domingo, 15 de septiembre de 2019

Malvinas: COAN y FAA atacan al HMS Invincible

Doce bombas y el último Exocet: el ataque al Invencible, el buque insignia de la flota británica en Malvinas 

Reunidos por primera vez, los cuatro sobrevivientes de la operación del 30 de mayo de 1982 narraron a Infobae los escalofriantes detalles de aquella misión suicida en la que aseguran, sin margen de duda, haberle infligido daños al legendario portaaviones inglés
Por Loreley Gaffoglio || Infobae


El 27 de mayo fue un día de júbilo en el Centro de Información y Control de la Fuerza Aérea (FAA). El Radar Malvinas, relocalizado el 12 de abril desde su posición primigenia en el aeropuerto a un área lateral y guarecida de Puerto Argentino, había localizado "el" objetivo.

Tras intensos y esforzados monitoreos, el Alférez Hugo Mercau y sus radaristas habían auscultado una febril actividad 160 km al este —casi en línea recta— de Puerto Argentino.

Se trataba de un enjambre de ecos que se disipaban en un mismo punto en aguas abiertas, reaparecían súbitamente y enseguida se dispersaban en el fatigado monitor. Se presumía que aquel trajín provenía de aviones Sea Harrier que operaban desde una de las dos plataformas de la Royal Navy.

Las trayectorias sindicaban que allí, en aquel punto phi omega alejado del epicentro del teatro de operaciones se ocultaba la "Abeja Reina": el buque núcleo e insignia de la flota británica, el portaaviones HMS Invincible.

  El portaaviones HMS Invincible, símbolo del poderío naval británico

Había que neutralizarlo. Pero, ¿cómo? ¿Con qué? Tras la masacre del ARA General Belgrano, y el asedio depredador de los submarinos nucleares, el Comando Naval había retirado a la flota argentina.

(Veinticinco años después de la contienda, el Vicealmirante de la Royal Navy, Sir Tim McClement, aseveró que los sumergibles nucleares afectados en Malvinas fueron cinco: además del HMS Conqueror, escaneaban el Atlántico e interceptaban los vuelos de los cazabombarderos a 12 millas de las costas argentinas, los HMS Splendid, Spartan, Courageous, Valiant y el submarino convencional Onyx).

  Los sobrevivientes del ataque conjunto del 30 de mayo en Malvinas: Ernesto Ureta y Gerardo Isaac y los pilotos de SUE Alejandro Francisco y Luis Collavino, por primera vez reunidos por un medio de prensa (Foto: Santiago Saferstein)

Cuatro de los cinco Exocet ya habían zarandeado y enviado a pique al Sheffield y al carguero Atlanctic Conveyor y aquel último misil podía ser la "bala de plata". No solo para lacerar al más rentable de los objetivos navales; también para doblegar la moral de una Task Force que, envalentonada, avanzaba incólume desde San Carlos.

Sin dilaciones, ese mismo día por la tarde llegó la orden a la base de Río Grande, centro de operaciones del eficaz tándem Super Étendard (SUE)-Exocet (AM39). El Capitán de Corbeta Alejandro Francisco dispararía el misil subsónico de casi 6m de largo con una ojiva de 170 kg de explosivos, secundado en apoyo de radio e instrumentos por el Teniente de Navío Luis Collavino.

Los Ala, tal el indicativo, debían planificar la misión, maximizar el efecto sorpresa del ataque, permanecer indetectados ante la cortina antiaérea y arremeter en la estocada final con el último Exocet, entregado meses antes sin sus códigos operativos por la francesa Aérospatiale.

  Uno de los técnicos de la Base de Río Grande junto al misil Exocet mientras el piloto Francisco pone en marcha el Super Étendard el día de la misión: 30 de mayo de 1982

Había un obstáculo inicial entre la ristra de peligros: el Invencible navegaba en el límite del radio de acción de los SUE, posicionado 100 millas al este de Puerto Argentino y a unos 800 km de Río Grande. Se imponía asomar desde un punto inesperado, bien alejado del asedio aéreo de los misiles Sea Dart y de las avezadas PAC (Patrulla Aérea de Combate).

Encerrados en una sala durante horas de preparación, Francisco y Collavino planificaron la ruta de vuelo y pergeñaron la trampa de desconcierto: un desvío pronunciado a 250 millas (400 km) al sudeste de la posición del portaaviones, fuera del límite de los radares enemigos.

Esa ruta suponía un extenso reabastecimiento con el KC-130. Había que volar hermanados con el tanquero hasta aquel punto de viraje para luego iniciar desde allí el descenso y una aproximación sigilosa en el asalto final a 15 millas del blanco.

Los pilotos de la Armada Alejandro Francisco y Luis Collavino

Al día siguiente, las camionetas que conducían a los Ala por la pista se detuvieron imprevistamente: "Misión cancelada", los anoticiaron. Los Hércules estaban abocados a otras faenas. Reeditaron el mismo trayecto el 29 de mayo y se introdujeron en las cabinas de los SUE, cuando otra vez los técnicos alertaron: "Misión pospuesta".

En la sala de prevuelo, les comunicaron la novedad: aquella sería la primera (y la única) misión conjunta entre la Armada y la Fuerza Aérea.

Los SUE lanzarían el Exocet el 30 de mayo y para potenciar el daño al Invencible otros 4 pilotos de A4-C Skyhawk, munidos con tres bombas de 250 kg cada uno, completarían el ataque un minuto después.

Algo así como intentar rematar al herido y una misión kamikaze para los A4-C. Cuatro "moscas" libradas a su suerte para fogonear a un dragón, dotado con misiles, artillería y aviones de última generación y defendido, además, por el grueso de la flota. Se daba por descontado que la tasa de derribos sería altísima.

  El plan de ataque al Invincible

En lo estrictamente técnico, el Comando de la FAA había dispuesto la intervención de los A4-C por su mayor potencia, mejor aviónica y capacidad de oxígeno líquido para la autonomía de vuelo. Pero, fundamentalmente, porque el trayecto era extenso, y sólo los A4-C contaban con raquetas con cinco puntos para cargas externas: dos para sendos tanques de combustible y otros tres para colgar las bombas de 250 kg, que descargarían exactamente tres minutos después del lanzamiento del AM39.

Los técnicos cargando las bombas de 250 kg en uno de los A4-C

Mientras tanto, a 700 km de Río Grande, en la base de Puerto San Julián, el Comodoro Juan José Lupiánez, jefe del Escuadrón I, reunía a seis de sus pilotos más experimentados y con tono circunspecto lanzaba un pedido inusual:

—Necesito dos voluntarios para una misión—dijo lacónico, sin ofrecer mayores precisiones.

Era la primera vez desde el inicio de las hostilidades que se demandaba algo así. Aquella elipsis discursiva permitía entrever que las chances de regresar con vida dependían del azar.

—Yo me ofrezco, señor—dijo al dar un paso al frente el 1er Teniente Ernesto Ureta.

Segundos después lo emuló su amigo y compañero de promoción, José "Pepe" Vázquez. La directiva del jefe apuntó a que fueran ellos los que seleccionaran a sus numerales en la misión cuyo indicativo era Zonda.

Ureta eligió al Alférez Gerardo Isaac y Vázquez al Teniente Omar Jesús Castillo. Esa misma tarde volaron los cuatro a Río Grande, se juntaron con los pilotos de SUE y estudiaron el ataque del día siguiente.

Al mediodía despegarían los Ala, inmediatamente después los Zonda. Volarían en altura hasta un punto de encuentro a 20.000 pies (6000 metros) de altitud con dos Hércules reabastecedores. Con las dos mangueras de uno de los KC-130, los SUE completarían la carga volando enganchados unas 150 millas (entre 30 a 40 minutos) al sur de Malvinas mientras los A4-C se reabastecerían por turnos de a dos en el mismo trayecto.

En el punto de desacople, a unos 320 km del blanco, Vázquez y Castillo formarían a la izquierda de los SUE (Francisco y Collavino) y Ureta e Isaac por la derecha. Desde allí habría un descenso suave hasta alcanzar posición rasante para la aproximación final y la localización certera del portaaviones inglés.

  El reabastecimiento en vuelo de uno de los A4-C

"Para confirmar la posición -describe Francisco- debíamos elevarnos, escanear con los radares de los SUE, intercambiar información con Collavino y volver a descender, para seguir aproximándonos. Al encender el radar, el ataque se hacía absolutamente indiscreto y desde ese momento en que nos detectaban hasta que lanzábamos el AM 39 pasaban 3,5 minutos. En ese lapso, el Invencible no tenía tiempo suficiente para interceptarnos con los Harriers y tampoco para evitar el ataque. El misil alcanzaba el blanco en unos dos minutos y los AC 4, que saldrían detrás del él, llegarían un minuto después. Es decir, que el preaviso que el Invencible y sus escoltas tenían para esperar a los cuatro Skyhawk era de entre 6 y 7 minutos. Tiempo más que suficiente para abatirlos desde cualquier buque".

La intimidad de un pacto

Días antes, y como atajando al destino y su fatalidad, Ureta y Vazquez habían sellado un pacto en el cuarto de hotel que compartían cerca de la base de San Julián. Allí mismo donde algún piloto día por medio debía juntar las pertenencias de otro.

"Si alguno de los dos no regresa –se dijeron–prometamos que sólo el otro se lo comunicará a la esposa". Buscaban evitar otros intermediarios, la información confusa, los rodeos, los consuelos piadosos sobre la recuperación de los cuerpos en aquella ruleta rusa de atacar a la supremacía británica en Malvinas.

Mendocino, de origen humilde y muy devoto, tras recibirse como cabo fotógrafo de la Fuerza Aérea (FAA), Vázquez quiso ir por más y se convirtió en piloto de caza de la IV Brigada Aérea. Sobresalía en su foja. Era el quinto de su promoción y el 11 de marzo de 1982, a sus 30 años, había sido padre por tercera vez. Ureta, de Avellaneda y un año mayor, también esperaba a su tercer hijo. Sus esposas, muy amigas, seguían juntas en Mendoza el devenir de la guerra. Mientras tanto, Isaac (porteño, de 23 años) y Castillo (oriundo de Cosquín, de 28 años) eran solteros sin ataduras.

  El piloto Ernesto Ureta fue el primero en ofrecerse como voluntario.

