sábado, 7 de mayo de 2022

Malvinas: Halcones aeronavales

Halcones con las Alas Rotas: La 3ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque en Malvinas

9 de agosto de 1981, el 3-A-303 cortando el cable de frenado, instantes después caería al mar. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

Los meses previos

Domingo 9 de agosto de 1981 a bordo del A4Q 3-A-303 EL Capitán de Corbeta Rodolfo Castro Fox se encontraba efectuando recalificación a bordo del Portaaviones ARA 25 De Mayo, ya había completado dos enganches en el 3-A-307 durante la mañana.

El portaaviones aumentaba rápidamente su tamaño; al momento del toque en cubierta con un movimiento mecanizado de la mano izquierda, acelerador al 100 por ciento al mismo tiempo freno de picada adentro para poder despegar de nuevo en caso de que el avión no enganchara.

Simultáneamente comenzó la desaceleración del avión. Había tomado el cable número tres, en el eje de la pista.

La nariz del avión ahora baja, se estremecía con movimientos laterales oscilantes a consecuencia de la gran desaceleración que sufría al detenerse las 14.500 libras de peso del avión a una velocidad relativa de 100 nudos en una distancia inferior a los 60 metros.

Al frente el océano, separado por escasos metros de cubierta.

Súbitamente, cuando estaba a muy poca velocidad y reduciendo el acelerador hacia el mínimo, el avión se había liberado del cable al cortarse el mismo y aceleraba su carrera. Acelerador al 100 por ciento por el hábito adquirido en los toques y siga o «bolters» sobre cubierta.

Sin velocidad suficiente para despegar de nuevo, inmediatamente redujo de nuevo el acelerador al mismo tiempo que ponía pie derecho para tratar de llevarlo hacia el eje de la pista axial y tener mayor espacio para intentar frenarlo. Allí tendría unos 50 metros más de cubierta, pero la velocidad era excesiva y el avión derrapaba hacia la banda de babor. El señalero por radio gritaba «¡Eyecte – Eyecte!”, con la mano derecha accionó la palanca inferior del asiento de eyección, una sorda explosión y la cabina accionada por el cohete que había disparado se desprendió hacia atrás.

El avión continuó su carrera hacia el fin de la pista angulada; la rueda de nariz se hundió en el balcón de ese sector y el avión pasó sobre un montaje antiaéreo de 40 mm, al mismo tiempo que giraba bruscamente a la izquierda por ser la rueda de ese lado la primera en perder contacto con la pista.

Cayó al mar desde 13 metros con el avión invertido y fuertemente sujeto al asiento de eyección con las correas superiores e inferiores. No habían transcurrido 5 segundos desde el momento que el cable se había cortado, el piloto perdía el conocimiento al impactar contra el agua.

Al golpear el avión contra el agua en posición de nariz abajo, invertido se produjo la eyección del asiento disparado como un torpedo hacia el fondo del mar propulsado por el cohete que en ese momento encendió. El asiento prosiguió, a través de los diferentes cartuchos explosivos, con su secuencia que destraba el correaje al torso, inflado de las vejigas para separar al piloto del asiento e inicia la salida del pilotín extractor del paracaídas.

Vestido con traje anti exposición que retiene aire entre el cuerpo y la tela, más el resto del equipo de vuelo: torso, chaleco de supervivencia y anti-g aún secos, comenzó un lento ascenso hacia la superficie por la flotabilidad positiva.

3-A-303 luego de ser recuperado del mar. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

Inmediatamente el Alouette en estación de rescate se acercó y dos nadadores se arrojaron al mar, para luego de desprenderlo del paracaídas, pasar la eslinga de rescate bajo los hombros.

Fue izado con el guinche del helicóptero al mismo tiempo que iniciaba su traslado, inconsciente y con el hombro luxado, sus brazos se alzaron dejando deslizar la eslinga y nuevamente cayó al mar. Esta vez debieron sacarlo de debajo de la superficie, pues con el equipo mojado ya no tenía flotabilidad positiva y habían cometido el error de no inflar el chaleco salvavidas.

Cuando lo depositaron en la cubierta de vuelo la primera maniobra fue sacar toda el agua que había en el interior del traje y rápidamente por el ascensor de proa en cubierta de vuelo y llevarlo en camilla hacia el quirófano.

En ese camino sufrió el primer paro cardiorrespiratorio, del cual lo recuperaron.

Fue trasladado en un helicóptero Sea King en horas de la noche hacia el Hospital Naval de Puerto Belgrano distante unas 100 millas.

El estado de su brazo izquierdo era una evidencia de la fuerza con que el asiento abandonó al avión. Tenía la mano izquierda sobre el acelerador, lo que es un grave error en la eyección, y el antebrazo sufrió las consecuencias de salir entre medio del costado interno de la cabina y la superficie lateral del asiento que dejan un escaso espacio. Sufrió fracturas de cúbito, radio y troquiter, además de la luxación escapulo humeral.

En el quirófano sufrió el segundo paro cardiorrespiratorio del cual también salió.

Presentaba Politraumatismo, Asfixia por inmersión, Pulmón en shock, Paro cardiorrespiratorio, Traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento; Traumatismo biorbitario, Fractura cúbito radial y costilla izquierda, Luxación glenohumeral anterior izquierda, Herida submentoniana, supreauricular y palperal izquierda, Hematoma bipalperal; Equiomosis conjuntiva bilateral y escoriaciones múltiples, según lo informaba en el parte de accidente el entonces Capitán de Corbeta Médico Edgar Coria, quien me había atendido junto a los médicos del Grupo Aeronaval.

Esa noche ingresaba a la sala de Terapia Intensiva del Hospital, donde permanecería durante cuatro días.

Superado el riesgo mayor de las posibles complicaciones pulmonares o renales, comenzó la recuperación del brazo izquierdo. Operado con clavos tutores en ambos huesos del antebrazo, estrenó un yeso que llevaría durante más de tres meses con modificación de posturas y tamaños.

Declarado sin servicio para el vuelo, cada dos meses pasaba por la Junta de Reconocimientos Médicos, que informaba sobre su recuperación sin secuela de los diversos traumatismos, escoriaciones, neumonitis intersticial, etc., pero seguía afectado el brazo izquierdo y de tal manera que existían grandes restricciones de movimiento.

Concurría a la Escuadrilla para realizar las tareas de Segundo Comandante.

En los primeros días de diciembre de 1981 y una semana después de sacarle el yeso, asumía el comando de la Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque. Con la mano izquierda tenía dificultades para sostener la espada durante la ceremonia en la que el Capitán de Corbeta Jorge A. Philippi le entregaba el Comando para irse destinado a la Base de Río Grande.

El Comando de la Escuadrilla tomo conocimiento de las operaciones a realizar el 26 de marzo. No obstante, la mayoría de los pilotos se enteraron a bordo del A.R.A.”25 De Mayo» de la tarea a realizar.

La Escuadrilla de Castro Fox iniciaba el año prácticamente sin aviones operativos y el consiguiente cierre de esta ante la reciente adquisición de los flamantes Super Etendard y sus misiles AM-39 Exocet.

El panorama era desastroso: los aviones excedidos de su vida útil, alas fisuradas, los cañones no funcionaban por las pérdidas de nitrógeno de las bochas recuperadoras y los cohetes de los asientos eyectores vencidos.

A favor tenía una invaluable ventaja: sus pilotos habían desarrollado una doctrina propia de combate a unidades aeronavales en mar abierto. Esta doctrina se basaba en el libro de estadística “Montecarlo”, cuyo autor era el decano del departamento de Matemática de la Universidad Nacional del Sur (UNS) Gerardo Sylvester, aviador naval retirado y padre del Teniente de Navío Roberto Gerardo Sylvester, piloto de la unidad. [nota del administrador: El profesor Sylvester fue profesor mío también en la UNS]

3-A-301 catapultando del Portaaviones ARA 25 de Mayo. (Foto archivo MUAN)

El 29 de marzo embarcaron, con cohetes eyectores prestados por la Fuerza Aérea Argentina, los 3 únicos aviones en servicio (3-A-302/3-A-305/3-A-312), en el Portaaviones A.R.A.”25 De Mayo» incorporándose al Grupo Aeronaval Embarcado.

De 10 A-4Q «Skyhawk» asignados el estado del material era el siguiente:

  • 3-A-301 sin servicio con fisuras en el larguero principal del ala
  • 3-A-302 en servicio
  • 3-A-304 sin servicio con fisuras en el larguero principal del ala
  • 3-A-305 en servicio
  • 3-A-306 sin servicio con fisuras en el larguero principal del ala
  • 3-A-307 sin servicio con fisuras en el larguero principal del ala
  • 3-A-308 sin servicio y sin posibilidades de recuperarlo a corto o mediano plazo
  • 3-A-309 sin servicio y sin posibilidades de recuperarlo a corto o mediano plazo
  • 3-A-312 en servicio
  • 3-A-314 sin servicio con fisuras en el larguero principal del ala

Embarcaron los siguientes pilotos:

  • Capitán De Corbeta Rodolfo Castro Fox
  • Capitán De Corbeta Carlos Zubizarreta
  • Teniente De Navío Marco Aurelio Benítez
  • Teniente De Navío Roberto Gerardo Sylvester
  • Teniente De Navío Carlos Lecour
  • Teniente De Fragata Marcelo Márquez
  • Teniente De Corbeta Félix Medici

Se le asignaron tareas de cobertura a la Fuerza de Tareas Anfibias, ataque a blancos de superficie y apoyo aéreo cercano si era requerido.

La Unidad no operó durante la reconquista de las Islas por no haber sido necesario.

Los aviones regresaron a la Base Aeronaval Comandante Espora el 6 de abril.

De regreso a puerto y gracias a un inmenso esfuerzo logístico tanto del personal de mantenimiento de la unidad como del Arsenal Aeronaval N°2 y del Taller Aeronaval Central, a través del reemplazo de cinco alas completas que se hallaban fisuradas, se logró pasar de tres a ocho aeronaves en servicio.

Entre el 6 de abril y el 17 de abril se cumplieron las siguientes tareas:

Se incorporaron cinco pilotos calificados en A4Q que se encontraban destinados fuera de la unidad.

3-A-302 próximo a enganchar en el Portaaviones ARA 25 de Mayo. (Foto Museo de la Base Naval Puerto Belgrano vía Lorenzo Borri)

Se alistaron cinco aviones más totalizando el máximo posible, ocho unidades.

La Escuadrilla se adiestró para ejecutar operaciones de ataque a Unidades de Superficie, apoyo aéreo directo y defensa contraérea, todo en condiciones diurnas.

Se adiestraron en operaciones de reaprovisionamiento en vuelo con el KC- 130, las que efectuó con los SUE el 10 y el 17 de abril.

En el polígono de Isla Verde, se intensificaron las ejercitaciones de armas para lanzamiento rasante de bombas retardadas en reguero.

Se adiestraron todos los pilotos en práctica en tierra de aterrizaje en portaaviones (PTAP) y en maniobras de combate aéreo.

Operaciones a bordo del portaviones ARA “25 de Mayo” (18 de abril/26 de abril)

El 18 de abril la Escuadrilla embarcó en el portaaviones con ocho aviones y once pilotos.

Durante la navegación se recalificaron todos los pilotos, incluyendo los recientemente incorporados.

Se realizaron ejercitaciones de ataque a unidades de superficie tipo 42 (A.R.A. «Hércules» y «Santísima Trinidad») y en guiado de aviones con S-2E Tracker.

