Operación Marte
El objetivo estratégico de la Operación Marte (Noviembre-Diciembre de 1942), ideada por el mariscal Zhukov, era destrozar a las fuerzas alemanas a lo largo del eje de Moscú. Zhukov consideraba que el Grupo de Ejércitos del Centro alemán, cuyas fuerzas estaban alojadas en el saliente de Rzhev amenazando Moscú, representaba la más seria amenaza de Moscú y los esfuerzos soviéticos para la guerra. En su opinión, el saliente de Rzhev, un legado de la caótica lucha del invierno de 1941-1942, que medía 150 x 150 kilómetros y donde se encontraba el poderoso Noveno Ejército alemán del Grupo de Ejércitos del Centro, representaba una daga apuntando a Moscú. Por tanto, argumentaba Zhukov, la Unisón Soviética podía lograr una victoria estratégica destrozando al Noveno Ejército en el saliente y, en consecuencia, a todo el Grupo de Ejércitos del Centro.
Al mando del Noveno Ejército alemán estaba el general Model, que había construido fuertes defensas alrededor del saliente y había fortificado todas las ciudades y pueblos de la periferia del saliente, incluyendo las ciudades de Rzhev, Belyi y Sychevca. Los alemanes habían fortificado los flancos del río del saliente. Tanto Model como Zhukov eran conscientes de que quien controlara las carreteras controlaría el saliente. Aunque grandes bosques y ciénagas dominaban el terreno en las regiones central y occidental del saliente, los alemanes habían despejado suficiente terreno para permitir tanto una firme defensa como las maniobras tácticas y operativas de las reservas móviles. En suma, a finales de Octubre, las carreteras embadurnadas y muchos ríos entrecruzando el saliente estarían congelados o cerca de congelarse.
Stalin aprobó el plan de Zhukov y el 26 de septiembre ordenó las dos contraofensivas, una hacia Rzhev (Marte-Zhukov) y otra en Stalingrado (Urano-Vasilevsky).
En la Opereción Marte, planeada para comenzar a finales de octubre, las fuerzas de Kalinin y del Frente Occidental debían cercar y destruir al Noveno Ejército alemán en el saliente de Rzhev. Las condiciones climáticas obligaron a posponer la operación para finales de noviembre. Pero la directiva de la Stavka despachada el 10 de octubre al Frente Occidental del general I.S. Konev dejaba los objetivos originales intactos, declarando: “Las fuerzas del ala derecha del Frente Occidental y del ala izquierda del Frente de Kalinin deben cercar al enemigo en Rzhev, capturar Rzhev, y liberar el tendido de la línea de ferrocarril desde Moscú hasta Velikie Luki”.
La directiva demandaba para el Frente Occidental los ejércitos 20º y 31º, apoyados por el 29º, para llevar a cabo el principal asalto contra las defensas germanas a lo largo de los ríos Osuga y Vazusa al nordeste de Sychevka. Una vez que estos ejércitos hubieran penetrado las defensas tácticas alemanas, un grupo de caballería mecanizado (el 6º de Tanques y el 2º de Guardias) tenía que superar al 20º ejército, capturar Sychevka, , aparecer por las defensas alemanas de Rzhev desde el sur, y conectar con las fuerzas del 41º atacando hacia el este desde la región de Belyi. Los ejércitos 20º y 31º deberían entonces reducir las fuerzas alemanas del saliente en conjunción con los ejércitos de apoyo y prepararse para atacar en dirección sur hacia Viazma con el 6º de Tanques y el fresco 5º de Tanques.
El Frente de Kalinin del Ejército del general M.A. Purkaev tenía que conducir su principal ataque al sur de Belyi con el 41º ejército y a lo largo del norte del río Luchesa con el 22º ejército, mientras que el 39º, en el extremo occidental del saliente de Rzhev, debería lanzar un asalto secundario hacia el sur a través del río Molodoi Tud hacia Olenino. El 6º Cuerpo de Fusileros Voluntarios de Stalin encabezaría el ataque del 41º ejército. Una vez que las defensas alemanas hubieran sido penetradas, el 1º y el 2º Cuerpos Mecanizados explotarían hacia el este para conectar al oeste de Sychevka con el grupo de caballería mecanizada del 20º ejército. El 22º ejército del Frente de Kalinin, encabezado por el 3º Cuerpo Mecanizado avanzaría hacia el este del río Luchesa, perforando las defensas alemanas, asistiendo en la captura de Belyi, y cercando las fuerzas alemanas alrededor de Olenino en conjunción con el 39º ejército. Después de que el principal ataque hubiese coronado con éxito, otros ejércitos soviéticos alrededor de la circunferencia del saliente de Rzhev entrarían en la ofensiva, destruyendo al Noveno Ejército alemán, y reagrupándose para participar el la próxima Operación Júpiter.
El plan para la Operación Marte llevaba todas las características del estilo de operaciones ofensivas de Zhukov. Para maximizar la presión contra los alemanes sus fuerzas atacarían simultáneamente en todos los sectores. Al lanzar su principal ataque contra la base del saliente de Rzhev desde el este y el oeste, Zhukov buscaba rodear las fuerzas alemanas en el saliente con asaltos frontales sin tener que llevar a cabo complejas maniobras con sus fuerzas móviles a través de un terreno difícil y en duras condiciones climáticas. Para lograr un rápido éxito en los sectores de ataque, Zhukov ordenó a sus comandantes del frente concentrar sus fuerzas y comprometer todo su blindaje desde el principio de la batalla. Al hacerlo así, esperaba que la fuerza acorazada soviética de vanguardia cortaría las rutas vitales de comunicaciones alemanas, la llave de las líneas de carreteras y ferrocarril a lo largo de los flancos del saliente de Rzhev. Al final de Noviembre llegó finalmente el largamente esperado clima frío, y los ríos, arroyos y pantanos se congelaron, permitiendo de esta forma el comienzo de las operaciones. El constante tiempo nevoso, no obstante, dificultaban las operaciones móviles, ocultaba la observación artillera e impedía el apoyo aéreo en ambos lados.