"Aquel gesto de Ureta y de Vázquez los convirtió en el acto en hombres distintos", señala a Infobae Isaac. "Tienen que haber tenido algo muy especial para presentarse como voluntarios, porque lo nuestro era mucho más fácil: nos designaban y listo".

Día D

El 30 de mayo a las 12 despegó la formación. El vuelo transcurrió según lo previsto en absoluto silencio instrumental. Los seis reabastecieron con los nobles tanqueros volando a la par. Era como una miríada de ocho aviones entrelazados preparándose para sobrevivir.

En aquel punto perdido en el extremo sudeste del Atlántico se desacoplaron y viraron a la par con rumbo norte. Cuando llegó el momento, los Ala se elevaron y encendieron sus radares. Un eco grande, flanqueado por otro mediano, unos 10 grados a la derecha, confirmaban en ambos monitores la posición phi-omega que cuatro días antes había trasmitido el Radar Malvinas. Algo insólito en lo táctico para un buque de esa envergadura e importancia capital. O quizá, la confiada convicción de John "Sandy" Woodward, comandante de la flota británica, de que aquella posición sería inalcanzable para los pilotos argentinos.

30 de mayo de 1982: el SUE de Francisco con el misil AM 39 se reabastece mientras los 4 Skyhawk se alternan de dos para cargar combustible.

A unos 150 metros sobre el nivel del mar, lo suficiente para la caída libre del AM39, Francisco comunicó el top de lanzamiento y disparó. Al ver desprenderse el misil como un peso muerto, sin propulsión, Collavino pensó: "Listo, sonamos. ¡Falló!".

Sólo después de una caída apreciable, el Exocet encendió su motor y navegó enhiesto y veloz, dibujando una estela blanca sobre el paisaje peltre y nuboso de un océano encrespado.

En ese instante, las contramedidas del SUE de Collavino detectaron una iluminación de radar enemigo en su cola. Si estaban a distancia de tiro, la muerte era cuestión de segundos. Sin margen para el miedo, lo informó por radio y los Super Étendard huyeron virando por izquierda a máxima potencia.


  El actual Capitán de Navío (RE) Alejandro Francisco lanzó el último Exocet contra el Invincible (Crédito: Santiago Saferstein)

En la maniobra Francisco alertó a los Skyhawk:

—Al frente, 20 millas—los guió hacia el Invencible en su tiempo de descuento.

Los 4 Zonda cerraron la formación como dos pares de siameses. Veinte, treinta metros separaban sus alas. Avanzaban en una misma línea como férreo tabique alado, al ras del mar: Vázquez y Castillo por la izquierda; Ureta e Isaac, a la derecha. Así, en bloque, al enemigo se le dificultaría determinar cuántos halcones se alistaban para aquel feroz ataque kamikaze.

Restaba poco más de un minuto para llegar al objetivo cuando la silueta del Invencible desprendía dos columnas de humo a cada banda, en el medio de la estructura del buque.



"Yo lo veía desde su popa y eran como dos bigotes negros a cada costado", grafica Isaac. Para los pilotos no hay dudas: el Exocet magulló a la "Abeja Reina".

A 900 km por hora, arañando el océano en el tramo final, en un milisegundo Ureta observó que el ala de uno de los A4-C a su izquierda se desprendía violentamente; luego se desguazaba la cola y, desestabilizado, el avión de uno de sus compañeros -no sabía cuál- exhibía su panza. "La última imagen de aquel A4-C es aquella panza con el ala derecha solamente", describe Ureta, intentando contener la emoción.



  El 1er Teniente José Daniel Vázquez trepando a su Skyhawk tras ofrecerse como voluntario para una misión sumamente peligrosa. Tenía 30 años y acababa de ser padre por tercera vez.

"Yo sentí la onda expansiva de la explosión en mi cabina", agrega Isaac. "Nunca vi el misil. Evidentemente no vino desde el Invencible, sino de otro buque en otra posición. Miré a mi izquierda y veo un A4-C que explota, se le vuela el plano, el triángulo del plano sale hacia arriba, el avión me muestra su panza e impacta contra el agua. Tampoco sabía quién era. No había margen para averiguarlo. No en ese momento. Aunque suene raro la atención estaba íntegramente posada sobre el blanco".

Ureta deseaba comenzar a disparar sus cañones de 20 mm para al menos distraer la lluvia de la artillería de defensa antiaérea que les lanzaba un Invencible humeante. Pero la distancia de tiro quedaba corta. Había que esperar unos segundos más. A medida que se aproximaban aquel humo negro que exudaba el Invencible se iba depositando sobre el agua, cubriendo el casco del navío. Volaban a la altura de la pista del portaaviones.

"El cielo estaba encapotado pero la visibilidad era buena y yo estaba esperando el instante para disparar mis cañones, por el sólo hecho que al apretar el gatillo sentía que nada podía pasarme", dice Isaac.

"Y en esa fase el vuelo, a unos 500 m del blanco, sentí adentro de mi cabina otra explosión, mucho mayor a la anterior. Miré nuevamente a mi izquierda y a unos 5 metros de mi ala vi a otro A4-C que explotaba en una forma totalmente distinta a la anterior. Tampoco sabía quién era. El avión se infló, tenía el doble de ancho y de largo y sus placas metálicas remachadas estaban todas separadas pero se mantenía la estructura del avión. Adentro todo era una bola naranja del fuego. Inmediatamente me separé. Lo que yo vi fue fuego de artillería antiaérea, cañones que tienen munición autoexplosiva. Son como pompones que explotan alrededor de uno o en la línea de ataque. Creo que el primer derribo fue con un misil que vino desde atrás. El segundo, estimo, fue producto de esa artillería, que podrían haber impactado en los tanques o en el sistema hidráulico del avión".

  Omar Jesús Castillo fue abatido por fuego de artillería a unos 500 metros del invencible. Su avión se convirtió en una bola de fuego.

Ureta nunca llegó a ver el segundo derribo. Estaba concentrado en la inminencia del ataque. Dos, tres disparos y se le trabó el cañon. Isaac en cambio descargó con furia el grueso de sus 200 municiones y al acercarse a la popa del Invencible lanzó sus tres bombas de 250 kg y bordeó su pista por derecha, volando por todo el lateral del portaaviones en su escape final.

A su turno, el otro Zonda, por lo bajo que venía, debió levantar la trompa para arrojar 50 metros antes y con un desvío de 30 grados en relación al eje del buque su racimo de bombas. La maniobra lo obligó a atravesar a baja altura la pista del portaaviones. Al girar a la izquierda para la huida, Ureta no tuvo dudas: sus bombas fueron efectivas. "Todo era ya una nube de humo que envolvía al Invincible. Habían pegado y habían explotado", afirma.

  Jorge Isaac y su jefe, Ernesto Ureta, los dos sobrevivientes del audaz bombardeo aeronaval, a su regreso a la base de Río Grande.

Cada uno por su lado, en la soledad de su ruta de regreso, tanto Isacc como Ureta creyeron que solo uno de los cuatro pilotos había sobrevivido. Isaac vio un punto hacia adelante, se acercó y observó por el traje naranja del piloto que los abatidos habían sido Vázquez y Castillo. Prendió su radio y el contó a su jefe de sección la secuencia de lo que había visto. Ambos confluyeron en el punto de encuentro con los dos Hércules, que esperaban la información del ataque para retrasmitirla a la base.

  Los leales KC-130 que operaron sin tregua durante toda la Guerra de Malvinas

—A Vázquez y a Castillo no los esperen— dijo Ureta y precisó el resultado de la misión.

Al aterrizar en Río Grande, tras cuatro horas de misión, el abrazo con los técnicos no logró aplacar el llanto.

  No hay consuelo. El abrazo fraternal entre los compañeros por la pérdida de dos héroes y mártires. Isaac, a la derecha, será inmediatamente conducido al interrogatorio de Inteligencia Militar.

"Sentía algo muy ambivalente -cuenta Isaac- la alegría de estar vivo y la tristeza por la muerte de mis dos compañeros".

"Yo cumplí con la promesa a mi amigo y la llamé a Liliana, la mujer de Vázquez, y al llegar a la Base San Julián debí contárselo también a su hermano, Pelucho, mecánico de paracaídas de nuestra escuadrilla. Hoy soy el padrino el Mariano, aquel hijo de entonces 50 días que el Pepe Vázquez prácticamente no llegó a conocer", dice con orgullo Ureta.

De los tres interrogatorios por separado a los pilotos tras el ataque con personal de Inteligencia quedó una certeza, que Inglaterra siempre negó: el buque orgullo de la Royal Navy había sido al menos averiado. Fue vencido primero por un Exocet y luego por bombas de 250 kg.

Los cuatro halcones reunidos por Infobae dicen comprender el por qué de esa negación, usual en la historia de las conflagraciones. "Nosotros sabemos muy bien qué vimos y cómo lo vimos. Lo que digan los ingleses nos tiene sin cuidado", repiten, cada uno a su turno. "Si el secreto de guerra es por 90 años, en algún momento la verdad saldrá a la luz".

  Héroes de Malvinas: los pilotos de A4-C Pepe Vázquez y Omar Jesús Castillo

El 1er Teneinte José Daniel "Pepe" Vázquez y el Teniente Omar Jesús Castillo fueron ascendidos post mortem al grado de Capitán y declarados Héroes Nacionales. Cosquín emplazó en la plaza "Héroes de Malvinas" un busto de su mártir e hijo pródigo mientras que la Base Aérea de Puerto San Julián añadió a su nombre el del Capitán José Daniel Vázquez. Los pilotos abatidos, el Comodoro (RE) Gerardo Isaac y el actual Brigadier (RE) Ernesto Ureta recibieron la máxima distinción del Estado Argentino: la Cruz al Heroico Valor en Combate.

  Reencuentro y hermandad: Gerardo Isaac, Alejandro Francisco, Osvaldo Bilmesi, tripulante de un Hércules de reabastecimiento, Enesto Ureta, Luis Collavino y el Brigadier Litrenta, piloto de uno de los Hércules que participaron de la única operación conjunta entre las fuerzas

sábado, 14 de septiembre de 2019

SGM: El desembarco en Saipán (2/2)

El desembarco en Saipan 

Parte I || Parte II
Weapons and Warfare





El volumen de fuego entrante creció; ni el avión ni el apoyo de fuego naval tuvieron una respuesta para lo que los japoneses habían instalado en las pendientes inversas de Saipan. "Hubo una fuerte explosión a nuestra derecha", escribió Robert Graf, "y vimos explotar una de nuestras naves, cuerpos volando por el aire".

