En diciembre de 1978, las tensiones entre Argentina y Chile por la soberanía de las islas Picton, Lennox y Nueva en el Canal de Beagle alcanzaron un punto crítico. La diplomacia había fallado, y ambos países se preparaban para una confrontación armada. La Flota de Mar (FLOMAR) argentina, con su poderosa combinación de portaaviones, cruceros, destructores y submarinos, se preparaba para enfrentar a la Armada de Chile (ACh), una fuerza bien equipada pero en desventaja numérica y tecnológica. Autores chilenos especulan que las fuerzas argentinas en términos de infantería levemente duplicaban en número a las chilenas, en términos de blindados la diferencia era 5:1, en términos de aviones era 3:1 y en términos navales era levemente superior en algunos aspectos (combatientes de superficie), en otros decisivamente inferior (submarinos operativos en la zona) y otros cualitativamente incomparable (portaaviones).
Orden de Batalla al 20 de Diciembre de 1978
Armada de Chile (ACh)
- Buques Principales:
- Crucero ligero clase Tre Kronor: Almirante Latorre.
- Crucero ligero clase Brooklyn: Capitán Prat.
- Destructores clase Almirante: Almirante Riveros, Blanco Encalada y Cochrane.
- Fragatas clase Leander: Almirante Williams, Almirante Condell y Almirante Lynch.
- Destructores clase Fletcher: Blanco Encalada (DD-14) y Cochrane (DD-15).
- Destructores clase Allen M. Sumner: Ministro Portales.
- Submarinos:
- SS-21 Simpson, el único operativo, ya que los submarinos clase Oberon estaban en mantenimiento mayor.
- Aviación Naval:
- Bell Jet Ranger 406, Helicópteros AS-332 Super Puma.
Flota de Mar (FLOMAR) de Argentina
- Buques Principales:
- Portaaviones ARA Veinticinco de Mayo.
- Crucero clase Brooklyn: ARA General Belgrano.
- Destructores Tipo 42: ARA Hércules
- Destructor clase Gearing: ARA Py
- Destructores clase Allen M. Sumner: ARA Comodoro Seguí. ARA Bouchard y ARA Piedrabuena.
- Destructores clase Fletcher: ARA Rosales (D-22), ARA Almirante Domecq García (D-23) y ARA Almirante Storni (D-24)
- Corbeta clase A69: ARA Drummond y ARA Guerrico
- Submarinos:
- ARA Santiago del Estero, ARA Salta, ARA San Luis y ARA Santa Fe.
- Aviación Naval:
- 8 A-4Q Skyhawk embarcados en el portaaviones, con uno en alerta caza interceptor en cubierta 24/7. El caza de interceptor en cubierta interceptó 2 veces a un CASA 212 de patrulla marítima asentado en Puerto Williams.
- Helicópteros SH-3 Sea King.
2. Análisis cualitativo y cuantitativo de ambas flotas
Armada de Chile (ACh)
Cualitativo:
- Alta capacidad defensiva con fragatas equipadas con misiles Exocet.
- Limitada capacidad submarina con un solo submarino operativo.
- Buena coordinación entre unidades de superficie y aérea.
Cuantitativo:
- 1 crucero ligero
- 3 fragatas
- 6 destructores
- 1 submarino operativo
Flota de Mar (FLOMAR) Argentina
Cualitativo:
- Superioridad aérea con el portaaviones Veinticinco de Mayo.
- Mayor capacidad submarina con 4 submarinos operativos.
- Alta capacidad de proyección de fuerza con destructores y fragatas modernas.
Cuantitativo:
- 1 portaaviones
- 1 crucero ligero
- 8 destructores
- 2 corbetas lanzamisiles
- 4 submarinos
Expansión del Conflicto
El conflicto no se disolvió, por el contrario, se agravó. La FLOMAR decidió lanzar un ataque a la Armada de Chile, que rápidamente zarpó desde Valparaíso hacia el sur, dirigiéndose al Canal de Beagle. La última posición detectada de la FLOMAR estaba a 120 millas (alguna fuente cita 193 millas) al suroeste del Cabo de Hornos, preparándose para apoyar la operación Soberanía, cuyo objetivo principal era el desembarco anfibio y captura de las islas Picton, Lennox y Nueva.
Análisis de Capacidades
Armada de Chile (ACh)
La ACh contaba con un crucero ligero, destructores y fragatas, todos capaces de defensa antiaérea y antisubmarina. Sin embargo, los problemas operativos del SS Simpson dejaban a la flota sin una cobertura submarina efectiva, una desventaja crucial en una guerra naval moderna.
