El Damen LST 100 es un buque de desembarco de tanques (Landing Ship Tank, LST) de nueva generación desarrollado por el Grupo Damen, una reconocida empresa neerlandesa especializada en la construcción naval. Este informe explora en detalle el diseño, las características técnicas, la historia de desarrollo, y las capacidades operativas del Damen LST 100, analizando su relevancia en el contexto moderno de la guerra anfibia y el transporte logístico militar.
Introducción al Damen LST 100
El Damen LST 100 es parte de una familia de buques militares diseñados por Damen para cumplir con las exigencias modernas de operaciones anfibias y de apoyo logístico en diversas condiciones. Estos buques son un desarrollo continuado de los tradicionales buques LST, que jugaron un papel crucial en las operaciones anfibias durante la Segunda Guerra Mundial, y han evolucionado para adaptarse a las necesidades tácticas y estratégicas del siglo XXI. La clase LST 100 fue concebida para ofrecer a las fuerzas armadas un buque versátil, capaz de transportar tropas, vehículos blindados, suministros, y equipos directamente a la costa sin la necesidad de infraestructura portuaria.
Diseño y Construcción
El Damen LST 100 está diseñado con un enfoque en la modularidad, la eficiencia operativa y la capacidad de adaptarse a diferentes misiones. Con una eslora de aproximadamente 100 metros y un calado bajo que facilita las operaciones cerca de la costa, el buque tiene una capacidad de carga de hasta 2,350 toneladas. Este diseño permite transportar una amplia gama de vehículos, incluyendo tanques, camiones y equipos de construcción pesada, lo que es esencial para el establecimiento de bases avanzadas y para las operaciones de socorro en desastres.
El diseño del casco del LST 100 es optimizado para una operación eficiente en alta mar, así como para maniobras en aguas poco profundas. El buque está equipado con una rampa de proa que permite un rápido desembarco de vehículos y carga, así como con una grúa de alta capacidad para la descarga de contenedores y otros equipos pesados.
La construcción del Damen LST 100 sigue los más altos estándares de calidad, utilizando tecnologías modernas y materiales avanzados para asegurar durabilidad y rendimiento. El proceso de construcción es altamente modular, lo que permite que el buque sea adaptado según las necesidades específicas del cliente, y facilita también el mantenimiento y las actualizaciones a lo largo de su vida útil.
Capacidades Operativas
El Damen LST 100 está diseñado para realizar una amplia variedad de operaciones, desde misiones militares hasta tareas de asistencia humanitaria. Sus principales capacidades incluyen:
Transporte y Desembarco de Tropas y Vehículos: El buque puede transportar hasta 235 soldados junto con vehículos blindados, tanques, y otros equipos esenciales para operaciones terrestres. La capacidad de desembarcar directamente en playas permite a las fuerzas militares proyectar poder en regiones donde la infraestructura portuaria es limitada o inexistente.
Operaciones Humanitarias: El Damen LST 100 es ideal para misiones de respuesta ante desastres, donde se requiere el transporte rápido de suministros, equipos de rescate, y personal médico a áreas afectadas. Su capacidad para operar en aguas poco profundas le permite acceder a áreas devastadas que de otra manera serían inaccesibles para buques más grandes.
Misión de Apoyo Logístico: El buque puede actuar como una plataforma logística móvil, proporcionando suministros críticos a fuerzas en el campo o sirviendo como base de operaciones avanzada. Además, su capacidad para llevar combustible y agua potable lo convierte en un recurso valioso en operaciones prolongadas.
Operaciones de Desembarco Anfíbio: Además de sus capacidades de transporte, el LST 100 puede servir como parte de un grupo de batalla anfibio, apoyando desembarcos de gran escala con sus capacidades de fuego indirecto (a través de armas montadas si están disponibles) y proporcionando un punto de reabastecimiento móvil para unidades en tierra.
Propulsión y Autonomía
El Damen LST 100 está equipado con un sistema de propulsión diésel-eléctrico que le permite alcanzar una velocidad máxima de 16 nudos. La elección de un sistema diésel-eléctrico no solo es eficiente en términos de consumo de combustible, sino que también proporciona al buque una excelente capacidad de maniobra, lo que es crucial durante las operaciones cerca de la costa y en áreas congestionadas.
El buque tiene una autonomía de hasta 4,000 millas náuticas, lo que le permite operar en operaciones prolongadas sin necesidad de reabastecimiento frecuente. Esta autonomía es un factor crítico en operaciones expedicionarias donde las líneas de suministro pueden ser largas o vulnerables.
Sistemas de Comunicación y Sensores
El Damen LST 100 está equipado con una avanzada suite de sistemas de comunicación y sensores que le permiten operar en una amplia gama de entornos tácticos. Estos sistemas incluyen radares de navegación, sonar para detección submarina, y sistemas de comunicación encriptada para asegurar la coordinación con otras unidades de la flota y fuerzas en tierra.
Además, el buque puede estar equipado con sistemas de defensa activa y pasiva, incluyendo sistemas de contramedidas electrónicas y armas de corto alcance para la defensa contra amenazas aéreas y de superficie. Esta capacidad de defensa es crucial para su operación en áreas de conflicto donde las amenazas asimétricas, como misiles antibuque y ataques de embarcaciones rápidas, son comunes.
Historia y Desarrollo
El desarrollo del Damen LST 100 se enmarca dentro de un enfoque estratégico de Damen para ofrecer buques de guerra que combinen eficiencia, versatilidad y costo-efectividad. El LST 100 fue concebido como una respuesta a la creciente demanda por parte de varias naciones, particularmente aquellas con largas costas y necesidades de defensa marítima, de un buque que pudiera realizar múltiples roles sin los altos costos asociados a las plataformas más grandes y especializadas.
Damen ha aprovechado su vasta experiencia en la construcción de buques militares y comerciales para desarrollar el LST 100, integrando tecnologías probadas y asegurando que el buque cumpla con las normativas internacionales más estrictas en cuanto a seguridad, medio ambiente y eficiencia operativa. El diseño modular del LST 100 también ha permitido que Damen ofrezca versiones personalizadas del buque para satisfacer los requisitos específicos de diferentes armadas alrededor del mundo.
