrania".

Los investigadores estadounidenses no creen en esa negativa, aunque dicen que no hay evidencia de que el gobierno del presidente Petro O. Poroshenko, que recientemente visitó la Casa Blanca, tuviera conocimiento o control sobre lo que estaba sucediendo dentro del complejo.

El lunes, después de que se publicara esta historia, Oleksandr Turchynov, un alto funcionario de seguridad nacional en el gobierno del Sr. Poroshenko, negó toda participación ucraniana.

"Esta información no está basada en ningún motivo, provocativa por su contenido, y muy probablemente provocada por los servicios secretos rusos para cubrir sus propios crímenes", dijo Turchynov. Dijo que el gobierno de Ucrania considera a Corea del Norte como "totalitaria, peligrosa e impredecible, y apoya todas las sanciones contra este país".

Cómo los motores de diseño ruso, llamado RD-250, llegó a Corea del Norte sigue siendo un misterio.

El Sr. Elleman no pudo descartar la posibilidad de que una gran empresa rusa de misiles, Energomash, que tiene fuertes lazos con el complejo ucraniano, tuvo un papel en la transferencia de la tecnología del motor RD-250 a Corea del Norte. Dijo que los restos de motores RD-250 también podrían almacenarse en almacenes rusos.

Pero el hecho de que los potentes motores llegaron a Corea del Norte, a pesar de una serie de sanciones de las Naciones Unidas, sugiere un amplio fracaso de inteligencia que involucra a las muchas naciones que monitorean Pyongyang.

Desde que el presidente Barack Obama ordenó un incremento en el sabotaje contra los sistemas de misiles del Norte en 2014, los funcionarios estadounidenses han seguido de cerca su éxito. Ellos parecían haber ganado una gran victoria el pasado otoño, cuando el Sr. Kim ordenó el fin de las pruebas de vuelo del Musudan, un misil de alcance intermedio que era un foco del esfuerzo de sabotaje estadounidense.

Pero tan pronto como el Sr. Kim ordenó un descenso de ese sistema que el Norte desplegó motores de un diseño diferente. Y esas pruebas tuvieron más éxito.

Los funcionarios estadounidenses no dirán cuándo captaron el cambio de rumbo del Norte. Pero hay pruebas considerables de que llegaron tarde.



Los soldados norcoreanos se reunieron en la Plaza Kim Il-sung en Pyongyang en julio tras el lanzamiento del primer misil balístico intercontinental de su país. Crédito Jon Chol Jin / Associated Press

Leon Panetta, el ex C.I.A. Director, dijo el domingo en CBS "Face the Nation" que la unidad de Corea del Norte para conseguir ICBMs viables que podrían ser integrados con armas nucleares se movió más rápidamente de lo que la comunidad de inteligencia había esperado.

"La rápida naturaleza de cómo han podido llegar a esa capacidad es algo, francamente, que ha sorprendido a Estados Unidos y al mundo", dijo.

No está claro quién es responsable de vender los cohetes y el conocimiento de diseño, y los funcionarios de inteligencia tienen diferentes teorías sobre los detalles. Pero el señor Elleman hace un caso circunstancial fuerte que implicaría el deterioro del complejo industrial y sus subempleados ingenieros.

"Me siento por esos tipos", dijo el Sr. Elleman, quien visitó la fábrica repetidamente hace una década mientras trabajaba en proyectos federales para frenar las amenazas de armas. "No quieren hacer cosas malas."

Dnipro ha sido llamada la ciudad de más rápido crecimiento del mundo. La extensa fábrica, al sureste de Kiev y una vez dinamo de la Guerra Fría, está teniendo dificultades para encontrar clientes.

Los funcionarios de inteligencia estadounidenses señalan que Corea del Norte ha explotado el mercado negro de tecnología de misiles durante décadas y ha construido una infraestructura de universidades, centros de diseño y fábricas propias.

También ha reclutado ayuda: En 1992, los funcionarios de un aeropuerto de Moscú detuvieron a un equipo de expertos en misiles de viajar a Pyongyang.

Eso fue sólo un retroceso temporal para Corea del Norte. Obtuvo el diseño para el R-27, un misil compacto hecho para los submarinos soviéticos, creado por la oficina del diseño de Makeyev, un complejo industrial en los montes de Ural que emplearon a los expertos del rogue aprehendidos en el aeropuerto de Moscú.

Pero el R-27 era complicado, y el diseño era difícil para el Norte para copiar y volar con éxito.



Presidente Petro O. Poroshenko de Ucrania que visita la planta de Yuzhmash en Dnipro en 2014. Crédito Piscina foto por Mykhailo Markiv

Eventualmente, el Norte se volvió a una fuente alternativa de secretos de motor - la planta de Yuzhmash en Ucrania, así como su oficina de diseño, Yuzhnoye. Los motores del equipo eran potencialmente más fáciles de copiar porque no estaban diseñados para los submarinos estrechos sino para los misiles terrestres más espaciosos. Eso simplificó la ingeniería.

Desde el punto de vista económico, la planta y la oficina de diseño enfrentaron nuevos vientos a contracorriente tras la invasión de Rusia a principios de 2014 y la anexión de Crimea, una parte de Ucrania. Las relaciones entre las dos naciones se tornaron heladas, y Moscú retiró los planes para que Yuzhmash hiciera nuevas versiones del misil SS-18.

En julio de 2014, un informe de la Carnegie Endowment for International Peace advirtió que tal trastorno económico podría poner a los misioneros y expertos atómicos de Ucrania "sin trabajo y podría exponer su crucial know-how a los regímenes de pícaros y proliferadores".

Las primeras pistas de que un motor ucraniano había caído en manos de Corea del Norte llegaron en septiembre cuando Kim supervisó una prueba de tierra de un nuevo motor de cohete que los analistas llamaron el más grande y más poderoso hasta la fecha.

Norbert Brügge, un analista alemán, informó que las fotos del encendido del motor revelaron fuertes similitudes entre él y el RD-250, un modelo Yuzhmash.

