sábado, 4 de enero de 2025

Guerra contra la Subversión: ¿Podría repetirse la historia en Argentina hoy?

La Guerra Antisubversiva en Argentina: Tácticas antiterroristas y descentralización operativa y evolución al presente

Por Esteban McLaren



Control de rutina durante la guerra antisubversiva: Conscriptos realizan el control de documentación.


¿Se podría repetir la intervención militar para combatir a la guerrilla o el terrorismo como en los 70s en Argentina? La respuesta es con alta probabilidad no. La evolución de las formas de combatir, no solo a la guerrilla sino a fuerzas convencionales, a evolucionado de modo que pocas tropas altamente especializadas a nivel de la policía con una logística específica y muñidos de inteligencia y análisis pueden desarrollar esa tarea que comprometió a todas las fuerzas armadas en su momento. El compromiso política y judicial, en todo caso, siempre será el responsable final de la eficiencia de todas las operaciones.

Parte 1: Doctrina y operatividad de la Guerra Antisubversiva

La denominada Guerra Antisubversiva en Argentina (1976-1983) marcó un período de intensa actividad militar y de seguridad interna orientada a combatir organizaciones insurgentes consideradas terroristas por el régimen militar. Esta etapa, impulsada por la Junta Militar, se caracterizó por la adopción de tácticas antiterroristas que buscaban neutralizar a grupos armados como los Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). A diferencia de otros países que adoptaron modelos más centralizados de coordinación, las operaciones argentinas se destacaron por una descentralización operativa significativa, permitiendo una autonomía notable a las unidades militares y policiales locales.

Tácticas antiterroristas en el terreno

Las tácticas antiterroristas implementadas en Argentina pueden analizarse desde tres ejes principales:

1. Identificación y neutralización de objetivos

El modelo táctico argentino se centró en un enfoque reactivo y proactivo para identificar, localizar y neutralizar objetivos insurgentes. Esto incluyó:

  • Operaciones de inteligencia humana (HUMINT): Amplio uso de informantes infiltrados y "dobles agentes" para recopilar información sobre las estructuras insurgentes. En ese sentido, los logros fueron significativos. Se logró incluso detener o anular la efectividad de un ataque, como fue el asalto al batallón de arsenales de Monte Chingo.
  • Interrogatorios coercitivos: Basados en detenciones clandestinas, muchas veces sin registro oficial, con métodos de tortura empleados para extraer información estratégica. También una operación altamente efectiva, mediante torturas y secuestro, los implicados lograron delatar inclusive a los miembros de más alta jerarquía de los grupos terroristas.
  • Operaciones urbanas de asalto directo: Grupos operativos pequeños, conocidos como "grupos de tareas", fueron desplegados en centros urbanos para realizar capturas, ejecuciones extrajudiciales y desarticulación de células. También fueron enormemente efectivos en anular diversas células terroristas, incluyendo la muerte del jefe máximo del ERP.


2. Campañas rurales y contrainsurgencia

En áreas rurales, particularmente en Tucumán, el Ejército argentino desplegó tácticas similares a las utilizadas por las fuerzas estadounidenses en Vietnam:

  • Patrullas móviles: Uso de pequeñas unidades para rastrear y combatir guerrillas en entornos selváticos y de monte, como ocurrió durante el Operativo Independencia en Tucumán pero que también se realizó en áreas rurales de otras regiones.
  • Destrucción de infraestructura logística: Desarticulación de redes de abastecimiento y campamentos insurgentes. Destrucción de imprentas, arsenales y armerías de desarrollo propio de las fuerzas terroristas.
  • Cercos operativos: Bloqueo de áreas específicas para aislar insurgentes de sus bases de apoyo civil. Realizados recurrentes luego de atentados, secuestros y otras acciones criminales de las fuerzas peronistas.

3. Propaganda y operaciones psicológicas

Además de las operaciones cinéticas, el gobierno desarrolló una intensa campaña de guerra psicológica, que buscaba:

  • Desmoralizar a los insurgentes a través de mensajes intimidantes y exhibiciones de fuerza.
  • Reforzar la narrativa de la "guerra contra el terrorismo" para justificar la represión y obtener apoyo de ciertos sectores sociales.


Descentralización operativa: Autonomía y fragmentación del mando

A diferencia de modelos más centralizados como el aplicado por Francia en Argelia, Argentina adoptó un enfoque fragmentado donde la planificación y ejecución de las operaciones recaía en unidades locales. Este enfoque demostró completamente eficiente: en pocos meses todas las unidades operativas de la guerrilla estaban en jaque operativo, algo no observado en ningún otro país que implementó un combate al terrorismo de modo centralizado. Este modelo tuvo varias características distintivas:

  1. Autonomía regional: Cada zona militar (dividida en regiones estratégicas) tenía un comando regional con amplia libertad para planificar operaciones. Esto permitió respuestas rápidas, pero a menudo generó falta de uniformidad en las tácticas empleadas y en los métodos de recopilación de inteligencia. En términos militares este forma de toma de decisiones tácticas descentralizada se la conoce como Auftragstaktik.

  2. Grupos de Tareas descentralizados: Las operaciones eran llevadas a cabo por grupos de tareas conformados por personal de distintas fuerzas (Ejército, Policía Federal y provincial, Gendarmería, etc.). Estos grupos operaban con objetivos definidos localmente, sin una supervisión central robusta, con amplias capacidades de decisión sin rendir cuentas a estratos superiores.

  3. Impacto de la fragmentación: La descentralización resultó en:

    • Eficiencia táctica en acciones específicas, como capturas rápidas y eliminación de insurgentes.
    • Falta de coordinación estratégica, lo que dificultó la evaluación integral de las operaciones.
    • Altos niveles de abuso de autoridad y discrecionalidad, exacerbando violaciones a los derechos humanos.


Evaluación de la eficiencia militar

Desde un punto de vista estrictamente militar, la estrategia argentina logró desmantelar gran parte de las capacidades operativas de los grupos insurgentes hacia el final del conflicto. Sin embargo, esta eficacia tuvo limitaciones y costos significativos:

  1. Eficacia operativa:

    • Logró neutralizar a los principales líderes insurgentes y reducir la capacidad ofensiva de los Montoneros y el ERP.
    • Las operaciones urbanas fueron rápidas y contundentes, adaptándose bien al entorno.
  2. Problemas estratégicos:

    • La falta de coordinación centralizada redujo la posibilidad de consolidar logros a nivel nacional.
    • La autonomía de los grupos operativos fomentó un clima de impunidad y corrupción interna, desviando recursos y esfuerzos.
  3. Costos internos:

    • El enfoque descentralizado multiplicó los abusos y ejecuciones sumarias, dañando la imagen y legitimidad de las Fuerzas Armadas que se agravó luego de la guerra de Malvinas.
    • La ausencia de tropas con especialidades en tácticas especiales implicó utilizar soldados conscriptos u suboficiales y oficiales entrenados a nivel de taller o seminario sobre la temática sin necesariamente el aprendizaje de tácticas especiales.
    • Los recursos dedicados a la contrainsurgencia dejaron flancos débiles en otras áreas de defensa nacional y embarcaron a muchas tropas en una guerra no convencional pudiendo afectar su preparación para una convencional.
    • Este procedimiento dejó de lado una legislación que permitía combatir a los terroristas con respaldo legal que había funcionado muy bien previamente a la vuelta del peronismo al poder.


Análisis legal: Costos nacionales e internacionales

La Guerra Antisubversiva dejó un legado de costos legales y éticos para los militares argentinos. A medida que las democracias volvieron a consolidarse, tanto a nivel nacional como internacional, las tácticas utilizadas fueron condenadas.

1. Impacto nacional

  • Juicios por delitos de lesa humanidad: Con el regreso de la democracia en 1983, comenzó una serie de procesos judiciales contra oficiales y agentes involucrados en desapariciones forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales.
  • Reputación institucional dañada: La descentralización, que facilitó excesos y abusos, contribuyó a una deslegitimación pública de las Fuerzas Armadas.


2. Repercusiones internacionales

  • Condenas en foros internacionales: Organismos como las Naciones Unidas y la OEA señalaron que las tácticas empleadas constituían violaciones graves de derechos humanos.
  • Impacto diplomático: Argentina enfrentó aislamiento internacional durante la dictadura, lo que limitó su acceso a apoyo militar y económico.

