Film "Otokotachi no Yamato"
Acorazado YAMATO 大和
Impresionante recreación digital del final del mayor acorazado de la Historia.
miércoles, 19 de marzo de 2014
SGM: El fin del Yamato
Mi última guardia en el “Yamato”
por el Oficial Mitsuru Yoshida
El acorazado «Yamato» comenzó a construirse en 1937. Fue botado el 8 de Agosto de 1940. Sus dimensiones eran de 263 metros de eslora; 36,90 metros de manga y 10,90 metros de calado. Tenía una dotación de 2.750 hombres aproximadamente. Su armamento consistía en 9 cañones de 460 mm.; 12 de 155 mm.; 12 de 127 mm.; 24 de 25 mm. antiaéreos; 4 de 13 mm. antiaéreos y 150 ametralladoras. Contaba con 12 calderas Kampon que le proporcionaban una potencia de unos 150.000 HP. Su motor era de turbina con 4 hélices. Su velocidad máxima era de 26 nudos y tenía una autonomía de 7.200 millas a una media de 16 nudos. Su desplazamiento estándar era de unas 63.700 toneladas y con plena carga de unas 73.000 toneladas. Este acorazado era, con mucho, más grande que los dos acorazados alemanes más famosos: el «Tirpitz» y el «Bismarck». Podía disparar un proyectil a 41 km. de distancia y realizar dos disparos por minuto.
El Yamato durante su construcción
El 1º de Abril de 1945 el superacorazado «Yamato», de la Armada Imperial Japonesa, se hallaba anclado en el puerto naval de Kure, aguardando reparaciones y mejoras. El gigante buque de guerra, pintado de plata y gris, surgía del mar como una inmensa roca, dominando todo lo que le rodeaba. Yo era el oficial de radar, el de menor graduación a bordo.
Súbitamente, el altavoz rompió la calma matinal: -«Comenzar operaciones de navegación a partir de las 8,15 hs.; levamos anclas a las 10,00 hs.»- ¡Tropas norteamericanas habían desembarcado en Okinawa! ¿Iríamos a atacarlas, en lo que acaso pudiera resultar la batalla decisiva del área del Mar del Sur? A las 10,00 hs. en punto, el «Yamato» partió. Al caer la noche anclamos en la playa Mitajiri, lugar de reunión de la flota.
Todo el personal fue llamado a cubierta. Metidos en nuestros uniformes caquis de batalla, y en posición de firmes, 3.000 marinos escuchamos una breve arenga del Capitán Kosaku Ariga, en la que expresaba la ardiente esperanza de que todos nos comportáramos ejemplarmente. Luego, el segundo oficial, Capitán Nomura, gritó: -«¡Qué el “Yamato” (“Japón”, nombre sentimental), como el “Kamikaze” (“Viento Divino”), honren debidamente su nombre!»-
A la mañana siguiente, divisamos un bombardero norteamericano B-29. Nos lanzó una bomba mediana que no causó daños, pero que desvaneció toda esperanza de guardar el secreto de nuestra navegación. Alcancé a oír decir a mis superiores, que nuestro ataque estaría combinado con ataques de aviones kamikaze contra el enemigo, en el área de Okinawa. Los contraataques de cazas enemigos superiores, contra nuestra pobre aviación suicida, sobrecargada de explosivos, habrían sido paralizantes. Ahora se hacía necesario atraer con engaño a los aviones enemigos, de suerte que nuestros kamikaze pudieran operar con mayor efectividad.
Esto requería algo que atrajera al mayor número de aviones y resistiera sus ataques el mayor tiempo posible. El «Yamato», con su escolta, resultaba la mejor carnada. Y así, mientras nuestra flota atraía sobre sí el peso de la presión de las fuerzas aéreas enemigas, quedaría despejado el camino para que nuestros aviones suicidas se apuntaran grandes éxitos en sus ataques. Si sobrevivíamos a esta fase de la operación, nuestro objetivo sería avanzar por el centro de las posiciones del adversario y realizar el máximo de destrucción posible. A este fin el «Yamato» estaba cargado a plena capacidad de municiones, para todas las armas que llevaba. ¡Sus tanques, sin embargo, sólo llevaban el combustible necesario para el viaje de ida a Okinawa! Lo que era un suicidio, dictado por la desesperación. Bien entrada la tarde del 5 de Abril, el altavoz anunció: -«Listos para una ración de sake... ¡Cantina abierta!»- Se invitó a los guardiamarinas para el brindis final. Pero cuando el oficial navegante levantó su copa, esta se le escapó de su mano temblorosa y se rompió contra la cubierta: todos comprendimos que la muerte era el destino inevitable y probablemente cercano. Y que, cuando llegara, cada uno de nosotros tendría que saludarla con valor y corazón resuelto.
A la tarde siguiente la insignia de combate del «Yamato» batía el aire. Armas y equipos estaban listos. A las 16,00 hs., el resto de lo que fue la gran flota japonesa, navegaba hacia Okinawa. El crucero ligero «Yahagi» y ocho destructores servían de escolta. A las 18,00 hs. tocaron a asamblea y el segundo oficial leyó las solemnes palabras que nos dirigía el comandante en jefe de la flota unida: -«¡Haced de esta operación el punto decisivo de la guerra!»- Seguidamente se tocaron el himno nacional del Japón y otros aires marciales. Por último, se dieron tres vivas a Su Majestad Imperial. Yo tenía el encargo, en el puente, de recoger los informes de los vigías y retransmitirlos al Capitán Ariga y sus ayudantes. A mi izquierda estaba el vicealmirante Seiichi Ito, comandante de las fuerzas navales; su jefe de estado mayor, el contralmirante Nobuei Morishita, se hallaba a mi derecha. Yo me sentía afortunado y muy orgulloso. Al romper el alba del 7 de Abril, interceptamos mensajes enemigos que daban nuestro rumbo y velocidad con exactitud. Seguían nuestra posición minuto a minuto. A poco aparecieron dos aviones Martin de patrullaje. Volaron en círculo fuera del alcance de nuestros antiaéreos y continuaron siguiéndonos. El almuerzo fue simple y mísero: arroz acompañado de un té negro caliente, que bebimos hasta llenar el estómago.
Antes del ataque
A las 12,20 hs. el radar advirtió la presencia de una formación aérea. La tensión aumentó, y cada vigía forzó la vista buscando los aviones que se anunciaban. Súbitamente, una gran formación irrumpió estrepitosamente de entre las nubes y giró en amplio círculo de izquierda a derecha. -«¡Más de cien aviones!»- gritó el oficial navegante. La orden de «¡Fuego»! dada por el capitán, fue seguida de un vivo estruendo producido por 24 cañones antiaéreos y 150 ametralladoras, a las cuales se sumaron las principales baterías de los buques de escolta. Un hombre que estaba cerca de mí, cayó abatido por un fragmento de bomba. En nuestro flanco derecho, el destructor «Hamakaze» había sido alcanzado y empezaba a hundirse. Su popa sobresalía, alta, en el aire. En treinta segundos desapareció bajo las aguas, dejando solamente un círculo de arremolinada espuma. Sobre nosotros, convergían torpedos desde todas las direcciones. Marchando a la velocidad máxima de 26 nudos, zigzagueábamos desesperadamente. El balanceo y la vibración eran terribles. Balas de ametralladoras, disparadas por los aviones, barrían el puente. Una y otra vez escapamos de los torpedos, a menudo por milímetros, pero al fin, a las 12,45 hs., nos alcanzó uno por la parte delantera, a babor. Luego recibimos dos impactos de bombas a popa. En ese momento, la primera oleada enemiga se retiró.