Detectando las similitudes

Cómo un científico alemán encontró evidencia de que el motor de un misil norcoreano fue hecho probablemente en una fábrica ucraniana.


1                                        2                                        3                                      4 
1. Corea del Norte lanza un video de propaganda de una inspección de misiles con Kim Jong-un. El video da una idea de los motores del arma.
2. Norbert Brügge mapea la base del misil para resaltar las formas y los tamaños del motor principal y sus cuatro motores de dirección.
3. El diagrama se utiliza como una superposición encima de la foto de misiles para determinar los tamaños de los componentes principales.
4. El tamaño inferido del motor principal coincide con el de un motor de cohete ucraniano sospechoso de ser vendido ilegalmente a Corea del Norte.
Fuente: Norbert Brügge
Por el New York Times

Las alarmas sonaron más fuertes después de un segundo disparo en tierra del nuevo motor del Norte, en marzo, y de su activación del vuelo en mayo de un nuevo misil de alcance intermedio, el Hwasong-12. Rompió el récord del Norte por distancia de misiles. Su alta trayectoria, si se niveló, se tradujo en alrededor de 2.800 millas, o lo suficientemente lejos para volar más allá de la base militar estadounidense en Guam.

El 1 de junio, el señor Elleman pegó una nota aprensiva. Argumentó que el potente motor provenía claramente de "un fabricante diferente al de todos los otros motores que hemos visto".

Sr. Elleman dijo que la diversificación del norte en una nueva línea de motores del misil era importante porque minó las suposiciones del oeste sobre las proezas del misil de la nación: "Podríamos estar para las sorpresas."

Eso es exactamente lo que sucedió. La primera de las dos pruebas del norte en julio de un nuevo misil, el Hwasong-14, fue una distancia suficiente para amenazar Alaska, sorprendiendo a la comunidad de inteligencia. El segundo fue lo suficientemente lejos para llegar a la costa oeste, y tal vez a Denver o Chicago.

La semana pasada, el Boletín de los científicos atómicos presentó un análisis detallado del nuevo motor, también concluyendo que se derivó de la RD-250. El hallazgo, dijeron los analistas, "plantea nuevas y potencialmente ominosas preguntas".

Los nuevos indicios sugieren no sólo nuevas amenazas de Corea del Norte, dicen los analistas, sino nuevos peligros de la proliferación global de misiles debido a que la fábrica ucraniana sigue asediada financieramente. Ahora hace trolebuses y tractores, mientras busca nuevos contratos de cohetes para ayudar a recuperar parte de su pasado gloria.

miércoles, 16 de agosto de 2017

SGM: El frente oriental y la Operación Barbarossa

LA INVASIÓN DE RUSIA 

por el General Heinz Guderian 

 

Autor del libro Achtung, Panzer! donde deja establecidos los principios de lo que fue la «blitzkrieg» (guerra relámpago), el General Heinz Guderian, a la cabeza de sus panzers, había sido el principal artífice de las victorias alemanas en Polonia y en Francia. Estas páginas fueron traducidas y extraídas de su libro de memorias, Erinnerungen Eines Soldaten, publicado en 1954, en donde evoca la fulgurante ofensiva de sus tanques al comienzo de la Operación Barbarroja. Pero demuestra también cuál fue su drama de conciencia cuando estimó que su deber era oponerse a las órdenes de Hitler y de los jefes nazis. 

El 14 de Junio, Hitler reunió a sus generales en Berlín a fin de exponerles sus motivos para atacar a Rusia. Dada la imposibilidad de derrotar a Inglaterra, dijo en sustancia, tenía que triunfar en el continente; ahora bien, las posiciones alemanas en Europa no serían inexpugnables hasta que Rusia fuese aplastada…Estas justificaciones de la guerra preventiva contra Rusia no eran convincentes. Mientras la lucha prosiguiese en el oeste, toda nueva empresa militar equivaldría a abrir la guerra en dos frentes. En 1914, esta misma situación había conducido a la derrota, y la Alemania de Adolf Hitler no parecía mejor armada que la del Kaiser. De ahí que la asamblea acogiese sin comentarios el discurso de Hitler, en medio de una atmósfera muy tensa. Ningún intercambio de opiniones se produjo y nos separamos en silencio. 


  