Comienza la ofensiva
La ofensiva de Zhukov comenzó a primeras horas del 25 de noviembre de forma simultánea en los flancos norte, este y oeste del saliente de Rzhev. Precedido por un violento fuego artillero, la infantería y los tanques de apoyo del 20º y 31º ejércitos del Frente Occidental atacaron con dureza las posiciones defensivas del XXXIX Cuerpo Panzer alemán a lo largo del norte y del nordeste de los ríos Vazusa y Osuga de la vital línea ferroviaria alemana de Sychevka. Aunque los alemanes esperaban un ataque pronto, el ataque cogió a los defensores en un momento delicado, cuando su 78ª División de Infantería estaba a punto de relevar a la 5ª División Panzer en Vazusa.Con unos 200.000 hombres y 500 tanques, los dos ejércitos soviéticos se enfrentaban a 40.000 defensores alemanes (5 a 1). A pesar de esta superioridad numérica y la inicial confusión alemana, el violento ataque sólo consiguió resultados variopintos, pues las fuerzas alemanas ocupaban fuertes defensas, y las fuerzas soviéticas tenían que asaltar a través de un terreno generalmente abierto y ondulado en un momento en que la incesante niebla y la caída de nieve reducían la efectividad de la artillería soviética.
Al norte del río Osuga, la 102ª División de Infantería alemana rechazó con éxito repetidos asaltos de 20.000 infantes y 100 tanques de tres divisiones del 31º Ejército soviético (El 31º Ejército condujo su ataque con la 88ª, 336ª y 239ª divisiones de fusileros, apoyadas por la 332ª y 145ª brigadas de tanques. Los defensores alemanes diezmaron ambas brigadas de tanques en tres días de batalla e infligieron fuertes pérdidas a las divisiones de fusileros soviéticas). La infantería soviética ataviada de blanco invierno avanzaba escalonadamente, sus filas intercaladas con apoyo de tanques. La artillería alemana, ametralladoras, y pequeñas armas de fuego abrieron enormes agujeros en las filas de la infantería asaltante tan pronto como las armas antitanque eliminaban a los tanques de apoyo. Por tres días y a un coste de más de la mitad de sus fusileros y de sus tanques, los soviéticos se lanzaron en vano contra las bien preparadas defensas de la 102ª División alemana. Enfrentados con esta pertinaz resistencia, el asalto del 31º Ejército colapsó, y, a pesar de las exhortaciones de Konev y Zhukov, no pudo ser reanudado. Tres divisiones de fusileros del 20º Ejército atacaron entre los ríos Vazusa y Oruga, hallando el mismo espeluznante destino. A pesar del fuerte apoyo acorazado, sus ataques se estancaron después de sufrir horrorosas pérdidas (En el sector entre los ríos Osuga y Vazusa, el 195º Regimiento de Infantería de la 102ª División de Infantería alemana derrotó a la 326ª y 42ª de Guardias y a la 251ª División de Fusileros soviéticas, que estaban apoyadas por las 25ª y 93ª brigadas de tanques). Impertérritos por los fracasos iniciales, la carnicería se incrementó al insistir Konev y Zhukov en que los ataques continuaran para apoyar las posteriores operaciones en el sur.
En el sur, a lo largo de las riberas del helado río Vazusa, una sola división de fusileros del 20º Ejército del mayor general N.I. Kiriukhin logró una meta de limitado éxito. Tomando ventaja de la confusión temporal alemana, la 247ª División de Fusileros del mayor general G.D. Mukhin, apoyada por una brigada de 40 tanques, arremetió a través del helado río Vazusa, a través de las posiciones delanteras alemanas, y se apoderó de dos villas fortificadas alemanas en la orilla occidental del río. Explotando la oportunidad, el general Kiriukhin rápidamente trasladó a la 331ª División de Fusileros del coronel P.F. Berestov a través del río. Combatiendo furiosamente todo el día en el ondulado y abierto paraje del oeste del río, la infantería soviética luchó para reducir los puntos fuertes de la incómoda villa alemana y expandir la cabeza de puente. Fue crítico que lo hicieran así, pues Konev y Kiriukhin planeaban comprometer su 8º Cuerpo de Fusileros de Guardias y su grupo móvil, 6l 6º de Tanques y 2º Cuerpo de Caballería de Guardias, para agrandar la cabeza de puente y explotar la operación hacia el oeste [El segundo escalón del 8º Cuerpo de Fusileros de Guardias consistía en la 26ª División Fusilera de Guardias, la 148ª y la 150ª brigadas fusileras, y la 11ª y la 18ª brigadas de tanques. Su misión era expandir la cabeza de puente y facilitar la explotación del grupo móvil soviético. En adición, el 20º Ejército tenía a la 1ª División Fusilera Motorizada de Guardias y a la 31ª Brigada de Tanques como ejército de reserva. El grupo móvil era, en realidad, un grupo mecanizado de caballería consistente en el 6º de Tanques y en el 2º Cuerpo de Caballería de Guardias. Los grupos móviles, los precursores del grupo de maniobra operativa moderno (OMG), tenían la específica misión de conducir una explotación operacional de la penetración táctica]. Todo el día, exhortando, maldiciendo y camelando, Zhukov, Konev y Kiriukhin apuraban a sus hombres. Al acabar el día, aunque la cabeza de puente era todavía demasiado pequeña, Konev decidió aceptar el riesgo y ordenó al segundo escalón de Kiriukhin y al grupo móvil avanzar la siguiente mañana.
Esta decisión, sin embargo, se tornó prematura y mal aconsejada, pues la dura presión de las fuerzas alemanas ofrecía una terca y desesperada resistencia. Cogidas a mitad de su reagrupamiento conjunto, ambas tropas de la 5ª Panzer y de la 78ª de Infantería lucharon denodadamente. Pequeños grupos de combate ad hoc alemanes (Kampfgruppen) de infantería, tanques, y artillería en compañías y batallones fuertemente armados defendieron sus defensas de erizo alrededor de numerosos troncos y piedras que salpicaban los terrenos generalmente abiertos, ondulados y cubiertos de nieve al oeste del río Vazusa. Atacaron a las fuerzas soviéticas rezagadas alrededor de esas defensas, reducidas algunas, pero dejadas muchas como obstáculos mortales esparcidos a través de su área trasera. Acosado por problemas de mando, control y comunicaciones, el XXXIX Cuerpo Panzer alemán no podía apreciar el caos que su fragmentada resistencia estaba causando en las filas soviéticas. No obstante, el cuerpo tomó desesperadas medidas para apuntalar sus decaídas defensas y ordenó a la 9ª División Panzer de reserva, entonces acampada al oeste de Sychevca, marchar hacia el sonido de los cañones y tapar las retaguardias en desarrollo.