Para ejercicios conjuntos de ataque y defensa de unidades de superficie se efectuaron interceptaciones a «aviones atacantes» pertenecientes a la Fuerza Aérea, que operaban desde aeródromos en tierra.

La Escuadrilla desembarcó el 26 de abril, instalándose equipos de navegación VLF OMEGA en dos aviones y receptores de Sonoboyas en otros dos, a fin de mejorar la navegación y recalada sobre el avión guiador.

Operaciones a bordo del portaviones ARA “25 de Mayo” (28 de abril/09 de mayo)

La unidad volvió a embarcar el 28 de abril en el portaaviones, que se incorporó a la FT 79.

Embarcaron doce pilotos: Capitán de Corbeta Alberto Philippi, Capitán de Corbeta Rodolfo Castro Fox, Capitán de Corbeta Carlos Zubizarreta, Teniente de Navío Benito Ítalo Rótolo, Teniente de Navío Oliveira, Teniente de Navío Marco Aurelio Benítez, Teniente de Navío Roberto Gerardo Sylvester, Teniente de Navío César Arca, Teniente de Navío Carlos Lecour, Teniente de Fragata Alejandro Olmedo, Teniente de Fragata Marcelo Márquez, Teniente de Corbeta Félix Medici y los ocho aviones.

Destacable actitud tuvo el Capitán de Corbeta Alberto Philippi, quien siendo mas antiguo que Castro Fox se le subordinó como piloto adscripto ocupando un puesto de menor jerarquía.

Durante la navegación se cubrió guardia de interceptor listo en cubierta (ILC), con dos aviones a 5 minutos del catapultaje, de ataque anti superficie con cuatro aviones en configuración bombas (6 Mk. 82) y un avión lanzador de chaff a 30 minutos de alerta.

El octavo avión estaba en configuración de tanque para reaprovisionamiento en vuelo.

El 1 de mayo a 1513 hs. El “Tracker“ 2-AS-23 (Capitán De Corbeta Dabini) obtuvo contacto con siete blancos estimados como la Fuerza de Tarea inglesa en latitud 49º34′(S) longitud 57º10′(W). A 2300 hs. Mantiene el contacto en latitud 50º00′(S) longitud 56º25′(W) localizando un blanco grande y tres medianos.

A 1530, ante contactos desconocidos en el radar aire, se lanzó la sección ILC de guardia (Capitán De Corbeta Philippi y Teniente De Corbeta Medici F.) Interceptando aviones Canberra de la Fuerza Aérea que regresaban a la Base Aeronaval Almirante Zar en Trelew luego de operar en la zona de Malvinas. Uno de estos aviones había sido derribado al norte de las islas, destacándose el Aviso A.R.A. «Alférez Sobral» para el rescate de los dos tripulantes. El buque fue atacado con misiles lanzados por helicópteros falleciendo su comandante y siete hombres de la tripulación.

Por operar sin aeródromo de alternativa se mantuvo el avión tanquero en vuelo, listo a realizar reabastecimiento en el aire.

Ante las localizaciones de los S-2E a 1513 y 2300 del 1° de mayo, el comandante de la Flota De Mar ordenó planificar un ataque en las primeras horas del 2 de mayo.

Se alistaron seis A-4Q configurados con 4 bombas Mk. 82 de 250 kg c/u:

3-A-301 (Capitán de Corbeta Castro Fox), 3-A-314 (Teniente de Fragata Márquez), 3-A-302 (Teniente de Navío Benítez), 3-A-306 (Teniente de Navío Oliveira), 3-A-312 (Teniente de Navío Lecour) y 3-A-305 (Teniente de Navío Sylvester).

El plan era atacar con 6 aviones, manteniendo uno de reserva y el último como avión-tanquero, para reaprovisionar a los demás.

Con 12 pilotos, la Escuadrilla organizó dos grupos de 6 para cubrir la guardia en caso de ordenarse un ataque; estos eran los pilotos de guardia.

20 de mayo de 1982, última foto tomada a la totalidad de los pilotos de la EA33, al día siguiente moriría en combate el Teniente de Fragata Marcelo Márquez y derribados el Capitán de Corbeta Philippi y Teniente de Navío Arca. Atrás de izquierda a derecha: Teniente de Fragata Márquez, Teniente de Navío Lecour, Teniente de Navío Oliveira, Capitán de Corbeta Zubizarreta, Capitán de Corbeta Philippi, Capitán de Corbeta Castro Fox, Teniente de Navío Rótolo, Teniente de Navío Benitez En cuclillas de izquierda a derecha: Teniente de Corbeta Félix Medici, Teniente de Navío Sylvester, Teniente de Navio Arca, Teniente de Fragata Olmedo. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

Según las tablas de probabilidades, y considerando la defensa antiaérea y contraérea británica, de los 6 aviones que despegaban (24 bombas) solamente 4 llegaban a poder lanzar (16 bombas) y regresarían al portaaviones 2 aviones.

De las 16 bombas lanzadas, había una probabilidad de impacto del 25% (4 bombas de 250 kg).

Este daño podía llegar a neutralizar a un portaaviones, justificando la pérdida de 4 aviones.

Durante la noche comenzó a calmar el viento, caso poco usual en el Atlántico Sur. Este hecho, sumado a la distancia a la cual se debía efectuar el ataque, motivó que se debieran aligerar los aviones de bombas, ya que no se podía hacerlo con el combustible, a fin de estar en peso de catapultaje.

Próximo a la hora del catapultaje, el viento era nulo, por lo que los aviones debían salir con una sola bomba cada uno, lo que hacía que las probabilidades de impacto y de daños fueran mínimas. (1 bomba de las 4).

Se corría un gran riesgo de pérdida de aviones propios, con una escasa probabilidad de éxito, por lo que se canceló la operación.

Esos 8 A-4Q era todo lo que tenía la Armada en ese tipo y la guerra recién empezaba. Las acciones del Estrecho de San Carlos demostraron el rendimiento de la Escuadrilla.

El día 1° de mayo el Portaaviones estaba situado en un área al Este de Puerto Deseado, unas 120 millas mar adentro, fuera de la zona de exclusión de 200 millas impuesta por los ingleses.

Mantuvo una guardia de interceptores listos en cubierta (ILC) consistente en dos A4Q equipados con cañones y dos misiles Sidewinder AIM-9 B cada uno, a cinco minutos de aviso para el despegue.

El avión del líder debería estar en catapulta con la prueba de motor y equipos realizada, en enlace radial con la torre de control (TOCO) y la Central de Informaciones de Combate (CIC) por donde el piloto recibía periódicamente actualización de la información relacionada con el despegue y los blancos.

En dos oportunidades sonó la alarma de ataque aéreo ante la aparición de blancos aéreos no identificados y se ordenó el despegue de la PAC, pero los «incursores» resultaron ser aviones de la Fuerza Aérea, que en su vuelo desde Comodoro Rivadavia o Río Deseado hacia las islas para repeler el ataque inglés que se llevaba a cabo en esos momentos, pasaban en las proximidades de la Fuerza Naval Argentina.

A mediodía fue catapultado un Tracker (2-AS-23-Capitán De Corbeta Dabini) para búsqueda de superficie, quien informó contacto con la fuerza inglesa a 1513 hs., (Pos. Latitud 49º34′ S, Longitud 57º10′ W).

A 1555 hs., la FT79 recibió el siguiente mensaje del CTOAS: «Enemigo atacando, queda en libertad de acción».

La FT79 puso rumbo hacia una posición relativa favorable para lanzar su ataque, navegando a 18/20 nudos en formación con cortinado circular antisubmarino anti superficie donde el «25 DE MAYO» era el núcleo.

Se ordenó a los A4Q prepararse para un eventual ataque anti superficie antes de la puesta de sol.

La tripulación de guardia que en ese momento concurrió a la conferencia prevuelo estaba integrada por:

Capitán De Corbeta Philippi, Teniente De Corbeta Medici, Teniente De Navío Olmedo, Teniente De Navío Arca, Teniente De Fragata Márquez, Teniente De Navío Lecour

La distancia entre las dos fuerzas navales (+200 MN) era superior al radio de acción de los A4Q para esa configuración de armamentos y perfil de vuelo (150 Mn) y que el tiempo disponible antes de la puesta de sol (18:00 hs,) no daba para acortar distancias, el vuelo fue demorado (el A4Q no operaba nocturno).

26 de mayo de 1982, personal subalterno de la EA33 posa delante de sus aviones. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

Aproximadamente a 18:00 hs. La FT79 cayó al Rumbo Sur, manteniendo el zigzag, en la búsqueda de una posición favorable para el lanzamiento de aviones sobre la posición de la fuerza enemiga, que sería actualizada por el Tracker explorador en la madrugada siguiente.

El nuevo trozo de guardia de la Escuadrilla, integrado por:

Capitán De Corbeta Castro Fox, Teniente De Navío Márquez, Teniente De Navío Benítez, Teniente De Navío Oliveira, Teniente De Navío Lecour, Teniente De Navío Sylvester

Concurrió a la Sala Prevuelo para recibir la información necesaria para el ataque de la mañana. Catapultaje crepuscular a 06:00 hs. Los dos señaleros quedarían abordo (Capitán de Corbeta Zubizarreta, Teniente de Navío Rótolo). Misma configuración de ataque.

Luego comenzó a bajar el viento, hasta que se canceló el ataque por poco redituable.

Durante el resto del día (0730 a 1800) se mantuvieron dos ILC y seis con bombas (MK-82) a 5 y 30 minutos del despegue respectivamente.

A 0900 se catapultó el 3-A-304 (Capitán de Corbeta Philippi) de guardia ILC, mientras el 3-A-307 (Teniente de Corbeta Félix Medici) debió abortar por fallas. A 1100 se catapultó el 3-A-307 (Teniente de Fragata Márquez), abortando por fallas el 3-A-304 (Capitán de Corbeta Castro Fox).

En ambos casos las alarmas eran producidas por aviones de la Fuerza Aérea que regresaban al continente. Este era uno de los problemas de falta de coordinación que el Grupo Asesor Naval en la FAS trataba de solucionar.

El 3 de mayo de 0730 a 1330 se cubrió una guardia de ILC (2 aviones a 5 minutos) en turnos de 1h 30 m por piloto y 6 aviones para ataque anti superficie (3-A-301, 3-A-302, 3-A-312, 3-A-306, 3-A-305 y 3-A-314) en turnos de 3 hs. Por piloto.

A partir de 1330, habiendo iniciado la Fuerza de Tareas 79 el repliegue, se incrementó el mínimo de secciones ILC a dos (3-A-304 y 3-A-307, 3-A-314 y 3-A-312).

De esta manera el número de atacantes también quedó en cuatro (3-A-301, 3-A-302, 3-A-305 y 3-A-306).

Una sección del primer turno 3-A-304 (Capitán de Corbeta Philippi) y 3-A-307 (Teniente de Corbeta Medici) y las dos del último 3-A-304 (Capitán de Corbeta Zubizarreta), 3-A-307 (Teniente de Fragata Olmedo) y 3-A-314 (Teniente de Navío Lecour) fueron catapultadas y vectoreadas a lo que resultaron ser aviones de la Fuerza Aérea.

Desde el 4 al 8 de mayo se mantuvo sólo una sección de ILC.

El 9 los 8 aviones aterrizaron sin novedad en la Base Aeronaval Comandante Eespora a las 1630.

Operaciones desde Río Grande (12 de mayo/22 de junio)

Ante la nueva situación, el Comando De La Aviación Naval ordenó desplegar la Escuadrilla a la Base Aeronaval Almirante Quijada en Rio Grande.

