martes, 16 de diciembre de 2025

Teoría de la guerra: ¿Qué es la guerra asimétrica?

¿Qué es la guerra asimétrica?

por Brian Colwell || Fuente






El término guerra asimétrica se usa con frecuencia para describir lo que también se conoce como guerra de guerrillas, insurgencia, terrorismo, contrainsurgencia y antiterrorismo; en esencia, un conflicto violento entre una fuerza militar formal y un oponente informal, con menos recursos, menos personal y apoyo, pero con gran resiliencia. Es una forma de guerra irregular. A lo largo del tiempo, se han usado distintos términos para intentar definir este tipo de conflictos: conflicto de baja intensidad, operaciones militares distintas de la guerra, guerra de cuarta generación, guerra irregular, entre otros.

¿Cuál es el problema?

Aunque la guerra actual adoptó nuevas formas y se desarrolló a niveles inéditos, esta modalidad no es nueva, ni lo son muchas de sus tácticas. El concepto de guerra asimétrica existe desde hace siglos. Según Sun Tzu, toda guerra es asimétrica, ya que se basa en explotar las fortalezas del enemigo mientras se ataca sus debilidades. Los griegos usaban la falange para vencer a enemigos montados; Aníbal fingía retirarse para luego envolver a sus adversarios en un doble movimiento y vencer a los romanos. Cada vez que una táctica o invención cambiaba el equilibrio de poder entre dos ejércitos o imperios, surgía una asimetría que definía el resultado.

Lo que sí es nuevo es que este tipo de guerra hoy tiene alcance global, y potencias como Estados Unidos y sus aliados se encontraron poco preparados para enfrentarlo.

“Esta es otra forma de guerra, nueva en su intensidad, antigua en su origen: guerra de guerrillas, subversivos, insurgentes, asesinos, guerra por emboscada en lugar de combate directo; por infiltración en lugar de agresión, buscando la victoria desgastando y agotando al enemigo sin enfrentarlo directamente... Se alimenta del malestar económico y los conflictos étnicos. Exige, en los contextos donde debemos hacerle frente —y estos serán los desafíos que tendremos en la próxima década si queremos preservar la libertad— una estrategia completamente nueva, una fuerza totalmente distinta y, por ende, un nuevo y distinto tipo de entrenamiento militar.”
John F. Kennedy, discurso en West Point, 1962

Los cuatro elementos de la guerra asimétrica

La guerra asimétrica se basa en una ecuación que incluye: amenaza asimétrica, operaciones asimétricas, asimetría cultural y costo asimétrico.



1. Amenaza asimétrica

Terrorismo

El terrorismo abarca todas sus formas actuales: ataques suicidas, atentados masivos como el del 11-S, asesinatos políticos, ataques biológicos como los sobres con ántrax, y otros. El objetivo es provocar un impacto horroroso. En la era de la información, su efectividad aumentó porque el mensaje se difunde de manera instantánea y global. Para un terrorista, el efecto psicológico es más importante que el número de muertos. Las redes terroristas pueden operar con una estructura de mando descentralizada y no necesitan el apoyo de la población para actuar.

Insurgencia

A diferencia del terrorismo, la insurgencia es una guerra revolucionaria que depende por completo del apoyo de la población. El pueblo es tanto el medio como el objetivo. Por ejemplo, en Irak se identificaron al menos 17 grupos insurgentes y cuatro organizaciones terroristas, muchas enfrentadas entre sí. Bin Laden, por su parte, actuaba más como un insurgente transnacional que como un terrorista, buscando respaldo popular para su causa.

Operaciones de información

Según Galula, en Warfare and Counterinsurgency, la mayor arma del insurgente es una idea. Esa idea se convierte en soldados, apoyo, influencia. La propaganda, las mentiras y las conspiraciones son herramientas comunes del enemigo, cuyo objetivo es generar desconfianza entre la población objetivo y el poder establecido, como sucedió tras la publicación de caricaturas de Mahoma en Dinamarca.

Amenazas disruptivas

El simple hecho de generar caos es, en sí mismo, un objetivo válido para el enemigo asimétrico. A veces ni siquiera necesita actuar: basta con una amenaza creíble. El impacto suele ser más psicológico que físico. Ejemplo: después del 11-S, Estados Unidos perdió miles de millones de dólares por la interrupción del tráfico aéreo. Y ha gastado mucho más en prevenir otro ataque similar que en identificar nuevas vulnerabilidades.

Amenazas desconocidas

Un enemigo asimétrico puede usar prácticamente cualquier medio para lograr sus objetivos. Aunque cosas como el crimen, el narcotráfico o las catástrofes naturales no son amenazas asimétricas en sí, pueden ser aprovechadas como herramientas por estos enemigos. Atacar estas herramientas en lugar de identificar al verdadero enemigo puede generar simpatía hacia su causa por parte de la población.