Relevancia Estratégica y Mercado Global
El Damen LST 100 representa una opción atractiva para muchas naciones debido a su combinación de capacidades, flexibilidad y costo. En un contexto global donde las misiones militares y de paz son cada vez más diversas y complejas, la capacidad de proyectar poder y responder rápidamente a crisis en cualquier parte del mundo es de vital importancia.
En particular, para naciones con recursos limitados, el LST 100 ofrece una solución económica para aumentar sus capacidades de proyección de fuerza y responder a emergencias nacionales e internacionales. Además, la posibilidad de utilizar el buque en operaciones de socorro en desastres y misiones humanitarias lo convierte en una inversión estratégica tanto en tiempos de paz como en tiempos de conflicto.
El mercado global de buques anfibios y de apoyo logístico ha visto un interés creciente en plataformas como el Damen LST 100, especialmente en regiones como el Sudeste Asiático, África y América Latina, donde las fuerzas armadas buscan modernizar sus flotas y mejorar su capacidad de respuesta ante diversas amenazas.
Conclusión
El Damen LST 100 es un buque de desembarco de tanques que ha sido diseñado para satisfacer las necesidades operativas del siglo XXI. Con su diseño modular, capacidad de transporte y desembarco en condiciones difíciles, y su versatilidad para cumplir con una amplia gama de misiones, el LST 100 se posiciona como una solución eficaz y costo-efectiva para naciones que buscan mejorar sus capacidades anfibias y de apoyo logístico.
El desarrollo del Damen LST 100 subraya la importancia de los buques multipropósito en la guerra moderna, donde la capacidad de adaptarse rápidamente a diferentes escenarios es crucial. Como parte de la nueva generación de buques anfibios, el LST 100 refleja un enfoque estratégico que combina tecnología avanzada con un diseño práctico, permitiendo a las fuerzas armadas operar de manera eficiente en un entorno global cada vez más complejo y demandante.
Dado el aumento de las amenazas asimétricas y la necesidad de capacidades de respuesta rápida en operaciones tanto militares como humanitarias, el Damen LST 100 ofrece una plataforma confiable y adaptable que puede desempeñar un papel vital en la seguridad y estabilidad de las naciones que lo operan. Su éxito en el mercado global es un testimonio de su relevancia y efectividad en el panorama de la defensa moderna.
Inicio del asalto a posiciones chilenas en la frontera con el monte Aymond de fondo.
Asalto blindado a Punta Arenas
Por Esteban McLaren
El 22 de diciembre de 1978, conocido como el Día D, se habrían
iniciado de manera coordinada a lo largo de las fronteras con Chile
diversas acciones militares dentro del marco de la operación Soberanía.
Es muy difícil determinar con certeza cuál de todas las acciones
planificadas hubiera iniciado propiamente la guerra, pero está claro que
habría sido un asalto simultáneo en, al menos, cuatro frentes. El
foco principal habría sido la batalla naval y el desembarco en el canal de
Beagle, donde la Infantería de Marina de la Armada de la República
Argentina (IMARA) intentaría desembarcar parte de sus tropas en las
islas Lennox, Nueva (ya ocupada por tropas del Cuerpo de Infantería de
Marina chileno, CIM) y Picton, mientras otras tropas buscarían ocupar el
resto de la isla. Este frente será objeto de análisis futuro. Sincronizadamente, existiría una avance terrestre en el frente Austral partiendo desde Río Gallegos (con potencial segundo linea de avance desde Rospentek Aike) con objetivo final Punta Arenas. El propósito de este artículo es ensayar un escenario de historia alternativa. La guerra nunca ocurrió, pero ¿cómo hubiese ocurrido si Argentina no aceptaba la mediación papal? Ese será nuestro punto de divergencia con la
historia real. Apelemos a la racionalidad y la prospectiva en un
ejercicio que siempre será incompleto y cuyo resultado final pertenece a
otro espacio-tiempo.
Contexto y desarrollo de la invasión
En el invierno austral de 1978, la tensión entre Argentina y Chile por la disputa del canal Beagle alcanza su punto más álgido. Es la madrugada del 21 de diciembre cuando las tropas argentinas, apostadas en Río Gallegos, Rospentek y otras localidades fronterizas, reciben la orden de iniciar la invasión de Chile. Desde julio, las fuerzas chilenas han estado preparándose para este enfrentamiento, conscientes de que la diplomacia puede no ser suficiente para resolver el conflicto.
Las Fuerzas Argentinas
Argentina moviliza una formidable fuerza, incluyendo la 1ª División de Infantería, reforzada por elementos de la XI Brigada de Infantería Mecanizada y la IX Brigada de Infantería. La X Brigada de Infantería Mecanizada se despliega en Río Gallegos, lista para cruzar la frontera. Todas las unidades se encontrarían reforzadas en la medida de las circunstancias. En el aire, los aviones de combate A-4 Skyhawk, Mirage Dagger y Nesher y se sabe que también estaban estacionados (hasta un máximo de 14) F-86 Sabre (que ya habían violado el espacio aéreo chileno semanas antes) están listos para proporcionar apoyo aéreo, mientras que la armada argentina, con sus destructores y fragatas, patrulla las aguas cercanas.
Fuerzas Argentinas:
V Cuerpo de Ejército —general José Antonio Vaquero—. Misión asignada: Ofensiva estratégica a partir de las 24:00 (H+2), partiendo desde Santa Cruz, con el objetivo, probable, de conquistar Puerto Natales y Punta Arenas. Luego, apoyaría al Cuerpo de Ejército III en su avance por Puyehue hacia Chile, cortando las comunicaciones de la zona central con el sur del territorio chileno.
1ª División de Infantería (con elementos de la XI Brigada de Infantería Mecanizada y la IX Brigada de Infantería)
X Brigada de Infantería Mecanizada (con sede en Río Gallegos)
XI Brigada de Infantería Mecanizada
Gendarmería Nacional Argentina: Fuerzas de guardias de frontera
Fuerzas Aéreas con aviones de combate A-4 Skyhawk, F-86-F Sabre y Mirage III
Fuerzas Navales: la IMARA junto a los T-28 Fennec en casi 20 unidades se encontraban en la isla de Tierra del Fuego.