El 12 de mayo despegaron los 8 aviones (en 4 secciones) de Comandante Espora entre 0900 y 0930.

Dos secciones (4 aviones) debieron regresar a Comandante Espora por fallas, los otros cuatro aterrizaron en Río Grande entre 1300 y 1330.

De los que regresaron por fallas, dos arribaron a Río Grande el 13 y los dos restantes, el 14. Todos ellos acompañados por el avión de transporte, llevando personal y material.

De esta forma, la Escuadrilla completó sus 8 aviones y 12 pilotos.

A partir de la mañana del 14 se comenzó a cubrir guardia en configuración de ataque con 4 bombas MK-82 Snakeye y dos tanques auxiliares de 300 galones de combustible.

Se armó una división para cumplir la misión que se ordenara, uno de reserva y otro con sistema de reaprovisionamiento en vuelo a fin de asistir a los que regresara con problemas de combustible, ya que se iba a operar en el límite del radio de acción.

Desde el 15 de mayo, se mantuvieron 6 aviones en configuración de ataque, más el de reserva y el tanquero.

A tal efecto se organizaron dos divisiones con los siguientes pilotos:

División 1                                                                                    División 2

1- Capitán De Corbeta Castro Fox                                              1- Capitán De Corbeta Philippi

2- Teniente De Corbeta Medici F.                                               2- Teniente De Fragata Márquez

3- Teniente De Navío Benítez                                                     3- Teniente De Navío Arca

4- Capitán De Corbeta Zubizarreta                                             4- Teniente De Navío Rótolo

5- Teniente De Navío Olmedo                                                    5- Teniente De Navío Lecour

6- Teniente De Navío Oliveira                                                     6-Teniente De Navío Sylvester18 de mayo de 1982, el 3-A-302 averiado en Río Grande. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

El día 18 en un incidente durante la puesta en marcha, se averió el tanque de reaprovisionamiento en vuelo del 3-A-302. Ello significó operar por el resto del conflicto sin este valioso sistema.

Se intentó verificar la posibilidad de operación coordinada con SUE.

Para ello el 19 se realizó un vuelo de 2 A-4Q (Capitán De Corbeta Philippi – Teniente De Corbeta Medici F.) Y 1 Sue (Capitán De Corbeta Curilovic).

Aquí es de destacar la permanente integración, intercambio de información y asesoramiento entre la 2ª y 3ª Escuadrillas y el Grupo de aviones MV Dagger de la Fuerza Aérea.

El día 20 volvió a quedar en servicio el 3-A-302 (Teniente De Navío Rótolo) pero sin su sistema de reaprovisionamiento.

El 21 de mayo, las fuerzas británicas desembarcaron en San Carlos.

El primer aviso de que algo estaba pasando lo dio el Teniente 1º Esteban del Regimiento 25 de Infantería, quien estaba destacado con una patrulla en las proximidades de la Estancia San Carlos y a las 08:10 hs. Informó a Puerto Argentino que había avistado cinco buques entrando por el NE del estrecho.

Se ordenó despegar una sección de aviones MC-33, de la que finalmente despegó sólo uno. (4-A-115).

Este avión debía efectuar un reconocimiento armado en la zona e informar al Comando de la Agrupación Malvinas.

Arribado a la zona, el piloto (Teniente De Navío Owen Crippa) confirmó y detalló el desembarco y su magnitud.

Esta información, retransmitida al Comando del Teatro del Atlántico Sur, permitió aclarar la situación e iniciar los ataques aéreos.

Completando la situación, Puerto Argentino informó que a las 10:00 hs, el Portaaviones HMS «Invincible» se encontraba estacionado a 90 millas al NE y mantenía simultáneamente tres PAC (Patrulla Aérea de Combate) estacionadas 3 millas al W de San Carlos.

Con la primera información, el Comando De La Aviación Naval ordenó un ataque a blancos de superficie en la zona del desembarco, por lo que a 1010 hs. Despegó la 1ª División para atacar unidades navales en el Estrecho de San Carlos.

  • 3-A-301 Capitán De Corbeta Castro Fox
  • 3-A-307 Teniente De Corbeta Medici F.
  • 3-A-312 Teniente De Navío Benítez
  • 3-A-306 Capitán De Corbeta Zubizarreta
  • 3-A-304 Teniente De Navío Olmedo
  • 3-A-305 Teniente De Navío Oliveira

Castro Fox, líder de la primera división, no estaba habilitado para realizar operaciones aéreas con prohibición de hacerlo debido a las disminuciones físicas que había sufrido el año anterior. Castro Fox informó a sus superiores que, a pesar de la prohibición de volar, el se veía obligado a desobedecer porque como líder de su unidad, no podía mandar a sus pilotos al combate si no iba con ellos.

Cuando ingresó a la cabina de su avión, el mecánico debió ayudarlo a asegurar el arnés y cerrar la cabina porque no tenía pleno uso de su brazo izquierdo.

El líder y sublíder (3-A-301 y 3-A-306) tenían los aviones equipados con los dos únicos VLF con que contaba la Escuadrilla.

La 3ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque planificó la operación con dos secciones de tres aviones cada una, despegando de Río Grande a las 10:10 hs.

Solamente el líder de cada sección tenía equipo de navegación VLF, que daba indicaciones erróneas.

Los seis aviones recalaron en un punto no previsto, buscaron durante 15 minutos y debieron regresar por autonomía, ya que no se efectuó reaprovisionamiento en vuelo, aterrizando en Río Grande a las 12:10 hs.

Al mediodía, la Fragata HMS «Ardent» (F-184), cuyo Comandante era el Capitán de Fragata Alan West, que cumplía tareas de apoyo al desembarco, fue atacada por dos Pucara (Mayor Tomba y 1er. Teniente Micheloud) del Grupo 3.

Capitán de Corbeta Rodolfo Castro Fox en la cabina de su avión habitual, el 3-A-301. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

La fragata estaba en la Bahía Ruiz Puente y cuando los avistó, abrió el fuego con su cañón de 4,5 pulgadas. Los aviones se retiraron, pero volvieron a aproximarse, de modo que el buque les lanzó un Sea Cat, por lo que los Pucara volvieron a retirarse.

Cuando regresaban, el Mayor Tomba fue derribado pudiendo eyectarse sin consecuencias.

Poco tiempo después, entraron por el Sur del Estrecho dos A4B (Capitán Carballo – Alférez Carmona) del Grupo 5 de Caza.

Por equivocación, el Alférez Carmona lanzó sus bombas al Rio Carcarañá que estaba varado en la costa por ataques anteriores de Harrier. El líder le ordenó regresar, ya que se había quedado sin munición.

El Capitán Carballo avistó a la Ardent y la atacó con sus dos bombas de 500 kg., mientras la fragata le disparaba con sus ametralladoras.

Las dos bombas horquillaron el buque sin obtener impacto y el A4B se retiró perseguido por dos Harrier, que lo perdieron.

Aproximadamente a 1400, la Ardent fue atacada nuevamente, esta vez por tres M-V (Capitán Mir González – Capitán Robles Y Teniente Bernhardt) del Grupo 6 de Caza.

El buque recibió un impacto de bomba de 500 kg. En popa, que le dejó fuera de servicio el lanzador de Sea Cat y el helicóptero Sea Lynx (XZ 244).

En Rio Grande, a las 11:45 hs. Se recibió la información que a las 12:05 hs. Atacaron San Carlos 8 A-4C, a las 12:50 hs. 8 A-4-B y a las 13:30 hs. 10 M-5, todos de la Fuerza Aérea.

A las 14:00 hs.  Personal del Ejercito que estaba en Puerto Howard avistó a 7 millas al sur una fragata averiada navegando hacia el SE (Sería la «Ardent» después del ataque de los M-5).

El buque no contaba con su sistema Sea Cat, no tenía hangar ni helicóptero y su cañón de 4,5 pulgadas no tenía posibilidades de ser amunicionado, pero podía seguir navegando sin problemas y a máxima velocidad.

El Comando De La Aviación Naval ordenó un nuevo ataque por la tarde.

La Escuadrilla volvió a organizarse en dos secciones de tres aviones compuestas por:

1ª Sección:

  • 3-A-307 Capitán De Corbeta Philippi
  • 3-A-314 Teniente De Fragata Márquez
  • 3-A-312 Teniente De Navío Arca

2ª Sección:

  • 3-A-306 Teniente De Navío Rótolo
  • 3-A-305 Teniente De Navío Lecour
  • 3-A-301 Teniente De Navío Sylvester

Cuando la primera sección de A-4Q estuvo lista, se le ordenó despegar, haciéndolo a las 14:10 hs. La segunda lo hizo a las 14:25hs.

Los M-5 que habían estado operando en el estrecho regresaban a Rio Grande con uno de ellos en emergencia. La FT50 ordenó despegar un helicóptero Puma (PA-13) de la Prefectura Naval para prestarle apoyo. Ambas aeronaves aterrizaron sin novedad, haciéndolo el helicóptero a las 14:58 hs.

La información suministrada por el personal de Puerto Howard a Puerto Argentino fue retransmitida a Rio Grande y al Comando De La Aviación Naval y luego pasada a la primera sección, que estaba entrando por el sur del estrecho.

Al Comandante de la Ardent le fue ordenado que invirtiera el rumbo hacia el NW para tener visión de los buques que estaban en la cabeza de playa.

La sección del Capitán De Corbeta Philippi adoptó vuelo rasante sobre la costa W de la Isla Soledad en busca del buque que se dirigía hacia el SE, pero éste estaba cayendo al NW.

Entrando por el Sur de la Bahía Ruiz Puente avistaron mástiles detrás de la roca «North West Island». Era la Ardent que estaba saliendo para dirigirse al NW.

Los aviones efectuaron un giro suave a su derecha (hacia el NE) para iniciar su ataque con rumbo W, mediante un giro escarpado.

Al entrar en rumbo de ataque, el 3-A-312 (Teniente de Navío Arca) quedó a la derecha del líder, como numeral dos y el 3-A-314 (Teniente de Fragata Márquez), a la izquierda como numeral tres, ambos en formación balanceada.

21 de mayo de 1982, fragata HMS Ardent luego de los ataques. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

El Comandante del buque relató que avistó «tres Skyhawk de color claro» que lo atacaban por estribor. No hay duda de que eran aviones navales.

El líder lanzó sus cuatro bombas Mk. 82 Snakeye de 500 lbs. En reguero y comenzó un giro a la izquierda, hacia el SW.

El Teniente de Navío Arca, que venía segundo, le informó que una bomba había explotado en popa. Cuando entró en distancia de lanzamiento, lanzó las suyas, obteniendo otro impacto en la popa.

El tercer ataque (el Teniente de Fragata Márquez) aparentemente no obtuvo impactos.

Los dos pilotos siguieron al líder hacia el SW.

Una publicación inglesa menciona esta operación como «ataque con armas diseñadas expresamente para el lanzamiento a baja altura, apuntadas por pilotos perfectamente entrenados en el rol antibuque».

Cuando la primera sección iniciaba su aproximación al blanco, el Capitán De Corbeta Sharkey Ward, que estaba cumpliendo una estación de PAC sobre la costa E. de la Isla Gran Malvina, avistó objetos blancos sobre el fondo oscuro del mar, advirtiendo que eran aviones que atacaban un buque, informando esto a su buque control, el Destructor HMS «Brilliant», y a otras PAC que estaban en zona.

Los británicos manifestaron que ese color gris claro los hacía muy visibles en vuelo bajo, razón por la cual, y como una de las enseñanzas de este conflicto, la Armada pintó todas sus aeronaves de color gris oscuro.

