lunes, 16 de junio de 2025

Gaza: La guerra híbrida y el rol de la desinformación

La lucha de Israel con la dimensión informativa y las operaciones de influencia durante la guerra de Gaza

“La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”

Dr. Omer Dostri || Military Review

 

   

Descargo de responsabilidad: Military Review no respalda las opiniones ofrecidas por el autor, pero afirma que el artículo presenta un punto de vista que será útil para las audiencias de Military Review en su intento de comprender la dinámica compleja de la situación actual (2024) específicamente en Gaza e Israel, así como las de los otros eventos que se están desarrollando en el Medio Oriente en general. Este artículo fue seleccionado para su publicación principalmente porque destaca dentro de un microcosmos de alta visibilidad del conflicto regional actual los dramáticos efectos evolutivos de las redes sociales que Estados Unidos y su ejército deben anticipar en la guerra moderna a medida que las rápidas comunicaciones interpersonales y masivas impactan el entorno político, social y operativo de cualquier conflicto futuro en el que se involucre. También fue seleccionado en parte porque el análisis y las opiniones presentadas por el autor probablemente reflejen las opiniones internas del liderazgo de Israel en tiempos de guerra con respecto a la naturaleza de la dimensión informativa del conflicto.

 

En el entorno estratégico contemporáneo, las operaciones militares se ven afectadas significativamente por varias tendencias importantes, incluidas las batallas virtuales que se desarrollan en las redes sociales. La información es el sector que más rápidamente está revolucionando hoy en día, marcado por la creciente amplitud y profundidad de la información disponible en todas las plataformas de comunicación. 1 La información ahora fluye a través de las poblaciones a velocidades sin precedentes, facilitada por la proliferación de dispositivos digitales interoperables. Sin embargo, los estudios indican que una parte considerable de estos datos son falsos, lo que socava su fiabilidad. 2

La adopción generalizada de la tecnología móvil, en particular en los países en desarrollo, ha mejorado enormemente el acceso a la información y su intercambio en todo el mundo. En casi todos los rincones del planeta, las personas y las entidades están interconectadas de diversas maneras, y la convergencia de la tecnología de la información con los valores, actitudes, creencias y percepciones humanas presenta nuevos desafíos y vulnerabilidades para los Estados Unidos, Israel y otros estados democráticos occidentales. 3 Las plataformas de redes sociales como X (antes Twitter) y TikTok han surgido como fuentes de noticias primarias para muchas personas en todo el mundo. Una encuesta reciente revela que aproximadamente la mitad de la población de los EE. UU. depende de las redes sociales para obtener actualizaciones de eventos actuales. 4 Esta riqueza de información, y una cantidad significativa de desinformación, complica la capacidad de un individuo para discernir la verdad.

El dominio de las redes sociales sobre el discurso público como canal de comunicación disfrazado de información puede ser aprovechado por los adversarios con fines operativos, además de con fines propagandísticos y de desinformación. Numerosos actores estatales y no estatales hostiles explotan cada vez más el ámbito de la información, aprovechando la libertad de expresión y los valores liberales que prevalecen en las naciones democráticas para llevar a cabo amplias operaciones de información. 5 El objetivo de estas operaciones es influir en la opinión pública local y global, en los encargados de la toma de decisiones y en el personal militar y de seguridad.

Por ejemplo, las operaciones de influencia a menudo apuntan a ejercer presión sobre el gobierno local moldeando el sentimiento público en consonancia con los intereses malévolos de los actores que orquestan las campañas de información, erosionando así la cohesión social de los países afectados. 6 Además, estas operaciones están diseñadas para tener un amplio impacto global, con la intención de empañar la reputación y demonizar y deslegitimar a otros actores al tiempo que socavan su influencia internacional.

Dada la naturaleza subjetiva de la interpretación de la realidad por parte de los diferentes actores, cada uno busca establecer su interpretación como la verdad dominante en la opinión pública. La creación y el encuadre de narrativas son componentes fundamentales de la guerra de información, lo que pone de relieve la importancia de comprender la cultura, la sociedad y el régimen de las naciones y sociedades involucradas. Esto implica el conocimiento de su historia, ideología, divisiones sociales, valores, normas y más, que son esenciales para participar eficazmente en la configuración de las agendas políticas y de los medios de comunicación. 7

Desde el 7 de octubre de 2023, Israel ha sido blanco de numerosos ataques de información y propaganda, acompañados de campañas globales organizadas por organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. Estos esfuerzos buscan desafiar el derecho de Israel a defenderse de ataques terroristas, presentando a Hamás y a los palestinos como verdaderas víctimas y a Israel como el agresor, y a menudo acusando a Israel de cometer crímenes de guerra contra Palestina.

Actores como Irán, Rusia y China utilizan sus medios de comunicación oficiales y semioficiales, junto con las mayores plataformas digitales del mundo, para reforzar a Hamás y debilitar a Israel. Aunque motivados por razones distintas, estos países refuerzan mutuamente sus esfuerzos en el contexto de sus campañas mediáticas globales. Al considerarse participantes en una competencia de poder global contra Estados Unidos, reconocen que cualquier debilitamiento de Israel, un aliado clave de Estados Unidos en Oriente Medio, también disminuye la fuerza de Estados Unidos. 8 Las Naciones Unidas (ONU), incluido el Secretario General António Guterres, han adoptado casi uniformemente los argumentos de los adversarios de Israel, incluida la propaganda que Hamás ha estado difundiendo desde el 7 de octubre.

Un resultado peligroso de esta situación es el surgimiento del fenómeno de la “intifada de las tiendas de campaña” en varios campus universitarios del mundo occidental, sobre todo en Estados Unidos. Estos sucesos sumamente violentos implican que los estudiantes toman posesión de los terrenos universitarios y levantan tiendas de campaña de protesta denunciando ostensiblemente “los crímenes de Israel contra los residentes de Gaza”, acompañados de acciones y retórica abiertamente antisemitas y antiisraelíes exhibidas en carteles y pancartas. 9 Sorprendentemente, estas protestas carecen de base fáctica; en cambio, están alimentadas por una mezcla de noticias falsas, desinformación, información errónea y propaganda abierta difundida por Hamás, Rusia, China e Irán. 10

Operaciones de influencia: definiciones y antecedentes teóricos

Las operaciones de influencia (IO), como se define en un informe de RAND, son la “aplicación coordinada, integrada y sincronizada de capacidades diplomáticas, informativas, militares, económicas y otras capacidades nacionales en tiempos de paz, crisis, conflictos y posconflicto para fomentar actitudes, comportamientos o decisiones por parte de audiencias extranjeras que promuevan los intereses y objetivos de Estados Unidos”. 11 Según el Departamento de Defensa de Estados Unidos, las operaciones de información son el “empleo integrado durante las operaciones militares de capacidades relacionadas con la información [IRC] en concierto con otras líneas de operación para influenciar, perturbar, corromper o usurpar la toma de decisiones de adversarios y adversarios potenciales mientras protegemos la nuestra”. 12 Las IRC, como las define el Departamento de Defensa de Estados Unidos, son “una capacidad que es una herramienta, técnica o actividad empleada dentro de una dimensión(es) del entorno de información que puede usarse para lograr un fin(es) específico(s)”. 13 “[Las operaciones de información] integran[ ] la aplicación de la fuerza y ​​el empleo de información con el objetivo de afectar la percepción y la voluntad de los adversarios”. 14 Esta integración y sincronización de los IRC permite “efectos deseados en y a través del [entorno de información] en momentos y lugares específicos”. 15

Según el informe de RAND, las IO consisten en “actividades no cinéticas, relacionadas con las comunicaciones e informativas” destinadas a afectar las “características cognitivas, psicológicas, motivacionales, ideacionales, ideológicas y morales de la audiencia objetivo”. 16 Esto también incluye asuntos públicos, operaciones de información y la mayoría de sus disciplinas (especialmente operaciones psicológicas), actividades de comunicación estratégica y las partes más orientadas a las relaciones públicas de las operaciones civiles-militares, como los asuntos civiles. 17

La OI se ha convertido en un término general que incluye actividades militares (por ejemplo, asuntos públicos, apoyo militar a la diplomacia y partes de operaciones civiles-militares) y civiles (por ejemplo, esfuerzos públicos y encubiertos). 18 Más importante aún, la OI también incluye actividades informativas no relacionadas con la defensa, como las actividades diplomáticas (incluidas las públicas) y aquellas actividades de influencia de la comunidad de inteligencia. 19

Aunque la IO se centra principalmente en la comunicación, su eficacia depende en gran medida de la sincronización, la coordinación y la integración. Esto garantiza que las iniciativas de comunicación se alineen perfectamente con las acciones e incentivos tangibles, y que funcionen en armonía dentro de estrategias más amplias y cohesivas. Estas acciones suelen tener más peso que las palabras. La IO se concentra con frecuencia en explicar y capitalizar hechos tangibles enmarcándolos de manera positiva para fomentar la confianza de la audiencia. Además, contrarresta las afirmaciones del adversario presentando información respaldada por evidencia sobre el terreno, que cuenta con el respaldo de líderes de opinión locales conocidos por su credibilidad y fiabilidad. Para que la IO tenga éxito, se necesita un alto nivel de “sofisticación, coordinación y sincronización para garantizar la coherencia en las distintas líneas de operación”, junto con una clara conciencia de la importancia de preservar “la credibilidad de Estados Unidos ante las audiencias extranjeras”. 20

Análisis de las redes sociales relacionadas con el estallido del conflicto más reciente

El objetivo de este estudio es analizar las operaciones de intervención militar llevadas a cabo contra Israel desde el inicio de la guerra de Gaza, que se desencadenó con una masacre perpetrada por Hamás, un grupo terrorista palestino, el 7 de octubre de 2023. Este ataque resultó en el asesinato de más de 1.400 israelíes, varios miles de heridos y el secuestro de 236 ciudadanos israelíes y algunos extranjeros, incluidos estadounidenses. 21

El estudio profundizará en las distintas definiciones de operaciones de información ya analizadas y sus características para examinar a los actores involucrados en estas operaciones y explorar sus intereses y objetivos. Además, esta investigación examinará las acciones adoptadas por estos actores durante la guerra de Gaza y abordará los esfuerzos de Israel por contrarrestar las acusaciones falsas y obtener legitimidad internacional para sus operaciones en Gaza, que tienen como objetivo lograr dos objetivos principales: destruir las capacidades militares y gubernamentales de Hamás y lograr la liberación de todos los rehenes.

Comprender los intereses y las motivaciones de las OI adversarias que atacan a Israel

En medio del conflicto en Gaza, Israel se enfrenta a una amplia gama de actores estatales y no estatales en el ámbito de la información, en particular en lo que respecta a la percepción y la influencia. Entre los principales adversarios que participan en la OI contra Israel se encuentran Rusia, China e Irán. Israel también ha tenido que hacer frente a la cantidad desproporcionada de presión que ejerce en su contra la ONU, aunque no se lo considera un actor adversario.

Rusia. El objetivo principal de Rusia en su intervención contra Israel es un esfuerzo por desviar la atención de las naciones occidentales, encabezadas por Estados Unidos, del conflicto en Ucrania. Para lograr este objetivo, Rusia acusa a Estados Unidos e Israel de desencadenar la guerra de Gaza, empleando un lenguaje y unas narrativas explícitamente antiisraelíes (e incluso antisemitas). 22 Para ponerlo en contexto, es fundamental destacar el fortalecimiento de los vínculos entre Rusia e Irán desde el inicio de la guerra en Ucrania, donde Irán está suministrando armas avanzadas (por ejemplo, vehículos aéreos no tripulados) a Rusia. 23 Para mantener esta alianza militar y de seguridad entre las dos naciones, Moscú apoya una política comprensiva hacia sus aliados, incluido Hamás.

Rusia se considera una potencia mundial y busca recuperar su condición de actor internacional importante. Por ello, el país está trabajando para promover un alto el fuego en Gaza presentando a Israel como una entidad agresiva que obstaculiza su plan de paz. Además, Rusia alberga inquietudes sobre posibles levantamientos y disturbios entre sus ciudadanos musulmanes en provincias y repúblicas con poblaciones musulmanas significativas, como lo ejemplificó el incidente en la República de Daguestán contra una comunidad judía local el 30 de octubre de 2023. 24

Para lograr sus objetivos de información privilegiada, Rusia está empleando diversos medios de comunicación, predominantemente controlados por el Estado, para propagar mensajes alineados con su política oficial y sus intereses nacionales. Ejemplos notables incluyen plataformas de noticias como RT (antes Russia Today) y Sputnik, que, en algunos casos, incluso transmiten en el idioma local del país de destino. Además, Rusia utiliza la información privilegiada para contrarrestar mensajes que entran en conflicto con sus intereses, con el objetivo de socavar a individuos o instituciones que se consideran perjudiciales para su imagen y sus objetivos. Estos esfuerzos incluyen la publicación de artículos que contienen contenido hostil a entidades como la OTAN, Estados Unidos, la Unión Europea y, más recientemente, Israel en los últimos dos años. Además, Rusia utiliza ampliamente las plataformas de redes sociales rusas y occidentales, con énfasis en las cuentas de Telegram alojadas por influencers rusos que constantemente difunden mensajes alineados con la agenda del Kremlin.

China. China, que se considera una potencia global rival de Estados Unidos en su búsqueda de la hegemonía mundial, diseña su política exterior para alterar el orden global y reequilibrar la dinámica de poder a nivel internacional. Dada la condición de Israel como aliado importante de Estados Unidos, China ajusta su relación con Israel fomentando vínculos cálidos con Irán y grupos palestinos. Estos esfuerzos tienen como objetivo contrarrestar la alianza entre Estados Unidos e Israel, en particular porque Irán y Palestina no están alineados con el bando liberal occidental liderado por Estados Unidos.