Combate urbano en el Barrio 18 de Septiembre, Punta Arenas
La Defensa Chilena
En respuesta, Chile ha posicionado a su III División de Ejército en Punta Arenas, reforzada por la 4ª Brigada Acorazada "Coraceros" y la 6ª División de Ejército, con elementos de la 5ª Brigada de Infantería. El general encargado de la defensa de la región magallánica, general Nilo Floody Buxton, siempre expresó que en esta fase los guardias fronterizos (Carabineros) sería su tropa de elección. La Fuerza Aérea de Chile, equipada con aviones 12 A-37 Dragonfly y 6 Hawker Hunter, está en alerta máxima, y la marina chilena, con sus buques y submarino, está lista para interceptar cualquier avance naval argentino.
Fuerzas Chilenas:
III División de Ejército (con sede en Punta Arenas)
4ª Brigada Acorazada "Coraceros"
6ª División de Ejército (con elementos de la 5ª Brigada de Infantería)
Carabineros: Guardia fronteriza que en este frente tuvo una importancia desmedida debido al conocimiento de la frontera. El general a cargo de la defensa de Punta Arenas recalcó siempre su importancia en la defensa pero como toda policía militarizada no era infantería propiamente dicha y su único "enfrentamiento" con fuerzas argentinas la había dejado muy mal parada.
Fuerza Aérea de Chile con aviones de combate Hawker Hunter y A-37
Fuerzas Navales (CIM abocados a las islas del canal)
Rutas de invasión
Las fuerzas argentinas planifican su avance hacia Punta Arenas utilizando dos rutas principales. La ruta norte, partiendo de Río Gallegos, cruza la frontera a través de Monte Aymond, siguiendo la Ruta CH-255 hacia el sur hasta Punta Arenas. Este camino, aunque relativamente plano, presenta desafíos naturales como ríos y colinas que pueden ralentizar el avance.
La ruta alternativa, partiendo de Rospentek, cruza la frontera siguiendo la Ruta CH-40 y luego se dirige hacia el sur por la Ruta CH-9 hasta Punta Arenas. Este camino es más difícil, con terreno montañoso y boscoso que complicará el avance de las formaciones blindadas.
1) Ruta Principal Norte:
Punto de inicio: Río Gallegos
Puntos principales: Avanzar a través del paso fronterizo de Monte Aymond, siguiendo la Ruta CH-255 hacia el sur hasta Punta Arenas.
Características: Terreno relativamente plano pero con posibles barreras naturales como ríos y colinas.
Lugar abierto en muchas secciones para una batalla de blindados y el despliegue de fuerzas en línea, cuña o V.
2) Ruta Alternativa Oeste:
Punto de inicio: Rospentek
Puntos principales: Cruce fronterizo de la Ruta CH-40, luego seguir hacia el sur por la Ruta CH-9 hasta Punta Arenas.
Iniciaría con la captura y aseguramiento de Puerto Natales, lugar de acumulación de fuerzas chilenas.
Características: Terreno montañoso y boscoso, más difícil para el avance de grandes formaciones blindadas. Lugar apto para emboscadas.
Los puentes a lo largo de la ruta serían volados (Puente Rubens, Río Pendiente, por ejemplo) con la consecuente necesidad de equipos de ingenieros.
Poco apto para formaciones blindadas amplias (sólo columnas o diamante)
Estas son las tropas de Regimiento de Caballería Nº5 Lanceros chilenos dispuestos a defender Puerto Natales. Iban a enfrentar una avanzada blindada argentina con caballería a sangre, estilo polaco. No es broma.
Población chilena en la Patagonia argentina
En su crónica "Cuando el río no era turbio", Ramón Arriagada relata la estrecha relación entre los trabajadores chilenos, principalmente chilotes, y el mineral de Río Turbio en Argentina durante las décadas de 1950 y 1970. Según el censo de 1970, Puerto Natales tenía 13.675 habitantes, de los cuales 2.800 trabajaban en el mineral. Para 1976, alrededor de 600 mineros chilenos se desplazaban por turnos, usando Natales como ciudad dormitorio debido a la falta de viviendas en Río Turbio.
Arriagada cita al escritor Nicasio Tangol, quien destacaba que los chilotes fueron fundamentales en la forja de la Patagonia. En 1961, el diario El Austral reportó que el mineral producía 500 toneladas diarias y empleaba a 1.200 mineros, en su mayoría chilenos-chilotes. Además, cerca de 1.800 trabajadores se desempeñaban en la superficie, de los cuales el 80% también eran chilenos. Otros 600 chilenos trabajaron en la construcción de la línea férrea de 270 kilómetros entre Río Turbio y Río Gallegos, y para 1951, ya había 1.200 mineros laborando en el yacimiento.
El autor destaca cómo la migración chilota hacia la Patagonia se incrementó, especialmente después del terremoto y maremoto de 1960, y cómo el conflicto fronterizo de 1978 entre Chile y Argentina marcó un cambio, cuando los mineros chilenos fueron reemplazados por obreros del norte argentino, bolivianos y paraguayos.
En su crónica "Sueños de Carbón", Arriagada aborda el accidente de la mina en 2004, que dejó 14 muertos, y cómo los mineros jubilados de Natales, que trabajaron en Río Turbio, sobreviven con pensiones miserables y deben cruzar la frontera para recibir atención médica, ya que no tienen acceso a previsión social en Chile, lo que los convierte en parias en su propio país. (El Tirapiedras)
De estos desplazamientos poblacionales, totalmente soberanos de la República Argentina, se quejaría el general chileno Floody asociándolo con un acto bélico. No es broma.
Ambas rutas convergen en la Laguna Cabeza de Mar donde, de partir de dos fuerzas de invasión de coordinadas, podrían agruparse y proseguir a Punta Arenas. El camino a Punta Arenas por la CH-9 es una ruta costera muy vulnerable a ataques aéreos y emboscadas o ataques tipo hit-and-run. La ruta dirige la fuerza al núcleo de poder militar regional chileno: la base aérea de Chabunco y, enfrente, el cuartel general de la III División del Ejército.