Carl Roth dijo: "Desbloquea tus piezas. Buena suerte. Manténgase bajo y entre tierra adentro lo más rápido que pueda y salga de la playa. Se están enfocando en eso ”. Turner había sobreestimado la amenaza de las defensas de la playa: cajas de pastillas con ametralladoras, trincheras de fuego, trincheras antitanques y similares. La artillería y los morteros ubicados en el interior fueron el problema. Los había subestimado. Las nubes que ocultaban las fotos de reconocimiento temprano escondían las armas de los analistas de Nimitz. Se revelaron contra las primeras olas.

Los oficiales de control de las playas azul y amarilla informaron las primeras olas de la Cuarta División de Marines en tierra a las 8:43. Cinco minutos más tarde, un observador aéreo informó que los amtracs de la Segunda División de Infantería de Marina se acumulaban en las playas Roja y Verde, aunque no siempre en el lugar correcto. El fuego pesado se vertió en la primera ola desde el acantilado cubierto de arbustos detrás de Red Three. Un fuego más pesado los enfilaba desde Afetna Point, muy a la derecha. El volumen sorprendió a los conductores, e incluso el más pequeño estremecimiento al volante hizo que se desviaran a la izquierda, llevando a los Sextos Infantes de Marina más al norte de lo que se suponía que estaban. El mismo problema acosó al Octavo Regimiento, solo que peor, debido a una marea hacia el norte. Ambos de sus batallones desembarcaron en Green One, causando congestión y una peligrosa masa de fuerzas allí, así como un vacío en Green Two, justo al sur. El arquitecto de la confusión de la Segunda División de Infantería de Marina fue una batería de ametralladoras pesadas y cañones antibalas en Afetna Point. Habiendo sobrevivido de alguna manera al bombardeo de la mañana en Birmingham e Indianápolis, disfrutó de una carrera de terrible gloria. Con la cabeza aún abajo, lleno de oración silenciosa, Robert Graf escuchó el suave cambio del motor cuando sus huellas se clavaron en el suelo. Su pelotón estaba en la playa.

A medida que la hora crítica comenzaba en tierra, el apoyo de fuego naval cambió hacia el interior, dejando a los soldados a sus propios dispositivos. Los artilleros de arco entrenaron sus cincuentas en la delgada cinta de arena y frotaban hacia adelante mientras los morteros y la artillería continuaban su incesante caída de alto ángulo. Los equipos de artilleros y morteros del general Saito se encontraban en una forma impresionante, debido al enlucido que se les había lanzado desde el aire y el mar. Lofting conchas en parábolas altas de grietas, barrancos y la parte posterior de las colinas, comenzaron a hacer mella en la fuerza de Turner. La playa donde desembarcó Easy Company of the 2/23, Blue Beach Two, sufrió un diluvio particularmente brutal. "Cada vez más proyectiles nos golpeaban y golpeaban más tractores", escribió Graf. "Cuerpos, tanto enteros como en pedazos, estaban dispersos". Vio a hombres heridos de muerte pero aún vivos, flotando con la ayuda de chalecos salvavidas. Los marines no dejaron a ningún hombre atrás, excepto por necesidad en la hora H, cuando el imperativo de salir de la playa era existencial. Toda la operación dependía de ello. Ya, con la llegada de la segunda ola, el carril del barco era un cuello de botella, con una gran afluencia de máquinas que lo atravesaban.

Amtracs tenía su atractivo, sobre todo su placa de armadura, que era una prueba contra todos, excepto las rondas de artillería más cercanas. Pero muchos marines veteranos preferían las antiguas LCVP con sus rampas de proa, que cuando se caían les permitían hacer una rápida carrera hacia abajo para salir de la bodega. Amtracs, en contraste, requería que se levantaran y desmontaran por el costado, y eso significaba exponerse al fuego enemigo. Cuando Donald Boots llegó a la playa, los artilleros enemigos estaban esperando. El sargento de pelotón y el sargento de artillería de su compañía pionera fueron asesinados a tiros junto con algunos otros hombres. Cuando las balas saltaron sobre su cabeza, su pelotón, privado de su liderazgo, se lanzó a la playa y se apretó contra el aplastado coral para cubrirse. Las botas se movieron a la izquierda, saltando hacia un gran cráter de concha con varios otros hombres mientras la ametralladora disparaba sobre sus cabezas. Cuando llegaron los morteros, Boots no pensó que sobreviviría.

"Fue realmente trágico ver el efecto de este fuego de mortero en nuestras propias tropas", dijo el Capitán Inglis.


Los japoneses eran extremadamente precisos, y mientras caminaban por este incendio en la playa, este incendio de fuego a intervalos de aproximadamente diez yardas, nuestros marines al principio se levantaron bajo el fuego sin inmutarse, continuaron sus operaciones de clasificación y transporte a las líneas del frente. que había sido desembarcado y que estaba tirado en la playa. Después de que cayeran los primeros dos o tres proyectiles, nos resultó evidente que los infantes de marina comenzaban a inmovilizarse bajo el fuego y al principio se lanzaron al suelo y luego, luego de que este fuego continuó, se rompió y corrió. A través de instrumentos ópticos de alta potencia, casi podíamos ver los bigotes en las caras de los hombres, y la impresión que recibí fue algo irreal, algo que se puede ver en el London Graphic, por ejemplo, como esbozado en la imaginación de un artista. Parecía demasiado dramático y demasiado cercano para ser realista.

Aunque las armas costeras japonesas más grandes habían sido fáciles de destruir para la Armada, ya que estaban ubicadas de manera visible en emplazamientos fijos vulnerables al fuego directo, y las posiciones de las playas se evaporaban rápidamente en la barrera inicial, las posiciones en el interior eran más complicadas incluso cuando los comandantes de barcos podían ver dónde el fuego venia de "La movilización de esa masa de artillería de campo y morteros en la pendiente inversa de las colinas en la parte trasera de las playas fue completamente desconocida para nosotros cuando desembarcamos", dijo Hill.

El capitán Inglis sintió una creciente frustración. "Hicimos nuestro mejor esfuerzo para determinar la fuente de este fuego, pero los japoneses, siendo maestros en artes de gemelas de juego de zarigüeya y camuflaje, habían ocultado sus baterías con gran éxito de la observación y la fuente del fuego no se pudo determinar a partir de la observación desde el barco, o desde los observadores en tierra, ni desde la observación de un avión, ni desde las fotografías tomadas por un avión ”. Hubo muchos ojos en el Día D, pero ninguno lo vio todo. A los agresores les correspondía seguir adelante y librarse de la muerte.



El Segundo Batallón Blindado de Anfibios, un equipo de la Infantería de Marina, llegó a Red Beach One de inmediato en la Hora H. El general Watson, que no había querido usar sus amtracs regulares como vehículos de combate en tierra, hizo que sus hombres salieran de los LVT que transportaban tropas de inmediato, para comenzar la lucha en la huella de las mareas. Mientras los LVT descargaban elementos del Segundo Batallón, Sexto Infantes de Marina, en lo alto de la playa, los diecisiete LVT (A) -4 de la unidad buscaron rutas hacia el interior, para servir como una especie de fuerza de ataque blindada móvil anfibio. Sus equipos eran autónomos tan pronto como desembarcaron, y así adquirieron una temible responsabilidad: usar sus "cerdos blindados" de piel delgada para sostener el lado izquierdo más alejado de toda la playa de desembarco de dos divisiones. Esto significaba enfrentarse a cualquier cosa que los japoneses pudieran enviar desde el norte. Turner había anticipado esto; todo el propósito de la finta que había llevado a cabo en Garapan era dejar que los dos primeros batallones del Sexto Regimiento de Marines desembarcaran y cavaran antes de que llegara un contraataque.



"Nunca olvidaré la conmoción cerebral de las armas de los acorazados y el poder y la compresión que nos invadieron", recordó R. J. Lee. El conductor de su amtank estaba buscando empujar tierra adentro desde la playa, pero con una trinchera profunda justo detrás de la línea de arbustos no había manera de avanzar. Arrojó al cerdo al revés y retrocedió hasta la orilla del agua, donde desenfundó el cañón de 75 mm y comenzó a disparar para cortar un carril navegable. Los japoneses habían construido solo las obras defensivas más simples, gracias a los esfuerzos de los submarinos de los Estados Unidos por estrangular su fuente de suministro. Pero sus trincheras, pozos y obstáculos de troncos cerca de la playa se hicieron razonablemente efectivos por la presión de la artillería y el fuego de mortero provenientes de las tierras altas, muy lejos. Marine Amtanks en Red Beach luchó para superar los acantilados detrás de las playas. Lee había conseguido tal vez cuatro disparos cuando la artillería japonesa encontró su rango. La torreta abierta recibió un golpe directo. Antes de que el humo lavara todo lo negro, Lee vio a su líder de pelotón y dos de sus sargentos muertos.

"Salgamos de aquí antes de que explote", dijo otro sargento a los cinco sobrevivientes. El motor radial de siete cilindros del amtank, debido a la gasolina de aviación que lo alimentaba, siempre era un riesgo de incendio. Pasaron por la escotilla de escape hacia el agua y giraron y cargaron contra la playa, con las armas en alto. Lee miró a su derecha y vio a uno de sus miembros, Gus Evans, con el rifle levantado sobre su cabeza, tomar una bala en la cara y bajar. Lo estaba alcanzando cuando él también fue golpeado. Dos disparos en la cabeza: uno es un rebote, el otro penetra en el casco, pero de alguna manera retiene solo la fuerza suficiente para dejarlo frío. "Las luces se apagan para mí", dijo Lee. "Escuché a mi hijo de cuatro años gritar: 'Levántate, papá, levántate, papá', y por la gracia de Dios y de mi hijo regresé a la playa".