Con una mirada estratégica hacia el futuro, China concede una importancia significativa a mantener su condición de líder de un mundo en desarrollo en el ámbito internacional. El país aspira a defender a las naciones o poblaciones oprimidas por la coalición más amplia de aliados y socios de Estados Unidos, presentándose como un mediador justo para la solución y resolución de disputas. Además, el conflicto en Gaza ha brindado a Beijing la oportunidad de contrarrestar las constantes acusaciones sobre sus prácticas en materia de derechos humanos, en particular las acusaciones de abusos contra los uigures y otras minorías en Xinjiang.

Además, en China existe aprensión con respecto a la población musulmana interna, que suma aproximadamente entre dieciocho y veinte millones de musulmanes, con alrededor del 90 por ciento de la minoría uigur concentrada en la provincia de Xinjiang. 25 Cualquier posible alineamiento de China con Israel, en particular en medio del conflicto en curso en Gaza, plantea un riesgo de desencadenar levantamientos y descontento entre esta población musulmana. Esto va en contra del interés de China en mantener la estabilidad interna, que es crucial para la preservación sostenida del régimen comunista en el país.

En consecuencia, China se involucra en operaciones de información contra Israel para promover sus agendas antioccidentales y antiamericanas, alineando su compromiso de fomentar las relaciones con los mundos árabe y musulmán. La estrategia de desinformación de China está orquestada por varias entidades gubernamentales, incluido el Ejército Popular de Liberación, el Consejo de Estado y su Oficina de Asuntos de Taiwán, la Administración del Ciberespacio de China y el Departamento de Trabajo del Frente Unido del PCCh. 26 Cada agencia tiene funciones distintas, como difundir noticias falsas y enfatizar las narrativas favorecidas por China en plataformas de redes sociales occidentales como Facebook, X y YouTube, y en plataformas chinas como Weibo. Además, aprovechan la popularidad de las plataformas de redes sociales de origen chino como TikTok en el mundo occidental, a veces empleando a celebridades chinas. Sus medios estatales, como el periódico del Partido Comunista People's Daily , la emisora ​​nacional CCTV y el sitio web Global Times también desempeñan papeles fundamentales en la amplificación de sus mensajes nacionales en el escenario internacional. 27

Irán. Considerada por los Estados Unidos como el principal patrocinador mundial del terrorismo internacional, no sorprende que la República Islámica de Irán se declare abiertamente adversaria del Estado de Israel y promueva su aniquilación física. Esta postura es parte integral de la política exterior de Irán, impulsada por varios objetivos: salvaguardar la supervivencia del régimen de los ayatolás y el dominio de la República Islámica, aumentar su influencia regional en Oriente Medio y asegurar una posición política y económica significativa en el escenario mundial. 28

Desde la revolución iraní de 1979, la política exterior de Teherán se ha definido por la ambición de remodelar Oriente Medio según la ideología del régimen chiita de los ayatolás. Irán aspira a propagar el concepto de un régimen islámico, oponerse a Israel, salvaguardar y promover la influencia de las poblaciones chiitas en competencia con la influencia islámica sunita y afirmar su hegemonía regional disminuyendo la influencia de Estados Unidos en Oriente Medio.

En consecuencia, Irán percibe a Israel y a los Estados Unidos como dos países que representan una amenaza para sus amplios intereses. Debido a la desventaja militar de Irán en comparación con Israel y los Estados Unidos, Teherán invierte fuertemente en la guerra asimétrica, empleando tácticas como la guerra de la información para influir en la conciencia de la comunidad internacional y en los países neutrales.

La utilización de la información de interés permite a Irán presentar y explicar las ideas revolucionarias chiítas y los esfuerzos iraníes de una manera favorable, lo que posiciona a Irán como una formidable potencia regional y mejora su posición ideológica en el escenario mundial. Al mismo tiempo, arroja una luz negativa sobre el Estado de Israel y sus acciones en la región y en todo el mundo, y sirve como conducto para transmitir mensajes amenazantes y disuasorios dirigidos a Israel y los Estados Unidos. Esa información de interés permite a Irán reunir partidarios y activistas en todo el mundo. En pos de estos objetivos, Irán estableció formalmente un cuartel general de “guerra blanda” dentro de sus fuerzas armadas el 3 de diciembre de 2012. 29

Naciones Unidas. Aunque Israel no la considera formalmente un actor adversario, desde su creación la ONU ha demostrado sistemáticamente una política discriminatoria innegable en su patrón de acciones que refleja un sesgo contra el Estado de Israel. 30 Esto se ha reflejado de numerosas maneras. Muchos en Israel atribuyen este patrón de sesgo claro a la mayoría pronunciada y la influencia del bloque árabe e islámico dentro de la organización. Una política antagónica y abierta contra Israel es evidente en varios aspectos, incluidas las resoluciones en el plenario de la ONU y los nombramientos y decisiones tomados en diferentes comités de la ONU. Además, dentro de la ONU, tres entidades admiten haber sido establecidas con el único propósito de centrarse en socavar la política y la política de Israel con el objetivo de deslegitimar el Estado judío. Estas entidades promueven una agenda política unilateral que parece ir en contra de sus propósitos y principios establecidos y anunciados. 31

La primera organización es el Comité para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino. Esta oficina de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) es el único comité que se centra en un solo pueblo. 32 Entre sus actividades principales está “promover la narrativa palestina de victimización y el sesgo de la ONU contra Israel”. 33 De la misma manera, la División de Derechos Palestinos funciona como la secretaría de la ONU para el Comité para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino, proporcionando a los delegados palestinos (en realidad, la Organización para la Liberación de Palestina) un departamento entero de la ONU dedicado al logro de sus objetivos, una innovación organizativa sin precedentes patrocinada por la ONU que no tiene paralelo en ninguna otra entidad étnica o nacional. 34 Por último, el Comité Especial para Investigar las Prácticas Israelíes que Afectan a los Derechos Humanos del Pueblo Palestino y Otros Árabes de los Territorios Ocupados sigue siendo el único comité dentro de la estructura de derechos humanos de la ONU dedicado a promover los intereses de un solo grupo de afinidad o identidad nacional. 35

Entre las poblaciones del mundo afectadas por conflictos y desplazamientos, sólo los palestinos cuentan con una agencia exclusiva de la ONU designada para ayudar a sus “refugiados”, es decir, los desplazados durante la guerra de 1948 que iniciaron los estados árabes contra Israel tras su declaración de independencia. Esta agencia es el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS).

El OOPS se limita a un único propósito: la liberación de refugiados, a diferencia de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, que actúa como organismo de las Naciones Unidas para los refugiados en relación con la población mundial de refugiados. Además, en la práctica, ha rechazado un mandato para reasentar a los refugiados palestinos, impidiendo así su eliminación de las listas de refugiados. En cambio, un objetivo político primordial parece estar dirigido a perpetuar la condición de refugiados de sus 5,9 millones de habitantes. 36

Si bien, en la superficie, la UNRWA funciona como una agencia de bienestar financiada internacionalmente que brinda educación, atención médica y asistencia financiera a millones de palestinos, en la práctica, funciona como una herramienta de promoción política. 37 Su objetivo principal es promover lo que se conoce como el “derecho palestino al retorno”, que se alinea con el objetivo general anunciado de eliminar a Israel como estado judío. 38

Cabe destacar que algunos empleados de la UNRWA en Gaza, patrocinada y financiada por las Naciones Unidas, se han alineado abiertamente con Hamás, la han respaldado e incluso han participado en acciones terroristas en su nombre, incluido el apoyo público al ataque de octubre contra Israel. 39 Hamás y otras organizaciones terroristas en Gaza utilizan rutinariamente el equipo, las instalaciones, las instituciones y los recursos de la UNRWA, en particular en el contexto del conflicto entre Gaza e Israel, que se aprovechan para llevar a cabo actividades terroristas contra las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), lo que provoca daños a los residentes de Gaza. 40

Otro indicador del sentimiento predominante entre los miembros de la ONU hacia Israel es que el número de condenas dirigidas a Israel durante las sesiones de la Asamblea General de la ONU ha superado ampliamente las dirigidas al resto del mundo en conjunto cada año. En 2022, por ejemplo, hubo una sola resolución criticando a Irán, Siria, Corea del Norte, Myanmar y Estados Unidos por su embargo a Cuba. Además, debido al conflicto en Ucrania, hubo seis resoluciones sobre Rusia en 2023. El total combinado para estas naciones fue de trece. 41

En marcado contraste, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha aprobado quince resoluciones condenatorias dirigidas exclusivamente contra Israel. 42 Ni una sola resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas se refirió a la situación de los derechos humanos en China, Venezuela, Arabia Saudita, Cuba, Turquía, Egipto, Zimbabwe, Pakistán, Qatar, Vietnam, Argelia o cualquiera de los otros 175 países, muchos de los cuales han denunciado ampliamente abusos de los derechos humanos como los de África Central. 43

IO contra Israel

Rusia. Varios grupos que utilizan servicios de mensajería como Telegram, compuestos predominantemente por rusoparlantes, han difundido imágenes y afirmaciones que reflejan las de la organización terrorista. Estas afirmaciones van desde afirmar que Israel está llevando a cabo asesinatos en masa de ciudadanos de Gaza hasta equiparar a Israel con el Estado Islámico. 44 Las caricaturas que circulan en Facebook muestran a Israel como una fuerza que intenta tomar el control de Gaza, lo que refuerza el mensaje de que Israel es el agresor. 45 Esta información tiene como objetivo no solo moldear la opinión pública mundial, sino también influir en la percepción pública rusa y establecer paralelismos entre Israel y Ucrania. En un ejemplo, una foto que circuló en la cuenta de Telegram de un bloguero ruso, partidario del Kremlin, muestra la bandera israelí mezclada con los colores de la bandera ucraniana. 46

La sección española de RT se hizo eco de la declaración del presidente iraní sobre el bombardeo del Hospital Al-Ahli en Gaza, atribuyéndolo a Israel. 47 Esto contradecía la información del ejército israelí, expertos en inteligencia, analistas imparciales y medios internacionales fiables, que indicaban que la explosión se produjo por un proyectil disparado dentro de Gaza. Otro influencer ruso, también alineado con las opiniones del Kremlin, citó a un “experto militar” que sugería que Estados Unidos había suministrado la bomba que impactó en el hospital, lo que obtuvo decenas de miles de visitas. 48

Las cuentas de Telegram pro-Kremlin que antes se centraban en Ucrania pasaron el 7 de octubre a difundir materiales sobre Israel, incluido un canal árabe vinculado al Grupo Wagner de Rusia. 49 El presidente Vladimir Putin, en una reunión con los líderes de Hamás después del inicio de la guerra, caracterizó los conflictos en Ucrania e Israel como batallas contra el control global estadounidense. Además, afirmó que los servicios de inteligencia occidentales orquestaron violentos disturbios contra los judíos en Daguestán el 29 de octubre de 2023. 50

Tras el ataque de Hamás el 7 de octubre, las cuentas rusas de Facebook aumentaron significativamente su actividad. Los datos de la Alianza para la Seguridad de la Democracia revelaron que estas cuentas publicaron alrededor de cuarenta y cuatro mil veces, en comparación con las catorce mil publicaciones que se produjeron en las siete semanas previas al conflicto. 51 En total, el contenido de Facebook respaldado por Rusia fue “compartido colectivamente casi 400.000 veces, lo que marca un aumento de cuatro veces” en comparación con el período anterior al conflicto. 52 Muchas cuentas respaldadas por el Kremlin, en particular las asociadas con RT y Sputnik, tenían un alcance digital sustancial. 53 A pesar de las sanciones impuestas por la Unión Europea a sus operaciones de radiodifusión y redes sociales, estas entidades acumulan millones de seguidores en Europa, América Latina y África. 54

El periódico francés Libération añadió una dimensión adicional y preocupante a esta narrativa. La publicación expuso la supuesta participación de Rusia en la pintura de casas judías en París con numerosos grafitis de la estrella de David. 55 La evidencia que sugiere la influencia rusa es contundente: “una botnet prorrusa llamada RR hizo circular imágenes de las casas vandalizadas incluso antes de que el público francés se enterara de los incidentes”. 56 El objetivo final parece ser la promoción de la discordia y el malestar, con la intención de fracturar sociedades e incitar disturbios internos. 57 Rusia-1, un canal de televisión estatal, utilizó un título provocador en un artículo reciente: “Israel es un cáncer en el corazón de Oriente Medio”. En menos de una hora, el título fue modificado, pero el sentimiento inicial no podía olvidarse. 58

Para complicar aún más la situación, los grupos de Telegram han estado difundiendo una serie de afirmaciones inquietantes. Una de ellas sugiere que “el embajador de Israel ante las Naciones Unidas, Gilad Erdan, llevaba un parche amarillo con la estrella de David en la solapa, lo que sugiere paralelismos entre la situación actual en los territorios palestinos y la persecución histórica de los judíos”. 59 Otro grupo difundió la acusación de que Israel estaba “atacando deliberadamente a las mezquitas, contrastando esto con el clamor de Israel cuando se dañan las sinagogas, lo que implica una hipocresía en el respeto a los símbolos religiosos”. 60

Además, estos grupos hicieron circular un vídeo en el que aparecía Vladimir Poghosyan, ex asesor del jefe del Estado Mayor armenio, en el que Poghosyan hacía una serie de declaraciones alarmantes, entre ellas, apoyando abiertamente el daño a los judíos, negando el Holocausto y expresando su deseo de luchar junto a los palestinos. 61

China. En las semanas posteriores a los ataques de Hamás, en Internet en China se produjo un importante aumento del apoyo a la parte palestina, acompañado de fuertes sentimientos antisemitas. 62 Muchos en China adoptaron la narrativa de que “Hamás, considerada una organización terrorista por los Estados Unidos y otros países, está involucrada en una legítima lucha de liberación nacional”. 63

Numerosos videos en la plataforma digital china Bilibili presentan a Hamás de una manera positiva, describiendo al grupo como heroico y competente en la batalla. 64 Estos videos establecen paralelismos entre “los ataques de Hamás al ejército israelí y el contraataque del Partido Comunista Chino contra los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial”. 65

En los últimos dos meses, los internautas chinos han expresado su apoyo a Hamás, compartiendo caricaturas de sus combatientes en plataformas de redes sociales como Bilibili. Algunas personas publicaron imágenes de ellos mismos vestidos como combatientes de Hamás. En una caricatura, se muestra a tres gatos sonrientes vestidos como combatientes de Hamás sentados en un túnel, cada uno comiendo una lata de frijoles con un arma automática cerca. A fines de noviembre, un video viral de caricatura de Hamás en Bilibili mostraba un gato de caricatura que representaba a un combatiente de Hamás, atacando "un tanque enemigo con un lanzacohetes". 66 Estas caricaturas de gatos de Hamás también fueron republicadas en Weibo.

