jueves, 3 de abril de 2014
Camión militar: VEE IVECO MP 720E 42 WT 6x6
VEE IVECO MP 720E 42 WT 6x6
El camión Iveco MP 720E 42 WT 6X6 es un vehículo recientemente incorporado a la Fuerza, con la finalidad de transportar los vehículos de combate de artillería (VCA). Este hecho le permite al Ejército Argentino, disponer de un efecto con características y capacidades muy particulares, para emplearlo en situaciones operacionales de gran envergadura.
Efectivamente, este vehículo fue y está diseñado para realizar operaciones que requieran movilidad, rapidez y despliegue, en cualquier tipo de terreno. Esto lo hace óptimo para ser usado en unidades de artillería (en este caso) y caballería, para el transporte de sus diferentes VVCC.
Datos Técnicos
MOTOR: Diesel 6 cilindros en línea, alimentado por inyección electrónica y
turbo compresor .
CILINDRADA: 13.798 cm3.
POTENCIA: 420 HP- 309 Kvs.
VELOCIDAD MAXIMA: 80 Km/h.
CONFIGURACION: 6X6.
AUTONOMIA: 400 Km (a una velocidad crucero de 60 Km/h).
CONSUMO C/ 100 Km.: 150 l.
CAPACIDAD COMB: 600 l.
LARGO: 7,429 m.
ANCHO: 2,50 m.
ALTO: 3,189 m.
RADIO GIRO: 9 m.
RODADOS: 1.400 R 20 T Entubados.
MAX PEND FRONTAL: 28%.
MAX PEND LATERAL: 21 %.
Descripción del interior
1-Luz de giro.
2-Luz de conmutadora central.
3-Volante dirección
4-Acelerador de mano (en este modelo se encuentra arriba del pedal de embrague).
5-Palanca de cambios.
6-Encendedor.
7-Palanca de regulación volante.
8-Pedal acelerador.
9-Pedal de freno.
10-Pedal de embrague.
11-Pedal lava-parabrisas.
DESCRIPCION
El camión Iveco MP 720E 42 WT 6x6 es un vehículo pesado de 12 Ton, capaz de arrastrar un semiremolque de 16 Ton, y una carga útil de 55 Ton, lo que hace una capacidad de arrastre total de 71 Ton.
CARACTERISTICAS
• Caja de velocidades de 16 marchas (alta y baja), y una marcha atrás.
• Frenos ABS.
• Resortes helicoidales reforzados, y dos amortiguadores hidrotelescópicos de doble acción.
• Sistema eléctrico de 24 Volts, dos baterías de 170 Amp c/u.
• Alternador y baterías resistentes al agua.
• Sistema de vigía principal de todos los sistemas y aceites.
• Sistema de frenado hidroneumático.
• Sistema de bloqueo de diferenciales, por sistema electro neumático.
• Sistema de dirección hidráulica, con volante regulable.
• Capacidad de transporte personal: en cabina conductor y tripulación VCA (total seis personas).
ACOPLADO SEMI-REMOLQUE CACHLEITNER
El camión IVECO MP 720E 42 WT 6X6, es un vehículo para uso especial que, complementado con el acoplado semi-remolque Cachleitner, transporta vehículos de combate de artillería (VCA).
Datos Técnicos
Carga útil: 55 Ton.
Peso vacío: 16 Ton.
Peso total: 71 Ton.
Carga en el eje: 16 Ton.
Carga en la silla montar: 21 Ton.
Longitud total: 12,80 m.
Ancho total: 3,4 m.
Altura total: 3,4 m.
Longitud plataforma útil: 8,5 m.
Altura plataforma: 1,35 m.
Rodado: 1.400 R 20.
CARACTERISTICAS
• Es un semiremolque cuya capacidad de carga alcanza un peso de 55 Ton, el cual sumado al peso del mismo, hace un total de 71 Ton. Posee tres ejes y piso semi-bajo, de 1,35 m de altura.
• El marco está constituido por acero de calidad soldado, el cual consiste en dos vigas longitudinales principales, viga en cruz, costados exteriores y cuello de ganso para la aplicación en el tractor.
• El perno de enganche del plato es de 3,5”.
• El tren de rodamiento es mecánico y funciona de ambos lados.
• Posee dos tipos de frenos: uno en línea a presión (aire) y el otro mecánico para su aparcamiento (manual).
• Su sistema eléctrico es de 24 Volts.
• El transportador es semibajo, con barras antideslizamiento hasta la inclinación de las rampas.
• Posee dos rampas de 2,75 m de longitud y 0,70 m de ancho, con barras antideslizantes. Tiene un mecanismo de resortes helicoidales precargados, de fácil manipuleo (sólo se necesitan dos hombres para subir y bajar, y asegurar las mismas).
ACCESORIOS
• Una rueda de auxilio.
• Dos pares de muchachos de seguridad plegables (uno en la parte anterior y el otro par en la parte posterior).
• Cuatro cuñas de inmovilización: dos delanteras fijas, y dos traseras regulables.
• Cuatro barras de guía de montaje insertables en la plataforma.
• Dos tacos de madera para los muchachos de seguridad.
• Cuatro cintos para seguridad de transporte regulables de 100 Kn c/u.
• Dos cintos de seguridad para las rampas de 50 Kn c/u.
• Herramientas para ejes y ruedas.
• Una caja de almacenamiento.
• Espacio cargante en el cuello de ganso.
• Sistema de freno manual.
• Rampas de acceso regulables.
Nota original
Revolución Libertadora: La situación en Cuyo
Cuyo se moviliza
La noche del 17 de septiembre, las tropas del II Ejército llegaron a las puertas de la ciudad de Mendoza y allí se detuvieron. El general Julio Alberto Lagos los esperaba en ese punto listo para recibir el mando de manos de su comandante, el general Eugenio Arandía.
General Julio Alberto Lagos
Una vez al frente de la poderosa unidad, Lagos solicitó un informe de la situación pues necesitaba adoptar rápidas medidas antes de ponerse en marcha hacia Córdoba. El cuadro de situación que le describió Arandía no era el que esperaba pues según le explicaron, había falta de integración entre los mandos y las noticias emitidas por la radio, limitaban la revolución al foco rebelde de la provincia mediterránea que en esos momentos estaba siendo cercado por las tropas leales al mando de los generales Iñíguez, Morello y Moschini.
En vista de ello, influenciado por las falsas noticias emitidas por las estaciones de radio gubernamentales y dejándose llevar por un contraproducente exceso de prudencia, Lagos aprobó la resolución emanada de su Estado Mayor y se replegó hacia Mendoza, abandonando a las fuerzas de Lonardi a su suerte. De acuerdo a la conclusión a la que habían llegado con el general Arandía, si llegaba a estallar la guerra civil (que de hecho ya había comenzado), iba a ser necesario consolidar a las tres provincias cuyanas sin arriesgar sus fuerzas en una confrontación que a corto plazo, habría de aniquilarlas.
Las tropas de Lagos pernoctaron junto al puente de acceso a Palmira y a la mañana siguiente entraron en la ciudad, con el Batallón de Infantería de Montaña 2 de Calingasta a la cabeza, comandado por el teniente coronel Eduardo Aguirre. La larga columna de vehículos encontró las vías de acceso obstaculizadas por ómnibus y camiones que la CGT había abandonado durante la noche para dificultar el avance, pinchando los neumáticos de la mayoría. Bajo la dirección de oficiales y suboficiales, los conscriptos procedieron a retirarlos, apartando los vehículos del camino o arrojándolos al río y lentamente, el desplazamiento se fue haciendo efectivo.
El II Ejército fue recibido con júbilo. La población, movilizada por el Dr. Facundo Suárez[1], salió a las calles a vitorearlo y la gente se acercó a los soldados para entregarles alimentos y bebidas mientras gritaba y aplaudía su paso desde Guaymallén, por la avenida San Martín.
Lagos instaló su comando en el Liceo Militar y designó gobernador provisional de la provincia al general Roberto Nazar. Quien fuera su titular hasta ese momento, el Dr. Carlos Horacio Evans, se presentó poco después, para ponerse a su disposición y luego de un breve y correcto intercambio de palabras, se le indicó que podía abandonar la provincia o permanecer en su hogar, optando finalmente, por esta última proposición.