El Yamato evadiendo el destino
Se me entregó una orden: «El cuarto de radar a popa dañado por las bombas. Inspecciónelo inmediatamente». Penetré la cortina de humo hacia la cubierta de popa. A pesar de los fuertes mamparos de acero, el cuarto de radar había sido partido en dos y su mitad superior volada en pedazos. ¡Restos de lo que habían sido ocho seres humanos se hallaban esparcidos aquí y allá! Y habría estado entre ellos, de no haber sido por mi turno de guardia en el puente. Un ruido estremecedor se nos iba acercando. Miré hacia arriba y vi aparecer la segunda oleada de aviones enemigos. En ese instante, pensé: «No es este el lugar donde debo morir». Corrí a mi puesto en el puente. Y cuando ya iba a trepar la escalera, una explosión me obligó a entrecerrar los ojos. Cuando los abrí, una nube de humo blanco se alzaba del sitio donde había estado la torre de control de incendios. Trepé la escalera oyendo rebotar las balas de las ametralladoras sobre las planchas de acero, cerca de mí.
En este segundo ataque, tres torpedos alcanzaron el costado de babor, cerca de la arboladura de popa. Aún el poderoso «Yamato» resultaba incapaz de resistir golpes tan duros, y nuestra tremenda capacidad de fuego parecía inútil. Tan pronto lanzaban sus mortales cargas, los aviones giraban evitando nuestro fuego y barrían nuevamente el puente con sus ametralladoras. De vez en cuando, caía al mar un avión incendiado, pero ya su misión había sido cumplida. La precisión y serenidad con que esos pilotos repetían sus ataques, eran buena prueba de la fortaleza del enemigo. Una tras otra las torres de los cañones del «Yamato» fueron volando por el aire, bajo el impacto de las bombas. Las que erraban el blanco, estallaban elevando grandes columnas de agua a través de las cuales pasábamos lentamente. La segunda oleada de ataque se retiró; pero en cuestión de segundos ya estaba encima la tercera que hizo cinco impactos en el costado de babor. El clinómetro comenzó a registrar una leve inclinación a la banda. -«¡Todo el mundo a equilibrar el buque!»-, ordenó el capitán por el altavoz. Teníamos que corregir la escora a cualquier precio, y se ordenó bombear agua del mar en los cuartos de máquinas y calderas de estribor. Telefoneé apresuradamente para prevenir a estos compartimientos, pero ya era demasiado tarde. Por las brechas que abrieron los torpedos y las válvulas de inundación, el agua penetró impetuosamente, segando la vida de los hombres que estaban en sus puestos, cientos de ellos en total. A unos 3.000 metros adelante, el crucero «Yahagi» yacía inerte en el agua. Un grupo de aviones que se preparaban para picar sobre el «Yamato», invirtieron la marcha y acribillaron al «Yahagi» con más de diez torpedos. Un torbellino de espumas grises giró en torno suyo al hundirse. El destructor «Isokaze», también detenido, emitía bocanadas de humo negro. Lo único que quedaba intacto de la escolta de nueve buques eran los destructores «Fuyutzuki» y «Yukikaze». Los otro siete yacían escorados o hundidos.
La cuarta oleada de ataque venía ahora por la proa, a babor. ¡Y eran más de 150 aviones! Los torpedos abrieron nuevas brechas en la banda de babor, mientras que las bombas caían sobre el palo de mesana y el alcázar. Los grandes cañones quedaron reducidos a silencio y sólo unas pocas ametralladoras permanecían intactas. Un grupo de hombres trataba desesperadamente de extinguir un violento incendio en el alcázar. Súbitamente el teléfono transmitió un alarmante informe: «¡Inundación inminente!» Una detonación que se produjo a popa reverberó a través del buque: terminaron los informes. Dejando escapar columnas de llamas, la popa pareció elevarse considerablemente en el aire durante un momento. Grandes nubes de humo negro emergían de un punto próximo a la chimenea. Hubo un repentino aumento de 35 grados en nuestra inclinación y la velocidad se redujo a sólo siete nudos. El enemigo surgió de las nubes para darnos el golpe de gracia. Tendido sobre la cubierta, me aseguré para resistir los efectos del estallido de las bombas. La aguja del clinómetro seguramente continuaba avanzando, porque oí que el segundo oficial informaba: -«Es imposible corregir la escora»- Los hombres se mezclaban desordenadamente en la cubierta inclinada, pero un grupo de oficiales de estado mayor salieron del tumulto y treparon hasta donde se hallaba el comandante en jefe. El jefe de estado mayor los saludó. Luego el comandante cambió significativamente apretones de mano con los oficiales y entró en su camarote. Fue esta la última vez que vimos al comandante de la segunda flota, el vicealmirante Seiichi Ito. Del personal del puente quedábamos menos de tres supervivientes. Vimos al oficial navegante y a su ayudante atarse a la bitácora para evitar la vergüenza de sobrevivir cuando el buque se hundiera. Nosotros comenzamos a hacer lo mismo. Pero el jefe de estado mayor nos ordenó que nos lanzáramos al agua, y acompañó la orden con un buen puñetazo a cada uno para obligarnos a obedecer. Yo me escurrí por la portañola del vigía, cuando el barco herido alcanzaba una increíble inclinación de 80 grados.
El «Yamato» comenzaba a hundirse. Boqueando en busca de aire yo era succionado hacia abajo, lanzado hacia arriba, sacudido de un lado a otro, restregado contra todo. Sofocado y tirando puntapiés, me abrí paso hacia la única luz que podía ver: un resplandor gris verdoso hacia arriba. Luego, de modo sorprendente, me hallé en la luz del día. Cuando el buque se sumergió, enormes columnas de llamas se alzaron relampagueantes y se oyó el ruido terrible de municiones que estallaban y de compartimientos que reventaban por presión de aire. El aceite derramado me produjo escozor en los ojos. Me enjuagué la cara y tragué aire. Cerca de mí había grupos de nadadores, cuerpos inertes flotando, residuos astillados y carbonizados: era todo lo que quedaba del buque de guerra más poderoso del mundo. Caía una lluvia densa. La batalla contra el «Yamato» había terminado, pero comenzaba otra: esta vez contra las heridas, el aire y el agua fría. Algunos enloquecieron y se ahogaron. Otros, con heridas profundas, gemían de dolor, aunque el aceite negro derramado servía para evitar que se desangrasen.
De pronto, el «Fuyutzuki» se dirigió hacia nosotros; viró de popa hacia la izquierda y se quedó inerte, como a 200 metros de distancia, mientras sus cañones continuaban disparando inútilmente contra los aviones enemigos. En el esfuerzo prolongado por llegar al buque, el aceite se hacía sentir por lo espeso como caramelo derretido. Pocos llegaron hasta el barco. Desde la cubierta gritaban algunas voces: «¡Apresúrense!» Yo me abalancé sobre una escala de cuerdas. Chorreando sangre y aceite, me bamboleaba precariamente mientras izaban con lentitud la escala. Dos hombres de a bordo me tomaron por las manos. Me eché sobre la cubierta, extenuado. Me quitaron el uniforme y me metieron los dedos hasta la garganta para hacerme vomitar el aceite que había ingerido. Alguien dijo: -«Está herido en la cabeza, señor»- No me había dado cuenta de que tenía un corte en el cuero cabelludo. Tambaleándome, me abrí paso hasta la enfermería, llena de cadáveres.