El mando soviético también apreció la gravedad de la situación. En la noche del 25-26 de noviembre, mientras los fusileros de Berestov y Mukhin presionaban para expandir su endeble cabeza de puente, el segundo escalón soviético y las fuerzas de explotación luchaban hacia delante. Bajo el fuego constante de la artillería alemana, sobre 200 tanques, 30.000 soldados de infantería y 10.000 de caballería, con sus trenes de acompañamiento logístico, se movieron inexorablemente hacia delante a través de la turbia oscuridad a lo largo de dos carreteras congeladas por el claro de los bosques hasta la orilla este del río. Dado que ambas carreteras habían sido despiadadamente machacadas por el fuego de artillería, y demasiadas fuerzas estaban utilizándolas al mismo tiempo, las consecuencias eran predecibles. El caos fue supremo. La infantería reforzada y los tanques del 8º Cuerpo Fusilero de Guardias obstruyeron los lugares de cruce sobre el Vazusa, y el frente hostigado y los oficiales del cuartel general del ejército intentaban en vano despejar el camino para el avance de de l6º Blindado de Tanques y del 2º Cuerpo de Caballería de Guardias. Era una tarea imposible. Aunque el cuerpo de fusileros cruzó a través del río, los tanques y los cuerpos de caballería no lo lograron. Era mediodía del 26 de noviembre antes de que los 170 tanques del cuerpo de tanques del coronel P.M. Arman pudiera entrar en acción, y mientras las tropas de montaña del 2º Cuerpo de Caballería de Guardias del mayor general V.V. Kriukov permanecieron al este del río hasta el 27 de noviembre. Para completa frustración de Konev y Zhukov, el ímpetu de la ofensiva ya había decaído. Además, el refuerzo de fuerzas ya había sufrido ligeras pérdidas y estaba desorganizado después de la caótica marcha nocturna.
Los defensores alemanes experimentaron el impacto total del asalto de Kiriukhin del 27 de noviembre. Mientras las reservas alemanas de la 9ª División Panzer maniobraban en las posiciones bloqueadas a lo largo del terreno abierto del lado de la crucial carretera de Rzhev-Sychevka, las fuerzas de la línea frontal alemana, desesperada pero habilidosamente, defendían los puntos fuertes de la villa, perturbando severamente el intento de explotación de la caballería y el blindaje soviéticos. Después del mediodía, el 6º Cuerpo de Tanques del coronel Arman, atacando en columnas de brigada de cerca de 50 tanques cada una con infantería montada en los tanques, arremetieron entre y, en algunos casos, sobre las defensas de los puntos fuertes alemanes, seguidas a caballo por las tropas del 2º Cuerpo de Caballería de Guardias. Las defensas fortificadas alemanas pulverizaron el ataque soviético. No obstante, tres brigadas del coronel Arman aguantaron el acoso y cruzaron la vital carretera de Rzhev-Sychevka. La más frágil caballería del general Kriukov sufrió pérdidas horrorosas, como los elementos de tres de sus divisiones corriendo bajo el fulminante fuego alemán a través de la carretera en la retaguardia alemana, dejando el cuartel general del cuerpo y los trenes logísticos aislados en la pequeña cabeza de puente más allá de la retaguardia. Los alemanes respondieron contraatacando desde el norte y desde el sur a lo largo de la carretera de Rzhev-Sychevka contra los flancos expuestos de las fuerzas de explotación soviéticas. Mientras tanto, la infantería de refuerzo soviética luchaba dolorosamente para ampliar la cabeza de puente contra la no disminuida resistencia alemana.
Habiendo recibido su orden de penetración dos horas después, la 20ª División de Caballería y la 3ª División de Caballería de Guardias atacaron a un enemigo ya alertado y preparado, cayendo bajo su fuego cruzado concentrado, y sufriendo grandes pérdidas, incluyendo casi toda su artillería y el 10º Regimiento de Caballería de Guardias al completo.
En dos días de feroz combate, la 5ª División Panzer había sufrido sobre 500 bajas, y la 78ª División de Infantería comunicó: “Todas las unidades seriamente debilitadas, con grandes pérdidas en equipamiento y armas”. El coste para los rusos fue obviamente más alto, pues los alemanes contaron al menos 50 tanques rusos destrozados, y los campos cubiertos de nieve en frente de su posición estaban repletos de blancas y marrones vestimentas de rusos muertos.
Al caer la noche del 28 de noviembre estaba claro para todos que el ataque soviético había fracasado. Aunque el grueso del cuerpo de tanques del coronel Arman y tres de las divisiones de caballería del general Kriukov habían alcanzado los bosques a través de la carretera de Rzhev-Sychevka, el desgaste en blindaje y caballería había sido pasmoso, y los contraataques alemanes a lo largo de la carretera de Rzhev habían cerrado la puerta a su retirada. Peor todavía, la explotación de los tanques y caballería se encontraba lejos del alcance del apoyo artillero, y desde allí no había salida para la cabeza de puente. Zhukov y Konev, no obstante, permanecieron impertérritos. Ordenaron a sus asediados tanques romper hacia el oeste durante la noche del 28-29 de noviembre, mientras exhortaban a sus fuerzas en la cabeza de puente a apoyar la ruptura y ampliar la brecha en las líneas alemanas. El continuado optimismo de Zhukov estaba condicionado, en parte, por su terco rechazo a admitir la derrota y por el sorprendente éxito de las fuerzas soviéticas para alcanzar el oeste.
Allí, en los sectores de los ríos Luchesa y Belyi a lo largo de los flancos occidentales del saliente de Rzhev, los ejércitos 41º del mayor general F.G. Tarasov y 22º del mayor general V.A. Iushkevich, habían conseguido sorprendentes progresos en los primeros tres días de batalla y parecían próximos a profundizar en la retaguardia de las defensas alemanas. Una vez que lo hubieran conseguido, pensaba Zhukov, las dificultades temporales a lo largo del río Vazusa se volverían irrelevantes.