Una de las primeras órdenes impartidas por Lagos al llegar a Mendoza, fue ocupar la emisora radial, despachando para esa misión un pelotón al mando del teniente coronel Eduardo Aguirre, jefe del Batallón de Montaña 2 de Calingasta de destacada actuación durante la rebelión de San Luis. Aguirre se apoderó de la estación sin inconvenientes y de manera inmediata puso en funciones al teniente coronel Mario A. Fonseca, que una vez al micrófono, procedió a comunicar a la ciudadanía que tanto Mendoza como San Luis, se hallaban en poder de la revolución.
Otra importante medida que adoptó el general Lagos, fue la detención de altos dirigentes del oficialismo regional, representados principalmente por la cúpula política y gremial y por militantes de las unidades básicas justicialistas, quienes representaban una seria amenaza para la revolución. En ninguna de las unidades básicas allanadas opusieron resistencia Donde sí hubo problemas fue en el local de la CGT, en el que se habían atrincherado muchos de sus dirigentes, afiliados y obreros.
El teniente coronel Aguirre ser encaminó hacia la sede de la central obrera al frente de un pelotón, creyendo que la toma del edificio iba a ser cosa sencilla, sin embargo, al llegar al lugar, fue recibido por una nutrida lluvia de bala que lo obligó a adoptar medidas defensivas.
Siguiendo órdenes de su jefe, los soldados saltaron de los jeeps en los que habían venido y una vez a cubierto abrieron fuego, generando un violento intercambio de disparos en el que dos conscriptos perdieron la vida y dos oficiales resultaron heridos.
El combate se prolongó varios minutos, con los sindicalistas conteniendo todo intento de acercamiento, cosa que obligó a Aguirre a pedir refuerzos. Mientras disparaba su pistola ametralladora impartía directivas preocupado por la seguridad de sus hombres. Dos de ellos yacían muertos sobre el pavimento y otros dos, gravemente heridos, intentaban cubrirse detrás de los vehículos.
Aguirre vio que los sindicalistas disparaban desde varios puntos, algunos desde las ventanas superiores y otros desde los techos, por lo que intentó concentrar sus ráfagas en esos puntos.
La llegada de do camiones con tropas fue lo que decidió el enfrentamiento. Sabiéndose rodeados y desbordados en hombres y armamento, los sindicalistas hicieron flamear un trozo de tela blanco atado a un palo y se rindieron. La sede sindical fue controlada y sus defensores obligados a salir lentamente, con las manos sobre la cabeza. Una vez fuera se los sometió a un intenso registro y acto seguido, se los obligó a subir a los camiones para ser conducidos a prisión. Los cuerpos de los soldados muertos fueron evacuados en una ambulancia que llegó unos minutos después y con ellos partieron los heridos en dirección al hospital. Las acciones en Cuyo habían cobrado sus primeras víctimas.
Dominada la ciudad, el general Lagos mandó ocupar la Base Aérea de El Plumerillo, hacia la cual envió al segundo del general Arandía, coronel Nicolás Plantamura, acompañado por la escolta del Destacamento 1 de Infantería de Montaña al mando del teniente coronel Alberto Cabello. En el lugar los esperaba el vicecomodoro Martín Alió, conocido por su tendencia peronista, que hizo entrega de la unidad militar aclarando antes que no se plegaba al alzamiento. Sí lo hicieron, en cambio, sus oficiales, a quienes Plantamura reunió en el casino para dialogar y conocer su postura respecto a la revolución. Quedaban a disposición de las fuerzas rebeldes doce bombarderos Calquin de fabricación nacional, que sumados a la poderosa dotación de Villa Reynolds, constituyeron un arma de gran valor.
De regreso en Mendoza, el teniente coronel Cabello recibió la orden de apoyar al pelotón del mayor Rufino Ortega que debía tomar la sede local de la Policía Federal, misión que se cumplió con el apoyo de comandos civiles revolucionarios sin ningún tipo de incidencias.
Esa era la situación en Mendoza y San Luis cuando, pasado el medio día, el teniente coronel Fonseca, el mismo que había transmitido por radio los mensajes revolucionarios, solicitó autorización para marchar sobre San Juan, temeroso de la actitud que pudiera asumir el jefe de aquella guarnición, coronel Ricardo Botto.
Tras obtener el visto bueno de sus superiores, Fonseca reunió bajo su mando al batallón de Infantería del coronel Aguirre y a la Compañía de Zapadores de San Juan que allí reforzaba al II Ejército y provisto de un cañón del batallón de artillería que comandaba el teniente coronel Fernando Elizondo, se puso en marcha.
Las tropas viajaron durante toda la noche, deteniendo su marcha al amanecer, en la localidad de Carpintería, inmediata a la capital provincial. Desde allí siguieron a plena luz, mientras la gente, casi toda oriunda de los campos, fincas y viñedos inmediatos a la ruta se agolpaba a la vera de la ruta para saludar a la tropa. Como bien relata Ruiz Moreno, de quien extraemos la mayor parte de la información, la gente no olvidaba la prohibición de llevar a cabo la procesión de la Virgen de Andacollo, impuesta por el gobierno.
Donde hubo tensión fue en San Juan, producto del despliegue de fuerzas policiales efectuado por el comisario César Camargo. Los policías estaban decididos a resistir pero la intervención de Fonseca, sanjuanino también y amigo de la infancia de Camargo, evitó el derramamiento de sangre. Era evidente que la policía no era una fuerza adecuada para enfrentar al Ejército y era necesario, a toda costa, evitar cualquier tipo de choque.
Camargo accedió y levantó el dispositivo para que las tropas entrasen en la ciudad, cuna de ilustres personalidades de la historia argentina como Domingo Faustino Sarmiento, fray Justo Santa María de Oro y Francisco Narciso Laprida. Allí también se vivieron escenas de júbilo, con la multitud aclamando y aplaudiendo el paso de los efectivos rebeldes. Incluso fue sacada de la catedral la Virgen de la Merced frente a la cual, la muchedumbre se congregó y oró, cubriendo la Plaza 25 de Mayo. Fonseca fue llevado en andas hasta la Casa de Gobierno donde su titular, Juan Viviani, le hizo entrega del mando. De esa manera Cuyo quedó en poder de la revolución con el general Lagos, al frente del mando civil y militar.
A las 06.30 del 19 de septiembre, un Beechcraft AT-11 procedente de Córdoba aterrizó en pleno campo, sobre la Ruta 40, a 30 kilómetros al sur de Mendoza, trayendo a bordo al capitán de fragata Carlos García Favre, emisario del general Lonardi. Ni bien descendió del avión, el oficial naval abordó un vehículo particular que de manera inmediata lo condujo a Luján de Cuyo, escala previa a la capital provincial, donde llegó alrededor de las 11.00 cuando la población festejaba en las calles la llegada del II Ejército, procedente de San Luis.
Una hora después, fue conducido ante el general Lagos, urgido como estaba de ponerlo al tanto de la difícil situación que atravesaba la guarnición rebelde. Una vez en su presencia, el capitán de fragata Carlos García Favre, le transmitió el angustioso pedido de refuerzos de su par y de la imperiosa necesidad de que se pusiese en marcha a la mayor brevedad posible para aliviar su difícil situación. Mientras esto ocurría, en las calles, la multitud cantaba consignas en favor de la revolución y de la libertad, ignorante de esos acontecimientos que se estaban desarrollando.
Lejos de lo que García Favre se imaginaba, la actitud de Lagos fue de cautela. Después escucharlo atentamente, el general habló con parsimonia, detallando los inconvenientes que implicaba prestar socorro a Lonardi. Según sus palabras, el II Ejército no era plenamente conciente de lo que estaba ocurriendo, se hallaba imbuido por la consigna de no derramar sangre entre hermanos y por esa razón, no se podía contar con su plena subordinación al momento de marchar sobre Córdoba. Por otra parte, la toma de Río Cuarto era imposible porque el combustible escaseaba y era extremadamente difícil conseguirlo.
García Favre quedó consternado porque no esperaba semejante actitud. Sumamente nervioso, volvió a insistir: Córdoba necesitaba urgentemente refuerzos porque de no contar con ellos la revolución terminaría por ser derrotada. Lagos se mantuvo en su posición. Sin pronunciar palabra, escuchó con expresión grave al emisario y luego lo citó a un nuevo encuentro a las 18.00 horas.
Para entonces, todas las sedes partidarias del peronismo habían sido allanadas y los domicilios particulares de varios activistas requisados, a efectos de prevenir actos de sabotaje, todo eso antes de que la radio informase que a partir de las 21.00 de ese mismo día se imponía el toque de queda y que la ley marcial regía en toda la ciudad.
