viernes, 2 de mayo de 2025

EA: Adiestramiento en el RCT 7


Adiestramiento operacional en Entre Ríos





En la Guarnición Ejército Chajarí, subtenientes y cabos del Curso Básico del Arma y de la Tecnicatura Universitaria Militar que dicta la Escuela de Caballería realizaron ejercitaciones en el terreno.
Con el apoyo del Regimiento de Caballería de Tanques 7, los cursantes desarrollaron ejercicios tácticos, de exploración y prácticas de liderazgo, consolidando capacidades fundamentales para su formación profesional.


jueves, 1 de mayo de 2025

Teoría de la guerra: La inteligencia artificial y el mando y control del futuro

Aspectos clave de las tecnologías militares avanzadas en el contexto de las guerras del futuro

CZ Defence

Gracias al rápido desarrollo de las tecnologías modernas, estamos presenciando un auge sin precedentes en su aplicación en el ámbito militar, y si seguimos las tendencias tecnológicas al menos desde la perspectiva del potencial futuro, queda claro que las operaciones militares enfrentan cambios revolucionarios como nunca antes se han visto.



Foto: Gracias al desarrollo acelerado de las tecnologías modernas, estamos presenciando un auge sin precedentes en su aplicación en el ámbito militar | Shutterstock

Un campo de batalla orientado a la eficiencia: el resultado de un enfoque puramente pragmático

Una suposición lógica, inspirada en los dominios y tendencias industriales, es que los campos de batalla futuros se desarrollarán siguiendo enfoques altamente pragmáticos, basados en la optimización de costos en el contexto de la efectividad operativa de cada solución. Este factor inevitablemente llevará a la eliminación de toda una serie de dogmas y conservadurismos militares, que muchas veces han bloqueado el camino a nuevas ideas y enfoques no convencionales en las operaciones de combate. La principal razón que fuerza a todos los actores a hacer la transición hacia un campo de batalla altamente tecnologizado es la eficiencia dramáticamente creciente de los sistemas de armas automatizados, lo que afecta las perspectivas de la presencia humana en el campo de batalla del siglo XXI.

La experiencia histórica muestra que el éxito en las operaciones militares se asegura fundamentalmente por dos componentes: la gestión efectiva y coordinada (mediada por una secuencia óptima de procesos de toma de decisiones) y la eficiencia de la tecnología utilizada. Este hecho está vinculado desde hace más de una década a discusiones sobre las principales limitaciones de los sistemas biológicos, donde los principales obstáculos parecen ser el tiempo de reacción y la capacidad para tomar decisiones rápidas y complejas en el contexto de los requisitos del entorno operativo. Dado que la toma de decisiones consiste fundamentalmente en buscar en un espacio de estados para encontrar un conjunto de pasos que lleven a un objetivo con el mínimo esfuerzo, tiempo, riesgo, etc., esto implica un amplio potencial para el modelado matemático, la optimización multicriterio y la posterior automatización e implementación de tecnología informática. Aunque estos procesos representan un gran desafío para la tecnología actual, es seguro que estos factores fundamentales que subyacen a las operaciones militares ya son dominio de los sistemas informáticos avanzados y son ejecutados muchas veces más rápido por sus contrapartes electrónicas.

Transición a un sistema de mando y control apoyado por IA

Basándonos en una amplia experiencia operativa y en las previsiones sobre el desarrollo de la guerra moderna, existe una suposición lógica de que los campos de batalla futuros requerirán un nuevo concepto de mando y control (C2) en todos los niveles. La idea original detrás de esta afirmación fue presentada en 2008 como parte del proyecto DARPA Deep Green, inspirado en una supercomputadora para la toma de decisiones asistida por computadora en ajedrez de los años 90 (DeepBlue). Deep Green introduce una transformación fundamental del paradigma OODA (observar, orientar, decidir, actuar) en relación con el esperado aumento de la dinámica del campo de batalla, donde el enfoque OODA serial original puede llevar a retrasos significativos, especialmente en la comprensión y la predicción del desarrollo de la situación operativa, lo que tiene un impacto fatal en la efectividad de toda la operación.