El apoyo a Hamás en Internet en China puede atribuirse a la propaganda oficial del Estado. Algunos vloggers de Bilibili que apoyan a Hamás reconocen que sus perspectivas están influidas por la posición oficial de Beijing sobre el conflicto entre Israel y Hamás. 67 La narrativa oficial china es “apoyar a Palestina, criticar a Israel y restar importancia a los actos terroristas de Hamás”. 68 En consecuencia, los jóvenes, en particular “aquellos con un complejo de guerrero lobo nacionalista, naturalmente admiran y veneran a Hamás como un símbolo de liberación nacional y resistencia a la colonización”. 69

Las discusiones en las plataformas chinas de internet suelen estar dominadas por importantes cuentas nacionalistas afines al gobierno, que compiten por conseguir atención con afirmaciones sensacionalistas. La ausencia de condenas a Hamás por parte de los funcionarios chinos contribuye a su apoyo. En lugar de “Israel-Hamás”, las autoridades chinas utilizan el término conflicto “Palestina-Israel”. 70 La cobertura de los medios estatales tiende a ser parcial, y con frecuencia destaca los ataques aéreos israelíes sobre Gaza y la devastación resultante. 71 Las publicaciones antiisraelíes ampliamente compartidas en Weibo a menudo provienen de influyentes nacionalistas prominentes con una tendencia a ser hostiles hacia Occidente. Una cuenta muy conocida con unos 6,6 millones de seguidores “acusó a Israel de no ponerse del lado de China cuando fue sancionada por Estados Unidos, y preguntó por qué China apoyaría a Israel ahora”. 72 Si bien muchos critican las acciones de Israel, algunos “compartieron conspiraciones antisemitas y comentarios de odio”. 73 Una cuenta nacionalista popular con más de dos millones de seguidores publicó memes que presentaban a Adolf Hitler, y otras cuentas también lo elogiaron por ser “responsable de la muerte de millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial”. 74 Además, otras cuentas populares han criticado la relación de larga data de Israel con los Estados Unidos. 75

Una parte importante del discurso en línea gira en torno a la devastación causada por el conflicto. Algunos comentarios emplean tropos antisemitas para presentar argumentos que se alinean con los intereses geopolíticos de Beijing, en particular en lo que respecta a desafiar el dominio global de los EE. UU. 76 En un artículo del 14 de octubre, el general retirado del Ejército Popular de Liberación Luo Yuan dijo que “Israel funcionó como un ‘peón’ estratégicamente ubicado en Medio Oriente para ejecutar los intereses estadounidenses en la región”. 77 El 11 de octubre, un influencer con 2,5 millones de seguidores afirmó que “los judíos financiaron a Tepco, la empresa japonesa responsable de descargar las aguas residuales de la planta de energía nuclear de Fukushima, un tema muy polémico en China”. 78

Tras los ataques de Hamás al sur de Israel, los funcionarios chinos han pedido constantemente un alto el fuego inmediato y han expresado su apoyo a la creación de un Estado palestino. Los medios de comunicación estatales chinos han acusado a Washington de mostrar un sesgo pro-israelí y de interferir en los asuntos de Oriente Medio. 79

Si bien China ha emitido denuncias generales sobre la violencia contra los civiles, se ha abstenido de condenar directamente a Hamás por sus ataques del 7 de octubre. En un discurso pronunciado el 21 de noviembre de 2023 ante los líderes de los BRICS, el presidente Xi Jinping instó a Israel a poner fin a su bloqueo y “castigo colectivo” contra el pueblo de Gaza. 80 Reiteró la defensa de China de un Estado palestino independiente, subrayando que la situación actual es consecuencia de la prolongada negligencia en cuanto a los derechos del pueblo palestino a la condición de Estado, la supervivencia y el retorno. 81

Durante una reunión con funcionarios de países de mayoría árabe y musulmana celebrada el 20 de noviembre, el Ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, afirmó que “Israel debe poner fin al castigo colectivo contra el pueblo de Gaza”. 82 Además, un representante de Beijing expresó su preocupación por la participación del ejército israelí en el Hospital Al-Shifa de Gaza, que al parecer fue utilizado para operaciones por Hamás. El representante instó a Israel a que cesara las operaciones militares contra instalaciones civiles. 83

Irán. Las cuentas afiliadas al Estado iraní glorificaron el ataque de Hamás como un golpe estratégico contra Israel y sacaron provecho del ataque de Israel contra Hamás, afirmando que “la crisis humanitaria y las víctimas civiles resultantes, hicieron especial hincapié en que Estados Unidos es aliado de Israel y, por lo tanto, comparte la responsabilidad por el sufrimiento palestino y los crímenes de guerra israelíes”. 84 Irán ha estado promoviendo principalmente comentarios de cuentas de medios que representan al régimen iraní. 85

Irán centra la narrativa en que Irán y su líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, están liderando una “resistencia panislámica” contra las potencias neocoloniales occidentales e Israel”. 86 Khamenei y otros funcionarios iraníes “comparten una narrativa idéntica que critica la complicidad occidental y destaca el sufrimiento palestino”. 87

El ataque de Hamás se ha presentado como una respuesta inevitable a las injusticias israelíes. Cuentas afiliadas al Estado iraní han compartido imágenes gráficas y vídeos de civiles muertos y heridos, en particular niños. Estas imágenes se han utilizado para enfatizar las “malas acciones de Israel y alentar el apoyo a la causa palestina, que se confunde con la narrativa de resistencia panislámica de Irán”. 88

Las cuentas suelen utilizar un lenguaje que describe al "enemigo" como totalmente malvado, destaca el asesinato de mujeres y niños civiles y excusa o incluso glorifica los crímenes de guerra contra civiles israelíes. Las cuentas afiliadas a estados también han compartido contenido no verificado o desinformación en los últimos meses, como un video supuestamente tomado por CNN del ataque de Hamás, al que un usuario agregó audio falso para que pareciera preparado. 89

Según un informe de diciembre de 2023 de la Dirección Nacional de Ciberseguridad de Israel, Israel ha sido objeto de información y ataques cibernéticos de quince grupos principales asociados con Hamás, Hezbolá e Irán. 90 Estos grupos están utilizando “la guerra psicológica a través de las redes sociales como un medio para amplificar el impacto de los ataques”. 91 Esto incluye la realización de operaciones de información en las redes sociales, la prestación de “apoyo a través de varios canales”, la creación de “perfiles de suplantación de identidad” y la “difusión de información falsa para manipular la opinión pública”. 92 Además, algunos grupos comparten inteligencia, métodos y herramientas entre sí. 93

El 15 de enero de 2024, la Agencia de Seguridad de Israel (Shin Bet) reveló diversas actividades de influencia en las redes sociales por parte de elementos iraníes haciéndose pasar por israelíes. El objetivo era influir en el discurso israelí, reunir información de inteligencia y utilizar tácticas engañosas que involucraban a ciudadanos israelíes para profundizar las divisiones sociales y políticas. 94 Algunas de estas redes de influencia descubiertas por el Shin Bet se establecieron inmediatamente después del ataque del 7 de octubre o en las semanas posteriores. Otras que estaban operativas antes del ataque cambiaron su enfoque a cuestiones relacionadas con el conflicto, como abogar por el regreso de los rehenes o promover llamamientos a regresar a Gush Katif (asentamientos israelíes en la Franja de Gaza desmantelados unilateralmente en 2005). 95

Además de los objetivos declarados descritos en el anuncio del Shin Bet (por ejemplo, reunir información de inteligencia mediante encuestas, influir en el discurso interno y acosar a los partidos políticos o a las familias de los rehenes), también hubo incitación iraní contra ciudadanos árabes israelíes. 96 Esto incluye la publicación de datos personales y fotografías con símbolos de objetivos en sus caras. La red alentó incidentes de violencia en varios hospitales israelíes al tiempo que difundía información falsa sobre la presencia de "terroristas de Hamás" en esos hospitales. El propósito era profundizar la división entre judíos y árabes y potencialmente incitar a la fricción física y la violencia, especialmente en un momento crítico en el que altos funcionarios israelíes advirtieron sobre un posible evento conocido como "Guardián de los Muros II". 97 (Guardián de los Muros fue una operación militar en Gaza en 2021, en la que Israel se enfrentó al terrorismo de Gaza y al terrorismo interno de los árabes israelíes por igual).

Según informó Microsoft Threat Intelligence el 18 de enero de 2024, los actores de amenazas asociados con Irán están empleando una campaña avanzada de ingeniería social. 98 Esta campaña en curso, identificada por primera vez en noviembre de 2023, se dirige específicamente a destacados investigadores involucrados en el conflicto entre Israel y Hamás, con el objetivo de influir en la inteligencia y las políticas relevantes para la República Islámica de Irán. Por ejemplo, Mint Sandstorm (también conocido como APT35 y Charming Kitten), un actor de amenazas con conexiones con la inteligencia militar iraní, utiliza señuelos de phishing personalizados para incitar a las víctimas a descargar archivos maliciosos, con la intención de robar datos confidenciales. 99

Naciones Unidas. Desde el ataque de Hamás a Israel, la ONU se ha centrado principalmente en las acciones militares de Israel en Gaza, en particular en relación con la cantidad y calidad de las referencias de la ONU a la masacre de Hamás que resultó en más de 1.400 víctimas y el secuestro de ciudadanos israelíes. Incluso la declaración del portavoz del secretario general de la ONU dio a entender indirectamente que Israel no tiene derecho a defenderse. La declaración hizo hincapié en la necesidad de "hacer todos los esfuerzos diplomáticos para evitar una conflagración más amplia", destacando que "la violencia no puede proporcionar una solución al conflicto, y que sólo a través de la negociación que conduzca a una solución de dos Estados se puede lograr la paz". 100

La división de investigación del Ministerio de la Diáspora Israelí recopiló declaraciones de los líderes y el personal de la organización, que indican una adopción sustancial de la narrativa palestina por parte de la ONU.

  • 17 de octubre de 2023. Catherine Russell, directora general de UNICEF, criticó a Israel por el “ataque al hospital Al-Ahli” y pidió la protección de todos los ciudadanos de Gaza, a pesar de que el ataque fue el resultado de un lanzamiento fallido de un cohete por parte de la yihad islámica. 101 Russell también afirmó que cientos de personas murieron en el ataque, aunque estas cifras fueron posteriormente desmentidas.
  • 13 de octubre de 2023. Martin Griffiths, subsecretario general de la ONU para asuntos humanitarios, criticó a Israel por establecer un corredor humanitario en el norte de Gaza para facilitar la evacuación de los residentes de las zonas de batalla y garantizar su seguridad. Expresó su preocupación por la orden de evacuación y afirmó: “El cerco que rodea a la población civil de Gaza se está estrechando. ¿Cómo se supone que 1,1 millones de personas se moverán a través de una zona de guerra densamente poblada en menos de 24 horas? Me estremezco al pensar cuáles serían las consecuencias humanitarias de la orden de evacuación”. 102 Sin embargo, Griffiths no abordó la situación de las personas secuestradas ni la presencia de Hamás dentro del recinto del hospital de Gaza. 103
  • 10 de octubre de 2023. Lynn Hastings, coordinadora humanitaria y residente de las Naciones Unidas en el territorio palestino ocupado, no expresó empatía por los cientos de personas asesinadas en Israel, pero expresó su preocupación por los habitantes de Gaza (incluidos miles de terroristas, ya que Hastings no hizo distinción entre terroristas y población civil). Por ejemplo, tres días después del ataque, Hastings emitió una declaración sobre las “hostilidades entre los grupos armados palestinos en la Franja de Gaza e Israel”. 104 Si bien un breve párrafo abordó el asesinato de israelíes, la mayor parte de la declaración se centró en el sufrimiento en Gaza. 105
  • 24 de octubre de 2023. El Secretario General de la ONU, António Guterres, criticó duramente las acciones de Israel en Gaza en su discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Afirmó que las masacres llevadas a cabo por Hamás “no ocurrieron en el vacío” y las relacionó con la “asfixiante ocupación que sufre el pueblo palestino desde hace 56 años”. 106
  • 6 de noviembre de 2023. Guterres declaró que “Gaza se está transformando en un cementerio de niños, donde, según se informa, cientos de niñas y niños mueren o resultan heridos cada día”. 107 Un mes después, el 6 de diciembre de 2023, Guterres dio un paso inusual al invocar el Artículo 99 de la Carta de las Naciones Unidas en una carta a los miembros del Consejo de Seguridad. Este artículo otorga al secretario general la autoridad para llevar al Consejo de Seguridad cuestiones que considere una amenaza para la paz mundial. 108 Esta fue la primera vez que Guterres utilizó esta autoridad desde que asumió el cargo en 2017. Cabe destacar que se abstuvo de ejercer esta autoridad durante la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, y la cláusula no se había invocado desde 1989.
  • 21 de enero de 2024. Guterres condenó a Israel por la muerte de civiles palestinos en Gaza y afirmó que era inaceptable oponerse a la creación de un Estado para el pueblo palestino. Expresando su preocupación por la situación humanitaria en Gaza, dijo: “La gente está muriendo no solo por las bombas y las balas, sino por la falta de alimentos y agua potable, hospitales sin electricidad ni medicinas y viajes agotadores a franjas de tierra cada vez más pequeñas para escapar de los combates”. 109 El 23 de enero de 2024, Guterres enfatizó que “toda la población de Gaza está sufriendo una destrucción a una escala y velocidad sin paralelo en la historia reciente”. 110
  • 12 de diciembre de 2023. “Las Naciones Unidas votaron a favor de un alto el fuego humanitario inmediato en la guerra entre Israel y Hamás, con el apoyo de más de tres cuartas partes de los 193 miembros de la Asamblea General”. 111 Sin embargo, los intentos “de los Estados Unidos de modificar el texto para incluir un rechazo y condena de 'los atroces ataques terroristas de Hamás […] y la toma de rehenes'” y el intento de Austria de añadir que los rehenes israelíes “estaban retenidos por Hamás no lograron obtener la mayoría de dos tercios necesaria para aprobarse”. 112

El sesgo político contra Israel en la ONU, si bien omite el contexto de la masacre cometida por Hamás en Israel, también se expresó en las instituciones jurídicas de la ONU. Sudáfrica inició procedimientos legales contra Israel en la Corte Internacional de Justicia el 29 de diciembre de 2023, alegando que Israel violó sus obligaciones en virtud de la Convención sobre el Genocidio. 113 Esta medida se alinea con la postura histórica de Sudáfrica sobre Israel y Palestina, y sus prioridades de política interna y externa.