Antes de describir los acontecimientos, lancemos una breve ojeada sobre la situación de conjunto del ejército alemán al comienzo de esta decisiva campaña a Rusia. Según los informes de que disponía, las 205 divisiones alemanas se distribuían, el 22 de Junio de 1941, de la manera siguiente: en el oeste habían quedado 38 divisiones, 12 se hallaban en Noruega, una en Dinamarca, 7 en los Balcanes, 2 en Libia; así, pues, 145 divisiones se encontraban disponibles para la campaña del Este. Esta división de las fuerzas demostraba un lamentable desmenuzamiento de su poder. La cifra de 38 divisiones para el oeste, más 12 para Noruega, parecía exagerada. Además, la campaña de los Balcanes tuvo como consecuencia demorar el ataque a Rusia. 
Pero la subestimación del adversario ruso tuvo un efecto aún más grave. Los informes del ejército, sobre todo los del general Koestring, nuestro excelente agregado militar en Moscú, sobre la potencia militar del gigantesco imperio soviético, encontraron tan poco eco en Hitler, como los informes sobre la capacidad de producción industrial o la solidez de la cohesión interna del régimen. En cambio, Hitler había logrado transmitir su optimismo irracional a su camarilla militar, y el O.K.W. (Oberkommando der Wehrmacht) y el O.K.H (Oberkommando der Heeres), convencidos de que la campaña habría terminado antes del comienzo del invierno, no habían previsto el equipo apropiado, en el ejército de tierra, más que para un hombre de cada cinco. Hasta el 30 de Agosto de 1941, el O.K.H. no se ocupó seriamente de dotar con este equipo a las unidades más importantes. No puedo en modo alguno admitir una afirmación que se oye ahora de vez en cuando: «Hitler fue el único culpable de que faltase ropa de invierno a las fuerzas terrestres en 1941». La Luftwaffe y las Waffen S.S. se hallaban, en efecto, ampliamente provistas y habían recibido estos equipos a su debido tiempo. Pero el mando supremo soñaba con vencer militarmente a Rusia en una ocho o diez semanas y provocar después el derrumbamiento político. Tan firmemente confiaba en este proyecto quimérico que, ya en 1941, se operó la reconversión de la industria que trabajaba para el ejército de tierra hacia otros sectores de la economía. Inclusive se pensó en volver a traer a Alemania, al comienzo del invierno, de 60 a 80 divisiones del este, con el convencimiento de que el resto de las fuerzas bastaría para contener a Rusia durante la estación invernal; en cuanto a las tropas que quedasen en Rusia, al terminar las operaciones de otoño, se pretendía que invernasen en buenos acantonamientos, en una línea de apoyo. Todo parecía muy sencillo y regulado a las mil maravillas. Se rechazaron las objeciones con optimismo. La narración de los acontecimientos demuestra cuán alejados de la dura realidad estaban estos proyectos. 
Mencionaremos aún otro asunto que, más adelante, fue muy perjudicial para el prestigio alemán. Poco antes del comienzo de las hostilidades, una orden del O.K.W. sobre el trato que debía darse a las poblaciones civiles y a los prisioneros de guerra en Rusia, fue transmitida directamente a los cuerpos de ejército. Con arreglo a estas disposiciones, ya no era obligatorio aplicar el código de justicia militar para sancionar las crueldades cometidas contra la población civil y los prisioneros de guerra, sino que cada caso debería someterse a la apreciación de los superiores. Esta orden podía perjudicar gravemente la disciplina. Prohibí divulgarla entre mis divisiones y ordené su devolución a Berlín. Otra orden, igualmente injusta, disponía la ejecución inmediata de los comisarios políticos, es decir, de los miembros del partido comunista destacados cerca de los jefes militares capturados. Si bien, al parecer, fue recibida en el grupo de ejércitos del centro, jamás llegó a conocimiento de mis unidades. Retrospectivamente, no puede menos que lamentarse que estas órdenes no hubiesen sido anuladas por el O.K.W. o el O.K.H., evitando el desprestigio del buen nombre alemán y los amargos sufrimientos de soldados irreprochables. Poco importaba que los rusos se hubiesen o no adherido a los convenios de La Haya o que hubiesen reconocido o no la Convención de Ginebra; los soldados alemanes debían ajustar su actitud a estas prescripciones internacionales y a los imperativos de su fe cristiana. Aún sin estas órdenes excesivas, ya la guerra pesaba abrumadoramente sobre la población civil rusa, la cual tenía tan poca responsabilidad como la nuestra en el desencadenamiento de las hostilidades. 

  