Entonces, 90.000 hombres y 300 tanques del 41º Ejército del general Tarasov atacaron a las 0900 horas del 25 de noviembre después de que el fuego artillero hubiera machacado las defensas delanteras alemanas al sur del pueblo fortificado de Belyi. Avanzando bajo una tormenta de nieve a lo largo de la principal carretera de Belyi-Dukhovshchina que atravesaba el flanco oeste del saliente, los fusileros del 6º Cuerpo de Fusileros Voluntarios de Stalin del mayor general I.I. Popov, apoyados por el destacamento de tanques del 1º Cuerpo Mecanizado del general M.D. Solomatin, fácilmente vencieron las defensas alemanas delanteras y arremetieron en las aldeas a lo largo de la carretera y el río Vishenka en el área de retaguardia alemana.
Animado por los éxitos del primer día, al caer el segundo día el general Tarasov ordenó entrar en acción a su completo cuerpo mecanizado. Marchando en columnas de brigada con sus 65ª y 219ª brigadas de tanques, los 15.000 hombres y los 224 tanques pesados del 1º Cuerpo Mecanizado, mandados por el experimentado general M.A. Solomatin, consiguieron progresos iniciales espectaculares. Moviéndose con dificultad a través de las pesadas y virtualmente inexistentes carreteras boscosas, al caer la noche la fuerza de tanques del general Solomatin había abierto un pasillo de 20 kilómetros de ancho y casi 30 de profundidad en las defensas alemanas. Sus brigadas anunciaron orgullosamente su llegada a lo largo de la carretera de Rzhev-Vladimirskoe a las rutas de comunicación vitales alemanas en Belyi.
A pesar de la dificultad encontrada para mantener algún tipo de orden durante el avance a través de la espesura del bosque, las brigadas de tanques de Solomatin lograron alcanzar la carretera de comunicaciones que conectaba Belyi con la retaguardia alemana.
La inteligencia del XXXIX Cuerpo Panzer informó esa noche del reconocimiento de la gravedad de la situación, anotando con precisión: [El Ejército Rojo.... rompió a través del sector del 352º Regimiento de Granaderos.... en un frente de 15-20 Kilómetros de ancho por 30-40 de profundidad. La primera ola de asaltos constó de 22 batallones de infantería apoyados por más de 100 tanques T-34. Fue seguida por 24 batallones de infantería apoyados por otros 200 tanques para agrandar la penetración hacia el este y amarrar las fuerzas alemanas en la autopista]
Las siguientes noticias de que “otros 20 batallones y 100 tanques estaban atacando posteriormente en el norte del valle Lushesa” hicieron anotar a un comandante alemán, “La situación en el área de Szytschewka-Rzhev-Belyi era suficientemente excitante”.
A pesar del aparentemente éxito dramático del general Solomatin, los planes de ataque del 41º Ejército del general Tarasov casi inmediatamente se torcieron. Aunque ordenó evitar una lucha prolongada por la ciudad de Belyi, Tarasov tenía inexorablemente que acercarse al apetitoso objetivo. El éxito del asalto inicial soviético parecía indicar que Belyi estaba disponible para tomarla. Acercándose como un imán a la ciudad, Tarasov primero comprometió a la 150ª División de Fusileros del coronel N.O. Gruz contra las defensas del sur de la ciudad, y, cuando no prevalecieron, reforzó la división de Gruz con una brigada mecanizada de los cuerpos mecanizados de explotación de Solomatin. A pesar de los esfuerzos de Tarasov y de la fiera lucha de las proximidades del sur de la ciudad, Belyi no pudo ser tomada.
El mérito por defender Belyi pertenecía al comandante del XXXIX Cuerpo Panzer alemán, coronel general Joseph Harpe, que decidió mantener la ciudad y confiar en el destino, la suerte, y las reservas operativas alemanas para salvar la situación en la retaguardia alemana. Harpe dirigió la infantería de su 246ª División de Infantería para establecer un punto de defensa al sur de la ciudad. Entonces solicitó y recibió dos kampfgruppen, uno de la Grossdeutschland y otro de la 1ª División Panzer, que estaban situadas en posiciones de reserva al nordeste y suroeste de Belyi, respectivamente. Avanzando sobre las carreteras congeladas y cubiertas de nieve, el Kampfgruppe von Weitersheim de la 1ª División Panzer alcanzó Belyi al final de la mañana del 26 de noviembre, y el Kampfgruppe Kassnitz de la División Grossdeutschland llegó varias horas después. Juntos, los dos grupos comenzaron una sangrienta pero exitosa lucha para mantener la ciudad.
Mientras tanto se hacía evidente un intento cada vez más frustrante del general Solomatin para cortar la crucial carretera Belyi-Vladimirskoe en dirección al noroeste de Belyi, que era la única ruta alemana disponible para reabastecer la ciudad. Ahora, enfrentado a grupos de compañías y batallones de combate de la 1ª División Panzer, que fueron desplazados a lo largo y delante de la crítica arteria de suministros, Solomatin pidió urgentemente a Tarasov el refuerzo de su tambaleante ataque con dos brigadas mecanizadas del ejército de reserva. No obstante, después de poner objeciones durante un día, el 28 de noviembre Tarasov denegó la solicitud de Solomatin y, en cambio, comprometió sus dos brigadas de reserva en la batalla por Belyi. La fresca 47ª Brigada Mecanizada del coronel I.F. Dremov atacó hacia el norte del este de Belyi en otro intento de rodear la ciudad. Aunque la brigada de Dremov cortó la carretera Belyi-Vladimirovka, acabó sin apoyo en una expuesta situación hacia el noreste de la ciudad. Mientras tanto, la sobredimensionada fuerza mecanizada de Solomatin combatió todo un amargo día en una lucha en un sector de 30 kilómetros de la carretera Belyi-Vladimirovskoe. La frustración de Solomatin se incrementó cuando, el 29 de noviembre, sus fuerzas de vanguardia anunciaron la llegada de frescas reservas acorazadas alemanas. La suerte de las batallas fueron claramente cambiando, y el éxito inicial soviético se despilfarró en la fútil batalla de Belyi (en la que se empeñó en vano Tarasov). Consecuentemente, Solomatin consolidó sus posiciones, revisó sus defensas, y esperó el contraataque alemán, que sabía era inevitable.