En Red Three, un trío de amtanks bajo el mando del teniente Philo Pease encontró un camino a través de un bosque de árboles y lo colocó en el acantilado. Cruzando una carretera estrecha, se acercaron a una trinchera. El vehículo de plomo trató de cruzarlo, pero llegó a la pena, se atascó rápido, pisadas arañando el aire. Según el conductor, S. A. Balsano, los soldados japoneses estaban "sobre nosotros como moscas". Tampoco había manera de avanzar o retroceder, ya que el tanque trasero también estaba atascado. El teniente Pease se dio cuenta de que su única esperanza era volver a moverse, o la artillería seguramente los encontraría. Vio que el segundo amtank en su columna, el que está justo detrás de él, podría ser capaz de liberar al tercero de su obstáculo. Ordenó a su tripulación que se quedara con su vehículo de plomo varado e intentara liberarlo mientras corría afuera, exponiéndose para ayudar al comandante que estaba detrás de él a montar un cable de remolque. Cuando un grupo de tropas enemigas se acercó, uno de los tripulantes de Pease, Leroy Clobes, metió una ametralladora ligera en la escotilla lateral y se apoyó en el gatillo, dispersándolos. Balsano, el conductor, atascó a su Thompson por la escotilla delantera y se alejó. Luego se dieron cuenta de que las voces extrañas que habían oído provenían de la zanja debajo de ellos.

Pease llegó al amtank detrás de él solo para encontrarse yendo a ayudar a un hombre muerto. Un soldado japonés había tirado una cuenta en el otro comandante y le había disparado a tiros donde estaba. Agachándose bajo fuego, Pease heredó el trabajo de conectar el cable. El fusilero enemigo le dio otra vuelta y lo derribó a continuación. Paul Durand, un cabo del ejército de Pease, tomó la orden y gritó: “¡Dispara a todos los hijos de puta que puedas!” Cerca de él vio una casa de paja que parecía albergar a un escuadrón enemigo. Atravesó la pistola de 75 mm y la lanzó hacia abajo. En ese momento, apareció un tanque ligero japonés y pasó una ronda de 37 mm a través del casco del tercer tanque en línea, matando al conductor. Los bazuceantes marinos pusieron fuera de servicio al vehículo blindado enemigo, pero aquí, expuesto bajo un fuego directo sin piedad, estaba la raíz de la preocupación del general Watson: los amtracs estaban sentados patos. La tripulación sobreviviente del teniente Pease tuvo suerte. Luego de inspeccionar sus anfibios varados, uno de ellos encontró una mina magnética sujeta al tren de desembarco. De alguna manera no había podido explotar.

Al sur de ellos, Green Beach One era un caos, su frente de seiscientas yardas desesperadamente congestionada tras la llegada de dos batallones completos. Los comandantes de los amtanks de la primera ola intentaron profundizar la cabeza de playa conduciendo hacia el interior. Su avance fue evidente para los bien armados mortales y artilleros en las colinas. Viniendo bajo un intenso fuego, varios de los tanques se atascaron en un arrozal. Otros dos, conducidos por el Sargento Benjamin R. Livesey y el Sargento Onel W. Dickens, siguieron adelante. Cruzando el final de la única pista paralela a Green Beach, subieron por un camino de tierra que conducía hacia el norte pasando la estación de radio japonesa. El camino era poco más que un camino de carreta, apenas lo suficientemente ancho para el tráfico de dos vías. A lo largo de ellos resonaron, afortunados de evadir el fuego entrante. Un nido de ametralladoras japonesas, luego otro, se revelaron con marcadores de escupir. Los anfibios blindados convirtieron la furia de sus obuses de 75 mm y ametralladoras de calibre .50 y .30 sobre ellos, con un efecto abrumador. Al pasar por un bananal, Livesey se dio cuenta de su valor como cubierta y se detuvo allí mientras los morteros continuaban cayendo. Cuando la tripulación se agachó, escucharon el ruido de armas pequeñas mientras los soldados japoneses se abrían sobre ellos desde el camino. "Nos metimos de nuevo en nuestro tanque", dijo Livesey, "y escudriñamos hacia delante en el bosque de árboles, usando nuestra mira de armas y binoculares para detectar un edificio con algunos japoneses moviéndose en su interior. Abrimos fuego con todo lo que teníamos ".

Su arma principal de 75 mm estaba cargada con rondas explosivas e incendiarias. Varios golpes produjeron explosiones más grandes seguidas por una bola de fuego que marcó la desaparición de un basurero japonés. Livesey le ordenó a su conductor que avanzara y disparó hasta el área para darle efecto. A unos cien metros, se encontró con un claro y se detuvo de nuevo, lanzando agua para su tripulación. Cuando el amtank de Dickens se acercó, Livesey y sus hombres desmontaron para hablar con ellos. Ningún otro infante de marina había llegado tan lejos hacia el interior. "Estábamos solos y aislados", dijo Livesey, "pero disfrutaban de nuestro éxito". Estaban rebuscando en las cajas de madera que constituían sus revistas, contando sus caparazones restantes, cuando, por el camino, cuatro gigantes de origen extranjero aparecieron a la vista.
Los tanques medianos japoneses estaban en una sola columna, moviéndose hacia la playa del desembarco. No parecían ver a los estadounidenses apresurándose a volver a montar. Una vez que se abrocharon, Livesey y Dickens salieron tras ellos, desatando sus cañones de 75 mm y abriendo fuego. Sus pasadores de municiones se apresuraron a encontrar proyectiles perforantes cuando la columna enemiga giró y llegó directamente a los infantes de marina. "Fuimos nosotros o ellos", dijo Livesey.

El vehículo de ninguno de los dos bandos era compatible con el arma principal del otro. El vehículo de Livesey se sacudió de un golpe al compartimiento de su motor, pero el 15 de junio fue su día; La cáscara era un fracaso. Gales de fuego de ametralladoras se apoderó de ellos. A pesar de que a los 75 les gustaba atascarse, los artilleros y los cargadores seguían fumando en sus bloques de nalgas, y la puntería de la Infantería de Marina era igual al momento. Destruyendo tres de los tanques enemigos en sucesión, detuvieron a la armadura japonesa a solo cincuenta o setenta metros de distancia. Livesey vio a uno de los petroleros enemigos salir de su escotilla y comenzar a correr hacia las colinas, algo bueno, dado que los que pasaban las municiones de Livesey estaban cerca de fumar conchas. Lanzó unas cuantas rondas después del squirter enemigo, pero cuando la artillería y los morteros en las colinas comenzaron a encerrarlos nuevamente, él, Dickens y sus tripulaciones optaron por rescatar. Cuando salieron a pie a la playa, la metralla del mortero mató a uno de los hombres de Dickens, el soldado Leo Pletcher. La incursión independiente de Livesey y Dickens les daría a cada uno una Cruz de la Marina. Más importante aún, alivió la presión sobre el punto de apoyo de la vulnerable División de la Segunda Infantería de Marina al mitigar un asalto blindado que podría haber caído sobre la playa.

Los combates en el flanco izquierdo continuaron rígidos y agudos. Los Sextos infantes de marina pudieron forzar una cabeza de playa poco profunda a no más de cien metros de profundidad, hasta la carretera costera detrás de Playa Roja. Pero las cajas de pastillas y las posiciones de las ametralladoras verificaron su progreso. Un tanque enemigo en la playa que todos habían pensado que estaba inhabilitado abrió fuego con su arma de 37 mm en los LVT que traían a la unidad de reserva de los Sextos Infantes de Marina, el Primer Batallón, bajo el mando del Teniente Coronel William K. Jones. Uno de los vehículos que fue atropellado transportaba al personal del jefe de Jones, el comandante del regimiento, el coronel James P. Riseley. Muchos de ellos resultaron gravemente heridos. Poco después de desembarcar, Riseley supo que el comandante de su tercer batallón, el teniente coronel John W. Easley, también había sido golpeado.

Cuando Riseley estaba estableciendo su puesto de mando del regimiento cerca del centro de Red Beach Two, hasta dos docenas de tropas japonesas cargaban por la playa desde el norte. Llegaron a la zona trasera del Segundo Batallón del regimiento, donde los estadounidenses heridos estaban tendidos en camillas debajo de tiendas de campaña cerca de la playa. Los marines se reunieron, establecieron una línea de fuego y aniquilaron la fuerza japonesa. Pero el asalto a corta distancia demostró que nadie estaba a salvo en una batalla de infiltración. En el día, los comandantes de los cuatro batallones de asalto de la Segunda División de Infantería de Marina fueron heridos en acción: Raymond L. Murray de los 2/6 (golpeado junto con su oficial ejecutivo), Henry P. Crowe de los 2/8, John C. Miller del 3/8, y Easley del 3/6. Después del anochecer, la tarea de cerrar las brechas en sus líneas sería una cuestión de vida o muerte.

Para romper la presión del contraataque, Riseley ordenó al Primer Batallón que pasara por el área del Tercer Batallón y renovara el empuje hacia la línea O-1. Riseley no le habría dado el trabajo a nadie más que al comandante del 1/6, el teniente coronel Jones. Él lo llamaría "el mejor maldito comandante de batallón en esta división, o cualquier otra división". En este momento, Jones era el único oficial de su rango físicamente capaz de liderar un asalto en ese lugar elevado. El 1/6 había tenido cien bajas en el camino a la playa. Al llegar a tierra, los sobrevivientes habían reemplazado su equipo empapado y su equipo cosechando a los que habían caído delante de ellos. Jones los movió hacia adelante.

Con las unidades dispersas y entremezcladas gracias a los movimientos giratorios de los amtracs en el oleaje y la marea, y con el fuego intenso que estimulaba la supervivencia antes de que se llevaran registros, fue difícil contar a los heridos. Las primeras bajas fueron llevadas a la playa para cargarlas en LVT alrededor de las 10:40. El número total de muertos y heridos ese día totalizaría más de dos mil, la mayoría de las víctimas causadas por el fuego de artillería y mortero. Pero una multitud no contada emblematizada por el teniente coronel Easley se negó a informar a la clasificación por temor a ser retirado de la compañía de sus hombres en el frente.

Caza embarcado: McDonnell F3H Demon

El Demon

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Los Demons tuvieron una carrera muy activa al ver el servicio de combate alrededor de Quemoy y el Líbano en 1958. Las últimas entregas tuvieron lugar en 1959 y el reemplazo del McDonnell F-4 se completó en agosto de 1964 (primera línea) y en febrero de 1965 (reserva).

En servicio, el Demon se desempeñó de manera confiable y recibió elogios de los pilotos por sus características de vuelo estables, a gran altura, así como durante las operaciones de la aerolínea. Entre 1956 y 1964, un total de 23 escuadrones de cazas de la Armada de EE. UU. volaron versiones del F3H Demon. El tipo fue retirado antes de poder servir en Vietnam, donde el F-4 Phantom II, concebido como un desarrollo avanzado del Demon, fue un pilar fundamental.