El «Yamato» hundiéndose por popa:
Cuando desperté, en la mañana del 8 de Abril, el sueño me había restaurado las fuerzas. Sobre cubierta, el sol de primavera me inundó los ojos. La inútil salida del «Yamato» había terminado. Íbamos de regreso al hogar. Pronto estuvieron a la vista las montañas del Japón. Su belleza me hizo contener el aliento y, por fin, suspiré de alegría. Después de todo, ¡qué maravilla es vivir!
Fuente: Historias Secretas de la Última Guerra ("Actas del Instituto Naval de los Estados Unidos")
Transcripción: Psicólogo Eduardo Macri
por el Oficial Mitsuru Yoshida
El acorazado «Yamato» comenzó a construirse en 1937. Fue botado el 8 de Agosto de 1940. Sus dimensiones eran de 263 metros de eslora; 36,90 metros de manga y 10,90 metros de calado. Tenía una dotación de 2.750 hombres aproximadamente. Su armamento consistía en 9 cañones de 460 mm.; 12 de 155 mm.; 12 de 127 mm.; 24 de 25 mm. antiaéreos; 4 de 13 mm. antiaéreos y 150 ametralladoras. Contaba con 12 calderas Kampon que le proporcionaban una potencia de unos 150.000 HP. Su motor era de turbina con 4 hélices. Su velocidad máxima era de 26 nudos y tenía una autonomía de 7.200 millas a una media de 16 nudos. Su desplazamiento estándar era de unas 63.700 toneladas y con plena carga de unas 73.000 toneladas. Este acorazado era, con mucho, más grande que los dos acorazados alemanes más famosos: el «Tirpitz» y el «Bismarck». Podía disparar un proyectil a 41 km. de distancia y realizar dos disparos por minuto.
El Yamato durante su construcción
El 1º de Abril de 1945 el superacorazado «Yamato», de la Armada Imperial Japonesa, se hallaba anclado en el puerto naval de Kure, aguardando reparaciones y mejoras. El gigante buque de guerra, pintado de plata y gris, surgía del mar como una inmensa roca, dominando todo lo que le rodeaba. Yo era el oficial de radar, el de menor graduación a bordo.
Súbitamente, el altavoz rompió la calma matinal: -«Comenzar operaciones de navegación a partir de las 8,15 hs.; levamos anclas a las 10,00 hs.»- ¡Tropas norteamericanas habían desembarcado en Okinawa! ¿Iríamos a atacarlas, en lo que acaso pudiera resultar la batalla decisiva del área del Mar del Sur? A las 10,00 hs. en punto, el «Yamato» partió. Al caer la noche anclamos en la playa Mitajiri, lugar de reunión de la flota.
Todo el personal fue llamado a cubierta. Metidos en nuestros uniformes caquis de batalla, y en posición de firmes, 3.000 marinos escuchamos una breve arenga del Capitán Kosaku Ariga, en la que expresaba la ardiente esperanza de que todos nos comportáramos ejemplarmente. Luego, el segundo oficial, Capitán Nomura, gritó: -«¡Qué el “Yamato” (“Japón”, nombre sentimental), como el “Kamikaze” (“Viento Divino”), honren debidamente su nombre!»-
A la mañana siguiente, divisamos un bombardero norteamericano B-29. Nos lanzó una bomba mediana que no causó daños, pero que desvaneció toda esperanza de guardar el secreto de nuestra navegación. Alcancé a oír decir a mis superiores, que nuestro ataque estaría combinado con ataques de aviones kamikaze contra el enemigo, en el área de Okinawa. Los contraataques de cazas enemigos superiores, contra nuestra pobre aviación suicida, sobrecargada de explosivos, habrían sido paralizantes. Ahora se hacía necesario atraer con engaño a los aviones enemigos, de suerte que nuestros kamikaze pudieran operar con mayor efectividad.
Esto requería algo que atrajera al mayor número de aviones y resistiera sus ataques el mayor tiempo posible. El «Yamato», con su escolta, resultaba la mejor carnada. Y así, mientras nuestra flota atraía sobre sí el peso de la presión de las fuerzas aéreas enemigas, quedaría despejado el camino para que nuestros aviones suicidas se apuntaran grandes éxitos en sus ataques. Si sobrevivíamos a esta fase de la operación, nuestro objetivo sería avanzar por el centro de las posiciones del adversario y realizar el máximo de destrucción posible. A este fin el «Yamato» estaba cargado a plena capacidad de municiones, para todas las armas que llevaba. ¡Sus tanques, sin embargo, sólo llevaban el combustible necesario para el viaje de ida a Okinawa! Lo que era un suicidio, dictado por la desesperación. Bien entrada la tarde del 5 de Abril, el altavoz anunció: -«Listos para una ración de sake... ¡Cantina abierta!»- Se invitó a los guardiamarinas para el brindis final. Pero cuando el oficial navegante levantó su copa, esta se le escapó de su mano temblorosa y se rompió contra la cubierta: todos comprendimos que la muerte era el destino inevitable y probablemente cercano. Y que, cuando llegara, cada uno de nosotros tendría que saludarla con valor y corazón resuelto.
A la tarde siguiente la insignia de combate del «Yamato» batía el aire. Armas y equipos estaban listos. A las 16,00 hs., el resto de lo que fue la gran flota japonesa, navegaba hacia Okinawa. El crucero ligero «Yahagi» y ocho destructores servían de escolta. A las 18,00 hs. tocaron a asamblea y el segundo oficial leyó las solemnes palabras que nos dirigía el comandante en jefe de la flota unida: -«¡Haced de esta operación el punto decisivo de la guerra!»- Seguidamente se tocaron el himno nacional del Japón y otros aires marciales. Por último, se dieron tres vivas a Su Majestad Imperial. Yo tenía el encargo, en el puente, de recoger los informes de los vigías y retransmitirlos al Capitán Ariga y sus ayudantes. A mi izquierda estaba el vicealmirante Seiichi Ito, comandante de las fuerzas navales; su jefe de estado mayor, el contralmirante Nobuei Morishita, se hallaba a mi derecha. Yo me sentía afortunado y muy orgulloso. Al romper el alba del 7 de Abril, interceptamos mensajes enemigos que daban nuestro rumbo y velocidad con exactitud. Seguían nuestra posición minuto a minuto. A poco aparecieron dos aviones Martin de patrullaje. Volaron en círculo fuera del alcance de nuestros antiaéreos y continuaron siguiéndonos. El almuerzo fue simple y mísero: arroz acompañado de un té negro caliente, que bebimos hasta llenar el estómago.