Solomatin estaba en lo correcto. Las fuerzas alemanas de refresco eran elementos avanzados de una fuerza que el general Harpe estaba reuniendo desesperadamente para contener y, finalmente, derrotar la ofensiva soviética. Confiando en la 1ª División Panzer para mantener el punto fortificado de Belyi y las débiles defensas a lo largo de la carretera Belyi-Vladimirskoe, Harpe solicitó todas las reservas disponibles del Cuartel General del general Model, el comandante del Noveno Ejército, y del mariscal Guenther von Kluge, el comandante del Grupo de Ejércitos del Centro, respondiendo rápidamente al ordenar a las 12ª, 20ª y 19ª divisiones panzer encaminarse hacia el sonido de los cañones. Para alcanzar el campo de batalla, no obstante, estas divisiones tenían que cruzar largas distancias sobre rutas difíciles en las más duras condiciones invernales. Hasta que llegaron, el destino del XXXIX Cuerpo Panzer y Noveno Ejército pendía de un hilo.
Model, en el Noveno Ejército, tenía otras preocupaciones. Aunque la situación a lo largo del río Vazusa parecía estar bajo control, se había abierto una brecha hacia el norte de su línea frontal en el río Luchesa, y sus posiciones defensivas a lo largo del río Molodoi Tud estaban siendo atacadas y seriamente debilitadas. Los cuarteles generales alemanes a través del frente también estaban paralizados por la gran batalla que se estaba llevando a cabo en Stalingrado. El conocimiento de que no todo iba bien en Stalingrado prestaba urgencia a su cruda tarea.
La creciente preocupación de Model estaba justificada. Al iniciarse el 25 de noviembre, el 22º Ejército del general Iushkevich, con 50.000 hombres y 200 tanques del 3º Cuerpo Mecanizado del general M.E. Katukov, atacó hacia el este del valle del río Luchesa. Atacando a lo largo de un estrecho corredor flanqueado por bosques y ciénagas congeladas, las fuerzas soviéticas abrieron un enorme agujero a través de las defensas alemanas y llevaron las defensas alemanas hacia el este del valle. El ataque del general estaba encabezado por la 238ª División de Fusileros del coronel I.V. Karpov y dos regimientos de la 185ª División de Fusileros del coronel M.F. Andriushenko, apoyados por una brigada de tanques del cuerpo mecanizado del general Katukov. La fuerza combinada envió un regimiento de la 86ª División de Infantería alemana y despejó el frente alemán en la unión de la 86ª División de Infantería del XXXIX Cuerpo Panzer alemán y la 110ª División de Infantería del XXIII Cuerpo de Ejército. Durante los próximos dos días, Iushkevich comprometió al cuerpo entero de Katukov y rechazó las fuerzas alemanas hacia el valle.
El XXIII Cuerpo de Ejército alemán respondió al comprometer al Regimiento de Granaderos de la División Grossdeutschland en la refriega para ralentizar el avance soviético. Se llevó a cabo un fuerte combate por la posesión de la aldea de Starukhi, pues las fuerzas soviéticas se dirigían inexorablemente hacia la carretera de Olenino-Belyi en un intento de apoyar el posterior avance hacia el sur del 41º Ejército. Aunque los alemanes fueron incapaces de cerrar el enorme espacio creado por el ataque del 22º Ejército, el a menudo impenetrable terreno, deteriorado por el clima, y la habilidad de la defensa alemana supusieron un duro peaje en el avance soviético y lo frenó cerca de su objetivo. Hacia el 30 de noviembre los soviéticos ocuparon un saliente de 8 kilómetros de ancho y 15 de profundidad en las defensas alemanas. Pero, intentándolo como lo hizo, el ejército de Iushkevich no pudo superar la resistencia alemana y alcanzar la carretera de Olenino-Belyi.
La tensa situación a lo largo del río Luchesa estaba solamente agravada por la implacable presión soviética contra el extremo septentrional del saliente alemán en Rzhev. Allí, en un ancho frente a lo largo del río Tud River, el 25 de noviembre, 80.000 hombres y 200 tanques del 39º Ejército soviético del mayor general A.I. Zygin lanzaron el ataque secundario de Zhukov con tres divisiones y varias brigadas de fusileros, apoyadas por dos brigadas de tanques y tres regimientos independientes de tanques. (El 39º Ejército del general Zygin atacó a lo largo del río Molodoi Tud con las 373ª, 135ª y 158ª divisiones de fusileros, apoyadas por las 28ª y 81ª brigadas de tanques. Atacó los flancos con cuatro brigadas de fusileros, la 110ª y la 117ª a la derecha, y la 136ª y la 101ª a la izquierda, apoyadas por los regimientos de tanques 28º y 29º). Aunque el ataque de Zygin presumía de secundario, fue incapaz de explotar varias oportunidades de éxito que se presentaron en el primer día de combate (La 100ª Brigada de Fusileros rompió a través de las defensas de la 235ª División de Infantería alemana hacia el suroeste de la ciudad de Molodoi Tud, y avanzó 5 kilómetros en la retaguardia alemana. Un hábil contraataque de dos batallones del Regimiento de Granaderos de la División Grossdeutschland frustró el avance soviético, que Zygin fue incapaz de reforzar. A partir de entonces, dos batallones de la Grossdeutschland rápidamente se reagruparon para encontrar el ataque soviético en el valle del río Luchesa). Aunque las fuerzas soviéticas consiguieron algún éxito inicial en el boscoso campo ondulado y cubierto de nieve, fueron incapaces de explotarlo por culpa de la habilidosa acción de las reservas tácticas alemanas de la 14ª División Motorizada y del Regimiento de Granaderos de la División Grossdeutschland.
Hacia el 30 de noviembre esta pelea había degenerado en una serie de desesperados ataques soviéticos que sólo consiguieron ganancias limitadas. Los defensores de la 206ª División de Infantería y de la 14ª División Motorizada del XXIII Cuerpo de Ejército alemán estaban forzados a llevar a cabo alguna retirada táctica, pero, no obstante, mantenían una continua línea defensiva, que impidió el acceso de las fuerzas del general Zygin a su objetivo: la carretera y la línea de ferrocarril de Olenino-Rzgev.