El F3H Demon fue el primer avión de combate de ala de chorro construido por McDonnell Aircraft y también el primer avión diseñado para armarse solo con misiles en lugar de armas. El caza de Demons transónico, transónico y para todo clima fue diseñado con la filosofía de que los cazas basados ​​en portaaviones no tienen que ser inferiores a los cazas terrestres. Sin embargo, el motor planificado, el nuevo turborreactor J40, no cumplió con sus expectativas y dejó a los primeros Demons (F3H-1N) con poca potencia. Los retrasos en la producción también fueron causados ​​por el deseo de la Marina de que el Demon fuera un caza nocturno para todo clima. Y así, aunque el prototipo había volado en agosto de 1951, el Demon equipado con radar no entró en servicio hasta marzo de 1956 como el F3H-2N y luego con el turborreactor Allison J71 como el motor.

Para cuando cesó la producción en 1959, se habían construido 519 Demons, incluido el caza-bombardero Demon (F3H-2). En su uso máximo de la Marina de los Estados Unidos, el Demon equipó a 11 escuadrones.




Sin lugar a dudas, el programa más difícil de McDonnell, debido a circunstancias fuera de su control, fue el F3H Demon. Como todos los reactores de la compañía, hasta ahora estaba diseñado alrededor de un motor axial de Westinghouse. En este caso, fue el enorme J40, en el que prácticamente todos los planes de combatientes y bombarderos de la Armada descansaron a fines de la década de 1940. El XE3H-1 Demon fue ordenado en 1948 como un caza basado en portaaviones con un rendimiento igual al de las máquinas terrestres. El resultado, lanzado el 7 de agosto de 1951, fue incluso más avanzado que el Voodoo, aunque la semejanza de la familia era obvia. El ala tenía una forma diferente, aunque igual de barrido. Para facilitar la operación del transportista, el ala era más amplia y estaba generosamente dotada de listones y aletas. La cola se barrió completamente y las superficies horizontales eran losas de una sola pieza. El tren de rodaje principal tenía una pista extremadamente ancha, mientras que el motor J40 se alimentaba con entradas laterales y se descargaba debajo de la cola, ocupando el espacio que en el XF-88 había sido principalmente combustible.

Después de cuatro años desastrosos, la Armada tuvo que abandonar la J40 a principios de 1954 y remodelar o abandonar sus programas de aviación. Aunque se entregaron 60 Demon F3H-1 como estructuras de instrucción, la compañía logró rescatar el programa con el Allison J71-A-2, con una capacidad de 6,470 kg (14,2501b) con dispositivo de poscombustión completo. Con el inevitable retraso, McDonnell rediseñó el Demon como un interceptor de misiles para todo tipo de clima.

El F3H Demon era lo que podría llamarse un diseño maduro para un caza a bordo. Había barrido las alas desde el principio (a diferencia de la F9F de Grumman), un solo piloto y un solo motor (cuando muchos diseños recientes habían presentado dos o incluso cuatro, tal fue la baja capacidad de empuje de muchos de los primeros turboprops). Primer prototipo XF3H-1 125444: voló desde Lambert Field el 7 de agosto de 1951, bajo el poder de un J40-WE-6 sin quemador. Las primeras pruebas de vuelo con los dos prototipos, que vieron la pérdida de 125444, solo confirmaron que el J40 tenía serios problemas de confiabilidad y dejaron a la aeronave con poca potencia. Incluso antes de este momento, la Marina de los Estados Unidos había ordenado que el Demon entrara en producción, aunque como el caza nocturno F3H-1N en lugar del caza del día planeado. Las fallas y los choques del motor plagaron a los F3H-1N de producción temprana, lo que llevó a una conexión a tierra de todos los F3H en la primavera de 1954. Sin confianza en que Westinghouse lograría resolver los problemas del J40, la Armada tomó la decisión de rediseñar el F3H. Su elección recae en el Allison J71.



Ningún F3H-1 llegó al servicio del escuadrón, aunque se emitieron varios para propósitos de entrenamiento en tierra. Luego hubo un retraso en el programa hasta que el F3H-2N rediseñado estuvo disponible; dos F3H1N modificados para ajustarse al J71: volaron en enero de 1955 y la producción F3H-2N comenzó a salir de la línea tres meses después. Las pruebas de aceptación avanzaron a pruebas de transportistas a bordo del USS Ticonderoga en septiembre de 1965, y las entregas se realizaron al primer escuadrón de primera línea, VF-14 `Top Hatters 'en Cecil Field, FL, en abril de 1956. VF-14 emprendió una sacudida navegue a bordo del USS Forrestal a principios del año siguiente, momento en el cual se enviarían más unidades. En servicio, la aeronave demostró ser robusta, ágil ("superamos todo") y bien adaptada a las operaciones de los transportistas. Mejor fue marginalmente supersónico en vuelo nivelado. El Demon tenía una sonda de reabastecimiento en vuelo, semi-retráctil, en el fuselaje delantero de estribor. En la Operación 'Pipeline' en mayo de 1958, VF-64 voló cuatro aviones sin escalas a través del Atlántico, lo que subraya la capacidad de la Marina de los EE. UU. Los transportistas en el mediterráneo.

El F3H-2 entró en servicio a bordo de los transportistas de la Armada de los EE. UU. En 1957 como el avión de combate más avanzado que se había puesto en el mar. En total, se entregaron 519, la mayoría de los cuales eran combatientes F3H-2, pero los lotes finales comprendían 79 plataformas de misiles F3H-2M con el A1M-7C Sparrow y 146 combatientes nocturnos F3H-2N y para todo tipo de clima con diferentes radares y AIM-9C Sidewinders. Todas las versiones vieron un servicio activo extenso, incluidas las patrullas aéreas de combate sobre Quemoy, Formosa y el Líbano en 1958. Estas aeronaves se designaron nuevamente como F-3B, MF-3B y F-3C en 1962.

Especificaciones: McDonnell F3H-2 Demon


Primer vuelo: agosto 7,1951 (XF3H-1)
Potencia: Allison 6350kg / 14,0001b propulsor de combustión posterior J71-A-2E turborreactor
Armamento: cuatro cañones de 20 mm / 0,78 pulgadas y cuatro AAM-7C gorrión AIM-7C
Tamaño: envergadura - 10.77m / 35ft 4in
Longitud: 17.96m / 58ft 11 in
Altura - 4.44m / 14ft 7in
Área de ala - 48.22m2



Pesos:
Vacío -10,039kg / 22,1331b
Despegue máximo - 15377kg / 33,9001b
Rendimiento: Velocidad máxima: 1041 kph / 647 mph
Techo - 13,000m / 42,650ft
Alcance - 2205 km / 1370 millas
Subida: 3660 m / 12,000 pies por minuto

viernes, 13 de septiembre de 2019

Incas: El máximo avance de su imperio

El imperio Inca en su mayor expresión

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El estado inca en Perú se fundó en el siglo 13 dC, pero hasta la invasión de Chanca en 1438 dC había sido solo una de varias tribus quechuas. Otros ahora desertan de la Chanca para unirse a ellos. Pachacutic, el noveno inca, ahora incorporó a todos los quechua a un estado reorganizado con sus tribus originales como su aristocracia, subyugó a los Chanca y luego lanzó una expansión agresiva que culminó con la conquista del imperio costero de Chimu en 1464.


La historia de cómo Cusi Yupanqui se convirtió en el líder militar del ejército inca, derrotó a los Chanca y reclamó el título de Sapa Inca que comenzó con una visión. De acuerdo con los escritos del sacerdote español Bernabé Cobo, el dios sol Inti habló a la joven Cusi Yupanqui y le dijo: “Ven aquí, hija mía, no tengas miedo, porque yo soy tu padre, el sol. Sé que subyugarás [conquistarás] muchas naciones y cuidarte mucho para honrarme y recordarme en tus sacrificios ".

El dios del sol entonces presentó imágenes de las tierras y la gente que Cusi Yupanqui conquistaría. Cusi Yupanqui vivió en una época y cultura donde tales visiones se tomaron en serio. A medida que se desarrollaban los acontecimientos, pudo convertir su visión en realidad.

Según los cronistas (soldados, clérigos y sacerdotes que escribieron relatos detallados de la historia, las costumbres y la vida cotidiana de los ciudadanos incas), la leyenda comenzó de la siguiente manera: en 1438, Cuzco fue atacado por los chancas, un violento guerrero. Cultura muy temida por los incas. Para escapar de la captura y la posible tortura, el Sapa Inca, Huiracocha, y su hijo y heredero, Urco Inca, huyeron a una fortaleza en la Cordillera de los Andes. Esto dejó a su hijo menor Cusi Yupanqui para defender el imperio.

En este punto, la realidad y la ficción se mezclan. Mientras los chancas preparaban su ataque, Cusi Yupanqui se vestía con la piel de un puma (un animal que los incas veneraban por su fuerza y ​​astucia). Cusi Yupanqui dirigió a sus soldados contra los Chanca y, como dice la leyenda, el dios sol Inti hizo que las piedras en el campo de batalla se alzaran como guerreros y ayudaran a Cusi Yupanqui a derrotar a los temidos Chancas.

El joven guerrero salvó a Cuzco de la derrota, luego obligó a su padre a renunciar como gobernante. Después de dejar de lado a su hermano cobarde, Cusi Yupanqui se declaró a sí mismo Sapa Inca. A partir de ese momento fue llamado Pachacuti, el sacudidor de la tierra.


Poder militar Inca

Uno de los primeros proyectos de Pachacuti fue una campaña militar para expandir el imperio. Había heredado un ejército bien disciplinado y experimentado. Todos los varones adultos de entre 25 y 50 años tenían entrenamiento militar, y parte del ritual de la virilidad incluía recibir armas de guerra como regalos y aprender a usarlos. Un guerrero bien equipado llevaba una armadura de tela acolchada y un casco, y llevaba una lanza, una maza (un palo pesado con una cabeza de metal tachonada con púas), una honda y un escudo.

El ejército se organizó de manera similar a un ejército moderno. Los incas basaron su estructura militar en unidades de 10. Una tropa de 10 hombres tenía un líder de tropa, como el cabo de hoy. Cinco tropas de 10 tenían un oficial similar a un sargento, y las unidades aumentaron en consecuencia.