Líneas defensivas chilenas
Chile habría adoptado una estrategia de defensa en profundidad, declarado por el general a cargo de división de ejército (Teatro de Operaciones Austral). La primera línea de defensa podría ya estar situado en Monte Aymond y sus alrededores, bien en la frontera. Esa línea era, por las pocas fotos recopiladas, un rejunto de pozos de zorro y trincheras, con soldados mal armados. Sin dudas carne de cañón para ir debilitando el avance.
Cuando se produce una penetración como esta, la teoría de guerra nos hace pensar en tres fases a seguir por quién enfrenta a la misma:
Contención: Contener la penetración al terreno. Es decir que la misma sea detenida o ralentizada y no pueda moverse más en penetración (en términos generales).
Flanqueo: Comenzar a desplazar fuerzas a los “flancos” de la penetración, básicamente al sector de los mismos próximo al lugar donde se inició la penetración. Esto para simultáneamente operar sobre esos flancos de forma de “estrangular” al mismo, cortando así la comunicación del enemigo con su retaguardia
Aniquilación: Destrucción en detalle de las tropas que fueron cercadas (muerte o captura)
Aquí, las tropas chilenas habrían construido posiciones avanzadas para ralentizar el avance enemigo. Cañones antitanque y artillería de campaña tradicional, no en cantidad ni en variedad, es observada en las fotos y documentales. Probablemente el mejor armamento trasandino en esta fase era el despliegue de minas antitanque. Una segunda línea de defensa se encontraría en San Gregorio, con fortificaciones, campos minados y trincheras listas para resistir un asalto. De allí hasta la capital regional, diversos puntos podrían estar fortificados La defensa final está alrededor de Punta Arenas, donde se concentran las tropas, artillería de largo alcance y las mejores defensas antitanque.
Observe debajo la "línea Maginot" que habían desarrollado los estrategas chilenos. Simples trincheras y pozos de zorro. El soldado en primera línea utiliza un viejo rifle a cerrojo Máuser 1909 de la Primera Guerra Mundial.
Foto de un "pozo de zorro" con un infante chileno armado con un fusil a cerrojo Máuser cerca de Monte Aymond
La defensa en profundidad chilena probablemente incluiría:
Primera línea de defensa: Posiciones avanzadas en Monte Aymond y zonas aledañas.
Segunda línea de defensa: Fortificaciones y trincheras alrededor de San Gregorio por la CH-40 y emboscadas desde zonas boscosas desde Laguna Arauco hasta Primavera. Trincheras en Laguna Cabeza de Mar (Arancia Clavel y Bulnes Serrano, 2017:164). A todos los puentes se les instaló cargas explosivas, se adelantaron unidades de caballería armadas con cohetes antiblindaje y se prepararon campos de tiro nocturno debidamente “jalonados” y pintados para evitar confusiones. (AC&BS, 2017: 141)
Defensa final: Fortificaciones y tropas concentradas en las cercanías de Punta Arenas, incluyendo artillería de largo alcance y defensas antitanque (escasas y antiguas en el inventario del ECh de ese período). Muchos civiles colaboraron activamente en la movilización. Así, gran parte de los vehículos y maquinaria pesada que se usó en la construcción de trincheras, refugios, puestos de vigilancia y zanjas antiblindados, fue facilitada por empresarios de la zona. A su vez, los estancieros pusieron a disposición de los uniformados galpones donde alojar a las tropas y almacenar equipos y pertrechos. (AC&BS, 2017: 114)
Se debe prestar atención a que este escenario tiene diversos condimentos que fueron emergiendo con el paso del tiempo. Por ejemplo, las fuerzas chilenas carecían de minas antitanque y la munición era escasa. Los soldados de las primera línea de defensa fueron puestos para ser carne de cañón, con sólo 80 cartuchos de armamento sin reposición. Muchos, tal vez demasiados, indicadores marcaban que Chile estaba muy, pero muy mal preparados para una guerra.
El estancamiento del avance
El avance argentino se enfrenta a su primera gran prueba en San Gregorio, donde las defensas chilenas estarían bien preparadas y el terreno favorecía a los defensores. Aquí, el avance se ralentizaría considerablemente, convirtiéndose en una batalla de desgaste. La zona aparentemente más fortificada era el camino en la zona de laguna de Cabeza de Mar.
Desde Rospentek, se deben superar los ataques de desgaste y el montaje de puentes en los cursos de río donde se hayan volado los puentes. Una vez unido a las fuerzas desde Río Gallegos debieran reagruparse y evaluar los daños y la reorganización del avance.
Regimiento Blindado No. 5 "Punta Arenas", desplegado en 1978 en la región Magallánica. Avanza el Destacamento Escorpión, en tanques M-41 y carros M-113
Contrarrestando la defensa chilena
Para superar este obstáculo, Argentina podría desplegar la XI Brigada de Infantería Mecanizada para penetrar y desorganizar las defensas iniciales. La artillería argentina bombardearía las posiciones chilenas, mientras que las unidades aerotransportadas y la aviación realizan maniobras de flanqueo y proporcionan apoyo aéreo crucial.
La XI Brigada de Infantería Mecanizada debe penetrar y desorganizar las defensas iniciales.
Fuerzas de Artillería para bombardear posiciones defensivas.
Unidades Aerotransportadas y Aviación para flanqueo y apoyo aéreo.
La base aérea Chabunco debía ser inutilizada para el éxito del avance.
Soldados trasandinos disparando el fusil SIG en servicio
Asalto aerotransportado a Punta Arenas
En el marco de este conflicto, las fuerzas argentinas planificó un audaz asalto aerotransportado a Punta Arenas. Los objetivos principales de este asalto incluyen capturar el aeropuerto Presidente Carlos Ibáñez del Campo, asegurando una cabeza de puente vital para el flujo continuo de tropas y suministros. También se enfocaría en destruir las instalaciones de comando y control chilenas para desorganizar sus defensas y tomar el puerto y las principales instalaciones logísticas, cortando así los suministros y refuerzos enemigos. Esto podría conseguirse a posteriori de un ataque ABA (Airbase Attack) sorpresa de la Fuerza Aérea Argentina con A-4 Skyhawk y BAC Canberra en la Hora H+2 de la invasión.
Objetivos principales:
Capturar el aeropuerto Presidente Carlos Ibáñez del Campo para asegurar una cabeza de puente y permitir el flujo continuo de tropas y suministros.