El enfoque OODA actual es más reactivo que proactivo, lo cual resulta inadecuado en el contexto de un campo de batalla futuro dinámico y cambiante. Un enfoque proactivo consiste en la previsión iterativa de los movimientos enemigos, basada en una simulación táctica-física de una imagen compartida de la situación operativa. La mejora de la arquitectura del paradigma OODA se demuestra en la siguiente figura.


Foto: Transición del paradigma OODA serial a una versión paralelizada | Universidad de Defensa

La paralelización del ciclo OODA trae una pequeña revolución en el enfoque de la toma de decisiones militares y en la implementación de tecnologías avanzadas. Este enfoque también apoya una jerarquía de mando y control descentralizada, dando a los niveles inferiores de mando la capacidad de responder de manera flexible a los resultados de las simulaciones de juegos de guerra y a las amenazas derivadas de ellas en tiempo real, incluyendo una comprensión integral del contexto más amplio del campo de batalla y de las intenciones de los comandantes de niveles superiores, lo que lleva a una mejor conciencia situacional.

La conciencia situacional es crítica para la efectividad operativa y la dominancia en el campo de batalla del siglo XXI. Cuando se agrega la dimensión temporal necesaria para identificar configuraciones críticas futuras del campo de batalla al espacio de estados del mismo, este espacio se vuelve tan vasto que debe procesarse utilizando recursos informáticos de vanguardia y algoritmos avanzados dentro de la categoría de inteligencia artificial. Aunque se ha trabajado mucho en la implementación de la inteligencia artificial en el análisis operativo, la evaluación y la planificación de escenarios tácticos, la complejidad del campo de batalla moderno todavía presenta muchos desafíos, muchos de los cuales no pueden resolverse con recursos informáticos estándar en el futuro previsible. Su implementación práctica depende de las esperanzas puestas en la investigación futura relacionada con las computadoras cuánticas.

El papel de la autonomía y la automatización en la guerra

La autonomía y la automatización jugarán inevitablemente un papel crucial en las operaciones militares futuras. Esto cambiará fundamentalmente el arte operacional y la táctica, y estará plenamente integrado en el mando y control en muchas áreas. Los sistemas autónomos permitirán realizar misiones complejas con mayor eficiencia, menores costos económicos y menor riesgo para el personal humano. Sin embargo, esto abre una nueva dimensión de desafíos y problemas que los departamentos de defensa nunca han enfrentado antes. Los ejércitos que lleguen tarde a dominar esta transformación podrían fácilmente quedar "descalificados" tanto del campo de batalla futuro como de la cooperación con socios significativamente más avanzados.

Uno de los principales problemas radica en la gestión efectiva de un número extremo de entidades tácticas, particularmente en un entorno con comunicaciones limitadas (denegadas). Este problema lleva a promover tecnologías avanzadas de control autónomo, arquitecturas organizativo-control distribuidas y la introducción de plena autonomía en algunas áreas del despliegue operativo de tecnologías de defensa. Sin embargo, este paso requiere una cuidadosa consideración de las implicaciones éticas, legales y operativas, incluyendo asegurar que la integración de autonomía y automatización sea consistente con los valores y objetivos sociales establecidos, lo que puede limitar significativamente la efectividad final de determinadas tecnologías y sin duda será objeto de mucho debate y compromiso.

Uno de los componentes clave de este proceso es generar confianza en las tecnologías avanzadas, especialmente los sistemas autónomos, mediante exhaustivas pruebas y evaluaciones operativas (OT&E). El sector militar suele ser altamente conservador, y construir confianza en tecnologías nuevas y revolucionarias lleva tiempo. Cualquier error o fallo puede resultar en un serio retraso en el proceso de implementación o en el rechazo de la tecnología seleccionada, lo que se agrava por las perspectivas menos prometedoras en el área de recursos humanos en muchos ejércitos. En cualquier caso, la automatización integral de sistemas, componentes y recursos militares, incluido el mando y control, parece inevitable para sobrevivir en el campo de batalla del futuro.