Flota de Mar (FLOMAR)
La FLOMAR, por su parte, tenía la ventaja del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo, que proporcionaba superioridad aérea con sus A-4Q Skyhawk. Los destructores modernos y los múltiples submarinos operativos daban a la FLOMAR una capacidad robusta de defensa y ataque.
Puntos clave de avance y lugares de refugio de la ACh
Para llegar al Canal de Beagle, la flota chilena avanzaría desde Valparaíso hacia el sur, pasando por Puerto Montt, el Canal Chacao, el Golfo de Penas, Bahía Inútil y el Estrecho de Magallanes, antes de dirigirse al Canal de Beagle. En caso de necesitar refugio, los fiordos chilenos como el Fiordo de Última Esperanza, el Fiordo Quintupeu, Fiordo de Aysén o el Fiordo Comau serían lugares estratégicos para esconderse y lanzar contraataques.
Fiordos Quintupeu y Comau
Fiordo o Seno de la Última Esperanza
Aproximación final al Canal de Beagle (o Cabo de Hornos)
El mapa superior marca el recorrido de la Flota trasandina de acuerdo a la bibliografía oficial chilena y argentina. Nótese que la derrota de la flota araucana pasa por encima de la posición del submarino
ARA Santa Fé porque, precisamente, éste los detectó días previos al 21 de diciembre. Es decir, la flota enemiga había sido detectada y seguida ya por un submarino del CFS. La misma se dirigía al sur del Cabo de Hornos en apostaderos de combate, con dos buques anclados a la par esperando la orden de ataque. Los buques se hallaban dispuesto de este modo para poder intercambiar personal y vida social en la espera (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017). Volveremos a este punto más adelante.
Estrategias de detección y enfrentamiento
La FLOMAR emplearía sus S-2 Tracker y P-2 Neptune para misiones de reconocimiento (tal como se emplearían exitosamente cuatro años después en Malvinas) y los A-4Q Skyhawk para ataque, mientras que los submarinos argentinos emboscarían a los buques chilenos en puntos críticos del Estrecho de Magallanes y el paso de Drake. Los destructores y fragatas de la FLOMAR proporcionarían apoyo de fuego y defensa antiaérea para proteger operaciones anfibias y de asalto helitransportado.
Resulta clarificadora nuevamente caer en la lectura del libro "oficial" sobre el desplazamiento de la flota trasandina (libro Arancibia Clarivel y Bulnes Serrano, 2017). En ella se detalla cómo los oficiales chilenos se entrenaban en un simulador terrestre (no es broma) llamado Redifon, que en forma de cubículos interconectados simulaban buques y ensayaban maniobras en un sótano del Centro de Entrenamiento Táctico de la Academia de Guerra Naval de Valparaíso. Merino y López, ensayando con este simulador analógico, diversas combinaciones de ataque a la FLOMAR llegaron a la conclusión que se debía lograr el "dominio en el mar", buscando una batalla naval decisiva estilo Mahan. El resultado de estos ensayos determinó una formación de ataque donde "todos los misileros iban por delante y los artilleros atrás" (p. 86). No entiendo por qué se requirió del Redifon para algo de simple sentido común ¿O acaso mandar a los cañoneros primero (Prat, Latorre) y los misileros detrás (clase Almirante, Leander) tenía alguna lógica?
Por su parte, la FLOMAR "carecía" de este simulador simplemente porque las tripulaciones no simulaban sino que pasaban gran parte del año naval embarcados maniobrando con los buques reales, en tiempos reales y enfrentando problemas reales. Aproximadamente dos tercios del año las tripulaciones permanecían embarcadas, algo que cualquiera con parientes marinos en esa época lo puede corroborar. Gran parte de quiénes fueron marinos en este período de oro de la ARA y que fueron padres al inicio del año terminaron conociendo a sus hijos con 8 o 9 meses de vida dado que su vida embarcada les impidió visitarlos antes. La distancia entre ambas flotas, más allá de la geográfica propiamente dicha, era sideral. Tome nota de otro evento: en octubre de 1978, el Teniente de Corbeta Augusto Bedacarratz del Grupo Aéreo Embarcado del ARA "25 de Mayo" realizó el primer aterrizaje nocturno. Es decir, para diciembre, si la "Escuadra" era iluminada por un radar naval argentino, podría echada a pique entera de noche sin esperar a la luz diurna. Bedacarratz fue quién 4 años después, echo a pique al HMS Sheffield. Ya veremos en futuras entregas que los pilotos chilenos ni manuales de sus aviones tenían.