Destruir instalaciones de comando y control para desorganizar las fuerzas chilenas.
Tomar el puerto y principales instalaciones logísticas para cortar suministros y refuerzos.
Entrada a Punta Arenas
Los blindados y la infantería mecanizada argentinas se movilizarían rápidamente por la Ruta 9, avanzando con una precisión letal. Los vehículos blindados adoptarían formaciones en línea para maximizar la potencia de fuego frontal, mientras que las unidades de infantería seguirían de cerca, listas para desembarcar y asegurar las calles. Una columna secundaria avanzaría por la carretera Y-505, flanqueando a las defensas chilenas y dividiendo su atención.
Objetivos en la ciudad
El Puerto de Punta Arenas era uno de los principales objetivos. Controlar el puerto permitiría a las fuerzas argentinas asegurar una línea de suministros vital y recibir refuerzos marítimos. Comandos especializados y unidades de infantería mecanizada fueron desplegados para tomar los muelles y las instalaciones portuarias, enfrentándose a una feroz resistencia chilena.
El Aeropuerto Presidente Carlos Ibáñez del Campo y su anexo, la base aérea Chabunco también serían cruciales. Controlar el aeropuerto garantizaría una cabeza de puente aérea, permitiendo el transporte continuo de tropas y suministros. Las unidades aerotransportadas y de asalto rápido argentinas, ya familiarizadas con el terreno desde su operación en Chabunco, se lanzarían en una ofensiva rápida para asegurar las pistas y neutralizar cualquier resistencia. Existiría una alta probabilidad de voladura de pistas e instalaciones para su negación de uso para los incursores. Era completamente esperable que antes de caer en poder de tropas argentinas, los locales volaran todas las instalaciones cruciales para su operación.
Los edificios gubernamentales y de comunicaciones serían igualmente estratégicos. Fuerzas forjadas en el combate argentinas se infiltrarían en el centro de la ciudad para capturar la Intendencia de Magallanes y el cuartel de la policía, buscando desorganizar las defensas chilenas y establecer el control administrativo. Sin dudas esta serían las escenas más salvajes imaginables en toda la campaña debido a la propia naturaleza del combate urbano.
La captura de Punta Arenas
Resistencia urbana
A medida que las tropas argentinas se adentraban en Punta Arenas, se encontrarían con una tenaz resistencia en varios puntos clave. El Área del Centro Cívico, con sus edificios gubernamentales y comerciales, sin dudas se convertiría en un campo de batalla. Las tropas chilenas, atrincheradas en edificios, ofrecerían una defensa organizada, ralentizando el avance argentino.
En el Barrio 18 de Septiembre, un denso barrio residencial de casas mayormente de madera, las fuerzas chilenas adoptarían tácticas de guerrilla urbana. Emboscadas, francotiradores y barricadas improvisadas hicieron que cada calle y cada casa se convirtieran en un punto de resistencia. Los combates se intensificaron, con las tropas argentinas luchando casa por casa para despejar el área. También resultaría un área muy fácil de destruir con fuego debido a la preeminencia de madera en su construcción.
Entrada de tanques al barrio 18 de Septiembre
La zona industrial al norte de la ciudad también podría ser un foco de resistencia. Las defensas chilenas, utilizando equipos industriales y vehículos pesados como barricadas, convertirían a fábricas y almacenes en fortificaciones improvisadas. Las tropas argentinas deberían plantear el despliegue de unidades de asalto especializadas para superar estas defensas.
Soldados trasandinos armados con fusil SIG desfilando
Estrategias argentinas
Para contrarrestar la resistencia chilena, las fuerzas argentinas desplegaron una combinación de tácticas y recursos. El uso de la artillería y el apoyo aéreo sería crucial para debilitar las defensas antes del asalto terrestre. Bombardeos precisos desorganizaron las líneas chilenas, facilitando el avance de las unidades terrestres.
Paracaidistas de la Compañía Leopardo del Regimiento de Infantería Aerotransportada 2 "General Balcarce", Ejército Argentino, Ushuaia, Noviembre de 1978
Las operaciones de comandos (Halcón 8 recién creado) y paracaidistas jugarían un papel fundamental. Unidades de élite infiltraron la ciudad para neutralizar puntos estratégicos, capturando objetivos clave rápidamente y con el menor número de bajas posibles. Estos comandos realizarían ataques quirúrgicos contra las defensas chilenas, facilitando el avance de las fuerzas principales.
La guerra urbana se convertiría en el escenario principal. Patrullas mecanizadas, equipos de asalto y unidades especializadas en combate urbano avanzarían sistemáticamente, enfrentándose a una resistencia feroz pero logrando asegurar áreas clave. La coordinación y la comunicación serían esenciales para mantener el impulso del avance.
Control de población y estabilización
Finalmente, para mantener el control de la ciudad y evitar actos de sabotaje, las fuerzas argentinas establecerían puntos de control y patrullas regulares. La presencia constante de tropas ayudaría a estabilizar la situación y asegurar que la ciudad permaneciera bajo control argentino tras la captura de los objetivos principales. Actos de guerrilla y resistencia sería previsibles a lo largo de todo el período.
Asalto a los edificios del gobierno chileno
La caída
La captura de Punta Arenas sería una operación compleja y sangrienta, que pondría a prueba la capacidad y determinación de las fuerzas argentinas. La superioridad numérica y material les daría una ventaja significativa, pero la resistencia chilena, aprovechando su conocimiento del terreno y sus defensas bien preparadas, convertiría cada avance en una lucha encarnizada. La ciudad finalmente caería, pero a un costo humano significativo para ambos bandos.
Análisis de probabilidades de éxito
La superioridad numérica y material argentina es evidente: una relación de 5:1 en blindados, 4:1 en aviones y 3:1 en infantería. Estas ventajas, junto con la planificación estratégica y la ejecución táctica, sugieren una alta probabilidad de éxito para Argentina en la captura de Punta Arenas. Sin embargo, la preparación y la estrategia defensiva chilena, que aprovecharía el conocimiento del terreno y la defensa en profundidad, también tienen posibilidades de éxito.
