Un Mirage IIICJ con dos historias
Este el el Mirage IIICJ 159, después de haber combatido por Israel en las guerra de los Seis días y la de Yom Kippur en donde obtuvo 13 victorias y luego fue vendido como fuente de repuestos a la Fuerza Aérea Argentina. Fueron en realidad puestos en servicio en Área Material Río IV y posteriormente destinados a la IV Brigada Aérea, siendo retirados a principios de los 90s. Este avión en particular estaba en exposición en Santa Fé, a la entrada del Liceo Aeronáutico de Funes. Este Mirage, como se ve en la foto, llevaba matrícula 159 y derribó 9 MiG-21s, un MiG-19, un Su-7, un Il-14 y un A-5. Por su rico Historial el mismo fue solicitado por Israel a la Argentina a fin de ser colocado en el Museo de la Israel Defense Force - Air Force, el 159 (C-715) fue valuado y vendido a Israel en un valor simbolico de 1 U$S (Un Dólar)
viernes, 8 de enero de 2016
jueves, 7 de enero de 2016
Segunda Invasión al Líbano: Lecciones en las FDI
Las lecciones de la Segunda Guerra del Líbano: cinco años después
por Lazar Berman
El reciente intercambio de fuego entre el ejército libanés y tropas de las Fuerzas Armadas es un recordatorio de que la frontera norte de Israel ha sido relativamente tranquilo en estos últimos cinco años, o desde la guerra de 2006 que Israel luchó contra Hezbollah. Hace cinco años, el 12 de julio, una emboscada de Hezbolá hizo estallar el conflicto de 34 días que ha cobrado mucha importancia en la región desde entonces. En consecuencia inmediata de la guerra, muchos observadores externos elogiaron a Hezbolá como el ganador.
por Lazar Berman
El reciente intercambio de fuego entre el ejército libanés y tropas de las Fuerzas Armadas es un recordatorio de que la frontera norte de Israel ha sido relativamente tranquilo en estos últimos cinco años, o desde la guerra de 2006 que Israel luchó contra Hezbollah. Hace cinco años, el 12 de julio, una emboscada de Hezbolá hizo estallar el conflicto de 34 días que ha cobrado mucha importancia en la región desde entonces. En consecuencia inmediata de la guerra, muchos observadores externos elogiaron a Hezbolá como el ganador.
Ametralladora: Heckler - Koch HK 121 (Alemania)
miércoles, 6 de enero de 2016
Rifle a cerrojo: La preeminencia del Mauser
Fusil Mauser: una supremacía centenaria.
Cuando en 1840 apareció el primer fusil de cerrojo debido al alemán Dreyse, nació un arma que se haría famosa dentro y fuera de los campos de batalla, alcanzando un grado de eficacia no igualado por otras armas. A cien años cumplidos por el modelo más significativo, el fusil Mauser 1898, conviene recordar y conmemorar el nombre genérico que designa a los de su estilo.
Aunque el padre de las armas de cerrojo fue Dreyse, su brillante idea y sus buenas realizaciones se han visto siempre ensombrecidas y casi eclipsadas por completo por quienes, sin ser progenitores, hicieron más por este tipo de armas: los hermanos Paul y Wilhelm Mauser.
Dreyse, con gran inventiva, desarrolló un sistema de percusión nuevo basado en un mecanismo llamado “llave de cubo”, nombrado así porque el mecanismo iba encerrado en un cilindro hueco. Este era sencillísimo, pues no tenía más que una larga aguja percutora y un muelle, y carecía de martillo o perro; pero lo más importante era que podía adaptarse perfectamente a la retrocarga. La fuerza necesaria para iniciar la cápsula fulminante la tomaba la aguja del muelle que la rodeaba e impulsaba hacia delante al ser liberada al accionar el gatillo o disparador.
La llave “de cubo” a su vez contaba con una palanca cuya base encajaba en una escotadura de una acción o soporte del cañón de forma parecida a como hace el cerrojo de una puerta, de ahí el nombre genérico de las armas que adaptaron este sistema: fusiles de cerrojo. Esa llave o cierre tenía la ventaja de permitir la retrocarga, es decir, que se podía cargar desde detrás en vez de por la boca del cañón, y con los componentes del disparo (cápsula fulminante, carga de pólvora y proyectil, además de un contenedor de cartón en este caso) ensamblados en una unidad o cartucho, no separados, lo que daba una gran rapidez y capacidad de fuego.
La munición de este fusil era singular. El pistón o cápsula fulminante iba situado en la parte trasera del proyectil que, a su vez estaba contenido en un taco de cartón (que era el que tomaba las estrías del ánima del cañón) y tenía forma ovoide; después venía la carga de pólvora, por lo que la aguja percutora tenía que ser fina y larga para atravesarla y poder incidir en el pistón; por eso a este arma se la llamó también “de aguja”.
Aunque la idea era brillante e ingeniosa presentaba una serie de dificultades prácticas considerables. Por consumirse la carga de pólvora al quemarse directamente en la recámara sin nada que la obturara y la protegiera, a los pocos disparos se recubría de residuos que dificultaban la introducción en aquella de los cartuchos. Esto llegaba a tal grado que los soldados equipados con este fusil tenían que ayudarse para cerrar y abrir el cerrojo de una piedra, pues con la mano no resultaba fácil. La falta de obturación de la recámara hacía que escapen de ella hacia la cara del soldado partículas incandescentes de pólvora. Además la aguja, al tener que permanecer entre la carga de pólvora mientras esta se quemaba, se corroía y rompía con frecuencia y facilidad.