A la hora acordada García Favre, vistiendo ropas de civil, se presentó en los cuarteles del Batallón 8 de Zapadores para su segunda reunión con Lagos. Al llegar, fue invitado a presenciar la formación en la plaza de armas, frente a la cual, el general tomó posesión formal de su cargo y arengó a tropas y civiles, exhortándolos a luchar por la libertad. También elogió a la Armada por su valeroso e inclaudicable accionar, manifestando sobre el final que la unión de las tres fuerzas acabaría por otorgarles la victoria. Pero en lo que a la ayuda solicitada se refiere, nada le dijo a García Favre en concreto. Cuando el enlace intentó comunicarse con Lonardi para imponerlo de la situación, se encontró con que la detención de los oficiales a cargo de las comunicaciones, le impedía establecer contacto.
Durante la noche del 18 al 19 de septiembre, el general Lagos y su alto mando elaboró un plan tendiente a aligerar la difícil situación en la que se encontraba el general Lonardi. Entre otras cosas, se decidió un ataque aéreo desde Villa Reynolds al aeródromo de Las Higueras, a efectos de neutralizar a los Gloster Meteor leales que operaban desde allí.
Como explica Ruiz Moreno, Villa Reynolds, asiento de la V Brigada Aérea, había sido ocupada el domingo 18 por efectivos del Destacamento IV de Montaña de Tupungato que habían partido el día anterior desde San Luis, con ese destino.
La toma de la base estuvo a cargo del Batallón I del Regimiento 21 de Infantería de Montaña al mando del mayor Celestino Argumedo, que hizo su arribo después de dos horas de marcha a lo largo de 110 kilómetros de ruta. En la brigada, los esperaba reunida la oficialidad que a esa hora (03.00 de la madrugada) tenía el control de la unidad, después de un intenso combate con los 278 suboficiales leales que la custodiaban y que intentaron actos de sabotaje.
Esa misma tarde (17.30), el mayor Argumedo se comunicó con el general Lagos para sugerirle llevar a cabo el planeado ataque al aeródromo de Las Higueras, porque a esa altura, resultaba imperioso neutralizar la amenaza que representaban los Gloster Meteor que operaban desde allí. Le contestaron tres horas después, indicándole que se quedara en sus posiciones hasta nuevo aviso.
El ataque jamás se concretó y Argumedo se limitó solamente a surtir de bombas tanto a las fuerzas revolucionarias de Córdoba como a las de Comandante Espora y a proporcionar armas livianas al comando civil revolucionario del Dr. Guillermo Torres Fotheringham que debía apoderarse de Radio Ranquel de Río Cuarto.
A la mañana siguiente, tuvo lugar un hecho inesperado que levantó notablemente la moral de las fuerzas revolucionarias. Soldados del II Ejército que inspeccionaban la estación ferroviaria de Mendoza descubrieron un vagón repleto de armamento de última generación procedente de EE.UU, que se hallaba en ese lugar en tránsito hacia Chile. La carga, compuesta por bazucas, cañones-cohetes sin retroceso y ametralladoras, fue incautada y distribuida entre las tropas que al día siguiente debían marchar sobre Río Cuarto. La alegría que despertó el hallazgo significó poco para el capitán García Favre ya que en horas de la tarde, el general Lagos le manifestó no pensaba distraer efectivos hacia Córdoba porque planeaba consolidar sus posiciones en Mendoza.
El emisario del general Lonardi quedó perplejo pero logró para hacer una propuesta tendiente a complicar la situación de Perón y aligerar la de su superior: solicitar a los organismos internacionales el reconocimiento de Cuyo como territorio beligerante. Lagos estuvo de acuerdo y sin perder tiempo, le ordenó al Dr. Bonifacio del Carril, auditor honorario del Ejército en Campaña, que diera inicio a las gestiones correspondientes.
Debido a que en Córdoba se desconocía la situación de Cuyo, Lonardi despachó al mayor Francisco Guevara con la misión de comunicar a Lagos que estaba pronto a establecer un puente aéreo entre ambas provincias a efectos de transportar los refuerzos del II Ejército a la zona de combate.
Conforme a ese plan, La Escuela de Aviación Militar comenzó a alistar tres DC-3 y un Convair de Aerolíneas Argentinas, al que se le quitaron los asientos para aumentar su capacidad. Al frente de los mismos fue puesto el aviador civil Alfredo Barragán, piloto de la empresa aérea estatal y decidido partidario de la revolución, quien debía conducir los aviones hasta Mendoza en compañía del teniente coronel Carlos Godoy.
Guevara abordó un Beechcraft AT-11 piloteado por el capitán González Albarracín, un copiloto y un radiotelegrafista y partió a través el corredor aéreo del lago San Roque, el único que aún permanecía abierto a la aviación rebelde, con destino a Cuyo. La nave voló bajo hasta alcanzar las aguas y en ese punto levantó vuelo, para alejarse por entre las posiciones que ocupaban el Regimiento 14 de Infantería y el Regimiento de Artillería Antiaérea.
Tras dos horas de vuelo, el avión tocó tierra en El Plumerillo, desde donde partió Guevara para encontrarse con Lagos.
Al verlo llegar, el general se incorporó y lo saludó afectuosamente, invitándolo a participar de la reunión que en esos momentos mantenía con Arandía y García Favre. El jefe del II Ejército parecía ajeno a la realidad y daba la sensación de que la entrada triunfal que había hecho en Mendoza, había influenciado negativamente en él.
Guevara hizo un detallado relato de lo que acontecía en Córdoba y al igual que García Favre, puso especial énfasis en la necesidad de refuerzos que tenía el general Lonardi. Cuando terminó de hablar, entregó a Lagos una carta del jefe de la revolución en la que aquel le solicitaba el envío urgente de toda la infantería con sus morteros y ametralladoras, explicando que la crisis que padecida su agrupación era, precisamente, de infantería y que su situación se había agravado tanto, que contaba con ese auxilio para superarla lo antes posible.
Pese a ello y a que Guevara explicó que Lonardi pensaba resistir hasta el final, Lagos volvió a dudar, argumentando que disponía de solo 1000 hombres para la defensa de Cuyo y que no podía privarse de ninguno. Cuando manifestó su decisión de establecer en Mendoza un gobierno provisional, Guevara se sorprendió y respondió que esa idea ya había sido adoptada por el general Lonardi pero que no era primordial en esos momentos.
Aquello hizo recapacitar a Lagos que, al menos de momento, desechó el proyecto para estudiar nuevamente el envío de refuerzos hacia Córdoba.
Se iba el día 19 y Lagos todavía pensaba.
Mientras Lagos y Guevara discutían, aterrizaban en El Plumerillo el avión de Aerolíneas Argentinas que había enviado Lonardi al comandado de Barragán.
Una vez en tierra, los recién llegados se encaminaron presurosamente hasta el puesto de mando de Lagos y solicitar hablar con él. En esos momento, el general se hallaba reunido con el general Arandía, el mayor Enzo Garuti, juez de Instrucción Militar, el teniente coronel Eduardo Aguirre, el capitán García Favre y el mayor Guevara.
Los recién llegados estaban sumamente ansiosos cuando ingresaron en la habitación, suponiendo que para entonces todo estaba decidido, pero una vez más Lagos dio largas al asunto, pretendiendo que su Estado Mayor se detuviese a analizar a fondo la situación. Esa actitud exasperó los ánimos, en especial el del comandante Barragán quien, levantando la voz, exigió el inmediato envío de refuerzos. La respuesta que recibió lo dejó azorado por lo insólita y absurda:
-No puedo distraer tropas porque aquí la CGT es muy fuerte y puedo tener problemas.
Eso fue la gota que rebalsó el vaso.
-¡¡¿Pero cómo que la CGT va a ser un problema para el Ejército?!! -gritó Barragán- ¡¡¿qué está diciendo?!! ¡¡El problema lo tenemos nosotros!! ¡¡¡Vamos general, tiene que darnos las tropas y las armas ya mismo!!!
Tan fuera de sí estaba el piloto, que mientras hablaba extrajo su arma, obligando a que los presentes interviniesen para intentar aplacar su ira.
-¡Tranquilo Barragán! - dijo el teniente coronel Aguirre - ¡Todo se va a solucionar!
Entonces, fue el mayor Garuti quien se hizo sentir por encima del tumulto.
-¡Es preciso socorrer a Córdoba, general. Cuyo esta en condiciones de hacerlo!
