martes, 7 de enero de 2025

Teoría de la guerra: IA y el riesgo de la sorpresa

La singularidad de la IA y el creciente riesgo de sorpresa

Lecciones de los procesos de aprendizaje estratégico y operativo de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), 2014-2019


Meir Finkel || Centro Dado

(Este artículo apareció originalmente en PRISM, vol. 8, n.º 4 )

Durante décadas, los académicos han reflexionado sobre la probabilidad y el efecto de que las computadoras superen la inteligencia humana, a menudo denominada la singularidad. Para los militares, la singularidad de la inteligencia artificial (IA) será un arma de doble filo. Debemos tratar de lograrla y emplearla, al tiempo que negamos a nuestros adversarios la oportunidad de hacerlo. Cuando surja la singularidad de la IA, es probable que tenga profundas implicaciones para las capacidades tácticas, así como para la toma de decisiones estratégicas y operativas. Los adversarios de Estados Unidos, incluidos tanto China como, en menor medida, Rusia, tratarán de aprovechar las nuevas posibilidades que ofrece la singularidad de la IA. Este artículo se centra en contrarrestar estos efectos. Si bien las tecnologías emergentes son novedosas, la necesidad de adaptación es perenne. Basaré mis recomendaciones en los recientes avances en la “máquina de aprendizaje” de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que tenían como objetivo mejorar su capacidad para hacer frente a la evolución acelerada de sus adversarios en Oriente Medio.

En su estudio “La singularidad del campo de batalla: inteligencia artificial, revolución militar y el futuro poder militar de China”, Elsa B. Kania identificó varias capacidades que los chinos buscan mejorar mediante el aprovechamiento de la IA, entre ellas “la fusión de datos, el procesamiento de la información y el análisis de inteligencia habilitados por la IA; los juegos de guerra, la simulación y el entrenamiento; la defensa, la ofensiva y el mando en la guerra de la información; y el apoyo inteligente a la toma de decisiones de mando”. Señala que algunos pensadores chinos anticipan una “'singularidad' en el campo de batalla, en la que la cognición humana ya no puede seguir el ritmo de la velocidad de la toma de decisiones y el ritmo del combate en la guerra futura” y que “el EPL podría demostrarse menos adverso a la perspectiva de sacar a los humanos 'de la trama' para lograr una ventaja”. Esta evolución podría presentar un desafío estratégico para Estados Unidos, sostiene. Kania insta al ejército estadounidense a prepararse para un futuro en el que Estados Unidos ya no pueda disfrutar de una clara ventaja tecnológica, especialmente centrándose en “los factores humanos y la capacidad organizativa que son determinantes críticos de una innovación exitosa en defensa”. 1

Aunque parezca que la singularidad de la IA afectará principalmente a las capacidades militares a nivel táctico, a través de enjambres robóticos por ejemplo, Kania afirma que “… el EPL puede centrarse en aprovechar la IA para mejorar el mando y el control a nivel operativo e incluso estratégico de la guerra mediante asistencia inteligente para la toma de decisiones de mando, buscando incluso permitir la toma de decisiones a la velocidad de las máquinas”.

Este artículo se centra en los “factores humanos y la capacidad organizativa” desde una perspectiva israelí. Aunque no sabemos si se logrará la singularidad de la IA, ni cuándo ni quién lo hará, presentaré un enfoque de los procesos de aprendizaje estratégico y operativo que pueden acelerar la capacidad tanto de explotar la IA como de minimizar sus efectos cuando la utilicen los adversarios. Luego abordaré las medidas destinadas a responder mejor a la creciente posibilidad de sorpresas tecnológicas y doctrinales basadas en la IA.

Las recomendaciones que se presentan aquí se basan en nuevas prácticas israelíes desarrolladas como parte de la competencia de aprendizaje entre las Fuerzas de Defensa de Israel y sus adversarios entre 2014 y 2019. No fueron diseñadas para abordar directamente la singularidad de la IA, pero pueden ofrecer información sobre el aprendizaje militar individual y organizacional y las capacidades de contraataque.

La “máquina de aprendizaje” de las FDI

La necesidad de adaptación y cambio de las FDI ha aumentado significativamente en los últimos años debido a cuatro campañas de mediana escala (2006, 2008-09, 2012, 2014) y numerosos enfrentamientos de pequeña escala contra redes de aprendizaje “híbridas”, que en los últimos años incluyen a Irán, Hezbolá, el régimen sirio (apoyado por Rusia), Hamás, la Yihad Islámica (en Gaza), el Estado Islámico (en el Sinaí), Jabhat el-Nusra (en los Altos del Golán sirios) y otros. El ritmo frenético del cambio exigió evaluaciones estratégicas rápidas y el desarrollo de conceptos operativos (para el teatro norte), una rápida toma de decisiones estratégicas y operativas antes de las operaciones en todos los teatros, y un ritmo más rápido de aprendizaje y adaptación de las FDI a los nuevos métodos tácticos y capacidades tecnológicas empleados por los adversarios de Israel.

Esos desafíos obligaron a las FDI a desarrollar prácticas innovadoras de aprendizaje y adaptación, cuyos principales elementos fueron:

  • Un acelerador de aprendizaje estratégico y operativo: el Centro Dado 2  para Estudios Militares Interdisciplinarios;
  • Un esfuerzo educativo centrado en el aprendizaje y la capacidad de cambio que enseña el Enfoque de Aprendizaje de Diseño;
  • Escenarios de entrenamiento que llevan la incertidumbre al límite y exigen adaptación en tiempo real, desde los líderes de pelotón hasta el Jefe del Estado Mayor de las FDI;
  • Un sistema de lecciones aprendidas en tiempos de guerra que exige un tiempo de respuesta de 24 horas para cualquier cambio, ya sea en la organización, los procedimientos o el entrenamiento;
  • Cambios organizativos que impulsan el desarrollo del conocimiento, incluido el Comando de Profundidad y la Brigada de Comando, el aparato cibernético, la nueva división de innovación y experimentación J5 y una unidad experimental multidominio.

El Centro Dado como “acelerador” del aprendizaje estratégico y operativo

La misión del Centro Dado para Estudios Militares Interdisciplinarios, que comandé desde junio de 2014 hasta junio de 2019, es “Ser el experto de las FDI en procesos de aprendizaje y desarrollo de conocimientos a nivel estratégico y operativo, desarrollar el campo, asimilarlo en las FDI y ayudar a los órganos de las FDI en su implementación”. Pertenece a las FDI J7/J3 y se fundó después de la Segunda Guerra del Líbano (2006), con sus raíces en el Instituto de Investigación de Teoría Operativa (OTRI). En los años inmediatamente posteriores a la guerra de 2006, se centró en la educación de oficiales superiores en el pensamiento sistémico. En 2014 comenzó a albergar procesos de aprendizaje a nivel estratégico y operativo, basados ​​a partir de 2015 en el Enfoque de Diseño revisado que formuló la FDI.

Mientras que el enfoque de diseño implementado por el ejército de los EE. UU. en los últimos años se centra en el nivel operativo y comienza por identificar los cambios “externos” en la realidad, el enfoque israelí se centra tanto en los niveles estratégico como operativo y dedica una atención sustancial al reconocimiento de las “brechas de relevancia” del lado azul antes de buscar la mejor manera de avanzar. 3 , 4

En el centro del proceso de aprendizaje se encuentra la suposición de que el concepto preexistente o actual es inadecuado para el desafío emergente. Por lo tanto, en todo proceso de aprendizaje, el primer paso es examinar críticamente la brecha entre nuestro concepto, organización y doctrina actuales y la realidad. En otras palabras, el proceso no comienza con el análisis directo del lado rojo, un enfoque profundamente arraigado en el ADN de los oficiales militares, sino con un análisis de los desafíos del lado azul al reconocer la necesidad de adaptarse a los cambios realizados por el lado rojo (o cambios en la comunidad internacional, la tecnología militar, etc.). Esto se inicia cuestionando los supuestos y creencias básicos del comandante o de la organización; cómo se manifiestan en nuestros patrones de acción, nuestra estructura organizacional y nuestros patrones de comportamiento y aprendizaje. Solo después de que el comandante y su personal reconozcan esta brecha, puede comenzar un proceso de aprendizaje destinado a crear un concepto operativo relevante o un concepto futuro.