3. Lecciones estratégicas:

La descentralización, aunque útil para responder rápidamente a amenazas insurgentes locales, demostró ser contraproducente en términos legales y éticos. En retrospectiva, un enfoque más centralizado y regulado podría haber mitigado los abusos, reduciendo los costos legales y diplomáticos a largo plazo.


Preliminares de la guerra antisubversiva

La Guerra Antisubversiva en Argentina fue un ejemplo de cómo un enfoque descentralizado puede ofrecer ventajas tácticas a corto plazo, pero generar graves consecuencias legales y éticas a largo plazo. Aunque se lograron los objetivos de neutralizar a los grupos insurgentes, las tácticas utilizadas dejaron profundas cicatrices en la sociedad argentina y comprometieron la legitimidad de las Fuerzas Armadas tanto dentro como fuera del país. La experiencia ofrece lecciones críticas para el diseño de estrategias antiterroristas modernas, donde el balance entre eficacia operativa y respeto por los derechos humanos es esencial.



Parte 2. Combatir la amenaza del terrorismo urbano en el Siglo XXI: ¿Cómo enfrentar el fantasma de los años 70?

Imaginemos por un momento un escenario que resucita las sombras de un pasado turbulento: grupos insurgentes operando en ciudades y zonas rurales, ataques selectivos contra objetivos civiles y militares, y una nación atrapada entre la necesidad de mantener el orden y el riesgo de caer en excesos. Los escenarios hoy se acercan más al narcoterrorismo (Rosario, Gran Buenos Aires, frontera con Paraguay y Bolivia), los grupos radicalizados araucanos en la Patagonia (alentados desde Chile), tal vez un amenaza del extremismo islámico (ya hemos tenido ataques del terrorismo islámico). Este escenario podría parecer arrancado de la Argentina de los años 70, pero ¿cómo enfrentaríamos hoy un desafío similar?

En ese entonces, la lucha contra el terrorismo y la guerrilla urbana en Argentina fue un torbellino de tácticas improvisadas, inteligencia fragmentada y acciones muchas veces llevadas al límite de la ley. Hoy, sin embargo, vivimos en un mundo donde la tecnología, las redes sociales y las fuerzas especiales han revolucionado la manera en que las naciones enfrentan las amenazas internas. Si una situación como la de los años 70 ocurriera hoy, la respuesta sería diferente: más precisa, más controlada, pero también más visible para el escrutinio público.

Del mismo modo, los 70s presentaron parte importante de la solución al desafío del terrorismo actual: Los equipos SWAT (Special Weapons and Tactics). La creación de fuerzas especiales comprimieron el tamaños de las secciones necesarias para combatir efectivamente elementos de insurgencia o terrorismo en el ámbito urbano.


La inteligencia, el nuevo campo de batalla

En los años 70, la inteligencia se basaba en agentes infiltrados, informantes y, tristemente, interrogatorios brutales. Era una lucha casi artesanal, donde la información se obtenía a través de redes humanas y operativos clandestinos. Hoy, la inteligencia ha evolucionado hasta convertirse en un arte dominado por algoritmos y análisis de datos.

Las herramientas modernas permiten a los gobiernos vigilar redes sociales, interceptar comunicaciones cifradas y rastrear movimientos con una precisión inimaginable hace décadas. Los analistas de inteligencia no solo dependen de espías y operativos, sino también de sistemas avanzados como Palantir, que cruzan millones de datos en tiempo real para detectar patrones de actividad sospechosa. Las redes sociales, que en los 70 ni siquiera existían, ahora son tanto una herramienta para los insurgentes como un arma para las fuerzas de seguridad. Plataformas como Twitter y Facebook pueden revelar reclutadores, simpatizantes y posibles objetivos con solo pulsar unas teclas.

Sin embargo, no se trata solo de observar; la guerra moderna también se libra en el ámbito psicológico. Las fuerzas de seguridad emplean estas mismas plataformas para sembrar desinformación entre los insurgentes, desacreditar sus narrativas y, en algunos casos, desactivar células antes de que actúen.

Las Fuerzas Especiales: Guerreros del Siglo XXI

En el pasado, Argentina dependía de "grupos de tareas" que, aunque efectivos a corto plazo, operaban con una descentralización que favoreció abusos y excesos. Hoy, los estándares han cambiado. La lucha contra el terrorismo urbano y rural recae principalmente en unidades especializadas altamente entrenadas y disciplinadas.

Equipos como el Grupo Halcón de la Policía Bonaerense o las unidades tácticas de la Policía Federal Argentina han evolucionado para convertirse en los escudos contra estas amenazas. Inspirados en modelos internacionales como los SWAT estadounidenses o el GIGN francés, estas fuerzas operan bajo estrictos protocolos y con una precisión quirúrgica. Cada policía provincial cuenta con un grupo de fuerzas especiales análogo.

El enfoque entonces ya no es lanzar una red amplia, sino realizar operaciones específicas, basadas en inteligencia sólida y con un claro objetivo: neutralizar amenazas con el menor daño colateral posible. En casos extremos, donde el terrorismo supera la capacidad de estas fuerzas—como cuando hay armas pesadas involucradas—la Gendarmería o incluso el Ejército pueden apoyar, pero siempre bajo un marco legal claro.

Ejemplos de grupos especiales provinciales

Como ya mencionó, el Grupo Halcón, formalmente denominado División de Seguridad Especial Halcón, es la unidad de operaciones especiales de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Fundado en 1986 como el Grupo de Operaciones Especiales (GOE), su creación estuvo a cargo del comisario Julio César y el oficial principal Claudio Rafael Pereyra. Inicialmente, sus miembros fueron entrenados con estándares internacionales, incluyendo formación con equipos SWAT en el extranjero.

 

El grupo tuvo su bautismo de fuego en el copamiento del cuartel de La Tablada, evento que consolidó su reputación. En 1996, se renombró formalmente como División Especial de Seguridad Halcón (DESH). Con una estructura compuesta por 75 comandos divididos en equipos tácticos de 15 miembros, cada grupo incluye especialistas en francotiradores, explosivos, negociación, medicina táctica, inteligencia y comunicación, además de personal de asalto.

Reconocido como una de las fuerzas especiales de mayor nivel en América Latina, el Grupo Halcón mantiene una rigurosa selección y capacitación de su personal, reflejada en su distintivo brevet azul de comando. Esta unidad sigue siendo un referente en la resolución de situaciones de alto riesgo, como tomas de rehenes y operaciones tácticas complejas.

 

La Compañía de Tropas de Operaciones Especiales (TOE) es la unidad de élite de operaciones especiales de la Policía de la Provincia de Santa Fe, Argentina. Su origen se remonta a 1987, cuando se llevó a cabo el primer Curso de Adiestramiento Policial Especial (CAPE). Posteriormente, el 4 de mayo de 1990, se formalizó la creación de la unidad bajo la denominación de Tropas de Operaciones Especiales (TOE).

Esta fuerza depende directamente del Jefe de la Policía de la Provincia y se desarrolló a partir de un análisis exhaustivo de reglamentos y tácticas utilizadas por unidades de operaciones especiales de renombre internacional. Entre estas se encuentran la GSG-9 (Alemania), RAID (Francia), GEO y BBT (España), FBI y SWAT (Estados Unidos), SAS (Reino Unido) y BOPE (Brasil). Los miembros de la TOE han recibido una capacitación intensiva en centros internacionales destacados, como el NCIS del Reino Unido y el Yamam de Israel, así como formación especializada en múltiples países de América Latina.

El alto nivel de organización e instrucción logrado permite a la TOE ejecutar una amplia gama de operaciones, que incluyen misiones de seguridad, investigaciones científicas, resolución de situaciones con rehenes, custodia de personalidades VIP, operaciones en montes, islas y mediante transporte aéreo, además de manejo de atentados con explosivos. Su versatilidad y preparación la posicionan como una de las unidades más completas y especializadas en su ámbito.

El Equipo de Tácticas Especiales Recomendable (ETER) de la Policía de la Provincia de Córdoba, creado el 19 de febrero de 1985, es una unidad de élite destinada a garantizar la custodia y seguridad de dignatarios provinciales, así como de funcionarios y personalidades nacionales e internacionales. Su labor se extiende a la resolución de situaciones de crisis como atentados terroristas, tomas de rehenes, secuestros, tiradores activos y sujetos parapetados.