La Ardent quedó muy averiada, escorándose con incendios a bordo y sin timón.

El Capitán De Fragata West solicitó apoyo a la Fragata HMS «Yarmouth», a cuyo bordo transfirió su tripulación.

En estas acciones murieron 22 tripulantes y quedaron 30 heridos.

El buque se hundió horas después en latitud 51º35′(S) longitud 59º13′(W).

El Comandante manifestó que el último ataque fue letal.

Cuando los tres A4Q efectuaban su escape por el SW, una PAC de Sea Harrier de la Escuadrilla Nº 800 de la Armada Británica (XZ 457 – Teniente de Navío Morell y XZ 500 1º Teniente Leeming) que estaba orbitando sobre Ganso Verde escuchó el aviso dado por el Capitán de Corbeta Shark y vieron las bombas explotando alrededor de la «Ardent», por lo que buscaron hacia el S, avistando los tres A4Q. «Eran fáciles de observar pintados de blanco», manifestaron los pilotos británicos.

Los dos Sea Harrier iniciaron su ataque desde 10.000 pies.

El Teniente de Fragata Márquez los divisó informando a los otros dos.

El Capitán de Corbeta Philippi ordenó lanzar las cargas exteriores y tratar de entrar en las nubes cercanas.

El Teniente de Navío Morel lanzó un Sidewinder al avión de Philippi, que estalló en su cola. El avión quedó sin control, por lo que Philliphi se eyectó.

El Teniente de Navío Morrell atacó después al avión del Teniente Arca intentando lanzar su segundo Sidewinder, pero no salió. Luego le disparó toda su munición de 30 mm, sin observar impactos. Finalmente salió el segundo misil, pero se «desenganchó» y cayó al mar.

El 1er. Teniente Leemimg atacó el avión del Teniente de Fragata Márquez, volando ambos rasante.

La primera ráfaga de 30 mm no dio en el blanco, pero la segunda dio de lleno, explotando el avión.

El único A-4Q que quedaba, el Teniente de Navío Arca, tenía impactos en su ala izquierda, que perforaron los tanques ocasionando pérdida de combustible.

Los dos Harrier regresaron por autonomía.

El 3-A-312, que además tenía problemas de control hidráulico se dirigió para aterrizar de emergencia en Puerto Argentino.

Cuando intentó hacerlo, la Torre de Control le informó que le faltaba el tren izquierdo, por lo que decidió eyectarse en la bahía.

Dado que existían campos minados en la costa hacia donde nadaba el Teniente de Navío Arca, un helicóptero UH-1H (AE-424) del Ejercito (Capitán Jorge Svensen, Sargento 1º Santana y Cabo 1º San Miguel), que no poseía guinche de rescate, se aproximó y hundió un esquí en el agua. El Teniente De Navío Arca trabó una pierna en él y sostenido por el Cabo SAN MIGUEL fue llevado a tierra.

Teniente de Fragata Marcelo Gustavo Márquez fallecido en combate el 21 de mayo de 1982. (Foto archivo MUAN)

Una vez liberado del peso de asiento y piloto, se negó valientemente a caer y siguió volando por sus propios medios hacia el sur, sobre la playa.

Con todo el dolor del alma y en vista de que representaba un peligro para las fuerzas argentinas apostadas allí, se dio a los artilleros la orden de derribarlo.

Por esta acción el Comandante en Jefe De La Armada nombró Aviador Naval Honoris Causa al Capitán Svensen.

El Teniente De Navío Arca permaneció en Puerto Argentino hasta la noche del 25 de mayo, en que fue evacuado en un C-130 de la Fuerza Aérea a Comodoro Rivadavia, junto con otros heridos.

En la tarde del 21 de mayo, el Comandante de la 3ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque (Capitán De Corbeta Castro Fox) tuvo que cumplir la desagradable tarea de informar a la familia del Capitán De Corbeta Philippi, quien volaba A-4Q como adscripto, que éste figuraba como «desaparecido en combate».

Mientras tanto, el Capitán De Corbeta Philippi nadó hacia la costa de la Isla Soledad y sobrevivió tres días en el terreno hasta que llegó a la casa de un «kelper», el Sr. Tony Blake, quien lo albergó, informando por radio a Puerto Argentino el día 25.

Inmediatamente esta noticia fue retransmitida a Rio Grande, donde el Capitán De Fragata Dabini tuvo ahora la agradable misión de informárselo a la familia.

Por la tarde del 25 un helicóptero de la Fuerza Aérea lo evacuó a Puerto Argentino y el 30, un C-130 a Rio Gallegos. Ese mismo día un Skyvan de la Prefectura Naval lo llevó de regreso a Rio Grande.

Según una publicación inglesa, la comunicación desde la casa de Tony Blake a Puerto Argentino fue interceptada por la inteligencia británica y se preparó una operación comando para tomar prisionero al Capitán Philippi. Más tarde, la operación fue cancelada.

Mientras tanto, la segunda sección que venía 15 minutos detrás de la primera recaló en vuelo rasante en la Isla de los Pájaros, cruzó la boca sur del estrecho y sobrevolando la costa Oeste de la Isla Soledad, se dirigió hacia la Bahía de San Carlos.

Alertados por la comunicación de la eyección del Capitán Philippi, cerraron formación en columna y, al llegar a la bahía Ruiz Puente, avistaron una formación de varios buques de guerra.

El Teniente De Navío Rótolo asignó como blanco al primero que vio, el cual fue identificado en el informe posterior al vuelo como una Fragata tipo 21, iniciando los tres aviones la aproximación y manteniéndose en columna.

El ataque fue realizado en vuelo rasante a una altura de 300 pies y lanzando cada avión 4 bombas Mk. 82 de 500 lbs. (equipadas con cola retardante) en reguero sobre el mismo blanco.

Las bombas del Teniente De Navío Rótolo horquillaron el blanco, una de las bombas del Teniente De Navío Lecour pegó en el agua junto a la borda del buque, muy posiblemente dentro de su ancho vulnerable, desapareciendo la nave dentro de una gran humareda negra y, finalmente, el Teniente De Navío Sylvester, que apuntó al medio de la columna de humo, avistó la silueta del buque cayendo con todo timón a babor, atacándolo por su aleta de babor. Obviamente las consecuencias del tercer y último lanzamiento no pudieron ser verificadas.

Los tres aviones efectuaron su escape a través del fuego antiaéreo concentrado de los otros buques, cruzaron el Estrecho y se confundieron con el terreno de la Isla Gran Malvina.

Arribaron a Río Grande a las 1630, con bajo nivel de combustible y exhibiendo las averías propias del combate.

El 3-A-305 tenía un impacto en el parabrisas y el 3-A-301 agujeros en su tanque suplementario de combustible y en la válvula de dampeo.

El día 22 de mayo se prepararon dos misiones de ataque a blancos navales. La primera se anuló cuando los pilotos estaban por poner en marcha y la segunda, cuando estaban listos a despegar.

El motivo de la suspensión fue la mala meteorología en la zona del objetivo.

Estas misiones iban a ser cumplidas por cuatro aviones y los pilotos eran:

Teniente de Navío Roberto Gerardo Sylvester, señalero a bordo del Portaaviones ARA 25 de Mayo. (Foto archivo MUAN)

Capitán de Corbeta Castro Fox, Capitán de Corbeta Zubizarreta, Teniente de Navío Olivera Y Teniente de Navío Benítez.

El 23, los mismos pilotos y aviones pusieron en marcha y rodaron a cabecera para atacar un blanco de superficie al este del Estrecho De Magallanes.

Antes del despegue, un B-200 (4-G-43/Capitán de Corbeta Sola), que había despegado de Rio Grande a las 08:27 hs. para investigarlo, informó que era un mercante propio, por lo que se anuló la misión. El 4-G-43 aterrizó a las 10:16 hs.

A las 12:30 hs. del mismo día, en la cuarta oportunidad que se les asignaba una misión, la división mencionada despegó para atacar blancos navales en Puerto San Carlos.

La división estaba compuesta por:

  • 3-A-301 Capitán de Corbeta Castro Fox
  • 3-A-302 Teniente de Navío Benítez
  • 3-A-306 Capitán de Corbeta Zubizarreta
  • 3-A-305 Teniente de Navío Oliveira

La misión se realizó con reaprovisionamiento en vuelo con un KC-130.

Durante el mismo, el 3-A-305 de Oliveira no pudo completar sus tanques auxiliares, por lo que se le ordenó regresar a Rio Grande porque no tenía combustible suficiente para toda la misión; la orden de regresar debió ser impartida con énfasis por Castro Fox en varias ocasiones porque el Teniente Oliveira insistía en continuar adelante, hacia una muerte segura.

Los tres aviones restantes cruzaron la Isla Gran Malvina por el Norte y, apenas llegaron al estrecho, vieron sus blancos.

Bajo un intenso fuego antiaéreo proveniente de la costa y los buques, el 3-A-301 lanzó sus 4 bombas Mk. 82 sobre un buque tipo asalto anfibio (posiblemente HMS «Intrepid»), escapando al frente.

El 3-A-302 atacó una Fragata tipo 21 que estaba a popa del anterior, lanzó tres bombas (la cuarta no salió) y escapó por izquierda.

El 3-A-306 atacó un tercer buque fondeado en Puerto Chancho, pero ninguna de sus bombas salió, por fallas en el lanzador MER.

La Fragata tipo 21, HMS «Antelope», atacada por el Teniente Benítez, terminó con dos bombas alojadas en su interior, que no explotaron.

Por la noche, cuando intentaban desactivarlas, estalló una de ellas motivando el posterior hundimiento durante la mañana del día 24.

Luego del ataque, Castro Fox, observó que uno de sus tanques auxiliares no había transferido, por lo que su autonomía se vio seriamente disminuida. Decidió eyectar todas las cargas subalares (tanques y MER) y ascendió, haciendo caso omiso a las PAC de Harrier, a fin de reducir el consumo de combustible. Aterrizó en Rio Grande después de un regreso solo, prácticamente sin combustible. FT50 largó un helicóptero Puma de la Prefectura Naval en su apoyo. Afortunadamente no fue necesario.

Los otros dos aviones lograron reunirse luego de completado su escape individual.

Al aterrizar, el 3-A-306, a causa de bandejones de hielo en la pista y viento cruzado fuerte, reventó una cubierta y comenzó a desviarse de su corrida saliendo de la pista.

Al salirse, se cortó el parante de nariz, por lo que el Capitán Zubizarreta sabiendo que llevaba una bomba que no había salido y cumpliendo con las normas, se eyectó en una posición de nariz abajo, por lo que salió hacia adelante, el asiento no alcanzo a tomar altura necesaria para que el paracaídas completara su apertura por que el cohete impulsor falló en su combustión, impactando en el suelo. Fue trasladado al hospital de Rio Grande, donde falleció poco tiempo después.

El Cabo Principal Ángel Montes corrió hacia el avión para detener el motor, pero el Teniente de Fragata Carlos Machetanz llegó primero. Mientras Machetanz apagaba el motor el Suboficial de Fuerza Aérea Pedro Miranda procedió a colocar los seguros de espoleta a las bombas que permanecían enganchadas al avión.

Las posibilidades de supervivencia de los pilotos habían disminuido drásticamente. De los tres cohetes eyectores en servicio uno se había perdido en uno de los tres A4Q derribados. A partir del 23 de mayo solo quedaban dos cohetes en servicio, los demás se encontraban vencidos, lo que limitaba a esa cantidad los aviones en línea de vuelo.