Sobre la base del análisis del sistema y del análisis crítico estructurado descritos anteriormente, el proceso continúa buscando “potenciales”: las posibilidades positivas y negativas incorporadas en un sistema emergente y sobre las cuales sería prudente actuar para influir en ellas a nuestro favor para la creación del sistema futuro deseado. Los potenciales pueden presentarse en diversas formas: vulnerabilidades enemigas, capacidades tecnológicas emergentes, posibles tratados internacionales y otros. Sobre la base de nuestra nueva y mejorada comprensión de los desafíos, la adaptación a este punto y los potenciales que identificamos, se diseña una estrategia preliminar. El siguiente paso es la autocrítica/contraste, en la que determinamos las amenazas potenciales a la estrategia emergente. Estas pueden ser externas (adversarios) o internas (objeciones dentro de las FDI, por ejemplo).

Tras la evaluación y la consolidación, la estrategia preliminar se convierte en la estrategia aprobada. El proceso continúa entonces con el desarrollo de un concepto de campaña operacional para lograr la estrategia deseada. En muchos casos, el resultado va más allá de las directrices para la planificación posterior a la fase de diseño, sino que también incluye cambios organizativos en el cuartel general, un reenfoque de la inteligencia y cambios en la infraestructura de combate. Tres aspectos específicos de este proceso son especialmente dignos de mención: 1) Cada proceso es único y está hecho a medida según el problema, la organización y el comandante; 2) El proceso exige un aprendizaje continuo de doble ciclo: sobre el problema en cuestión y sobre las metodologías de pensamiento empleadas durante el proceso; 3) A medida que los comandantes de las FDI llevan a cabo procesos de diseño en el contexto de la preparación para la guerra inmediata, el proceso requiere que el comandante "divida" su personalidad entre un liderazgo basado en la jerarquía que intenta convencer a los subordinados de la validez de los planes/capacidades actuales, y un proceso de mente abierta que contiene desafíos de liderazgo incómodos, como admitir que los planes y capacidades actuales pueden haber perdido su relevancia.

En los últimos años, los comandantes llevaron a cabo cada vez más procesos basados ​​en el enfoque de diseño con la ayuda del Centro Dado (por ejemplo, se desarrolló un enfoque holístico para el teatro de operaciones del norte, la defensa fronteriza de los Altos del Golán, la defensa fronteriza entre Israel y el Líbano, la Franja de Gaza, el EI en el Sinaí, el frente interno y la futura guerra terrestre). 5  En esos procesos, los generales de las FDI recibieron la ayuda de los expertos en metodología de diseño del Centro Dado, que se centraron en sus necesidades y en su capacidad de simulación de guerra. El Centro Dado extrajo lecciones de cada proceso para mejorar los esfuerzos futuros. El ritmo acelerado de los procesos de diseño no solo ayudó a los comandantes a desarrollar soluciones pertinentes para sus desafíos emergentes, sino que también creó un “músculo de diseño” mejor y más rápido en sus subordinados y en los estados mayores que participaron en el proceso. 6

Esfuerzo educativo centrado en el aprendizaje y la capacidad de cambio

En base a la creciente comprensión dentro de las FDI de la necesidad de mejorar el pensamiento estratégico y operativo, así como las habilidades de aprendizaje, desde 2014 se ha puesto en marcha un esfuerzo multifacético. Comenzó con el Curso de Brigadieres dirigido por el Comandante de los Colegios Militares, que enseñaba diseño utilizando una pedagogía de autoexploración. Basándose en este curso, el Centro Dado creó un documento que fue publicado en 2015 por el J7 de las FDI como la nueva forma formal en que las FDI llevan a cabo procesos de aprendizaje destinados a desarrollar conceptos operativos.

Desde 2015 se han realizado muchas adaptaciones en la formación de oficiales, como consecuencia de la creciente necesidad de acelerar los procesos de aprendizaje y basándose en la metodología del enfoque de diseño formal. Estas incluyen un cambio en el Curso de Coroneles del Centro Dado, destinado a educar a los titulares de puestos específicos en el Cuartel General (GHQ), los comandos regionales, los servicios y las ramas que lideran o participan en los procesos de diseño, desde la planificación hasta el diseño; la reorganización de 2015 en el plan de estudios del Colegio de Defensa Nacional centrado en el diseño principalmente a través de la experiencia personal adquirida por los participantes del curso mediante simulaciones; la enseñanza de los conceptos básicos del enfoque de diseño en el Colegio de Comando y Estado Mayor tanto para los comandantes de batallón y escuadrón como para los oficiales de estado mayor en el rango OF-4 a partir de 2018. El Curso de Brigadieres mencionado anteriormente todavía se está llevando a cabo. En 2018, el Curso de Comandantes de División también comenzó a enseñar parte del proceso de diseño. En conjunto, estos representan un esfuerzo educativo integral dentro de las FDI para mejorar su capacidad de aprendizaje organizacional.

Escenarios de entrenamiento que llevan la incertidumbre al límite: la “vacunación” contrasorpresa

Mis recomendaciones sobre cómo abordar la incertidumbre en el campo de batalla y gestionar el riesgo de sorpresa tecnológica y doctrinal provienen de dos fuentes: el enfoque teórico desarrollado en mi libro Sobre la flexibilidad , que trata de la recuperación de la sorpresa tecnológica y doctrinal; 7 y de las prácticas de educación y entrenamiento de las FDI que se centran en la mejora de la flexibilidad.  

En On Flexibility  se examinó cómo los ejércitos se han recuperado rápidamente de las sorpresas tecnológicas y doctrinales mediante el uso de una variedad de habilidades que se incluyen en el encabezado general de flexibilidad. Estas habilidades también son válidas aquí, ya que la mayoría de las implicaciones tácticas de la IA (tal como las define Kania: vehículos aéreos no tripulados inteligentes e inteligencia de enjambre; vehículos de superficie no tripulados inteligentes; vehículos terrestres no tripulados inteligentes; UUV autónomos; inteligencia de misiles) pueden dar lugar a los mismos tipos de sorpresas. 8 

La flexibilidad se construye sobre cuatro estratos. El primero es conceptual y doctrinal. La flexibilidad conceptual y doctrinal se produce cuando los altos funcionarios civiles y los oficiales militares crean una atmósfera organizativa que anima a los comandantes de menor rango a plantear ideas que desafíen la doctrina oficial. Los oficiales (y los soldados y las mujeres) que presentan ideas originales aumentan el número de opciones, lo que permite al ejército, tomado por sorpresa, modificar su doctrina y sus tácticas. Una doctrina basada en este enfoque presenta una visión equilibrada de todas las formas de guerra y reduce el peligro de quedarse atascado en una rutina dogmática. Aquí quiero destacar que, debido al futuro entorno de campo de batalla disputado previsto en los conceptos militares occidentales actuales, supongo que las fuerzas militares estadounidenses y de otros países tendrán que "inventar" el último 30 por ciento de su doctrina en el campo de batalla, porque todo lo que poseen al caminar será cuestionado.

El segundo estrato es organizativo y tecnológico: unidades de armas combinadas, redundancia de capacidades para enfrentar grandes desafíos operativos y versatilidad y capacidad de cambio tecnológica.

El tercer estrato es la flexibilidad en el mando y las habilidades cognitivas, que es de suma importancia en las organizaciones militares modernas, a pesar de la excesiva dificultad de su implementación. La flexibilidad mental es un rasgo cognitivo adquirido por los comandantes que han aprendido y han operado en entornos que estimulan el cuestionamiento y la creatividad. En las condiciones volátiles del campo de batalla, permite al comandante adaptarse rápidamente y mantener el ingenio. El mando flexible espera que los comandantes subalternos tomen la iniciativa. El amplio margen para la iniciativa debería permitirles encontrar soluciones originales en situaciones inesperadas y recibir el respaldo de sus superiores. La flexibilidad conceptual y doctrinal es la condición sine qua non para el desarrollo de este estrato, de lo contrario las condiciones no serán propicias para la elasticidad mental y los métodos de mando y control descentralizados.