Entre sus principales funciones también se encuentran la ejecución de allanamientos de alto riesgo y misiones especiales encomendadas por la Jefatura de Policía. Su misión central es resolver situaciones críticas manteniendo el orden público y la seguridad ciudadana, con un enfoque prioritario en la protección de la vida y la integridad física de todos los involucrados.

El ETER dispone de un equipo de Negociadores especializado para abordar incidentes de crisis y cuenta con personal altamente entrenado y equipado con recursos adaptados a cada tipo de operación. Su rápida respuesta y profesionalismo lo convierten en un pilar fundamental para enfrentar emergencias que demandan intervención táctica especializada.

El Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Provincia de Misiones fue creado en 1993 por iniciativa del Ministerio del Interior Nacional y bajo disposición del Ministerio de Gobierno, con respaldo de la Jefatura de Gobierno. Su misión principal es intervenir en la provincia de Misiones cuando las fuerzas policiales regulares, como comisarías y comandos radioeléctricos, no pueden manejar situaciones de alto riesgo.


El GOE está diseñado para actuar en escenarios complejos que requieren técnicas y tácticas especializadas, como rescates de rehenes, recuperación de buses, aeronaves o instalaciones, y operaciones en entornos urbanos o selváticos. Su personal está altamente capacitado en áreas como buceo táctico, manejo de explosivos, tiro especializado, rescate en altura, andinismo y supervivencia en el monte, entre otras.

La doctrina de instrucción del GOE se basa en métodos internacionales adquiridos a través de cursos realizados en Argentina y países vecinos. Su personal ha recibido formación en fuerzas de élite como el GATE de Brasil, la FOPE de Paraguay, y el GOPE de Chile, además de un entrenamiento especializado con el equipo SWAT del Departamento de Policía de Los Ángeles, en Estados Unidos. Esta preparación internacional asegura su capacidad para enfrentar las más diversas y exigentes situaciones.

Israel: Un modelo para aprender

Pocos países han enfrentado el terrorismo con tanta intensidad como Israel. Su experiencia contra grupos como Hamas y Hezbollah ha marcado el camino para las naciones que buscan perfeccionar sus estrategias.

Israel combina la tecnología más avanzada con una táctica clásica: la anticipación. Sus drones vigilan sin descanso, sus satélites identifican movimientos sospechosos, y sus unidades especiales, como Yamam, actúan con velocidad y precisión en los entornos más desafiantes. En Gaza, por ejemplo, los ataques quirúrgicos combinan bombardeos de precisión con incursiones terrestres para minimizar el impacto en la población civil.

En el sur del Líbano, Hezbollah ha construido túneles y escondites armados con cohetes de largo alcance. Israel responde con una mezcla de inteligencia satelital y fuerzas de comando para destruir estos puntos antes de que se conviertan en una amenaza real. El éxito de esta estrategia radica en su enfoque integrado, donde cada operación está respaldada por datos, tecnología y entrenamiento superior.


¿Cómo prepararnos para el futuro?

El mundo actual nos enseña que combatir el terrorismo no se trata solo de fuerza bruta. Requiere planificación, tecnología y, sobre todo, una clara delimitación de responsabilidades. En Argentina, una estrategia moderna debe priorizar:

  1. Fortalecer unidades especializadas:

    • Expandir y equipar grupos como el Grupo Halcón y otras fuerzas especiales así como a las fuerzas tácticas de la Policía Federal.
    • Entrenar a la Gendarmería y Prefectura para manejar entornos rurales y fronterizos, donde las células terroristas podrían refugiarse. El grupo Alacrán y Albatros, respectivamente, ya tienen experiencia en tareas de golpes de mano y acciones complejas.
  2. Inversión en inteligencia:

    • Crear un centro nacional para analizar redes sociales, interceptar comunicaciones y coordinar información en tiempo real.
    • Incorporar sistemas avanzados de análisis como Inteligencia Artificial y Big Data para detectar amenazas emergentes.
  3. Rol militar limitado:

    • Reservar el uso del Ejército para escenarios excepcionales donde las fuerzas policiales sean insuficientes, como en el caso de amenazas con armamento pesado.
    • Mantener un mando centralizado y transparente para evitar los errores del pasado.
  4. Colaboración internacional:

    • Aprender de los modelos israelíes y europeos, participando en programas de entrenamiento conjunto.
    • Integrar a Argentina en redes internacionales de intercambio de inteligencia para anticiparse a posibles amenazas globales.

Un futuro en guardia

Si algo nos enseñan los conflictos pasados y presentes es que la lucha contra el terrorismo nunca se detiene. Sin embargo, hoy contamos con las herramientas y el conocimiento para enfrentar estas amenazas de manera más efectiva, respetando los derechos humanos y limitando el impacto social y político. No es necesario la intervención directa de las fuerzas militares en un conflicto antiterrorista salvo que estas fuerzas ilegales adquieran equipamientos y tácticas que superen a las fuerzas especiales de las fuerzas de seguridad. Lo que sería necesario es ampliar la creación y disposición de unidades de fuerzas especiales provinciales para control local de estos conflictos.
Otro camino paralelo y necesario es la creación de unidades de combate del crimen especializadas, en áreas muy puntuales como la inteligencia (digital y de campo), equipos antisecuestro, policía científica, entre otros.
Argentina tiene la oportunidad de aprender del pasado y construir una estrategia que proteja a su población sin repetir los errores de épocas oscuras. El enemigo puede cambiar, pero la clave siempre será adelantarse a sus movimientos.



Subfusil Brügger & Thomet APC del US Army

Este modelo también está en servicio en el Ejército Argentino.

Argentina: La política de defensa para el 2025

Informe oficial detalló el reequipamiento de las Fuerzas Armadas: de los cazas F16 y la modernización de tanques TAM, a más buques navegando

El documento del Ministerio de Defensa al que accedió Infobae describe las medidas tomadas en el primer año de gestión. Posicionamiento geopolítico, reformas en la legislación y nuevas capacidades


Por Facundo Chaves || Infobae




La incorporación de los F16 será clave para el refuerzo del poder aéreo de la Argentina

Un informe oficial de gestión del Ministerio de Defensa que se terminó en las últimas horas del 2024 detalló las medidas tomadas para reequipar las Fuerzas Armadas, donde se destacan la incorporación de cazas F16, aviones militares de transporte, refuncionalización de tanques medianos y el restablecimiento e incorporación de buques y embarcaciones a la Armada Argentina.

El documento al que accedió Infobae también describe el giro geopolítico de la política defensa de la Argentina a partir de la llegada de Javier Milei al gobierno argentino, alineada con la OTAN, Estados Unidos e Israel, en medio de un escenario internacional de enorme inestabilidad, atravesado por el conflicto de Medio Oriente y, sobre todo, la invasión de Rusia a Ucrania.

Milei puso a la política de Defensa entre las prioridades de la gestión

El informe del ministerio que encabeza Luis Petri precisó las medidas tomadas, como la solicitud para que Argentina pase de ser aliado extra OTAN a “socio global” de la Organización del Tratado del Atlántico Norte; la incorporación al Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania (Grupo Rammstein) y a la CMF (Combined Maritime Forces), una coalición que integran 33 países, bajo un comando unificado, destinado a proveer materia de seguridad marítima frente a amenazas de terrorismo, piratería y tráfico ilícito.

Respecto a las reformas legislativas, el documento resaltó que modificación del artículo 27 de la Ley de Seguridad Interior, que permite a partir de ahora “la actuación de las Fuerzas Armadas ante hechos de terrorismo”. También el decreto reglamentario de la Ley de Defensa, que “amplía la capacidad de acción, considerando amenazas actuales y agresiones, tanto cibernéticas como de agentes no estatales”. Y la firma por parte del presidente Milei del decreto que habilitó a los militares a participar de la custodia de objetivos estratégicos junto a las Fuerzas de Seguridad Federales.

Se informó que está en elaboración una nueva Directiva Política de Defensa Nacional (DPDN) para reflejar “nuevos desafíos geopolíticos y tecnológicos, alineando el accionar del sistema de defensa con los intereses estratégicos de la Nación”. Se trata de una definición clave, por la definición de hipótesis de conflicto y amenazas.