Así pues, el 22 de Junio, las tropas alemanas cruzaron la frontera. En unas cuantas semanas realizaron un enorme avance. En el centro, Smolensk fue tomada en el transcurso del mes de Julio. Moscú sólo se encontraba a 300 kilómetros. Al norte, los ejércitos marchaban a buen paso hacia Leningrado, mientras que al sur amenazaban a Kiev. El 23 de Agosto fui citado a una conferencia en el grupo de ejércitos. El jefe del Alto Estado Mayor del Ejército, general Halder, asistió a ella. Me comunicó que, de ahora en adelante, Hitler estaba decidido a renunciar a las operaciones previstas tanto hacia Leningrado como en dirección a Moscú; quería apoderarse en primer término de Ucrania y de Crimea. Se discutió largamente sobre la manera de modificar «la inquebrantable decisión» de Hitler. Considerábamos unánimemente que la solución, adoptada ya irrevocablemente, de dirigir nuestro esfuerzo en dirección a Kiev, nos llevaría inevitablemente a una campaña de invierno y provocaría las complicaciones que el O.K.H. tenía poderosas razones para evitar. 
Después de largas y estériles discusiones, el mariscal von Bock propuso que yo acompañase al general Halder al cuartel general del Führer, para exponerle nuestra posición. Como yo venía directamente del frente, creí que mis argumentos tendrían más peso y podría lograr que se nos permitiese hacer un último ataque contra Moscú. Se aceptó el proyecto, partimos a media tarde y, a la hora del crepúsculo, aterrizamos en el aeródromo de Loetzen, en Prusia Oriental. Fui a ver a Hitler. Ante un vasto auditorio del que formaban parte Keitel, Jodl, Schmundt y otros generales del O.K.W., pero, desgraciadamente, ningún representante de las fuerzas terrestres. Hice una exposición de la situación de mi panzergruppe, de su estado y de la configuración del terreno. Cuando terminé, Hitler me preguntó: 
-¿Después de lo que acaban de hacer, considera usted aún capaces a sus unidades de realizar un gran esfuerzo?- 
-Sí, siempre que se fije a las tropas un objetivo cuya importancia pueda ser comprendida por cualquier soldado- respondí. 
-Evidentemente, piensa usted en Moscú- replicó Hitler. 
-Sí- dije. –Puesto que ha abordado el tema, permítame que le explique mis razones- 
Hitler consintió en ello. Le expuse detalladamente los motivos a favor de la prosecución de las operaciones hacia Moscú y en contra de la marcha sobre Kiev. Expliqué que, desde el punto de vista militar, lo más importante era destruir las fuerzas combatientes del enemigo, ya muy debilitadas en los últimos encuentros. Describí la importancia geográfica de la capital de Rusia. A diferencia de París para Francia, Moscú no era solamente el centro de la red de transportes, de transmisiones y el corazón político del país, sino también una importante zona industrial; su caída causaría una inmensa impresión tanto en el pueblo ruso como en el mundo. Hablé de la moral de la tropa que sólo esperaba la orden de marchar sobre Moscú y se había preparado con entusiasmo para ello. Traté de demostrar que, una vez iniciado el ataque en la dirección decisiva, los territorios de Ucrania, tan importantes desde el punto de vista económico, caerían como fruta madura en nuestro poder, pues los desplazamientos de norte a sur de los rusos se complicarían notablemente a causa de la desorganización que la toma de Moscú causaría en sus comunicaciones. Describí el estado de las carreteras en el sector de ofensiva que me había sido asignado y las dificultades de abastecimiento, que aumentarían de día en día en el caso de avanzar hacia Ucrania. Mencioné, en fin, los graves problemas que suscitaría una demora de las operaciones. Si estas tenían que proseguir durante el período de mal tiempo, sería entonces demasiado tarde para llevar a cabo los proyectos del Estado Mayor y asestar el golpe definitivo sobre Moscú antes de terminar el año 1941. 
Hitler me dejó hablar sin interrumpirme ni una sola vez. Después tomó la palabra y explicó con todo detalle por qué había preferido adoptar otra decisión. Las materias primas y la base de abastecimiento de Ucrania, explicó en particular, eran de vital necesidad para proseguir la guerra. A partir de ahí, continuó subrayando la importancia de Crimea, «portaaviones natural que podía servir a la Unión Soviética para lanzarse sobre el petróleo rumano». Había que eliminarla de la partida. Por primera vez oí la frase: «Mis generales no entienden nada de la economía de guerra». También por primera vez fui testigo de una escena que iba a repetirse muy a menudo: todos los presentes aprobaban cada frase de Hitler, y yo me encontré solo frente a él. Ante el bloque compacto de la O.K.W., contradiciéndome, renuncié a luchar aquel día, pues en esa época todavía creía que nadie podía permitirse hacer una escena violenta al jefe supremo de Reich en presencia de su camarilla. Era más de medianoche cuando regresé a mi alojamiento. El 24 por la mañana fui a ver al general Halder y le informé del fracaso de la última tentativa por hacer cambiar de opinión a Hitler. 
Con arreglo a las órdenes del Führer, la batalla de Kiev se entabló el 25 de Agosto. Los combates terminaron victoriosamente el 26 de Septiembre. Los rusos capitularon. La cifra de prisioneros se elevó a 665.000 hombres. El general en jefe del frente sudoeste y su jefe de estado mayor perecieron en los últimos encuentros intentando perforar nuestro frente. El general que mandaba el Vº ejército fue hecho prisionero. Tuve con él una conversación interesante: 
-¿Cuándo se enteró usted de que mis tanques se desplegaban a su espalda?- pregunté. 
-Hacia el 8 de Septiembre- respondió. 
-¿Por qué no evacuó Kiev en aquel momento?- insistí. 
-Habíamos recibido la orden de evacuar y retirarnos hacia el este, y ya nos disponíamos a cumplirla, cuando una contraorden nos obligó a defender Kiev a toda costa- 
La ejecución de la contraorden tuvo como consecuencia el aniquilamiento de aquel grupo de ejércitos. Nos asombramos de semejante intervención. El enemigo no volvió a repetirla. Pero nosotros padecimos, desgraciadamente, las peores intromisiones del mismo orden. Sin duda esta victoria representaba un gran éxito táctico, pero era dudoso que produjese consecuencias estratégicas de importancia. Eso dependía de una cosa: ¿lograrían los alemanes obtener resultados decisivos antes del invierno, e inclusive antes de que, ya entrado el otoño, la tierra se convirtiera en un barrizal? Desde luego, ya había sido preciso renunciar al ataque proyectado para estrechar el cerco de Leningrado. Sin embargo, el O.K.H. creía que el adversario no estaba ya en condiciones de oponer al grupo de ejércitos del sur un frente de defensa coherente y capaz de ofrecer una seria resistencia. Con aquel grupo de ejércitos podría, pues, conquistar la cuenca del Donetz y llegar al Don antes del invierno. Pero Moscú era el punto donde había que asestar el golpe principal con el grupo de ejércitos del centro reforzado. ¿Tendríamos tiempo para ello? 
