Cazador de submarinos de la Guerra Fría Lockheed P-2 Neptune
Jo Ferris || Plane Historia
El Lockheed P-2 Neptune, inicialmente conocido como P2V hasta un cambio de nomenclatura por parte de la Armada de los Estados Unidos en septiembre de 1962, es un avión especializado diseñado para patrulla marítima y operaciones de guerra antisubmarina (ASW).
Lockheed desarrolló este avión para la Marina de los EE. UU. como sucesor del Lockheed PV-1 Ventura y del PV-2 Harpoon, y posteriormente fue reemplazado por el Lockheed P-3 Orion.
Aunque se trata principalmente de una plataforma terrestre, un número selecto de Neptunes fueron adaptados para lanzamientos desde portaaviones utilizando tecnología de despegue asistido por chorro (JATO).
Estas versiones modificadas sirvieron como bombarderos nucleares provisionales, capaces de despegar desde portaaviones, pero que debían aterrizar en pistas terrestres o en el océano después de las misiones. El P-2 Neptune también alcanzó un éxito considerable en el mercado internacional, siendo utilizado por varias fuerzas militares extranjeras.
Desarrollo y primeros años (década de 1940-1950)
Este período vio la transformación del Neptune desde un prototipo a una piedra angular de la flota de aviones de patrulla de la Armada de los Estados Unidos, lo que refleja avances significativos en la tecnología de la aviación y la estrategia militar en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial.
P2V-2 del VP-18 sobre la base aérea de Jacksonville, 1953
El origen del P-2 Neptune se remonta a las urgentes necesidades de la Segunda Guerra Mundial. La Armada de los Estados Unidos, reconociendo las limitaciones de los aviones de patrulla existentes, como el Consolidated PBY Catalina, frente a amenazas submarinas cada vez más sofisticadas, buscó un avión terrestre más capaz para tareas de patrulla marítima de largo alcance.
Lockheed, con su reputación de diseño innovador de aeronaves, respondió con la propuesta del P2V Neptune. El primer prototipo despegó en 1945, pero el final de la guerra significó que no entró en combate en la Segunda Guerra Mundial.
En los años inmediatamente posteriores a la guerra, el Neptune fue objeto de importantes mejoras. El diseño se modificó para incorporar nuevas tecnologías y satisfacer las cambiantes demandas de la era de la Guerra Fría.
Una característica notable del Neptune era su tren de aterrizaje triciclo, que se alejaba de los diseños con tren de aterrizaje de cola habituales en la época. Esto proporcionaba un mejor manejo y visibilidad en tierra, algo importante para los grandes aviones de patrulla.
El motor del Neptune fue otro de los aspectos innovadores. El avión estaba equipado inicialmente con dos motores radiales Wright R-3350, conocidos por su fiabilidad y potencia. Sin embargo, Lockheed no se detuvo allí.
Motores a reacción Westinghouse J34
En un movimiento pionero, los modelos posteriores del Neptune fueron equipados con motores a reacción bajo las alas. Estos motores a reacción Westinghouse J34 proporcionaban empuje adicional para el despegue y los vuelos a alta velocidad, lo que convirtió al Neptune en uno de los primeros aviones en utilizar de manera efectiva un sistema de propulsión mixto que combinaba motores a reacción y de pistón.
El Westinghouse J34, designación de la empresa Westinghouse 24C, fue un motor turborreactor desarrollado por la división de turbinas de gas de Westinghouse Aviation a fines de la década de 1940.
La aviónica y el armamento del Neptune también eran de vanguardia para la época. El avión estaba equipado con avanzados sistemas de radar para vigilancia marítima y podía transportar una importante carga de armas en su bodega de bombas interna y en pilones subalares. Esto lo convertía en una formidable plataforma para la guerra antisubmarina, capaz de desplegar cargas de profundidad, torpedos y, más tarde, bombas nucleares de profundidad.
Bombardero nuclear
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, la Armada de Estados Unidos reconoció la necesidad estratégica de contar con capacidad de ataque nuclear para preservar su influencia política global. Mientras tanto, la opción más viable era desplegar aviones embarcados para este propósito.
El desafío era que las grandes bombas nucleares “Fat Man” de la época eran demasiado voluminosas para la mayoría de las aeronaves, por lo que era necesario un avión portaaviones significativamente más grande para su transporte.
Para abordar este problema, la Oficina de Artillería de la Armada de Estados Unidos produjo 25 unidades del diseño de bomba nuclear “Little Boy”, más antiguo pero más compacto.