Entre las medidas que puso en marcha, el Ministerio de Defensa destacó “el desmantelamiento del grupo de derechos humanos para investigaciones para-judiciales” que funcionó hasta abril pasado en ese organismo. “Funcionaba como un grupo para-judicial, con acceso a documentos y poderes que, según la normativa, pertenecen exclusivamente a la Justicia”.

Reequipamiento de las FFAA

El gobierno argentino tiene previsto incorporar 24 F16 a la Fuerza Aérea

La principal acción para reequipar las Fuerzas Armadas que se puso en marcha en 2024 y que tendrá su materialización efectiva en 2025, fue la incorporación del sistema de armas F16M. Se trata de 24 aviones cazas que la Argentina le adquirió con aval de Estados Unidos a Dinamarca. El primero llegó el mes pasado, al mismo tiempo que se iniciaron las obras para dotar de la infraestructura necesaria para que esas aeronaves puedan volar, tanto en Tandil como en Río Cuarto.

Infobae estuvo en el hangar 3 de la Vl Brigada Aérea de Tandil, donde está el fuselaje del denominado “Avión 25″, el primero de los F-16B Block 10 que llegó al país, y que será ensamblado durante todo este mes de enero. Tendrá como función la formación de los pilotos y las tripulaciones en el nuevo Centro de Entrenamiento de la Fuerza. Estos aviones supersónicos reemplazarán a los Mirage que se desprogramaron en 2017.

Pero a esas incorporaciones “estelares” para la Fuerza Aérea se sumaron 2 nuevos IA-63 Pampa III Bloque II, destinadas al adiestramiento de pilotos y la facilitación de la transición al sistema de F16.

En el informe también destacó que se sumaron un dron Tehuelche de fabricación nacional para entrenamiento de pilotos de aeronaves no tripuladas; dos aviones Tecnam P2002, también para capacitación, y se recuperaron ocho aeronaves DHC-6 Twin Otter, Bell 412EP, Bell 212 en Chipre, un Leart Jet LJ-35, PA-25 Puelche y Aero-Boero AB-115. “Se entregó un entrenador de vuelto para aeronaves Pampa III, que será emplazado en Mendoza, complementando la formación de los futuros pilotos de combate”, precisó el documento al que accedió este medio. Asimismo, se adquirió un avión de transporte biturbo Embraer 140, con capacidad para 43 pasajeros, cuatro tripulantes.

El avión Hércules C-130 donado por Estados Unidos

“La Fuerza Aérea recibió un Hércules C-130H donado por Estados Unidos, ampliando así su capacidad de transporte y apoyo aéreo. Recibido en leasing en 2023, fue dado de alta en la flota de la FAA en abril de 2024″, informó el Ministerio de Defensa. Es un recurso de enorme valor, como la adquisición del primero de cuatro P-3C Orion a Noruega, que se completarán entre marzo y diciembre próximos.

Este último avión sirve para misiones de vigilancia de la pesca ilegal: está equipado con sistemas anti-submarino y anti-superficie, que le otorga gran capacidad de exploración. Al ser una aeronave de ala fija, le permite volar a baja altura y velocidad, además de tener un radio de acción de unas 1500 millas náuticas (unos 2780 kilómetros) y una autonomía de 12 horas, por lo que puede cubrir todo el litoral marítimo argentino, la plataforma continental y la Antártida, e incluso permanecer en una zona o área determinada por períodos prolongados.

Tiene sensores infrarrojos y detectores de anomalías magnéticas y de aproximación de misiles, aunque también puede desplegar una balsa salvavidas completamente equipada, que se puede utilizar para rescatar a personas en peligro en el mar. Posee 18 estaciones de armas distribuidas en las alas y en la bahía de bombas, puede ser configurada con distinta clase de armamento para cumplir una amplia gama de tareas.

La incorporación del primero de cuatro aviones Orion

Respecto del Ejército, se informó la modernización y repotenciación de los tanques TAM 2C A2. “Se presentó el primer escuadrón, compuesto de 10 unidades modernizadas y dos prototipos adicionales en el cuartel de Boulogne. Este avance forma parte de un proceso de actualización tecnológica, que optimiza aspectos clave como el sistema de tiro en movimiento, cámaras térmicas, y capacidad de combate todo tiempo”, se informó.

Se presentaron la modernización de los tanques TAM 2C

Además, se adquirieron a Estados Unidos dos vehículos orugas para el Ejército, con capacidad para transportar 14 personas, que fueron entregados a la Compañía de Cazadores de Montaña 6, en Primeros Pinos, en Neuquén, y a la Compañía de Cazadores de Montaña 8, en Puente del Inca, Mendoza. También se sumó un avión Diamond DA-62 para la Dirección de Aviación del Ejército que servirá para levantamiento cartográfico. Y se aumentaron los días de entrenamiento de 981 horas (41 días) en 2023, a 1656 horas (69 días) en 2024, que representa “un incremento de 675 horas (28 días), un 69% más”.

En el caso de la Armada Argentina, el documento del Ministerio de Defensa precisó que “se adquirieron dos nuevas lanchas de instrucción de cadetes (LICA)”. Además, el Servicio de Hidrografía Naval incorporó dos lanchas construidas en los talleres navales estatales de Tandanor, para realizar campañas hidrográficas y relevamiento en áreas críticas del litoral argentino. Según se informó oficialmente, Altair y Sirius cuentan con “capacidad para instalar sondas multihaz para garantizar la seguridad náutica”.

De acuerdo con el informe de gestión, la Armada Argentina pasó en 2023 de tener 25 buques navegando, a tener en el primer año de gestión 33. Entre los buques que mencionó el documento que retomaron sus funciones operativas están los destructores ARA Almirante Brown y La Argentina, las lanchas patrulleras ARA Clorinda y Concepción del Uruguay, el buque hidrográfico ARA Austral, y las lanchas de instrucción para cadetes ARA Ciudad de Zárate y Ciudad de Berisso, más las dos nuevas LICA.

En tanto, hubo conversaciones con el gobierno Francia para interiorizarse sobre la posibilidad de adquirir una flota de submarinos, debido a que todas las unidades quedaron desafectadas luego del hundimiento del ARA San Juan, donde murieron los 44 tripulantes. El tema estuvo presente en el encuentro de Milei y su par, Emmanuel Macron, según pudo confirmar Infobae. “Hay interés, pero se está trabajando en el financiamiento, porque hoy no disponibilidad de recursos para encarar una operación de ese tipo”, explicaron fuentes oficiales.

viernes, 3 de enero de 2025

Argentina: El futuro de la Fuerza Aérea Argentina

Lockheed P-2 Neptune, el detector del HMS Sheffield

Cazador de submarinos de la Guerra Fría Lockheed P-2 Neptune

Jo Ferris || Plane Historia


El Lockheed P-2 Neptune, inicialmente conocido como P2V hasta un cambio de nomenclatura por parte de la Armada de los Estados Unidos en septiembre de 1962, es un avión especializado diseñado para patrulla marítima y operaciones de guerra antisubmarina (ASW).

Lockheed desarrolló este avión para la Marina de los EE. UU. como sucesor del Lockheed PV-1 Ventura y del PV-2 Harpoon, y posteriormente fue reemplazado por el Lockheed P-3 Orion.

Aunque se trata principalmente de una plataforma terrestre, un número selecto de Neptunes fueron adaptados para lanzamientos desde portaaviones utilizando tecnología de despegue asistido por chorro (JATO).

Estas versiones modificadas sirvieron como bombarderos nucleares provisionales, capaces de despegar desde portaaviones, pero que debían aterrizar en pistas terrestres o en el océano después de las misiones. El P-2 Neptune también alcanzó un éxito considerable en el mercado internacional, siendo utilizado por varias fuerzas militares extranjeras.

Desarrollo y primeros años (década de 1940-1950)

Este período vio la transformación del Neptune desde un prototipo a una piedra angular de la flota de aviones de patrulla de la Armada de los Estados Unidos, lo que refleja avances significativos en la tecnología de la aviación y la estrategia militar en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial.