Análisis del choque de fuerzas
En el marco de la crisis del Beagle de 1978, las tensiones entre Argentina y Chile alcanzaron un punto crítico, llevando a ambas naciones al borde de un conflicto armado. La operación Soberanía, planificada por Argentina, tenía como objetivo principal el desembarco anfibio y la captura de las islas Picton, Lennox y Nueva, ubicadas en el canal de Beagle. Esta operación debía realizarse bajo una sólida cobertura naval y aérea proporcionada por la Flota de Mar (FLOMAR) argentina.
Preparativos y composición de Fuerzas
A finales de diciembre de 1978, la FLOMAR estaba plenamente equipada y lista para la acción. Contaba con el portaaviones ARA Veinticinco de Mayo, un activo crucial que embarcaba A-4Q Skyhawks y S-2 Trackers, proporcionando tanto capacidad de intercepción aérea como de patrullaje marítimo y guerra antisubmarina. La flota incluía también varios destructores modernos, como el ARA Hércules, así como fragatas como el ARA Piedrabuena y el ARA Espora. Adicionalmente, Argentina disponía de una fuerza submarina significativa con los submarinos ARA Santiago del Estero, ARA Salta, ARA Santa Fe y ARA San Luis.
La Armada de Chile (ACh), aunque menos numerosa, mantenía una fuerza defensiva robusta. Su principal activo era el crucero ligero CL-02 Capitán Prat y el todavía amenazante Almirante Latorre, acompañado por fragatas y destructores equipados con misiles Exocet MM-38. La flota chilena incluía también el submarino SS-21 Simpson, el único operativo en ese momento, ya que los otros submarinos de la clase Oberon estaban en mantenimiento mayor.
Desarrollo de la Operación
La operación de desembarco planificada por Argentina se centraba en la Isla Nueva, donde se sabía que había unos 150 infantes de marina chilenos atrincherados. La estrategia argentina consistía en desembarcar en la costa sur de la isla, evitando las defensas chilenas en el norte. Para ello, se emplearía el transporte anfibio ARA Cabo San Antonio, escoltado por destructores y fragatas que proporcionarían apoyo de fuego y protección.
Los chilenos esperaban una imagen de este tipo en las islas cuando lo más probable era que la ocupación de las mismas se haría por asalto vertical helitransportado.
La fase final de aproximación de la FLOMAR se estableció con la flota argentina avanzando desde su última posición detectada, a 120 millas al sur del Cabo de Hornos, hacia el este, aproximándose al canal de Beagle. Mientras tanto, la ACh se movilizaba desde Puerto Williams, dirigiéndose hacia el canal para interceptar las fuerzas argentinas. Aquí podemos evaluar dos cursos de acción simultáneos: el primero, la flota principal se dirigía la Mar de Drake para enfrentar a la FLOMAR a mar abierto; segundo, las torpederas más pequeñas (Quidora, Fresia, Tegualda y Guacolda) enfrentarían a la fuerza de desembarco.
En cualquier caso, barcos de desembarco se hallaban apostados en la BNU (base naval de Ushuaia) para que, una vez tomadas las islas o una sección de las mismas, se ocuparan con tropas.
La guerra submarina
El libro ya mencionado, La Escuadra en Acción, de Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, relata la actividad militar y política del conflicto, con un enfoque en la Armada de Chile. Aunque el texto no es muy técnico en cuanto a los medios empleados, resulta interesante por su descripción general de las operaciones de la Escuadra en el sur de Chile.
En este relato se menciona que la Fuerza de Submarinos chilena estaba compuesta por el submarino de la clase Balao "Simpson" (SS-21) y los modernos, para la época, submarinos de la clase británica Oberon, denominados "Hyatt" (SS-23) y "O'Brien" (SS-22).
De acuerdo con esta fuente, el "O'Brien" se encontraba en dique seco durante el conflicto y el "Hyatt" tuvo que interrumpir su tránsito hacia el sur y regresar a su base en Talcahuano debido a una avería mecánica. El otro submarino de la clase Balao, el "Thomson" (SS-20), ni siquiera es mencionado, posiblemente porque ya había sido retirado del servicio debido a su antigüedad. De hecho, tanto Brasil como Argentina habían retirado sus submarinos de esta clase a principios de la década de 1970, tras recibir los Guppy.
Vistas desde periscopio de submarinos argentinos: a la izquierda, una de las fotos obtenidas del submarino Simpson chileno, único activo submarino de la ACh. A la derecha, un S-2 Tracker argentino, avión antisubmarino del que carecía Chile.