Los oficiales supervisaron grupos de 100, 500, 1,000, 5,000 y 10,000 guerreros. El Sapa Inca era comandante en jefe del ejército, tal como lo es hoy el presidente de los Estados Unidos. Aunque la mayoría de los oficiales eran nombrados nobles, el ejército era un área en la que los plebeyos podían ascender de rango. Un destacado guerrero fue recompensado, independientemente de su posición en la sociedad.


El estado inca estaba muy reglamentado, toda la población recibía vestimenta estándar de los almacenes y se le prohibía embellecerla. El ejército consistía en 4 grandes regimientos regulares, apoyados por milicias locales y contingentes no asimilados. Los regulares incas están representados en su mayoría con una lanza corta decorada con plumas a lo largo de toda su longitud, su bastón, su eslinga, su escudo pequeño y su armadura de algodón. Los quechuas tempranos no asimilados se armaron probablemente de la misma manera. La clasificación como Auxilia es porque incluso hoy en día se describen siempre moviéndose en un "trote ligero de arrastre de pies", ¡caminando solo cuando está borracho! Las milicias se describen como "hordas que agregan poco a la fuerza del ejército". A las tribus de los súbditos de las montañas se les entregaban espadas de madera de chonta con bordes de bronce como un brazo lateral y los ecuatorianos, como los Canari, añadían a los lanzadores de dardos atlatl. Colla usó las bolas y están clasificadas como Psiloi (X) debido a su efecto en los caballos. Los únicos arqueros eran tribus de la selva amazónica.

Los incas reconocieron el valor de una cadena continua de suministros para operaciones militares. Los caminos se extendían hasta los bordes del Imperio Inca, y a lo largo de los caminos se encontraban almacenes desde los cuales se alimentaba, vestía y armaba a los soldados. Además, las llamas seguían al ejército en caravanas, llevando suministros adicionales que los guerreros podrían necesitar.

La estrategia militar era simple: las fuerzas incas estaban divididas en tres grupos. El primer grupo atacó desde el frente mientras que los otros dos grupos giraron en círculos para atacar los flancos traseros (lados). Si el enemigo se retiró a una fortaleza, los incas cortaron toda su agua, suministros de alimentos y comunicaciones, una estrategia militar llamada "asedio".

Según Albert Marrin en su libro Inca and Spanish: Pizarro and the Conquest of Peru, “El inca se acercó al enemigo en formaciones en masa de miles de personas. Cuando llegaron al alcance del oído, instalaron una raqueta de orejas; el ruido aumentó su propio valor e hizo que el enemigo se pusiera nervioso. Los guerreros soplaron trompetas de caracoles y silbatos de hueso. Agitaron cascabeles de calabaza y batieron tambores cubiertos con piel humana. Los hombres bailaban salvajemente, girando, saltando, gritando. Se jactaron de su coraje y se burlaron del enemigo como cobardes. Algunas unidades gritaron este canto escalofriante:

Beberemos chicha [cerveza] de tu cráneo
De tus dientes haremos un collar.
De tus huesos, flautas.
De tu piel haremos un tambor.
Y luego bailaremos.
Muchos enemigos se dieron por vencidos antes de que la lucha hubiera comenzado. En la batalla, el ejército inca se alineó según el arma que llevaban. La primera fila era hábil con el tirachinas y atacó a los oponentes lanzando sus piedras lisas. Luego vinieron los guerreros comunes con lanzas, y palos de piedra o metal, y nobles armados con fuertes hachas de batalla hechas de cobre.

A medida que se conquistaban nuevas culturas, los incas agregaron las armas de esas culturas a su ejército. Bolas (cuerdas con tres piedras unidas) fueron una de esas adiciones. Cuando las bolas giraron y luego se lanzaron, las piedras rodearon los brazos o las piernas de un enemigo, literalmente atándolo. Otra adición bienvenida fue el arco y la flecha. Los incas no tenían habilidades de tiro con arco, pero sus sujetos de la región del Amazonas lograron tal precisión con arcos y flechas que podían disparar a las aves en vuelo.

Como Sapa Inca y comandante en jefe de las fuerzas armadas, Pachacuti declaró que la destrucción en la conquista era inaceptable. Prohibió a sus soldados destruir ciudades, masacrar al enemigo o quemar cosechas. En cambio, cuando se hizo cargo de un área, Pachacuti amplió la fuerza laboral de los incas con granjeros, soldados, artesanos y líderes experimentados.

Las culturas derrotadas que declararon lealtad a Pachacuti se integraron de inmediato en el sistema civil inca. Los que permanecieron hostiles se enfrentaron a un destino brutal: sus calaveras se convirtieron en vasijas para beber, sus pieles estaban tendidas sobre tambores militares y sus huesos estaban tallados en flautas.

El Sapa Inca se acercó a cada conquista extendiendo una mano de amistad y ofreciendo una caravana cargada de regalos. Su diplomacia abierta alentó la aceptación de la regla inca mientras reducía los costos en vidas y suministros consumidos por las batallas principales. Pachacuti ofreció regalos de oro y tela, y garantizó la paz a aquellos que juraron su lealtad al Imperio Inca. No es sorprendente que las culturas menos poderosas eligieran unirse al imperio en lugar de morir.


A medida que el imperio se expandió, la tierra que quedó bajo el gobierno de los Incas de Sapa pasó a llamarse la Tierra de los Cuatro Cuartos, o Tahuantinsuyu. Los barrios de Chichaysuyu (norte), Antisuyu (este), Collasuyu (sur) y Cuntisuyu (oeste) fueron claramente diferentes en la región, el clima, las civilizaciones anteriores y la agricultura. En el corazón del imperio estaba Cuzco, la capital del gobierno y la religión. En la tierra de los incas, todos los caminos llevaban a Cuzco. El Imperio Inca cambió sus fronteras bajo varios Incas Sapa, pero siempre tuvo su corazón en las montañas de los Andes de América del Sur.


En 1463, Pachacuti decidió concentrarse en administrar su vasto imperio. Nombró a su hijo, Tupac Yupanqui, como el nuevo comandante en jefe de las fuerzas armadas. Durante más de cuatro décadas, el padre, el hijo y el nieto, Huayna Capac, ampliaron el Imperio Inca hasta que se extendió aproximadamente 3,400 millas de norte a sur a lo largo de los Andes. Los incas controlaban toda la tierra desde el océano Pacífico hasta las estribaciones orientales de los Andes y la selva amazónica.

Pachacuti era un dictador, pero también era un gobernante cariñoso. Comprendió la necesidad de que las personas derrotadas mantengan su dignidad y herencia intactas, porque de lo contrario se volverían rebeldes. Apreció ciertas necesidades básicas de personas, comida, ropa y refugio, y la administración civil del reinado de Pachacuti se aseguró de que todos los ciudadanos tuvieran estos elementos básicos.

Sin embargo, Pachacuti no era simplemente un idealista. Muchas de sus ideas sobre el gobierno provinieron de su comprensión de cómo un gobernante mantiene el control sobre un gran número de personas conquistadas. Una forma de evitar la rebelión era traer los ídolos principales de la cultura conquistada (imágenes de sus dioses) al Coricancha, el templo central en Cuzco, que reemplazó al Intihuasi.

Pachacuti afirmó que honraba a estos dioses, y de hecho, los incas ocasionalmente aceptaban nuevos dioses en sus propias creencias. Sin embargo, trasladar los ídolos de estos dioses a Cuzco era un símbolo de que las creencias de la cultura derrotada estaban cautivas. En la guerra, los ejércitos llevaron a los ídolos de sus dioses primarios a la batalla como salvaguardia contra el enemigo. Estos ídolos no eran simplemente imágenes, sino que se creía que tenían el poder del dios que representaban. Así, un ejército perdió automáticamente la batalla cuando su ídolo fue capturado. Una vez que Pachacuti sostuviera los ídolos de una cultura en Cuzco, su gente no se atrevería a rebelarse, porque Pachacuti ordenaría que los ídolos fueran destruidos.

De la misma manera, Pachacuti aseguró la lealtad entre los líderes de una cultura conquistada al proporcionar a los hijos de los líderes una educación. Los ex líderes continuaron gobernando a su gente mientras sus hijos iban a Cuzco para estudiar y aprender las costumbres incas. La educación aseguró un excelente futuro para los herederos y también se aseguró de que valoraran la cultura inca. Los hijos también fueron rehenes de Pachacuti, quienes no habrían dudado en ejecutarlos si sus padres se rebelaran.

Avión de transporte: Handley Page H.P.67 Hastings


Handley Page H.P.67 Hastings





El Handley Page H.P.67 Hastings era un avión británico de transporte de tropas y transporte de carga diseñado y fabricado por la compañía de aviación Handley Page para la Royal Air Force (RAF). Tras su introducción al servicio en septiembre de 1948, el Hastings fue el avión de transporte más grande jamás diseñado para el servicio.



El desarrollo de Hastings se inició durante la Segunda Guerra Mundial en respuesta a la Especificación C.3 / 44 del personal aéreo, que buscaba un nuevo gran avión de transporte de cuatro motores para la RAF. Al principio, el desarrollo de un derivado orientado a lo civil había sido priorizado por la compañía, pero esta dirección se invirtió luego de un accidente. El 7 de mayo de 1946, el primer prototipo realizó su vuelo inaugural; Las pruebas revelaron algunas características de vuelo desfavorables, que se abordaron con éxito mediante modificaciones de la cola. El tipo se puso en servicio apresuradamente para que pudiera participar en el puente aéreo de Berlín; según se informa, la flota de 32 Hastings que se desplegará durante la operación de la RAF entregó un total combinado de 55,000 toneladas (49,900 toneladas) de suministros a la ciudad.



A medida que la flota Hastings de la RAF se expandió a fines de la década de 1940 y principios de la década de 1950, complementó y eventualmente reemplazó a Avro York, un derivado del transporte del famoso bombardero Avro Lancaster. El comando de transporte de la RAF operaba el Hastings como el transporte estándar de largo alcance de la RAF; como plataforma logística, contribuyó en gran medida durante conflictos como la crisis de Suez y la confrontación de Indonesia. La Fuerza Aérea Real de Nueva Zelanda (RNZAF, por sus siglas en inglés) también adquirió algunos para satisfacer sus necesidades de transporte. Más allá de su uso como transporte, varios Hastings fueron modificados para realizar pronósticos del clima, capacitación y tareas VIP. También se produjo una versión civil de Hastings, Handley Page Hermes, que solo logró ventas limitadas. Hastings continuó siendo muy utilizado por la RAF hasta finales de la década de 1960, y la flota fue retirada en su totalidad durante 1977. El tipo fue reemplazado por varios diseños propulsados ​​por turbopropulsores, entre ellos Bristol Britannia y Lockheed Hercules, de fabricación estadounidense.