P2V-2 del VP-18 sobre la base aérea de Jacksonville, 1953


El origen del P-2 Neptune se remonta a las urgentes necesidades de la Segunda Guerra Mundial. La Armada de los Estados Unidos, reconociendo las limitaciones de los aviones de patrulla existentes, como el Consolidated PBY Catalina, frente a amenazas submarinas cada vez más sofisticadas, buscó un avión terrestre más capaz para tareas de patrulla marítima de largo alcance.

Lockheed, con su reputación de diseño innovador de aeronaves, respondió con la propuesta del P2V Neptune. El primer prototipo despegó en 1945, pero el final de la guerra significó que no entró en combate en la Segunda Guerra Mundial.

En los años inmediatamente posteriores a la guerra, el Neptune fue objeto de importantes mejoras. El diseño se modificó para incorporar nuevas tecnologías y satisfacer las cambiantes demandas de la era de la Guerra Fría.

Una característica notable del Neptune era su tren de aterrizaje triciclo, que se alejaba de los diseños con tren de aterrizaje de cola habituales en la época. Esto proporcionaba un mejor manejo y visibilidad en tierra, algo importante para los grandes aviones de patrulla.

El motor del Neptune fue otro de los aspectos innovadores. El avión estaba equipado inicialmente con dos motores radiales Wright R-3350, conocidos por su fiabilidad y potencia. Sin embargo, Lockheed no se detuvo allí.

Motores a reacción Westinghouse J34

En un movimiento pionero, los modelos posteriores del Neptune fueron equipados con motores a reacción bajo las alas. Estos motores a reacción Westinghouse J34 proporcionaban empuje adicional para el despegue y los vuelos a alta velocidad, lo que convirtió al Neptune en uno de los primeros aviones en utilizar de manera efectiva un sistema de propulsión mixto que combinaba motores a reacción y de pistón.


El Westinghouse J34, designación de la empresa Westinghouse 24C, fue un motor turborreactor desarrollado por la división de turbinas de gas de Westinghouse Aviation a fines de la década de 1940.

La aviónica y el armamento del Neptune también eran de vanguardia para la época. El avión estaba equipado con avanzados sistemas de radar para vigilancia marítima y podía transportar una importante carga de armas en su bodega de bombas interna y en pilones subalares. Esto lo convertía en una formidable plataforma para la guerra antisubmarina, capaz de desplegar cargas de profundidad, torpedos y, más tarde, bombas nucleares de profundidad.

Bombardero nuclear

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, la Armada de Estados Unidos reconoció la necesidad estratégica de contar con capacidad de ataque nuclear para preservar su influencia política global. Mientras tanto, la opción más viable era desplegar aviones embarcados para este propósito.

El desafío era que las grandes bombas nucleares “Fat Man” de la época eran demasiado voluminosas para la mayoría de las aeronaves, por lo que era necesario un avión portaaviones significativamente más grande para su transporte.

Para abordar este problema, la Oficina de Artillería de la Armada de Estados Unidos produjo 25 unidades del diseño de bomba nuclear “Little Boy”, más antiguo pero más compacto.


Vista lateral del RB-69A, el primer P2V-7U reconvertido

Estos eran compatibles con el compartimiento de bombas más pequeño del P2V Neptune. En 1948, había un suministro suficiente de material fisionable para construir diez proyectiles y objetivos de uranio completos. Sin embargo, solo había suficientes iniciadores disponibles para ensamblar seis de ellos.

En un intento de crear un avión de ataque nuclear improvisado con base en portaaviones, la Armada de los Estados Unidos modificó el P2V Neptune. Esta modificación incluyó la incorporación de cohetes propulsores de despegue asistido por chorro (JATO), lo que le permitió despegar desde portaaviones. Las pruebas iniciales comenzaron en 1948.

Sin embargo, el Neptune no estaba diseñado para desembarcar en portaaviones, por lo que, tras un ataque, la tripulación se enfrentaba a dos opciones: navegar hasta una base terrestre amiga o atracar en el mar cerca de un buque de la Armada estadounidense.

Submarino soviético

Este arreglo improvisado duró poco. El North American AJ Savage, que se unió a la Flota del Pacífico en octubre de 1952, pronto reemplazó al Neptune en esta función de ataque nuclear de emergencia.

El AJ Savage fue el primer avión capaz de despegar y aterrizar en portaaviones, diseñado específicamente para misiones de ataque nuclear. Sin embargo, su permanencia en esta función también fue breve, ya que la Armada de los EE. UU. comenzó a utilizar aviones totalmente propulsados ​​por reactores para operaciones de ataque nuclear.

Los primeros años operativos del Neptune estuvieron marcados por su creciente importancia en la estrategia de la Armada de los EE. UU. para la patrulla marítima y la guerra antisubmarina.


Un Lockheed SP-2H Neptune del Escuadrón de Patrulla 23 (VP-23) de la Marina de los EE. UU. volando sobre la popa del carguero soviético Metallurg Anosov frente a Cuba en junio o julio de 1964.

A medida que aumentaban las tensiones durante el comienzo de la Guerra Fría, las capacidades de largo alcance del Neptune lo convirtieron en una herramienta esencial para monitorear los movimientos de los submarinos y la marina soviética. Su capacidad para cubrir vastas áreas del océano, combinada con su sofisticado equipo de detección, lo convirtió en un activo clave en los esfuerzos de la Armada de los Estados Unidos por mantener el control de los mares y proporcionar una alerta temprana de posibles amenazas.

Durante este tiempo, el Neptune también prestó servicio en otras naciones, lo que refleja su condición de avión de patrulla marítima de primera clase. El avión se exportó a varios países aliados, donde a menudo recibió modificaciones para adaptarse a los requisitos nacionales específicos. Estas exportaciones no solo ampliaron el alcance operativo del Neptune, sino que también consolidaron su papel en la configuración de las estrategias globales de patrulla marítima durante mediados del siglo XX.

Historial operativo

La trayectoria operativa del Neptune se caracteriza por su participación crítica en algunos de los acontecimientos militares y geopolíticos más importantes de mediados del siglo XX, particularmente durante la Guerra Fría.

En los años posteriores a su introducción, el P-2 Neptune se convirtió rápidamente en un pilar de las capacidades de patrullaje marítimo de la Armada de los Estados Unidos. Su misión principal era la guerra antisubmarina (ASW), una función que cobró una enorme importancia con el inicio de la Guerra Fría.

El Neptuno estaba equipado con sensores de última generación, incluidos radares y detectores de anomalías magnéticas (MAD), que eran esenciales para detectar y rastrear submarinos soviéticos.


Un P2V despega del USS Franklin D. Roosevelt en 1951

Esta capacidad fue vital para mantener el delicado equilibrio de poder durante esta era, ya que proporcionó a la Armada de los EE. UU. la capacidad de patrullar vastas áreas oceánicas y monitorear actividades submarinas. La versatilidad del P-2 Neptune quedó demostrada aún más durante la Guerra de Corea. Se empleó tanto para misiones de reconocimiento marítimo como terrestre, recopilando inteligencia crucial detrás de las líneas enemigas.

El largo alcance y la alta resistencia del Neptuno lo convertían en una plataforma ideal para estas misiones, ya que podía cubrir áreas extensas sin necesidad de reabastecimiento frecuente.

Recopilación de inteligencia

En la guerra de Vietnam, el papel del Neptune se expandió más allá de la patrulla marítima tradicional. Fue fundamental en la Operación Market Time, una operación naval destinada a cortar las líneas de suministro del Viet Cong.

El Neptune patrullaba la costa de Vietnam, identificando e interceptando buques sospechosos de transportar armas y suministros. Su capacidad para transportar una amplia gama de armamentos, incluidas bombas y cohetes, le permitía lanzar ataques directos cuando era necesario.



OP-2E Neptune, ex VO-67, en almacenamiento AMARC en la Base de la Fuerza Aérea Davis-Monthan, alrededor de 1971. El camuflaje es verde para operaciones de bajo nivel sobre Vietnam.

El Neptune también desempeñó un papel importante en la recopilación de inteligencia electrónica (ELINT) y la vigilancia. Equipado con un sofisticado equipo electrónico, era capaz de interceptar las comunicaciones enemigas y las emisiones de radar, proporcionando información valiosa para la planificación y las operaciones militares. Esta función se volvió cada vez más importante a medida que la guerra electrónica emergió como un elemento clave en la estrategia militar moderna.

Fuera de los Estados Unidos, el P-2 Neptune sirvió en las fuerzas armadas de más de una docena de países, adaptándose a una variedad de roles y entornos.