Probabilidad de éxito para Argentina: 70%
Probabilidad de éxito para Chile: 40%
Argentina:
Probabilidad de éxito: Alta, debido a la superioridad numérica y material (blindados, aviones e infantería), aunque enfrentará dificultades significativas en el terreno y defensas bien preparadas.
Éxito estimado: 70%
Chile:
Probabilidad de éxito: Moderada, considerando la defensa en profundidad y conocimiento del terreno, aunque superado en número y equipamiento.
Éxito estimado: 40%
Estimación de bajas
Las bajas en este conflicto serían significativas para ambos bandos, reflejando la intensidad de los combates y las defensas bien preparadas.
Bajas estimadas para Argentina: mínimo de 15.000-20.000 (incluyendo muertos, heridos y prisioneros)
Bajas estimadas para Chile: mínimo de 15.000-40.000 (incluyendo muertos, heridos y prisioneros y civiles dependiendo de su grado de involucramiento)
Estas estimaciones subrayan el costo humano de un conflicto que, aunque hipotético, refleja la gravedad de una escalada militar entre dos naciones vecinas.
Resumen
Una campaña blindada del EA sobre las fuerzas chilenas en la región magallánica hubiese sido una campaña sangrienta bajo cualquier consideración que se haga. La posibilidad de éxito existía pero no estaba bajo ningún aspecto garantizada. Pasado el tiempo y comparadas los análisis antagónicos de cada lado, queda claro que, desde el punto de vista chileno, muchas alternativas de ataque argentinas hubiesen sido completamente sorpresivas y hasta innovadoras pese a estar en los manuales de doctrina desde la SGM. El esquema defensivo chileno era clásico, hasta diría de libros de tácticas defensivas con hojas amarillentas. Defensa escalonada táctica y fija pero con amplia escasez de recursos, con lo cual eran como ladrillos sin mortero. Y aquí me remito a los mismos comentarios del productor de explosivos mineros devenido en magnate de armas perseguido, el Sr. Cardoen. En una entrevista a un programa de la cadena estatal trasandina, él mismo comenta que fue solicitado sus servicios por las fuerzas armadas para armar minas antitanque dado que el ECh carecía completamente de inventario de las mismas. Es decir, la defensa de Magallanes no iba a estar inundada ni mucho menos de minas AT, tal vez uno de los elementos clave para ralentizar un avance blindado. No lo digo yo, repito. Sin eso, la defensa del Sr. Floody parece un enorme espantapájaros.
Por otro lado, es imprescindible señalar la alarmante sobrevaloración que el organizador de la defensa, el mencionado señor Floody Buxtor, otorgaba a los Carabineros. Esta es, indiscutiblemente, una fuerza de policía civil y fronteriza, y en ninguna circunstancia debería ser considerada una fuerza de combate. Es probable que este señor pretendiera aprovechar su vasto conocimiento como baqueanos de la región o realizando inteligencia con puesteros infiltrados, pero ¿acaso pensaba este oficial de ascendencia británica que con Carabineros iba a enfrentar con éxito un asalto blindado o aerotransportado? ¿Realmente creía Floody que podría confiar su vida y la defensa de Punta Arenas a una fuerza policial militarizada sin ningún antecedente bélico? Peor aún, su único antecedente bélico fue invadiendo territorio argentino en Lago del Desierto. Allí, una patrulla de Carabineros se estacionó por varios días con fusiles SIG, parapetándose en un galpón devenido en retén defendiendo la posición (standing the ground). No fue necesario citar a La Concepción ni a Pratt: a la primera ráfaga de los gendarmes, que abatieron un militar chileno, todos los carabineros se rindieron. Todos. ¿Esa fuerza era sobre la que se asentaba este majestuoso general? Bajo cualquier análisis, tanto por su funcionalidad como por sus antecedentes, Floody estaba completamente equivocado.
Todos los análisis conducen a una inexorable derrota chilena en donde, en el mejor de los escenarios, se lograría un estancamiento al avance dentro del actual territorio chileno. El daño a la infraestructura local hubiese sido multimillonario y las bajas humanas por decenas de miles. Un escenario, a todas luces, lamentable. Este terror que generó la situación a las fuerzas armadas chilenas, junto con el evento de Malvinas en 1982, moldearía toda la política de defensa de ese país hasta el presente.
Citas
Patricia Arancibia Clavel, Francisco Bulnes Serrano. La escuadra en acción. 1978: el conflicto Chile-Argentina visto a través de sus protagonistas. Santiago, Chile: Catalonia, 2017. ISBN: 978-956-324-298-0
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Un Príncipe para España
Todo comenzó con la vacante en el trono de España. Los españoles, en busca de un nuevo monarca, habían ofrecido la corona a Leopoldo de Hohenzollern, un príncipe alemán. Esta propuesta alarmó a Francia. Con Napoleón III en el trono, los franceses no querían ver una potencial alianza entre Prusia y España, lo que podría rodearlos y debilitar su posición en Europa.
El embajador francés en Prusia, el Conde Benedetti, recibió órdenes de viajar a Ems para hablar con el rey Guillermo I. Su misión era clara: obtener una garantía de que Leopoldo renunciaría a su candidatura y que ninguna futura candidatura de un Hohenzollern sería considerada.
El encuentro en Ems
En una soleada mañana, Benedetti se acercó al rey Guillermo mientras paseaba. El diplomático expuso su petición, pero Guillermo, educado y respetuoso, le explicó que no podía dar tal garantía permanente. Le aseguró que respetaba la preocupación francesa y que, hasta el momento, no había recibido ninguna noticia oficial sobre la candidatura de Leopoldo.
La conversación fue cortés, pero Benedetti insistió. Guillermo, molesto por la insistencia, se negó nuevamente, aunque siempre mantuvo un tono diplomático. Esta interacción fue reportada a Berlín en un telegrama que describía la conversación con detalle y diplomacia.
El rol de Bismarck
Aquí es donde entra en escena Otto von Bismarck, el astuto y ambicioso canciller de Prusia. Bismarck tenía un objetivo claro: unificar los estados alemanes bajo el liderazgo prusiano, y para lograrlo, necesitaba una guerra con Francia. El telegrama de Ems le proporcionó la oportunidad perfecta.