Antes del ataque
A las 12,20 hs. el radar advirtió la presencia de una formación aérea. La tensión aumentó, y cada vigía forzó la vista buscando los aviones que se anunciaban. Súbitamente, una gran formación irrumpió estrepitosamente de entre las nubes y giró en amplio círculo de izquierda a derecha. -«¡Más de cien aviones!»- gritó el oficial navegante. La orden de «¡Fuego»! dada por el capitán, fue seguida de un vivo estruendo producido por 24 cañones antiaéreos y 150 ametralladoras, a las cuales se sumaron las principales baterías de los buques de escolta. Un hombre que estaba cerca de mí, cayó abatido por un fragmento de bomba. En nuestro flanco derecho, el destructor «Hamakaze» había sido alcanzado y empezaba a hundirse. Su popa sobresalía, alta, en el aire. En treinta segundos desapareció bajo las aguas, dejando solamente un círculo de arremolinada espuma. Sobre nosotros, convergían torpedos desde todas las direcciones. Marchando a la velocidad máxima de 26 nudos, zigzagueábamos desesperadamente. El balanceo y la vibración eran terribles. Balas de ametralladoras, disparadas por los aviones, barrían el puente. Una y otra vez escapamos de los torpedos, a menudo por milímetros, pero al fin, a las 12,45 hs., nos alcanzó uno por la parte delantera, a babor. Luego recibimos dos impactos de bombas a popa. En ese momento, la primera oleada enemiga se retiró.
El Yamato evadiendo el destino
Se me entregó una orden: «El cuarto de radar a popa dañado por las bombas. Inspecciónelo inmediatamente». Penetré la cortina de humo hacia la cubierta de popa. A pesar de los fuertes mamparos de acero, el cuarto de radar había sido partido en dos y su mitad superior volada en pedazos. ¡Restos de lo que habían sido ocho seres humanos se hallaban esparcidos aquí y allá! Y habría estado entre ellos, de no haber sido por mi turno de guardia en el puente. Un ruido estremecedor se nos iba acercando. Miré hacia arriba y vi aparecer la segunda oleada de aviones enemigos. En ese instante, pensé: «No es este el lugar donde debo morir». Corrí a mi puesto en el puente. Y cuando ya iba a trepar la escalera, una explosión me obligó a entrecerrar los ojos. Cuando los abrí, una nube de humo blanco se alzaba del sitio donde había estado la torre de control de incendios. Trepé la escalera oyendo rebotar las balas de las ametralladoras sobre las planchas de acero, cerca de mí.
En este segundo ataque, tres torpedos alcanzaron el costado de babor, cerca de la arboladura de popa. Aún el poderoso «Yamato» resultaba incapaz de resistir golpes tan duros, y nuestra tremenda capacidad de fuego parecía inútil. Tan pronto lanzaban sus mortales cargas, los aviones giraban evitando nuestro fuego y barrían nuevamente el puente con sus ametralladoras. De vez en cuando, caía al mar un avión incendiado, pero ya su misión había sido cumplida. La precisión y serenidad con que esos pilotos repetían sus ataques, eran buena prueba de la fortaleza del enemigo. Una tras otra las torres de los cañones del «Yamato» fueron volando por el aire, bajo el impacto de las bombas. Las que erraban el blanco, estallaban elevando grandes columnas de agua a través de las cuales pasábamos lentamente. La segunda oleada de ataque se retiró; pero en cuestión de segundos ya estaba encima la tercera que hizo cinco impactos en el costado de babor. El clinómetro comenzó a registrar una leve inclinación a la banda. -«¡Todo el mundo a equilibrar el buque!»-, ordenó el capitán por el altavoz. Teníamos que corregir la escora a cualquier precio, y se ordenó bombear agua del mar en los cuartos de máquinas y calderas de estribor. Telefoneé apresuradamente para prevenir a estos compartimientos, pero ya era demasiado tarde. Por las brechas que abrieron los torpedos y las válvulas de inundación, el agua penetró impetuosamente, segando la vida de los hombres que estaban en sus puestos, cientos de ellos en total. A unos 3.000 metros adelante, el crucero «Yahagi» yacía inerte en el agua. Un grupo de aviones que se preparaban para picar sobre el «Yamato», invirtieron la marcha y acribillaron al «Yahagi» con más de diez torpedos. Un torbellino de espumas grises giró en torno suyo al hundirse. El destructor «Isokaze», también detenido, emitía bocanadas de humo negro. Lo único que quedaba intacto de la escolta de nueve buques eran los destructores «Fuyutzuki» y «Yukikaze». Los otro siete yacían escorados o hundidos.
La cuarta oleada de ataque venía ahora por la proa, a babor. ¡Y eran más de 150 aviones! Los torpedos abrieron nuevas brechas en la banda de babor, mientras que las bombas caían sobre el palo de mesana y el alcázar. Los grandes cañones quedaron reducidos a silencio y sólo unas pocas ametralladoras permanecían intactas. Un grupo de hombres trataba desesperadamente de extinguir un violento incendio en el alcázar. Súbitamente el teléfono transmitió un alarmante informe: «¡Inundación inminente!» Una detonación que se produjo a popa reverberó a través del buque: terminaron los informes. Dejando escapar columnas de llamas, la popa pareció elevarse considerablemente en el aire durante un momento. Grandes nubes de humo negro emergían de un punto próximo a la chimenea. Hubo un repentino aumento de 35 grados en nuestra inclinación y la velocidad se redujo a sólo siete nudos. El enemigo surgió de las nubes para darnos el golpe de gracia. Tendido sobre la cubierta, me aseguré para resistir los efectos del estallido de las bombas. La aguja del clinómetro seguramente continuaba avanzando, porque oí que el segundo oficial informaba: -«Es imposible corregir la escora»- Los hombres se mezclaban desordenadamente en la cubierta inclinada, pero un grupo de oficiales de estado mayor salieron del tumulto y treparon hasta donde se hallaba el comandante en jefe. El jefe de estado mayor los saludó. Luego el comandante cambió significativamente apretones de mano con los oficiales y entró en su camarote. Fue esta la última vez que vimos al comandante de la segunda flota, el vicealmirante Seiichi Ito. Del personal del puente quedábamos menos de tres supervivientes. Vimos al oficial navegante y a su ayudante atarse a la bitácora para evitar la vergüenza de sobrevivir cuando el buque se hundiera. Nosotros comenzamos a hacer lo mismo. Pero el jefe de estado mayor nos ordenó que nos lanzáramos al agua, y acompañó la orden con un buen puñetazo a cada uno para obligarnos a obedecer. Yo me escurrí por la portañola del vigía, cuando el barco herido alcanzaba una increíble inclinación de 80 grados.
El «Yamato» comenzaba a hundirse. Boqueando en busca de aire yo era succionado hacia abajo, lanzado hacia arriba, sacudido de un lado a otro, restregado contra todo. Sofocado y tirando puntapiés, me abrí paso hacia la única luz que podía ver: un resplandor gris verdoso hacia arriba. Luego, de modo sorprendente, me hallé en la luz del día. Cuando el buque se sumergió, enormes columnas de llamas se alzaron relampagueantes y se oyó el ruido terrible de municiones que estallaban y de compartimientos que reventaban por presión de aire. El aceite derramado me produjo escozor en los ojos. Me enjuagué la cara y tragué aire. Cerca de mí había grupos de nadadores, cuerpos inertes flotando, residuos astillados y carbonizados: era todo lo que quedaba del buque de guerra más poderoso del mundo. Caía una lluvia densa. La batalla contra el «Yamato» había terminado, pero comenzaba otra: esta vez contra las heridas, el aire y el agua fría. Algunos enloquecieron y se ahogaron. Otros, con heridas profundas, gemían de dolor, aunque el aceite negro derramado servía para evitar que se desangrasen.