El comandante de la «Antelope», el Capitán Mick J. Tobin, declaro tiempo después que los buques británicos que se encontraban en el lugar rechazando ataques de aviones argentinos empleando misiles y cañones, pero que, en el último de los ataques, dos bombas penetraron en la nave sin explotar, aunque provocando daños considerables.»

De izquierda a derecha Capitán de Corbeta Carlos María Zubizarreta y Teniente de Corbeta Díaz Durán. Zubizarreta moriria en un accidente al regresar a la Base Aeronaval Rio Grande el 23 de mayo de 1982. (Foto vía Owen Crippa)

Cuando el Sargento James Prescott, del 33º Regimiento de Ingenieros, intentaba desarmar la espoleta, la bomba explotó provocando un enorme boquete en el costado de estribor que se extendía desde la línea de flotación hasta la chimenea.

Instantáneamente empezaron a incendiarse la sala de máquinas y otros compartimentos. Personal de bomberos trato de apagar el fuego, pero todo fue inútil, no había presión en las mangueras y el humo dificultaba enormemente las tareas.

El Capitán Tobin ordeno entonces abandonar el buque. Apenas diez minutos después de que el último bote con tripulantes comenzó a alejarse de la nave, se sucedieron varias explosiones de gran intensidad.

A la mañana siguiente, lo único que emergía de la «Antelope» era la proa mirando hacia el cielo y una densa columna de humo negro que podía divisarse desde muchas millas.

El día 24 la Escuadrilla, con 2 aviones en servicio, cubrió una guardia de dos aviones, el 3-A-301 (Teniente De Navío Oliveira) y 3-A-302 (Teniente De Fragata Olmedo). No surgió ninguna misión para ellos.

El 25 de mayo se planificó una misión de reconocimiento armado en Bahía San Julián (al W de Gran Malvina), pero se debió suspender por fuerte viento fuera de límites y pista mojada.

El día 26 se cumplió esta misión con el 3-A-301 (Teniente De Fragata Olmedo) y 3-A-302 (Teniente De Corbeta Medici). Llegaron a la zona del objetivo sobrevolándolo sin encontrar blancos, regresando a Rio Grande.

La misión se realizó sin reaprovisionamiento en vuelo, despegando a 0927 y aterrizando a 1117.

En el aterrizaje, con viento calmo, pista mojada y las 4 Mk. 82 en su estación central, el 3-A-302 reventó una cubierta, debiendo enganchar en el cable de final de pista.

Esa tarde, a 1437 despegaron el 3-A-301 (Teniente De Navío Rótolo) y el 3-A-302 (Teniente De Navío Oliveira) para realizar un reconocimiento armado anti superficie en proximidades de la Isla Bouganville (E. De Isla Soledad).

A 1300 se reunieron con el KC-130 para reaprovisionamiento. El 3-A-301 no pudo completar sus tanques auxiliares, por lo que debieron regresar a Rio Grande, aterrizando a 1530.

El 27 despegaron a 0927 el 3-A-301 (Teniente De Navío Oliveira) y 3-A-302 (Teniente De Fragata Olmedo) para otro reconocimiento armado anti superficie en Cabo Belgrano y Bahía San Julián. Ambos aviones aterrizaron en Rio Grande a 1130 sin haber obtenido contacto.

El día 28 se efectuó un nuevo reconocimiento armado, ahora en Punta Federal, para lo cual despegaron a 1120 el 3-A-301 (Teniente De Navío Sylvester) y 3-A-302 (Teniente De Navío Lecour).

No se pudo cumplir la tarea por meteorología adversa sobre el objetivo.

A fines de mayo el Capitán de Corbeta Philippi, recién llegado al continente comenzó la tarea de convocar a pilotos provenientes de otras unidades y la readaptación de pilotos veteranos que habían dejado de volar el A4Q.

La Escuadrilla contaba con 4 A-4Q (3-A-301/3-A-302/3-A-304 y 3-A-305) todos ellos sin servicio por diferentes fallas.

El 7 de junio volvieron a tener aviones en servicio, realizándose vuelos de adiestramiento táctico en Isla De Tierra Del Fuego (3-A-301 Teniente De Fragata Olmedo, 3-A-305 Teniente De Corbeta Medici).

El 8 despegaron de Rio Grande a 0847 el 3-A-301 (Teniente De Navío Oliveira) y el 3-A-305 (Teniente De Fragata Olmedo) para ejecutar un ataque en Isla Broquen.

A 0914 completaron su reaprovisionamiento en vuelo con un KC-130 y, ya en el área del objetivo, divisaron una casilla y un bote. Lanzaron 5 Mk. 82 en la construcción y regresaron para aterrizar a 1052 en Rio Grande.

El 9 el 3-A-301 (Teniente De Navío Rótolo) y 3-A-302 (Teniente De Corbeta Medici) despegaron de Rio Grande a 1435 para atacar un buque de desembarco encallado en la Bahía Fitz Roy.

Cuando estaban a 19 minutos del blanco, el B-200 retransmisor de comunicaciones (4-G-44 que había despegado a 1411) les informó que había tres PAC de Harrier protegiéndolo, por lo que se suspendió la operación.

Esta misión también fue ejecutada con reaprovisionamiento en vuelo (1505 hs.). El 4-G-44 aterrizó en Rio Grande a 1611 y los 2 A-4Q a 1615.

El 10 de junio se efectuaron vuelos de adiestramiento local (3-A-302 Teniente De Navío Benítez) y el 11, un vuelo de prueba (3-A-306 Teniente De Navío Sylvester).

El 12 de junio la Escuadrilla cumplió su última misión, despegando a 1430 el 3-A-301 (Teniente De Navío Rótolo) y 3-A-302 (Teniente De Corbeta Medici) para atacar piezas de artillería al norte de North Basin.

23 de mayo de 1982, fragata HMS Antelope estalla al explotar las bombas alojadas en su interior. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

A 1448 cargaron combustible de un KC-130. En proximidades del blanco, y próximos a iniciar el ataque, se cruzaron con dos Harrier, lo que obligó a eyectar las cargas externas y regresar a RIO GRANDE, donde aterrizaron a 1640.

Cuando la aguerrida y diezmada Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque se replegó con sus cuatro aviones a su hogar en la Base Aeronaval Comandante Espora fue recibida por una formación militar de honor constituida únicamente por el personal de la unidad, como muestra de respeto por su comandante, quien los guio eficazmente al combate.

Ninguna autoridad superior del Comando de Aviación Naval o la Fuerza Aeronaval N°2 participó de la formación ni acudió a recibirlos.

La Escuadrilla había comenzado las operaciones con 12 pilotos y 8 aviones.

Se acreditaron el hundimiento de dos buques capitales enemigos con la perdida de dos pilotos (Capitán De Corbeta Zubizarreta y Teniente De Fragata Márquez) y tres aviones (3-A-307/3-A-312/3-A-314).

Pocos días después del regreso a Espora operaban nuevamente el brazo izquierdo del Capitán Castro Fox para extraerle los tutores de los huesos y a fines de agosto una Junta Médica determinaba que podía continuar volando pese al 30 por ciento de incapacidad laboral originada por las restricciones de su brazo.

Hacia fines de año perdía la vida el Teniente de Corbeta Roberto Luobet Jambert en un accidente a bordo del 3-A-306 cuando realizaba un vuelo nocturno y quizás por desorientación espacial. El A-4 era el mismo que volaba el Capitán Zubizarreta cuando se eyectó en Río Grande y había sido recuperado durante el mes de junio por el personal del Taller Aeronaval Central. Debe ser uno de los pocos casos en que un mismo avión monoplaza es factor común en la muerte de dos pilotos.

Reorganizada a fuerza de coraje y sacrificio, el cierre de la escuadrilla en 1986, cuando contaba apenas con dos aviones demostró la persistencia y espíritu de cuerpo de un sistema de armas perfectamente integrado y comprometido, que con medios obsoletos causó importantes daños a un adversario que los superaba ampliamente en medios.

Quienes integraron la Escuadrilla se reúnen anualmente en fecha próxima al 21 de mayo, su bautismo de fuego, para recordar las acciones y homenajear a sus muertos.

En Gran Bretaña, el excomandante de la “Ardent” se reúne con su tripulación a los mismos fines en similar fecha.

Menciones

Su Bandera de Guerra fue condecorada por: «Honor al valor en combate»

Por: «Ejecutar operaciones de ataque en situaciones de máxima oposición, adversas condiciones de seguridad y meteorológicas, contribuyendo a producir significativas bajas al poder naval enemigo».

La nación argentina condecoró al capitán de corbeta Carlos M. Zubizarreta y al teniente de fragata Marcelo Márquez por: «Muerto en combate»

La armada condecoró a los siguientes pilotos de la escuadrilla por: «Honor al valor en combate»

Capitán de corbeta Rodolfo A. Castro fox por: «Como comandante de la tercera escuadrilla aeronaval de caza y ataque, participar en condiciones físicas disminuidas a causa de un accidente de aviación anterior, dando permanente ejemplo a sus subordinados».

Capitán de corbeta Alberto J. Philippi por: «Conducir una división de aviones que ataco con éxito unidades navales enemigas en estrecho San Carlos, eyectarse como consecuencia de las averías producidas en su aeronave y sobrevivir en penosas condiciones hasta ser rescatado».

Teniente de navío José C. Arca por: «Atacar eficazmente unidades navales enemigas en estrecho San Carlos y, ser seriamente averiado, dirigirse a puerto argentino, intentando salvar su avión, no abandonarlo hasta que la torre de control, por el estado de la aeronave, le ordeno eyectar».


Referencias:

  • Entrevista al CN VGM Rodolfo Castro Fox
  • Entrevista al CN VGM Alberto Jorge Philippi
  • Entrevista Al SM VGM FAA Pedro Miranda
  • MALVINAS – JAMAS SERAN OLVIDADOS – Claudio Meunier – 2016
  • MACH 1 (Circulo Informativo Profesional de la Aviación Naval Argentina)
  • MUSEO DE LA AVIACION NAVAL ARGENTINA
  • HISTORIA DE LA AVIACION NAVAL ARGENTINA – Tomo III – Héctor A. Martini – 1992
  • Relatos del SMAE VGM Walter Ose
  • SERIE AERONAVAL N° 31 – MC DONNELL DOUGLAS A-4Q & A-4E SKYHAWK – Jorge Félix Núñez Padín
  • YO FUI PILOTO AVIADOR NAVAL – CN VGM Rodolfo Castro Fox

EA: ¿Una teletransportación en el BIng 101?

viernes, 6 de mayo de 2022

PGG: Los misiles balísticos y la guerra de las ciudades

Misiles balísticos en guerra: el caso de Irak 

Parte 1 || Parte 2
Weapons and Warfare

 



Misiles Al-Hussein exhibidos en sus lanzadores-erectores. Exposición de armas de Bagdad, abril-mayo de 1989.

 Los Estados Unidos y la Unión Soviética se alejaron de un enfrentamiento nuclear con la crisis de los misiles en Cuba. Aunque las dos naciones continuaron fabricando armas, los países acordaron reducir ciertos tipos y cantidades de armas nucleares, junto con misiles balísticos que van desde el MRBM hasta varios misiles balísticos intercontinentales. Desafortunadamente, otras naciones habían sido testigos de cómo estas armas brindaban una vía para atacar estratégicamente y coaccionar o afectar el comportamiento de un rival. Estas armas también se convirtieron en un símbolo de orgullo nacional, por lo que su mera existencia permitió a los estados demostrar su determinación frente a las disputas regionales o ganar cohesión interna con el pretexto de proteger a la nación. La Unión Soviética y otros países vendieron tecnologías y sistemas completos para reforzar a los estados clientes y ganar divisas con las ventas militares en el extranjero. Dos naciones que adquirieron estos sistemas fueron Irán e Irak, enemigos tradicionales, pero ambos apoyados a través de la venta de armas por parte de la Unión Soviética. Irak usaría sus misiles contra Irán y luego los usaría contra Estados Unidos.