En la presentación sudafricana se piden diversas medidas, incluida una orden de emergencia para que Israel “suspenda inmediatamente sus operaciones militares en Gaza y contra ella”. 114 Sin embargo, los funcionarios israelíes afirman que la guerra es contra Hamás, no contra el pueblo de Gaza. Además, las FDI adoptaron amplias medidas para mitigar el daño a los civiles, entre ellas proporcionar advertencias anticipadas, instar a las evacuaciones a través de rutas seguras, establecer corredores humanitarios y abortar operaciones que pudieran causar daños excesivos a los civiles. 115

John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, condenó la presentación de Sudáfrica el 3 de enero de 2024 como “infundada, contraproducente y completamente sin base fáctica alguna”. 116 De manera similar, Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado de los EE. UU., cuando se le pidió que se refiriera a las acusaciones de la Corte Internacional de Justicia, afirmó: “Esas son acusaciones que no deben hacerse a la ligera […]. No estamos viendo ningún acto que constituya genocidio […]. Esa es una determinación del Departamento de Estado”. 117

La contraofensiva israelí

Desde el 7 de octubre, Israel se ha visto obligado a hacer frente a campañas generalizadas de desinformación, información errónea, noticias falsas y operaciones de información orquestadas por entidades hostiles en el panorama de los medios digitales. Para contrarrestar esta amenaza, Israel ha creado varios ministerios y organismos gubernamentales, entre ellos el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ministerio de Justicia, el Ministerio de la Diáspora, la Dirección de Diplomacia Pública dentro de la Oficina del Primer Ministro, la propia Oficina del Primer Ministro y la Oficina del Presidente del Estado.

Estas entidades gubernamentales emplean diversas estrategias y plataformas para contrarrestar la OI contra Israel. Su enfoque incluye:

  • Aprovechar los medios digitales,
  • Mantener una comunicación constante con los medios de comunicación internacionales,
  • Establecer conexiones y reuniones informativas con personas influyentes y figuras públicas a nivel mundial,
  • Proporcionar información a funcionarios gubernamentales y representantes de diversos países y organizaciones internacionales,
  • emitir respuestas rápidas y bien fundamentadas a los informes falsos,
  • enviar solicitudes a las plataformas de redes sociales para la eliminación de contenido incendiario y falso,
  • difundir materiales proactivos para contrarrestar el empañamiento de la imagen de Israel en todo el mundo, y
  • Otras medidas.

Después del 7 de octubre, la oficina de comunicaciones internacionales de las FDI duplicó su número hasta contar con más de doscientas personas, entre ellas reservistas reclutados y expertos en medios que se comunican en catorce idiomas. Otras unidades, como la Dirección Nacional de Diplomacia Pública, también han incorporado nuevos portavoces. 118

A través de las redes sociales, manifestaciones a favor de Israel y reuniones privadas con líderes empresariales, políticos y periodistas, los funcionarios israelíes han destacado el ataque como una “tragedia indeleble en la historia judía”. 119 Como tal, Israel organizó una proyección de “un video de 43 minutos de las atrocidades de Hamás, gran parte del cual fue filmado por las propias cámaras de los terroristas”, para las numerosas delegaciones que llegaron a Israel y también lo proyectó en muchos países para miembros del público, el gobierno, figuras culturales y deportivas y personas influyentes. 120 Además, las FDI han llevado a periodistas y partidarios como Elon Musk, Jerry Seinfeld y un convoy de personas influyentes de TikTok a visitar los kibutz que se convirtieron en campos de exterminio, con la esperanza de “recordar al mundo la escala y la depravación del ataque del 7 de octubre”. 121

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel pagó más de 1,5 millones de dólares (hasta noviembre de 2023) en “anuncios en línea en plataformas que van desde YouTube hasta el popular juego en línea Angry Birds”, que contienen imágenes del ataque. 122 Sin embargo, según datos de la empresa estadounidense de marketing digital Semrush, el gobierno israelí había invertido 8,5 millones de dólares. 123

Para contrarrestar la imagen negativa que intentan presentar los adversarios y la ONU, en particular en relación con las acusaciones de crímenes de guerra cometidos por el ejército israelí contra los habitantes de Gaza, los canales oficiales de las redes sociales gubernamentales y militares han compartido videos, anuncios y gráficos que muestran los esfuerzos humanitarios de las FDI, incluida “la distribución de folletos en árabe, llamadas telefónicas y mensajes de texto advirtiendo a los civiles que evacuen un área específica”. 124

Los desarrolladores de las principales empresas tecnológicas de Tel Aviv se reunieron con funcionarios gubernamentales y consultores de comunicaciones internacionales para un hackathon de Hasbara [Diplomacia Pública] para desarrollar herramientas digitales para probar si los mensajes de las Fuerzas de Defensa de Israel están resonando entre las audiencias en línea y si la “respuesta del público extranjero es positiva o negativa”. 125

Israel también utilizó operaciones de información encubiertas. Según los corresponsales de Time Eric Cortellessa y Vera Bergengruen,

Desde el comienzo de la guerra, Israel ha desplegado su operación psicológica conocida como la “Unidad de Influencia”, una pequeña pero secreta oficina dirigida por las Fuerzas de Defensa de Israel que coloca historias en la prensa para moldear la percepción de la guerra y enviar señales al enemigo. … En algunos casos, las tácticas de la unidad pueden socavar el esfuerzo [de diplomacia pública] del gobierno israelí. El 10 de diciembre, difundió fotografías de hombres palestinos, que las Fuerzas de Defensa de Israel afirmaban que eran terroristas de Hamás, desnudos en ropa interior y entregándose a las fuerzas militares israelíes. Fue diseñada… para mostrar a Israel ganando en el campo de batalla y desmoralizar a los miembros de Hamás con imágenes de sus propios hombres rindiéndose. 126

Israel ha revelado material de inteligencia a funcionarios militares y gubernamentales de todo el mundo para presentar los desafíos sin precedentes que enfrenta en su guerra contra el terrorismo en Gaza. Por ejemplo, el 26 de enero de 2024, el jefe de inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel, Aharon Haliva, se reunió con el embajador estadounidense Jacob Lew y David Satterfield, enviado especial para asuntos humanitarios en Oriente Medio, para presentar las conclusiones sobre doce miembros de la UNRWA que habían participado en el ataque. Los funcionarios israelíes dijeron que los sitios de la UNRWA estaban siendo utilizados como instalaciones terroristas. 127 Horas después, el 27 de enero, la administración Biden anunció que suspendía su financiación a la UNRWA, a la espera de una investigación. Varios otros países, entre ellos Gran Bretaña, Alemania, Italia, los Países Bajos, Suiza, Francia y Finlandia, también han suspendido su financiación a la UNRWA tras las acusaciones de Israel. 128

El Estado de Israel también participa activamente en la esfera jurídica para contrarrestar la OI. La Fiscalía del Estado ha puesto en funcionamiento un equipo cibernético dedicado a eliminar contenido terrorista y antisemita de las redes sociales desde el 7 de octubre. Desde su creación, se han presentado más de veintiún mil solicitudes de eliminación de ese tipo de contenido, cuentas, páginas o grupos. 129 Aproximadamente el 92 por ciento del contenido denunciado en las plataformas Meta Group (Facebook e Instagram), TikTok y YouTube fue eliminado con éxito. 130 Los equipos también colaboraron con importantes empresas de tecnología para eliminar hashtags específicos en las redes sociales que pueden incitar al terrorismo, lo que llevó a la eliminación de miles de publicaciones. Además, se eliminaron de TikTok contenidos que promovían el terrorismo o elogiaban a organizaciones terroristas. Se hicieron esfuerzos especiales para abordar el contenido relacionado con los rehenes, instando a la eliminación de los videos de Hamás que muestran a los rehenes de una manera degradante que encarna el terror psicológico o plantea un riesgo para las personas secuestradas. 131

Conclusión

Desde el 7 de octubre de 2023, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el gobierno israelí han sido blanco de importantes ataques informativos y propagandísticos, así como de campañas globales de oposición a sus acciones. Irán, Rusia y China utilizan los medios de comunicación oficiales y semioficiales, así como las plataformas digitales, para apoyar a Hamás y socavar a Israel, empleando tácticas como la desinformación, la información errónea, las noticias falsas y la información de interés público en el panorama de los medios digitales. Estos esfuerzos tienen como objetivo debilitar a Israel, un aliado clave de Estados Unidos en Oriente Medio, y disminuir la influencia de Estados Unidos. Lamentablemente, la ONU y algunas de sus agencias han desempeñado un papel importante en las informaciones de interés público que también parecen estar dirigidas a socavar a Israel.

En respuesta, Israel ha implementado varias estrategias y plataformas para contrarrestar esta OI, entre ellas, aprovechar los medios digitales, mantener la comunicación con los medios de comunicación internacionales, interactuar con personas influyentes y figuras públicas a nivel mundial, brindar información a funcionarios y representantes gubernamentales, emitir respuestas rápidas y bien fundamentadas a las informaciones falsas, solicitar la eliminación de contenido incendiario y falso de las plataformas de redes sociales y difundir materiales proactivos para contrarrestar las representaciones negativas de la imagen de Israel en todo el mundo.

El objetivo de Israel es ganar legitimidad estadounidense e internacional para continuar la guerra en Gaza hasta que se logre la destrucción de las capacidades militares y gubernamentales de Hamás. Además, Israel pretende demostrar que es el bando justo en su lucha contra el terrorismo islámico-radical palestino, justificando sus acciones como legítima defensa. Los medios de comunicación y la actividad digital son componentes cruciales de los esfuerzos de Israel para defenderse de las amenazas y contrarrestar la desinformación, las noticias falsas y las campañas de desprestigio.

 


Notas Aviso legal externo

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  121. Cortellessa y Bergengruen, “Dentro de la guerra de información entre Israel y Hamás”; “Israel recibe visita en tiempos de guerra de Elon Musk y apunta a Starlink para Gaza”, CNBC, 27 de noviembre de 2023, https://www.cnbc.com/2023/11/27/israel-hosts-wartime-visit-by-elon-musk-eyes-starlink-for-gaza.html .
  122. Cortellessa y Bergengruen, “Dentro de la guerra de información entre Israel y Hamás”; Raphael Satter, Katie Paul y Sheila Dang, “Los anuncios gráficos a favor de Israel se abren camino en los videojuegos infantiles”, Reuters, 30 de octubre de 2023, https://www.reuters.com/world/graphic-pro-israel-ads-make-their-way-into-childrens-video-games-2023-10-30/ .
  123. “Israel lanza una campaña en línea impactante en Europa”, France24, 31 de octubre de 2023, https://www.france24.com/en/live-news/20231031-israel-lanza-una-campana-en-linea-impactante-en-europa .
  124. “Ayuda humanitaria, guerra urbana y todo lo demás: un resumen de siete minutos de la guerra contra Hamás”, Fuerzas de Defensa de Israel, 11 de enero de 2024, https://www.idf.il/en/mini-sites/hamas-israel-war-24/all-articles/humanitarian-aid-urban-warfare-and-everything-in-between-a-7-minute-summary-of-the-war-against-hamas/ ; Cortellessa y Bergengruen, “Dentro de la guerra de información entre Israel y Hamás”.
  125. Cortellessa y Bergengruen, “Dentro de la guerra de información entre Israel y Hamas”.
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  127. Itamar Eichner, “Israel dice que el personal de la UNRWA se implica a sí mismo y es más cómplice de los crímenes”, Ynet News, 28 de enero de 2024, https://www.ynetnews.com/article/b100f3oq9t .
  128. Dennis Romero y Beatrice Guzzardi, “EE. UU. y el Reino Unido entre los 9 países que pausan la financiación a la UNRWA en medio de acusaciones de que 12 empleados fueron parte del ataque del 7 de octubre”, NBC News, 28 de enero de 2024, https://www.nbcnews.com/news/world/us-uk-8-countries-pausing-funding-unrwa-allegations-12-employees-part-rcna136030 .
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  130. Ibídem.
  131. Ibídem.

sábado, 14 de junio de 2025

Doctrina militar: Ataques preventivos y preemptivos, con aplicación al caso Malvinas/Antártida

Sobre las doctrinas de defensa basada en la anticipación

EMcL para FDRA


  • Se distinguen tres conceptos clave:
    • Ataque preemptivo: el enemigo está por atacar.
    • Ataque Preventivo: el enemigo podría atacar a futuro.
    • Ataque anticipatorio: espectro entre ambos.
  • Cuando es legítimo y cuando no en términos del derecho internacional
    •  La ONU solo permite el uso de la fuerza si hay un ataque armado. Preemption puede entrar, preventive no. La legitimidad, sin embargo, es otro juego: puede haber acciones ilegales pero vistas como necesarias (Kosovo ‘99).
  • Cuando sería válido en el escenario Malvinas/Antártida


El documento "Striking First: Preemptive and Preventive Attack in U.S. National Security Policy" (RAND MG-403) analiza el papel de los ataques anticipatorios —tanto preventivos como preemptivos— en la política de seguridad nacional de EE. UU., especialmente tras los ataques del 11 de septiembre de 2001. Vamos a analizar este documento de manera descriptiva inicialmente y crítica posteriormente. La sorpresa del ataque ha sido una tradición en la Historia Militar argentina que supo ser muchas veces decisiva. Luego, presentamos un resumen de este enfoque enormemente provocador e inspirador con una potencial aplicación al escenario Malvinas/Antártida al final.