Bismarck recibió el telegrama original y vio su potencial. Con un toque maestro, lo editó para hacerlo parecer insultante y provocador. En lugar de la descripción detallada y cortés del intercambio, Bismarck presentó un resumen breve y tajante: parecía que el rey Guillermo había tratado al embajador francés con desprecio y había rechazado verlo de nuevo.
El telegrama y su alteración
Este es el telegrama original enviado por el rey Guillermo I de Prusia a Bismarck:
Su Majestad el Rey me ha escrito: “El Conde Benedetti me habló durante el paseo para demandarme, finalmente, de manera muy insistente, que yo le autorizara a telegrafiar inmediatamente que me comprometía para siempre a no dar nunca más mi consentimiento si los Hohenzollern volvieran a presentar su candidatura. Me negué finalmente de manera algo brusca, ya que no es ni correcto ni posible asumir compromisos de este tipo para siempre. Naturalmente, le dije que aún no había recibido ninguna noticia, y como él fue informado antes que yo de la renuncia (de Leopoldo), solo podía atribuir su demanda a un deseo de mantener abierta la cuestión y de extorsionarnos. Luego, le rechacé nuevamente. Él verá en los periódicos que no he recibido ninguna noticia, y solo a partir de esto aprenderá que mi gobierno una vez más recibe noticias directamente de mí.”
Esta es la versión editada que fue publicada por Bismarck:
Después de que los informes de la renuncia del príncipe heredero de Hohenzollern fueron oficialmente transmitidos al gobierno imperial de Francia por el gobierno real de España, el embajador francés en Ems demandó a Su Majestad el Rey que autorizara telegrafiar a París que Su Majestad el Rey se comprometía para siempre a no dar su consentimiento si los Hohenzollern volvieran a presentar su candidatura. Su Majestad el Rey se negó a recibir nuevamente al embajador francés y le informó a través del ayudante de campo de servicio que Su Majestad no tenía nada más que comunicarle al embajador.
La publicación del telegrama
El telegrama editado fue publicado el 13 de julio de 1870. Las palabras cuidadosamente elegidas por Bismarck hicieron que pareciera que el rey Guillermo había humillado al embajador francés. La noticia se propagó rápidamente, inflamando el orgullo y la indignación de ambos lados.
En Francia, la reacción fue furiosa. La prensa y el público clamaban por una respuesta enérgica a lo que consideraban una ofensa a la dignidad nacional. Napoleón III, bajo presión y deseoso de restaurar su prestigio, declaró la guerra a Prusia el 19 de julio de 1870.
Las consecuencias de la manipulación
La guerra franco-prusiana comenzó con entusiasmo y patriotismo en ambos lados. Sin embargo, Francia, mal preparada y mal liderada, sufrió una serie de derrotas devastadoras. En cuestión de meses, el ejército prusiano marchó hacia París, y en enero de 1871, Francia fue forzada a capitular.
La victoria prusiana no solo humilló a Francia, sino que también permitió a Bismarck cumplir su sueño. El 18 de enero de 1871, en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles, se proclamó el Imperio Alemán, unificando los estados alemanes bajo el liderazgo de Prusia. Guillermo I se convirtió en el Kaiser (emperador) del nuevo imperio.
Reflexiones sobre el telegrama de Ems
El incidente del telegrama de Ems es un ejemplo clásico de cómo una manipulación de la información puede cambiar el curso de la historia. La habilidad de Bismarck para transformar una conversación diplomática en una provocación que llevó a la guerra demuestra el poder de la diplomacia y la comunicación en la política internacional.
Para las familias que escuchan esta historia, es una lección sobre la importancia de la precisión y la verdad en la comunicación. También es un recordatorio de cómo las tensiones y los conflictos entre naciones pueden ser influidos por la percepción y el orgullo nacional.
En un mundo donde la información viaja más rápido que nunca, y donde las palabras pueden ser tan poderosas como las acciones, la historia del telegrama de Ems sigue siendo relevante. Nos enseña a ser críticos y a valorar la paz, recordando que a menudo, las guerras comienzan no solo por grandes acciones, sino también por pequeños malentendidos y manipulaciones.
Un Epílogo para Reflexionar
Hoy, más de 150 años después, el incidente del telegrama de Ems sigue siendo estudiado por historiadores y analizado en las aulas. Es un ejemplo de cómo un solo acto de manipulación puede desencadenar eventos de proporciones épicas.
Para nosotros, como individuos y miembros de la comunidad global, esta historia nos insta a valorar la diplomacia, la comunicación honesta y la resolución pacífica de conflictos. Recordemos siempre que, aunque la historia esté llena de guerras y conquistas, también está llena de oportunidades para aprender, crecer y construir un futuro más pacífico y cooperativo.
La USAF jugó un papel decisivo en el funcionamiento del avión A-12 de la CIA desde el principio. Sin embargo, expresó su descontento porque la inteligencia estratégica, que siempre había estado bajo la responsabilidad de la Fuerza Aérea, fue transferida a otra agencia gubernamental. En algún momento alrededor de 1962, se comenzó a trabajar en una variante mejorada de reconocimiento/ataque del A-12 para la Fuerza Aérea, denominada RS-12 y exclusivamente R-12 de reconocimiento. En abril, ya estaba en marcha en Skunk Works la construcción de dos maquetas R-12 y RS-12 y se estaban resolviendo los requisitos operativos. Después de varios viajes a Washington, el 18 de febrero de 1963 se obtuvo un pedido de seis máquinas con opción a otros 25 aviones. Esto último no sólo involucró a la USAF en la financiación del proyecto, lo que redujo el precio por unidad, sino que al mismo tiempo supuso un final lento para las máquinas A-12. Dado el fuerte apoyo de la USAF a la versión RS-12, optimizada para acciones SAC, sorprende que los aviones A-12 de la CIA fueran en muchos sentidos más potentes. Su diseño de un solo asiento dejaba mucho más espacio para una cámara fotográfica de mayor resolución, así como para otros equipos de vigilancia que el RS-12 no podía transportar.