Al escuchar esas palabras, Lagos pareció convencerse y con tono grave ordenó:
-Bien Garuti, organice una Compañía.
Finalmente, después de perder horas preciosas en cavilaciones, el dubitativo jefe del II Ejército autorizó el alistamiento de 200 efectivos de Infantería que, provistos de ametralladoras pesadas y al mando del mayor Garuti, partieron de inmediato hacia El Plumerillo para abordar los aviones que, en un vuelo sin escalas, los conduciría al teatro de operaciones.
Notas
- Conocido dirigente radical de la provincia.
miércoles, 2 de abril de 2014
US Army: Reducen batallones de tanques e impulsan los simuladores
Aunque el ejército de Estados Unidos aún posee 7.000 tanques M1, menos del 20 por ciento de ellos están en realidad en el servicio. Eso son 1288 tanques M1 en 92 compañías de M1 con 14 tanques por compañía. No hay más batallones de tanques. En cambio, hay batallones de armas combinadas en Brigadas pesadas. Cada uno de estos batallones tienen dos compañías de tanques (y dos compañías de infantería). Mientras tanto, el ejército de Estados Unidos continúa su reducción, pasando de 16 brigadas blindadas (64 compañías de M1) a diez (40 compañías). La Guardia Nacional del Ejército aún tiene siete brigadas blindadas (28 compañías) de M1. La reducción eliminará 24 compañías de M1 que van a dejar sólo 952 tanques M1 en servicio.
Cada equipo tiene cuatro hombres, dando entonces a los EE.UU. unos 3808 tanquistas de M1. El ejército está evaluando re-entrenar todas estas tripulaciones del tanque para el combate convencional. Durante la última década, muchas compañías de tanques fueron utilizados como infantería o para operar vehículos MRAP. El ejército está usando un montón de simuladores para capacitar a las tripulaciones de los tanques y esto reduce los costos mucho. Estos simuladores se han vuelto más común desde la década de 1990 y han demostrado ser muy eficaces en forma rápida y barata la enseñanza de habilidades útiles para tripulaciones de los tanques. Después de mucho tiempo de simulador, los equipos realizan de manera muy eficaz cuando salen con los tanques y hacen todo los movimientos y disparan en condiciones realistas (o incluso de combate).
Todos los tanques M1 adicionales están ahí si hay una guerra importante. Con todos los simuladores es más fácil y más rápido para formar más equipos de lo que es para construir más tanques M1.
Strategy Page
Plum Duff: Desastrosa operación del SAS en Tierra del Fuego para "mantener el mito"
- Tropas del SAS recibieron la orden de atacar una base de misiles en Argentina
- La misión de la Operación Plum Duff (Budin de Ciruela) era entrar en una base aérea llamada Rio Grande
- Un grupo de ocho luchó durante más de una semana en las llanuras argentinas
- Les fue provisto equipo inadecuado, poca información y mapas inútiles
Por Ewen Southby-Tailyour - Daily Mail
Estaba oscuro, muy fría y eran las 0800 GMT. O, más significativamente, 'cinco, hora local, en la maldita mañana». Detrás de su capitán, los soldados del SAS estaban arrastrando su equipo sobre la hierba empapada patagónica. La penúltima etapa de la larga aproximación 6 tropas a la batalla había terminado. Desde aquí en más quedaba a cargo de ellos.
A medida que estruendo distintivo del helicóptero Sea King se desvanecía hacia el oeste-noroeste, el comandante de las tropas el capitán Andrew Lawrence se permitió un momento para reflexionar. Había una sensación de hundimiento en su estómago.
La tarea era llegar a Río Grande, una base aérea defendida fuertemente a unos 70 kilómetros de distancia. Una vez allí, iban a atacar a un destacamento de aviones de combate Súper Etendard de la Argentina y de su carga mortal de misiles Exocet.
Amenaza mortal de misiles : El objetivo era atacar a Río Grande, en la foto, un base con una fuerte defensa en el territorio continental argentino, donde Exocets pueden verse siendo embarcados en aviones de combate Super Etendard
Ya habían destruido un barco y ahora amenazaban a toda la Task Force británica en las Islas Malvinas.
El objetivo era claro, si bien suicidamente peligroso. Pero poco más tenía sentido.
Había ocho de ellos en la unidad, demasiados para una larga aproximación clandestina a través del campo 'a culo desnudo'. Cuatro habría estado bien, dos, mejor aún.
Y fue el campo era el equivocado. Esto era Chile, no Argentina. La frontera estaba todavía a unos 40 kilómetros de distancia hacia el este.
Ante la llegada del invierno, el clima se deterioraba, y con la ropa y el equipo todavía no estaba completamente seca, luego de un descenso en paracaídas previo en el mar, Lawrence (no es su nombre real) sólo pudo hacer una mueca de desesperación. La patrulla tenía provisiones para sólo cuatro días.
La luna menguante ya no era visible y la niebla se había disipado, para ser reemplazado por el aguanieve que ya traía la humedad propia. Estaba completamente oscuro. Aparte del susurro del viento de manera inquietante a través de la hierba de pampas áspera no había ruido, sólo la desolación, geográfico y físico, de su posición. "Es hora", pensó Lawrence, "de decirle a los chicos las malas noticias."
Dónde se fueron a parar: Una sección del Escuadrón B, SAS, llegando en el Atlántico Sur, el 14 de junio de 1982, a partir fueron detenidos por la Armada y más tarde volaron por helicóptero Sea King de la parte continental de América del Sur
Estaba en una sala de reuniones Hereford [cuartel general del SAS] sólo cuatro días antes de que, finalmente, se confirmara la verdad. El Brigadier Peter de la Billiere, director del Servicio Aéreo Especial (SAS), miró a su alrededor la intención de atrapar todas las miradas, y habló.
"Todos ustedes son sin duda conscientes de la fragilidad de la posición del Grupo de Tareas y lo que puede ocurrir se debe perder uno de nuestros portaaviones", dijo.
"Su misión es la de identificar la ubicación de los aviones enemigos y, si es posible, destruirlos."
Estas últimas órdenes fueron emitidas el 14 de mayo de 1982, diez días después de que los argentinos habían lanzado dos de sus cinco misiles Exocet y destruido el HMS Sheffield. Así que tres de los misiles de fabricación francesa estaban aún en Río Grande...
En 0500 a la mañana siguiente, el Tropas 6 [sección del SAS] partiría.
Por cualquier tramo de la imaginación Operación Plum Duff era una tarea difícil, hecha más difícil por la falta de inteligencia, mapas coherentes o sesiones de información adecuadas. Estaba claro para todos los miembros de la patrulla que se les había pedido "llevar a cabo un asalto frontal a lo desconocido".
La posición exacta de la base aérea de Río Grande siguía siendo un misterio. Lo mismo sus defensas. ¿Había cercos perimetrales? ¿Estaban minadas o cubiertas por fuego? ¿Había patrullas, perros, luces de seguridad ?
El cronograma era como sigue:
El 15 de mayo, el equipo volaría a la Isla Ascensión en el Atlántico Sur. Desde allí serían llevados en un avión de transporte C-130 Hércules de la RAF a las aguas de las Malvinas. Luego, tras una caída en paracaídas, la Royal Navy los recogía desde el océano y los llevaría a bordo de un portaaviones. Por último, viajarían - probablemente en helicóptero - a su misión.
Plum Duff resultó ser la única incursión armada en el continente de América del Sur en el conjunto de la campaña de las Malvinas. Había claramente una carrera para destruir misiles Exocet antes causaran más daño - a no ser que se trataba simplemente de un caso de la demostración de la voluntad política. "Tal vez mejor dejar esto a los políticos", pensó el capitán Lawrence. "Mientras tanto esto es ahora y tenemos que dar lo mejor de nosotros."
...................................
En la tierra empapada de Tierra del Fuego, Tropas 6 quedaron inmóviles. Incómodos después de tanto tiempo a bordo del incómodo y sin asientos helicóptero Sea King, que anhelaban para estirar las extremidades frías.
Después de diez minutos, el comandante de la tropa se puso en pie y explicó a los rostros apenas visibles, ennegrecidos que el primer lugar de aterrizaje era o estaba cerca de la frontera con Argentina a unos 26 millas (30 km) de su destino, por si se hubiera visto comprometidos. En su lugar, por temor a que se les daba al seguimiento de las fuerzas de defensa argentinas, se habían visto obligados a volar más lejos dentro de Chile.