Vista lateral del RB-69A, el primer P2V-7U reconvertido
Estos eran compatibles con el compartimiento de bombas más pequeño del P2V Neptune. En 1948, había un suministro suficiente de material fisionable para construir diez proyectiles y objetivos de uranio completos. Sin embargo, solo había suficientes iniciadores disponibles para ensamblar seis de ellos.
En un intento de crear un avión de ataque nuclear improvisado con base en portaaviones, la Armada de los Estados Unidos modificó el P2V Neptune. Esta modificación incluyó la incorporación de cohetes propulsores de despegue asistido por chorro (JATO), lo que le permitió despegar desde portaaviones. Las pruebas iniciales comenzaron en 1948.
Sin embargo, el Neptune no estaba diseñado para desembarcar en portaaviones, por lo que, tras un ataque, la tripulación se enfrentaba a dos opciones: navegar hasta una base terrestre amiga o atracar en el mar cerca de un buque de la Armada estadounidense.
Submarino soviético
Este arreglo improvisado duró poco. El North American AJ Savage, que se unió a la Flota del Pacífico en octubre de 1952, pronto reemplazó al Neptune en esta función de ataque nuclear de emergencia.
El AJ Savage fue el primer avión capaz de despegar y aterrizar en portaaviones, diseñado específicamente para misiones de ataque nuclear. Sin embargo, su permanencia en esta función también fue breve, ya que la Armada de los EE. UU. comenzó a utilizar aviones totalmente propulsados por reactores para operaciones de ataque nuclear.
Los primeros años operativos del Neptune estuvieron marcados por su creciente importancia en la estrategia de la Armada de los EE. UU. para la patrulla marítima y la guerra antisubmarina.
Un Lockheed SP-2H Neptune del Escuadrón de Patrulla 23 (VP-23) de la Marina de los EE. UU. volando sobre la popa del carguero soviético Metallurg Anosov frente a Cuba en junio o julio de 1964.
A medida que aumentaban las tensiones durante el comienzo de la Guerra Fría, las capacidades de largo alcance del Neptune lo convirtieron en una herramienta esencial para monitorear los movimientos de los submarinos y la marina soviética. Su capacidad para cubrir vastas áreas del océano, combinada con su sofisticado equipo de detección, lo convirtió en un activo clave en los esfuerzos de la Armada de los Estados Unidos por mantener el control de los mares y proporcionar una alerta temprana de posibles amenazas.
Durante este tiempo, el Neptune también prestó servicio en otras naciones, lo que refleja su condición de avión de patrulla marítima de primera clase. El avión se exportó a varios países aliados, donde a menudo recibió modificaciones para adaptarse a los requisitos nacionales específicos. Estas exportaciones no solo ampliaron el alcance operativo del Neptune, sino que también consolidaron su papel en la configuración de las estrategias globales de patrulla marítima durante mediados del siglo XX.
Historial operativo
La trayectoria operativa del Neptune se caracteriza por su participación crítica en algunos de los acontecimientos militares y geopolíticos más importantes de mediados del siglo XX, particularmente durante la Guerra Fría.
En los años posteriores a su introducción, el P-2 Neptune se convirtió rápidamente en un pilar de las capacidades de patrullaje marítimo de la Armada de los Estados Unidos. Su misión principal era la guerra antisubmarina (ASW), una función que cobró una enorme importancia con el inicio de la Guerra Fría.
El Neptuno estaba equipado con sensores de última generación, incluidos radares y detectores de anomalías magnéticas (MAD), que eran esenciales para detectar y rastrear submarinos soviéticos.
Un P2V despega del USS Franklin D. Roosevelt en 1951
Esta capacidad fue vital para mantener el delicado equilibrio de poder durante esta era, ya que proporcionó a la Armada de los EE. UU. la capacidad de patrullar vastas áreas oceánicas y monitorear actividades submarinas. La versatilidad del P-2 Neptune quedó demostrada aún más durante la Guerra de Corea. Se empleó tanto para misiones de reconocimiento marítimo como terrestre, recopilando inteligencia crucial detrás de las líneas enemigas.
El largo alcance y la alta resistencia del Neptuno lo convertían en una plataforma ideal para estas misiones, ya que podía cubrir áreas extensas sin necesidad de reabastecimiento frecuente.
Recopilación de inteligencia
En la guerra de Vietnam, el papel del Neptune se expandió más allá de la patrulla marítima tradicional. Fue fundamental en la Operación Market Time, una operación naval destinada a cortar las líneas de suministro del Viet Cong.
El Neptune patrullaba la costa de Vietnam, identificando e interceptando buques sospechosos de transportar armas y suministros. Su capacidad para transportar una amplia gama de armamentos, incluidas bombas y cohetes, le permitía lanzar ataques directos cuando era necesario.