La vetustez del P-2 Neptune

Este despliegue mundial subrayó la adaptabilidad y eficacia de la aeronave en diversos escenarios operativos. En muchos de estos países, el Neptune siguió operando en funciones de patrulla marítima y ASW, lo que refleja su valor permanente en estas funciones.

A medida que pasaban las décadas, el P-2 Neptune comenzó a mostrar su edad, particularmente a medida que se desarrollaban aviones más nuevos y avanzados como el Lockheed P-3 Orion.

Sin embargo, su larga vida útil es un testimonio de la solidez de su diseño y de las actualizaciones continuas que recibió. Incluso cuando fue retirado del servicio de primera línea en los Estados Unidos, el Neptune continuó prestando servicios en funciones secundarias y en las fuerzas aéreas de otras naciones.

Guerra de las Malvinas

La Aviación Naval Argentina adquirió una flota de al menos 16 Lockheed P-2 Neptunes, abarcando varios modelos, a partir de 1958. Esto incluía ocho unidades previamente operadas por la Royal Air Force, todas destinadas a la Escuadrilla Aeronaval de Exploración.



El SP-2H de la Armada Argentina que rastreó al HMS Sheffield

Estos aviones fueron utilizados activamente durante la Operación Soberanía en 1978, un período de mayor tensión con Chile, con misiones que se extendieron al Océano Pacífico.

Durante la Guerra de las Malvinas en 1982, los dos Neptunes restantes de la Armada Argentina, identificados como 2-P-111 y 2-P-112, fueron desplegados para operaciones de reconocimiento sobre el Atlántico Sur.

El 4 de mayo, estos aviones desempeñaron un papel crucial en un importante enfrentamiento naval. Tras detectar un grupo naval británico, proporcionaron orientación para un ataque ejecutado por dos Dassault Super Étendards. Este esfuerzo coordinado condujo al hundimiento del destructor británico HMS Sheffield.

Sin embargo, la vida útil de los Neptunes en servicio en Argentina se vio acortada por la falta de repuestos, consecuencia de un embargo de armas impuesto por los Estados Unidos en 1977 como respuesta a las violaciones de los derechos humanos durante la Guerra Sucia en Argentina.

Como consecuencia de ello, los P-2 Neptune fueron retirados del servicio antes de finalizar la Guerra de las Malvinas. La tarea de realizar misiones de reconocimiento para la adquisición de objetivos para los aviones de ataque fue asumida posteriormente por los Lockheed C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina.

Variantes

La evolución del P-2 Neptune en múltiples variantes fue impulsada por las necesidades cambiantes de la patrulla marítima y la guerra antisubmarina. Cada variante incorporó mejoras en tecnología, rendimiento y capacidad de misión.

Entre los más destacados se encuentra el P2V-5, que introdujo importantes avances en materia de radar y contramedidas electrónicas. Esta variante supuso un gran avance en cuanto a capacidad de vigilancia, permitiendo un seguimiento más eficaz de submarinos y buques de superficie enemigos.


En 1952, utilizando únicamente la energía de los reactores con sus motores Turbo-Compound apagados y las hélices en posición de bandera.

Otra variante importante fue el P2V-7, la versión final de producción del Neptune. Contaba con motores más potentes y una mayor autonomía, lo que mejoraba su eficacia operativa.

Esta variante también vio la introducción de aviónica actualizada y la capacidad de transportar una gama más amplia de armas, incluidas bombas de profundidad nucleares, lo que subraya la importancia estratégica del Neptune durante el apogeo de la Guerra Fría.

Más allá de los Estados Unidos, el Neptune fue utilizado por más de una docena de países, cada uno de los cuales adaptaba el avión a sus necesidades específicas de defensa. La Fuerza Aérea Australiana, por ejemplo, utilizó ampliamente el Neptune para vigilancia marítima y operaciones antisubmarinas en la región del Pacífico.

Brasil y Argentina

De manera similar, la Fuerza de Autodefensa Marítima japonesa empleó al Neptune para patrullar sus extensas aguas costeras, una tarea crucial dada la ubicación estratégica y los intereses marítimos de Japón.

En Europa, países como Francia y los Países Bajos utilizaron el Neptune, utilizando sus capacidades de largo alcance para patrullar sus territorios y las aguas circundantes. La versatilidad de la aeronave también atrajo a países de América del Sur, como Brasil y Argentina, donde se utilizó tanto para la defensa costera como para la vigilancia marítima en general.


SP-2H Neptune de la Flotilla 25 Aeronavale, Armada Francesa, en 1973

La diversidad de usuarios del P-2 Neptune es un testimonio de su adaptabilidad y eficacia. Cada operador modificó y actualizó a menudo el avión para adaptarlo a sus requisitos operativos específicos. Estas modificaciones incluyeron cambios en la aviónica, el armamento e incluso en la configuración de los motores en algunos casos, lo que demuestra la capacidad de personalización del Neptune.

El Neptune también se utilizó en aplicaciones civiles, en particular en la lucha contra incendios desde el aire. Algunos Neptunes retirados se convirtieron en aviones cisterna capaces de arrojar grandes cantidades de agua o retardante de fuego sobre incendios forestales. Esta segunda vida del Neptune en el servicio civil destaca aún más su diseño robusto y su versatilidad.

Avances tecnológicos y legado

Como uno de los primeros aviones construidos específicamente para patrulla marítima y guerra antisubmarina, el Neptune introdujo varias innovaciones tecnológicas que tuvieron un impacto duradero en la aviación militar.

Uno de los avances tecnológicos más significativos del P-2 Neptune fue su sistema de propulsión híbrido, que combinaba los motores de pistón tradicionales con los motores a reacción, lo que supuso un avance revolucionario.

En patrulla marítima

El Neptune voló inicialmente con dos potentes motores radiales Wright R-3350, pero versiones posteriores incorporaron pods de reacción Westinghouse J34 bajo sus alas. Esta disposición proporcionaba empuje adicional, crucial para despegar con cargas pesadas y para vuelos a alta velocidad sobre áreas objetivo.

El sistema de propulsión mixta del Neptune sentó un precedente en el diseño de aeronaves, influyendo en los futuros aviones militares y comerciales multimotor. Otra característica tecnológica clave del Neptune fue su avanzado equipo de aviónica y vigilancia. El avión fue uno de los primeros en estar equipado con un Detector de Anomalías Magnéticas (MAD), una herramienta revolucionaria en la guerra antisubmarina.

Esta tecnología permitió al Neptune detectar submarinos al identificar variaciones en el campo magnético de la Tierra causadas por grandes objetos metálicos. Además del MAD, el Neptune llevaba sofisticados sistemas de radar y sonoboyas, lo que mejoraba su capacidad para rastrear y monitorear objetivos tanto en la superficie como en el subsuelo.
soviet

El Neptune también desempeñó un papel importante en el desarrollo de la inteligencia electrónica aerotransportada (ELINT) y el reconocimiento. Algunas variantes estaban equipadas con equipos especializados para interceptar y analizar las señales de radar y comunicación del enemigo.

Este papel del Neptuno fue crucial durante la Guerra Fría, ya que proporcionó información valiosa sobre las actividades navales y las capacidades electrónicas soviéticas.

Más allá de sus aplicaciones militares, el diseño del Neptune demostró una notable versatilidad. Tras su retiro del servicio militar, algunos Neptunes fueron reconvertidos para uso civil, sobre todo en la lucha contra incendios desde el aire.

Estas aeronaves fueron adaptadas para transportar grandes cantidades de agua o retardante de fuego, lo que desempeñó un papel crucial en la lucha contra los incendios forestales. Esta adaptación del Neptune de una función militar a una función civil es un testimonio de la robustez y versatilidad de su diseño.