Cooperación internacional

La cooperación internacional y la estandarización en el ámbito militar son esenciales para crear un marco coherente y eficaz para operaciones multinacionales conjuntas, ya que las coaliciones de estados más débiles generalmente no tienen otra forma de contrarrestar eficazmente a un enemigo más fuerte. Organizaciones como la OTAN han profesionalizado estos esfuerzos, desarrollando normas, procedimientos y tecnologías estandarizadas que los países miembros se han comprometido a seguir, facilitando así la interoperabilidad y cooperación mutuas. Sin embargo, lograr incluso una estandarización básica es un proceso complejo y largo que implica muchos obstáculos. A pesar de estos desafíos, la búsqueda de estandarización en la cooperación militar internacional sigue siendo una prioridad clave y continuará siéndolo en el futuro, ya que fortalece significativamente la capacidad colectiva de los ejércitos en coalición para responder de manera coordinada y eficaz a los desafíos de seguridad global.

Conclusión

Los resultados de los avances tecnológicos actuales indican que los campos de batalla futuros probablemente diferirán significativamente del concepto tradicional de "línea del frente" del entorno operativo moldeado por enfoques doctrinales y factores geográficos y climáticos del siglo XX. Al observar las tendencias y previsiones actuales centradas en la eficiencia y la “economía” de la guerra, podemos esperar que el campo de batalla futuro integre una enorme cantidad de sistemas tecnológicos avanzados con importantes vínculos con el dominio operacional cibernético y un desbordamiento hacia las áreas de operaciones informativas y psicológicas.

Estos factores inevitablemente llevarán a la transformación de un entorno operacional altamente dinámico y complejo en el que podemos esperar un aumento de las amenazas no convencionales, el surgimiento de actores no estatales, una hibridación más intensa de las guerras futuras, una combinación de conflictos simétricos y asimétricos, y la rápida expansión del campo de batalla no solo a países vecinos sino también a estados más distantes gracias a la interconectividad global.

Además, la probabilidad de un conflicto global crece constantemente, y con el desarrollo del entorno de seguridad global, no parece haber una reversión inminente de esta tendencia. Esto conduce a una necesidad sin precedentes de desarrollar fuerzas armadas que respeten los principios de alta flexibilidad, avance tecnológico y enfoques no convencionales para resolver los desafíos futuros. Dado que gran parte del segmento de tecnología militar se superpone significativamente con las aplicaciones civiles, existe una fuerte suposición de que los avances en tecnología militar influirán rápidamente en las áreas civiles y viceversa, es decir, que el aumento de los presupuestos de defensa debería tener un impacto positivo secundario en la sociedad en su conjunto.

La experiencia histórica muestra claramente que el grado de diferencia en la sofisticación de las tecnologías utilizadas determina el resultado. Si la diferencia es tan grande que no puede compensarse de ninguna manera —por ejemplo, mediante superioridad numérica o un entorno operativo favorable—, entonces el ganador se decide de antemano. Es natural que todo ejército que se tome en serio su misión quiera seguir este camino, razón por la cual las tecnologías avanzadas se han convertido en una de las áreas centrales de competencia entre los ejércitos avanzados del mundo, y el Ejército Checo no debería quedarse al margen.

Autor: coronel Jan Mazal, teniente coronel Jiří Novotný

EA: El RIM 21 entrena en el glorioso Pulmarí



Ejercicios en la cordillera neuquina





El Regimiento de Infantería de Montaña 21 realizó ejercicios de nivel sección en el campo de instrucción Pulmarí, con el objetivo de incrementar la capacidad operacional en el ambiente geográfico particular de montaña.

Pulmarí es un sitio histórico debido a la victoria del Ejército Argentino sobre fuerzas del Ejército de Chile actuando en conjunto con indios araucanos en 1883.


miércoles, 30 de abril de 2025

SPM: M1129 MCV-B Stryker

Mortero autopropulsado basado en Stryker M1129 MCV-B



Mortero autopropulsado M1129 en posición


A principios de la década de 1129, el Ejército estadounidense adoptó la familia Stryker de vehículos blindados con ruedas. Dentro de esta línea, se construyeron vehículos de combate y apoyo para diversos fines sobre un chasis unificado. En particular, la nueva línea incluía el mortero autopropulsado MXNUMX MCV, que combinaba facilidad de uso, alta movilidad y buenas características de fuego.