El 6 de octubre de 1973, durante el Yom Kippur, Egipto y Siria lanzaron un ataque sorpresa coordinado contra Israel. En la imagen se ve a un equipo médico de las FDI evacuando a un soldado herido del campo de batalla. (Fuerzas de Defensa de Israel, 11 de octubre de 2005)

El cuarto estrato es un mecanismo rápido de aprendizaje de lecciones en tiempos de guerra (ver más abajo).

Las FDI ejercitan la flexibilidad cognitiva en casi todos los niveles. Me centraré en los más relevantes. En los ejercicios de batallón y brigada, la misión puede cambiar al comienzo del ejercicio, el fracaso en el cumplimiento de las misiones es una parte integral del ejercicio y la sorpresa es la norma. Es importante señalar que los comandantes de batallón y brigada de las FDI experimentan desafíos similares en su actividad operativa en Gaza, los Altos del Golán y la frontera libanesa. La combinación de entrenamiento y experiencia operativa genera resistencia de mando que también debería ser válida para la sorpresa tecnológica en la guerra. En los ejercicios de división existen todos los componentes mencionados anteriormente, con el agregado de otro componente: un mecanismo de lecciones aprendidas en tiempos de guerra.

En el nivel del Cuartel General se estableció en 2014 un nuevo tipo de ejercicio, además del “ejercicio anual de las FDI”. Un “ejercicio de reflexión” anual capacita al Jefe del Estado Mayor (el comandante de las FDI) y a su foro de reflexión en tiempos de guerra. En estos ejercicios (que no involucran tropas) el comandante de las FDI se enfrenta al desafío del “diseño en tiempos de guerra” (esfuerzos acelerados para desarrollar un concepto relevante de operaciones para el escenario dado). Los ejercicios incluyen escenarios sorpresa que sirven como una “vacunación mental” contra sorpresas estratégicas del tipo que sufrieron las FDI en la Guerra de Yom Kippur en 1973.

Es importante señalar que ambos aspectos de las prácticas de las FDI que se han presentado anteriormente se basan en su cultura estratégica, que incluye una relativa apertura a la discusión de las lagunas conceptuales y de relevancia organizativa, y un entendimiento común de que el objetivo de los ejercicios es aprender, no ganar, y que para aprender, el alumno tiene que fracasar, sorprenderse y ser desafiado mentalmente. Cualquiera de las prácticas mencionadas anteriormente debe adaptarse naturalmente a la cultura del estamento militar que la adopte.

También es importante señalar que las FDI utilizan un sistema de evaluación cognitiva basado en computadora que evalúa y otorga puntajes a la capacidad de los cadetes en el Curso Básico de Oficiales y en el Curso de la Escuela de Comando y Estado Mayor de Alon para reconocer un cambio en el comportamiento y las habilidades del enemigo (sorpresas tecnológicas y doctrinales) y responder a ellos. Las personas que experimentan dificultades en este sentido (u otras) pasan por un entrenamiento cognitivo enfocado para desarrollar esas habilidades. 9

Un sistema basado en lecciones aprendidas en tiempos de guerra

El cuarto estrato del enfoque de flexibilidad de las FDI es el mecanismo que facilita el aprendizaje rápido y la rápida circulación de las lecciones, de modo que todo el sistema militar esté al día de las sorpresas y los desafíos y sea informado de sus soluciones. Este estrato tiene en cuenta la necesidad de vincular el pasado, el presente y el futuro, y de confiar en medidas de comunicación que permitan un flujo rápido de información.

La industria armamentística es otro sector que puede proporcionar una rápida respuesta que permita recuperarse de las sorpresas tecnológicas. Las estrechas relaciones de trabajo entre las fuerzas armadas israelíes y la industria armamentística pueden contrarrestar las sorpresas modificando el equipo existente incluso mientras la batalla todavía está en curso.

El procesamiento de lecciones durante el combate fue empleado por primera vez por el Comando de Fuerzas Terrestres antes de la Segunda Guerra del Líbano (2006), 10  luego desarrollado y empleado y mejorado significativamente durante la Operación “Plomo Fundido” en Gaza (2008-9). 11  Como parte de este esfuerzo se publicó un manual de campo de “aprendizaje durante el combate”; se agregaron “eventos de aprendizaje” a la rutina diaria en tiempos de guerra del cuartel general de la división (como parte de las tácticas, técnicas y procedimientos de la división); se agregaron “oficiales de aprendizaje” encargados de preparar los eventos de aprendizaje a la Tabla de Organización y Equipo del personal del cuartel general de la brigada y la división; se llevó a cabo un entrenamiento específico para preparar a estos oficiales; y se agregó una nueva tarea de entrenamiento a los ejercicios de la división: identificar las nuevas armas y tácticas insertadas por los planificadores de ejercicios y desarrollar soluciones. Cuando comienza una operación, el Comando de Fuerzas Terrestres abre un “centro de aprendizaje en tiempos de guerra” que extrae información de las unidades, la procesa y envía los nuevos descubrimientos y soluciones tecno-tácticas a las unidades dentro de las 24 horas.

Es cierto que la capacitación de los comandantes en este mecanismo de aprendizaje ha sido desigual en términos de su eficacia en los últimos años, pero es un esfuerzo continuo.

Cambios organizacionales que impulsan el desarrollo del conocimiento

Algunos de los desafíos que las FDI experimentaron en los últimos años se derivan de capacidades emergentes o supuestamente deberían ser superadas por ellas, las cuales deben explorarse para comprenderse mejor antes de su plena explotación. Por lo tanto, algunos de los cambios organizacionales en los últimos años han tenido un carácter exploratorio. El entonces Jefe de Estado Mayor Benny Gantz estableció el Comando de Profundidad en 2012, y su sucesor Gadi Eizenkot estableció la Brigada de Comando en 2016. Ambas organizaciones se encargaron de desarrollar conceptos y capacidades para el empleo de fuerzas de las FDI en la profundidad del enemigo, que las FDI consideran más relevante que antes. Eizenkot se ocupó extensamente de los cambios organizacionales necesarios tanto para mitigar los riesgos como para explotar los beneficios potenciales en el dominio cibernético. Esto comenzó en 2016 con el nombramiento del primer Jefe de Estado Mayor Cibernético de las FDI como un primer paso (dentro de la oficina del Jefe de Estado Mayor Adjunto). Las discusiones sobre la necesidad de una rama cibernética dieron como resultado el establecimiento de una nueva División de Defensa Cibernética en 2018 dentro de la recién nombrada Rama de Comunicaciones y Cibernética. Las capacidades cibernéticas ofensivas siguen estando a cargo de la Dirección de Inteligencia. El camino organizativo de las FDI en el ámbito cibernético aún no ha llegado a su destino final.

En marzo de 2019, el teniente general Aviv Kochavi, actual jefe del Estado Mayor, anunció el establecimiento de una nueva división de innovación y experimentación dentro del J5, y una “unidad multidominio” destinada a explorar nuevos potenciales para las FDI, centrada en una mayor letalidad contra Hezbolá y Hamás. 12

La brigada de paracaidistas de las Fuerzas de Defensa de Israel opera en la Franja de Gaza para encontrar y desactivar los túneles terroristas de la red de Hamás y eliminar su amenaza a los civiles israelíes. (Fuerzas de Defensa de Israel, 20 de julio de 2014)

¿De la experiencia de las Fuerzas de Defensa de Israel a la singularidad de la IA?