La ofensiva sobre Orel-Briansk constituía una fase preliminar del ataque a Moscú. Una vez más concluyó victoriosamente la batalla, pero ¿tendríamos fuerza para proseguir el ataque y explotar la victoria? Esta era la interrogación más grave que la guerra había planteado hasta entonces al mando supremo. Mientras las operaciones de invierno proseguían de este modo, nos preocupábamos de alimentar a Alemania, a nuestros ejércitos y a la población civil rusa. Después de las abundantes cosechas del otoño de 1941, se encontraba en todo el país gran cantidad de cereales panificables. Tampoco había escasez de ganado para el matadero. Las necesidades de las tropas fueron cubiertas y como el lamentable estado de las vías férreas, hasta la primavera de 1942, impedía al IIº ejército blindado enviar estos productos a Alemania, se entregaron a la población, especialmente a la de Orel. Algunas fábricas de esta ciudad, cuya maquinaria no pudo ser evacuada por los rusos, se pusieron de nuevo en servicio para cubrir las necesidades del ejército y dar trabajo y pan a la población civil. Esto sucedió con una fábrica de hojalata y con talleres que trabajaban el cuero y el fieltro para la fabricación de calzado. En cuanto al estado de ánimo de la población rusa, se refleja en una conversación que sostuve en Orel, durante ese período, con un viejo general zarista. «Si ustedes hubieran venido hace veinte años» me dijo «les habríamos acogido con entusiasmo. Pero ahora es demasiado tarde. Llegan ustedes cuando empezábamos a revivir y nos hacen retroceder veinte años atrás; tenemos que rehacerlo todo desde el principio. Ahora combatimos por Rusia y estamos todos unidos en la lucha». Además, cuando los comisarios del Reich, todos ellos funcionarios nazis, reemplazaron a la administración militar, se las arreglaron para matar en poco tiempo toda posible simpatía por los alemanes y preparar así la plaga de los guerrilleros. 
Habíamos instalado nuestro puesto de mando avanzado en Yasnaia Poliana, la célebre finca de Tolstoi, y allí me trasladé el 2 de Diciembre. Se encuentra a siete kilómetros al sur de Tula. La propiedad constaba de dos edificios: el «castillo», que fue dejado para uso exclusivo de la familia Tolstoi, y el museo, donde nosotros nos instalamos. Todos los muebles y los libros, que habían pertenecido al gran escritor, se guardaron en dos habitaciones, cuyas puertas se sellaron. Amueblamos nuestras habitaciones con muebles sencillos, construidos por nuestros hombres con toscas tablas. La leña del bosque vecino suministraba la calefacción. No se quemó ningún mueble, y ningún libro ni manuscrito fue dañado. Todo cuanto han dicho los rusos a este respecto después de la guerra es falso. Fui a ver la tumba de Tolstoi. Se hallaba en buen estado. Ningún soldado alemán la tocó. Y así estuvo hasta el momento en que abandonamos la propiedad. Desgraciadamente, la propaganda rusa de una posguerra rencorosa no ha vacilado en tergiversar tendenciosamente la verdad para probar nuestra pretendida barbarie. Todavía viven muchos testigos que pueden confirmar mi descripción. ¡En cambio los rusos habían minado concienzudamente los alrededores de la tumba de su gran escritor! 
El 2 de Diciembre, las divisiones panzer 3ª y 4ª abrieron una brecha en las posiciones avanzadas del enemigo. El ataque los sorprendió. Prosiguió, el 3 de Diciembre, con violenta nevada y fuerte viento. El hielo en los caminos dificultaba los movimientos. La 4ª división panzer voló la vía férrea Tula-Moscú y se apoderó de seis cañones; llego por fin a la carretera Tula-Serpukhov pero la falta de carburante y el agotamiento de los hombres la obligaron a detenerse. El enemigo pudo zafarse hacia el norte. La situación seguía siendo tensa. Se desarrollaron combates encarnizados en la zona de los bosques, al este de Tula, el 4 de Diciembre. Se progresó muy poco en la jornada. El termómetro descendió hasta -35º y el reconocimiento aéreo descubrió un poderoso grupo enemigo que se encaminaba hacia el sur de Kachira. Una fuerte protección de cazas rusos nos impidió observarla desde más cerca. Como esta presencia amenazaba mis flancos y mi retaguardia, y como mis fuerzas no podían maniobrar con una temperatura anormalmente baja de -50º, en la noche del 5 al 6 de Diciembre decidí, por primera vez desde el comienzo de esta guerra, detener el ataque –un ataque llevado aisladamente- e hice retroceder a mi vanguardia para ponerla a la defensiva en la línea general Alto Don-Chatt-Upa. Aquella misma noche informé telefónicamente a mi superior, el mariscal von Bock. Me preguntó: «¿Dónde se encuentra su puesto de mando?». Me creía en Orel, alejado de las operaciones. Los generales de panzers no deben alejarse del campo de batalla, y yo me encontraba lo bastante cerca, tanto del frente como de mis soldados, de modo de tener una opinión sólidamente fundada. Nuestra ofensiva contra Moscú había fracasado. Los esfuerzos y los sacrificios de la tropa habían sido vanos. Acabábamos de sufrir una grave derrota que, por la obstinación del alto mando, iba a ser fatal en las semanas próximas. En la lejana Prusia Oriental, los jefes del O.K.H. y del O.K.W. no podían hacerse la menor idea, pese a los informes, de la verdadera situación de sus tropas en esta guerra invernal. Tal desconocimiento los condujo a exigir sin cesar desmesurados esfuerzos imposibles de llevar a cabo. Para restablecer la situación en pocos meses, lo mejor habría sido replegarnos, a su debido tiempo y con amplitud suficiente, a posiciones fortificadas, en un lugar donde la configuración del terreno nos favoreciese. En el sector del IIº ejército blindado, la posición de Zucha-Oka, fortificada en Octubre, parecía la más indicada. Pero Hitler no se decidía a aceptar esta solución. Además de su habitual testarudez, ¿representó la política exterior un papel importante en las decisiones que se tomaron por aquellos días? Nunca lo supe. Pero me inclino a creerlo, pues el 7 de Diciembre se produjo la entrada de Japón en la guerra, seguida el 11 de Diciembre por la declaración de guerra de Alemania a Estados Unidos. Nuestros soldados se asombraron al ver que Hitler declaraba la guerra a los Estados Unidos sin que Japón la declarase a su vez a la Unión Soviética, lo cual permitió que las fuerzas rusas del Extremo Oriente fueran utilizadas contra los alemanes, trayéndolas a nuestros frentes en trenes que se sucedían sin descanso. La consecuencia de esta extraña política no fue un alivio, sino un agravamiento de nuestra situación, cuyo alcance era difícil de calcular. La guerra, cada vez, iba haciéndose más «total». El potencial económico y militar de la mayor parte del globo se coaligaba contra Alemania y sus débiles aliados. 