Dos opciones

Ya en la fase de formulación del proyecto técnico, se determinó que la futura familia Stryker consistiría en vehículos para diversos fines. El Pentágono propuso desarrollar vehículos blindados de transporte de personal, vehículos de mando y reconocimiento, así como diversas variantes de vehículos de apoyo de fuego, incluyendo un mortero autopropulsado, sobre una base común. El principal desarrollador de estos proyectos fue General Dynamics Land Systems (GDLS).

En las primeras etapas de diseño, en la década de 1990, el Vehículo de Transporte de Mortero (MCV) se concibió únicamente como un vehículo para el transporte de dotaciones de mortero con blindaje y armas para defensa propia. El vehículo, cuyo nombre en código era MCV-A, estaba destinado únicamente a transportar un mortero y tropas. Para utilizarlo, la tripulación debía descargar el arma y depositarla en tierra. Esta versión del vehículo de combate presentaba evidentes inconvenientes y fue rápidamente abandonada.

En este sentido, comenzó el desarrollo de la segunda versión del mortero autopropulsado, conocida como MCV-B. En esta ocasión, se planeó crear un vehículo de combate completo con armamento de mortero integrado y dispositivos asociados. A diferencia del proyecto anterior, este se desarrolló y se llevó a cabo con éxito.


Preparación de armas para su uso en combate

El trabajo de diseño experimental del MCV-B se llevó a cabo a principios de la década de 2000. En la primera mitad de la década, se fabricaron prototipos de morteros autopropulsados, que posteriormente se sometieron a las pruebas necesarias. A pesar de algunas deficiencias, el nuevo equipo demostró sus mejores cualidades.

Técnica en las filas

Tras las pruebas, se recomendó la adopción del mortero autopropulsado MCV-B. En esta etapa, se le otorgó la designación oficial M1129. Además, se emitió un pedido para la producción en serie del nuevo equipo. Al igual que con otros vehículos de la familia Stryker, la producción se confió a GDLS y a varios subcontratistas.

El primer lote de morteros autopropulsados se fabricó a finales de 2004 y 2005, y pronto se envió al ejército. En la primavera de 2005, entró en servicio con el 172.º Grupo de Brigada Stryker. Durante las semanas siguientes, comenzaron los envíos de los siguientes lotes de equipo para esta y otras unidades.

Según los datos disponibles, la producción del mortero M1129 continuó hasta finales de la década de 450. En total, se construyeron al menos 450 unidades, lo que correspondía a las necesidades de la estructura organizativa y de personal existente en el ejército.


Carga manual de un mortero desde la boca del cañón

Los vehículos de combate tipo M1129 fueron diseñados para su uso en las brigadas de nueva imagen (Equipo de Combate de Brigada, BCT). Se asignaron a batallones de infantería y escuadrones de reconocimiento (compañías) dentro del BCT. Un batallón de infantería contaba con 10 vehículos de combate, que se dividían en varios pelotones de morteros. A los escuadrones de reconocimiento se les asignaban 6 morteros. Los vehículos de combate para compañías y batallones diferían ligeramente en su equipamiento, pero por lo demás eran idénticos.

En agosto de 2005, los morteros de la 172.ª Brigada se desplegaron en Irak. Esta fue la primera vez que los M1129 se desplegaron en una operación militar real. Los morteros y sus tripulaciones no tuvieron que quedarse inactivos. Se pusieron rápidamente a trabajar en diversas misiones de fuego. Durante el mismo período, otra unidad envió sus MCV-B a Afganistán.

En la década de 1910, la familia de vehículos Stryker se modernizó bajo el programa DVH A1129. Se le incorporó un nuevo motor y otras unidades, además de protección adicional contra detonaciones. En el marco de este proyecto, se reconstruyeron alrededor de cien morteros autopropulsados. Tras la modernización, el M1252 recibió la nueva designación M1AXNUMX.