2. Operaciones asimétricas

Las operaciones asimétricas son acciones ofensivas ejecutadas por el lado más fuerte, aplicando un “giro asimétrico” a las herramientas del poder nacional: diplomacia, información, fuerza militar y economía (modelo DIME).

Diplomacia

Aunque los enemigos asimétricos suelen ser actores no estatales, la diplomacia sigue siendo clave. El Departamento de Estado de EE. UU. debería estar preparado para llegar directamente a poblaciones objetivo, más allá de los gobiernos.

Información

La guerra de la información no se limita a operaciones psicológicas militares. Cada declaración pública de un funcionario tiene impacto global. Las acciones (o la inacción) pesan más que las palabras. Los mensajes son más creíbles cuando provienen de líderes locales. Y un error puede hacer retroceder todo un esfuerzo diplomático. La coordinación, la coherencia y la sensibilidad cultural son fundamentales.

Militar

Las fuerzas especiales estadounidenses históricamente se encargaban de operaciones como la contrainsurgencia, la defensa interna extranjera y el reconocimiento especial. Hoy, todo el ejército se está adaptando a estas misiones. La contrainsurgencia se volvió central, pero aún falta que otras agencias federales comprendan su papel en ella.

Económico

El desarrollo y la reconstrucción son herramientas económicas cruciales. La población objetivo necesita ver beneficios concretos de apoyar al bando con ventaja asimétrica. La coordinación entre los distintos niveles de operación —diplomático, militar, informativo y económico— es esencial.

Explotar la ventaja asimétrica

El bando con superioridad (tecnológica, económica, militar o de inteligencia) debe aprender a usarla eficazmente. No basta con tenerla.

3. Asimetría cultural

Esta es una de las dimensiones más difíciles de comprender, pero también una de las más importantes. La guerra asimétrica gira en torno a la población, por lo que entender su cultura es vital.

Valores

Lo que para Occidente es una atrocidad (como los atentados suicidas), para otros puede verse como un sacrificio legítimo. Aunque no se justifiquen, es fundamental entender qué lleva a alguien a actuar así.

Normas

La concepción occidental distingue claramente entre combatientes y civiles. Pero en otras culturas, esa línea es difusa. Por ejemplo, un terrorista puede considerar a las víctimas del 11-S como culpables por participar del sistema económico que combate.

En muchas culturas, la lealtad vale más que la honestidad. Para un soldado occidental, mentir por proteger a un insurgente puede parecer inmoral; para el poblador local, es una cuestión de honor.

Reglas

El enemigo asimétrico no está atado a las Convenciones de Ginebra. Ataca civiles, usa imágenes impactantes y recurre a tácticas terroristas sin limitaciones éticas o legales. Hay que planificar considerando que ninguna atrocidad está fuera de su alcance.

4. Costo asimétrico

Galula ya lo explicaba en 1964: un insurgente puede volar un puente por poco dinero, pero el Estado debe protegerlos todos. Esta disparidad se refleja también en los costos de proteger aeropuertos, filtrar el correo, garantizar servicios públicos, etc.

Activos en juego

Mientras que un Estado tiene territorio, población e intereses que proteger, un actor no estatal puede no tener nada que perder. Su único activo es su idea.

Costo de defender

Un insurgente puede esperar y elegir cuándo atacar. Para ser efectivo, el contraataque requiere una fuerza diez veces mayor. Eso se traduce en dinero, logística y desgaste político.

Costo de actuar o no actuar

La omisión puede ser tan perjudicial como una acción mal ejecutada. Reaccionar adecuadamente ante un desastre natural —como el tsunami de 2004 o el terremoto de Pakistán en 2005— puede fortalecer el prestigio y la influencia más que cualquier acción militar.

Guerra de información y costos

Mientras el enemigo puede construir su narrativa con rumores o conspiraciones, el bando occidental necesita respaldarse en hechos. Y cualquier falla —como no restablecer la electricidad en un pueblo— puede ser usada por el enemigo como prueba de incapacidad o castigo divino.

Reflexión final

La guerra asimétrica es uno de los mayores desafíos actuales para las fuerzas militares y diplomáticas. Requiere un cambio de mentalidad: de medir el éxito por logros militares a comprender que la población es el verdadero centro de gravedad.

Las cuatro dimensiones —amenaza, operaciones, cultura y costos— están profundamente conectadas. Ignorar una debilita las demás.

Y quizás la lección más importante: la victoria en una guerra asimétrica no se ve como en las guerras tradicionales. No se trata de conquistar, sino de convencer. No se trata de vencer al enemigo, sino de ganar el respaldo de la gente.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario