Guerra de trincheras
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Imagen de una trinchera cerca de La Boisselle durante la Batalla de Somme en julio de 1916.
La guerra de trincheras o guerra de posición es una forma de hacer la guerra, en la cual los ejércitos combatientes mantienen líneas estáticas de fortificaciones cavadas en el suelo y enfrentadas. La guerra de trincheras surgió a partir de una revolución en las armas de fuego y a un incremento en su poder, sin que hubiese al mismo tiempo un aumento en la movilidad y en las comunicaciones. Hubo períodos de guerra de trincheras en la Guerra Civil Estadounidense (1861-1865) y en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, pero llegó a su punto máximo de brutalidad y mortalidad en el Frente Oeste de la Primera Guerra Mundial.
Trasfondo
Las fortificaciones son casi tan antiguas como la propia guerra. Sin embargo, debido al tamaño relativamente pequeño de los ejércitos y al poco alcance de las armas, tradicionalmente no era posible defender más que una distancia corta o una fortaleza aislada. Las grandes fortificaciones del mundo antiguo, tales como la Gran Muralla China o la Muralla de Adriano, eran excepciones a la regla general y en cualquier caso no se habían diseñado para evitar completamente que el enemigo cruzase al otro lado, sino para hacer de frontera que establecía el momento en el que el enemigo había cruzado el límite. También servían para evitar o entorpecer su huida.
Aunque avanzaron enormemente tanto el diseño de fortificaciones como el de armas en la segunda mitad del segundo milenio, la invención del arco largo, la aparición del mosquete e incluso la de la artillería no cambiaron substancialmente la regla de que una fortificación necesitaba de una gran cantidad de tropas para defenderla. Un pequeño número de tropas simplemente no podían mantener un volumen de fuego suficiente como para repeler un ataque decidido.
La guerra de asedio
Representación del asedio de Constantinopla, capital del Imperio bizantino, por el Imperio Turco.
La mayoría de las técnicas utilizadas en la guerra de trincheras habían existido ya muchos años antes para la guerra de asedio. Lo novedoso fue el empleo de dichas técnicas en campo abierto entre dos ejércitos.
En su Guerra de las Galias, Julio César describe cómo las legiones romanas levantaron dos inmensas paredes fortificadas alrededor de la ciudad durante la Batalla de Alesia. En la muralla interna, de unos 16 km (10 mi), mantenían a Vercingétorix y a sus fuerzas dentro de la ciudad, mientras que la muralla externa les protegía de los refuerzos, que les superaban en número y trataban de romper el asedio. Los romanos lograron mantener sus posiciones entre las dos paredes; y los galos, enfrentándose a la muerte por hambre, finalmente se rindieron una vez que sus refuerzos fueron derrotados por César. Tucídides describe un asedio similar, aunque sin éxito, en el sitio de Siracusa por los atenienses durante la Guerra del Peloponeso.
Una vez que se inventaron las armas de fuego, las técnicas fueron evolucionando hasta convertirse en el muy conocido ritual denominado siège en forme. El ejército atacante rodeaba una ciudad y luego emplazaba a la ciudad a rendirse. Si respondían negativamente, el ejército rodearía la ciudad con fortificaciones temporales para impedir contraataques del ejército defensor y la llegada de refuerzos. Los atacantes entonces construirían una serie de trincheras, paralelas a las defensas, y justo a la distancia de la artillería defensiva. Luego construían una trinchera en dirección a la ciudad haciendo un recorrido en zigzag, para evitar que quedase expuesta al fuego enemigo. Una vez estuviese dentro del alcance de la artillería, se cavaría otra trinchera paralela con emplazamientos para cañones. Si fuese necesario se utilizaría la primera artillería como cobertura, y el proceso se repetiría hasta que los cañones estuviesen lo suficientemente cerca como para acertar de pleno y abrir una brecha en las fortificaciones. De esta forma, las tropas de avanzadilla y las de apoyo podrían aproximarse lo suficiente como para explotar la brecha, a la vez que el proceso proseguía desde varios puntos y buscando una mayor aproximación. Después de cada paso del proceso, los asaltantes emplazarían a los defensores a la rendición, pero una vez que las tropas hubiesen alcanzado con éxito la ciudad a través de la brecha, los defensores no podrían esperar ninguna piedad. Estas técnicas fueron muy usadas por los tercios españoles, siendo un ejemplo clásico el sitio de Breda de 1625.