El Medio Oriente entra en erupción: Irán e Irak

A finales del siglo XX, los conflictos de Oriente Medio normalmente giraban en torno al mundo árabe e Israel. Sin embargo, la imagen de un mundo islámico unificado contra Israel no estaba clara. Las tensiones entre gobiernos seculares y otros, dominados por fundamentalistas islámicos, se extendieron más allá de las fronteras. Diferentes sectas islámicas compitieron por el control de las naciones. Los reclamos antiguos sobre el territorio no distinguían entre países que eran árabes, persas o israelíes. Otras preocupaciones involucraron las económicas, la influencia sobre los campos petroleros y su riqueza potencial. Estos problemas estallaron entre Irán e Irak en 1980. Al final del conflicto, algunos expertos afirmaron que los dos países islámicos intercambiaron varios cientos de ataques con misiles balísticos.

Los revolucionarios iraníes habían derrocado a un gobierno amistoso con los Estados Unidos y Occidente en enero de 1979. Los fundamentalistas islámicos habían creado un gobierno revolucionario con la intención de crear un estado que reemplazara muchas influencias no musulmanas con su pensamiento y filosofía fundamentalistas musulmanes. Teherán ilustró claramente su enfoque en eliminar la influencia occidental al apoderarse de la embajada de Estados Unidos. Aunque Estados Unidos obtuvo la liberación de estos rehenes, el efecto fue escalofriante para muchas naciones alrededor del Golfo Pérsico. Uno de los objetivos del gobierno iraní era transformar los gobiernos y las sociedades de otras naciones de la región para reflejar su imagen. Irán trató de exportar su movimiento revolucionario hacia el oeste, a Arabia Saudita, para arrebatar el control de muchos lugares sagrados religiosos musulmanes. Los fundamentalistas islámicos iraníes veían a la monarquía saudita como un grupo decadente que había traicionado al Islam por sus continuos tratos con el “Gran Satán”, Estados Unidos y el resto de Occidente. Este mismo país había apoyado al anterior gobierno corrupto iraní hasta la revolución. Irak también era un objetivo, ya que había subyugado a la mayoría de la secta islámica chiíta; Los miembros chiítas dominaron Irán. Saddam Hussein y su secta sunita parecían estar en desacuerdo con el ayatolá Jomeini al tratar con la atea Unión Soviética. Irak también fue un estado laico que se enfrentó a los ideales de un estado islámico como el gobierno iraní. Irán ya había depuesto a su Shah, que había tratado de desarrollar un estado secular iraní. ” los Estados Unidos y el resto de Occidente. Este mismo país había apoyado al anterior gobierno corrupto iraní hasta la revolución. Irak también era un objetivo, ya que había subyugado a la mayoría de la secta islámica chiíta; Los miembros chiítas dominaron Irán. Saddam Hussein y su secta sunita parecían estar en desacuerdo con el ayatolá Jomeini al tratar con la atea Unión Soviética. Irak también fue un estado laico que se enfrentó a los ideales de un estado islámico como el gobierno iraní. Irán ya había depuesto a su Shah, que había tratado de desarrollar un estado secular iraní.

Irak fue otro país subyugado por una sola voz. Un gobierno secular formado por Saddam Hussein había convertido una antigua monarquía en un gobierno socialista, al menos de nombre. La nación se convirtió en una amenaza para las naciones vecinas como Kuwait, Arabia Saudita y otros emiratos árabes, con el potencial de propagar la inestabilidad política. Estos países temían que Irán e Irak propagaran la inestabilidad política en sus sociedades. Un Irak poderoso también podría amenazar a Israel directamente oa través de su apoyo financiado con petróleo a su vecino marxista del norte, Siria. Grupos terroristas sirios y radicales presionaron las fronteras del norte de Tel Aviv y el Líbano. Estados Unidos y otras naciones temían interrupciones en el suministro de petróleo que podrían arruinar sus economías y desbaratar su futuro político.

Para 1980, la colisión entre el gobierno islámico iraní del ayatolá Jomeini y Saddam Hussein parecía inevitable. Irán había dependido de la compra de armas y del entrenamiento con Estados Unidos. Esta relación cambió significativamente cuando los fundamentalistas islámicos tomaron el control del país y mantuvieron como rehén al personal de la embajada estadounidense durante más de un año. Estados Unidos se negó a vender sistemas de armas y repuestos a Irán. De manera similar, los problemas económicos continuaron ya que Estados Unidos mantuvo las sanciones, incluida la negativa a comprar petróleo de Irán. El poder aéreo iraní, una vez una de las principales fuerzas regionales, se había deteriorado. La voluntad política era fuerte, pero faltaba la capacidad militar iraní y tenía una sostenibilidad limitada.

Irak tenía acceso al Golfo Pérsico a través del área de Shatt al Arab. Irán e Irak habían forjado un acuerdo incómodo en 1975 sobre la propiedad vital que permitía a Hussein enviar petróleo desde su país a rutas marítimas para su exportación. El gobierno de Hussein, como los de otros países del Golfo, dependía del petróleo para su economía. Hussein quería que el gobierno iraní le permitiera ampliar el acceso al Golfo Pérsico al permitir que Irak controlara algunas islas en Shatt al Arab. Hussein amenazó a los iraníes con cumplir con su demanda. Los iraníes se negaron.



La familia de misiles "Scud" soviéticos.

Hussein decidió lanzar un ataque contra su vecino. Aunque las unidades de artillería iraquíes habían realizado algunos bombardeos a lo largo de la frontera, Hussein ordenó que no se realizaran ataques importantes contra las unidades militares iraníes. Hasta principios de septiembre de 1980, Irak comenzó a prepararse para la guerra. Hussein podría lograr muchos de sus objetivos si pudiera derrotar a Irán. Podría adelantarse a una posible revolución respaldada por Irán que podría derrocar al gobierno iraquí. Dado que Khomeini había amenazado con derrocar a estados seculares como el de Hussein, eliminar esta amenaza era primordial. Si Irak hiciera retroceder a Irán del Shatt al Arab, entonces Irak tendría una frontera segura. Una victoria militar tenía el potencial de convertir a Irak en el poder militar y político regional en el Golfo. Hussein también podría alentar a las fuerzas contrarrevolucionarias en Irán a romper el poder de Jomeini en Teherán. Hussein tenía fuertes motivaciones para alimentar su creciente economía tomando campos petroleros iraníes. Estas motivaciones ayudaron a convencer a Irak de tomar territorio iraní el 10 de septiembre. Irak exigió que Irán cediera el área capturada; Irán nuevamente se negó y comenzó a movilizarse. Los iraníes e iraquíes pronto se encontraron en una larga guerra de desgaste que duraría hasta 1989.

Las fuerzas armadas de Irak habían sido suministradas por la Unión Soviética. Irak no tuvo que llevar a cabo un gran programa de reconstrucción militar debido a conflictos abiertos con Israel, conflictos fronterizos previos o revoluciones antes de su lucha con Irán. Sobre el papel, el ejército iraquí tenía una gran ventaja sobre los iraníes. El ejército iraní tenía la mitad del tamaño de su yo prerrevolucionario. El gobierno de Teherán sufrió problemas internos cuando la revolución hizo cambios radicales. Los funcionarios del gobierno iraquí creían que tomar las islas en Shatt al Arab daría lugar a un debate internacional y escaramuzas menores, pero que eventualmente el territorio permanecería en manos de Bagdad.

Irak trató de sacar a los iraníes de la guerra temprano, pero no pudo. El 22 de septiembre, la fuerza aérea iraquí bombardeó los principales aeródromos del oeste de Irán para destruir aviones en tierra. Si los iraquíes pudieran eliminar la fuerza aérea iraní, cualquier peligro de que Jomeini bombardeara los principales sitios industriales o militares o Bagdad sería remoto. Los aviones iraquíes también intentaron aniquilar a la armada iraní para asegurarse de que no interfiriera con su acceso a través del Golfo Pérsico. El hecho de que los iraquíes no eliminen las amenazas aéreas y navales alentaría a los iraníes y les permitiría ampliar el conflicto atacando la fuente de la riqueza y el poder iraquíes, el petróleo. Lanchas patrulleras, aviones y otras fuerzas iraníes atacarían más tarde las terminales marítimas y petroleras. Las fuerzas aéreas iraníes e iraquíes eran aproximadamente equivalentes en tamaño y fuerza. Los aviones iraníes podrían bombardear Bagdad, Kirkuk,

Los iraquíes también juzgaron mal la voluntad iraní de continuar la guerra terrestre. A pesar de las ventajas materiales y de entrenamiento, Irán continuó atacando las posiciones iraquíes y no cedió ningún territorio perdido. Las fuerzas de la Guardia Revolucionaria iraní llevarían a cabo ataques de oleadas humanas contra los iraquíes. Pronto, el conflicto se asemejaba a la Primera Guerra Mundial, con luchas entre trincheras y movimientos medidos en yardas, y duró años. El control sobre las áreas alrededor de Shatt al Arab y las fronteras se intercambió entre las dos partes. Los iraquíes necesitaban una nueva estrategia para romper el estancamiento.

Los misiles iraquíes se quedan cortos

El arsenal de Saddam Hussein contenía algunos sistemas de cohetes y misiles antes de 1980. Hussein autorizó el inventario de armas de su nación para operar contra los iraníes. Estos sistemas se centraron en apoyar las operaciones del campo de batalla. Los sistemas iraquíes eran un complemento de la artillería, no diseñados para efectos estratégicos. Los iraquíes ganaron algo de experiencia construyendo y modificando estos sistemas de misiles y cohetes. Los comandantes militares iraquíes utilizaron múltiples lanzacohetes y misiles que tenían un alcance de menos de 100 kilómetros (unas sesenta millas). La Unión Soviética había vendido a los iraquíes algunos Free Rocket Over Ground (FROG)-7 (su designación soviética es R65A o Luna), también desplegados en la Crisis de los Misiles de Cuba, que tenían un alcance limitado de sesenta kilómetros (treinta y siete millas). El FROG-7 fue un desarrollo de la década de 1950 que se vendió ampliamente en el extranjero. Estos cohetes no podrían levantar una ojiva convencional considerable en lugar de su carga útil nuclear diseñada de veinticinco kilotones. El FROG-7 tenía una capacidad de ojiva convencional de 450 kilogramos (alrededor de 1,000 libras).

Los comandantes militares iraquíes comenzaron a utilizar el FROG-7 en sus primeras campañas contra Irán en 1980. El arma tenía una construcción de una etapa impulsada por un motor de combustible sólido. Este misil balístico relativamente primitivo no tenía un sistema de guía pero estaba estabilizado por rotación. El misil tenía una utilidad limitada y era muy impreciso, especialmente contra las fuerzas iraníes atrincheradas. El FROG-7 tenía menos capacidad que un V-2 alemán, pero poseía una ventaja clave: podía lanzarse desde un transportador/montador/lanzador (TEL) de una sola rueda. Una tripulación experimentada podría lanzar un misil cada veinte minutos. Normalmente, otro vehículo que transportaba tres misiles adicionales seguía al TEL. Los soviéticos habían mejorado el FROG-7 en 1980, pero aún era un arma primitiva.