De pronto, el «Fuyutzuki» se dirigió hacia nosotros; viró de popa hacia la izquierda y se quedó inerte, como a 200 metros de distancia, mientras sus cañones continuaban disparando inútilmente contra los aviones enemigos. En el esfuerzo prolongado por llegar al buque, el aceite se hacía sentir por lo espeso como caramelo derretido. Pocos llegaron hasta el barco. Desde la cubierta gritaban algunas voces: «¡Apresúrense!» Yo me abalancé sobre una escala de cuerdas. Chorreando sangre y aceite, me bamboleaba precariamente mientras izaban con lentitud la escala. Dos hombres de a bordo me tomaron por las manos. Me eché sobre la cubierta, extenuado. Me quitaron el uniforme y me metieron los dedos hasta la garganta para hacerme vomitar el aceite que había ingerido. Alguien dijo: -«Está herido en la cabeza, señor»- No me había dado cuenta de que tenía un corte en el cuero cabelludo. Tambaleándome, me abrí paso hasta la enfermería, llena de cadáveres.
El «Yamato» hundiéndose por popa:
Cuando desperté, en la mañana del 8 de Abril, el sueño me había restaurado las fuerzas. Sobre cubierta, el sol de primavera me inundó los ojos. La inútil salida del «Yamato» había terminado. Íbamos de regreso al hogar. Pronto estuvieron a la vista las montañas del Japón. Su belleza me hizo contener el aliento y, por fin, suspiré de alegría. Después de todo, ¡qué maravilla es vivir!
Fuente: Historias Secretas de la Última Guerra ("Actas del Instituto Naval de los Estados Unidos")
Transcripción: Psicólogo Eduardo Macri
martes, 18 de marzo de 2014
Israel: El 100º Escuadrón de Inteligencia Aérea
La inteligencia israelí estaría indefensa sin su escuadrón de "Camellos Voladores"
David Cenciotti, The Aviationist
Reproducido por Business Insider
El 100º Escuadrón no sólo es la más antigua unidad de la fuerza aérea israelí.
El Escuadrón de los "Camellos voladores" es también una de las de mayor actividad de la IAF en términos de horas de vuelo.
Ha tomado parte en cada guerra librada por Israel desde Guerra de la Independencia de 1948, y sus aviones espías casi constantemente sobrevuelan la frontera entre Israel y Líbano, cerca de Gaza, o donde quiera que se solicitan para recolectar imágenes, observar blancos terrestres y detectar cualquier actividad de Hamas o de Hezbollah.
De hecho, su tarea consiste en proporcionar inteligencia visual y la orientación para hacer los ataques aéreos quirúrgicos (y eficaces) de Israel.
El escuadrón está equipado con el "Tzufit", un muy modificados Beech 200 Super King Air que se ha embalado con sistemas de vigilancia electro-ópticos avanzados (y en su mayoría secretos) que actúa como un avión espía, así como un puesto de mando en el aire.
Durante sus vuelos de rutina de vigilancia, la aeronave reúne los datos que se utiliza para construir y actualizar una base de datos de objetivos en tierra: si se reporta una actividad sospechosa o un ataque real cohete dentro de la Franja de Gaza, uno de los aviones se demora revueltos de detectar la objetivo (si no está ya volando en las cercanías), identificar y seleccionarlo "limpiarlo" (lo que confirma que no hay civiles cercanas), y luego la emisión en directo las imágenes de los terroristas a una amplia variedad de "clientes", los aviones de ataque, helicóptero, aviones no tripulados, las patrullas terrestres, que tendrán la tarea de destruir realmente.
En otras palabras, el modificado, aparentemente inofensivo avión bimotor turbopropulsado es fundamental para todo el proceso que va desde la selección a la destrucción del objetivo.
El comandante del 100º Escuadrón, el teniente coronel Yoav (apellido no puede revelarse) fue entrevistado recientemente por el Jerusalem Post en la sede de la unidad en el aeropuerto de Sde Dov en Tel Aviv.
Lo que él dijo es interesante bajo varios puntos de vista.
En primer lugar, explicó que la aeronave Beech de su escuadrón brinda apoyo a fuerzas militares en Judea y Samaria, en la frontera con Gaza, y también han volado en el extranjero, cuando han tomado parte en un ejercicio conjunto con la Fuerza Aérea Helénica en Creta.
A continuación, destacó la importancia de las plataformas de inteligencia tripulados contra drones, revelando una competencia sutil con las tripulaciones de los UAV (Unmanned Aerial Vehicle): los aviones pilotados pueden observar blancos terrestres desde una mayor distancia, y de mayor altura, permaneciendo fuera de la envolvente de los misiles superficie-aire. Además, los turbohélice "Tzufit" son más rápidos que los drones (de ahí que rápidamente se puede desviar a seguir un "blanco de oportunidad") y se ve menos afectada por el mal tiempo.
Una vez que el objetivo ha sido entregado a una plataforma de ataque, el ataque subsiguiente se puede abortar, incluso cuando un misil ya está en el aire en su camino hacia el objetivo.
David Cenciotti, The Aviationist
Reproducido por Business Insider
El 100º Escuadrón no sólo es la más antigua unidad de la fuerza aérea israelí.
El Escuadrón de los "Camellos voladores" es también una de las de mayor actividad de la IAF en términos de horas de vuelo.
Ha tomado parte en cada guerra librada por Israel desde Guerra de la Independencia de 1948, y sus aviones espías casi constantemente sobrevuelan la frontera entre Israel y Líbano, cerca de Gaza, o donde quiera que se solicitan para recolectar imágenes, observar blancos terrestres y detectar cualquier actividad de Hamas o de Hezbollah.
De hecho, su tarea consiste en proporcionar inteligencia visual y la orientación para hacer los ataques aéreos quirúrgicos (y eficaces) de Israel.
El escuadrón está equipado con el "Tzufit", un muy modificados Beech 200 Super King Air que se ha embalado con sistemas de vigilancia electro-ópticos avanzados (y en su mayoría secretos) que actúa como un avión espía, así como un puesto de mando en el aire.
Durante sus vuelos de rutina de vigilancia, la aeronave reúne los datos que se utiliza para construir y actualizar una base de datos de objetivos en tierra: si se reporta una actividad sospechosa o un ataque real cohete dentro de la Franja de Gaza, uno de los aviones se demora revueltos de detectar la objetivo (si no está ya volando en las cercanías), identificar y seleccionarlo "limpiarlo" (lo que confirma que no hay civiles cercanas), y luego la emisión en directo las imágenes de los terroristas a una amplia variedad de "clientes", los aviones de ataque, helicóptero, aviones no tripulados, las patrullas terrestres, que tendrán la tarea de destruir realmente.
En otras palabras, el modificado, aparentemente inofensivo avión bimotor turbopropulsado es fundamental para todo el proceso que va desde la selección a la destrucción del objetivo.
El comandante del 100º Escuadrón, el teniente coronel Yoav (apellido no puede revelarse) fue entrevistado recientemente por el Jerusalem Post en la sede de la unidad en el aeropuerto de Sde Dov en Tel Aviv.
Lo que él dijo es interesante bajo varios puntos de vista.
En primer lugar, explicó que la aeronave Beech de su escuadrón brinda apoyo a fuerzas militares en Judea y Samaria, en la frontera con Gaza, y también han volado en el extranjero, cuando han tomado parte en un ejercicio conjunto con la Fuerza Aérea Helénica en Creta.