Zhukov, Konex y Purkaev alternaban entre la euforia y la frustración sobre los resultados de los primeros cinco días de las operaciones. El principal ataque del Frente Occidental en el sector de Sychevka había fallado claramente. Aunque la infantería del 20º Ejército había asegurado un punto de apoyo sobre el río Vazusa y sus fuerzas móviles ocuparon posiciones precarias sobre la carretera crucial de Rzhev-Sychevka, el ataque del 31º Ejército había fracasado completamente, y el 29º Ejército ni siquiera había participado en el asalto. No obstante, los ejércitos 41º y 22º habían obtenido significantes ganancias, y Konev tenía todavía suficientes reservas, incluyendo casi 200 tanques del 5º Cuerpo de Tanques, que podría comprometer en el sector del 20º Ejército. Consecuentemente, bajo las instrucciones de Zhukov, Konev reforzó el 20º Ejército con las divisiones de reserva del 31º Ejército y ordenó a Kiriukhin retirar su caballería y blindaje de las expuestas posiciones del oeste de la carretera Rzhev-Sychevka. Después de reagruparse, Kiriukhin tenía que continuar su asalto. Mientras tanto, dos ejércitos del Frente de Kalinin del general Purkaev, al oeste del saliente de Rzhev, desarrollarían sus ataques en apoyo del 20º Ejército. Lo que Zhukov desconocía era que el mando alemán estaba preparándose para contraatacar en el mismo sector donde las fuerzas de Zhukov habían conseguido sus mayores éxitos.
Frustración, Furia y Derrota
Habiendo fracasado al explotar sus oportunidades al oeste de la carretera de Rzhev-Sychevka, y privados ahora de munición y apoyo logístico, el 6º Cuerpo de Tanques del coronel Arman y la caballería de cooperación no tenían otra alternativa que intentar una ruptura hacia el este. En la noche del 29-30 de noviembre, la fuerza lanzó un desesperado intento de ruptura en coordinación con fieros ataques soviéticos desde la cabeza de puente del río Vazusa. En una dura y caótica lucha que costó a Arman casi el resto de sus 100 tanques, el grueso del personal del cuerpo escapó al cerco. La caballería, más frágil, salió incluso peor parada y era implacablemente sacrificada por el imponente fuego alemán. Muchos de los soldados de caballería consiguieron salir del cerco, pero otros no. Los soldados de caballería de Tadzhik de la 20ª División de Caballería del coronel Kursakov no lo consiguieron, y durante semanas lucharon junto con los partisanos soviéticos dentro del saliente, antes de que los restos de la fuerza alcanzaran finalmente las líneas soviéticas en el valle del río Luchesa a principios de enero.Zhukov estaba amargamente decepcionado. El 20º Ejército del general Kiriukhin había perdido sobre 30.000 hombres y 200 tanques en cinco días de sanguinarios combates. Las pérdidas en el 31º Ejército fueron muy severas y muy poco había sido logrado por tal esfuerzo. Incluso más desconcertante, en la parte oeste del saliente, la aparentemente cierta victoria del 41º Ejército pronto degeneró en una aplastante catástrofe, y el 22º Ejército pronto se enfrentó a unas frustrantes tablas.
Al sur de Belyi, las peores pesadillas del general Solomatin se materializaron. No sólo fueron los alemanes capaces de mantenerse en Belyi, sino que fueron capaces de orquestar un efectivo contraataque. La situación comenzó a deteriorarse después del 1 de diciembre, después de que Solomatin hubiera recortado el frente de su cuerpo y se aprestara a la defensa. Primero, entre el 2 y el 6 de diciembre, la 1ª División Panzer del XXXIX Cuerpo Panzer y la recién llegada 12ª División Panzer recuperaron el control de la carretera Belyi-Vladimirskoe, y destruyeron a la aislada 47ª Brigada Mecanizada del coronel Dremov al noreste de Belyi, comenzando a aplicar una presión constante sobre las líneas de defensa de Solomatin, al sureste de la ciudad. Incluso más devastador para los soviéticos, el XXX Cuerpo de Ejército alemán, con la 19ª y la 20ª divisiones panzer, comenzó a concentrarse al sur del saliente soviético de Belyi. No era una tarea fácil, toda vez que los movimientos alemanes estaban contestados por las terribles condiciones climáticas, carreteras abismales, y una intensa resistencia de los partisanos soviéticos. A pesar de estas dificultades, hacia el 6 de diciembre, unidades del XXX Cuerpo estaban en disposición de contraatacar al 41º Ejército soviético. Así lo hicieron en la mañana del 7 de diciembre contra el flanco meridional del 41º Ejército, mientras la 1ª División Panzer y el Regimiento de Fusileros de la División Grossdeutschland atacaban hacia el sur desde Belyi.
En tres días de intenso combate las fuerzas combinadas alemanas cortaron a través de la retaguardia del 41º Ejército y cercaron al grueso del ejército de Tarasov al sudeste de Belyi. El glorioso empuje soviético había degenerado en una deshonrosa trampa. El general Solomatin, que fue asignado al mando de todas las fuerzas soviéticas cercadas, hizo lo que pudo para organizar una ruptura, pero todos los intentos iniciales de escape fracasaron. Abandonado por su comandante de ejército, Solomatin ordenó a sus tropas y al 6º Cuerpo de Fusileros del coronel Popov atrincherarse, organizar una defensa circular y esperar hasta que pudiera llegarles ayuda.
El posterior progreso soviético al norte del valle del río Luchesa no prometía ninguna confianza. A pesar de los agotadores esfuerzos, las fuerzas del general Iushkevich en ese sector poco más podían conseguir. Habiendo perdido cerca de la mitad de su poderío inicial, e incluso la mayoría de sus tanques, su 22º Ejército carecía de fortaleza para extender su considerable penetración. Tampoco pudieron eliminarlo los alemanes. Aunque un intenso fuego continuó y creció por días, las tablas perduraron. Más al norte, el 39º Ejército del general Zygin continuó su lento progreso al vértice septentrional del saliente de Rzhev contra la tenaz resistencia alemana, con pocas posibilidades de victoria.
Zhukov respondió a las deprimentes noticias del sector de Belyi con su característica resolución. Negándose a admitir la derrota, orquestó una masiva acumulación de fuerzas en el sector del 20º Ejército a lo largo del río Vazusa. Entre el 2 y el 10 de diciembre reforzó el ejército de Kiriukhin con el fresco 5º Cuerpo de Tanques y con varias divisiones transferidas del 31º Ejército; apresuradamente reconstituyó el 6º Cuerpo de Tanques del coronel Arman con tanques recibidos de la reserva de la Stavka, y reforzó el adyacente 29º Ejército con el doble de su poderío original. Mientras el combate se enfurecía en Belyi, Zhukov ordenó a los ejércitos 20º y 29º reanudar sus ataques el 11 de diciembre, en concierto con el 39º Ejército del general Zygin, que reforzó con un grupo de tanques del 30º Ejército en el sector de Rzhev.