Desarrollo

En los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, el Ministerio del Aire formuló y publicó la Especificación del Personal Aéreo C.3 / 44, que buscaba un nuevo transporte de propósito general de largo alcance para suceder al Avro York, un derivado del transporte del famoso bombardero Avro Lancaster. . La compañía de aviación británica Handley Page decidió producir su propia presentación para cumplir con C.3 / 44, designándose el diseño correspondiente H.P.67. Según el periódico International Aviation Flight, el H.P.67 era un diseño extremadamente aerodinámicamente limpio, además de ser relativamente ortodoxo en términos de la metodología de Handley Page. Su configuración básica comprendía un monoplano en voladizo de ala baja totalmente de metal equipado con una unidad de cola convencional. Tenía alas diédricas que se estrechaban completamente en metal, que habían sido diseñadas para el desarrollo del bombardero HP.66 abandonado del Handley Page Halifax existente; estas alas se acoplaron a un fuselaje circular, que era adecuado para la presurización hasta 5,5 psi (38 kPa). Estaba provisto de un tren de rodaje retráctil y una rueda trasera.






Además del propio Hastings, también se desarrolló una versión civil del diseño, que se llamó Hermes. Inicialmente, al desarrollo de los prototipos de Hermes se le había asignado una mayor prioridad sobre los Hastings, pero ese programa se suspendió luego de que el prototipo se estrellara durante su primer vuelo el 2 de diciembre de 1945; por lo tanto, Handley Page optó por concentrar sus recursos en completar la variante de Hastings militar. El 7 de mayo de 1946, el primero de los dos prototipos de Hastings (TE580) realizó el vuelo inaugural del tipo desde la RAF Wittering. Las pruebas de vuelo pronto demostraron algunos problemas con la aeronave, incluida la inestabilidad lateral y las capacidades de advertencia de bloqueo relativamente deficientes. Para corregir estos problemas, tanto los prototipos como los primeros aviones de producción fueron sujetos a una serie de modificaciones urgentes y pruebas de confirmación. Se encontró una solución temporal modificando el plano de la cola con 15 ° de diedro, mientras que la aeronave también estaba equipada con un sistema de alerta de parada sintética. Así modificados, los cambios permitieron que el primer avión de producción, designado Hastings C1, entrara en servicio durante octubre de 1948.



La Royal Air Force (RAF) había colocado inicialmente un pedido considerable de 100 Hastings C1s; sin embargo, las últimas seis fueron fabricadas como versiones de reconocimiento del clima, conocidas como Hastings Met. Mk 1, mientras que otros siete aviones se convirtieron posteriormente a esta norma. Estos aviones de reconocimiento meteorológico fueron despojados de sus interiores estándar, y el espacio fue ocupado por varios aparatos de grabación, junto con una cocina y sala de guardia para facilitar los tiempos de misión rutinarios de hasta nueve horas. Más tarde, un total de aviones C1 se convirtieron a la configuración del entrenador Hastings T5, que fue utilizado por el Comando de Bombarderos de la RAF como reemplazo del Avro Lincoln en el entrenamiento de sus tripulaciones de V bombarderos. La conversión implicó la instalación de un gran radomo ventral; Cada aeronave podía transportar a tres tripulaciones de aprendices en una sección de entrenamiento por encima del radomo, la cabina trasera retenía un área de transporte de pasajeros / carga secundaria, lo que le permite proporcionar un trabajo de apoyo limitado.



Si bien las modificaciones de la cola introducidas en el C1 permitieron que el tipo entrara en servicio, se proporcionó una solución más definitiva en forma de un plano de cola de extensión extendida, que se montó más abajo en el fuselaje. Una aeronave a la que se instaló esta cola modificada, junto con el montaje de tanques de combustible adicionales dentro del ala exterior, fue designada de antemano como Hastings C2; una nueva variante de transporte VIP modificada, que fue equipada con una capacidad de combustible aún mayor para proporcionar un rango más largo que los aviones estándar, se convirtió en el HP.94 Hastings C4.



Al final de la producción, se habían fabricado un total de 147 aviones para la RAF; se construyeron cuatro Hastings adicionales para la Real Fuerza Aérea de Nueva Zelanda (RNZAF), que dieron un total de 151 aviones producidos.


Diseño

El Handley Page Hastings era un gran avión de transporte de cuatro motores especialmente diseñado. Fue equipado con varias características modernas, como un tren de rodaje completamente retráctil construido por Messier, que se operó hidráulicamente, y espacio de almacenamiento sin precedentes para un avión de transporte RAF. Se utilizaron aproximadamente 3,000 pies cúbicos de área no restringida para albergar varias cargas o pasajeros. La cabina estaba equipada con un piso de Plymax, completo con varios surcos, canales y puntos de amarre para asegurar bienes de diferentes tamaños, mientras que las paredes estaban insonorizadas y revestidas con madera contrachapada para mayor comodidad. El acceso principal es proporcionado por una puerta de carga en el lado de babor, que incorpora una puerta de paracaidista, mientras que una segunda puerta de paracaidista está presente en el lado de estribor; en el suelo, también se puede utilizar una rampa de despliegue rápido adecuada para vehículos de carretera. En servicio, la aeronave era operada típicamente por una tripulación de cinco personas; podría acomodar hasta 30 paracaidistas, 32 camillas y 28 víctimas sentadas, o un máximo de 50 tropas totalmente equipadas.



En términos de su estructura, el Hastings presenta un fuselaje circular de sección transversal, que se construye en tres secciones principales a partir de marcos que comprenden aleación laminada. [10] Los marcos suelen ser unidades de sección Z que utilizan miembros de placa intercostales, pero la caja del ala utiliza estructuras de sección I más grandes; estos soportan una cubierta de chapa metálica que se remacha directamente sobre las bridas del larguero. El diámetro externo máximo de 11 pies se mantiene para una porción larga de la longitud del fuselaje, que se extiende tanto hacia delante como hacia atrás del ala. Para que los Hastings puedan transportar cargas demasiado grandes para su interior, como los jeeps y algunas piezas de artillería, hay puntos de fijación fuertes en la parte inferior del fuselaje para la instalación de una plataforma portadora debajo del fuselaje.



El fuselaje está emparejado con un ala en voladizo de montaje bajo, la conexión entre los dos se allanó suavemente. Esta ala comprendía una estructura de mástil doble completa con costillas de diafragma interparras; los nervios del borde posterior terminan justo antes de las aletas ranuradas. Además, el borde delantero de la sección central del ala era fácilmente desmontable, proporcionando un fácil acceso a varios sistemas eléctricos y de control alojados dentro del ala. Los tanques de combustible de la aeronave están ubicados justo dentro de las góndolas internas del motor; dentro del ala se encontraban tuberías de eyector retráctiles, que se usaban para deshacerse del combustible cuando tal situación fuera necesaria en una situación de emergencia.




El Hastings fue impulsado por una disposición de cuatro motores radiales de válvula de manguera Bristol Hercules 101 montados en el ala. Estos motores se instalaron en el borde delantero del ala a través de huevos de potencia intercambiables; Las tomas de aire y los enfriadores de aceite controlados por termostato también estaban presentes dentro del ala. Un filtro de aire automatizado Vokes-build estaba presente en cada motor, típicamente desplegándose durante los aterrizajes y despegues. También se instalaron sistemas de detección de incendios para alertar a la tripulación de tales peligros, mientras que también se instalaron extintores alrededor de cada motor. Los motores conducían hélices hidromáticas de cuatro palas construidas por Havilland, que podrían ser emplumadas individualmente si fuera necesario.


Historia operacional

El Hastings se había puesto en servicio rápidamente con la RAF durante septiembre de 1948 debido a la necesidad apremiante de un avión de transporte adicional para satisfacer las demandas del puente aéreo de Berlín. Entre septiembre y octubre de 1948, el Escuadrón No. 47 reemplazó rápidamente su flota de Halifax A Mk 9s con Hastings; el escuadrón realizó su primera salida con el tipo a Berlín el 11 de noviembre de 1948. Durante el puente aéreo, la flota de Hastings se utilizó intensivamente, principalmente para transportar cargamentos de carbón a la ciudad; Antes del final de la crisis, dos escuadrones más, 297 y 53, estarían involucrados en el esfuerzo. La última salida del puente aéreo fue realizada por un Hastings, que tuvo lugar el 6 de octubre de 1949; según el historiador de aviación Paul Jackson, los 32 Hastings desplegados durante la operación habían entregado un total de 55,000 toneladas (49,900 toneladas) de suministros, durante el cual se perdieron dos aviones.



Un total de cien Hastings C1 y 41 Hastings C2 fueron adquiridos para el servicio con el Comando de Transporte de la RAF, quien comúnmente implementó el tipo en sus rutas de largo alcance, así como algunos usos como transporte táctico hasta mucho después de la llegada del turbopropulsor más rápido. Bristol Britannia en 1959. Un total de cuatro Hastings con configuración VIP fueron asignados al Escuadrón 24. Un ejemplo de este último uso fue durante la Crisis de Suez de 1956, durante la cual varios Hastings de 70, 99 y 511 Escuadrones dejaron paracaidistas en el aeródromo de El Gamil, Egipto.



Hastings continuó brindando apoyo de transporte a las operaciones militares británicas en todo el mundo durante los años cincuenta y sesenta, incluyendo la entrega de suministros a las tropas que se oponen a las fuerzas indonesias en Malasia durante la confrontación con Indonesia. A principios de 1968, Hastings fue retirado del Comando de Transporte de la RAF, momento en el cual fue reemplazado por el Lockheed Hercules, de fabricación estadounidense, y el Argosy Armstrong Whitworth AW.660 de fabricación británica, ambos nuevos transportes propulsados ​​por turbohélices.