La única opción era empezar a moverse hacia el este hasta la primera luz. Había tres horas restantes.
Bajas, suaves colinas cubiertas de enormes parches de marisma y la hierba hacía difícil moverse con rapidez. Había nieve en el suelo y la lluvia, cerca del punto de congelación volaba horizontalmente pegando en la espalda.
El hombre a cargo:"Capitán Andrew Lawrence ' ha contado su historia con la condición de guardar el anonimato
El secreto era esencial: los militares argentinos ya estaban alertado por el ruido Sea King, mientras que los chilenos, aunque amigables en privado, eran oficialmente neutrales en el conflicto.
El progreso fue lento - las tropas cubrían menos de 1 ½ millas por hora. A ese ritmo, tardarían las raciones de dos días y medio' sólo para llegar a la frontera. Cada hombre llevaba casi 80 libras, incluidos explosivos y temporizadores, el fusil de asato estándar M15 Armalite, y una pistola de 9 mm Browning. Embalado en cada [mochila] Bergen había una red de camuflaje y un saco de dormir 'gusano verde'.
La patrulla simplemente no estaba equipado para un reconocimiento de largo alcance - sólo para uno rápido y, para una operación de acción directa de entrada y salida. Increíblemente, nadie llevaba a cualquier equipo de visión nocturna. Y los explosivos eran llevados a expensas de alimentos y ropa adecuada. Pero en el centro de la preocupación por el comandante de la patrulla estaban los dos mapas.
Uno de ellos era una hoja frágil que parecía haber sido retirado de un atlas escolar de la época de 1930. La segunda era la edición de 1943 de un mapa argentino estampado 'Biblioteca de la Universidad de Cambridge 1967'.
Ellos fueron los mejores "sistemas" que se les podría ocurrir. Ninguno mostraba la base aérea de Río Grande o muchas otras características más destacadas de las costas, ríos y lagos.
Lawrence había asumido que los mapas apropiados serían suministrados a ellos en la isla de Ascensión o a bordo del HMS Invincible, su punto de salida definitiva.
Estaba equivocado.
A medida que el aguanieve se filtraba en los hombros, la espalda y la Bergen, la patrulla finalmente se detuvo y dos hombres fueron enviados a buscar un mejor refugio. Cuando se hizo de día el 18 de mayo, ello no trajo alivio, sólo la enfermedad. La tropero Taff no se encontraba bien, debilitado con un aumento de temperatura corporal.
Era el momento de llamar a Hereford. La radio, gracias a su atenuación en el Océano Austral, se habían negado a cooperar. Ahora se animaba a andar, pero había poco aprecio de vuelta a casa. Las autoridades tuvieron conocimiento, por la fuerza, que la inserción en el continente no había ido como estaba previsto y que los mapas eran peor que inútiles.
Sin embargo, desde 8.000 millas de distancia, llegó una orden directa e inequívoca de que Lawrence debía continuar.
El argumentaba en respuesta que iba a esperar 24 horas para que el soldado Taff se recuperara. Lo que él deseaba decir, pero no lo hizo, era que en la opinión colectiva de su equipo, Hereford había estado, 'preparado para el fracaso de la misión desde el principio'.
A través de la luz del día el 19 de mayo y 20 de mayo los hombres yacían en sus tiendas de campaña, cubiertas de aguanieve, conservando la energía. En cada dirección, no había más que llanuras onduladas de la hierba de pampa, cubiertas de nieve o hielo. La realidad se estaba cerrando rápidamente. Al caer la noche del día 20, reanudaron la caminata cada vez más inútil. Con raciones sólo dos días restantes, todavía estaban a no menos de diez millas de la frontera, y de ahí el objetivo era otros 30 kilómetros a través de territorio enemigo.
Al día siguiente, el juego había terminado. Lawrence dijo a Hereford que una re-suministro de alimentos aerolanzable si fuese necesario - era imprescindible antes de entrar en Argentina.
La respuesta fue rápida e inesperada. La patrulla debía retroceder a un punto de encuentro de emergencia manejado por el Capitán Pete Hogg del SAS. Hogg había volado originalmente en Chile para interrogar a los Royal Marines capturados en abril, mientras que defendían las Georgia del Sur, y que luego fueron puestos en libertad. Lawrence nunca había sido informado de que un plan de este tipo de emergencia o podría ser activado. Un lugar de encuentro acordado - un puente - elegido de un mapa con ni contornos ni cuadrícula.
Hogg se reuniría con ellos la noche siguiente cuando el encuentro estaría abierto a sólo una hora después de la puesta del sol.
Después de esa conversación final, el sistema de comunicaciones de la patrulla murió, finalmente y de forma irreversible.
Al caer la tarde, el 22 de mayo, Tropas 6 creía que estaban en el lugar correcto. Se movió hacia abajo en la maleza empapada, esperando el anochecer. Nada sucedió esa noche ni durante los próximos tres días.
En la mañana del 26 de mayo de Lawrence y otro soldado se deslizaron sus abrigos de camping civiles sobre sus chaquetas camufladas, embolsaron sus pistolas Browning de 9 mm y se dirigieron a la ciudad más cercana, Porvenir, más de 50 millas de distancia.
Se engancharon en un camión maderero esperando en algún momento para poder hacer una llamada de teléfono al cónsul británico. En Porvenir, estén orientados hacia una cabaña de madera, donde una única radio-teléfono comunal era operada por un solo hombre.
Condenado al desastre: Terminaron en la Tierra del Fuego de Chile, en la foto, con los mapas antiguos, y después de 12 días agotadores y frente a la inanición, se vieron obligados a abandonar su misión malograda
El cónsul se puso al teléfono. Lawrence recuerda : "He hablado con él y él estaba horrorizado, ya que no había sido informado. Estaba aterrorizado!".
'Le dije: ' Tengo todos estos chicos en el campo, sin comida y tengo que hacer algo al respecto", pero lo único que pudo decir fue: '' Mi consejo es que ustedes se rindan.'''
La falta de comprensión o asistencia de un funcionario de la Oficina de Relaciones Exteriores británica fue una decepción profunda e inesperada.
Esa noche, caminando alrededor de Porvenir, Lawrence se sorprendió al toparse con los hombres de la SBS que debían ser el rescate de su tropa.
Él dice: "Lo creas o no, ya que caminamos por la puerta abierta de una casa de comidas, nos miramos y vimos no sólo vi a Pete Hogg sino a los colegas [del SAS] Brummie Stokes y Bronco Lane.'
Era obvio para Lawrence que - por razones que hasta hoy siguen sin estar claros - el equipo de rescate había hecho ningún intento de hacer la cita de emergencia en la noche elegida, o cualquier noche posterior.
Pero el 30 de mayo, los ocho hombres - ahora vestidos de civil, y en el más estricto secreto - abordaron un avión ligero de Santiago. El 8 de junio, se les ordenó regresar a sus hogares.
.....................
Desde el principio, Plum Duff levantó las preguntas inquietantes. Un miembro del Grupo de Operaciones Especiales formada en Londres para apoyar al grupo de trabajo dijo: "Toda esta operación fue la demanda de los "hooligans de Hereford" [cuartel general del SAS] exigiendo una operación para ayudar a "mantener el mito". Hubo un fuerte equipo de planificación en Hereford que se estaban muriendo para conseguir algo de acción.'
Con el fracaso de Plum Duff, Lawrence se enfrentó a una comisión de investigación y encontró a su carrera militar había terminado, hundido principalmente por su creencia de que el punto de aterrizaje original había sido inseguro, y su decisión de aterrizar luego en Chile. Él dice: "Yo no quería estar en el ejército si no podía estar en el SAS, por lo que renuncié".
"Había riesgos asociados con lo que hacíamos y aceptamos eso, pero siempre nos gusta ser lanzados en algo que creemos que es razonablemente sano y con una posibilidad razonable de un resultado positivo.
'Plum Duff parecía haber sido diferente."
Es cierto que había mucho en juego. Los misiles Exocet aerolanzados desde Río Grande destruyeron el HMS Sheffield, el MV Atlantic Conveyor, y estuvieron a punto de hacer mucho, mucho peor. El miedo de los misiles Exocet en forma todo el plan de batalla de la Task Force, y al hacerlo, dio lugar, sin duda, a la pérdida de muchas más vidas.
La historia muestra, sin embargo, que el capitán Lawrence y sus hombres de la escuadrilla B, del 22º regimiento del SAS, hicieron todo lo que se les pedía, de buena gana, con profesionalidad y sin dudarlo.