Las limitaciones del FROG-7 obligaron a los iraquíes a reconsiderar el uso del FROG-7 contra otros objetivos, ciudades o áreas urbanas más grandes. Las primeras operaciones de misiles iraquíes se centraron en dos lugares, Ahwaz y Dezful, que tenían un valor militar limitado. Los ataques se concentraron en apoyar los movimientos terrestres iraquíes hacia territorio iraní. Sin embargo, estos ataques FROG-7 fueron esporádicos y de valor limitado. Las tripulaciones utilizaron diez misiles en 1980 y luego dispararon cincuenta y cuatro misiles al año siguiente. Los comandantes militares iraquíes luego eliminaron el misil de una función de combate directo con solo un misil en 1982 y dos misiles en 1984. Incluso contra objetivos relativamente grandes como ciudades, el FROG-7 fue ineficaz. Algunos misiles, al igual que los V-2 anteriores, no dieron en el blanco por completo. Bagdad necesitaba un nuevo misil para atacar las ciudades iraníes con más fuerza y ​​precisión.

El gobierno iraquí buscó aumentar el rendimiento y el alcance de su inventario de misiles balísticos. Recurrió a sus misiles R-17 (nombre en código de la OTAN SS-1C SCUDB) que los soviéticos suministraron a Irak a principios de la década de 1970. El SCUD-B era un misil balístico de combustible líquido de una sola etapa que utilizaba propulsores hipergólicos almacenables. Un misil balístico completamente alimentado y mantenido podría alcanzar un objetivo en un rango extendido de 330 kilómetros (180 millas) con un CEP de aproximadamente 450 metros (1,500 pies). Los SCUD-B podrían llevar una ojiva de 985 kilogramos (2175 libras). El misil tenía un sistema de guía inercial que usaba tres giroscopios para mejorar la precisión del misil sobre el FROG-7 a pesar del aumento de cuatro veces en el alcance. Las señales a las paletas de control en el conjunto de la cola ayudarían a corregir la trayectoria de vuelo del misil en vuelo mientras el motor estuviera funcionando.

El SCUD-B proporcionó capacidad adicional a los iraquíes. Los ingenieros soviéticos diseñaron el SCUD-B para lanzar ojivas nucleares, convencionales o químicas. La ojiva se separa del cuerpo del misil. Esta capacidad brindó a los iraquíes la capacidad de seleccionar un rendimiento apropiado con un arma convencional o química. El SCUD-B también era un arma muy móvil, como el FROG-7. Los equipos lo lanzaron desde un TEL que elevaría el misil de una posición horizontal a una vertical, lo encendería y se movería a otra posición para disparar otro misil. Aún así, el SCUD-B tuvo problemas. Su alcance no fue suficiente para golpear a Teherán u otros objetivos clave. A menos que las fuerzas iraquíes pudieran tomar más territorio iraní, el SCUD-B podría hacer poco contra Teherán. Los iraquíes necesitaban capacidades mejoradas ya que la guerra terrestre estaba estancada.

Hussein ahora enfrentaba la perspectiva de adquirir nuevos SCUD-C de mayor alcance que tenían un alcance de 600 kilómetros (o 373 millas), que aún no podían llegar a Teherán. Otra opción para Bagdad era comprar misiles balísticos avanzados de la Unión Soviética (como el OTR-22 IRBM o el SS-12 Scaleboard) o construir sus propios misiles balísticos. Las ventas o despliegues soviéticos de IRBM no fueron posibles debido a las negociaciones de reducción de armas en curso con los Estados Unidos. Las ventas de un SS-12 y un SCUD-C también podrían ampliar una carrera armamentista en curso en Oriente Medio que podría tener consecuencias a largo plazo para los soviéticos. Como era de esperar, los soviéticos se negaron a vender armas más avanzadas y precisas a Irak. Saddam Hussein tendría que ganar la superioridad en misiles balísticos modificando el stock existente de misiles SCUD-B en Irak o construyendo variantes del sistema de lanzamiento.

La modificación del SCUD-B en una plataforma de entrega con un rango extendido requirió recursos. Aunque los iraquíes habían experimentado con la modificación de algunos misiles, esto era muy diferente de ampliar el alcance de un misil balístico relativamente grande. Este esfuerzo requirió tiempo, experiencia y fondos adicionales. La guerra terrestre se había ralentizado sin acciones ofensivas efectivas importantes que amenazaran directamente las capitales de cualquiera de las naciones. La experiencia para mejorar los diseños de misiles de Bagdad de otros países, como la Unión Soviética, tomaría tiempo para encontrar y luego emplear. La continuación de la guerra sobre el terreno, las disputas en áreas alrededor de las terminales petroleras en Shatt al Arab y los ataques iraníes a las rutas de transporte de petróleo afectaron las finanzas iraquíes. Intercambiar el desarrollo de misiles balísticos por la compra de armas para luchar en la guerra por tierra, aire y mar fue una apuesta. Quieto,

Los equipos de lanzamiento iraquíes usarían SCUD-B y variantes modificadas para atacar algunas ciudades. Hussein dirigió estos ataques contra las ciudades para doblegar la voluntad de la población iraní. Estas operaciones equivalían a incursiones terroristas para obligar al gobierno iraní a fallar o negociar el fin de la guerra. El 27 de octubre de 1982, las tripulaciones de misiles de Hussein comenzaron a reemplazar los FROG-7 con SCUDB. Las tripulaciones aún lanzarían tres misiles SCUD limitados en 1982. Las tripulaciones SCUD-B comenzaron a aumentar: a treinta y tres lanzamientos en 1983; veinticinco despidos en 1984; una gran andanada de ochenta y dos misiles en 1985; ningún lanzamiento en 1986; ataques en 1987 para igualar su récord en 1984; y 193 ataques en 1988. Existe cierta controversia sobre el número real de lanzamientos de misiles, pero la mayoría de las estimaciones sitúan el número de lanzamientos en no más de 251. Irak centró muchos de sus primeros ataques SCUD en ciudades fronterizas como Ahwaz, Borujerd, Dezful y Khorramabad. Incluso con su mayor alcance y mejora en la carga útil, estos misiles no causaron suficiente daño. A menos que los misiles alcancen una gran fábrica, una escuela o un área donde se reunía la gente, se convertían simplemente en dispositivos terroristas.

Un mapa que indica los ataques a áreas civiles de Irán, Irak y Kuwait durante la “Guerra de las ciudades”

Los esfuerzos iraquíes para expandir las capacidades del SCUD-B dieron como resultado el desarrollo del misil Al-Husayn. Este misil tenía un alcance aumentado de 650 kilómetros (400 millas) y, por lo tanto, era capaz de atacar el centro de Irán. Los ingenieros iraquíes redujeron la carga útil a 500 kilogramos (1.100 libras) y aumentaron la cantidad de propulsor transportado por el misil en un 25 por ciento. Los ingenieros ampliaron el fuselaje del misil para transportar cinco toneladas de propulsor líquido adicional para impulsarlo durante un vuelo de siete minutos. Las tripulaciones de lanzamiento podrían recargar y disparar un Al-Husayn en una hora.

Los expertos en defensa creían que Al-Husayn tenía la capacidad de transportar una ojiva química o de alto explosivo. En cuanto a su primo SCUD-B anterior, los equipos de lanzamiento de Al-Husayn utilizaron un TEL con ruedas producido localmente para las operaciones. Existe cierto debate sobre si Al-Husayn fue únicamente de diseño iraquí. Varias naciones, como la Unión Soviética, China, Egipto, Francia, Alemania Oriental, Libia y Corea del Norte, tenían la tecnología o la experiencia con estos misiles balísticos para proporcionar a los ingenieros de Saddam Hussein suficiente información, componentes o diseños para modificar el misil. . Hussein también buscó el apoyo técnico y de componentes de dos aliados poco probables, Argentina y Brasil. Hussein había ofrecido ayuda financiera a estas naciones para desarrollar sus propios programas de misiles balísticos. Los iraquíes compraron 350 SCUD-B en 1984 y 300 más en 1986. Estas adquisiciones proporcionaron sistemas adicionales para componentes y pruebas de vuelo. Además, la Unión Soviética puede haber suministrado componentes SCUD-C avanzados para permitir que los iraquíes amplíen las capacidades de sus armas.

Irak ahora tenía la capacidad de atacar objetivos alrededor de Teherán. El vuelo de siete minutos y medio del misil le dio a Irán pocas esperanzas de advertir a su población que se cubriera. Además, los iraníes no tenían una capacidad defensiva activa para derribar estos vehículos, ni tenían los medios para identificar los sitios de lanzamiento para ataques aéreos o de artillería. Estas armas proporcionaron una forma sencilla de amenazar ciudades y atacarlas sin previo aviso, un dispositivo de terror perfecto.

Irak comenzó a probar el Al-Husayn en agosto de 1987. Aunque las pruebas de vuelo demostraron que el misil podía funcionar, había algunas preocupaciones. Los ingenieros iraquíes tuvieron que fortalecer la estructura del avión para compensar los tanques de combustible y oxidante más grandes. Los equipos de fabricación tuvieron que extender los tanques internos y proporcionar tanques de aire adicionales para proporcionar la presurización adecuada para el aumento del volumen de los propulsores. Irak podría usar componentes SCUD-B de repuesto para algunos ensamblajes, tanques, electrónica, cableado y otras partes. Sin embargo, tendrían que soldarlos juntos, siempre una propuesta cuestionable. En el caso de Irak, la calidad de la soldadura eventualmente afectaría las capacidades del misil. Las fuerzas iraníes fueron testigos de muchos de estos misiles que se estrellaron, sin impacto de ojiva, debido a problemas de soldadura. La presurización o las fugas de combustible podrían haber dificultado el funcionamiento del misil. Irak también trató de mejorar los sistemas de guía para aumentar la precisión del misil. El gobierno de Hussein afirmó que los misiles ahora tenían un CEP de 500 metros (1.640 pies). Algunas estimaciones de CEP sitúan la precisión real en 2,6 kilómetros (alrededor de 1,9 millas). El esfuerzo de misiles de Al-Husayn seguía siendo un gran salto estratégico para Irak. Aun así, Irak quería rangos aún mayores.

La otra modificación importante del SCUD por parte de los iraquíes fue un cambio más radical en el misil para asegurar que impactara más profundamente en Irak y potencialmente en otros países de Medio Oriente. Los oficiales militares iraquíes intentaron aprovechar el éxito de Al-Husayn reduciendo aún más la carga útil del SCUD-B y aumentando la capacidad de propulsor. Los ingenieros iraquíes bautizaron este vehículo Al-Husayn modificado como Al-Abbas. Los ingenieros redujeron la carga útil del misil a solo 300 kilogramos (660 libras), pero podría alcanzar un objetivo a 900 kilómetros (560 millas). Las tripulaciones de lanzamiento iraquíes ahora podrían llegar a Teherán con facilidad y también a muchas partes del Medio Oriente, incluido todo Israel. A pesar del mayor alcance, la precisión del misil resultó sospechosa. El CEP fue casi el mismo que el de Al-Husayn, pero las afirmaciones oficiales acreditaron al Al-Abbas con un CEP de 300 metros (980 pies), menos que un SCUD-B no modificado de corto alcance. Los misiles iraquíes nunca alcanzaron estas capacidades en las pruebas de vuelo o aparentemente en el campo. Sin embargo, si las tripulaciones lanzaron el misil en grandes áreas urbanas como Teherán y el propósito era realizar un ataque terrorista, entonces la precisión podría no ser necesaria.