A pesar de que el "Simpson" no estaba a la altura tecnológica de las circunstancias, logró cumplir su misión de pasearse por el teatro de operaciones con el capitán en un alto estado de nerviosismo. El viejo submarino debía emerger con frecuencia para recargar sus baterías, exponiéndose peligrosamente a los radares y periscopios argentinos. Por lo menos dos veces fue fotografiado por los submarinos argentinos en superficie (una foto se ve arriba). Por su desgaste, no sería sorprendente que esta operación tuviera que realizarse con mayor frecuencia de lo normal. Habiendo sido detectado en dos ocasiones por submarinos argentinos, éstos optaron por no disparar sus torpedos. Aun así, es posible que su comandante, Rubén Scheihing, intentara atacar, pese a su desventaja tecnológica.
Áreas de patrulla asignadas a los submarinos argentinos. (Fuente: Deyseg)
Sin poder precisar las fechas exactas, los submarinos Guppy estuvieron muy cerca de entrar en combate, aunque afortunadamente sus comandantes interpretaron las órdenes con buen criterio. A mediados de diciembre, el submarino "Santa Fe" patrullaba la entrada de Bahía Cook a una profundidad de 50 metros. Los sonaristas detectaron el sonido de hélices de buques de guerra en aproximación. El comandante del S-21 dio la alarma de combate, la tripulación tomó sus posiciones y se alistaron todos los tubos lanzatorpedos. Los sonidos de las hélices se fueron sumando hasta convertirse en lo que parecía ser "una flota". La escuadra chilena navegaba sobre el S-21, abriéndose hacia las aguas abiertas del Pacífico sur.
Los sonaristas contaron tres, cuatro, seis... hasta 13 naves. Algunas tenían hélices "pesadas", como cruceros, y la mayoría hélices "livianas", similares a las de destructores.
Sin embargo, la flota chilena navegaba sin emitir señales, es decir, sin usar sonares activos en los buques de escolta. La decisión de un comandante de escuadra de navegar sin emitir puede tener varias justificaciones, como no estar buscando submarinos, o preferir ser más discreto, ya que las emisiones de sonar se propagan a grandes distancias y pueden ser detectadas por los equipos de contramedidas de los submarinos, revelando su rumbo o trayectoria.
No es difícil imaginar la gran tensión que vivió la tripulación del "Santa Fe". Suspendidos en silencio a decenas de metros bajo el Pacífico, esperaban la actitud de la flota chilena, con las armas listas para ser lanzadas si llegaba el momento adecuado para atacar desde una posición táctica favorable.
Finalmente, la flota chilena se adentró en aguas abiertas, alejándose del S-21. Siguiendo sus órdenes, el comandante del "Santa Fe" no interpretó la maniobra de la escuadra chilena como un acto hostil, especialmente en un momento en el que no había una declaración formal de guerra.
Con esto queda claro que el ARA Santa Fe sabía la posición de la flota chilena, en caso de guerra hubiera sido la primera en lanzar torpedos contra la flota trasandina.
Punto de encuentro y enfrentamiento
El punto de encuentro de las flotas se situaría en las proximidades del canal de Beagle. La FLOMAR debía enfrentar la amenaza de los misiles MM-38 Exocet de la ACh, con un alcance de 35-40 km. Existe recurrentemente en los diálogos, discusiones e intercambios con expertos y neófitos transcordilleranos una cierta contabilidad de Exocets para presuponer que una supuesta batalla naval se volcaría "claramente" a favor de la ACh. Chile dispondría de 4 u 8 bocas de fuego más que la ARA en ese momento. Es el negacionismo de la evidente derrota que hace a estos gestores de opinión sacar del juego analítico a los principales activos de la ARA: su portaaviones y sus 4 submarinos operativos. Para brindar más claridad, el portaaviones ARA Veinticinco de Mayo proporcionaba a Argentina una ventaja significativa, permitiendo ataques desde distancias de más de 200 millas (370 km). Otro detalle no menor, comparado con el caso de la experiencia de Malvinas, es que la aviación naval argentina tenía experiencia plena en los ataque antibuque y las espoletas de las bombas estarían ajustadas correctamente para detonar al impacto de los buques. Detectada la flota chilena con los S-2 Tracker y P-3 Neptune, su posición sería informada a las bases aéreas de la FAA y a los submarinos del CFS y sería cuestión de tiempo ver quien llegaba primero a la cacería.
Escenarios de Desembarco y Enfrentamiento
Aproximación de la Flota Chilena para detener el desembarco
La ACh avanzaría con rapidez desde Puerto Williams hacia el canal de Beagle, desplegando sus fragatas y destructores para interceptar y atacar las fuerzas de desembarco argentinas. Emplearía las lanchas rápidas también para detener los desembarcos y barcos de apoyo. Los chilenos lanzarían misiles Exocet y usarían su artillería naval para hostigar las lanchas de desembarco. Además, coordinarían ataques aéreos desde Punta Arenas utilizando aviones Hawker Hunter y A-37 Dragonfly. Introducirse en el canal de Beagle es una estrategia perdedora para cualquiera de las dos flotas por las restricciones de movimiento, perturbación de sensores por terreno (clutter) y consecuente baja en la performance de las armas.