Los Pa māori
Los maoríes de Nueva Zelanda construyeron barricadas denominadas Pā en colinas y penínsulas pequeñas, siglos antes del contacto con pueblos europeos. Se asemejaban a las pequeñas fortalezas de la Edad del Hierro que aparecen en los paisajes británicos e irlandeses. Cuando los maoríes se encontraron con los británicos, desarrollaron el Pā, convirtiéndole en un efectivo sistema de trincheras, que sirvió de predecesor de desarrollos similares en América y Europa. En las guerras maoríes, el Pā moderno logró neutralizar durante un tiempo la gran diferencia entre los ejércitos, tanto en número como en armamento. En Ohaeawai Pā en 1845, en Rangiriri en 1864 y otra vez en Gate Pā en 1864, las fuerzas británicas y coloniales descubrieron que un ataque frontal sobre un Pā resultaba inefectivo y sumamente costoso.
En Gate Pā, durante la Campaña Tauranga en 1864,los maoríes aguantaron un bombardeo de un día de duración en sus refugios. Una autoridad calculó que Gate Pā había llegado a absorber en un día un mayor volumen de explosivos por m² que las trincheras alemanas en el bombardeo de una semana que precedió a la Batalla del Somme.[cita requerida] Una vez destruida la empalizada, los británicos penetraron en el Pā, en donde los maoríes comenzaron a disparar desde trincheras escondidas, matando a 38 e hiriendo a muchos más en la batalla más costosa para los Pākehā de la guerra. Los maoríes abandonaron entonces el lugar.
Los Māori desarrollaron sus ideas del diseño del Pā en muy poco tiempo, desde la Edad de Piedra hasta el nivel de la Primera Guerra Mundial en poco más de 30 años.
Desarrollo
Guerra Civil Estadounidense: tropas de la Unión esperando en trincheras antes del avance en la segunda batalla de Fredericksburg. Virginia, mayo de 1863
El primer desarrollo crítico para la aparición de la guerra de trincheras fue la introducción de los ejércitos de reclutamiento masivo, que aparecieron en la Revolución francesa y en las Guerras Napoleónicas. Antes de esto, los ejércitos consistían en un pequeño número de tropas que eran incapaces de defender un amplio territorio durante mucho tiempo. Las batallas eran breves, o degeneraban en guerras de asedio. La aparición de los grandes ejércitos hizo mucho más difícil que uno pudiese sobrepasar el flanco del otro, aunque todavía podía conseguirse, mediante cargas de caballería e infantería, que uno de ellos acabase rompiendo la formación del otro a través de un asalto directo. Un ejemplo de línea militar fortificada que se alargaba durante muchos kilómetros eran las líneas de Torres Vedras (1810), construidas por los portugueses bajo la dirección de los Ingenieros de la Armada Británica, durante la guerra contra Napoleón Bonaparte.
Lo que hizo que esta táctica fuese cada vez más suicida fue el desarrollo de armas de fuego cada vez de mayor poder a mediados del siglo XIX. Cuando comenzó la Guerra Civil Estadounidense, en 1861, se luchó con las mismas tácticas utilizadas en la era de Napoleón y durante siglos antes. Cuando la guerra llegaba a su sangriento final en 1865, se había convertido en un previo de la Primera Guerra Mundial, con trincheras, ametralladoras, fortificaciones de campo y bajas masivas. La batalla de Petersburg, cercana al final de la guerra, con sus trincheras y formaciones estáticas, contrasta con las primeras batallas, como la primera batalla de Bull Run, en donde las maniobras todavía eran posibles. Las famosas cargas de caballería, como la carga de Pickett en la batalla de Gettysburg, demostraron la inutilidad de un asalto directo contra una línea enemiga bien colocada.
Una de las primeras ametralladoras. Ilustración en una enciclopedia suiza de 1885.