Características técnicas

El mortero autopropulsado M1129 MCV-B se basa en el chasis Stryker de serie. En esencia, utiliza un modelo básico de vehículo blindado de transporte de personal con todas las unidades principales, pero sin el compartimento estándar para tropas y con algunas modificaciones.


Disparo

Al ser convertido en un vehículo de una clase diferente, el Stryker BTR conservó el casco blindado existente, que lo protege contra balas y metralla, y es compatible con módulos adicionales. La disposición general se mantuvo igual. El motor, como antes, se ubica en el morro del casco, y las unidades de transmisión, en su parte inferior. El compartimento de combate se organizó en lugar del compartimento de tropas. Allí se ubicaron las armas y las unidades asociadas.

El MCV-B tiene una longitud total de aproximadamente 7 m, una anchura de 2,7 m y una altura (hasta el techo) de 2,6 m. Su peso en combate es de 16,5 toneladas. El vehículo conserva un motor diésel Caterpillar C7 de 350 CV. Gracias a esto, la movilidad y la capacidad todoterreno se mantuvieron al nivel del modelo base y otros vehículos de la familia.

El compartimento de combate alberga el sistema de mortero Cardom, desarrollado por la empresa israelí Soltam Systems. Se trata de una plataforma giratoria con una parte basculante y dispositivos antirretroceso, sobre la que se monta un mortero de un modelo compatible. Esta instalación permite al vehículo de combate disparar en un sector horizontal de 110° a derecha e izquierda del eje longitudinal. La guía vertical oscila entre +48° y +85°.

El M1129 está equipado con un mortero de avancarga de ánima lisa de 120 mm, el M120, una versión con licencia estadounidense del producto israelí Soltam K6. En la instalación Cardom solo se instala el cañón del mortero, sin dispositivos adicionales. El vehículo de combate no cuenta con bípode ni placa de soporte. No se permite desmontar el mortero para su uso como mortero portátil o transportable.



El M120/K6 puede utilizar toda la gama de proyectiles de mortero de la OTAN de 120 mm para diversos fines. Su munición principal son minas de fragmentación de alto explosivo no guiadas. Simultáneamente, se ha desarrollado y producido munición de otros tipos y propósitos, incluyendo munición guiada. El compartimento de combate tiene capacidad para 35 proyectiles.

Junto con la instalación Cardom, el vehículo de combate MCV-B recibió un sistema completo de control de tiro. Un ordenador para el procesamiento de datos, equipos de comunicación y actuadores están instalados a bordo. El mortero autopropulsado es capaz de realizar levantamientos topográficos en modo automático y semiautomático, recibir datos del objetivo, calcular datos de disparo y apuntar.

Los vehículos de combate utilizados en batallones de infantería cuentan con armamento de mortero adicional. Dependiendo de la afiliación de la unidad, el M1129 puede equiparse con un mortero M252 de 81 mm o un M224 de 60 mm. En ambos casos, el mortero adicional se transporta desmontado y se utiliza únicamente desde tierra. Los escuadrones de reconocimiento se conforman con el mortero principal de 120 mm.

El mortero K6 o M120, según el modo de disparo y la munición empleada, alcanza un alcance máximo de 7-7,2 km. La cadencia de tiro máxima, con una tripulación experimentada, alcanza los 7-8 disparos/min. Durante disparos prolongados, no supera los 3-4 disparos/min. El armamento adicional MCV-B tiene características inferiores.


Un vehículo de combate M1129 en posición de replegamiento (en primer plano). Se ve el mortero mientras está replegado para su transporte.

La tripulación del mortero autopropulsado M1129 está compuesta por cinco personas: un conductor, un comandante, un artillero y dos cargadores. Durante el disparo, el artillero y los cargadores se encuentran en el compartimento de combate y operan directamente el mortero.