El legado del Lockheed P-2 Neptune es evidente en las generaciones de aviones de patrulla marítima que le siguieron. Su influencia se puede ver en el diseño y las capacidades de su sucesor, el Lockheed P-3 Orion, y otros aviones de patrulla marítima desarrollados posteriormente. El énfasis del Neptune en el alcance, la resistencia y la capacidad multimisión estableció nuevos estándares en el campo, dando forma al futuro de la patrulla marítima y la guerra antisubmarina.

jueves, 2 de enero de 2025

Malvinas: 10 preguntas sobre la batalla de Goose Green

Análisis sobre el ataque aéreo israelí a Irán

Misiles y aviones: Israel se prepara para atacar a Irán

Autor: Ryabov Kirill
Revista Militar






Avión de combate F-15I de la Fuerza de Defensa de Israel (FDI). Foto del Ministerio de Defensa de Israel

El 1 de octubre, Irán llevó a cabo un ataque masivo contra objetivos israelíes. En respuesta, Israel anunció de inmediato su intención de contraatacar y comenzó preparativos activos para ello. Estos preparativos siguen en curso, y la fecha exacta del ataque permanece desconocida. Sin embargo, recientemente se han hecho públicos algunos documentos que arrojan luz sobre los planes de Israel.

Una respuesta contundente

En la noche del 1 de octubre, Irán lanzó un ataque masivo de misiles contra territorio israelí. Este movimiento fue una respuesta al asesinato de los líderes de las organizaciones Hezbollah y Hamas. El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica atacó objetivos militares en Israel, disparando al menos 180 cohetes de diversos tipos. La mayoría alcanzó sus objetivos.

Casi inmediatamente después de la caída de los misiles, el liderazgo israelí prometió responder con un ataque. Hubo declaraciones decisivas y audaces sobre la disposición de defender sus intereses y confrontar a sus enemigos. Sin embargo, por razones obvias, no se revelaron detalles del ataque planeado.

Desde entonces, funcionarios israelíes han reiterado repetidamente sus planes de represalia contra Irán. La retórica ha sido confiada y amenazante. Sin embargo, estas declaraciones han estado circulando durante tres semanas, y aún no ha habido un ataque real.


Avión F-16I israelí con armamento de bomba guiada. Foto del Ministerio de Defensa de Israel

El ataque contra Irán se está retrasando, y las razones exactas de esto permanecen desconocidas. Se puede suponer que el problema radica en la naturaleza general de tal operación. Es posible que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) simplemente no estén listas para llevar a cabo un ataque de este tipo de manera inmediata. Si este es el caso, las FDI estarían acumulando fuerzas y recursos y refinando sus planes. Cuánto tiempo continuará esto es una gran incógnita.

Recientemente, los medios israelíes ofrecieron otra explicación para los retrasos observados. Según ellos, el gobierno israelí aún no ha otorgado al primer ministro Benjamin Netanyahu y al ministro de Defensa Yoav Galant la autoridad para tomar una decisión sobre el ataque. La prensa y sus fuentes no informan cuán pronto el gabinete decidirá sobre este tema.

Otra razón para los constantes aplazamientos o incluso una posible negativa a atacar podría ser la renuencia a escalar y las consecuencias negativas de ello. A principios de octubre, funcionarios iraníes advirtieron que cualquier ataque israelí sería seguido de represalias. Esta vez, Teherán promete un ataque de una escala que el enemigo no espera.

Preparativos

Israel prometió atacar a Irán hace tres semanas, pero esto aún no ha sucedido. Sin embargo, los planes de ataque no han sido abandonados. Es más, recientemente se supo que las FDI están activamente preparándose para llevarlos a cabo. Algunos detalles de este proceso se han conocido recientemente.


Avión de combate F-16I con misil ROCKS. Foto de Rafael

Hace unos días, el canal de Telegram Middle East Spectator, supuestamente vinculado a Irán, publicó algunos documentos interesantes. Estos documentos habrían sido robados de la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial y la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Están fechados el 15 y 16 de octubre.

Según estos documentos, a más tardar el 8 de octubre, las FDI efectivamente comenzaron los preparativos para un ataque contra Irán. Los preparativos están en curso en las bases aéreas de Ramat David y Ramón. Aún no se sabe qué escuadrones y unidades están involucrados en este proceso.

Más de cincuenta misiles guiados aire-tierra de dos tipos han sido asignados para el despliegue y uso en combate. Entre ellos están las municiones ya conocidas llamadas ROCKS, así como un modelo completamente nuevo denominado Golden Horizon. Estos misiles están siendo preparados para su uso en plataformas aéreas existentes. También podrían desplegarse otros tipos de armas.

El 15 de octubre, la Fuerza Aérea israelí llevó a cabo un importante ejercicio utilizando equipos de combate y apoyo, así como armas modernas de misiles. En las maniobras aéreas participaron varios aviones de combate, un avión AWACS y tres aviones cisterna. Estas fuerzas y medios trabajaron en un vuelo hacia una línea de lanzamiento remota con reabastecimiento en el aire, el uso de misiles basados en datos de aviones de control y la búsqueda y rescate de víctimas.


El F-35I es el avión de combate más moderno de la flota de la FAI. Foto: Ministerio de Defensa de Israel

Se puede suponer que estos no fueron ejercicios rutinarios planificados, sino un ensayo completo de un futuro ataque contra Irán. Su objetivo probablemente fue probar el plan previamente elaborado e identificar sus puntos débiles. Ahora, la Fuerza Aérea de las FDI deberá analizar los eventos realizados y sacar conclusiones. Tal vez, en base a los resultados de los ejercicios, el plan será ajustado.

Potencial de impacto

La información sobre los ejercicios de la Fuerza Aérea de Israel y las suposiciones sobre una posible conexión con el ataque previsto nos permiten imaginar cómo y con qué medios Israel planea atacar las instalaciones iraníes. También es posible estimar preliminarmente la probabilidad de éxito y las posibles consecuencias de dicho ataque.

Aparentemente, Israel está planeando una serie de ataques aéreos. Esta operación involucrará aviones de todos o casi todos los tipos en servicio con la Fuerza Aérea de las FDI. Estos incluirán cazabombarderos F-15, F-16 o F-35 en modificaciones israelíes. Todos ellos son capaces de portar varios tipos diferentes de misiles y tienen un radio de combate suficiente para alcanzar objetivos en territorio iraní.

Por ejemplo, desde mediados de la década de los noventa, la Fuerza Aérea de las FDI ha estado utilizando un misil aire-superficie llamado Delilah. Es un misil de crucero subsónico con un alcance de 250 km. Con un peso propio de 187 kg, transporta una ojiva altamente explosiva de 30 kg. La guía se realiza mediante un método combinado, utilizando dispositivos de navegación y un buscador infrarrojo.

Hace algunos años, la Fuerza Aérea recibió un nuevo misil aire-superficie llamado ROCKS. Es una munición de combustible sólido capaz de alcanzar velocidades supersónicas y un alcance de hasta 300 km. El sistema de control combinado con un buscador completo proporciona alta precisión de navegación y guiado. Hay disponibles diversas opciones de ojivas, incluida una perforadora de concreto capaz de alcanzar objetivos subterráneos.


Versión aeroballística del misil táctico-operacional LORA. Foto: Wikimedia Commons

Según algunos informes, la Fuerza Aérea de las FDI adoptó el misil aeroballístico LORA a principios de la década actual. En esencia, se trata de una munición del sistema de misiles tácticos-operacionales del mismo nombre, modificada para su uso desde aviones. LORA mide 5,2 m de longitud y pesa 1,6 toneladas, incluyendo una ojiva de 570 kg. Los desarrolladores afirman que el misil es capaz de cubrir una distancia de hasta 400-430 km.

De manera organizativa, la Fuerza Aérea incluye unidades de misiles armadas con sistemas de misiles terrestres de la familia Jericho. Según datos conocidos, las FDI actualmente tienen en servicio los misiles Jericho-2 y Jericho-3. El misil Jericho-2 pertenece a la clase de armas de alcance medio, mientras que el Jericho-3 es intercontinental.

Ataque y riesgos

En teoría, la Fuerza Aérea israelí podría lanzar un ataque aéreo masivo contra objetivos iraníes. Para ello, varios escuadrones tendrían que volar hacia los sitios designados de lanzamiento y usar misiles. Dependiendo del plan exacto de ataque, sería posible golpear un gran número de objetivos en prácticamente todo Irán.

Sin embargo, este plan tiene sus inconvenientes. En primer lugar, está la dificultad de planificar las rutas. Dado que Israel e Irán no comparten una frontera común, la Fuerza Aérea de las FDI tendrá que sobrevolar el territorio de terceros países. Al mismo tiempo, la ruta más corta y óptima está bloqueada efectivamente por la hostil Siria.