Hubo dos factores principales para el cambio. En primer lugar, hubo una proliferación de rifles, que en la época se fabricaban por miles. Éstos eran efectivos al doble de distancia que los fusiles de la era Napoleónica y eran capaces de matar a enemigos a una distancia de 1 km. Además, permitían al tirador mantenerse a cubierto en una trinchera o detrás de algún obstáculo improvisado para poder disparar a un cuerpo de atacantes desde una distancia mucho mayor que la anterior. Los atacantes eran incapaces de cruzar lo suficientemente rápido como para evitar bajas en un número prohibitivo. Por otro lado estaba la persistencia en las tácticas en columna de las Guerras Napoleónicas, que incrementaban las bajas. Sólo a finales de la guerra se corrigió este error táctico de forma generalizada, disponiendo las tropas en abierto. Por ello, la primera respuesta al incremento en el poder de fuego, la cobertura, o la segunda, la dispersión, acabaron adoptándose. La tercera, la armadura, no era una opción contra las nuevas armas. No sería una opción válida hasta la invención de la combustión interna y los vehículos blindados.
También influyeron otros factores que fueron apareciendo después de la Guerra Civil Estadounidense. El primero fue el desarrollo del alambre de espino o de púas (inventado en 1874), que en sí mismo no causaba un gran daño a nadie, pero que podía ralentizar de forma crucial a una fuerza de ataque, y permitir a los defensores, con ametralladoras emplazadas estratégicamente, infligir graves pérdidas al enemigo. La segunda fue la mejora de la artillería, que de una u otra forma, había formado parte de la guerra desde la época clásica, y que desde la aparición de la pólvora hasta el desarrollo de la guerra de trincheras se había convertido en la mayor causa de bajas en la guerra. Fue suplantada sólo brevemente por el rifle. Con el desarrollo de los cañones de acero de retrocarga por Krupp, se recuperó gran parte de su capacidad de matar (como se demostró gráficamente en la Guerra Franco-prusiana de 1870-1871).
En tercer lugar está la introducción de las balas explosivas y, por último, los mecanismos hidráulicos de recarga, inventados por los franceses en el cañón de 75 mm M1897, que incrementaron significativamente la velocidad de disparo. Estos cambios aumentaron la efectividad de la artillería hasta un grado inimaginable en la década de 1870. Se creó una zona entre el atacante y el defensor, un espacio de "tierra de nadie" demasiado letal como para cruzarlo.
Implantación
Aunque la tecnología y los ejércitos de reclutas habían cambiado dramáticamente la naturaleza de la guerra, la mayoría de los ejércitos todavía no se habían dado cuenta de las implicaciones de los cambios. Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, la mayoría de los ejércitos se prepararon para un guerra breve, con tácticas y estrategias similares a las usadas en tiempos de Napoleón.
Sin embargo, en cuanto empezó la guerra, los alemanes y los aliados (principalmente los franceses y los británicos) pronto percibieron que con las armas modernas, cualquier lugar podía ser fácilmente defendido por un puñado de hombres de infantería. Como atacar frontalmente suponía una cantidad de pérdidas inaceptable, era esencial una operación de desborde por los flancos. Tras la batalla de Aisne en septiembre de 1914, se intentaron una serie de flanqueos y la ampliación de las líneas de defensa fortificadas para superar las del contrario, en lo que se conoció como la "carrera al mar". Los dos bandos cavaron lo que esencialmente era un par de trincheras desde la frontera suiza hasta el sur del Mar del Norte, en la costa de Bélgica. La guerra de trincheras prevaleció en el Frente Oeste desde el 16 de septiembre de 1914 hasta que los alemanes lanzaron su "Ofensiva de Primavera", Operación Michael, el 21 de marzo de 1918.
En el Frente Oeste, las pequeñas e improvisadas trincheras de los primeros meses pronto empezaron a crecer en profundidad y complejidad, creándose gradualmente vastas áreas defensivas interconectadas. El espacio entre las trincheras se denominaba tierra de nadie y variaba en distancia en función del campo de batalla. En el Frente Oeste era habitualmente de 90 a 270 metros (100 a 300 yardas) y de sólo 27 m (30 yd) en algunos puntos. Tras la retirada alemana hasta la línea Hindenburg en marzo de 1917, se estrechó hasta casi un km en algunos lugares. En la batalla de Gallípoli, la distancia entre las trincheras se estrechó hasta sólo 15 m (16 yd), lo que provocó una incesante guerra de granadas. En el Frente Este y en Oriente Medio, las áreas a cubrir eran tan grandes y las distancias a los suministros eran tan amplias, que la guerra de trincheras no se llegó a practicar.