Escala y resultados

En su momento, el Ejército estadounidense creó un gran número de brigadas de ataque y construyó para ellas la correspondiente cantidad de vehículos blindados de la nueva familia. En particular, se fabricaron más de 400 morteros autopropulsados M1129 MCV-B con cañones de 120 mm para proporcionar fuego de apoyo.

Actualmente, estos vehículos se encuentran entre los más numerosos de su clase en el Ejército estadounidense. Continúan utilizándose y demostrando sus capacidades en diversos ejercicios. En general, se trata de una experiencia positiva de operación y combate.

Hay motivos para creer que los M1129 y M1252A1 permanecerán en servicio en el futuro previsible. El Ejército estadounidense continuará operándolos y, de ser necesario, realizará reparaciones y mejoras. No abandonará este tipo de equipo en las condiciones actuales. Sin embargo, tarde o temprano, los Stryker con morteros agotarán su vida útil y tendrán que ser dados de baja. Aún se desconoce qué reemplazará a los actuales vehículos blindados MCV-B.

    Kirill Ryabov
    El Departamento de Defensa de los Estados Unidos




Kalashnikov: Disparando el Micro Galil 5.56

martes, 29 de abril de 2025

La evolución de las Fuerzas Especiales: Desde la SGM al combate urbano moderno

Estructura y roles de los equipos de Fuerzas Especiales: Análisis militar argentino

Introducción

Descubre la organización y funciones de los equipos de Fuerzas Especiales, su estructura y los roles clave dentro de estas unidades de élite. Analizaremos cómo operan unidades como los Comandos, la Agrupación de Fuerzas de Operaciones Especiales (AFOE) y la Compañía de Comandos 601, explorando sus responsabilidades, habilidades necesarias y desafíos operacionales.

Las Fuerzas Especiales, también conocidas como Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE), están compuestas por unidades altamente entrenadas para llevar a cabo operaciones no convencionales, incluyendo acciones directas, contraterrorismo, guerra irregular y reconocimiento especial. Estos equipos operan fuera de la estructura militar convencional y están diseñados para ser altamente flexibles y adaptables en un entorno de combate dinámico.

Estructura de los equipos de Fuerzas Especiales

Los equipos de Fuerzas Especiales argentinas están organizados en pequeñas unidades altamente cohesionadas, generalmente compuestas por 6 a 15 efectivos, dependiendo de la misión y la unidad específica. Están diseñados para ser autosuficientes y operar de manera independiente en diversos entornos operacionales.

Roles claves en un equipo de Fuerzas Especiales

Un equipo de Fuerzas Especiales suele estar compuesto por los siguientes especialistas en el caso de las fuerzas norteamericanas típicas:

  • Jefe de Equipo (Team Leader): Oficial a cargo de la unidad, responsable de la planificación y ejecución de las misiones, así como del mando y control en el campo de operaciones.
  • Segundo Jefe de Equipo (Assistant Team Leader): Sustituye al Jefe de Equipo en su ausencia y apoya en la planificación y ejecución de las misiones.
  • Sargento de Operaciones (Operations Sergeant): Encargado de la ejecución táctica de las misiones, incluyendo reconocimiento, emboscadas, infiltración y asaltos directos.
  • Sargento de Comunicaciones (Communications Sergeant): Especialista en sistemas de comunicaciones tácticas y cifrado, garantizando la conectividad con unidades superiores y aliadas.
  • Sargento de Inteligencia (Intelligence Sergeant): Responsable de la obtención, análisis y procesamiento de información táctica, apoyando la toma de decisiones y la planificación operativa.
  • Sanitario de Combate (Combat Medic): Especialista en atención médica de combate, con conocimientos avanzados en trauma, cirugía de emergencia y evacuación médica en zonas de combate.
  • Sargento de Armamento (Weapons Sergeant): Responsable del arsenal del equipo, incluyendo fusiles de precisión, ametralladoras, lanzagranadas y armamento especializado.
  • Especialista en Explosivos e Ingeniería (Engineer): Encargado de explosivos, demoliciones, trampas explosivas, fortificaciones y técnicas de sabotaje.