Irán no estaba indefenso; podría responder a los ataques con misiles iraquíes. Bajo el control de la fuerza aérea iraní, las tripulaciones de lanzamiento dispararon SCUD-B contra los iraquíes en marzo de 1985. Libia primero vendió SCUD a Irán, y luego Corea del Norte envió alrededor de 100 misiles a Irán en 1988. Los informes noticiosos nombraron a Siria como fuente de SCUD para Irán. . Curiosamente, estos mismos países pueden haber proporcionado componentes, tecnología y asistencia a Bagdad durante la guerra. Las tripulaciones de misiles iraníes bombardearon posiciones y ciudades iraquíes en represalia por los ataques con misiles balísticos. Irán utilizó por primera vez catorce misiles en lanzamientos de 1985; disminuyó a ocho el próximo año; aumentó a dieciocho en 1987; y disparó ochenta y ocho misiles en 1988.

Los iraníes no tuvieron que modificar sus misiles. Los misiles SCUD iraníes no tuvieron que atravesar una distancia tan grande para atacar las principales ciudades como lo hicieron sus homólogos iraquíes. La distancia entre Bagdad y la frontera, menos de 250 kilómetros, o unas 150 millas, era más cercana que el alcance de los misiles iraquíes a Teherán. Mientras la guerra terrestre no altere el campo de batalla, los SCUD iraníes podrían alcanzar sus objetivos. Sin embargo, los iraníes tenían una ventaja sobre los iraquíes. Las fuerzas militares revolucionarias iraníes mantuvieron el control del territorio iraní con vigor y querían vengar el ataque no provocado contra su nación. El celo religioso permitió a los comandantes iraníes intercambiar sangre por territorio mediante ataques de oleadas humanas contra posiciones defensivas preparadas. El tiempo estaba del lado de Irán, ya que podrían usar el desgaste contra los iraquíes. Teherán tuvo que hacer retroceder a los iraquíes y usar sus SCUD sin modificar. Irán no estaba motivado para ampliar el alcance de sus misiles balísticos.

Superficialmente, Teherán tenía una tremenda ventaja sobre los iraquíes en términos de alcance de misiles. Sin embargo, varias circunstancias atenuantes limitaron la capacidad de Irán para aprovechar esta situación. Irán, bajo sanciones económicas de muchas naciones, tuvo problemas para vender su principal producto de exportación, el petróleo. Los constantes combates en el Golfo Pérsico entre las fuerzas aéreas y navales iraníes e iraquíes redujeron el flujo de petróleo a ambos países y afectaron su capacidad de obtener divisas para comprar armas o apoyo. Los iraquíes, sin embargo, tenían apoyo financiero externo para librar su guerra contra Irán. El fundamentalismo islámico amenazó a Arabia Saudita, Kuwait y otros países que fueron apoyados por el liderazgo religioso y político iraní. Estos países comenzaron a proporcionar préstamos y apoyo financiero directo a Saddam Hussein en su esfuerzo por luchar contra Irán. La fuerza aérea iraní también se estaba quedando sin recursos y sus capacidades disminuyeron lentamente con el tiempo. Irak podría complementar los ataques con misiles con incursiones aéreas para atacar las ciudades más grandes. Irán no pudo hacer lo mismo con sus aviones y tuvo que depender de los ataques con misiles balísticos que provenían de un grupo cada vez menor de armas disponibles. Una opción para Teherán era intentar construir sistemas SCUD-B. En lugar de centrarse en las modificaciones de misiles balísticos, los ingenieros iraníes se concentraron solo en la capacidad de producción, pero no lograron realizar mejoras operativas. Los centros de producción permitieron que las fuerzas militares iraníes lanzaran vehículos Oghab con un alcance de cuarenta kilómetros (25 millas). Oghabs apoyó operaciones terrestres y ataques limitados a ciudades iraquíes. Los comandantes militares iraníes utilizaron estos misiles no guiados como artillería.

Guerra de las ciudades

El conflicto entre Irán e Irak se prolongó. No había sentido de ninguna negociación o esfuerzo para poner fin al conflicto. Las operaciones terrestres continuaron con horrendas bajas. Ambos lados se desangraron con pérdidas. El conflicto se centró en objetivos urbanos y económicos para infligir suficiente dolor como para obligar a un bando a capitular. Irak tendría que depender de los ataques aéreos hasta que sus ingenieros y su capacidad de producción pudieran poner en funcionamiento el sistema Al-Husayn o Al-Abbas o hacer retroceder a las fuerzas terrestres iraníes. Irán podría responder con su avión limitado, pero sus SCUD-B tenían suficiente alcance para responder de inmediato. En 1987, los ataques a las ciudades comenzaron en serio. Cuando Hussein finalmente obtuvo la capacidad de lanzar sus misiles Al-Husayn, surgió una nueva estrategia. Las fuerzas militares iraquíes ahora podrían atacar a Teherán sin efecto. El 29 de febrero de 1988, Al-Husayn demostró sus capacidades operativas cuando las tripulaciones de misiles militares iraquíes lanzaron cinco vehículos contra Irán. Esta capacidad insufló nueva vida al esquema iraquí para cambiar la naturaleza de la guerra. Una nueva “Guerra de las Ciudades” de cincuenta y dos días estalló en el teatro que obligaría a ambos bandos a sentarse a la mesa de negociaciones.

Del 29 de febrero al 20 de abril, ambas partes intercambiaron misiles balísticos y ataques aéreos en sus capitales y otros objetivos. Si bien los misiles eran inexactos, los SCUD iraquíes e iraníes y sus derivados aún produjeron daños físicos masivos y algunas víctimas. Al igual que su antecesor, el V-2, y su ataque a Londres, el propósito de los misiles era aterrorizar a la población. Algunos analistas creían que las inexactitudes de los misiles iraquíes se acercaban varias magnitudes por encima de sus CEP declarados. Sin embargo, hubo informes de ataques con misiles iraquíes realizados en salvas que aterrizaron alrededor de objetivos definidos. Los ataques con misiles iraquíes parecían ganar en precisión a medida que continuaba la campaña. Incluso con la precisión mejorada de los misiles, las ciudades se convirtieron en el foco del ataque.

Las grandes áreas urbanas de Teherán y Bagdad se extendían por cientos de millas cuadradas y tenían poblaciones que se contaban por millones. Dado que cada lado no tenía un sistema de alerta o un sistema de defensa antimisiles, la población podía hacer poco excepto preparar refugios antiaéreos o abandonar el área. La única indicación de un ataque de misil entrante fue el impacto de la ojiva, ya que el vehículo alcanzó velocidades de Mach 1,5. El impacto psicológico de un misil que podía matar rápidamente a muchas personas y no permitía defensa aterrorizó a la población. En última instancia, pocos murieron a causa de estos ataques, pero su efecto psicológico creó más impacto que los físicos. Irán perdió aproximadamente 2000 bajas e Irak sufrió solo 1000 bajas en estos ataques. Estas bajas fueron menores en relación con el tamaño de las capitales y las principales ciudades.

Irak redobló sus esfuerzos para asustar a la población iraní. Durante el período, los pilotos de la fuerza aérea iraquí realizaron más de 400 incursiones contra objetivos urbanos y económicos. Los equipos de lanzamiento de Al-Husayn dispararon de 160 a 190 misiles contra Teherán y Qom. Además, los iraquíes podrían usar su stock SCUD-B para atacar otros objetivos fronterizos. El Al-Abbas no estaba listo para operar, pero sus pruebas de vuelo y las declaraciones de propaganda iraquí continuaron arrojando información sobre sus capacidades futuras. La tasa de ataques con misiles de Al-Husayn fue relativamente baja, alrededor de tres por día durante la “Guerra de las Ciudades”. Sin embargo, los informes noticiosos sobre el posible uso iraquí de armas químicas enfriaron a la población iraní. El pueblo iraní se convenció de que Bagdad tenía la voluntad y la capacidad de usar armas químicas contra ellos, cuando surgieron informes sobre cómo Hussein autorizó el uso en el campo de batalla de sus municiones químicas contra las fuerzas militares iraníes y más tarde contra la población kurda iraquí. Las fuerzas militares iraníes entendieron que Al-Husayn y Al-Abbas también tenían la capacidad de transportar ojivas químicas. Estos temores obligaron a las poblaciones iraníes a considerar abandonar Teherán y otras ciudades. A medida que se intensificaba la campaña de misiles balísticos, la gente empezó a marcharse. El propio Jomeini evacuó la capital. Después de que los informes noticiosos hicieran pública su partida, millones lo siguieron. Aproximadamente un tercio de la población de Teherán se fue por seguridad. Mientras la moral iraní vacilaba, la confianza iraquí comenzó a aumentar. La estrategia iraquí estaba empezando a funcionar. Las fuerzas militares iraníes entendieron que Al-Husayn y Al-Abbas también tenían la capacidad de transportar ojivas químicas. Estos temores obligaron a las poblaciones iraníes a considerar abandonar Teherán y otras ciudades. A medida que se intensificaba la campaña de misiles balísticos, la gente empezó a marcharse. El propio Jomeini evacuó la capital. Después de que los informes noticiosos hicieran pública su partida, millones lo siguieron. Aproximadamente un tercio de la población de Teherán se fue por seguridad. Mientras la moral iraní vacilaba, la confianza iraquí comenzó a aumentar. La estrategia iraquí estaba empezando a funcionar.

Irán respondió a los ataques iraquíes con sus propios SCUD-B. Irán lanzó unos sesenta y un misiles balísticos. Estos misiles representaban la mayor parte de las existencias SCUD restantes de Irán. Dada la desventaja cuantitativa en misiles y la aparentemente gran capacidad de producción de Irak, Teherán necesitaba evaluar su posición. A diferencia de la fallida campaña alemana V-2 para presionar a los británicos a negociar, la Guerra de las Ciudades había logrado obligar a Irán a considerar poner fin a la guerra. Khomeini no podía enfrentar una guerra sangrienta continua con su vecino, la atrofia económica y una población aterrorizada. Teherán consideró la posibilidad de que continuaran los ataques iraquíes con misiles balísticos y aviones, y el gobierno iraní decidió aceptar un alto el fuego con Bagdad en julio de 1988. Las fronteras entre Irán e Irak no cambiaron apreciablemente;

Los ataques con misiles de Al-Husayn ayudaron a poner fin al conflicto. Dadas las perspectivas de paz, el creciente descontento por las bajas adicionales, los temores de ataques adicionales y la falta de capacidad para ganar la guerra, los ataques con misiles pasaron factura. Estados Unidos también había entrado en el conflicto protegiendo el comercio y garantizando la seguridad de las entregas de petróleo en el Golfo Pérsico, una de las principales armas que Irán usó contra Irak. Dadas las condiciones militares, políticas y económicas que se desmoronaban en Irán, los lanzamientos de misiles balísticos crearon condiciones que provocaron un desmoronamiento más rápido de la posición estratégica de Teherán. Los misiles armados convencionalmente y el bombardeo estratégico demostraron ser un arma capaz contra poblaciones que ya se encontraban en un estado frágil para capitular. Afortunadamente, Hussein no armó a Al-Husayn con un arma química o biológica. Con este éxito, Irak continuaría desarrollando programas de armas avanzadas. Esta lección no pasó desapercibida para Teherán, ya que ese gobierno también trabajó para desarrollar sistemas de misiles de largo alcance. Más tarde, cada lado buscaría armar estos vehículos con un arma definitiva, un dispositivo nuclear.


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