A pesar de las terribles circunstancias en las que fueron lanzadas, el equipo y la alimentación inadecuados, la falta de cualquier forma de inteligencia, dos mapas inútiles y la realización inevitable que fueron dados de baja y "no se espera que sobreviva", actuaron en la más alta tradiciones del regimiento.
De hecho, podría llegar a ser dado cuenta de que, a través de su fortaleza estoica y sin quejarse, ellos mismos han ayudado a 'mantener el mito'.
Malvinas: Operación Rosario, el inicio
El inicio de la batalla de las Islas Malvinas
Autor: Carlos Llallera
Este es un aporte de un asiduo visitante de Full Aventura, quien recopila el relato de un integrante de la Operación Rosario.
Relato del Teniente de Fragata (Buzo Táctico) Diego Fernando García Quiroga, participante de la recuperación de las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982, incluido en "Operación Rosario", obra compilada por el Contralmirante IM (R) Carlos Busser.
El 26 de marzo de 1982 me encontraba listo a asumir la guardia de Oficial Retén del Oficial de Guardia de la Base Naval Mar del Plata. Los últimos días habían sido algo movidos y había expectación entre los oficiales que se reunían en la Cámara de la Base, a raíz de los sucesos de Georgias.
Mi Comandante había sido llamado a Puerto Belgrano, y yo sabía que personal de la Agrupación Buzos Tácticos se encontraba trabajando en algún lugar que no conocía en detalle.
Sobre el filo del horario de retirada, una llamada telefónica del Comandante requirió: "Alistar la Unidad para una operación inmediata". Así las cosas, y apenas llegado el Comandante de la Agrupación, me ordenó presentarme al Capitán Sanchez Sabarots (Comandante de la Agrupación Comandos Anfibios) y ponerme a sus órdenes.
Me dirigí entonces al aula de la Agrupación de Comandos Anfibios convertida en Sala de Situación, donde sobre un pizarrón el Teniente Bardi (2° Comandante) se hallaba llenando una planilla de Equipamiento para una operación de la cual yo no sabía nada aún. El Capitán Sánchez Sabarots me dijo entonces que yo, junto con 7 Buzos Tácticos que ya había elegido, íbamos a integrar una patrulla mixta de Buzos Tácticos y Comandos Anfibios cuyo Jefe sería el Capitán Giachino, a quien yo conocía. Esta patrulla actuaría a sus ordenes en el desembarco a realizarse en las Islas Malvinas.
Lineamientos más específicos de la misión asignada me serían dados por el Jefe de la patrulla con quien nos reuniríamos al día siguiente en Puerto Belgrano. Lo importante ahora era equiparse y prever la zarpada de la columna alrededor de las 23:00.
Al destacarme, mi Comandante me había adelantado que la operación consistiría en tomar Puerto Stanley, lo que prima facie era tarea clásica de los Comandos Anfibios (Combate en localidades), mientras que los Buzos Tácticos marcaríamos, limpiaríamos y aseguraríamos la playa para el desembarco de la Fuerza principal, operando desde un submarino.
Esta última tarea sí, era la típica operación de Buzos Tácticos, por lo que yo no dejaba de sentirme algo fuera de mi función, a lo que mi Comandante (Capitán Cufré) me aclaró que nuestra comisión a la Agrupación de Comandos Anfibios obedecía a dos razones fundamentales, como eran la capacitación técnica de algunos de nuestros hombres (había que tomar la usina de Puerto Stanley y mantenerla funcionando) y mi dominio de inglés.
A. 21:30 01 de abril - El destructor Tipo 42 ARA Santísima Trinidad comienza a descargar los comandos navales de la Agrupación de Comandos Anfibios en 21 pequeñas embarcaciones de motor inflables. Estos se dirigieron a Mullet Creek pero navegaron demasiado al norte y quedaron atrapados en lechos de algas marinas, las cuales causaron problemas a los botes. Ellos deciden dirigirse a la playa más cercana, que estaba cerca de Lake Point.B. 23:00 1 de abril - el primer grupo de 84 hombres desembarca en una playa sin nombre en Lake Point. El grupo se divide en una fuerza más pequeña encabezada por el teniente comandante Giachino que se dirige hacia la Casa de Gobierno, y una fuerza mayor al mando del Teniente - Comandante Sabarots que se dirige hacia el cuartel de Moody Brook.C. 04:30 02 de abril - Un pequeño equipo avanzado del Grupo de Buzos Tácticos desembarca sin ser detectados desde el submarino ARA Santa Fe, cerca de la Bahía Yorke.D. 05:30 02 de abril - La fuerza Teniente Comandante Sabarots alcanza y rodea los cuarteles. Lanzan bombas lacrimógenas contra los edificios y asaltan los edificios con fuego pesado. Ellos encuentran los edificios desiertos.E. 06:00 02 de abril - 20 FMC Amtracs y varios vehículos de depósito LARC-V desembarcan en Bahía Yorke desde el LST ARA Cabo San Antonio. La fuerza se divide en 3 grupos:Una fuerza de cuatro Amtrac de vanguardia. Incluyendo uno que lleva el pelotón del ejército.La fuerza principal de 14 Amtracs.El segundo de mando, un Amtrac recuperación y vehículos LARC.F. 06:30 02 de abril - Los primeros Amtracs no encuentran resistencia. El pelotón del Ejército asegura el aeropuerto abandonado, previamente barrido por los buzos tácticos de la ARA.G. 06:30 02 de abril - Una fuerza de Argentina de 16 comandos navales alcanza la Casa de Gobierno, donde son detenidos por 31 Royal Marines, 11 hombres armados de la Marina Real y 1 local. Tres argentinos son heridos, entre ellos el líder del pelotón, el teniente comandante Giachino, que más tarde muere. Otros tres son capturados más tarde dentro de la casa, aunque para entonces (alrededor de las 8:00) el parlamento con los oficiales argentinos sobre la rendición ya había comenzado.H. 07:15 02 de abril - Después de no haber ninguna resistencia, los Amtracs argentinos avanzan en Stanley, cuando son emboscados desde una casa a unos 500 metros de la carretera. Royal Marines utilizan cohetes y ametralladoras. Los Royal Marines retroceden de nuevo a la casa de gobierno. Uno de los Amtracs está marcado por fuego de ametralladora, y hay un herido menor.I. 08:30 02 de abril - La fuerza de Amtrac argentinos asegura Stanley.El pelotón del Regimiento 25to al mando del Teniente Coronel J. Seineldín comienza a despejar la pista, mientras que los buzos tácticos de la ARA ofrecen seguridad en el aeropuerto y toman el faro.
Ya en claro con mi tarea, procedí a hacer algunos cambios (no precisaba nadadores, sino hombres serenos y maduros, capaces de cumplir su misión sin provocar bajas innecesarias) y a seleccionar nuestro armamento. Fui el único que eligió un arma corta (ametralladora Halcón), los demás llevaban a sus respectivas "novias", los fusiles F.A.L. Para (fusil especial de paracaidista).
Había logrado cambiar mi turno de guardia por el de otro día futuro, y me encontraba en estos preparativos cuando llegó el Teniente Robbio (mi 2° Comandante), con quien me une una amistad de 15 años Venía en su automóvil con su señora y la mía, ya que probablemente yo no pudiera pasar por mi casa antes de partir. Mi señora me trajo dos libros para el viaje: "De la Guerra" de Karl Von Clausewitz y "American Short Stories". No he vuelto a ver este último y a veces lo imagino como lectura de una trinchera posterior al desembarco.
Alrededor de las 22.00 se decidió posponer la zarpada de la columna hasta 01.00 del día siguiente, con lo que pudimos ir a nuestros domicilios durante 2 horas, vestidos con uniformes de combate.
A las 12.15 el Teniente Schweizer, de Comandos Anfibios, pasó a buscarme por mi casa. Acabábamos de festejar, con mi señora, 3 meses de casados. Llegados a la Base, embarcamos en los vehículos, abandonamos Mar del Plata y... me desperté en Puerto Belgrano.
Durante esa noche, me enteraría mucho después, zarpó el submarino ARA Santa Fe con la Agrupación de Buzos Tácticos a bordo, rumbo a su exitosa misión en las Malvinas.