Pero volvamos a Tula. Durante los días siguientes, el 24º cuerpo blindado consiguió efectuar un ordenado repliegue ante el enemigo; mientras que, desde Kachira, se ejercía una fuerte presión sobre las tropas alemanas. Al mismo tiempo, un ataque inesperado de los rusos la noche del 7 al 8 de Diciembre arrebataba Mikhailov al 47º cuerpo blindado, infligiéndole elevadas pérdidas. A nuestra derecha, el adversario avanzó hacia Livny y se fortificó ante Yefremov. Una carta del 8 de Diciembre refleja lo que yo pensaba entonces: «Nos encontramos ante una triste situación: el mando supremo ha tirado demasiado de la cuerda porque no quiso creer en el descenso del poder combativo de la tropa; ha formulado sin cesar nuevas exigencias sin tomar medidas contra los rigores del invierno, y ahora se encuentra sorprendido por el frío ruso, que llega a 35º bajo cero. Nuestras fuerzas no han sido capaces de rematar con una victoria la ofensiva contra Moscú, y así fue como el 5 de Diciembre, con el ánimo afligido, tomé la decisión de interrumpir un combate que a nada conducía, retirándome a una línea bastante corta, previamente elegida; con las fuerzas que tengo no aspiro a más que a mantenerla. Los rusos nos acosan de manera incesante y tenemos que prever toda clase de penosos incidentes. Las pérdidas, sobre todo por enfermedad y congelación, fueron considerables, aunque haya esperanzas de alguna recuperación cuando las unidades puedan tomarse algún descanso. Los daños causados por el frío en los vehículos y en los cañones sobrepasan todo lo previsto. Utilizamos trineos como recurso provisional, pero los servicios que prestan son pequeños. Hemos logrado conservar nuestros tanques. Pero, ¿cuánto tiempo seguirán funcionando con este frío? Jamás hubiera creído que en dos meses cambiase hasta este punto una situación tan brillante. Si se hubiese tomado a tiempo la decisión de interrumpir la ofensiva y de instalarse cómodamente durante el invierno en una línea adecuada para la defensa, nada peligroso podía acontecer. Por espacio de meses, todo será ahora un interrogante. No me inquieta mi propia suerte, me inquieta mucho la de nuestra Alemania; temo por ella». 
El 13 de Diciembre, el IIº ejército prosiguió su repliegue. Pero en estas condiciones no podía realizar su intención de mantenerse en la línea Stalinogorsk-Chatt-Upa, tanto más cuanto la XIª división no tenía ya la capacidad de resistencia indispensable para frenar a las fuerzas rusas de refresco. Hubo que continuar el movimiento de repliegue detrás de Plava. El IVº ejército que estaba a nuestra izquierda, y los grupos de tanques 3º y 4º, no pudieron tampoco seguir manteniendo sus posiciones. El 14 de Diciembre hice llegar al Führer una descripción pesimista de la situación. Esperaba, al terminar el día, una llamada telefónica que me trajese su respuesta. Aquella tarde escribí: «A menudo paso la noche acostado, sin dormir, torturándome y preguntándome: ¿Qué más puedo hacer para aliviar a mis pobres soldados, obligados a permanecer a la intemperie sin protección contra este terrible frío? Es espantoso, inimaginable. Los miembros del O.K.H. y del O.K.W., que jamás han visto el frente, no pueden hacerse idea de estas condiciones de vida. No hacen más que cablegrafiar órdenes que no se pueden cumplir y denegar todas las peticiones que se les hacen». La respuesta telefónica que yo esperaba de Hitler llegó por la noche. Exhortaba a mantenerse firme, prohibía los movimientos de repliegue, prometía la llegada de un refuerzo -500 hombres si no me equivoco- por vía aérea. Tuvo que repetirme sus palabras porque se le oía muy mal. En vista de ello decidí, con autorización superior, trasladarme en avión al cuartel general del Führer y explicarle personalmente la situación de mi ejército., puesto que todos los informes telefónicos y escritos no habían surtido efecto. La entrevista fue fijada para el 20 de Diciembre. «Fraile, frailecito, emprendes un arduo camino». Mis camaradas me recordaron este estribillo de mi tierra cuando les comuniqué mi decisión de tomar el avión para ir a ver a Hitler. Sabía muy bien que no sería fácil convencer al Führer. Pero en aquella época todavía tenía confianza en nuestro jefe supremo; creía que haría caso de razonamientos sensatos si un general con experiencia del frente se los exponía. 
El 20 de Diciembre, a eso de las 15,30 hs., aterricé en el aeródromo de Rastenburg. Mi conversación con Hitler duró cinco horas, con dos cortas interrupciones de una media hora para cenar y para la exhibición del noticiario cinematográfico que el Führer no dejaba de ver nunca. A las 18,00 hs. fui recibido por Hitler en presencia de Keitel, Schmundt y otros altos jefes. Ni el jefe del Alto Estado Mayor ni ningún representante del O.K.H. tomaron parte en esta conferencia con el nuevo comandante en jefe de las fuerzas terrestres (Hitler había asumido el puesto al despedir al mariscal von Brauchitsch). Igual que el 23 de Agosto de 1941, volví a encontrarme solo frente a la camarilla del O.K.W. Mientras Hitler se adelantaba para saludarme, observé por vez primera que clavaba en mí una mirada hostil. Esto me despertó el convencimiento de que lo habían predispuesto en mi contra. La oscuridad del pequeño aposento aumentó mi desazón. La conferencia empezó exponiéndoles la situación. Después hablé de mi intención de replegar por etapas los dos ejércitos hacia la posición Zucha-Oka, ya que no quedaba otra alternativa si se quería conservar las tropas y mantenerse durante el invierno en posiciones estables. Mi sorpresa fue grande al oír a Hitler exclamar con violencia: «¡No; lo prohíbo terminantemente!». 
-Es preciso incrustarse en el suelo y defender cada metro de terreno- dijo Hitler. 
-No es posible incrustarse en todas partes en el suelo –respondí-; está helado hasta un metro o metro y medio de profundidad, y nuestras deficientes herramientas de campaña no nos permiten ya excavar trincheras- 
-Abran hoyos en el suelo con la artillería pesada. Es lo que hacíamos en Flandes durante la primera guerra- replicó el Führer. 
-En la primera guerra –rebatí- nuestras divisiones ocupaban en Flandes sectores de cuatro a seis kilómetros de ancho, y los defendían con dos o tres grupos de cañones pesados y abundancia de municiones. Mis divisiones tienen que defender frentes de 20 a 40 kilómetros y yo tengo cuatro cañones pesados por división, dotados de 50 disparos por cañón. Jamás hubo en Flandes temperaturas tan bajas como las que soportamos. Además, necesito municiones para rechazar a los rusos. Ni siquiera podemos ya clavar postes en el suelo para instalar nuestras líneas telefónicas; tenemos que abrir los hoyos a fuerza de explosivos. ¿De dónde sacaríamos explosivos suficientes para construir una posición de semejante extensión?- 