Mucho dependerá de la elección de los objetivos. Si Israel decide atacar objetivos en el este de Irán, sus aviones podrían tener que ingresar al espacio aéreo enemigo. En ese caso, caerán dentro de la zona de responsabilidad de defensa iraní y estarán expuestos a grandes riesgos. Los misiles que lancen también podrían convertirse en un objetivo para los sistemas SAM.


Lanzamiento del misil balístico de rango medio Jericho-2. Foto: Wikimedia Commons

El uso de misiles balísticos de la familia Jericho permite evitar todas las dificultades y riesgos asociados con el sobrevuelo de territorios extranjeros y la entrada en zonas de defensa aérea. Sin embargo, tal elección de medios de destrucción limitará significativamente la escala del ataque. Según diversas fuentes, no hay más de 20-25 misiles de este tipo en servicio activo. Es poco probable que las FDI puedan preparar y desplegar urgentemente una mayor cantidad de misiles Jericho.

Existe otro riesgo grave. Israel ha insinuado durante décadas que posee armas nucleares. Los supuestos portadores de ojivas especiales son los misiles balísticos intermedios (IRBM) y los misiles balísticos intercontinentales (ICBM) de la serie Jericho. Cualquier lanzamiento de combate de un producto de este tipo atraería atención innecesaria y podría causar una reacción indeseada. Por ejemplo, Irán, esperando un ataque nuclear, podría lanzar un ataque de represalia a gran escala contra una gama ampliada de objetivos. Como se supo el 1 de octubre, las FDI no podrán proteger su país contra tal amenaza.

En una situación difícil

La situación en el Medio Oriente sigue siendo tensa. Israel está planeando atacar a Irán, pero aún no ha cumplido esta promesa. En respuesta, Irán amenaza con una acción de represalia a gran escala ante cualquier ataque. Quién atacará primero y qué consecuencias tendrá es una incógnita.

Es importante señalar que ambas partes tienen la capacidad de llevar a cabo un ataque masivo contra objetivos enemigos con algunas consecuencias. Sin embargo, cualquier ataque de este tipo solo agravará la situación y conducirá a un intercambio mutuo de golpes. No se pueden descartar escenarios más serios con una transición a operaciones de combate a gran escala. Si esta crisis puede resolverse sin un enfrentamiento directo, se sabrá en el futuro cercano.

miércoles, 1 de enero de 2025

SGM: Ayer y hoy en el mismo lugar

Teoría de la guerra: Libros que acercan a von Clausewitz al presente

¿Qué autores modernos aumentan el conocimiento de la guerra partiendo de von Clausewitz?



El legado de Carl von Clausewitz: La guerra desentrañada

Cuando Carl von Clausewitz escribió su obra maestra, "De la guerra", probablemente no imaginó el impacto universal que tendría en el pensamiento militar, político y filosófico. Su trabajo, más que una guía técnica, es un viaje profundo hacia el alma de la guerra, explorando no solo las tácticas y estrategias, sino también los hilos invisibles que conectan la guerra con la política, la psicología y la humanidad misma.

Clausewitz vivió en un mundo sacudido por las guerras napoleónicas, testigo de una Europa en constante transformación. En ese contexto, concibió su teoría de la guerra como algo más que enfrentamientos armados: una extensión de la política por otros medios. Este concepto, conocido como la "continuidad entre política y guerra", rompió con la visión tradicional de la guerra como una actividad aislada, presentándola como un fenómeno que emana directamente de los objetivos y ambiciones humanas.

Más allá de las tácticas: el "genio militar"

Lo fascinante de la obra de Clausewitz es su capacidad para navegar entre lo técnico y lo abstracto. Introdujo el concepto del "genio militar", esa figura excepcional capaz de operar en medio de la "niebla de la guerra", un término que describe la incertidumbre y el caos inherentes a los conflictos. Para Clausewitz, un comandante exitoso no es solo alguien que sigue reglas al pie de la letra, sino un líder que comprende cuándo romperlas, que sabe adaptarse y aprovechar lo impredecible (Auftragstaktik).

La "niebla" y la fricción

Otro de los legados más perdurables de Clausewitz es su descripción de la guerra como un fenómeno marcado por la "fricción": esas pequeñas fallas, errores y circunstancias imprevistas que pueden cambiar el rumbo de una batalla. Este enfoque realista y crudo contrasta con los ideales de perfección que a menudo dominaban la literatura militar de su época. Para Clausewitz, la guerra nunca es limpia ni predecible, y reconocer esto es clave para entender su verdadera naturaleza, de ahí la niebla de la guerra (fog of war).

Relevancia moderna

Aunque escribió en el siglo XIX, Clausewitz sigue siendo una referencia ineludible en academias militares y círculos políticos de todo el mundo. Su énfasis en la interacción entre los objetivos políticos y las acciones militares resuena especialmente en un mundo donde los conflictos no solo se libran en campos de batalla tradicionales, sino también en arenas diplomáticas, económicas y cibernéticas.

Carl von Clausewitz no solo desentrañó la mecánica de la guerra; iluminó su esencia. Su obra invita no solo a los estrategas, sino a todos los pensadores, a reflexionar sobre la relación entre el conflicto y la condición humana, revelando que, en su núcleo, la guerra no es solo un choque de armas, sino un diálogo feroz y apasionado entre los objetivos humanos.


Seguidores de la obra de von Clausewitz

Varios teóricos y estrategas militares modernos han realizado contribuciones significativas al entendimiento de la guerra, ampliando o desafiando las teorías de Carl von Clausewitz. A continuación, se presentan algunas figuras clave:

  1. John Boyd: Conocido por su ciclo OODA (Observar, Orientar, Decidir, Actuar), las teorías de Boyd enfatizan la agilidad, la rapidez en la toma de decisiones y la adaptabilidad en las operaciones militares, especialmente en el combate aéreo. Sus ideas sobre la guerra de maniobras y los ciclos de decisión han influido en las tácticas militares modernas, particularmente en el contexto de la guerra impulsada por la tecnología moderna.

  2. Martin van Creveld: En su libro "The Transformation of War", desafía la visión centrada en el Estado de la guerra descrita por Clausewitz. Van Creveld sostiene que la guerra moderna ha cambiado de los conflictos entre Estados-nación a la guerra irregular, donde los actores no estatales y las tácticas de guerrilla juegan un papel más central. Esta teoría ha cobrado importancia con el aumento de las insurgencias y el terrorismo.


     

  3. Colin S. Gray: Como estratega, Gray ha escrito extensamente sobre el concepto de cultura estratégica, y sus obras argumentan la necesidad de una comprensión integral de la guerra que incluya tanto los niveles operativos como estratégicos. Ofrece críticas y expansiones sobre las teorías de Clausewitz, destacando la importancia de los factores culturales y psicológicos en la guerra.


     

  4. Antoine Bousquet: En su libro "The Scientific Way of Warfare", Bousquet proporciona un marco moderno para comprender la guerra en términos de teoría de sistemas y cibernética, una desviación de la visión más mecanicista de Clausewitz sobre la guerra. Bousquet examina cómo el avance de la tecnología de la información y la guerra en red ha cambiado la naturaleza de la estrategia militar.

     


  5. David Kilcullen: Experto en contrainsurgencia, el trabajo de Kilcullen en libros como "The Accidental Guerrilla" y "Counterinsurgency" ofrece ideas sobre los conflictos modernos donde los actores no estatales y las insurgencias son predominantes. Sus ideas sobre la estrategia de contrainsurgencia proporcionan una actualización práctica a las teorías de Clausewitz en el contexto de la guerra del siglo XXI.

     


Estos teóricos han abordado diferentes aspectos de la guerra moderna, como la toma de decisiones, la guerra irregular y la influencia de las nuevas tecnologías, áreas que amplían o se desvían de la obra fundamental de Clausewitz De la Guerra.

Aquí te incluyo los enlaces a las páginas de los libros mencionados:

  1. John Boyd - OODA Loop
  2. Martin van Creveld - The Transformation of War
  3. Colin S. Gray - The Future of Strategy
  4. Antoine Bousquet - The Scientific Way of Warfare
  5. David Kilcullen - The Accidental Guerrilla

Si necesitas más detalles o enlaces directos a versiones digitales específicas, se pueden publicar más a pedido en los comentarios.