A continuación, destacó la importancia de las plataformas de inteligencia tripulados contra drones, revelando una competencia sutil con las tripulaciones de los UAV (Unmanned Aerial Vehicle): los aviones pilotados pueden observar blancos terrestres desde una mayor distancia, y de mayor altura, permaneciendo fuera de la envolvente de los misiles superficie-aire. Además, los turbohélice "Tzufit" son más rápidos que los drones (de ahí que rápidamente se puede desviar a seguir un "blanco de oportunidad") y se ve menos afectada por el mal tiempo.
Una vez que el objetivo ha sido entregado a una plataforma de ataque, el ataque subsiguiente se puede abortar, incluso cuando un misil ya está en el aire en su camino hacia el objetivo.
"Estamos en contacto con todo lo que ocurre en el Medio Oriente", dijo Yoav al JP. "Si pasa algo, nos involucramos", y podemos entender la razón.
Turquía: Granadero pesado nocturno
Un MKE T-50 (HK-33) turco muy tuneado, pesado y desbalanceado
El granadero turco porta 5 cargadores de 30 tiros, un visor nocturno y un lanzagranadas M203 montado en su T-50 (HK-33 producido bajo licencia). Sin dudas es un arma que debe requerir mucho entrenamiento para lograr usarse apropiadamente dado que fácilmente supera los 7 kilos de peso.
El granadero turco porta 5 cargadores de 30 tiros, un visor nocturno y un lanzagranadas M203 montado en su T-50 (HK-33 producido bajo licencia). Sin dudas es un arma que debe requerir mucho entrenamiento para lograr usarse apropiadamente dado que fácilmente supera los 7 kilos de peso.
SWAT: MRAP israelí usado por la policía de Detroit
El Golan en la Policía de Detroit
MRAP Golan utilizado por el cuerpo de "Respuesta Especial" de la Policia de Detroit.
Los vehiculos MRPA, son básicamente camiones blindados o acorazados, que se diseñaron con la panza del vehículo en “V” (entre otras características) para que las explosiones de las bombas o minas enterradas causen el menor impacto posible en el personal ocupante. Su diseño puede incluir blindajes especiales, incluso reactivos al impacto de un RPG.
La variante se ve aquí, es probablemente el estándar de transporte de tropas, con capacidad para diez de personal, además del conductor y en función de las modificaciones realizadas a la misma, el Golán, tendrá un peso en el rango de las 15 toneladas.
Hamaguen
Irán: Misiles antibuque para sus helicópteros navales
Armas Aéreas: Irán se esconde detrás de China
Irán anunció recientemente que ha equipado algunos de sus helicópteros con misiles anti-buque Nasr 1 y Qader. Irán los describió la vez como misiles de crucero hechos en Irán. En realidad el Nasr 1 es son misiles anti-buque C-704 chino que se construyen bajo licencia en Irán. Qader es una variante de la C802A chino que Irán produce como la licencia incorporada como Noor.
El C-802A entró en servicio en 1989 y es un misil de 6.8m de largo, 360 mm de diámetro, 682kg, con una ojiva de 165kg. El Qader es el Noor con una cabeza más pequeña que se extiende el alcance a 200 kilómetros. Es común que Irán pretenda, o por lo menos implique, que las armas construidas bajo licencia, sean desarrollados y fabricados en Irán.
El C-704 entró en servicio en 2006. Este misil parece ser una versión en tamaño medio del Harpoon de EE.UU., pero en realidad se basa en una copia china del misil Maverick (el C -701) de 300 kg, pero no hecho más grande. China ayudó a Irán a establecer una planta para ensamblar los C-704S en Irán, bajo licencia como el Nasr 1. El C-704 es un misil de 400 kg con ojivas de 130 kg y un alcance de 35 kilómetros. Tiene un sistema de guiado de radar para guiar al objetivo, si se asume que ha sido disparado a la zona general donde está el objetivo. Se trata de un misil de crucero, moviéndose a 800 kilómetros por hora, a una altura de 15-20 metros.
Volviendo a marzo de 2011 Israel interceptó un buque de carga fuera de sus costas el 15 de marzo, y encontró seis misiles anti-buque C-704 chinos. Los misiles incautados eran aparentemente C-704S construidos bajo licencia en Irán. El barco había sido contratado por Irán para tomar un cargamento de armas a Egipto, donde las armas se introducen de contrabando en Gaza por el aliado de Irán a Hamas de usar contra Israel.
Strategy Page
lunes, 17 de marzo de 2014
Fusil de asalto dual: ASM-DT "Morskoj Lev" (Rusia)
Fusil de asalto medio dual (subacuático y de superficie) ASM-DT "Morskoj Lev" [león de mar] (Rusia)
Uno de prototipos del fusil de asalto de ASM-DT, con el alimentador subacuático y el equipo adicional (arriba) y con el alimentador “de superficie” estándar (abajo)
Calibre: 5.45 milímetros (5.45x39 para el disparo en superficie y munición subacuática especial de 5.45mm para el disparo sumergido)
Acción: Perno a gas, giratorio
Largo total: n \ a
Largo del cañón de arma de fuego: n \ a
Peso: kilogramo
Índice de fuego: ~600 cartuchos por minuto
Capacidad del alimentador: 30 cartuchos (para la configuración de superficie) o 26 cartuchos (para la configuración subacuática)
En mediados de los años setenta, la armada soviética adoptó un fusil de asalto APS submarino para sus buzos de combate, para ofrecerles seguridad subacuática contra los hombres ranas enemigos y animales de mar especialmente entrenados (es decir, delfines). Los APS, mientras si bien son buenos en su estrecho nicho de armas especializadas, tenían sus fallas inherentes, así pues, durante el finales de los 90, una versión seriamente modificada de ella aparecieron en Tula, bajo la forma de ASM-DT experimental fusil de asalto “medio” dual anfibio.
La mejora dominante del ASM-DT es que utiliza un cañón de arma de fuego rayado de 5.45 milímetros con el estriado relativamente bajo, que permite disparar munición estándar giro-estabilizada de 5.45 x 39, y la munición submarina modificada hidrodinámicamente estabilizada, que también se basa en el casquillo 5.45 x 39, con el proyectil de largo de cerca de 5.4 milímetros de diámetro. Para alcanzar esto, la cubierta del alimentador del ASM-DT se provee con un fiador resbaladizo del alimentador, que se puede colocar en la parte posterior de la puerta larga del alimentador para esperar los alimentadores subacuáticos profundos, o en el medio de puerta del alimentador para portar los alimentadores relativamente cortos (del frente hacia atrás) del AK-74. En el último modo, la parte posterior, pieza inusitada de la cubierta del alimentador es cerrada por un protector contra el polvo con resortes. Para evitar problemas con el agua restante en el cañón de arma de fuego al disparar los 5.45 x 39 en el aire, la cámara tiene ranuras especiales que lleven del cono de fuerza de la cámara adelante, en la ranura del estriado. Cuando se dispara el cartucho estándar de 5.45 milímetros, una pequeña cantidad de gases del pólvora opera a través de las ranuras para impulsar adelante la bala, soplando efectivamente el agua restante fuera del cañón de arma de fuego. El descanso de la culata es similar a los APS, pero la boca se provee con el dispositivo de bocacha apagallamas estilo AKS-74U. El funcionamiento total de ASM-DT con la munición subacuática es similar a los APS, mientras que en el aire y con la la munición estándar 5.45 x 39, está a la par con el AKS-74U y supera grandemente a los APS.