El pensamiento de las Fuerzas de Defensa de Israel sobre la guerra futura reconoce el potencial de la IA para su propio uso, pero presta relativamente poca atención a su explotación por los enemigos de Israel y no aborda en absoluto el desafío de la singularidad de la IA. Los esfuerzos actuales encaminados a lograr una “posición de mando superior” en todos los niveles de la guerra se aceleraron en los últimos años para hacer frente a los rápidos cambios en Oriente Medio en los niveles geopolítico, estratégico, operativo y táctico.

Sin embargo, las prácticas israelíes pueden aportar importantes conocimientos sobre el desafío de la IA. En primer lugar, el enfoque en las propias lagunas de relevancia puede fomentar un enfoque más autocrítico, como lo ejemplificó recientemente el comandante del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, general David H. Berger, quien emitió una crítica radical de la estrategia anfibia de los marines, “calificando el enfoque actual de trasladar a los marines a tierra a bordo de vehículos anfibios y helicópteros pequeños y lentos como un plan ‘poco práctico e irrazonable’ que se ha encajado en una fuerza que ‘no está organizada, entrenada ni equipada para apoyar a la fuerza naval’ en un combate de alto nivel”. 13  Adquirir el hábito de buscar señales tempranas de disminución de la relevancia ayudará sustancialmente a quienes quieran hacer frente al ritmo creciente de cambios que seguramente impondrá la introducción de la IA en cada vez más campos militares. En segundo lugar, no se sabe si la IA reemplazará las prácticas de toma de decisiones estratégicas y operativas basadas en el ser humano y de qué manera, por lo que mejorar las que existen hoy dará sus frutos.

Hay otras dos recomendaciones en relación con el creciente potencial de sorpresas tecnológicas y doctrinales basadas en la IA. En primer lugar, el concepto amplio de flexibilidad es tan relevante aquí como lo es para las sorpresas derivadas de otros avances tecnológicos. Insertar sorpresas basadas en la IA en los escenarios de entrenamiento puede ayudar no sólo a los preparativos de los comandantes y los estados mayores, sino también a desarrollar una mejor comprensión institucional de la amenaza. En segundo lugar, para hacer frente al desafío de la singularidad de la IA, como ocurre con otras amenazas, se necesitarán contramedidas. Puede que valga la pena considerar el desarrollo de medidas para desorientar el aprendizaje y la toma de decisiones de la IA enemiga mediante nuevos tipos de engaños y guerra de información. Una decisión rápida pero errónea de la IA enemiga puede paralizar su voluntad de emplear sistemas de ayuda a la toma de decisiones basados ​​en la IA en el futuro. El desarrollo de contramedidas puede resultar más fácil y más barato que el desarrollo de una IA ofensiva, como ocurre con los inhibidores de GPS baratos y fáciles de utilizar.

Los investigadores del Dado Center sugirieron una “operación de aprendizaje” limitada al comienzo de una confrontación a gran escala (para evaluar al enemigo y la situación y ajustarse rápidamente antes de enviar la fuerza principal) como una lección de la intervención de las FDI en los túneles ofensivos de Hamás en la Operación “Plomo Fundido”. 14  Aunque esta recomendación no fue adoptada inmediatamente por las FDI, con el alto nivel de incertidumbre en un conflicto futuro con un enemigo que posee capacidades sofisticadas de IA, un enfoque de este tipo sería esencial. Incluso si la propuesta del Dado Center no se adopta per se, algún tipo de mecanismo de aprendizaje de lecciones en tiempo real será esencial si el enemigo emplea la IA en formas nuevas e imprevistas. Las organizaciones adaptables permiten el aprendizaje, a diferencia del patrón de las organizaciones burocráticas tradicionales que a menudo matan nuevas iniciativas organizacionales en la cuna, especialmente en campos nuevos y desconocidos. Esto debe tenerse en cuenta al dar los primeros pasos organizacionales en un mundo potencialmente dominado por la IA.

Conclusión

No hay duda de que la IA tendrá influencia en la guerra y, por lo tanto, en la manera en que las organizaciones militares se desarrollan para utilizar la IA y negar su uso por parte de los adversarios. Es posible que, debido a las diferencias en la cultura y las normas militares, los ejércitos no occidentales tengan menos restricciones para armar y emplear esas tecnologías emergentes. Los ciclos de aprendizaje rápidos, tanto de diseño de fuerzas como de conceptos operativos y lecciones de guerra, serán de gran beneficio para las organizaciones militares que quieran prosperar en un entorno dominado por la IA, especialmente si se quedan atrás en la introducción de la IA. Aunque se basan en su cultura civil y militar única, las prácticas que las FDI desarrollaron en los últimos años en el campo de los mecanismos de aprendizaje para enfrentar mejor a sus adversarios en rápida transformación pueden ayudar a otros ejércitos a pensar en los cambios necesarios para prepararse mejor para el día en que se logre la singularidad de la IA. Algunos de estos cambios pueden estar en el corazón mismo de la cultura militar. PRISM 

:Notas

1  Elsa B. Kania, Battlefield Singularity: Artificial Intelligence, Military Revolution, and China's Future Military Power. Noviembre de 2017. Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense.

2  Lleva el nombre del noveno jefe del Estado Mayor de las FDI, David Elazar (apodado Dado), quien comandó las FDI en la Guerra de Yom Kippur.

3  Esta idea (y término) fue desarrollada por Zvi Lanir, un ex investigador de inteligencia de la dirección de inteligencia (Aman), cuya comprensión después de la guerra de Yom Kippur lo llevó a centrarse en las propias fallas y bloqueos conceptuales y organizacionales en lugar de en el análisis del enemigo.

4  Cuartel General, Departamento del Ejército. ATP 5-0.1 - Metodología de diseño del ejército. Julio de 2015. Washington, DC. El proceso comienza con “La elaboración de un entorno operativo [que] implica el pensamiento crítico y creativo por parte de un grupo para construir modelos que representen las condiciones actuales del entorno operativo (estado actual)… (P. 1-4). “Un entorno operativo es un compuesto de las condiciones, circunstancias e influencias que afectan el empleo de capacidades e influyen en las decisiones del comandante”. (P. 3-1)

5  Sobre el último, véase: Eran Ortal, 2019. “We're Confused, Too A Historical Perspective for Discussion of “Land Ahead””. Military Review marzo-abril de 2019: 84-98.  

6  Es importante señalar que se están haciendo esfuerzos, específicamente bajo el nuevo jefe del Estado Mayor, el Teniente General Aviv Kochavi, para acelerar no sólo los procesos de diseño orientados al concepto operacional, sino también los procesos de diseño de la fuerza. La fase de diseño del próximo plan plurianual de las FDI fue esencialmente otro "curso de diseño de alto nivel" para los altos mandos de las FDI.

7  Meir Finkel. 2011. Sobre la flexibilidad: recuperación de la sorpresa tecnológica y doctrinal en el campo de batalla. Stanford University Press.

8.  Kania, 22-26.

9  Ran Rimon, “Simulando la sorpresa”, Ms&T Magazine (junio de 2016); Ran Rimon, “El juego de la reflexión”, Ms&T Magazine (enero de 2018).

10  Steven Mains y Gil Ad Ariely. 2009. Aprendiendo mientras se lucha: Gestión del conocimiento operativo que marca la diferencia. Prism 2 (s): 165-175.

11  Gil Ad Ariely, “Aprendiendo mientras se lucha en la Operación 'Plomo Fundido'”, Maarachot IDF Journal, no. 425, 12–21.

12  Azulai Y. (Globes). 2019a. 2019 19:11. Yuval . El jefe del ejército israelí quiere crear una nueva división de innovación. 18 de marzo. Disponible en https://en.globes.co.il/en/article-idf-seeking-to-set-up-new-innovation-division-1001278593 .   

13  Paul McLeary. 26 de julio de 2019. “Vacas sagradas mueren cuando el comandante de la Marina cambia el rumbo de los anfibios”, defensa de Breaking.