1. El dilema de golpear primero: anticipación, poder y legitimidad en la política de seguridad de EE. UU.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos redefinió las reglas del juego en el ámbito de la seguridad internacional. Con el enemigo oculto entre sombras y la amenaza de armas de destrucción masiva en manos de regímenes impredecibles o grupos terroristas, la lógica tradicional de “esperar y responder” parecía obsoleta. En ese nuevo mundo, el principio rector pasó a ser claro y contundente: si hay que defenderse, mejor hacerlo antes de que el enemigo tenga siquiera la oportunidad de atacar. Nació así una nueva doctrina estratégica, controversial y poderosa: la anticipación ofensiva.

En ese contexto, el estudio Striking First, elaborado por el think tank RAND para la Fuerza Aérea de EE. UU., se propuso examinar a fondo el concepto de ataque anticipatorio —en sus dos formas principales, el ataque preemptivo y el ataque preventivo—, evaluando sus fundamentos, límites legales, consecuencias estratégicas y viabilidad operativa. No se trataba de un llamado a la acción inmediata, sino de una reflexión rigurosa sobre cuándo, cómo y por qué un país con poder militar sin precedentes debería considerar la opción de golpear primero.

La distinción conceptual es clave. Un ataque preemptivo se lanza cuando se percibe que el adversario está a punto de atacar: la amenaza es inminente, la decisión urgente. En cambio, un ataque preventivo apunta a una amenaza aún lejana pero en crecimiento: se actúa para evitar que el enemigo adquiera una ventaja estratégica futura. Ambos casos —aunque diferentes en grado— comparten una lógica de anticipación y caen bajo el paraguas del ataque anticipatorio, término que RAND adopta para explorar este espectro de opciones.

Pero ¿qué factores determinan si vale la pena anticiparse? El estudio identifica dos variables estratégicas clave. Por un lado, la certeza de la amenaza: ¿es seguro que el adversario atacará? Por otro, la ventaja del primer golpe: ¿mejora significativamente la situación si se actúa antes? En el extremo ideal —una amenaza segura e inminente, y una ventaja militar clara al atacar primero— la decisión es casi automática. Sin embargo, estos escenarios son extremadamente raros. Lo más común es el terreno intermedio, donde las amenazas son ambiguas y los beneficios inciertos. Allí, la prudencia estratégica se vuelve tan importante como la capacidad de fuego.

Aun cuando existan razones militares sólidas, el ataque anticipatorio debe superar otro umbral: el del derecho internacional. Según la Carta de la ONU, sólo se permite el uso de la fuerza en defensa propia ante un “ataque armado” real. Por eso, los ataques preemptivos pueden, en algunos casos, justificarse como legítima defensa anticipada. Pero los ataques preventivos —por su carácter especulativo— no son legalmente aceptables bajo el marco actual. Algunos juristas han sugerido flexibilizar el concepto de inminencia frente a amenazas como el terrorismo nuclear, pero no existe consenso. Más aún, los riesgos legales personales para líderes militares y políticos han aumentado con el avance de instituciones como la Corte Penal Internacional.





A este marco legal se suma una dimensión más compleja y volátil: la legitimidad. Un ataque puede ser legal y aun así percibido como ilegítimo, o al revés. La legitimidad depende del contexto, de las intenciones percibidas, de la proporcionalidad del uso de la fuerza, y de la narrativa que acompaña la acción. Un mismo ataque puede ser visto como heroico por unos y criminal por otros, y estas percepciones influyen directamente en la diplomacia, las alianzas y el apoyo interno.

En este escenario, ¿cómo debe adaptarse la política de defensa de EE. UU.? El estudio recomienda tratar el ataque anticipatorio como una capacidad de nicho, no como doctrina central. Las fuerzas armadas —especialmente la Fuerza Aérea— deben estar listas para operar con rapidez, precisión y autonomía cuando sea necesario, pero sin rediseñar toda su estructura en torno a esta estrategia. La clave está en la flexibilidad: poder responder en distintos teatros, contra amenazas estatales o terroristas, sin comprometer la sostenibilidad operativa ni la legitimidad política.

Además, la capacidad de inteligencia estratégica se vuelve fundamental. Evaluar intenciones enemigas, identificar preparativos de ataque y anticipar desarrollos tecnológicos hostiles requiere una combinación de medios técnicos, humanos y analíticos de alto nivel. La calidad de la inteligencia no sólo condiciona el éxito operativo, sino también la justificación política y legal del ataque.

El estudio identifica tres escenarios donde EE. UU. podría considerar seriamente un ataque anticipatorio. El primero: prevenir una agresión transfronteriza contra aliados clave, como un ataque de Corea del Norte contra el sur, o una ofensiva china sobre Taiwán. El segundo: atacar grupos terroristas antes de que puedan ejecutar atentados, como ha ocurrido en Yemen, Afganistán o África del Norte. El tercero: frenar la proliferación de armas de destrucción masiva, especialmente si un Estado hostil está cerca de desarrollar armas nucleares que podrían ser transferidas a actores no estatales.

No obstante, todos estos escenarios plantean riesgos profundos. Atacar primero puede generar un conflicto más amplio, provocar represalias inesperadas o acelerar programas que se intentaba frenar. Además, puede erosionar normas internacionales que limitan el uso de la fuerza, abriendo la puerta a imitadores —Estados que justifiquen agresiones propias amparándose en el precedente estadounidense.

Por eso, el estudio concluye con una serie de recomendaciones prudentes. En primer lugar, tratar el ataque anticipatorio como la excepción, no la regla. En segundo lugar, reforzar la inteligencia y las capacidades de análisis, minimizando la dependencia de juicios apresurados o datos poco verificados. En tercer lugar, mantener opciones militares de rápida ejecución pero reversible, escalables y precisas. Y, por último, asegurar la coordinación política-militar en todo momento, porque en este terreno, la guerra siempre será una continuación de la política por otros medios.

Striking First no es un llamado a la acción, sino una advertencia mesurada: el poder de anticiparse debe usarse con extrema cautela. Golpear primero puede ser decisivo, pero también puede ser el error que detone un desastre estratégico. Saber cuándo no atacar es, en muchos casos, la mejor forma de defensa.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos reconfiguró de manera drástica su estrategia de seguridad nacional. En lugar de basarse únicamente en la doctrina clásica de disuasión —un pilar de la Guerra Fría que suponía que la amenaza de represalias bastaba para evitar ataques enemigos—, el nuevo enfoque estratégico, articulado en la Estrategia de Seguridad Nacional de 2002, introdujo la posibilidad explícita de actuar antes de ser atacado. Esta política, conocida como la doctrina Bush, planteó que frente a amenazas asimétricas como el terrorismo global o la proliferación de armas de destrucción masiva (ADM), la defensa reactiva ya no era suficiente. En un entorno donde los actores no estatales y los Estados fallidos operan al margen de las reglas tradicionales, Estados Unidos adoptó la idea de que debía reservarse el derecho de atacar primero, incluso si la amenaza aún no era inminente.

Este giro doctrinal tuvo profundas implicancias, tanto operativas como normativas. Por un lado, desafió los límites establecidos por el derecho internacional sobre el uso de la fuerza. Por otro, planteó exigencias nuevas a las fuerzas armadas, especialmente en términos de inteligencia, movilidad, precisión y legitimidad. El concepto de “defensa preventiva” ya no era solo una herramienta teórica, sino una opción concreta en la caja de herramientas estratégicas del poder militar estadounidense.

En este contexto, el estudio elaborado por RAND Project AIR FORCE y encargado por la Fuerza Aérea de EE. UU. surge como una respuesta a la necesidad de evaluar seriamente las implicaciones reales de esta doctrina emergente. Su objetivo principal no es justificar ni condenar la anticipación como política de Estado, sino analizarla en profundidad para proporcionar una base empírica y estratégica que permita tomar decisiones informadas.

El estudio se propone, en primer lugar, examinar la naturaleza y viabilidad de los ataques anticipatorios, tanto en su versión preemptiva como preventiva. Esto implica preguntarse bajo qué circunstancias golpear primero puede considerarse legítimo, eficaz o incluso necesario, y qué riesgos se derivan de ello. No se trata únicamente de un dilema moral o jurídico, sino también operacional: ¿qué condiciones deben darse para que un ataque anticipado sea exitoso? ¿Qué grado de certeza se necesita sobre la amenaza? ¿Qué capacidad de respuesta inmediata deben tener las fuerzas armadas?

En segundo lugar, el estudio busca determinar cuándo y cómo estos ataques pueden ser útiles desde una perspectiva estratégica. Para ello, evalúa múltiples factores: desde los beneficios tácticos inmediatos hasta los costos diplomáticos a largo plazo, pasando por el impacto en alianzas internacionales, la percepción pública y la estabilidad del orden global.

Un tercer objetivo, estrechamente vinculado a los anteriores, es explorar las consecuencias operativas para las fuerzas armadas, con énfasis en la Fuerza Aérea. En escenarios anticipatorios, la velocidad, la precisión y la autonomía operativa cobran especial relevancia. Se requiere una capacidad sostenida para ejecutar operaciones quirúrgicas con poco preaviso, muchas veces en entornos políticamente hostiles o legalmente ambiguos. Esto implica repensar doctrinas, revisar estructuras de comando y fortalecer capacidades como ISR (inteligencia, vigilancia y reconocimiento), ataques de largo alcance y despliegues rápidos.

Finalmente, el estudio pretende ofrecer orientación a los planificadores y responsables de política, brindando un marco analítico que les permita abordar amenazas emergentes que no se ajustan a las lógicas tradicionales de confrontación interestatal. En un mundo donde los enemigos no siempre portan uniformes ni operan desde territorios definidos, la anticipación se convierte en un desafío tanto conceptual como práctico.

Para cumplir estos objetivos, el enfoque metodológico del informe es amplio y multidisciplinario. Parte de una revisión doctrinal y legal sobre el uso anticipado de la fuerza, analizando los principios internacionales de legítima defensa y los límites de la acción preventiva. Luego, explora casos históricos representativos, como los ataques israelíes contra instalaciones nucleares en Irak o Siria, o las intervenciones estadounidenses en Irak y Afganistán, para identificar patrones, errores y lecciones aplicables. También realiza una evaluación comparativa de costos y beneficios estratégicos, integrando factores militares, políticos y diplomáticos. Finalmente, el informe proyecta escenarios futuros en los que EE. UU. podría contemplar la anticipación como opción estratégica, desde conflictos con potencias regionales hasta la neutralización de grupos terroristas con acceso a tecnologías letales.

En resumen, el estudio de RAND no busca promover una doctrina ofensiva ni negar los riesgos que implica golpear primero. Su propósito es más sobrio y más útil: dotar a los responsables de seguridad de las herramientas necesarias para tomar decisiones complejas en un entorno de amenazas difusas, tiempos de reacción acotados y consecuencias potencialmente irreversibles. En un siglo XXI marcado por la incertidumbre estratégica, pensar en frío antes de actuar en caliente se convierte en un imperativo de la política de defensa.


2. Conceptos Clave

En el contexto de la doctrina de seguridad nacional de Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre, el lenguaje estratégico adoptó nuevos matices y categorías que, si no se comprenden correctamente, pueden llevar a confusión o a errores de política grave. El estudio de RAND, consciente de esta ambigüedad conceptual, establece con precisión las diferencias entre tres nociones que suelen utilizarse indistintamente: ataque preemptivo, ataque preventivo y ataque anticipatorio. Comprender estos términos no solo es clave para el análisis legal y estratégico, sino también para evaluar la legitimidad y la utilidad práctica de cualquier acción militar ofensiva justificada en defensa propia.

El ataque preemptivo se refiere al uso de la fuerza militar cuando existe una amenaza inminente y claramente identificada. Es decir, cuando se tiene la convicción de que el enemigo está a punto de atacar y que actuar primero representa la única manera de evitar un daño grave o una derrota estratégica. Esta categoría se basa en el principio de autodefensa inmediata, reconocido por el derecho internacional, y tiene como antecedente histórico paradigmático el ataque de Israel contra Egipto en 1967, durante la Guerra de los Seis Días. En ese caso, la destrucción preventiva de la fuerza aérea egipcia proporcionó a Israel una ventaja táctica decisiva. Sin embargo, justificar legalmente este tipo de ataque requiere inteligencia precisa y verificable que demuestre la inminencia real de la amenaza. Sin esa condición, la acción pierde su sustento jurídico y político.

En contraste, el ataque preventivo se basa en la percepción de una amenaza futura, que todavía no se ha materializado pero que podría hacerlo con mayor intensidad si no se actúa a tiempo. A diferencia del ataque preemptivo, aquí la amenaza no es inminente; lo que se anticipa es un deterioro futuro del equilibrio estratégico, como la adquisición de armas nucleares por parte de un adversario hostil. El bombardeo israelí del reactor Osirak en Irak en 1981 es un caso clásico de esta lógica. También lo fue, aunque mucho más cuestionado, la invasión de Irak por parte de Estados Unidos en 2003, justificada por la presunta posesión de armas de destrucción masiva que nunca fueron encontradas. Desde la perspectiva del derecho internacional, el ataque preventivo es generalmente considerado ilegal, ya que no cumple con el principio de inminencia que justifica la legítima defensa. Además, su uso eleva los riesgos políticos y diplomáticos, y puede debilitar normas fundamentales sobre el uso restringido de la fuerza en las relaciones internacionales.