La guerra de trincheras en los Alpes llegó a extenderse hasta la tercera dimensión, en desniveles verticales y en lo más profundo de las montañas, hasta alturas de 3.900 msnm. La gestión y los perfiles de las trincheras tuvieron que adaptarse al terreno escarpado, a las rocas y al clima. Algunos sistemas de trincheras se llegaron a construir en glaciares (por ejemplo, en los Dolomitas).
Sistema defensivo
Primera división de fusileros de Lancashire, en una trinchera de comunicación cerca de Beaumont Hamel, Somme, 1916
Al poco tiempo de comenzar la guerra, la estrategia defensiva británica sugirió un sistema principal de trincheras de tres líneas paralelas con cada línea conectada por trincheras de comunicación. El punto en el que una trinchera de comunicación hacía intersección con la trinchera frontal era de una importancia crítica, y normalmente se encontraba fuertemente fortificado. La trinchera frontal tenía una guarnición ligera, y normalmente sólo estaba ocupada por las tropas de guardia al amanecer y al anochecer. Entre 63 y 90 metros (70 a 100 yardas) más alejada se hallaba la trinchera de apoyo (o "de viaje"), que sería a la que retrocedería la guarnición en el caso de que la trinchera frontal fuese bombardeada. Entre 270 y 450 metros (300 a 500 yardas) más atrás se encontraba la tercera trinchera de reserva, en donde las tropas de reserva se podían juntar para un contraataque si las trincheras frontales eran capturadas.
Este sistema defensivo pronto se volvió obsoleto, a medida que fue creciendo el poder de la artillería. Sin embargo, en algunos sectores del frente, la trinchera de apoyo se mantuvo como señuelo para atraer el fuego enemigo lejos de las líneas frontales y de reserva. Se encendían fuegos para hacerla parecer habitada, y los daños producidos por las bombas eran reparados inmediatamente.
Vista aérea de trincheras opuestas entre Loos y Hulluch, julio de 1917. Las trincheras alemanas son las situadas en la parte inferior derecha, las británicas están en la parte superior izquierda.
También se construían trincheras temporales. Cuando se planeaba un ataque a gran escala, se cavaban trincheras de reunión cerca de la trinchera frontal. Servían como refugio a las oleadas de tropas atacantes que seguirían a las primeras que dejaban la trinchera frontal. También se cavaban zanjas en dirección a la tierra de nadie con diversos propósitos, como conectar la trinchera frontal con un puesto de escucha cerca del enemigo, o servir de una zona de ataque avanzado para un ataque por sorpresa.
Cuando un lado de la línea frontal se curvaba hacia el enemigo, se formaba un saliente (una zona vulnerable al poder ser atacada desde varios flancos). La línea cóncava enfrentada a un saliente se denomina reentrada.
Detrás del sistema frontal de trincheras solía haber al menos dos sistemas de trincheras preparados al menos parcialmente. Los alemanes a menudo preparaban múltiples sistemas de trincheras redundantes. En 1916, su frontal de Somme mostraba dos sistemas completos de trincheras, separados a un kilómetro el uno del otro, con un tercer sistema parcialmente completo otro kilómetro más atrás. Esta duplicidad hacía que fuese virtualmente imposible atravesar las fortificaciones. En el caso de que la sección del primer sistema de trincheras fuese capturado, se cavaría una trinchera para conectar el segundo sistema con la parte del primero que todavía estuviese bajo control.
Los alemanes crearon una especie de ciencia en cuanto al diseño y construcción de defensas. Utilizaban hormigón armado para construir puntos estratégicos, así como refugios profundos, ventilados y a prueba de bombas. Estaban más dispuestos que sus enemigos a hacer una retirada estratégica a una posición mejor preparada defensivamente. También fueron los primeros en aplicar el concepto de "defensa en profundidad", en donde las líneas frontales tenían cientos de metros de profundidad y contenían una serie de puestos de avanzada en lugar de una trinchera continua. Cada avanzada podía dar fuego de apoyo a sus vecinos, y si bien los atacantes tenían libertad de movimientos entre los puestos avanzados, estaban continuamente expuestos al fuego cruzado contra ellos. Los británicos acabaron adoptando un sistema parecido, pero estaba incompleto cuando los alemanes lanzaron su "Ofensiva de primavera" en 1918, y demostró ser desastrosamente inefectivo.