14  Lazar Berman, Yaniv Friedman, “Perfeccionamiento del instrumento: operaciones de aprendizaje al comienzo de las campañas ”, Revista Militar Checa N.º 3/2018. Vol. XXVII (LIX), 9 de septiembre de 2018. Basado en: Meir Finkel, 2014. “Operaciones de aprendizaje al comienzo de la guerra”, Ma'arachot 457: 15-19.

lunes, 6 de enero de 2025

IMARA: Vida de un infante de marina

Introducción a la defensa argentina

¿Cuál es la pregunta fundamental para determinar el grado de preparación militar que tiene una nación para enfrentar sus amenazas?




 

La pregunta fundamental que un investigador debe plantearse para determinar el grado de preparación militar de una nación es:

¿Es la capacidad militar actual de la nación adecuada para enfrentar con eficacia las amenazas específicas y potenciales que enfrenta en su entorno estratégico?

Esta pregunta central se desglosa en varias consideraciones clave:

  1. Identificación de Amenazas: ¿Cuáles son las amenazas más probables y peligrosas que enfrenta la nación? Esto incluye tanto amenazas convencionales (otros estados) como no convencionales (terrorismo, ciberataques, insurgencias, etc.).

    Argentina enfrenta varias amenazas, tanto internas como externas. Entre las principales están las actividades de narcotráfico que utilizan el país como zona de tránsito, causando violencia en regiones clave como Rosario. Además, existe preocupación por la explotación de los recursos marítimos debido a la pesca ilegal, y los desafíos relacionados con la seguridad en el Atlántico Sur, particularmente en torno a las Malvinas​

     

  2. Capacidades Militares Existentes: ¿Cuáles son las capacidades actuales de las fuerzas armadas en términos de personal, tecnología, entrenamiento, logística y recursos?

    Las Fuerzas Armadas de Argentina han sufrido décadas de subfinanciamiento, lo que ha limitado sus capacidades operativas. Actualmente, el país está implementando un programa de modernización para revitalizar su ejército y marina, incluyendo la modernización de los tanques VC TAM y la adquisición de vehículos blindados y helicópteros. Sin embargo, estos esfuerzos se ven obstaculizados por restricciones presupuestarias y desafíos logísticos​(Army Recognition)

  3. Preparación Operacional: ¿En qué medida las fuerzas armadas están preparadas para desplegarse y operar en diferentes escenarios de conflicto?

    El número total de personal militar activo es relativamente bajo, con 108,000 efectivos, y la reserva es prácticamente inexistente. Esto limita la capacidad de Argentina para sostener operaciones militares prolongadas sin un esfuerzo de movilización nacional significativo. Además, la fuerza aérea y naval del país enfrentan desafíos en términos de mantenimiento y modernización de sus flotas existentes. Global Firepower.

  4. Estrategia Militar y Doctrina: ¿La estrategia y doctrina militar de la nación están alineadas con las amenazas identificadas y las capacidades disponibles?

    La estrategia militar argentina está centrada en la defensa territorial y la protección de sus recursos naturales. Sin embargo, la falta de recursos ha obligado a una dependencia significativa de alianzas y cooperación internacional, especialmente con Estados Unidos y países europeos, para mejorar su capacidad de defensa​ (Strategic Studies Institute).
     

  5. Apoyo Logístico y Resiliencia: ¿La infraestructura logística, el suministro de recursos y la capacidad de la nación para sostener operaciones prolongadas son adecuados?

    La infraestructura logística de las Fuerzas Armadas de Argentina está en proceso de modernización, pero aún enfrenta limitaciones. El país ha iniciado programas para actualizar su parque de vehículos logísticos y mejorar sus capacidades de mantenimiento, pero la implementación completa de estos proyectos tomará tiempo​ (military.news).
     

  6. Cooperación y Alianzas: ¿En qué medida la nación depende de alianzas y acuerdos internacionales para complementar sus capacidades de defensa?

    Argentina ha comenzado a alejarse de su acercamiento previo con China y ha fortalecido sus lazos con Estados Unidos y otras naciones occidentales, buscando apoyo para la adquisición de nuevos sistemas y capacitación militar​ (Strategic Studies Institute).
     

  7. Capacidad de Adaptación y Modernización: ¿Qué tan flexible es la nación para adaptarse a cambios en el entorno estratégico y para modernizar sus fuerzas armadas en respuesta a nuevas amenazas?

    Si bien Argentina ha lanzado una serie de programas para modernizar sus capacidades militares, la implementación ha sido lenta debido a la crisis económica y a las restricciones presupuestarias. No obstante, el país está comprometido en la modernización de su ejército y marina, lo cual es un paso positivo hacia la mejora de su preparación militar​ (Army Recognition)
     

Responder a esta pregunta fundamental con un análisis detallado permite a un investigador evaluar la preparación militar de manera integral y estratégica.



sábado, 4 de enero de 2025

Guerra contra la Subversión: ¿Podría repetirse la historia en Argentina hoy?

La Guerra Antisubversiva en Argentina: Tácticas antiterroristas y descentralización operativa y evolución al presente

Por Esteban McLaren



Control de rutina durante la guerra antisubversiva: Conscriptos realizan el control de documentación.


¿Se podría repetir la intervención militar para combatir a la guerrilla o el terrorismo como en los 70s en Argentina? La respuesta es con alta probabilidad no. La evolución de las formas de combatir, no solo a la guerrilla sino a fuerzas convencionales, a evolucionado de modo que pocas tropas altamente especializadas a nivel de la policía con una logística específica y muñidos de inteligencia y análisis pueden desarrollar esa tarea que comprometió a todas las fuerzas armadas en su momento. El compromiso política y judicial, en todo caso, siempre será el responsable final de la eficiencia de todas las operaciones.

Parte 1: Doctrina y operatividad de la Guerra Antisubversiva

La denominada Guerra Antisubversiva en Argentina (1976-1983) marcó un período de intensa actividad militar y de seguridad interna orientada a combatir organizaciones insurgentes consideradas terroristas por el régimen militar. Esta etapa, impulsada por la Junta Militar, se caracterizó por la adopción de tácticas antiterroristas que buscaban neutralizar a grupos armados como los Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). A diferencia de otros países que adoptaron modelos más centralizados de coordinación, las operaciones argentinas se destacaron por una descentralización operativa significativa, permitiendo una autonomía notable a las unidades militares y policiales locales.

Tácticas antiterroristas en el terreno

Las tácticas antiterroristas implementadas en Argentina pueden analizarse desde tres ejes principales.

El modelo táctico argentino en la lucha contrainsurgente se construyó sobre un enfoque dual: reactivo y proactivo. Este diseño buscaba identificar, localizar y neutralizar objetivos insurgentes mediante una combinación de inteligencia precisa, operaciones directas y métodos coercitivos. La inteligencia humana (HUMINT) jugó un rol crucial en esta estrategia, con un amplio uso de informantes infiltrados y agentes dobles que penetraron las estructuras insurgentes. Gracias a estas operaciones, se lograron resultados significativos, como frustrar ataques planificados o desarticular acciones insurgentes críticas, incluyendo el conocido asalto al batallón de arsenales de Monte Chingolo, donde la anticipación y la información obtenida demostraron ser determinantes.

Sin embargo, no toda la información se obtuvo mediante infiltración. Los interrogatorios coercitivos se convirtieron en un componente oscuro pero central del esfuerzo contrainsurgente. Realizados en detenciones clandestinas, muchas veces fuera de cualquier registro oficial, estos interrogatorios emplearon métodos de tortura para extraer datos estratégicos. Este enfoque, aunque efectivo en términos operativos, permitió la identificación y neutralización de miembros clave dentro de las organizaciones insurgentes, incluidos altos mandos. Las consecuencias éticas y legales de estas prácticas siguen siendo objeto de debates históricos y políticos, pero su impacto operativo fue innegable en la desarticulación de redes rebeldes.