Una vez que alojamos al personal que venía con nosotros en el BIM N° 2, nos dirigimos ala Cámara de Oficiales, donde encontramos a los demás presuntos participantes de la operación. El Capitán Giachino no se encontraba aún y, salvo por el teniente Lugo -que parecía ser de mi grupo- yo me sentí algo fuera de la cuestión. No obstante, la camaradería reinante aumentaba, quizá por sabernos en vísperas de grandes sucesos.
Llegado el Capitán Giachino (estaba también con nosotros el Teniente Alvarez) nos aclaró la formación de la patrulla y nos dijo que, a medida que la operación se fuera aproximando, iba a precisarnos más datos. Es en Puerto Belgrano -nos aclaró- "Eso sí lo pueden decir". Con el Teniente Lugo hicimos esa tarde una visita al Santísima Trinidad, a fin de coordinar horarios, estiba, etc. Esa noche, dormimos todos casi vestidos y no fue un sueño fácil.
A la mañana siguiente, luego de embarcar todo el material (la mayoría del cual quedó estibado dentro del hangar de helicópteros junto con el armamento), tomamos posesión de nuestras cuchetas y dispusimos un lugar del camarote para ubicar planos, fotos y datos del objetivo.
El 28 de marzo llevando a bordo a los Comandos Anfibios y un grupo de 8 Buzos Tácticos, el destructor zarpó, hecho lo cual y de inmediato, nos pusimos a la tarea de armar los botes asegurándolos en cubierta, en previsión de temporales.
La navegación transcurrió sin mayores novedades, con los buques en constante formación. Hacia el 30 de marzo el Capitán Giachino nos reunió para detallar la Orden de Operaciones y distribuir la patrulla. En total éramos 16 (se había agregado el Cabo Enfermero Urbina, cursante del Curso Comandos Anfibios) la patrulla se llamaba "Técnico" (luego sería "Techo") y se dividía así:
Rojo debía copar la comisaría, Naranja debía apoyar la acción de Verde, que era tomar la usina y apoyar luego a Rojo en su acción, para luego tomar la central telefónica. Azul debía destacarse antes de llegar al pueblo para neutralizar un campo de antenas al Este del mismo.
Esa tarde tuvimos acceso -en la Cámara de Oficiales- a fotografías de los objetivos, obtenidas por el Capitán Gaffoglio durante su gestión en Transportes Navales. Con ellas en mente y ante la carta, repasamos la operación hasta el cansancio. El Cabo Gómez llevaría la radio, con la que iríamos informando a la Fuerza mediante cortas frases en inglés.
Un día antes del desembarco -el 1° de abril- nos informaron un cambio de planes: debíamos tomar la casa del Gobernador, e inducirlo a convencer a la población acerca de lo inútil de una resistencia. Como misión colateral, debíamos marcar una pista de aterrizaje para el helicóptero que traería al primer escalón de apoyo, en una cancha de fútbol lindera.
El Capitán Gaffoglio se había transbordado y se encontraba con las fotos en el Almirante Irizar, con lo que no teníamos forma de saber cómo era el objetivo. No obstante, el Capitán Giachino se ingenió para obtener la mayor cantidad de datos posibles, y la sensación general era que no había custodia fuerte en la casa.
Hasta el momento de tocar la playa con los botes, la medianoche del 1° de abril, el gran miedo- aun para los que quedaban en los buques era que la operación no se realizara, cosa que sabíamos podía ocurrir en cualquier momento.
La noche del desembarco cenamos en forma ligera; algunas caras estaban manchadas por el camuflado innecesario a ciertas caras, como bromeaba el Teniente Bardi refiriéndose a algunos de nosotros de tez bastante criolla. Recuerdo la molestia profética del Capitán Giachino por la ausencia de una máquina fotográfica para documentar lo que ya llamábamos la última cena.
El ánimo estaba alto. Durante la reunión previa al desembarco, camuflarse bien, vestirse de traje seco, verificar el armamento, etc. el Capitán Giachino nos recordaba con voz serena en la penumbra de las luces rojas del taller en donde nos preparábamos: "Abran bien los ojos, porque para los que vuelvan, ésta será la primera vez que estarán en combate real y esa experiencia habrá que transmitirla."
Fuimos bajando a los botes a medida que nos llamaban, descolgándonos mediante pescantes construidos a ese fin. La noche era negra, oscura como pocas. "Ideal para un ataque" pensé. Manos que nos guiaban, que nos apretaban firmes, susurros de "Suerte" "Los esperamos", y alguien que me desliza un caramelo en la mano.
Los botes se encolumnan a popa del buque y una vez listos todos, zarpamos siguiendo las aguas del primero (Capitán Sánchez Sabarots). Eran 21 botes en total.
Hacía frío y la navegación era difícil, debido a la gran cantidad de cachiyuyos, invisibles en la noche (los cachiyuyos son una especie de algas que crecen en las rocas sumergidas). Este inconveniente desorganizó toda la formación quedándose atrás muchos botes y adelantándose otros. Al pasar al lado de un rezagado escuché el diálogo murmurado de sus ocupantes: ¿Che, Negro, pagarán Zona? (se refería en broma al suplemento que se cobra cuando se hacen trabajos especiales en la Zona Sur).
Llegamos a la playa en bastante desorden. Mi grupo y el del Teniente Alvarez éramos los encargados de dar seguridad, mientras los demás se quitaban la ropa de agua y luego rotábamos los puestos. Así se hizo y una vez que tomamos contacto todos (los botes habían llegado en cualquier orden) todos esperamos que la columna de marcha de la Agrupación de Comandos Anfibios desapareciera rumbo a Moody Brook, tragada por la oscuridad y nos pusimos en marcha.
Habíamos desembarcado algo más al Este de lo previsto, lo que impidió que diéramos con el alambrado al que habíamos referido nuestro camino en la carta, por lo que prescindimos de su uso y nos dirigimos directamente hacia la sombra de Sapper Hill, que adivinábamos al frente. El camino era difícil, tanto más que no se veía nada. La vanguardia de exploración estaba compuesta por el Capitán Giachino, los Cabos Ortiz y Alegre, a quienes seguía el Cabo Flores como navegante. Atrás seguía el grupo Naranja, luego el Verde y cerraba la marcha el Teniente Alvarez con el grupo Azul.
Durante la marcha, tropecé en la turba y caí de rodillas sobre una saliente rocosa, golpe bastante doloroso que hizo que el Capitán Giachino me destacara a la cabeza de la patrulla luego de los exploradores, en razón de la lentitud a que me obligaba el dolor. Deteníamos el avance más o menos cada 50 pasos, hasta escuchar los dos silbidos de los exploradores, indicándonos el camino libre. A medida que nos acercábamos al objetivo y el reflejo de las luces del pueblo permitía ver mejor, estas distancias de 50 pasos fueron agrandándose, lo que hacía que los exploradores se ausentaran por lapsos de hasta 20 minutos, en razón de lo cual volví a ocupar mi puesto en la patrulla.
martes, 1 de abril de 2014
USMC: Marines disparando sus H&K M27s
El M27 Infantry Automatic Rifle (IAR) es un arma ligera alimentada por cargador de 5.56mm usado por el Cuerpo de Marines de Estados Unidos. Su objetivo es mejorar la maniobrabilidad de un fusilero automático y velocidad de desplazamiento, y se basa en el HK416. Es lo más parecido al concepto del FAP en versión 5.56 que se utilizó en Argentina tanto en el EA como en la IMARA.
Afganistán: Un tiro, 6 muertos...
Francotirador británico en Afganistán mata a seis talibanes con una sola bala
Holly Vatios - Business Insider
Un francotirador británico en Afganistán mató a seis insurgentes con una sola bala después de golpear el interruptor de disparo de un atacante suicida cuyo dispositivo luego explotó, The Telegraph ha sabido.
El operador de 20 años de edad, tirador, un Lance Corporal (soldado lancero) en los Coldstream Guards, golpeó su blanco a 930 yardas (850 metros) de distancia, matando al atacante suicida y otras cinco personas a su alrededor atrapados en la explosión.
El incidente en Kakaran en el sur de Afganistán ocurrió en diciembre, pero ha sido sólo ahora revelada como Gran Bretaña se dirige hacia la retirada de todos los soldados de combate a finales de año.
El Teniente Coronel Richard Slack, el oficial al mando de la 9/12 lanceros reales, dijo que el francotirador no identificado impidió un gran ataque de los talibanes, como un segundo chaleco suicida repleto de 20kg (44 libras) de explosivos fue encontrado cerca.
El mismo francotirador, con su primer tiro en el período de servicio, mató a un ametrallador talibanes de 1.465 yardas (1.340 m).