Dado que muchas situaciones reales no se ajustan perfectamente a estas dos categorías, el estudio introduce una noción más amplia y flexible: el ataque anticipatorio. Esta categoría engloba tanto el ataque preemptivo como el preventivo, y se utiliza para analizar un rango continuo de situaciones en las que se considera actuar ofensivamente por razones defensivas. Su valor conceptual radica en que permite abordar contextos complejos donde la amenaza es probable pero no inminente, o donde la decisión de atacar primero responde a una combinación de factores tácticos, políticos y estratégicos. Así, el ataque anticipatorio no define una doctrina específica, sino un marco analítico útil para evaluar cuándo golpear primero puede parecer necesario desde la lógica de la seguridad nacional.

Por último, el estudio distingue una categoría adicional que suele confundirse con las anteriores: la preemption operacional. En este caso, no se trata de anticipar el inicio de un conflicto, sino de realizar ataques dentro de una guerra ya en curso para impedir movimientos tácticos concretos del enemigo. Por ejemplo, atacar una base aérea antes de que despeguen los aviones enemigos, o destruir un nodo de comunicaciones para interrumpir una ofensiva en desarrollo. Aunque este tipo de acción comparte con la preemption estratégica la lógica de actuar antes del daño, su fundamento es estrictamente militar, no político, y se inscribe en la dinámica normal del campo de batalla. Por tanto, no entraña los mismos dilemas legales o morales que una decisión estratégica de iniciar hostilidades.

En resumen, la diferenciación entre estas categorías puede sintetizarse en tres ejes: el grado de inminencia de la amenaza, su legalidad bajo el derecho internacional y la lógica principal que la justifica. El ataque preemptivo responde a una amenaza inmediata y puede considerarse legal bajo ciertos parámetros. El preventivo, en cambio, se enfrenta a una amenaza futura y es generalmente ilegal. El ataque anticipatorio abarca ambos dentro de un espectro de decisiones defensivas ofensivas, y su legalidad dependerá del contexto específico. Finalmente, la preemption operacional es una herramienta táctica legítima dentro de conflictos ya iniciados, pero no equivale a iniciar una guerra.

Comprender estas distinciones no es una cuestión terminológica, sino una condición indispensable para formular políticas coherentes, respetuosas del orden internacional y adaptadas a los riesgos del siglo XXI. Como muestra el estudio de RAND, en temas de seguridad nacional, la precisión conceptual es tan crucial como la precisión militar.

Resumen de Diferencias Clave

Tipo de ataqueInminencia de la amenazaLegalidad internacionalJustificación principal
PreemptivoAltaGeneralmente legalEvitar un ataque inminente
PreventivoBaja o futuraGeneralmente ilegalEvitar aumento futuro de amenaza
AnticipatorioVaría (es un continuo)Mixta/ambiguaActuar antes de que la amenaza escale

3. Evaluación Estratégica

La decisión de lanzar un ataque anticipatorio —ya sea preemptivo o preventivo— no puede tomarse a la ligera. Supone una ruptura fundamental con la norma internacional que prohíbe el uso de la fuerza salvo en defensa propia. Por eso, tal decisión debe apoyarse en un análisis estratégico riguroso que contemple no solo la viabilidad operativa, sino también los riesgos políticos, legales y morales. El estudio de RAND identifica dos factores fundamentales que estructuran esta evaluación: la certeza de la amenaza y la ventaja del primer golpe. A estos, se suman consideraciones políticas y dilemas inherentes a la ambigüedad estratégica.

El primer eje de análisis es la certeza de la amenaza. Este aspecto se refiere al grado de convicción que tienen los responsables de la toma de decisiones sobre si el adversario realmente tiene la intención —y la capacidad— de atacar. En la práctica, rara vez se cuenta con información perfecta. La inteligencia puede ser incompleta, errónea o difícil de interpretar. A esto se suma una incertidumbre estructural: incluso con datos fiables, el comportamiento futuro de los actores puede ser impredecible por naturaleza. Cuando la amenaza es incierta, justificar un ataque anticipatorio resulta mucho más difícil, sobre todo si implica costos significativos —como la pérdida de vidas, el inicio de una guerra o la erosión de la legitimidad internacional. Un ejemplo ilustrativo es la Crisis de los Misiles en Cuba en 1962. Aunque EE. UU. detectó misiles soviéticos en territorio cubano, optó por no lanzar un ataque inmediato, debido a la incertidumbre sobre las intenciones soviéticas y los posibles desenlaces de una escalada.

El segundo elemento clave es la ventaja del primer golpe, es decir, si atacar primero otorga un beneficio militar sustancial frente a responder más tarde o esperar ser atacado. Este análisis varía según el tipo de amenaza y el tipo de ataque anticipado. En contextos de ataque preemptivo, la ventaja se mide en términos inmediatos: destruir capacidades clave del adversario, desorganizar su mando y control, lograr la sorpresa táctica o asegurar el control inicial del terreno. En ataques preventivos, el análisis es más prospectivo: se trata de evaluar si el equilibrio militar será menos favorable en el futuro, por ejemplo, si el adversario está cerca de adquirir armas nucleares o de mejorar su capacidad ofensiva. El caso de Israel en 1967 es un claro ejemplo: ante la percepción de un ataque inminente por parte de Egipto, Israel se adelantó y logró una victoria decisiva gracias a la destrucción de la fuerza aérea enemiga antes de que pudiera despegar.

No obstante, incluso cuando se percibe una ventaja táctica clara, los costos políticos, legales y reputacionales pueden ser prohibitivos. Atacar primero puede acarrear condena internacional, pérdida de legitimidad, ruptura de alianzas y un mayor riesgo de escalada. El caso de Irak en 2003 lo ejemplifica: la ausencia de armas de destrucción masiva tras la invasión debilitó profundamente la justificación política del ataque y erosionó la credibilidad de Estados Unidos en los años siguientes. Por eso, cualquier análisis de conveniencia militar debe estar acompañado de un cálculo preciso del impacto diplomático y del nivel de apoyo interno e internacional con el que cuenta la acción.

Este contexto genera una serie de dilemas estratégicos. En muchos casos, la amenaza no es completamente segura, ni la ventaja de atacar es concluyente. Esto produce un espacio de ambigüedad en el que las decisiones se vuelven especialmente difíciles y propensas al error. Por ejemplo, si se tiene certeza de que el enemigo atacará, pero la ventaja militar de adelantarse es baja, tal vez convenga intentar la disuasión en lugar de lanzar un ataque. Por el contrario, si la ventaja ofensiva es alta pero la amenaza no es clara, actuar podría desencadenar una guerra innecesaria y costosa. Este tipo de decisiones, por definición, se toma con información incompleta y bajo presión, lo que aumenta la posibilidad de un error estratégico de gran magnitud.

Para ayudar a ordenar este proceso, el estudio de RAND propone un modelo de evaluación combinado, en el que la certeza de la amenaza se coloca en un eje y la magnitud del beneficio estratégico de atacar primero en otro. Las situaciones que realmente justifican un ataque anticipatorio se ubican en el cuadrante superior derecho: alta certeza de amenaza y alta ventaja táctica. Sin embargo, la mayoría de los escenarios reales no se sitúan en ese cuadrante ideal, sino en zonas grises donde predominan la incertidumbre y los riesgos elevados.

La conclusión estratégica del informe es clara: un ataque anticipatorio no puede fundarse simplemente en el deseo de actuar con iniciativa o en la percepción subjetiva de una amenaza. Exige una base sólida de inteligencia confiable, un análisis cuidadoso de los costos y beneficios —militares y políticos—, una evaluación rigurosa de su legalidad y legitimidad, y una previsión razonable de las consecuencias a corto y largo plazo. Por todo ello, este tipo de acción debe considerarse una excepción estratégica, no una política generalizada. Solo bajo condiciones extraordinarias, cuando converjan la certeza de la amenaza, la ventaja operacional decisiva y el respaldo político necesario, un ataque anticipatorio podría ser una opción justificable. En todos los demás casos, la prudencia es la mejor estrategia.


4. Legalidad y Legitimidad

El uso anticipado de la fuerza militar representa uno de los temas más controvertidos del derecho internacional contemporáneo. El estudio de RAND dedica una atención especial a esta cuestión, consciente de que, más allá de la conveniencia táctica o de la superioridad militar de Estados Unidos, el verdadero desafío está en encontrar un equilibrio entre eficacia estratégica, legalidad normativa y legitimidad política. Golpear primero puede parecer una solución efectiva a ciertos problemas de seguridad, pero ¿bajo qué condiciones puede considerarse legal? ¿Y cuándo es legítimo a los ojos del mundo?

El marco jurídico internacional, tal como lo establece la Carta de las Naciones Unidas, es claro en su intención. El artículo 2(4) prohíbe el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, mientras que el artículo 51 reconoce el derecho inherente a la autodefensa —individual o colectiva— en caso de que ocurra un “ataque armado”. La interpretación tradicional de estos artículos ha aceptado la posibilidad de un ataque preemptivo únicamente cuando hay evidencia clara e inmediata de que el enemigo está a punto de atacar. Este criterio se apoya en el famoso precedente del Caroline Case del siglo XIX, que establece que para que la acción anticipatoria sea legal, debe haber una necesidad instantánea, ninguna alternativa razonable y un uso proporcional de la fuerza.

Sin embargo, el caso del ataque preventivo —lanzado no ante una amenaza inminente, sino para evitar un peligro potencial en el futuro— no goza del mismo reconocimiento jurídico. En la visión clásica del derecho internacional, este tipo de acción es incompatible con el principio de uso restringido y proporcional de la fuerza. La amenaza aún no se ha materializado y, por lo tanto, no hay justificación legal para actuar con violencia. La mayoría de los expertos jurídicos coinciden en rechazar la legalidad de este enfoque, incluso cuando se invoca la posibilidad de una catástrofe, como en los casos de proliferación nuclear o amenaza terrorista latente.

Ante la aparición de amenazas no convencionales —terrorismo transnacional, armas nucleares portables, ataques cibernéticos—, algunos juristas y gobiernos han sugerido la necesidad de redefinir el concepto de “inminencia” para permitir una autodefensa más flexible. ¿Debe un Estado esperar a que un grupo terrorista con acceso a un arma nuclear actúe, o basta con saber que tiene la capacidad y la intención de hacerlo? Estados Unidos ha defendido una interpretación más amplia del derecho a la autodefensa, especialmente desde la Estrategia de Seguridad Nacional de 2002, en la que se afirma que la anticipación puede ser necesaria en un mundo donde los enemigos no siempre declaran sus intenciones.

Sin embargo, estas propuestas no han logrado consolidarse como parte del derecho internacional consuetudinario, ni han sido formalmente codificadas por organismos multilaterales. El uso de esta doctrina genera tensiones con instituciones como la Corte Penal Internacional (CPI) o la Corte Internacional de Justicia (CIJ), y su aceptación se ve limitada por el temor de abrir la puerta a abusos sistemáticos del principio de anticipación.

La complejidad legal se agudiza cuando los ataques anticipatorios se dirigen contra actores no estatales que operan dentro del territorio de Estados soberanos. Aquí surgen preguntas difíciles: ¿puede un Estado intervenir militarmente si el país huésped no combate a los terroristas? ¿Existe un umbral de amenaza suficiente para considerar inminente una acción que aún no ha ocurrido? En casos como Yemen (2002) o Gaza, tanto Estados Unidos como Israel han argumentado que el Estado anfitrión era incapaz o no estaba dispuesto a actuar, y que por tanto la intervención era justificada. Aun así, este tipo de acciones sigue siendo jurídicamente polémico, sobre todo si no cuentan con el respaldo explícito del Consejo de Seguridad de la ONU.

Ahora bien, más allá de la legalidad formal, existe otro concepto clave: la legitimidad. No siempre lo legal y lo legítimo coinciden. Un ataque puede ajustarse técnicamente a la ley, pero ser considerado ilegítimo si se percibe como desproporcionado, unilateral o motivado por intereses ocultos. Inversamente, un ataque ilegal puede ser visto como legítimo si se enmarca en una causa ética superior, como la prevención de un genocidio. La intervención de la OTAN en Kosovo en 1999 es un ejemplo paradigmático de este dilema: fue ilegal según el derecho internacional, pero ampliamente considerada legítima desde una perspectiva humanitaria.

Varios factores contribuyen a la percepción de legitimidad: la alineación con principios éticos (como proteger civiles), el apoyo de aliados y organizaciones multilaterales, la transparencia en la justificación del ataque y la proporcionalidad de los medios empleados. Además, las percepciones de legitimidad pueden cambiar con el tiempo. Una intervención inicialmente controvertida puede adquirir mayor respaldo si se demuestra que evitó una catástrofe o condujo a una estabilización real. Lo contrario también es cierto: una acción aceptada inicialmente puede volverse ilegítima si sus consecuencias son desastrosas.

El estudio concluye que toda planificación de un ataque anticipatorio debe considerar no solo su viabilidad militar, sino también su base legal y legitimidad internacional. La eficacia táctica puede verse anulada por consecuencias políticas negativas: aislamiento diplomático, sanciones económicas, pérdida de influencia o deslegitimación en foros multilaterales. Además, sin un consenso jurídico claro, la institucionalización de esta práctica como parte estructural de la política exterior estadounidense corre el riesgo de socavar principios fundamentales del orden internacional, debilitando justamente el entorno legal y normativo que EE. UU. ha contribuido históricamente a construir.

En definitiva, el dilema de la anticipación no es solo una cuestión de estrategia militar, sino también un reto jurídico y moral. Si Estados Unidos desea preservar su liderazgo global, deberá equilibrar cuidadosamente su poder de acción con el respeto a las normas que rigen la convivencia internacional. Porque en el siglo XXI, la legitimidad puede ser tan decisiva como la fuerza.

5. Implicaciones para la Política de Defensa de EE. UU.

Desde que la doctrina de ataque anticipatorio se incorporó de manera más explícita en la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, se ha planteado una pregunta crucial para la planificación militar: ¿debe el aparato de defensa organizarse en torno a la posibilidad de golpear primero? El estudio de RAND es claro al respecto: aunque este tipo de operaciones ha ganado notoriedad, su aplicación práctica seguirá siendo limitada y selectiva. No estamos frente a un nuevo paradigma que reemplace la disuasión o la contención, sino ante un recurso excepcional que, si bien debe contemplarse, no puede convertirse en eje estructurante de la defensa nacional.