La nueva versión se diferenciaba de su predecesora por la instalación de una segunda cabina presurizada en el eje Q, un casco alargado para la instalación de tanques de combustible adicionales, cambios en la ubicación de los sistemas de seguimiento y un rediseño aerodinámico y ensanchamiento de las aletas. en la parte delantera. El montaje inicial de la máquina R-12 se llevó a cabo como es habitual en Burbank, California. También se estaba trabajando en una posible conversión de combate al tipo RS-12, pero debido a la complejidad de la conversión, se abandonó. Nuevamente hubo problemas con la falta de lámina de titanio. Si bien Skunk Works evitó el papeleo en sus proyectos, sucedió exactamente lo contrario cuando se trataba de la producción de titanio. De los aproximadamente 13 millones de piezas producidas, pudieron rastrear la historia de cada una de ellas hasta la fundición, además de las primeras piezas, e incluso se midió la orientación de los cristales en la lámina en los últimos 10 millones. Como resultado, se descubrió que los paneles de ala soldados por puntos en verano tenían una vida corta, mientras que los paneles soldados en invierno tenían una vida ilimitada. Finalmente, los diseñadores encontraron la causa: la culpa la tenía la planta de abastecimiento de agua de Burbank, que en verano cloraba mucho el agua debido a las algas. El problema se solucionó lavando las preparaciones de titanio en agua destilada. Cabe destacar los extremos con bisagras de las alas para un cómodo acceso a las unidades de potencia.
El 29 de octubre de 1964, la primera máquina completa fue transportada desde la fábrica a Palmdale para su finalización y preparativos previos al vuelo. Como sorpresa, las pruebas del motor ya comenzaron el 18 de diciembre. El primer vuelo del modelo R-12 con número de serie 17950 (que a partir de ese momento llevó la designación oficial SR-71A) tuvo lugar el 22 de diciembre. Pilotado por Bob Gilliland, permaneció en el aire durante poco más de una hora y alcanzó una velocidad de más de 1.600 km/h. Las pruebas de vuelo posteriores se volvieron bastante complicadas, principalmente debido a fallos en el sistema hidráulico y de combustible. En ese momento se creó en papel otra versión armada, derivada del SR-71, que Kelly Johnson presentó a la USAF en abril de 1965 bajo la designación interna B-71. Se suponía que iba a competir con el controvertido avión FB-111 que se estaba preparando, pero no despertó un interés significativo. Dos años más tarde se creó el FB-12, pero corrió la misma suerte.
Se podrían instalar en el avión cuatro secciones frontales intercambiables, que contienen una cámara de prisma giratorio, un sistema de radar de haz lateral o simplemente un cono vacío para la aerodinámica. Otros 11 ejes se utilizaron para sistemas de seguimiento óptico y electromagnético. Para arrancar los motores se desarrolló un dispositivo especial que utiliza boruro de trietilo. El 7 de enero de 1966, se entregó el primer entrenador SR-71B a la Base Aérea Beale con una cabina trasera elevada y los correspondientes cambios en el sistema de control. Fue la primera máquina en ingresar al inventario de la USAF.
El primer SR-71A operativo (el noveno aparato completado) llegó a la Base Aérea Beale el 4 de abril de 1966. Durante vuelos de entrenamiento intensivos, varios de los primeros prototipos fueron destruidos en varios accidentes (11 destruidos en total). El último aparato, el número 31, fue adquirido por la Fuerza Aérea a finales de 1967. Se diferenciaba de los demás en que estaba ensamblado a partir de piezas utilizables de un YF-12A accidentado y recibió la parte delantera de un SR-71A, que Se utilizó para pruebas de carga estática del suelo. Gracias a esto pasó a llamarse SR‑71C. Un avión con número de producción 2010 (n.º de evento 17959) se modificó instalando una sección trasera extendida para fotografía estereoscópica. La sección de cola del fuselaje se podía plegar durante el aterrizaje, pero nunca estuvo equipada con una cámara ni con el sistema de protección electrónico previsto.
Desde principios de 1969, las máquinas comenzaron a realizar vuelos operativos desde la base japonesa de Kadena y la británica Mildenhall. Durante la Guerra de Vietnam, realizaron más de 600 vuelos y obtuvieron información invaluable. Durante las operaciones en todo el mundo, también visitaron Israel a mediados de los años setenta. En 1976, el SR-71 superó los récords establecidos originalmente por el YF-12A.
A finales de los años 1980, los servicios de inteligencia comenzaron a reevaluar sus presupuestos cada vez más reducidos. Gracias a los avances en otras tecnologías, las operaciones del SR-71 fueron canceladas el 1 de octubre de 1989. El avión fue oficialmente dado de baja tres meses después.
Estadísticamente, todas las máquinas volaron un total de 53.490 horas de vuelo, 17.300 acciones, de las cuales 3.551 estuvieron operativas durante un total de 11.008 horas, realizaron 25.862 reabastecimientos de combustible en vuelo y estuvieron 11.675 horas de vuelo a una velocidad superior a Mach 3. Del original 31 máquinas, veinte sobrevivieron al final de su servicio, 14 de ellas se exhiben actualmente en museos de aviación. De los seis restantes, tres se conservaron y tres fueron adquiridos por la NASA. Allí participaron en numerosos programas como la medición de la radiación ultravioleta, el seguimiento del lanzamiento de la sonda Clementine o las pruebas de vuelo del motor lineal Aerospike (LASRE).
Durante 1994, por falta de inteligencia, el Congreso estadounidense decidió reactivar las tres máquinas. Los dos primeros (64-17971 y 64-17967) llegaron con la Fuerza Aérea después de la modernización y reparaciones en junio y septiembre de 1995, el tercero (64-17968) durante 1996. Todos estaban equipados con modernos equipos de comunicación Unisys y volaron a Edwards AFB.
En 1973, el caza bimotor ligero CL‑1980 se derivó de la configuración aerodinámica de la serie A‑12/YF‑12A/SR‑71. Aunque se consideró la variante A para la aviación, la atención principal se prestó a la versión N para la marina, que debía representar un competidor para el tipo Northrop YF-17 o Northrop/MDD F-18 . Este proyecto a menudo se cita erróneamente como la propuesta de Lockheed para el concurso ATF .
Aunque se propusieron muchos sucesores pilotados del SR-71, su papel fue asumido con mayor o menor éxito por satélites espías y vehículos de reconocimiento no tripulados. Este estudio es de 1985.