Comenzando en 1950, el avión de reconocimiento meteorológico Met Mk.1 fue utilizado por 202 Squadron, con base en RAF Aldergrove, Irlanda del Norte; fueron utilizados por el Escuadrón hasta su disolución el 31 de julio de 1964, quedando obsoletos por la introducción de satélites meteorológicos. El Hastings T.Mk 5 permaneció en servicio como instructores de radar hasta bien entrada la década de 1970; La variante también se usó para otros fines durante este tiempo, como el transporte ocasional, la experiencia aérea y las misiones de búsqueda y rescate. El Hastings incluso se desplegó con fines de reconocimiento durante la Guerra del bacalao con Islandia durante el invierno de 1975–76; finalmente fue retirado del servicio el 30 de junio de 1977.



Además de su uso por la RAF, Hastings también fue adquirida por Nueva Zelanda, donde fueron operados por el 40 Escuadrón de la Real Fuerza Aérea de Nueva Zelanda (RNZAF). El servicio hizo volar el tipo hasta que fue reemplazado por el Lockheed C-130 Hercules de fabricación estadounidense en 1965. Cuatro aviones de transporte Hastings C.Mk 3 fueron construidos y suministrados a la RNZAF. Uno se estrelló en la Base Darwin de la RAAF y causó daños considerables a la red de abastecimiento de agua de la ciudad, su ferrocarril y la carretera hacia la ciudad. Los otros tres se dividieron en Base Ohakea de la RNZAF. Durante el período en que los motores tuvieron problemas con sus válvulas de manguito (dificultades con el aceite lubricante), el personal de RNZAF bromeó diciendo que el Hastings era el mejor avión con tres motores del mundo.


Variantes

Hastings C2 WD488
HP Hastings T5 TG517 en el Newark Air Museum

HP.67 Hastings
Prototipo, dos construidos.
HP.67 Hastings C1
Producción de aviones con cuatro motores Bristol Hercules 101, 94 construidos, todos posteriormente convertidos a C1A y T5.
HP. 67 Hastings C1A
C1 reconstruido a la norma C2
HP.67 Hastings Met.1
Versión de reconocimiento del clima para el Comando Costero, seis construidos.
HP.67 Hastings C2
Versión mejorada con plano posterior de área más grande montado más abajo en el fuselaje, mayor capacidad de combustible y con motores Bristol Hercules 106, 43 construidos y C1s se modificaron a esta norma como C1As.
HP.95 Hastings C3
Transporte de aviones para el RNZAF, similar al C2, pero tenía motores Bristol Hercules 737, cuatro construidos.
HP.94 Hastings C4
Versión de transporte VIP para cuatro VIPs y staff, cuatro construidos.
HP.67 Hastings T5
Ocho C1s convertidos para el Comando de Bombarderos de la RAF con radomo ventral para entrenar a las tripulaciones de V bombarderos en el Sistema de Bombardeo de Navegación (NBS).




Operadores


Nueva Zelanda

Royal New Zealand Air Force.
  • No. 40 Squadron RNZAF
  • No. 41 Squadron RNZAF 

Reino Unido

Royal Air Force.
  • No. 24 Squadron RAF
  • No. 36 Squadron RAF
  • No. 47 Squadron RAF
  • No. 48 Squadron RAF
  • No. 51 Squadron RAF
  • No. 53 Squadron RAF
  • No. 59 Squadron RAF
  • No. 70 Squadron RAF
  • No. 97 Squadron RAF
  • No. 99 Squadron RAF
  • No. 114 Squadron RAF
  • No. 115 Squadron RAF
  • No. 116 Squadron RAF
  • No. 151 Squadron RAF
  • No. 202 Squadron RAF
  • No. 242 Squadron RAF
  • No. 297 Squadron RAF
  • No. 511 Squadron RAF
  • Far East Communication Squadron RAF
  • Middle East Communication Squadron RAF
  • No.230 Operational Conversion Unit RAF
  • No.240 Operational Conversion Unit RAF
  • No.241 Operational Conversion Unit RAF
  • Bomber Command Bombing School RAF
  • Strike Command Bombing School RAF
  • Central Signals Establishment RAF
  • Aeroplane & Armament Experimental Establishment RAF
Royal Aircraft Establishment.
  • Meteorological Research Flight

Accidentes e incidentes

  • 16 de julio de 1949: Hastings TG611 perdió el control durante el despegue en el aeropuerto de Berlín-Tegel y se lanzó al suelo debido a un recorte incorrecto de la cola; los cinco tripulantes murieron.
  • 26 de septiembre, 1949. Hastings TG499 se estrelló después de que el maletero se desprendiera y golpeara la cola en pleno vuelo; los tres tripulantes a bordo murieron.
  • 20 de diciembre de 1950: Hastings TG574 perdió una hélice en vuelo, que penetró en el fuselaje y mató al copiloto. El avión se desvió a Benina, Libia, e intentó un aterrizaje de emergencia, durante el cual se volcó sobre su espalda. Un total de cinco de los siete miembros de la tripulación murieron, pero los 27 pasajeros (todos los equipos de "deslizamiento" que regresan) sobrevivieron.
  • 19 de marzo de 1951: Hastings WD478 se estancó en el despegue en la RAF Strubby; Tres tripulantes murieron.
  • 16 de septiembre de 1952: Hastings WD492 experimentó un apagón y se estrelló en Northice, Groenlandia. Tres soldados resultaron heridos durante el incidente, pero toda la tripulación se recuperó de manera segura por el Rescate de la Fuerza Aérea de EE. UU. en Thule.
  • 12 de enero de 1953: Hastings C1 TG602 se estrelló en Egipto después del despegue de la Royal Air Force Fayid cuando el ascensor y el plano de cola se separaron; Los cinco tripulantes y cuatro pasajeros murieron.
  • 22 de junio de 1953: el Hastings WJ335 se estancó y se estrelló en el despegue en la Royal Air Force Abingdon después de que los candados de control del ascensor se hubieran dejado enganchados. Los seis tripulantes murieron.
  • 23 de julio de 1953: Hastings TG564 se estrelló al aterrizar en Kai Tak con una muerte en tierra y el avión se apagó por completo. El vuelo se dirigía hacia el exterior para una operación de evacuación por accidente de Corea al Reino Unido.
  • 2 de marzo de 1955: el Hastings WD484 se estancó y se estrelló en el despegue en la RAF Boscombe Down debido a que los controles del elevador estaban bloqueados; los cuatro tripulantes murieron.
  • 9 de septiembre de 1955: Hastings NZ5804 perdió potencia en tres motores debido a múltiples choques de aves y se estrelló justo después del despegue de Darwin, Australia. 25 tripulantes y pasajeros sobrevivieron.
  • 13 de septiembre de 1955: Hastings TG584 perdió el control al intentar sobrepasar a RAF Dishforth y se estrelló; cinco murieron
  • 9 de abril de 1956: el tren de aterrizaje de Hastings WD483 se derrumbó al aterrizar y se estrelló al aterrizar. No hay muertes.
  • 29 de mayo de 1959: Hastings TG522 se detuvo y se estrelló al aproximarse al aeropuerto de Jartum, Sudán, después de una falla en el motor. Los cinco tripulantes murieron, 25 pasajeros sobrevivieron.
  • 1 de marzo de 1960: Hastings TG579 se estrelló en el mar 1.5 millas al este de Gan, Maldivas, en una violenta tormenta tropical. Los seis tripulantes y 14 pasajeros sobrevivieron.
  • 29 de mayo de 1961: el Hastings WD497 se estancó y se estrelló en Singapur después de que un motor perdió la potencia; 13 murieron.
  • 10 de octubre de 1961: Hastings WD498 se estancó y se estrelló en el despegue de la RAF El Adem, Libia después de que el asiento del piloto se deslizó hacia atrás. Diecisiete de los 37 ocupantes murieron.
  • 17 de diciembre de 1963: Fallo del motor Hastings C1A TG610 durante el aterrizaje de 'roller' en Thorney Island, Sussex. Un avión chocó y destruyó un edificio de servicio de radio, matando a uno de los ocupantes e hiriendo a cuatro. La tripulación resultó ilesa.
  • 6 de julio de 1965 - Hastings C1A TG577, saliendo de RAF Abingdon en una caída de paracaídas, se estrelló en Little Baldon, Oxfordshire, con la pérdida de 41 vidas. La causa fue la fatiga del metal de dos de los pernos del elevador.
  • 4 de mayo de 1966: Hastings TG575 fue cancelado cuando el tren de aterrizaje se derrumbó al aterrizar en El Adem, Libia.

Especificaciones (Hastings C.2)


Datos de Jane's All The World Aircraft


Características generales

Tripulación: cinco (piloto, copiloto, operador de radio, navegante e ingeniero de vuelo)
Capacidad:
  • 50 tropas o
  • 35 paracaidistas o
  • 32 camillas y 29 sentados heridos.
Carga útil máxima de 20,311 lb (9,213 kg)
Largo: 81 pies 8 pulgadas (24.89 m)
Envergadura: 113 pies 0 in (34.44 m)
Altura: 22 pies 6 pulg. (6.86 m)
Área de ala: 1.408 pies cuadrados (130.8 m2)
Relación de aspecto: 9.08: 1
Perfil: NACA 23021 en la raíz, NACA 23007 en la punta
Peso en vacío: 48,472 lb (21,987 kg) (equipado, carguero)
Peso máximo de despegue: 80,000 lb (36,287 kg)
Capacidad de combustible: 3,172 imp gal (14,420 l; 3,809 US gal)
Motores: 4 × Bristol Hercules 106 motores radiales enfriados por aire de dos cilindros y 14 cilindros, 1,675 hp (1,249 kW) cada uno
Hélices: velocidad constante de 4 palas de Havilland, 13 pies 0 pulg. (3,96 m) de diámetro


Rendimiento

Velocidad máxima: 560 km / h a 22,200 pies (6,800 m)
Velocidad de crucero: 468 km / h; 253 kn) a 15,200 pies (4,600 m) (mezcla débil)
Rango: 2,720 km (carga útil máxima), 4,250 mi (3,690 nmi; 6,840 km) (combustible máximo, 7,400 lb (3,400 kg) de carga útil)
Techo de servicio: 8,100 m
Velocidad de ascenso: 1,030 ft / min (5.2 m / s)
Tiempo de altitud: 26 minutos a 26,000 pies (7,900 m)
Carrera de despegue a 50 pies (15 m): 1,775 yd (5,325 pies; 1,623 m)
Carrera de aterrizaje desde 50 pies (15 m): 1,430 yd (4,290 pies; 1,310 m)