Varios cientos de soldados británicos y afganos estaban llevando a cabo una operación en diciembre, cuando se dedicaban a un tiroteo con 15 a 20 insurgentes.
"El tipo llevaba un chaleco. Fue identificado por el francotirador que baja una línea de árboles y que viene a lo largo de una zanja", dijo el teniente coronel Slack. "Él tenía un chal sobre. Se levantó, y el francotirador vio que tenía una ametralladora.
"Ellos estaban en contacto y que se mudaba a una posición de disparo. El francotirador lo contrató y el chico explotó. Hubo una pausa en la radio y el francotirador dijo: ' Creo que me he disparado un atacante suicida '. El resto de ellos murieron en la explosión ".
Se entiende que el L / Cpl estaba usando un arma L115A3, el arma de francotirador más potente del Ejército.
Francotirador británico con un L115A3
Las fuerzas armadas están disminuyendo gradualmente su presencia en la provincia de Helmand, la entrega de la seguridad del país a las fuerzas armadas afganas.
El mes pasado, tres bases principales estaban cerrados o entregados al control afgano. En el punto álgido de la campaña, había 137 bases en la provincia de Helmand - ahora sólo hay una base fuera de Camp Bastion, Sterga 2, la cual es atendida por una empresa de 4 escoceses y las 12.09 lanceros reales.
El incidente francotirador es uno de un número cada vez menor de enfrentamientos armados entre las fuerzas británicas y los insurgentes. En total, 448 soldados británicos han muerto desde 2001, pero muchos menos han resultado heridos en la última gira, con las fuerzas afganas que ahora lideran el 97 por ciento de las operaciones de seguridad en todo el país.
El lunes, en Sterga 2 - la última base de primera línea británica en Afganistán - soldados dijeron que estaban ansiosos de volver a casa y esperaban que su trabajo iba a ayudar a los afganos a alcanzar la estabilidad.
Sterga 2 se encuentra en una meseta sobre el río Helmand, a unos 18 kilómetros al sur- este de Camp Bastion. Entre el Bastión y Sterga 2 está la "zona protegida", al lado del río, donde la población local vive bajo la protección de las fuerzas armadas afganas.
El campo sólo ha sido objeto de ataques una vez, y eso fue cuando estaba en construcción en agosto pasado. "En mi gira en 2007, yo tenía siete chicos heridos mientras estaban en realidad dentro de la base ", dijo el teniente coronel Slack. "Teníamos los ataques con cohetes a diario. Esta base no ha sido atacado desde que fue construido. Se siente como que es hora de ir ".
Capitán Ed Challis, quien está a cargo de Sterga 2, se mostró esperanzado sobre el futuro de Afganistán.
El país cuenta con su primera vuelta de las elecciones presidenciales de este sábado, con un aumento de la violencia se espera que los votantes acudan a las urnas.
"Soy optimista", dijo el capitán Ed Challis. "Hay un montón de cosas que han cambiado para mejor. Usted sería un tonto en pensar que puede cambiar de un centenar de años de cultura rápidamente, pero hay cosas que mejoraron? Sí. Creo que son capaces de sacarlo adelante".
Y agregó: "Me imagino que una vez que regrese es algo que voy a mirar de nuevo y tipo de cuenta de la importancia histórica de la misma - pero por el momento nos estamos concentrando en nuestro papel primordial en este caso. "
Highlander Paul Carr, de 27 años, originario de Paisley, estaba de guardia en la torre de vigilancia sobre el río. Dijo que estaba disfrutando del clima caluroso, después de que el campamento fue alcanzado por la nieve en febrero. "Cuando se cierra esta base, vamos a ir a casa", dijo. "Tengo la sensación de vacaciones, cuando pienso en ello."
Highlander Carr estaba monitoreando un pequeño complejo en la margen del río. Los camellos y cabras deambulaban fuera de la finca, con pequeños campos de cebollas que crecen en el sol. Amapolas también estaban empezando a florecer, a pesar de años de los programas de erradicación de los cultivos de amapola en Afganistán.
Fortificaciones abandonadas - instalaciones rusas de los años ochenta en adelante - salpicaban el horizonte.
En el interior del campamento, una compañía de soldados y las mujeres estaban trabajando para reunir información de inteligencia sobre la zona circundante.
La información se transmite a las fuerzas de seguridad afganas y la inteligencia a Sterga 2 ayudados del ataque de francotirador en diciembre.
Las cámaras montadas en los globos de monitorear los campos y compuestos por varios kilómetros a la redonda, la alimentación en una sala de operaciones y brindar protección a Bastion. Los talibanes pensaba que el gran globo era una "ballena blanca en el cielo" cuando fue lanzado por primera vez.
El teniente coronel Slack perdió un soldado, soldado de primera clase James Brynin, 22, del Cuerpo de Inteligencia, quien fue muerto a tiros en la patrulla en octubre pasado.
El teniente coronel Slack dijo que había visto Afganistán evolucionar drásticamente durante los últimos años.
"El precio ha sido pesado para el Ejército y, en particular, ha sido pesada para las familias de los casi 450 soldados muertos [ ], y nadie se haga ilusiones sobre eso", dijo.
"Voy a terminar mi recorrido conociendo uno de nuestros suboficiales no se vuelve a casa y eso es un precio muy alto a pagar.
"¿Ha valido la pena? A mi nivel cuando miro a la seguridad de que está aquí y la forma en que la ANSF (Fuerzas de Seguridad Nacional afganas) han desarrollado, sin duda creo que ha valido la pena".
Motor aeronáutico: Turbojet, ramjet, pulsojet, turboventilador
Lo que separa a un avión de un parapente es la presencia de algún tipo de motor. Antes de la invención del vuelo propulsado por los hermanos Wright, los planeadores y globos eran la única manera de volar. Los hermanos Wright tuvieron la idea de un planeador y ha añadido un motor a la misma. Ellos amañaron un motor que giraba una hélice y la hélice. tiraba al avión en el aire. A partir de entonces, hasta el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, la hélice fue la única manera conocida de proporcionar el empuje para un avión. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, las dos partes se apresuraron a diseñar el mejor avión posible. Durante el proceso de desarrollos de diseñar los aviones de combate más rápido, los ingenieros alemanes desarrollaron un nuevo tipo de motor capaz de propulsar un avión a velocidades inmensas y se ha convertido desde entonces en el único conocido para conseguir un avión hasta, y más allá, la velocidad del sonido. Hay un número de diferentes tipos de motor a reacción, estos son:
Ramjet: Los ramjets trabajan empujando el aire a una cámara donde se comprime. En esta cámara el aire, que se calienta por la compresión, se mezcla con el combustible. El combustible es encendido por el aire caliente y crea gas expandido caliente es forzado a salir de los gases de escape. El estatorreactor no se puede iniciar por sí mismo sus necesidades para ganar velocidad para comprimir el aire, por lo que debe ser comenzado. El estatorreactor generalmente no se utiliza en los aviones, ya que funciona a una velocidad constante alta. Aunque la que se utiliza en cosas tales como misiles de crucero.
Una imagen de un propulsor tipo RAMJET con combustible líquido
Comparación de un JET estándar (turbojet y turbofan) vs un motor RAMJET
Pulse Jet: El chorro de pulso fue una de las primeras formas de propulsión a chorro. Fue utilizado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial en sus cohetes V-1. La teoría por la que funciona es muy simple. Cuenta con válvulas de entrada que permiten la entrada de aire. Estas válvulas son de resorte en la posición abierta. Las válvulas dejan entrar el aire que se calienta por la quema de combustible. Estos gases de combustión se expanden y fuerzan la válvula de entrada cerrada y los gases son expulsados el conducto de salida para producir el empuje. En ausencia de quema de gas de las válvulas de admisión abierta y dejar entrar más aire y el ciclo se repite. Este procedimiento de carga y luego encendido se aplicará para darle un pulso de empuje y luego de una breve parada ahí su nombre el chorro de pulso.
Turbofan o turboventilador: Otro tipo de propulsión a chorro comúnmente utilizado es el turboventilador. Este tipo de jet se utiliza en la mayoría de los grandes aviones de líneas jet, como el 747, 727, 767, y 737. Este motor es básicamente el mismo que el turbo jet excepto el eje central de ventilador también está conectado a un ventilador de gran tamaño en la parte delantera del motor. Este ventilador empuja el aire en el chorro, pero también empuja el aire alrededor del chorro de la creación de más de empuje.
Fuente