Pero Hitler reiteró su orden: resistir donde nos encontrábamos. 
-Eso significa pasar a la guerra de posiciones en un terreno inadecuado, como en el frente occidental durante la primera guerra –le advertí-. En ese caso sufriremos las mismas batallas de desgaste y las mismas pérdidas enormes que en aquella época, sin obtener un resultado decisivo. Siguiendo esa táctica este invierno, sacrificaremos a la flor y nata de nuestros oficiales y suboficiales, con sus reservas; este sacrificio será estéril y, por lo demás, no podremos compensarlo- 
-¿Cree usted que los granaderos de Federico el Grande morían por capricho? –preguntó Hitler-. También ellos querían vivir y, sin embargo, el rey podía pedirles el sacrificio de sus vidas. Considero que yo también tengo derecho a exigir el mismo sacrificio a todos los soldados alemanes- 
-El soldado alemán –respondí- sabe que, en tiempo de guerra, debe poner su vida a disposición de su patria y, verdaderamente, lo ha demostrado hasta ahora. Pero no debe exigírsele este sacrificio sino en caso de absoluta necesidad. Le ruego que piense que la intensidad del frío nos ha costado doble número de bajas que el fuego enemigo. Quien ha visto los hospitales llenos de hombres congelados sabe lo que eso significa- 
-Me consta –dijo Hitler- que ha trabajado usted mucho y ha convivido con la tropa. Lo reconozco. Pero ve las cosas demasiado cerca. Le impresionan demasiado los sufrimientos del soldado y siente demasiada compasión por él. Necesitaría alejarse un poco para ver la perspectiva. Créame: de lejos se ven las cosas con mayor precisión- 
-Mi deber –señalé- es aminorar cuanto pueda los sufrimientos de mis soldados. Pero esto es muy difícil cuando los hombres no tienen ropa de invierno, y casi toda la infantería lleva aún pantalones de verano- 
-No es cierto –gritó Hitler encolerizándose-. El jefe de la intendencia me ha dicho que el equipo de invierno ha sido enviado- 
-Enviado, sí -respondí-; pero no ha llegado todavía. Sigo con precisión su ruta. Desde hace varias semanas se encuentra en la estación de Varsovia; está allí parado porque faltan locomotoras y las vías férreas se hallan embotelladas- 
Se llamó al jefe de la intendencia, quien se vio obligado a confirmar mi relato. La campaña para el aprovisionamiento de ropas que hizo Goebbels en la Navidad de 1941 fue consecuencia de esta conversación. Pero el producto de esta colecta no llegó a manos de los soldados alemanes durante el invierno 1941-1942. Luego tocamos la cuestión de los efectivos de las unidades de combate y de los servicios. A causa de los numerosos vehículos inutilizados por los barrizales de otoño, y después por los grandes fríos, el parque de transporte para el abastecimiento era insuficiente tanto en las unidades como en los servicios de retaguardia. Como los vehículos perdidos no eran reemplazados, la tropa tenía que arreglárselas con los medios del país. Estos consistían en carros de campesinos y en trineos de capacidad muy reducida; para reemplazar a los camiones que faltaban había que utilizar un elevado número de estos vehículos que, además, requerían demasiados hombres. Hitler exigió entonces la reducción implacable de los efectivos, muy numerosos a su parecer, de las unidades de abastecimiento y del parque móvil, a fin de recuperar fusiles para el frente. Ni que decir tiene que ya se había procedido a ello, hasta donde era posible, sin poner en peligro el abastecimiento. Para reducirlos aún más sería preciso mejorar todos los medios de abastecimiento en general y las comunicaciones ferroviarias en particular. Resultó penoso hacerle comprender a Hitler esta perogrullada. Durante la cena, sentado junto al Führer, aproveché la ocasión para darle detalles de la vida en el frente. Pero estos relatos no surtieron el efecto que yo esperaba. A Hitler, lo mismo que a su camarilla, le parecían exagerados. Por esta razón propuse, cuando se reanudó la conferencia después de cenar, transferir al O.K.W. y al O.K.H. a oficiales de estado mayor que hubiesen experimentado la guerra en el propio frente. –La reacción de los miembros del O.K.W. –dije- me ha dado la impresión de que nuestras comunicaciones y nuestros informes no son bien comprendidos y que, por consiguiente, no le son correctamente presentados. Me parece, pues, necesario trasladar a los puestos de estado mayor del O.K.H. y del O.K.W. a oficiales que tengan experiencia en el frente. Decídase a proceder a un relevo de la guardia. Aquí, en la cumbre, hay oficiales que forman parte de uno de los dos estados mayores desde el principio de la guerra, hace ya dos años por consiguiente, y que nunca han visto el frente. Esta guerra es tan diferente de la anterior que no vale de nada haber servido en la de 1914- 
Me había metido en un avispero. 
-¡No es ahora el momento oportuno para separarme de mis consejeros!- replicó Hitler con indignación. 
-No tiene necesidad de separarse de sus ayudantes personales; no se trata de eso –aclaré-. Lo que importa, en cambio, es destinar a los puestos clave de los estados mayores a oficiales que tengan una experiencia reciente del frente y, sobre todo, de las campañas de invierno- 
Esta petición fue también rechazada secamente. Todas mis proposiciones acababan en un total fracaso. Cuando abandonaba la sala de conferencia, Hitler dijo a Keitel: «No he convencido a ese hombre». Así se consumó entre nosotros una ruptura que ya no fue posible reparar. 
El 21 de Diciembre regresé a Orel para redactar y difundir las órdenes que debían ajustarse a las intenciones de Hitler. El 24 de Diciembre, el IIº ejército perdió Livny. La noche del 24 al 25 de Diciembre perdimos Chern a consecuencia de un ataque envolvente del enemigo. El éxito de los rusos nos sorprendió por su amplitud. Di inmediatamente cuenta de este desgraciado incidente al grupo de ejércitos. El mariscal von Kluge me hizo los más vivos reproches y aquella misma noche tuvimos una violenta discusión; me acusó de haberle transmitido un informe falso y colgó el teléfono diciendo: «Daré un informe al Führer sobre usted». Esta vez se había colmado la medida. Dije al jefe de Estado Mayor del grupo de ejércitos que pedía ser relevado de mi mando y transmití inmediatamente por telégrafo esta decisión. El mariscal von Kluge se me había adelantado en el O.K.H. pidiendo mi relevo, que fue, en efecto, dispuesto por Hitler; la orden me llegó el 26 de Diciembre, por la mañana, juntamente con mi traslado a la reserva de mando del O.K.H. Mi sucesor era el general Rudolf Schmidt, que mandaba el IIº ejército. 