En los centros urbanos, la acción directa adquirió una forma particularmente agresiva con los denominados "grupos de tareas". Estas unidades, pequeñas pero altamente móviles, fueron desplegadas para llevar a cabo operaciones de asalto directo. Con precisión quirúrgica, se dedicaron a capturas, ejecuciones extrajudiciales y la desmantelación de células urbanas. Entre sus logros más destacados se encuentra la eliminación del jefe máximo del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), un golpe que desarticuló significativamente la capacidad operativa de esta organización. Estas operaciones urbanas, aunque polémicas, fueron el punto culminante de una estrategia diseñada para erradicar la insurgencia con eficacia implacable.

La combinación de inteligencia, coerción y acción directa formó un esquema táctico que resultó devastador para las fuerzas insurgentes. Aunque cuestionable desde una perspectiva ética y legal, este enfoque logró su propósito operativo: desmantelar las estructuras insurgentes y neutralizar su capacidad de amenaza. No obstante, dejó un legado de tensiones sociales y dilemas morales que continúan resonando en la memoria histórica de Argentina.







En las áreas rurales de Argentina, la lucha contrainsurgente tomó un cariz implacable, modelado por tácticas que evocaban las empleadas por Estados Unidos en Vietnam. Tucumán se convirtió en el epicentro de estas operaciones durante el Operativo Independencia, un despliegue militar que, más allá de los montes tucumanos, se extendió a otras regiones rurales del país en un intento de sofocar las insurgencias. Las patrullas móviles emergieron como uno de los recursos tácticos más eficaces, pequeñas unidades que se adentraban en la espesura de la selva y los montes, rastreando a los guerrilleros y llevando la guerra hasta el corazón de sus escondites. Este enfoque, diseñado para minar la capacidad de las fuerzas insurgentes de moverse y operar con libertad, resultó devastador en muchos aspectos.

Paralelamente, la destrucción de la infraestructura logística de los insurgentes fue clave para debilitar sus capacidades operativas. Campamentos enteros eran desmantelados, redes de abastecimiento desarticuladas y arsenales clandestinos destruidos. Incluso las imprentas, símbolo de la resistencia y herramienta propagandística, eran objetivos prioritarios en esta guerra asimétrica. Cada armería destruida y cada línea de suministro cortada representaban un golpe que buscaba aislar a las fuerzas insurgentes, empujándolas al colapso operativo.

El aislamiento era una constante en esta estrategia de contrainsurgencia. Los cercos operativos se erigían como murallas invisibles pero letales alrededor de las áreas en las que los insurgentes encontraban refugio y apoyo civil. Estas operaciones, desplegadas con precisión luego de atentados, secuestros y otras acciones insurgentes, buscaban cortar todo vínculo entre los guerrilleros y las comunidades locales. En un entorno rural donde el apoyo civil era vital para la supervivencia de las fuerzas rebeldes, estos cercos demostraron ser una herramienta tan contundente como las patrullas móviles o las operaciones directas.

No obstante, la lucha no se limitó a las acciones en el terreno. El gobierno desplegó una maquinaria de propaganda y guerra psicológica que complementaba las acciones cinéticas con un sofisticado arsenal de mensajes destinados a desmoralizar a los insurgentes y consolidar el apoyo social. A través de mensajes intimidantes, exhibiciones de fuerza y narrativas diseñadas para justificar la represión, el Estado buscaba erosionar la moral de las fuerzas rebeldes mientras reforzaba el relato de la "guerra contra el terrorismo". Este esfuerzo no solo apuntaba a legitimar las operaciones militares, sino también a obtener el respaldo de sectores específicos de la sociedad, apelando a sus miedos y alineando su percepción con los objetivos del régimen.

La combinación de tácticas rurales y operaciones psicológicas en Argentina se convirtió en un ejemplo emblemático de contrainsurgencia multidimensional, donde cada patrulla en el monte y cada mensaje difundido desde los medios formaban parte de un entramado destinado a sofocar la rebelión a cualquier costo. Sin embargo, este modelo dejó un legado de lecciones y controversias, especialmente en cuanto al balance entre eficacia táctica, impacto social y respeto por los derechos humanos.


Descentralización operativa: Autonomía y fragmentación del mando

Argentina, a diferencia de otros países que optaron por enfoques centralizados como el modelo francés en Argelia, adoptó una estrategia descentralizada en su lucha contra las guerrillas. Este método otorgaba a las unidades locales la responsabilidad de planificar y ejecutar las operaciones, lo que resultó en una notable eficacia táctica. En cuestión de meses, las organizaciones guerrilleras quedaron al borde de la desarticulación operativa, un logro sin parangón en escenarios donde se emplearon estrategias más centralizadas.

La autonomía regional fue uno de los pilares de esta estrategia. Las zonas militares se dividieron en regiones estratégicas, cada una bajo un comando regional que gozaba de amplia libertad para diseñar y llevar a cabo operaciones. Este enfoque, basado en el principio militar de la Auftragstaktik, permitió respuestas rápidas y adaptadas a las necesidades locales. Sin embargo, esta descentralización también dio lugar a una falta de uniformidad en las tácticas empleadas y en los métodos de recolección de inteligencia, lo que debilitó la cohesión estratégica.

Otro elemento distintivo fue el uso de grupos de tareas compuestos por efectivos de diversas fuerzas, como el Ejército, la Policía Federal y Provincial, y la Gendarmería. Estos grupos operaban con una independencia considerable y sin una supervisión central constante. Si bien esta flexibilidad facilitó decisiones rápidas en el terreno, también incrementó los riesgos asociados a la falta de controles superiores.

La fragmentación, si bien eficaz en el nivel táctico, tuvo consecuencias de gran alcance. Aunque las acciones específicas, como capturas y eliminaciones de insurgentes, fueron ágiles y precisas, la coordinación estratégica quedó relegada, dificultando una evaluación integral de las operaciones. Además, la descentralización exacerbó los niveles de abuso de autoridad y discrecionalidad, lo que llevó a violaciones sistemáticas de los derechos humanos.

Este modelo argentino, con sus logros y controversias, ilustra el delicado equilibrio entre autonomía táctica y supervisión estratégica, dejando lecciones clave para futuras operaciones de contrainsurgencia.


Evaluación de la eficiencia militar

Desde un enfoque estrictamente militar, la estrategia argentina de contrainsurgencia logró resultados magníficos hacia el final del conflicto, desmantelando gran parte de las capacidades operativas de los grupos insurgentes. Sin embargo, esta eficacia táctica estuvo acompañada de serias limitaciones y costos que dejaron un impacto profundo en las Fuerzas Armadas y en el país.

Operativamente, la estrategia cumplió con muchos de sus objetivos. Los principales líderes insurgentes fueron neutralizados, debilitando gravemente la capacidad ofensiva de organizaciones como los Montoneros y el ERP. Las operaciones urbanas, rápidas y contundentes, se adaptaron con eficacia a los entornos complejos de las ciudades, donde la insurgencia intentaba consolidar su presencia. Estas acciones reflejaron una capacidad táctica que, en el plano inmediato, logró frenar la amenaza insurgente.

Sin embargo, a nivel estratégico, el enfoque descentralizado mostró serias fallas. La falta de coordinación centralizada limitó la capacidad de consolidar los logros operativos en un marco nacional coherente. Esta fragmentación, aunque útil en el nivel táctico, impidió articular una estrategia unificada que capitalizara las victorias locales en un resultado estratégico definitivo. Además, la autonomía otorgada a los grupos operativos fomentó un clima de impunidad y corrupción interna. Recursos valiosos se desviaron, y los esfuerzos perdieron eficacia debido a la falta de supervisión y control central.

Los costos internos de esta estrategia también fueron profundos y duraderos. El enfoque descentralizado multiplicó los abusos y ejecuciones sumarias, lo que dañó gravemente la legitimidad de las Fuerzas Armadas. Este impacto negativo se vio exacerbado tras la derrota en la guerra de Malvinas, cuando la imagen institucional ya estaba seriamente deteriorada. Además, la carencia de tropas especializadas en tácticas no convencionales obligó a emplear a conscriptos, suboficiales y oficiales con un entrenamiento limitado y muchas veces improvisado. La falta de preparación adecuada dejó brechas operativas que pudieron haberse mitigado con una fuerza más capacitada.