El ataque anticipatorio debe concebirse como una contingencia de nicho, no como una doctrina central. Aunque puede considerarse con más frecuencia en un entorno estratégico incierto, seguirá siendo poco común en la práctica. Por lo tanto, las fuerzas armadas deben estar capacitadas para ejecutarlo si fuera necesario, pero sin reorganizar su estructura ni su entrenamiento general en torno a este tipo de misión. No se trata de desarrollar capacidades completamente nuevas, sino de adaptar las ya existentes a escenarios bien definidos.

Y es que los requisitos militares para una operación anticipatoria varían enormemente según el caso. No existe una fórmula única ni una plantilla estándar. Prevenir una invasión de Taiwán, neutralizar instalaciones nucleares en Irán o eliminar una célula terrorista en Yemen son desafíos completamente distintos, que exigen medios, tiempos, inteligencia y reglas de enfrentamiento específicos. Por eso, RAND enfatiza la importancia de planificar sobre la base de escenarios concretos en lugar de abrazar una doctrina genérica de anticipación.

En todos los casos, la inteligencia estratégica adquiere un rol central. Comprender las intenciones del adversario, distinguir entre preparativos defensivos y ofensivos, y detectar actividades encubiertas —como la proliferación nuclear— son tareas complejas que requieren capacidades de vigilancia, análisis y acción en tiempo real. La Fuerza Aérea, con sus sistemas ISR (inteligencia, vigilancia y reconocimiento), cumple un papel fundamental en este proceso. Sin información precisa y oportuna, cualquier decisión anticipatoria se transforma en una apuesta ciega.

Especialmente en el caso de agresiones transfronterizas inminentes, como podría ser una ofensiva convencional de Corea del Norte o una acción militar china sobre Taiwán, la capacidad de reacción rápida es decisiva. Para que un ataque preemptivo tenga sentido, debe lanzarse antes de que el enemigo ejecute su ofensiva. Eso requiere fuerzas preposicionadas, o al menos con alta capacidad de despliegue, decisiones políticas rápidas y confiables, y armamento de largo alcance capaz de actuar incluso sin acceso territorial directo.

Cuando se trata de frenar la proliferación de armas nucleares, químicas o biológicas, las exigencias son aún más elevadas. No basta con atacar instalaciones; muchas veces se requiere eliminar capacidades profundamente enterradas, neutralizar defensas aéreas y, en algunos casos, incluso propiciar un cambio de régimen, como ocurrió con la invasión de Irak. Estas operaciones deben lograr una eficacia quirúrgica sin margen de error, y además prepararse para las consecuencias: desde contaminación nuclear hasta una escalada regional. Por eso, RAND destaca la necesidad de contar con autonomía operativa, sin depender del apoyo directo de aliados, si estos no están dispuestos a participar.

En un plano distinto, los ataques anticipatorios contra organizaciones terroristas implican misiones de escala menor, pero alta complejidad operativa. Suelen realizarse mediante drones, comandos especiales o en coordinación con inteligencia aliada, y requieren niveles altos de infiltración, precisión y velocidad. Si este tipo de acciones se hace recurrente, como ha sido el caso en los últimos años, se incrementará la presión sobre las fuerzas especiales (SOF) y se requerirá una inversión sostenida en unidades no convencionales, equipos discretos y medios autónomos.

Ahora bien, el estudio también advierte contra el riesgo de sobrevaloración de esta capacidad. El éxito de operaciones pasadas, como el ataque preventivo de Israel en 1967, puede fomentar una confianza excesiva en la anticipación como herramienta universal. Este sesgo ofensivo ha llevado históricamente a decisiones estratégicas erróneas, como ocurrió en los prolegómenos de la Primera Guerra Mundial o con la intervención en Irak basada en inteligencia defectuosa. La lección es clara: no todos los problemas de seguridad se resuelven atacando primero.

Además, existe un peligro creciente de que EE. UU. termine siendo blanco de un ataque preemptivo. Si un adversario percibe que la intervención estadounidense es inevitable, puede decidir golpear primero para reducir sus propias pérdidas. Doctrinas como la china, en caso de crisis sobre Taiwán, ya contemplan esa posibilidad. Frente a ello, la estructura de fuerzas de EE. UU. debe diseñarse con criterios de resiliencia y dispersión, incorporando sistemas de defensa activa, redundancia y capacidad de absorción de ataques sorpresa.

Finalmente, RAND subraya la necesidad de una coordinación estrecha entre los líderes políticos y los mandos militares. Las decisiones de anticipación no pueden improvisarse. Los planificadores deben comunicar con precisión qué es factible, advertir sobre las limitaciones operativas y los riesgos implicados, y estar preparados para actuar con poco margen de maniobra temporal si las circunstancias lo exigen.

En suma, el ataque anticipatorio no debe dominar la planificación militar estadounidense, pero sí incorporarse como una capacidad especializada y estratégica. Su éxito dependerá de una combinación equilibrada de inteligencia confiable, criterios legales claros, evaluación política rigurosa y preparación técnica sobria. Se trata, en última instancia, de estar listos para actuar sin precipitarse, de anticiparse sin invitar al desastre, y de preservar el poder militar sin renunciar a la prudencia.


6. Escenarios Probables para EE. UU.

El estudio de RAND identifica con claridad tres escenarios principales en los que Estados Unidos podría contemplar el uso de ataques anticipatorios en el futuro cercano. Estos no son ejercicios hipotéticos: responden a preocupaciones reales en la política exterior y defensa estadounidense, y sirven como guía para planificadores estratégicos, tanto en el terreno militar como diplomático.

El primer escenario plantea la posibilidad de tener que anticiparse a una agresión transfronteriza. El objetivo sería impedir o mitigar una invasión o ataque inminente contra un aliado, como podría ser un avance norcoreano sobre Corea del Sur o una ofensiva de China contra Taiwán. En estos casos, un ataque anticipatorio permitiría a EE. UU. reducir el daño inicial a sus propias fuerzas y a sus aliados, ganando así una ventaja táctica. Sin embargo, esta opción también conlleva un riesgo mayúsculo: iniciar una guerra a gran escala en una región sensible. La magnitud del conflicto haría que la calidad y certeza de la inteligencia sobre la inminencia del ataque enemigo sea absolutamente crítica. Si la amenaza resulta ser menos inminente de lo previsto o no se concreta, el costo político —tanto interno como externo— podría ser devastador. Por ello, este tipo de operación sólo sería justificable en condiciones excepcionales de urgencia y certeza, y requeriría una preparación militar y diplomática extensa y coordinada.

Un segundo escenario contempla ataques anticipatorios contra grupos terroristas antes de que ejecuten atentados. Aquí se trata de operaciones de menor escala, llevadas a cabo mediante drones armados, fuerzas especiales o en colaboración con servicios de inteligencia aliados. Estas misiones suelen ser encubiertas, de corto alcance, y orientadas a eliminar objetivos específicos con precisión quirúrgica. Ejemplos como el ataque con misil Hellfire en Yemen (2002) o los operativos en Afganistán y Pakistán ilustran este tipo de intervención. La ventaja central de este enfoque es su alto grado de aceptabilidad moral y política, siempre y cuando haya evidencia concreta que justifique la acción. Además, al tratarse de acciones puntuales, el riesgo de escalada es mucho menor. No obstante, su éxito depende críticamente de una inteligencia táctica confiable y precisa. También surgen dilemas legales, especialmente cuando estas operaciones se realizan dentro de territorios soberanos sin el consentimiento del Estado anfitrión. Aun con estos desafíos, este es probablemente el tipo de ataque anticipatorio más frecuente y políticamente viable en el mundo contemporáneo.

El tercer escenario, más delicado aún, es el de impedir la proliferación de armas de destrucción masiva. Aquí el blanco no son grupos dispersos ni movimientos tácticos inmediatos, sino la infraestructura crítica de Estados que podrían adquirir —o ya poseen— capacidades nucleares, químicas o biológicas. Irán y Corea del Norte son los casos más notorios, pero también se contempla la posibilidad de futuros actores. A lo largo de la historia, se han registrado precedentes de este tipo de acción: el bombardeo israelí al reactor Osirak en Irak (1981) o, de manera más ambiciosa, la invasión estadounidense de Irak en 2003. Este último caso, basado en premisas equivocadas sobre la existencia de ADM, se convirtió en un ejemplo paradigmático de los peligros de actuar preventivamente sin evidencia sólida. Operaciones de este tipo exigen una precisión militar extrema: deben destruir no solo instalaciones físicas, muchas veces ocultas o fortificadas, sino también la capacidad técnica y humana del programa enemigo. Además, implican un riesgo alto de guerra prolongada, ocupación territorial y consecuencias geopolíticas imprevistas. Políticamente, si la acción no cuenta con respaldo internacional y la amenaza no es percibida como creíble, el costo en términos de legitimidad puede ser catastrófico. Así, estos ataques sólo pueden considerarse cuando el adversario es claramente incontrolable por medios diplomáticos o disuasivos, y la amenaza es tangible.

Más allá de estos tres escenarios, el estudio identifica una serie de efectos cruzados que deben tenerse en cuenta. Por ejemplo, el impacto disuasivo de estas acciones puede ser ambiguo: mientras algunos países podrían abandonar programas de armamento por temor a ser atacados, otros podrían sentirse incentivados a acelerarlos para disuadir un ataque anticipado. Libia renunció a sus armas tras ver lo que sucedió en Irak, pero Irán podría haber llegado a la conclusión opuesta: que el desarrollo nuclear rápido es la mejor garantía contra una intervención.

Asimismo, el uso repetido o institucionalizado del ataque anticipatorio por parte de Estados Unidos podría erosionar las normas internacionales que condenan el uso preventivo de la fuerza. Esto abriría la puerta a que otros Estados —como India, Rusia o Israel— invoquen esta doctrina para justificar agresiones en sus respectivas regiones, lo que aumentaría la inestabilidad global.

En términos generales, los escenarios más probables para el uso de ataques anticipatorios por parte de EE. UU. se concentran en tres líneas: prevenir agresiones convencionales de Estados hostiles, neutralizar amenazas terroristas antes de que se concreten, e impedir la proliferación de armas de destrucción masiva. No obstante, la decisión de actuar en forma anticipatoria no puede depender únicamente de la capacidad militar o de la voluntad política. Debe fundarse en tres criterios clave: la certeza de la amenaza, la ventaja estratégica real de actuar primero y el costo político y diplomático que tendría una acción militar unilateral o controvertida.

En última instancia, el estudio de RAND no propone una doctrina rígida, sino un marco analítico que ayude a decidir con inteligencia y cautela. Los ataques anticipatorios, si bien útiles en ciertos contextos, requieren una evaluación minuciosa, caso por caso. La ventaja de golpear primero nunca debe eclipsar el riesgo de golpear en falso.

7. Riesgos y Recomendaciones

Aunque la opción de golpear primero puede ofrecer ventajas estratégicas significativas en ciertos contextos, el estudio de RAND advierte que una dependencia excesiva de los ataques anticipatorios —ya sean de carácter preemptivo o preventivo— entraña riesgos sustanciales tanto en el plano estratégico como en el político. Estas acciones, por más que puedan parecer atractivas en términos de control del conflicto o eliminación de amenazas potenciales, deben ser consideradas con suma cautela y sólo en circunstancias excepcionales.

Uno de los principales peligros identificados es la sobrevaloración del ataque anticipatorio. Casos como el de Israel en 1967, exitosos desde el punto de vista militar, pueden inducir una percepción distorsionada sobre la universalidad de sus beneficios. Esta interpretación errónea podría generar entre líderes políticos y militares una preferencia por la acción ofensiva, subestimando los costos prolongados que implica iniciar una guerra antes de tiempo. En ese camino, el impulso estratégico puede dejar de lado la evaluación rigurosa de alternativas no militares y abrir la puerta a conflictos innecesarios.

Además, si la acción anticipatoria se basa en información defectuosa —como ocurrió en Irak en 2003—, el daño a la credibilidad internacional de Estados Unidos puede ser profundo y duradero. La confianza de aliados, organizaciones multilaterales y opinión pública se resiente, lo que debilita la efectividad de futuras amenazas disuasorias. Una nación que falla al justificar sus intervenciones pierde autoridad moral y capacidad de liderazgo en el sistema internacional.

Existe también el riesgo de provocar una escalada incontrolada. Atacar primero puede desencadenar guerras regionales o incluso globales, especialmente si el objetivo es una potencia intermedia o nuclear. La anticipación mal calculada puede resultar en un conflicto de mayor envergadura que el que se pretendía evitar. Peor aún, puede llevar a que otros actores perciban que deben actuar preventivamente también, desencadenando un ciclo de agresiones defensivas —un efecto espejo sumamente peligroso.

Otra preocupación fundamental es el debilitamiento del orden jurídico internacional. El uso frecuente o unilateral de esta doctrina puede erosionar los principios que limitan el recurso a la fuerza entre Estados. Cuando una potencia como EE. UU. actúa fuera de esos marcos, otros países pueden sentirse legitimados para hacer lo mismo, incluso en contextos mucho más cuestionables. El resultado sería una progresiva desestabilización del sistema internacional y el regreso a un modelo de relaciones de fuerza sin reglas claras.

Y no hay que descartar que Estados Unidos, al mostrarse proclive a atacar primero, se convierta él mismo en blanco de ataques preemptivos. Si un adversario percibe que una intervención estadounidense es inevitable, podría optar por adelantarse, iniciando hostilidades con la esperanza de limitar sus propias pérdidas. Esta lógica ya se refleja en doctrinas militares como la china en torno a Taiwán, que contempla la posibilidad de atacar fuerzas estadounidenses si se aproxima una confrontación.

Frente a este panorama, el estudio ofrece un conjunto de recomendaciones orientadas a minimizar riesgos y preservar la legitimidad estratégica de EE. UU. La primera y más importante es tratar el ataque anticipatorio como una excepción, no como regla. No debe convertirse en una herramienta rutinaria de política exterior, sino reservarse para situaciones extremas, cuando la amenaza sea clara, inminente o no mitigable por otros medios.