Cuando en 1840 apareció el primer fusil de cerrojo debido al alemán Dreyse, nació un arma que se haría famosa dentro y fuera de los campos de batalla, alcanzando un grado de eficacia no igualado por otras armas. A cien años cumplidos por el modelo más significativo, el fusil Mauser 1898, conviene recordar y conmemorar el nombre genérico que designa a los de su estilo.
Aunque el padre de las armas de cerrojo fue Dreyse, su brillante idea y sus buenas realizaciones se han visto siempre ensombrecidas y casi eclipsadas por completo por quienes, sin ser progenitores, hicieron más por este tipo de armas: los hermanos Paul y Wilhelm Mauser.
Dreyse, con gran inventiva, desarrolló un sistema de percusión nuevo basado en un mecanismo llamado “llave de cubo”, nombrado así porque el mecanismo iba encerrado en un cilindro hueco. Este era sencillísimo, pues no tenía más que una larga aguja percutora y un muelle, y carecía de martillo o perro; pero lo más importante era que podía adaptarse perfectamente a la retrocarga. La fuerza necesaria para iniciar la cápsula fulminante la tomaba la aguja del muelle que la rodeaba e impulsaba hacia delante al ser liberada al accionar el gatillo o disparador.
La llave “de cubo” a su vez contaba con una palanca cuya base encajaba en una escotadura de una acción o soporte del cañón de forma parecida a como hace el cerrojo de una puerta, de ahí el nombre genérico de las armas que adaptaron este sistema: fusiles de cerrojo. Esa llave o cierre tenía la ventaja de permitir la retrocarga, es decir, que se podía cargar desde detrás en vez de por la boca del cañón, y con los componentes del disparo (cápsula fulminante, carga de pólvora y proyectil, además de un contenedor de cartón en este caso) ensamblados en una unidad o cartucho, no separados, lo que daba una gran rapidez y capacidad de fuego.
La munición de este fusil era singular. El pistón o cápsula fulminante iba situado en la parte trasera del proyectil que, a su vez estaba contenido en un taco de cartón (que era el que tomaba las estrías del ánima del cañón) y tenía forma ovoide; después venía la carga de pólvora, por lo que la aguja percutora tenía que ser fina y larga para atravesarla y poder incidir en el pistón; por eso a este arma se la llamó también “de aguja”.
Aunque la idea era brillante e ingeniosa presentaba una serie de dificultades prácticas considerables. Por consumirse la carga de pólvora al quemarse directamente en la recámara sin nada que la obturara y la protegiera, a los pocos disparos se recubría de residuos que dificultaban la introducción en aquella de los cartuchos. Esto llegaba a tal grado que los soldados equipados con este fusil tenían que ayudarse para cerrar y abrir el cerrojo de una piedra, pues con la mano no resultaba fácil. La falta de obturación de la recámara hacía que escapen de ella hacia la cara del soldado partículas incandescentes de pólvora. Además la aguja, al tener que permanecer entre la carga de pólvora mientras esta se quemaba, se corroía y rompía con frecuencia y facilidad.
APC: BDX (Bélgica)
martes, 5 de enero de 2016
AAM: Fairey Fireflash (UK)
Vista en primer plano del Fireflash montado en un NF11 Meteor de pruebas.
Fairey Fireflash
El proyecto del misil aire-aire Fireflash británico comenzó en 1949 como proyecto "Blue Sky" a partir del proyecto Pine Hawk.
El misil usaba comandos por beamriding como comandos de guiado de un radar desde la aeronave lanzadora.
El misil tenía una configuración muy característica. La propulsión era inadecuada siendo entonces acelerado hasta Mach 2 por un par de cohetes de combustible sólido en arreglo encima y debajo del frente del misil. Los motores de aceleración funcionan por 1.5 segundos y eran eyectados luego del uso debido al miedo de que el motor interfiriera en la señal de guiado pero limitaba alcance y duración del vuelo.
Fueron fabricados 300 misiles hasta 1955 y luego retirados en servicio. Fue instalado en el caza Swift F7 para ensayos en 1957. La RAF acabó escogiendo el Firestrek para equipar sus cazas.
Motor aeronáutico: PT6A-62
Motor Pratt & Whitney PT6A-62
El futuro motor del FMA IA-58 Pucará...
CARACTERÍSTICAS
La familia de motores PT6A continúa avanzando, incorporando las últimas tecnologías en la unidad para superar las expectativas de nuestros clientes en términos de rendimiento, fiabilidad, durabilidad, consumo de combustible y respeto al medio ambiente. Más de 65 modelos PT6A se han producido, que van desde los 500 shp caballos de fuerza potencia en el eje a los 2.000 shp. Nuevas tecnologías aerodinámicas y materiales han permitido que el motor PT6 para obtener más poder, sin aumentar significativamente de tamaño. Otras innovaciones han reducido las emisiones, aumentado los intervalos de mantenimiento y facilidad de operación ha mejorado aún más con la introducción del control electrónico digital de los pequeños motores de turbina de gas.
El futuro motor del FMA IA-58 Pucará...
CARACTERÍSTICAS
La familia de motores PT6A continúa avanzando, incorporando las últimas tecnologías en la unidad para superar las expectativas de nuestros clientes en términos de rendimiento, fiabilidad, durabilidad, consumo de combustible y respeto al medio ambiente. Más de 65 modelos PT6A se han producido, que van desde los 500 shp caballos de fuerza potencia en el eje a los 2.000 shp. Nuevas tecnologías aerodinámicas y materiales han permitido que el motor PT6 para obtener más poder, sin aumentar significativamente de tamaño. Otras innovaciones han reducido las emisiones, aumentado los intervalos de mantenimiento y facilidad de operación ha mejorado aún más con la introducción del control electrónico digital de los pequeños motores de turbina de gas.
MBT: M-84 (Yugoslavia)
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