Los recursos dedicados a la contrainsurgencia también debilitaron otras áreas críticas de la defensa nacional. Al embarcar a las tropas en una guerra no convencional, se comprometió su preparación para enfrentar conflictos convencionales, dejando vulnerabilidades estratégicas en el ámbito militar. Además, el abandono de una legislación que permitía combatir a los insurgentes con respaldo legal socavó la legitimidad de las acciones y contribuyó a un marco operativo que, aunque efectivo a corto plazo, resultó perjudicial en el largo plazo.

En definitiva, la estrategia argentina alcanzó su objetivo inmediato de desarticular la insurgencia, pero lo hizo a un costo significativo. La falta de coordinación estratégica, los abusos cometidos y el desvío de recursos erosionaron tanto la capacidad militar como la confianza social en las Fuerzas Armadas. Este legado, a la vez eficaz y controvertido, sigue siendo una lección de los dilemas inherentes a las guerras de contrainsurgencia.


Análisis legal: Costos nacionales e internacionales

La Guerra Antisubversiva dejó un legado de costos legales y éticos para los militares argentinos. A medida que las democracias volvieron a consolidarse, tanto a nivel nacional como internacional, las tácticas utilizadas fueron condenadas.

1. Impacto nacional

  • Juicios por delitos de lesa humanidad: Con el regreso de la democracia en 1983, comenzó una serie de procesos judiciales contra oficiales y agentes involucrados en desapariciones forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales.
  • Reputación institucional dañada: La descentralización, que facilitó excesos y abusos, contribuyó a una deslegitimación pública de las Fuerzas Armadas.


2. Repercusiones internacionales

  • Condenas en foros internacionales: Organismos como las Naciones Unidas y la OEA señalaron que las tácticas empleadas constituían violaciones graves de derechos humanos.
  • Impacto diplomático: Argentina enfrentó aislamiento internacional durante la dictadura, lo que limitó su acceso a apoyo militar y económico.

3. Lecciones estratégicas:

La descentralización, aunque útil para responder rápidamente a amenazas insurgentes locales, demostró ser contraproducente en términos legales y éticos. En retrospectiva, un enfoque más centralizado y regulado podría haber mitigado los abusos, reduciendo los costos legales y diplomáticos a largo plazo.


Preliminares de la guerra antisubversiva

La Guerra Antisubversiva en Argentina fue un ejemplo de cómo un enfoque descentralizado puede ofrecer ventajas tácticas a corto plazo, pero generar graves consecuencias legales y éticas a largo plazo. Aunque se lograron los objetivos de neutralizar a los grupos insurgentes, las tácticas utilizadas dejaron profundas cicatrices en la sociedad argentina y comprometieron la legitimidad de las Fuerzas Armadas tanto dentro como fuera del país. La experiencia ofrece lecciones críticas para el diseño de estrategias antiterroristas modernas, donde el balance entre eficacia operativa y respeto por los derechos humanos es esencial.



Parte 2. Combatir la amenaza del terrorismo urbano en el Siglo XXI: ¿Cómo enfrentar el fantasma de los años 70?

Imaginemos por un momento un escenario que resucita las sombras de un pasado turbulento: grupos insurgentes operando en ciudades y zonas rurales, ataques selectivos contra objetivos civiles y militares, y una nación atrapada entre la necesidad de mantener el orden y el riesgo de caer en excesos. Los escenarios hoy se acercan más al narcoterrorismo (Rosario, Gran Buenos Aires, frontera con Paraguay y Bolivia), los grupos radicalizados araucanos en la Patagonia (alentados desde Chile), tal vez un amenaza del extremismo islámico (ya hemos tenido ataques del terrorismo islámico). Este escenario podría parecer arrancado de la Argentina de los años 70, pero ¿cómo enfrentaríamos hoy un desafío similar?

En ese entonces, la lucha contra el terrorismo y la guerrilla urbana en Argentina fue un torbellino de tácticas improvisadas, inteligencia fragmentada y acciones muchas veces llevadas al límite de la ley. Hoy, sin embargo, vivimos en un mundo donde la tecnología, las redes sociales y las fuerzas especiales han revolucionado la manera en que las naciones enfrentan las amenazas internas. Si una situación como la de los años 70 ocurriera hoy, la respuesta sería diferente: más precisa, más controlada, pero también más visible para el escrutinio público.

Del mismo modo, los 70s presentaron parte importante de la solución al desafío del terrorismo actual: Los equipos SWAT (Special Weapons and Tactics). La creación de fuerzas especiales comprimieron el tamaños de las secciones necesarias para combatir efectivamente elementos de insurgencia o terrorismo en el ámbito urbano.


La inteligencia, el nuevo campo de batalla

En los años 70, la inteligencia se basaba en agentes infiltrados, informantes y, tristemente, interrogatorios brutales. Era una lucha casi artesanal, donde la información se obtenía a través de redes humanas y operativos clandestinos. Hoy, la inteligencia ha evolucionado hasta convertirse en un arte dominado por algoritmos y análisis de datos.

Las herramientas modernas permiten a los gobiernos vigilar redes sociales, interceptar comunicaciones cifradas y rastrear movimientos con una precisión inimaginable hace décadas. Los analistas de inteligencia no solo dependen de espías y operativos, sino también de sistemas avanzados como Palantir, que cruzan millones de datos en tiempo real para detectar patrones de actividad sospechosa. Las redes sociales, que en los 70 ni siquiera existían, ahora son tanto una herramienta para los insurgentes como un arma para las fuerzas de seguridad. Plataformas como Twitter y Facebook pueden revelar reclutadores, simpatizantes y posibles objetivos con solo pulsar unas teclas.

Sin embargo, no se trata solo de observar; la guerra moderna también se libra en el ámbito psicológico. Las fuerzas de seguridad emplean estas mismas plataformas para sembrar desinformación entre los insurgentes, desacreditar sus narrativas y, en algunos casos, desactivar células antes de que actúen.

Las Fuerzas Especiales: Guerreros del Siglo XXI

En el pasado, Argentina dependía de "grupos de tareas" que, aunque efectivos a corto plazo, operaban con una descentralización que favoreció abusos y excesos. Hoy, los estándares han cambiado. La lucha contra el terrorismo urbano y rural recae principalmente en unidades especializadas altamente entrenadas y disciplinadas.

Equipos como el Grupo Halcón de la Policía Bonaerense o las unidades tácticas de la Policía Federal Argentina han evolucionado para convertirse en los escudos contra estas amenazas. Inspirados en modelos internacionales como los SWAT estadounidenses o el GIGN francés, estas fuerzas operan bajo estrictos protocolos y con una precisión quirúrgica. Cada policía provincial cuenta con un grupo de fuerzas especiales análogo.

El enfoque entonces ya no es lanzar una red amplia, sino realizar operaciones específicas, basadas en inteligencia sólida y con un claro objetivo: neutralizar amenazas con el menor daño colateral posible. En casos extremos, donde el terrorismo supera la capacidad de estas fuerzas—como cuando hay armas pesadas involucradas—la Gendarmería o incluso el Ejército pueden apoyar, pero siempre bajo un marco legal claro.

Ejemplos de grupos especiales provinciales

Como ya mencionó, el Grupo Halcón, formalmente denominado División de Seguridad Especial Halcón, es la unidad de operaciones especiales de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Fundado en 1986 como el Grupo de Operaciones Especiales (GOE), su creación estuvo a cargo del comisario Julio César y el oficial principal Claudio Rafael Pereyra. Inicialmente, sus miembros fueron entrenados con estándares internacionales, incluyendo formación con equipos SWAT en el extranjero.

 

El grupo tuvo su bautismo de fuego en el copamiento del cuartel de La Tablada, evento que consolidó su reputación. En 1996, se renombró formalmente como División Especial de Seguridad Halcón (DESH). Con una estructura compuesta por 75 comandos divididos en equipos tácticos de 15 miembros, cada grupo incluye especialistas en francotiradores, explosivos, negociación, medicina táctica, inteligencia y comunicación, además de personal de asalto.