OP-2E Neptune, ex VO-67, en almacenamiento AMARC en la Base de la Fuerza Aérea Davis-Monthan, alrededor de 1971. El camuflaje es verde para operaciones de bajo nivel sobre Vietnam.
El Neptune también desempeñó un papel importante en la recopilación de inteligencia electrónica (ELINT) y la vigilancia. Equipado con un sofisticado equipo electrónico, era capaz de interceptar las comunicaciones enemigas y las emisiones de radar, proporcionando información valiosa para la planificación y las operaciones militares. Esta función se volvió cada vez más importante a medida que la guerra electrónica emergió como un elemento clave en la estrategia militar moderna.
Fuera de los Estados Unidos, el P-2 Neptune sirvió en las fuerzas armadas de más de una docena de países, adaptándose a una variedad de roles y entornos.
La vetustez del P-2 Neptune
Este despliegue mundial subrayó la adaptabilidad y eficacia de la aeronave en diversos escenarios operativos. En muchos de estos países, el Neptune siguió operando en funciones de patrulla marítima y ASW, lo que refleja su valor permanente en estas funciones.
A medida que pasaban las décadas, el P-2 Neptune comenzó a mostrar su edad, particularmente a medida que se desarrollaban aviones más nuevos y avanzados como el Lockheed P-3 Orion.
Sin embargo, su larga vida útil es un testimonio de la solidez de su diseño y de las actualizaciones continuas que recibió. Incluso cuando fue retirado del servicio de primera línea en los Estados Unidos, el Neptune continuó prestando servicios en funciones secundarias y en las fuerzas aéreas de otras naciones.
Guerra de las Malvinas
La Aviación Naval Argentina adquirió una flota de al menos 16 Lockheed P-2 Neptunes, abarcando varios modelos, a partir de 1958. Esto incluía ocho unidades previamente operadas por la Royal Air Force, todas destinadas a la Escuadrilla Aeronaval de Exploración.
El SP-2H de la Armada Argentina que rastreó al HMS Sheffield
Estos aviones fueron utilizados activamente durante la Operación Soberanía en 1978, un período de mayor tensión con Chile, con misiones que se extendieron al Océano Pacífico.
Durante la Guerra de las Malvinas en 1982, los dos Neptunes restantes de la Armada Argentina, identificados como 2-P-111 y 2-P-112, fueron desplegados para operaciones de reconocimiento sobre el Atlántico Sur.
El 4 de mayo, estos aviones desempeñaron un papel crucial en un importante enfrentamiento naval. Tras detectar un grupo naval británico, proporcionaron orientación para un ataque ejecutado por dos Dassault Super Étendards. Este esfuerzo coordinado condujo al hundimiento del destructor británico HMS Sheffield.
Sin embargo, la vida útil de los Neptunes en servicio en Argentina se vio acortada por la falta de repuestos, consecuencia de un embargo de armas impuesto por los Estados Unidos en 1977 como respuesta a las violaciones de los derechos humanos durante la Guerra Sucia en Argentina.
Como consecuencia de ello, los P-2 Neptune fueron retirados del servicio antes de finalizar la Guerra de las Malvinas. La tarea de realizar misiones de reconocimiento para la adquisición de objetivos para los aviones de ataque fue asumida posteriormente por los Lockheed C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina.
Variantes
La evolución del P-2 Neptune en múltiples variantes fue impulsada por las necesidades cambiantes de la patrulla marítima y la guerra antisubmarina. Cada variante incorporó mejoras en tecnología, rendimiento y capacidad de misión.
Entre los más destacados se encuentra el P2V-5, que introdujo importantes avances en materia de radar y contramedidas electrónicas. Esta variante supuso un gran avance en cuanto a capacidad de vigilancia, permitiendo un seguimiento más eficaz de submarinos y buques de superficie enemigos.
En 1952, utilizando únicamente la energía de los reactores con sus motores Turbo-Compound apagados y las hélices en posición de bandera.
Otra variante importante fue el P2V-7, la versión final de producción del Neptune. Contaba con motores más potentes y una mayor autonomía, lo que mejoraba su eficacia operativa.
Esta variante también vio la introducción de aviónica actualizada y la capacidad de transportar una gama más amplia de armas, incluidas bombas de profundidad nucleares, lo que subraya la importancia estratégica del Neptune durante el apogeo de la Guerra Fría.