Uno de prototipos del fusil de asalto de ASM-DT, con el alimentador subacuático y el equipo adicional (arriba) y con el alimentador “de superficie” estándar (abajo)
Calibre: 5.45 milímetros (5.45x39 para el disparo en superficie y munición subacuática especial de 5.45mm para el disparo sumergido)
Acción: Perno a gas, giratorio
Largo total: n \ a
Largo del cañón de arma de fuego: n \ a
Peso: kilogramo
Índice de fuego: ~600 cartuchos por minuto
Capacidad del alimentador: 30 cartuchos (para la configuración de superficie) o 26 cartuchos (para la configuración subacuática)
En mediados de los años setenta, la armada soviética adoptó un fusil de asalto APS submarino para sus buzos de combate, para ofrecerles seguridad subacuática contra los hombres ranas enemigos y animales de mar especialmente entrenados (es decir, delfines). Los APS, mientras si bien son buenos en su estrecho nicho de armas especializadas, tenían sus fallas inherentes, así pues, durante el finales de los 90, una versión seriamente modificada de ella aparecieron en Tula, bajo la forma de ASM-DT experimental fusil de asalto “medio” dual anfibio.
La mejora dominante del ASM-DT es que utiliza un cañón de arma de fuego rayado de 5.45 milímetros con el estriado relativamente bajo, que permite disparar munición estándar giro-estabilizada de 5.45 x 39, y la munición submarina modificada hidrodinámicamente estabilizada, que también se basa en el casquillo 5.45 x 39, con el proyectil de largo de cerca de 5.4 milímetros de diámetro. Para alcanzar esto, la cubierta del alimentador del ASM-DT se provee con un fiador resbaladizo del alimentador, que se puede colocar en la parte posterior de la puerta larga del alimentador para esperar los alimentadores subacuáticos profundos, o en el medio de puerta del alimentador para portar los alimentadores relativamente cortos (del frente hacia atrás) del AK-74. En el último modo, la parte posterior, pieza inusitada de la cubierta del alimentador es cerrada por un protector contra el polvo con resortes. Para evitar problemas con el agua restante en el cañón de arma de fuego al disparar los 5.45 x 39 en el aire, la cámara tiene ranuras especiales que lleven del cono de fuerza de la cámara adelante, en la ranura del estriado. Cuando se dispara el cartucho estándar de 5.45 milímetros, una pequeña cantidad de gases del pólvora opera a través de las ranuras para impulsar adelante la bala, soplando efectivamente el agua restante fuera del cañón de arma de fuego. El descanso de la culata es similar a los APS, pero la boca se provee con el dispositivo de bocacha apagallamas estilo AKS-74U. El funcionamiento total de ASM-DT con la munición subacuática es similar a los APS, mientras que en el aire y con la la munición estándar 5.45 x 39, está a la par con el AKS-74U y supera grandemente a los APS.
MRAP: Innecesarios para el uso policial
¿Los Cuerpos de Policía Local realmente necesitan vehículos de combate resistentes a minas (MRAP)?
BRIAN JONES - Business Insider
Una tendencia preocupante ha surgido en los cuerpos de policía local - la tendencia a poner sus manos en vehículos militares blindados altamente .
Un informe de Fox News detalla cómo los departamentos de policía en Dallas, Murfreesboro, Tenn, y en la Universidad Estatal de Ohio han adquirido vehículos de combate tipo militar en las últimas semanas.
Los vehículos son vehículos MRAP - resistente de la mina , protegido contra emboscada - desarrollados en respuesta a los dispositivos explosivos improvisados en las guerras de Irak y Afganistán.
La justificación de los vehículos es un poco endeble. Los departamentos de policía dicen que les permite responder rápidamente a sucesos como los tiroteos masivos - aunque MRAP no fueron construidos para la velocidad, sino para sobrevivir bombas, y una patrulla de la policía puede ofrecer dudas para llevar a los oficiales a la escena con mayor rapidez.
En la instancia Mufreesboro, un concejal aseguró al pueblo que el vehículo proporciona protección contra "amenazas por parte de hombres armados."
El Departamento de Seguridad Nacional señaló a las críticas a principios de este año cuando se descubrió que estaban usando los vehículos para servir a las órdenes nacionales.
Pero a principios de este verano, un coronel retirado de la Marina en Concord, NH, arremetió contra la militarización de la policía nacional.
"Lo que estamos haciendo aquí, y vamos a no kid en ello, es que estamos construyendo un ejército nacional y la reducción de los militares debido a que el gobierno tiene miedo de sus propios ciudadanos", dijo.
BRIAN JONES - Business Insider
Una tendencia preocupante ha surgido en los cuerpos de policía local - la tendencia a poner sus manos en vehículos militares blindados altamente .
Un informe de Fox News detalla cómo los departamentos de policía en Dallas, Murfreesboro, Tenn, y en la Universidad Estatal de Ohio han adquirido vehículos de combate tipo militar en las últimas semanas.
Los vehículos son vehículos MRAP - resistente de la mina , protegido contra emboscada - desarrollados en respuesta a los dispositivos explosivos improvisados en las guerras de Irak y Afganistán.
La justificación de los vehículos es un poco endeble. Los departamentos de policía dicen que les permite responder rápidamente a sucesos como los tiroteos masivos - aunque MRAP no fueron construidos para la velocidad, sino para sobrevivir bombas, y una patrulla de la policía puede ofrecer dudas para llevar a los oficiales a la escena con mayor rapidez.
En la instancia Mufreesboro, un concejal aseguró al pueblo que el vehículo proporciona protección contra "amenazas por parte de hombres armados."
El Departamento de Seguridad Nacional señaló a las críticas a principios de este año cuando se descubrió que estaban usando los vehículos para servir a las órdenes nacionales.
Pero a principios de este verano, un coronel retirado de la Marina en Concord, NH, arremetió contra la militarización de la policía nacional.
"Lo que estamos haciendo aquí, y vamos a no kid en ello, es que estamos construyendo un ejército nacional y la reducción de los militares debido a que el gobierno tiene miedo de sus propios ciudadanos", dijo.
Polonia: Kaliningrado tiene preocupado a los polacos
Este enclave ruso tiene a Polonia preocupada por lo que Putin hará a continuación
Jeremy Bender - Business Insider
La invasión de Putin en Crimea y su aparente disposición de volver a trazar las fronteras internacionales que ha puesto a los países de Europa del Este y bálticos muy preocupados.
Las fuerzas rusas se vierte en la estratégica región del Mar Negro , con el pretexto de proteger a los rusos étnicos de " anarquía ", sentando un precedente peligroso para la intervención del Kremlin en la región.
Nadia Diuk, el vicepresidente de la Fundación Nacional para la Democracia, ha explicado en la PBS NewsHour por qué Polonia le preocupa especialmente en este momento:
"Hay un lugar que se llama Kaliningrado, que está entre Lituania y - y Polonia en este momento, y que es en realidad parte de Rusia, que podría ser una plataforma para todo tipo de incursiones- . Y así, Polonia, creo, que tradicionalmente ha sufrido mucho de la extralimitación de Rusia, por lo que no es sorprendente que estarían preocupados en este momento".
Un mapa destacando Kaliningrado en rojo.
Kaliningrado fue originalmente una parte de Alemania hasta su anexión por la Unión Soviética en 1945. Durante la Guerra Fría, Kaliningrado era una de las más militarizadas y cercadas las secciones de la URSS.