Funciones de los equipos de Fuerzas Especiales

Las Fuerzas Especiales argentinas están entrenadas para cumplir misiones estratégicas y de alto riesgo, entre las que se destacan:

Operaciones Especiales

  • Contraterrorismo (Counterterrorism): Neutralización de grupos terroristas, rescate de rehenes y eliminación de objetivos de alto valor.
  • Acción Directa (Direct Action): Ataques quirúrgicos contra infraestructura enemiga, asaltos a objetivos de alto valor, y sabotajes en líneas logísticas o de comunicaciones.
  • Reconocimiento Especial (Special Reconnaissance): Infiltración en territorio hostil para recopilación de inteligencia, identificación de blancos estratégicos y evaluación del enemigo.
  • Guerra No Convencional (Unconventional Warfare): Entrenamiento y apoyo a fuerzas irregulares en tácticas de guerra de guerrillas, sabotaje y subversión.
  • Defensa Interna en el Extranjero (Foreign Internal Defense): Capacitación y asesoramiento de fuerzas militares y de seguridad extranjeras en operaciones contra insurgencia y seguridad nacional.

 

Habilidades necesarias en las Fuerzas Especiales

Para integrar y triunfar en un equipo de Fuerzas Especiales, los operadores deben poseer una combinación de capacidades físicas, técnicas y tácticas avanzadas, incluyendo:

Condición física extrema: Resistencia para soportar operaciones prolongadas bajo condiciones climáticas adversas.
Conocimientos en idiomas extranjeros: Especialmente en inglés y portugués, vitales para cooperación internacional y misiones en el exterior.
Manejo de explosivos y armamento especializado: Uso de armas de precisión, sistemas de demolición y técnicas de sabotaje.
Dominio de tácticas de combate: Técnicas avanzadas de patrullaje, infiltración, emboscadas y combate en zonas urbanas y selváticas.
Habilidades de liderazgo: Capacidad de tomar decisiones estratégicas bajo presión y liderar equipos en entornos de alta hostilidad.

Desafíos de los equipos de Fuerzas Especiales

Los operadores de Fuerzas Especiales enfrentan desafíos extremos en cada misión, tales como:

Operaciones de alto riesgo: Exposición constante a combates en entornos hostiles.
Entornos impredecibles: Misiones en terreno enemigo, con condiciones climáticas y geográficas adversas.
Recursos limitados: Operaciones con equipamiento mínimo, obligando a improvisar y adaptarse constantemente.
Barreras culturales y lingüísticas: Misiones en países con idiomas y costumbres desconocidas.
Desgaste físico y mental extremo: Privación del sueño, agotamiento y estrés constante en misiones prolongadas.

Entrenamiento y selección en las Fuerzas Especiales Argentinas

El proceso de selección y formación en las Fuerzas Especiales es rigurosamente exigente, incluyendo:

🔥 Curso de Comandos: Entrenamiento extremo en supervivencia, combate cuerpo a cuerpo, infiltración y guerra irregular.
🔥 Curso de Paracaidismo Militar: Dominio de técnicas de salto HALO/HAHO y lanzamiento en zonas hostiles.
🔥 Entrenamiento en explosivos y demoliciones: Manejo de cargas explosivas, trampas y sabotaje de infraestructura.
🔥 Instrucción en combate urbano y rural: Técnicas de asalto, infiltración y guerra en espacios cerrados.
🔥 Operaciones anfibias y de buceo táctico: Misiones de reconocimiento, incursión y sabotaje desde el agua.

Las Fuerzas Especiales argentinas representan el máximo nivel de profesionalismo militar, diseñadas para operar en entornos hostiles y en misiones estratégicas de alto impacto. Su éxito radica en su adaptabilidad, entrenamiento extremo y habilidades tácticas avanzadas.

A pesar de los desafíos físicos, mentales y operacionales, estas unidades siguen demostrando su eficacia en el campo de batalla, asegurando su lugar como el componente de élite del Ejército Argentino y la Infantería de Marina.

Cuando la misión exige lo imposible, los hombres de las Fuerzas Especiales están ahí para cumplirla. 🔥👊



EA: Se incorporan vehículos ligeros Polaris MRZR