Más allá de los Estados Unidos, el Neptune fue utilizado por más de una docena de países, cada uno de los cuales adaptaba el avión a sus necesidades específicas de defensa. La Fuerza Aérea Australiana, por ejemplo, utilizó ampliamente el Neptune para vigilancia marítima y operaciones antisubmarinas en la región del Pacífico.
Brasil y Argentina
De manera similar, la Fuerza de Autodefensa Marítima japonesa empleó al Neptune para patrullar sus extensas aguas costeras, una tarea crucial dada la ubicación estratégica y los intereses marítimos de Japón.
En Europa, países como Francia y los Países Bajos utilizaron el Neptune, utilizando sus capacidades de largo alcance para patrullar sus territorios y las aguas circundantes. La versatilidad de la aeronave también atrajo a países de América del Sur, como Brasil y Argentina, donde se utilizó tanto para la defensa costera como para la vigilancia marítima en general.
SP-2H Neptune de la Flotilla 25 Aeronavale, Armada Francesa, en 1973
La diversidad de usuarios del P-2 Neptune es un testimonio de su adaptabilidad y eficacia. Cada operador modificó y actualizó a menudo el avión para adaptarlo a sus requisitos operativos específicos. Estas modificaciones incluyeron cambios en la aviónica, el armamento e incluso en la configuración de los motores en algunos casos, lo que demuestra la capacidad de personalización del Neptune.
El Neptune también se utilizó en aplicaciones civiles, en particular en la lucha contra incendios desde el aire. Algunos Neptunes retirados se convirtieron en aviones cisterna capaces de arrojar grandes cantidades de agua o retardante de fuego sobre incendios forestales. Esta segunda vida del Neptune en el servicio civil destaca aún más su diseño robusto y su versatilidad.
Avances tecnológicos y legado
Como uno de los primeros aviones construidos específicamente para patrulla marítima y guerra antisubmarina, el Neptune introdujo varias innovaciones tecnológicas que tuvieron un impacto duradero en la aviación militar.
Uno de los avances tecnológicos más significativos del P-2 Neptune fue su sistema de propulsión híbrido, que combinaba los motores de pistón tradicionales con los motores a reacción, lo que supuso un avance revolucionario.
El Neptune voló inicialmente con dos potentes motores radiales Wright R-3350, pero versiones posteriores incorporaron pods de reacción Westinghouse J34 bajo sus alas. Esta disposición proporcionaba empuje adicional, crucial para despegar con cargas pesadas y para vuelos a alta velocidad sobre áreas objetivo.
El sistema de propulsión mixta del Neptune sentó un precedente en el diseño de aeronaves, influyendo en los futuros aviones militares y comerciales multimotor. Otra característica tecnológica clave del Neptune fue su avanzado equipo de aviónica y vigilancia. El avión fue uno de los primeros en estar equipado con un Detector de Anomalías Magnéticas (MAD), una herramienta revolucionaria en la guerra antisubmarina.
Esta tecnología permitió al Neptune detectar submarinos al identificar variaciones en el campo magnético de la Tierra causadas por grandes objetos metálicos. Además del MAD, el Neptune llevaba sofisticados sistemas de radar y sonoboyas, lo que mejoraba su capacidad para rastrear y monitorear objetivos tanto en la superficie como en el subsuelo.
soviet
El Neptune también desempeñó un papel importante en el desarrollo de la inteligencia electrónica aerotransportada (ELINT) y el reconocimiento. Algunas variantes estaban equipadas con equipos especializados para interceptar y analizar las señales de radar y comunicación del enemigo.
Este papel del Neptuno fue crucial durante la Guerra Fría, ya que proporcionó información valiosa sobre las actividades navales y las capacidades electrónicas soviéticas.
Más allá de sus aplicaciones militares, el diseño del Neptune demostró una notable versatilidad. Tras su retiro del servicio militar, algunos Neptunes fueron reconvertidos para uso civil, sobre todo en la lucha contra incendios desde el aire.
Estas aeronaves fueron adaptadas para transportar grandes cantidades de agua o retardante de fuego, lo que desempeñó un papel crucial en la lucha contra los incendios forestales. Esta adaptación del Neptune de una función militar a una función civil es un testimonio de la robustez y versatilidad de su diseño.
El legado del Lockheed P-2 Neptune es evidente en las generaciones de aviones de patrulla marítima que le siguieron. Su influencia se puede ver en el diseño y las capacidades de su sucesor, el Lockheed P-3 Orion, y otros aviones de patrulla marítima desarrollados posteriormente. El énfasis del Neptune en el alcance, la resistencia y la capacidad multimisión estableció nuevos estándares en el campo, dando forma al futuro de la patrulla marítima y la guerra antisubmarina.
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