Reconocido como una de las fuerzas especiales de mayor nivel en América Latina, el Grupo Halcón mantiene una rigurosa selección y capacitación de su personal, reflejada en su distintivo brevet azul de comando. Esta unidad sigue siendo un referente en la resolución de situaciones de alto riesgo, como tomas de rehenes y operaciones tácticas complejas.

 

La Compañía de Tropas de Operaciones Especiales (TOE) es la unidad de élite de operaciones especiales de la Policía de la Provincia de Santa Fe, Argentina. Su origen se remonta a 1987, cuando se llevó a cabo el primer Curso de Adiestramiento Policial Especial (CAPE). Posteriormente, el 4 de mayo de 1990, se formalizó la creación de la unidad bajo la denominación de Tropas de Operaciones Especiales (TOE).

Esta fuerza depende directamente del Jefe de la Policía de la Provincia y se desarrolló a partir de un análisis exhaustivo de reglamentos y tácticas utilizadas por unidades de operaciones especiales de renombre internacional. Entre estas se encuentran la GSG-9 (Alemania), RAID (Francia), GEO y BBT (España), FBI y SWAT (Estados Unidos), SAS (Reino Unido) y BOPE (Brasil). Los miembros de la TOE han recibido una capacitación intensiva en centros internacionales destacados, como el NCIS del Reino Unido y el Yamam de Israel, así como formación especializada en múltiples países de América Latina.

El alto nivel de organización e instrucción logrado permite a la TOE ejecutar una amplia gama de operaciones, que incluyen misiones de seguridad, investigaciones científicas, resolución de situaciones con rehenes, custodia de personalidades VIP, operaciones en montes, islas y mediante transporte aéreo, además de manejo de atentados con explosivos. Su versatilidad y preparación la posicionan como una de las unidades más completas y especializadas en su ámbito.

El Equipo de Tácticas Especiales Recomendable (ETER) de la Policía de la Provincia de Córdoba, creado el 19 de febrero de 1985, es una unidad de élite destinada a garantizar la custodia y seguridad de dignatarios provinciales, así como de funcionarios y personalidades nacionales e internacionales. Su labor se extiende a la resolución de situaciones de crisis como atentados terroristas, tomas de rehenes, secuestros, tiradores activos y sujetos parapetados.

Entre sus principales funciones también se encuentran la ejecución de allanamientos de alto riesgo y misiones especiales encomendadas por la Jefatura de Policía. Su misión central es resolver situaciones críticas manteniendo el orden público y la seguridad ciudadana, con un enfoque prioritario en la protección de la vida y la integridad física de todos los involucrados.

El ETER dispone de un equipo de Negociadores especializado para abordar incidentes de crisis y cuenta con personal altamente entrenado y equipado con recursos adaptados a cada tipo de operación. Su rápida respuesta y profesionalismo lo convierten en un pilar fundamental para enfrentar emergencias que demandan intervención táctica especializada.

El Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Provincia de Misiones fue creado en 1993 por iniciativa del Ministerio del Interior Nacional y bajo disposición del Ministerio de Gobierno, con respaldo de la Jefatura de Gobierno. Su misión principal es intervenir en la provincia de Misiones cuando las fuerzas policiales regulares, como comisarías y comandos radioeléctricos, no pueden manejar situaciones de alto riesgo.


El GOE está diseñado para actuar en escenarios complejos que requieren técnicas y tácticas especializadas, como rescates de rehenes, recuperación de buses, aeronaves o instalaciones, y operaciones en entornos urbanos o selváticos. Su personal está altamente capacitado en áreas como buceo táctico, manejo de explosivos, tiro especializado, rescate en altura, andinismo y supervivencia en el monte, entre otras.

La doctrina de instrucción del GOE se basa en métodos internacionales adquiridos a través de cursos realizados en Argentina y países vecinos. Su personal ha recibido formación en fuerzas de élite como el GATE de Brasil, la FOPE de Paraguay, y el GOPE de Chile, además de un entrenamiento especializado con el equipo SWAT del Departamento de Policía de Los Ángeles, en Estados Unidos. Esta preparación internacional asegura su capacidad para enfrentar las más diversas y exigentes situaciones.

Israel: Un modelo para aprender

Pocos países han enfrentado el terrorismo con tanta intensidad como Israel. Su experiencia contra grupos como Hamas y Hezbollah ha marcado el camino para las naciones que buscan perfeccionar sus estrategias.

Israel combina la tecnología más avanzada con una táctica clásica: la anticipación. Sus drones vigilan sin descanso, sus satélites identifican movimientos sospechosos, y sus unidades especiales, como Yamam, actúan con velocidad y precisión en los entornos más desafiantes. En Gaza, por ejemplo, los ataques quirúrgicos combinan bombardeos de precisión con incursiones terrestres para minimizar el impacto en la población civil.

En el sur del Líbano, Hezbollah ha construido túneles y escondites armados con cohetes de largo alcance. Israel responde con una mezcla de inteligencia satelital y fuerzas de comando para destruir estos puntos antes de que se conviertan en una amenaza real. El éxito de esta estrategia radica en su enfoque integrado, donde cada operación está respaldada por datos, tecnología y entrenamiento superior.


¿Cómo prepararnos para el futuro?

El mundo actual nos enseña que combatir el terrorismo no se trata solo de fuerza bruta. Requiere planificación, tecnología y, sobre todo, una clara delimitación de responsabilidades. En Argentina, una estrategia moderna debe priorizar:

  1. Fortalecer unidades especializadas:

    • Expandir y equipar grupos como el Grupo Halcón y otras fuerzas especiales así como a las fuerzas tácticas de la Policía Federal.
    • Entrenar a la Gendarmería y Prefectura para manejar entornos rurales y fronterizos, donde las células terroristas podrían refugiarse. El grupo Alacrán y Albatros, respectivamente, ya tienen experiencia en tareas de golpes de mano y acciones complejas.
  2. Inversión en inteligencia:

    • Crear un centro nacional para analizar redes sociales, interceptar comunicaciones y coordinar información en tiempo real.
    • Incorporar sistemas avanzados de análisis como Inteligencia Artificial y Big Data para detectar amenazas emergentes.
  3. Rol militar limitado:

    • Reservar el uso del Ejército para escenarios excepcionales donde las fuerzas policiales sean insuficientes, como en el caso de amenazas con armamento pesado.
    • Mantener un mando centralizado y transparente para evitar los errores del pasado.
  4. Colaboración internacional:

    • Aprender de los modelos israelíes y europeos, participando en programas de entrenamiento conjunto.
    • Integrar a Argentina en redes internacionales de intercambio de inteligencia para anticiparse a posibles amenazas globales.

Un futuro en guardia

Si algo nos enseñan los conflictos pasados y presentes es que la lucha contra el terrorismo nunca se detiene. Sin embargo, hoy contamos con las herramientas y el conocimiento para enfrentar estas amenazas de manera más efectiva, respetando los derechos humanos y limitando el impacto social y político. No es necesario la intervención directa de las fuerzas militares en un conflicto antiterrorista salvo que estas fuerzas ilegales adquieran equipamientos y tácticas que superen a las fuerzas especiales de las fuerzas de seguridad. Lo que sería necesario es ampliar la creación y disposición de unidades de fuerzas especiales provinciales para control local de estos conflictos.
Otro camino paralelo y necesario es la creación de unidades de combate del crimen especializadas, en áreas muy puntuales como la inteligencia (digital y de campo), equipos antisecuestro, policía científica, entre otros.
Argentina tiene la oportunidad de aprender del pasado y construir una estrategia que proteja a su población sin repetir los errores de épocas oscuras. El enemigo puede cambiar, pero la clave siempre será adelantarse a sus movimientos.



Subfusil Brügger & Thomet APC del US Army

Este modelo también está en servicio en el Ejército Argentino.