Hoy en día, Kaliningrado es de un valor estratégico extremo, ya que alberga la flota báltica rusa en el puerto de Baltiysk - único puerto europeo libre de hielo de Rusia. Kaliningrado es también el hogar de las bases aéreas Chernyakhovsk y Donskoye. No está claro cuántos soldados Rusia tiene en la región, sin embargo, misiles balísticos de corto alcance móviles también se han desplegado en Kaliningrado, al menos desde 2012.
Polonia ha estado en alerta desde que las acusaciones rusas de que se han armado y alentados a campos de entrenamiento de militantes manifestantes del Euromaidan. Según estas denuncias, los francotiradores durante las protestas estaban actuando bajo las órdenes polacas y americanas.
Un presunto saboteador ruso ya ha sido detenido en el este de Ucrania. Él está siendo acusado de colocar explosivos y preparar otros actos de desviación en un intento de justificar la acción de Rusia en la región.
La semana pasada, por temor a una posible extensión del conflicto de Ucrania, Polonia invoca una regla de la OTAN que permite consultas militares entre los aliados si se sentía amenazado.
Los Estados Unidos se ha incrementado desde los ejercicios militares con Polonia. También ha suministrado aviones adicionales a los Estados bálticos para aumentar una fuerza de patrulla de la OTAN allí.
Jeremy Bender - Business Insider
La invasión de Putin en Crimea y su aparente disposición de volver a trazar las fronteras internacionales que ha puesto a los países de Europa del Este y bálticos muy preocupados.
Las fuerzas rusas se vierte en la estratégica región del Mar Negro , con el pretexto de proteger a los rusos étnicos de " anarquía ", sentando un precedente peligroso para la intervención del Kremlin en la región.
Nadia Diuk, el vicepresidente de la Fundación Nacional para la Democracia, ha explicado en la PBS NewsHour por qué Polonia le preocupa especialmente en este momento:
"Hay un lugar que se llama Kaliningrado, que está entre Lituania y - y Polonia en este momento, y que es en realidad parte de Rusia, que podría ser una plataforma para todo tipo de incursiones- . Y así, Polonia, creo, que tradicionalmente ha sufrido mucho de la extralimitación de Rusia, por lo que no es sorprendente que estarían preocupados en este momento".
Un mapa destacando Kaliningrado en rojo.
Kaliningrado fue originalmente una parte de Alemania hasta su anexión por la Unión Soviética en 1945. Durante la Guerra Fría, Kaliningrado era una de las más militarizadas y cercadas las secciones de la URSS.
Hoy en día, Kaliningrado es de un valor estratégico extremo, ya que alberga la flota báltica rusa en el puerto de Baltiysk - único puerto europeo libre de hielo de Rusia. Kaliningrado es también el hogar de las bases aéreas Chernyakhovsk y Donskoye. No está claro cuántos soldados Rusia tiene en la región, sin embargo, misiles balísticos de corto alcance móviles también se han desplegado en Kaliningrado, al menos desde 2012.
Polonia ha estado en alerta desde que las acusaciones rusas de que se han armado y alentados a campos de entrenamiento de militantes manifestantes del Euromaidan. Según estas denuncias, los francotiradores durante las protestas estaban actuando bajo las órdenes polacas y americanas.
Un presunto saboteador ruso ya ha sido detenido en el este de Ucrania. Él está siendo acusado de colocar explosivos y preparar otros actos de desviación en un intento de justificar la acción de Rusia en la región.
La semana pasada, por temor a una posible extensión del conflicto de Ucrania, Polonia invoca una regla de la OTAN que permite consultas militares entre los aliados si se sentía amenazado.
Los Estados Unidos se ha incrementado desde los ejercicios militares con Polonia. También ha suministrado aviones adicionales a los Estados bálticos para aumentar una fuerza de patrulla de la OTAN allí.
Fusil de asalto: CETME C-7
Fusil Ametrallador CETME modelo "C" 7
En 1964 el Modelo C fue adoptado por los tres Ejércitos. La recámara fué estriada para permitir la extracción de la vaina incluso en las peores condiciones, un bípode separado servía también como cortaalambres, una cápsula para útiles de limpieza fué alojada sobre el cañón, empleando el tapón como engarce para la bayoneta, y el guardamanos fué hecho de madera (por cierto, que el CETME recuperaba así el apodo de "chopo", ya tradicional en el Ejército, dada la madera empleada). Las miras se cambiaron por un "librillo" fijo a cuatro distancias (100, 200, 300 y 400 m.) y el selector de tiro volvió al lado izquierdo, permitiendo su activación con el pulgar. Se añadió también un carril para la instalación de un visor telescópico.
Duro y fiable hasta la exageración, fue sin duda uno de los mejores fusiles de asalto jamás construidos. Desacerrojando a 3 Kg. de presión (su "primo guapo", el G3, desacerroja a 1 Kg.), su coz era algo digno de ser visto... desde el lado bueno.
Se comercializó también una versión semiautomática destinada a la exportación, pero su alto precio la convirtió en un fracaso.
El Fusil de Asalto CETME está siendo retirado del servicio activo y reemplazado por el H&K G-36E. Tras cuarenta años de buenos servicios, creemos que un veterano como el "chopo" merece algo más que una palmada en la espalda y un licenciamiento silencioso.
El CETME desarrolló, con el correr de los años, gran cantidad de productos para usos militares, pero será recordado, sin duda alguna, por su serie de Fusiles de Asalto (FUSA). La palabra CETME ha quedado, así, como una abreviatura de "Fusil de Asalto";.
Este es, pues, nuestro pequeño homenaje a uno de los mejores rifles de asalto del mundo, que supo combinar a la perfección resistencia y efectividad.
Un poco de historia
1948: Se concibe el CETME (Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales), como medio de contrarrestar los efectos que el aislamiento internacional estaba teniendo sobre las Fuerzas Armadas.
1949: Se crea el CETME.
1952: Comienzan las demostraciones en España y Alemania.
1956: Comienza la fabricación del Modelo A.
1957: Alemania adopta el Fusil de Asalto CETME. En España, el Ejército de Tierra adopta el Fusil de Asalto CETME.
1958: Comienza la fabricación del Modelo B. La Marina y el Ejército del Aire adoptan el Fusil de Asalto CETME.
1959: Se firma el primer acuerdo de desarrollo conjunto con Alemania.
1962: Se firma el segundo acuerdo de desarrollo conjunto con Alemania.
1964: La Fuerzas Armadas Españolas adoptan el cartucho 7'62x51mm NATO. Comienza la fabricación del Modelo C.
1966: Comienza el desarrollo del Modelo L.
1976: Termina la fabricación del Modelo C.
1980: Termina el desarrollo del Modelo L.
1982: Se terminan los primeros prototipos de la AMELI.
1984: Se fabrican los primeros lotes de los Modelos L y LC.
1985: Se firma el primer contrato de 600 AMELIs para el ejército británico.
1996: Las primeras M-16 comienzan a aparecer en unidades especiales, para su evaluación.
1996: Se establecen las bases para el concurso públic de ofertas para reemplazar al CETME: Optan al concurso los fusiles de asalto C-7 (DIEMACO, Canadá), FNC (FN, Bélgica), Galil (IMI, Israel), G-36 E (H&K, Alemania), SIG-550 (SIG, Suiza) y AUG-77 (Steyr, Austria).
1999: El H&K G-36E es seleccionado como futuro fusil de asalto español.
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