El nuevo acto en el desarrollo del drama comenzó a interpretarse en la cabeza de puente del río Vazusa en la mañana del 11 de diciembre. A las 10:10 horas, una impresionante infantería soviética de los ejércitos 20º y 29º, apoyada por todos los restos de tanques de apoyo de infantería, reanudó sus ataques desde el sur de la cabeza de puente del río Vazusa. A pesar del fulminante fuego alemán, Konev y Kiriukhin comprometieron en el combate casi 350 tanques y 20.000 hombres de sus nuevos 5º y renovado 6º cuerpos de tanques. Tan apresuradamente organizado fue el ataque que muchos de los nuevos tanques no habían sido camuflados con su mano de pintura blanca. Atacando con desesperación a través de un sector de 4 kilómetros entre los dientes de las reforzadas defensas antitanque alemanas, el desesperado asalto costó al 20º Ejército soviético la pérdida de casi 300 tanques en dos días de incesante y mortal combate.
La fuerza cercada del 41º Ejército, cerca de 40.000 hombres, mandada por el general Solomatin se extendió hacia el sudeste de Belyi tan lejos como fue humanamente posible. Finalmente, la ausencia de cualquier apoyo al 41º Ejército, la implacable presión del cerco de las cuatro divisiones panzer alemanas y los menguados stocks logísticos forzaron a Solomatin a actuar ante el peligro de que su fuerza aislada fuese completamente destruida. Solomatin orquestó su ruptura en la noche del 15-16 de diciembre. Reduciendo la defensa de su perímetro, destruyó lo que le quedaba de blindaje y armas pesadas y empujó hacia el oeste con el resto de su infantería, salvando lo que pudo de su cuerpo y de las fuerzas de acompañamiento del 6º Cuerpo de Fusiles de Popov. El coste, no obstante, fue devastador. La 1º División Panzer alemana sólo ella contó sobre 102 vehículos acorazados destruidos, y Solomatin informó que sobre 8.000 de sus 12.000 hombres fueron muertos o heridos, y por encima de los 200 tanques destruidos o abandonados. El peaje en los restos del 41º Ejército de Tarasov fue igualmente deprimente, totalizando sobre 200 tanques y decenas de miles de fusileros.
Incluso la doble catástrofe soviética a lo largo del río Vazusa y en Belyi no desbarató totalmente la resolución de Zhukov, pues, a pesar de estar frustrado por los flancos del saliente de Rzhev, Zhukov continuó el ataque con el 39º Ejército en el norte hasta la mitad de diciembre. A pesar del testarudo desafío de la realidad por parte de Zhukov, el 15 de diciembre la Operación Marte era un caos. Stalin, la Stavka, y quizá incluso Zhukov, sabían bien que Marte había llegado a su fin. Además, mucho antes, Stalin había abandonado toda esperanza de lanzar la Operación Júpiter. A principios de diciembre de 1942, el grueso de las reservas de la Stavka ya estaban en ruta hacia el sur para la exitosa Operación Urano de Vasilevsky en Stalingrado.
El legado
Zhukov condujo la Operación Marte de modo característico. Los asaltos soviéticos fueron masivos e implacables en poder y material. Descontando el duro terreno y las condiciones climáticas, confió en presionar a través del frente entero y simplemente maniobrar con sus poderosos cuerpos mecanizados y cuerpos de tanques para conseguir la victoria. Ni así lo logró. La diestra defensa táctica alemana -relativamente pequeña pero en tenaces grupos de combate, que explotaron el terreno y elevaron los obstáculos al máximo- reprimió el ataque de las fuerzas móviles soviéticas antes de que consiguieran sus objetivos básicos en el área operativa de la retaguardia alemana. En el proceso los alemanes infligieron el máximo de pérdidas soviéticas con ataques independientes a la infantería soviética desde las fuerzas móviles de apoyo. Evitando el pánico y resistiendo solamente donde era necesario, el mando alemán reunió lentamente las reservas necesarias para contraatacar y conseguir la victoria. Mientras causaban pérdidas catastróficas a los soviéticos, las mismas divisiones alemanas estaban reventadas por el combate. No fue una coincidencia que varios meses después, Model solicitara y recibiera permiso para abandonar el saliente de Rzhev. Él y su ejército no podían permitirse otra victoria.La Operación Marte costó al Ejército Rojo cerca de medio millón de hombres entre muertos, heridos y capturados. Las unidades individuales de combate soviéticas fueron diezmadas en la operación. El 20º Ejército soviético perdió 58.524 hombres de su poderío original de 114.000 hombres. El 1º Cuerpo Mecanizado de Solomatin perdió 8.000 de sus 12.000 hombres y todos sus 220 tanques, y el 6º Cuerpo de Fusileros de Stalin perdió sobre 20.000 de sus 30.000 hombres. A niveles menores el coste fue todavía más alto. La 26ª División de Fusileros de Guardias del 8º Cuerpo de Fusileros de Guardias salió del combate con 500 de sus 7.000 soldados de infantería, mientras que los 4.500 hombres de las brigadas de fusileros 148ª y 150ª tenían sólo 27 y 110 “combatientes”, respectivamente, disponibles al final de la operación.
Las pérdidas soviéticas en tanques, correctamente estimadas por los alemanes como 1.700, fueron igualmente pasmosas, en tanto en cuanto excedían el número total de tanques soviéticos inicialmente comprometidos en la Operación Urano en Stalingrado.
Aunque menos severas que las de los rusos, los alemanes también tuvieron graves pérdidas en las operaciones, pérdidas que ellos no se podían permitir dado su pequeño poderío y la catástrofe que les sucedería en Stalingrado. Por ejemplo, la 1ª División Panzer tuvo 1.793 bajas, y la 5ª Panzer 1.640; mientras que las pérdidas en las divisiones de infantería (la 78ª, 246ª, 86ª, 110ª y 206ª) a lo largo del principal ataque soviético fueron incluso más grandes. El peaje total de bajas soviéticas, no obstante, fue al menos diez veces mayor que el total de las pérdidas alemanas, que fueron de unos 40.000 hombres.