La segunda recomendación apunta al fortalecimiento de la inteligencia estratégica. Invertir en capacidades humanas y tecnológicas (HUMINT y SIGINT) es vital para interpretar con precisión las intenciones del adversario y detectar amenazas en desarrollo. Esa inteligencia debe ser contrastada, verificada y compartida de forma rigurosa, evitando que decisiones críticas se tomen sobre la base de datos fragmentarios o erróneos.

Tercero, se enfatiza la necesidad de contar con capacidades militares flexibles y reversibles. Es decir, fuerzas de reacción rápida, armamento de precisión y plataformas de operación furtiva que permitan escalar o desescalar la intervención según evolucione la situación. Esta modularidad es crucial para conservar opciones y no quedar atrapado en una lógica de "todo o nada".

También es esencial minimizar el daño colateral. La legitimidad de un ataque anticipatorio está íntimamente ligada a su precisión y proporcionalidad. Evitar víctimas civiles y limitar la destrucción a objetivos estrictamente militares es no sólo una exigencia moral, sino también estratégica: las operaciones limpias preservan el respaldo político y reducen el riesgo de radicalización o escalada prolongada.

En paralelo, se debe reforzar la coordinación civil-militar. Las decisiones de anticipación no pueden tomarse desde compartimentos estancos. Requieren una comunicación fluida entre planificadores militares y responsables políticos, de modo que estos últimos comprendan con claridad qué es posible, qué es riesgoso y qué implicaciones tendría cada curso de acción.

Una planificación responsable también debe contemplar el escenario posterior al ataque. Toda operación anticipatoria debe incluir medidas para proteger a las fuerzas desplegadas, garantizar la seguridad de los aliados y gestionar la respuesta diplomática y militar del adversario. Pensar en la escalada no como una posibilidad remota, sino como una consecuencia plausible, es parte del realismo estratégico necesario.

Por último, el estudio insiste en la necesidad de respetar y sostener las normas internacionales. A pesar de sus límites, el derecho internacional es un pilar fundamental del orden global. Por ello, EE. UU. debería esforzarse por legitimar cualquier acción anticipatoria mediante alianzas, marcos multilaterales, transparencia informativa y procedimientos formales. No se trata sólo de cumplir reglas, sino de reafirmar el compromiso con un sistema que da previsibilidad y contención a la violencia internacional.

En suma, el ataque anticipatorio puede ser una herramienta útil en circunstancias excepcionales, pero nunca debe convertirse en una doctrina general. Su valor reside en la capacidad de neutralizar amenazas graves y específicas, no en su aplicación sistemática. La clave está en combinar una preparación operativa de alto nivel con una estrategia marcada por la moderación, la inteligencia verificable, el respaldo político firme y el respeto a las normas que rigen la convivencia entre Estados. En tiempos de incertidumbre global, la prudencia estratégica es tan vital como el poder militar.

Ataque de anticipación para el caso Argentina vs Reino Unido/Chile

La teoría de los ataques anticipatorios —en sus variantes preemptiva, preventiva o de carácter más general— desarrollada en el estudio de RAND, ofrece un marco analítico útil para pensar escenarios complejos de seguridad donde la decisión de “golpear primero” podría considerarse racional desde un punto de vista estratégico. Si bien esta doctrina fue concebida en el contexto de la política de defensa estadounidense posterior al 11 de septiembre, su estructura conceptual puede proyectarse, con las debidas adaptaciones, a otras realidades nacionales. Históricamente, en el caso argentino, sufrimos un ataque preventivo con el ataque y captura de la ciudad de Corrientes en 1865 que dio lugar a nuestra entrada en la Guerra del Paraguay. Estuvimos también a punto de realizar un ataque preemptivo en el caso de la crisis del Beagle. Posteriormente, la operación Rosario podría también encuadrarse en el caso de un ataque preemptivo en términos de debilitar el accionar británico en el TOAS luego de revelada las acciones en las Georgias del Sur. La hipótesis de una futura intervención militar en el Atlántico Sur —particularmente en torno a las Islas Malvinas o a los territorios reclamados en la Antártida— plantea un terreno fértil para este tipo de reflexión prospectiva, siempre que se reconozcan las profundas diferencias en capacidades, alianzas, legitimidad y condicionamientos geopolíticos que separan a Argentina del caso estadounidense.

A modo de ejercicio académico, puede imaginarse un escenario a mediano o largo plazo —dentro de las próximas dos décadas— en el cual el contexto internacional en la región austral se ha transformado radicalmente. El Tratado Antártico podría haberse debilitado o incluso colapsado, dando lugar a una etapa de competencia explícita por recursos estratégicos, desde hidrocarburos hasta minerales críticos. En paralelo, la presencia militar y económica del Reino Unido y de Chile en el Atlántico Sur y la Antártida podría haberse intensificado a través de instalaciones duales, con fines científicos y de vigilancia. En ese marco, la exploración de recursos naturales podría haber dejado de ser una actividad cooperativa para convertirse en un foco de fricción geopolítica. Simultáneamente, Argentina habría iniciado un proceso de modernización militar —modesto pero realista— centrado en capacidades ISR, armas de precisión y plataformas de proyección regional limitada. Sobre ese trasfondo, los incidentes recurrentes en las zonas disputadas, incluyendo provocaciones navales cerca de las Malvinas o actividades hostiles encubiertas, marcarían una escalada de tensiones.

En ese contexto hipotético, la posibilidad de aplicar una doctrina de ataque anticipatorio podría cobrar cierta racionalidad estratégica. Por ejemplo, ante indicios claros y verificables de que el Reino Unido está a punto de desplegar nuevos sistemas ofensivos —como misiles de largo alcance o submarinos nucleares— en las Islas Malvinas, el liderazgo argentino podría interpretar esa acción como el preludio de un reposicionamiento militar más agresivo, orientado a consolidar su control sobre zonas circundantes del Atlántico o incluso avanzar sobre reclamos antárticos. De confirmarse una amenaza inminente y específica, Argentina podría contemplar un ataque preemptivo limitado, en línea con el modelo de evaluación de RAND, que combina alta certeza sobre la amenaza con una ventaja táctica clara derivada de actuar primero. Sin embargo, aun en ese caso, los obstáculos serían formidables: el uso anticipatorio de la fuerza solo sería mínimamente viable si se dispone de inteligencia de alta calidad, se logra un control político total sobre la escalada, y se obtiene algún grado de legitimidad regional o multilateral que respalde la acción.

Otro escenario más problemático desde el punto de vista jurídico y estratégico sería el de un ataque preventivo contra instalaciones chilenas en sectores superpuestos del continente antártico o en el extremo sur de la Patagonia. Si, por ejemplo, Chile estableciera bases logísticas con capacidad ofensiva en áreas que Argentina considera parte de su reclamo histórico, y esa infraestructura otorgara una ventaja estratégica irreversible a su contraparte, se podría plantear la necesidad de neutralizar la amenaza antes de que se consolide. Sin embargo, la doctrina RAND señala con claridad que los ataques preventivos —al actuar sobre amenazas futuras y no inminentes— rara vez se justifican plenamente, ni desde el derecho internacional ni desde la legitimidad política. Una acción de este tipo por parte de Argentina sería vista como agresión, con escasas posibilidades de éxito diplomático y alto riesgo de generar una escalada inmediata con otros actores regionales como Perú o Bolivia, tradicionalmente sensibles a alteraciones en el equilibrio austral.

Una opción más plausible dentro del repertorio anticipatorio sería la realización de acciones limitadas, quirúrgicas y encubiertas, destinadas a negar capacidades específicas de vigilancia, control o despliegue rápido por parte de actores extranjeros en zonas disputadas. Este tipo de ataque anticipatorio táctico podría implicar, por ejemplo, el sabotaje selectivo de sensores, infraestructura satelital terrestre o redes de comunicaciones militares en bases británicas o chilenas en la Antártida o sus alrededores. Tal como señala el informe de RAND, las operaciones de esta naturaleza, si son altamente precisas, no letales y conducidas en un marco de negación plausible, pueden resultar más aceptables desde el punto de vista político y más eficaces para evitar una escalada directa. No obstante, incluso estos escenarios exigen capacidades técnicas sofisticadas, un entorno de inteligencia extremadamente fino y una estrategia diplomática sólida para contener las reacciones posteriores.

El conjunto de estos escenarios revela una constante: los riesgos asociados al uso anticipatorio de la fuerza por parte de Argentina son considerables. Escalada bélica con potencias superiores, condena internacional, pérdida de legitimidad en organismos multilaterales, e incluso la posibilidad de que tales acciones justifiquen un mayor refuerzo militar británico o chileno en la región, constituyen peligros concretos. Para que cualquier acción anticipatoria pueda ser evaluada como factible, se requieren condiciones muy exigentes: inteligencia precisa y verificable, planificación proporcional y limitada en objetivos, una narrativa pública clara, y, sobre todo, respaldo regional que dote de legitimidad a la operación. La falta de alguno de estos elementos podría convertir una acción de anticipación en un error estratégico irreparable.

En conclusión, la adaptación de la doctrina de ataques anticipatorios al caso argentino no debe entenderse como una recomendación operativa, sino como una herramienta conceptual para pensar con mayor rigor los posibles cursos de acción frente a amenazas futuras en el Atlántico Sur y la Antártida. Tal como enfatiza el estudio de RAND, este tipo de ataques no debe institucionalizarse ni convertirse en una política general. Su aplicación solo tendría sentido bajo circunstancias excepcionales, donde confluyan amenazas inminentes, ventajas operativas tangibles y una arquitectura política que permita sostener la acción sin sacrificar la estabilidad regional o el prestigio internacional. Para Argentina, la prioridad estratégica debe seguir siendo la construcción de una capacidad de disuasión creíble, la inversión en inteligencia avanzada y la articulación de una diplomacia preventiva robusta. Solo así podrá asegurarse que cualquier decisión de emplear la fuerza, si llegara el caso, no sea fruto de la desesperación o la improvisación, sino de una evaluación estratégica madura, fundada en principios y alineada con los intereses nacionales de largo plazo.


EA: Adiestramiento operacional en el RIMec 24

Adiestramiento en el RIMec 24





Adiestramiento operacional planificado del regimiento Infantería Mecanizado 24 que se encuentra desarrollando ejercicios de nivel sección y compañía en Punta Loyola, Santa Cruz  Fuente: Regimiento de Infantería Mecanizada 24 - Ejército Argentino


viernes, 13 de junio de 2025

Fuerza Aérea Argentina: Nos sacamos la lotería con los F-16 daneses

 

Canales prorrusos decían que los F-16 argentinos eran una 'chatarra' y ahora se llevan una sorpresa

Derribador de Su-35. Hay un sabio refrán español que afirma que "la ignorancia es atrevida", y esto se puede aplicar a menudo a las cuestiones militares.


En abril de 2024, Argentina anunció la compra de 24 cazas F-16 a Dinamarca, una adquisición histórica que servirá para renovar a la Fuerza Aérea Argentina, cuyos únicos aviones de combate a reacción eran viejos A-4AR Fightinghawk. Esta compra se hizo en los primeros meses de mandato del libertario Javier Milei, que fue investido como presidente de la República de Argentina el 10 de diciembre de 2023.

Hay que recordar que el anterior presidente argentino, el izquierdista Alberto Fernández, había valorado la compra de cazas chinos-pakistaníes JF-17 Thunder, un modelo que hizo su primer vuelo en 2003 pero con unas prestaciones inferiores a las del más viejo F-16. Hasta ahora el JF-17 sólo tiene cuatro compradores: Azerbaiyán, Myanmar, Nigeria y Pakistán. Significativamente, China, que fabrica este caza, ni siquiera lo ha comprado para su fuerza aérea.

Como señalé entonces, la compra del JF-17 habría confirmado el acercamiento de Argentina a la esfera geopolítica de China y Rusia y su alejamiento de Occidente. La compra de esos 24 F-16 ha significado todo lo contrario. En el Kremlin no parecen estar muy contentos con ese giro, y ese disgusto se ha notado también en las noticias sobre los F-16 argentinos publicados por canales prorrusos.

En agosto de 2023, el canal prorruso mexicano de Youtube "Canal Conocimiento Militar" publicó un vídeo calificando como "chatarra" los F-16 ofrecidos a Argentina, afirmando que "Colombia ni siquiera los quiso". El vídeo era un panfleto que atribuía la posible compra del F-16 por Argentina a un intento de bloquear la influencia rusa y china en Iberoamérica. En abril de 2024, otro canal prorruso, el argentino Data Urgente, publicaba otro vídeo calificando de "avión chatarra" los F-16 comprados por Argentina. Este canal lamentaba que Argentina no comprase el JF-17, que hasta ahora no ha participado en ningún combate aire-aire del que se tenga noticia.

La sorpresa ha llegado con el reciente combate en el que un F-16AM ucraniano derribó un caza ruso Su-35S, un modelo más grande y más moderno que ha sucumbido ante una versión modernizada del caza americano.

Hay que señalar que los F-16 argentinos, como los ucranianos, son aviones modernizados en versión MLU (actualización de media vida) a las versiones F-16AM (monoplaza) y F-16BM (biplaza). Además de esto, en marzo de 2025 se aprobó un contraro para que Lockheed Martin someta los F-16 argentinos a un nuevo proceso de modernización, que incluirá mejoras en los sistemas de guerra electrónica, capacidad de empleo de armamento, mantenimiento, etc., según informó Pucará Defensa.

Significativamente, el artículo que publiqué este lunes sobre esa victoria de un F-16 contra un Su-35S ha recibido decenas de miles de visitas desde Argentina. Por lo visto, muchos argentinos han descubierto repentinamente que esos canales prorrusos no decían la verdad: sus F-16 no sólo no son "chatarra", sino que pueden vencer a cazas rusos más modernos.

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Fotos: Fuerza Aérea Argentina.

SGM: El accionar del Natter