Fuente: Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial.

Israel: Ingenieros de las FDI entran raudamente al mercado de software

La industria tecnológica está contratando ingenieros israelíes tan rápido como el ejército puede producirlos



La creación de un fabricante de aplicaciones. (Reuters / Darren Whiteside)


Por John Detrixhe | Quartz

United Airlines comenzó un servicio de tres vuelos por semana desde San Francisco a Tel Aviv el año pasado. Era tan popular que el transportista ahora dirige la ruta todos los días, con un Boeing 787 Dreamliner.
Es otra señal de la insaciable demanda mundial de talento tecnológico, con los antiguos ingenieros del ejército israelí particularmente apreciados. Los gigantes de la tecnología del mundo se las arreglan tan rápido como el gobierno puede entrenarlas.

Amazonas, por ejemplo, está aumentando su presencia en Israel alquilando 11 plantas en un nuevo edificio de la torre de Tel Aviv. Google ha estado allí por más de una década, y ahora los bancos de Wall Street llevan a cabo iniciativas en toda la ciudad. China está invirtiendo dinero, encima del capital de riesgo de Silicon Valley.


La inusualmente alta tasa de emprendimientos de Israel -no se la conoce como "nación emprendedora" por nada- se atribuye en parte al ejército, que mantiene el servicio obligatorio y selecciona a muchas de las mentes más brillantes del país para su división de inteligencia. Los reclutas de élite Talpiot del ejército son acreditados ayudando a desarrollar sistemas de defensa de misiles, mientras que la Unidad 8200 produce algunos de los más formidables expertos en seguridad cibernética del mundo.
Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo una fuente importante de inversiones en Israel, pero ahora China está entrando en el juego, también. Los pretendientes chinos gastaron 11.000 millones de dólares en adquisiciones israelíes el año pasado, según Dealogic, más de lo gastado en compras en Alemania, una economía mucho más grande. Muchos, si no la mayoría, los fondos israelíes de capital de riesgo están recaudando dinero de inversionistas chinos.


En estos días, el país de 8 millones de personas es de unos 10.000 ingenieros de lo que necesita, según Guy Naor, director de tecnología de NEX Optimization, parte de NEX Group, con sede en Londres. La compañía de tecnología de mercados y comercio electrónico, anteriormente conocida como ICAP, tiene 370 empleados en Tel Aviv, convirtiéndose en la tercera oficina más grande de la firma. La plantilla de NEX en Israel recientemente aumentó alrededor del 10% como parte de un proyecto de cloud computing y de libros distribuidos.
"Hay una escasez mundial de buenos desarrolladores", dijo Naor, que anteriormente era un experto en destrucción de bombas en las Fuerzas de Defensa de Israel.
Tel Aviv es quizás mejor conocido por su ciberseguridad y expertos en inteligencia artificial, pero más empresas de tecnología financiera están brotando allí. Joab Rosenberg encabezó un grupo de analistas como coronel en las FDI. Su experiencia militar se convirtió en la base de Epistema, que utiliza software para ayudar a los analistas financieros a colaborar. Epistema fue parte del acelerador de inicio de Citigroup, y él acredita al banco de Nueva York con ayudar a impulsar el ecosistema de fintech en Tel Aviv.

Tel Aviv es más conocido por la ciberseguridad y la Inteligencia Artificial, pero más empresas de fintech (finanzas tecnológicas) están brotando allí.

Yoni Assia dice que lanzó sus primeros vídeos de montaña rusa - incluso antes de que dejara el IDF, donde era un programador. Ahora, es el CEO de la empresa de comercio social eToro, que tiene operaciones en Israel. Mientras que la escasez de ingenieros es la más aguda en San Francisco, Assia dice que la crisis es especialmente pronunciada en Tel Aviv-muchas empresas locales están buscando a Ucrania para contratar trabajadores.
Hay cerca de 90 compañías israelíes que cotizan en la Bolsa de Valores del Nasdaq, la mayor parte de cualquier país no estadounidense, aparte de China. El gran número de grandes empresas extranjeras que se instalan en el país puede dañar el sector de la puesta en marcha, sin embargo, al atrapar a los mejores ingenieros, ahogando el suministro de talento a innovadores principiantes, según Asaf Homossany, director general de Nasdaq.
Pero en Israel, las compañías más grandes dicen que no siempre salen bien. Las grandes corporaciones pueden ofrecer mucho dinero a las nuevas contrataciones, pero no pueden vender el sueño de comenzar algo desde cero y hacerlo grande -como la adquisición por Intel de 15.000 millones de dólares de Mobileye, con sede en Jerusalén.
No es raro que los jóvenes desarrolladores de saltar entre las grandes empresas antes de iniciar su cuenta. Eso no es todo vela suave, por supuesto. Mientras que ir a trabajar para una empresa de startup tecnología suena romántico, especialmente cuando tantos otros a su alrededor lo están haciendo, NEX Naor dice que el 99% de ellos no lo hacen. Pero si hay algo que se aprende en el ejército, es la resistencia.