Construcción de trincheras
Diagrama de construcción de una trinchera extraído de un manual de infantería británico de 1914.
Las trincheras nunca eran rectas, sino que se cavaban en un esquema dentado, que convertía la línea en segmentos conectados por traviesas. Esto implicaba que un soldado nunca podía ver más de 10 m aproximadamente a lo largo de la trinchera. Con ello el enemigo no podría enfilar la trinchera completa si lograba ganar acceso a algún punto y, si caía una bomba en alguna trinchera, la fragmentación (a menudo llamada incorrectamente metralla) no podría llegar muy lejos.
El lado de la trinchera que miraba al enemigo se denominaba el parapeto y tenía un escalón de fuego. El lado trasero de la trinchera se denominaba el parados. El parados protegía la espalda del soldado de la fragmentación de las bombas que caían detrás de la trinchera. Si el enemigo capturaba la trinchera, entonces los parados se convertían en su parapeto. Los laterales de la trinchera se recubrían con sacos de arena, astillas y trozos de madera y alambre. El suelo normalmente se recubría con planchas de madera.
Se construían refugios de distintos grados de lujo en la retaguardia de la trinchera de apoyo. Los refugios británicos solían estar entre 2,5 m y 5 m de profundidad, mientras que los alemanes solían estar mucho más profundos, a un mínimo de 3,5 m, y en ocasiones cavaban 3 pisos, con escaleras de hormigón para acceder a los niveles superiores.
Miembro de la caballería ligera australiana utilizando un rifle con periscopio, Galípoli, 1915.
Para permitir a un soldado ver fuera de la trinchera sin exponer su cabeza, se creaba un agujero en el parapeto. Podía ser simplemente un hueco entre las bolsas de arena o podía estar protegido por una placa de acero. Los francotiradores alemanes utilizaban munición perforadora que les permitía penetrar los agujeros. La otra forma de mirar desde una trinchera era mediante un periscopio. Su forma más sencilla era un tubo hueco con dos ángulos de espejos en las partes superior e inferior. En las trincheras de ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps) en Galípoli, en donde los turcos tenían el terreno más alto, el rifle con periscopio se desarrolló para que los australianos y neozelandeses pudieran disparar al enemigo sin exponerse ellos mismos, tras el parapeto.
Había tres formas estándar de cavar una trinchera. La primera era que la persona se pusiese de pie sobre la superficie y cavase hacia abajo. Era la más efectiva en cuanto a velocidad y a que permitía a muchos trabajadores a la vez, pero tenía el problema de que los trabajadores quedaban expuestos al fuego enemigo. Por eso sólo podía usarse en la zona de retaguardia o por la noche. La segunda opción era ampliar una trinchera existente cavando desde el extremo. Los trabajadores no quedaban expuestos, pero sólo podían trabajar uno o dos hombres al mismo tiempo. Por último, se podían cavar túneles, en cuyo caso se mantenía un "techo" de tierra encima de la trinchera hasta terminar el trabajo. Luego se quitaba el techo y se podía ocupar la trinchera.
Según la información que manejaban los ingenieros ingleses, se podían completar 250 m de trinchera frontal utilizando 450 hombres en 6 horas (por la noche). Después la trinchera necesitaba mantenimiento continuo para evitar el deterioro causado por el clima y las bombas.
Falsa trinchera construida con sacos, Armentières, 1916
El campo de batalla de Flandes, en donde se produjo parte de la lucha más encarnizada, presentaba numerosos problemas para la guerra de trincheras, y especialmente para los británicos, que en muchos casos se veían obligados a ocupar las zonas más bajas. En muchos lugares, el nivel freático estaba a poco más de un metro de profundidad, por lo que cualquier trinchera que se excavase se inundaría rápidamente. Por ello, muchas "trincheras" en Flandes estaban realmente por encima de la tierra, construidas a base de construcciones masivas por medio de sacos de tierra (llenos con arcilla). En un principio, tanto el parapeto como el parados estaban construidos de esta forma, pero más tarde la técnica fue abrir el parapeto en gran parte de la línea, de forma que la retaguardia estuviese expuesta al fuego desde la línea de reserva, en el caso de que el enemigo capturase la trinchera frontal.
Frente occidental alemán en 1915, destacamentos avanzados alemanes cuidan la entrada a una trinchera en la línea del frente de Arras
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