Zhukov comentó muy poco en sus memorias acerca de esta derrota, y lo que dijo fue terriblemente distorsionado. Sólo mencionó la operación de diciembre, y, sin revelar su nombre clave, simplemente la llamó una diversión para la Operación Urano. Entre las miles de memorias soviéticas y memorias de unidad, sólo un centenar mencionan la operación, y lo hacen sin revelar su verdadero alcance. Incluso antes de ser clasificados, evitaron que los informes cubrieran la operación en su totalidad. Los materiales de archivo, no obstante, cubren la operación con gran detalle, pero solamente en sectores selectivos.
Al evaluar la culpa de la derrota, ninguno de los pocos informes soviéticos disponibles mencionan el papel primordial de comandantes como Zhukov o Konev. Por ejemplo, el general Getman, comandante del 6º Cuerpo de Tanques, que estaba enfermo en noviembre y no pudo participar en el ataque, escribió:
[La ofensiva fue conducida contra posiciones fortificadas ocupadas por fuerzas de tanques enemigas y en un terreno cenagoso y arbolado en condiciones climáticas complejas y desfavorables. Ésas y otras condiciones favorecieron al enemigo. Nosotros adolecimos de la coordinación requerida con la infantería, y de una solvente artillería y apoyo aéreo. La organización de la eliminación de los puntos fuertes enemigos era inadecuada, especialmente sus medios antitanque por fuego artillero y ataques aéreos. Esto condujo a las brigadas de tanques a sufrir grandes pérdidas.]
Otras fuentes y archivos soviéticos critican con sinceridad los problemas, y los informes alemanes se hacen eco de esas críticas. El 15 de diciembre el informe del Noveno Ejército alemán juzgaba que la operación rusa había sostenido una pesada derrota y “se había desangrado a sí misma”, añadiendo:
[El liderazgo enemigo, que demostró habilidad y adaptabilidad en la preparación y ejecución de la ofensiva, ... nuevamente demostró su vieja debilidad cuando la operación progresaba. Realmente, el enemigo había aprendido mucho, pero nuevamente se había mostrado incapaz de explotar nuestras situaciones críticas desfavorables. El cuadro se repite cuando las operaciones que comenzaron con gran decisión y éxito local degeneraron en el absurdo, salvajemente machacadas en posiciones fijas de la línea del frente, una vez que encontraron las graves pérdidas iniciales y las situaciones imprevistas. Este fenómeno incomprensible aparece una y otra vez. Pero, incluso en extremos, el ruso no es nunca lógico; echa mano de su instinto natural, y la naturaleza de los rusos es utilizar las masas, tácticas apisonadoras y observanción para dar objetivos sin reparar en las situaciones cambiantes] (von Plato y Stoves).
La manera en la que fue combatida la Operación Marte y la carnicería que produjo tiene pocos paralelos en los últimos años de la guerra. En su truculenta forma, su más cercano espejo fue el famoso asalto frontal soviético en los altos de Seelow durante la operación de Berlín de abril de 1945. No casualmente, también fue orquestado por Zhukov. A diferencia del caso de 1942, no obstante, la conclusión victoriosa de la operación de Berlín no requiere ninguna alteración de los informes históricos para preservar el orgullo soviético o la reputación de sus comandantes.
El legado de la Operación Marte fue el silencio. Stalin y la historia mandaron que la proeza de Vasilevsky en Stalingrado permaneciera intachable por la derrota de Rzhev. Stalin reconoció la más grande calidad de Zhukov –que él combatió- pues en esta etapa de la guerra y más tarde, lo que Stalin necesitaba eran combatientes. Por tanto, la reputación de Zhukov permaneció intacta. Stalin y la historia soviética se encargaron de que Zhukov compartiera el mérito con Vasilevsky por la victoria de Stalingrado. Zhukov obtuvo una especie de revancha sobre el Grupo de Ejércitos del Centro alemán en Kursk en el verano de 1943, y en Bielorrusia en el verano de 1944. Irónicamente, sin embargo, sería Vasilevsky quien, como planificador de la Stavka, desempeñaría un papel instrumental finalmente aplastando al GEC en el este de Prusia en enero de 1945. Así son los caprichos de la historia.
La historia militar soviética ignoró otras notables derrotas soviéticas durante los últimos años de la guerra. Entre esas notables operaciones, que, como Marte, perduraron en la oscuridad y el silencio, estaba la fracasada ofensiva soviética al Frente Central en Febrero-Marzo de 1943 en las regiones del oeste de Kursk, la abortada ofensiva soviética de Bielorrusia de finales de 1943, los vanos intentos de invadir Rumania en mayo de 1944 y el este de Prusia al final de 1944. Este silencio fue posible porque cada una de las derrotas ocurrió al final del mayor avance estratégico soviético, cuando el contexto victorioso disfrazaba los fracasos para derrotar a los alemanes.... pero el velo finalmente comienza a descubrirse.
Y con esto rematamos esta incursión de la mano de David Glantz en la Operación Marte. el ataque soviético contra el saliente de Rzhev, que fue la Operación Marte, no se trata con la frecuencia debida en los foros militares de Internet, y tampoco recibe la atención que se merece entre la historiografía militar (occidental y rusa) de la guerra germano-soviética. El hecho de que el desastre de Zhukov coincidiera con el avance y ataque exitosos de la Operación Urano contra las fuerzas alemanas de Stalingrado, obscureció de alguna manera los catastróficos resultados de la Operación Marte. Pero tengo para mí que fue mayor el desastre soviético en Rzhev que el desastre alemán en Stalingrado.
Basta con examinar la correlación de fuerzas soviéticas desplegadas contra Rzhev y Stalingrado para hacernos una idea de la envergadura de la Operación Marte.
Los tres frentes soviéticos en el sector de Stalingrado desplegaron aproximadamente 1.000.000 de hombres, 15.000 cañones y morteros, 1.400 tanques y unos 900 aviones.
El Frente Occidental y el Frente de Kalinim, apoyados por el frente defensivo de Moscú, desplegaban contra Rzhev cerca de 1.900.000 hombres, 24.000 cañones y morteros, 3.300 tanques y 1.100 aviones. Es decir, sobre el poderío total del Ejército Rojo estas fuerzas representaban más del 35% (32% de su artillería y casi el 50% de su blindaje), concentradas a lo largo de un frente que representaba sólo el 17% del frente en su conjunto.
Zhukov perdió en esa operación, al menos, unos 400.000 hombres; las bajas alemanas no pasaron de 40.000.
Marte tiene mucho zumo que exprimir, y va siendo hora que el desastre soviético de Rzhev se imponga, en el campo divulgativo, al desastre alemán de Stalingrado.