Respuesta de la FLOMAR a este movimiento
Ante la aproximación chilena, la FLOMAR desplegaría sus A-4Q Skyhawks y S-2 Trackers desde el portaaviones para realizar ataques preventivos contra las unidades de la ACh. Los submarinos argentinos patrullarían áreas estratégicas para interceptar buques chilenos. La FLOMAR utilizaría sus sistemas de defensa aérea para interceptar aviones aproximándose y lanzaría sus propios misiles antibuque para neutralizar las amenazas principales. Al contrario de la flota trasandina, la ARA contaba con un elemento externo a las naves para el ataque como era la aviación embarcada. La encerrona del canal facilitaba el ataque aeronaval y hubiese sido un elemento ideal para una secuencia de ataques y rearmes para reiniciar el ciclo.
ACh se enfoca en buscar a la FLOMAR para derrotarla directamente. Por la literatura citada, este fue el camino elegido por la armada araucana.
Si la ACh hubiese decidido buscar y enfrentar directamente a la FLOMAR, rodearía la isla Navarino o accedería por el mar de Drake hacia el cabo de Hornos (derrota sureste). Coordinarían con el submarino Simpson y patrullas aéreas para localizar la flota argentina y lanzarían misiles y ataques de artillería naval en cuanto la detectaran. También por la literatura, el ARA Santa Fe estaba debajo de la flota cuando está accedió al mar abierto: objetivo detectado primero. Nuevamente aquí, la aviación naval argentina los encontraría a medio camino en cualquier escenario y debería soportar varias oleadas de ataques de A-4Q Skyhawks. Lo que quede remanente de estas oleadas es lo que podrían enfrentar a una FLOMAR intacta. Jaque.
FLOMAR se enfoca en buscar la ACh para derrotarla directamente
Si la FLOMAR decidiera buscar y enfrentar directamente a la ACh, avanzaría desde su posición al sur del Cabo de Hornos hacia el noreste. Utilizarían sus aviones embarcados para reconocimiento y ataque, primero realizaría ataques aéreos repetidos para hundir o dejar fuera de combate a los principales activos de superficie, luego hundir o averiar diversos buques, acercaría para lanzar misiles antibuque desde sus destructores y fragatas, y coordinarían ataques con sus submarinos. Y aquí traemos a colación la formación de "apostadero de combate" de la ACh: los buques se hallan anclados apareados para compartir la espera con vida social e intercambio de insumos. Si la ARA lanzaba los A-4Q Skyhawk cuando esta formación no se hubiese desarmado, hubiese facilitado enormemente el accionar de las bombas. Una misma pasada de bombardeo de 3 aviones con 3 bombas de 450 kilos hubiesen impactado de a dos buques duplicando su eficiencia. Mate.
Roles de la Aviación Naval y Militar
Aviación Naval embarcada argentina:
- A-4Q Skyhawk: Realizarían misiones de intercepción y superioridad aérea, así como ataques a buques enemigos para proteger las fuerzas de desembarco. 8 unidades embarcadas.
- S-2 Tracker: Efectuarían patrullas marítimas, detección de submarinos y coordinación de ataques antisubmarinos y antibuque. 2 unidades embarcadas.
- P-3 Neptune: Operando desde bases terrestres, tenía muy largo alcance y eran tripulaciones altamente entrenadas a lo largo del año en el Mar Argentino.
Aviación Naval con Base en Río Grande:
- T-28 Fennec: Misiones de apoyo aéreo cercano y ataques a tierra para cubrir las tropas desembarcadas (dispersos en Río Grande y Estancia La Sara). 19 unidades.
- MB-326 Aermacchi: Misiones de interdicción y ataque a tierra para apoyar las operaciones anfibias y terrestres (Río Grande). Número indeterminado.
- T-34C Turbo Mentor: Misiones de ataque ligero, apoyo logístico y transporte de suministros. Más de 12 unidades.
Aviación Militar Chilena en Chabunco:
- Hawker Hunter: Intercepción y combate aéreo, ataques a buques y apoyo a las fuerzas terrestres (6 unidades).
- A-37 Dragonfly: Ataques a tierra y apoyo cercano, interdicción y hostigamiento de fuerzas de desembarco argentinas (12 unidades).