lunes, 1 de abril de 2013

Malvinas: Operación Georgias

Operación Georgias 


Imagen satelital de las islas Georgias del Sur tomada por la NASA 

Fecha 3 de abril de 1982 
Lugar Grytviken, islas Georgias del Sur 
Resultado La Argentina toma el control de Puerto Leith y de Grytviken 
Beligerantes 
Argentina vs. Reino Unido 
Comandantes 
Capitán Carlos Trombetta vs. Teniente Keith Paul Mills 
Fuerzas en combate 
Argentina: 40 infantes de marina y el destructor ARA Guerrico
UK: 22 infantes de marina y HMS Endurance 
Bajas 
Argentina: 3 muertos, 9 heridos, 1 corbeta dañada, 1 helicóptero derribado
UK: 1 herido, 22 prisioneros 

La Operación Georgias fue el nombre en código utilizado por las Fuerzas Armadas de Argentina para designar a las operaciones de ocupación de las islas Georgias del Sur al comienzo de la Guerra de las Malvinas en 1982. 
La invasión de las Georgias del Sur tuvo lugar el 3 de abril de 1982, cuando fuerzas navales argentinas tomaron el control de la isla Georgia del Sur (renombrada como isla San Pedro) después de rendir a un pequeño grupo de infantes de marina del Reino Unido en Grytviken. La intervención argentina comenzó el 19 de marzo de 1982 cuando un grupo de obreros civiles arribaron a Puerto Leith a bordo del transporte ARA Bahía Buen Suceso (B-4), izando la bandera argentina. Algunos infantes de marina argentinos se habían infiltrado entre los obreros, presentándose como científicos civiles.[1][2] 


Buque polar HMS Endurance en Mar del Plata en febrero de 1982, poco antes de su intervención en las Georgias. 

Los obreros argentinos en las Georgias del Sur 

Los contratos de Davidoff 
En septiembre de 1979, el empresario argentino Constantino Davidoff, director de la empresa Georgia del Sur S.A. y especializado en negocios con chatarra, firmó un contrato con la empresa Christian Salvensen Co. de Edimburgo, por el cual adquirió el derecho a retirar los restos de las antiguas instalaciones balleneras abandonadas en los puertos: Leith, Stromness y Husvik, en las islas Georgias del Sur.[3] 
Davidoff gestionó en la embajada británica en Buenos Aires el servicio del buque polar HMS Endurance con el fin de transportar a las islas el personal y equipos necesarios para desmantelar las instalaciones. Como los británicos no aceptaron el pedido de utilización del HMS Endurance, en agosto de 1981 Davidoff solicitó permiso al Ministerio de Relaciones Exteriores y a la Armada Argentina para contratar pasajes en las naves de transporte antártico. Sabiendo de la decisión del gobierno británico de retirar del servicio en el Atlántico Sur al HMS Endurance y previendo la posible evacuación de Grytviken, la Armada firmó un acuerdo con Davidoff que le permitía arribar a las islas al menos dos veces al año.[4] 

Proyecto y Operación Alfa 
En septiembre de 1981 la Armada concibió un plan para aprovechar el negocio de Davidoff en las Georgias del Sur y así establecer una base secreta en ese territorio disputado. Esta acción fue denominada con el nombre en código de Proyecto Alfa.5 El plan consistía en infiltrar militares entre los obreros, con la excusa de que eran científicos. Una vez que el HMS Endurance se hubiera retirado del Atlántico Sur, a partir de abril se le unirían 14 infantes de marina embarcados en un buque destinado a restablecer bases antárticas argentinas, los que establecerían una base militar permanente en las Georgias del Sur. Esa base contaría con la ayuda del invierno, que impediría las medidas que los británicos pudieran tomar para su remoción.[4] 
Paralelamente al proyecto, en octubre de 1981 el comandante naval antártico recibió la orden del jefe de operaciones del Estado Mayor General de la Armada para estudiar un posible asentamiento de una base científica en alguna de las islas en disputa con el Reino Unido. Se preveía que la base podría ser instalada en la campaña antártica 1981-1982. Esa operativa recibió el nombre de Operación Alfa. A principios de diciembre se decidió que la base estaría ocupada por militares y no por civiles como se había previsto, debido a la necesidad de mantenerla en secreto. Se ordenó a la Agrupación de Comandos Anfibios alistar 1 oficial y 6 suboficiales. La misma medida se tomó con igual cantidad de buzos tácticos. 
El 29 de enero de 1981 comenzó el adiestramiento de los comandos y buzos designados, siendo su jefe el teniente Alfredo Astiz. Lo demás eran el teniente Carrilaff, 1 suboficial buzo, 1 suboficial enfermero, 5 cabos buzos y 5 cabos comandos anfibios. El 28 de febrero fueron embarcados en Ushuaia en el buque de la campaña antártica ARA Bahía Paraíso. Para que no interfiriera en sus planes sobre las Malvinas, el 16 de marzo el Comité Militar canceló la Operación Alfa, pero los comandos permanecieron embarcados preventivamente y partieron el 18 de marzo rumbo a las Orcadas del Sur acompañando a la campaña antártica del buque. 


ARA Almirante Irízar. 

Viajes de Davidoff 
El empresario comunicó a la embajada británica su viaje, sin solicitar permiso para hacerlo en el rompehielos, y el 16 de diciembre de 1981 zarpó con destino a las Georgias del Sur a bordo del rompehielos ARA Almirante Irízar (Q-5), para realizar un inventario de las instalaciones a desmantelar en la bahía Stromness. Llegó allí el día 21 y partió unos días después.6 El 23 de diciembre el magistrado británico de las Georgias del Sur descubrió rastros de la presencia argentina en Puerto Leith y lo comunicó al gobernador de las islas Malvinas Rex Hunt, quien lo retransmitió a Londres el 31 de diciembre. El gobierno británico ordenó a su embajada que presentara una nota de protesta por la violación de su soberanía por el desembarco no autorizado, pero el ministro de Relaciones Exteriores afirmó desconocer el incidente y el 9 de febrero hubo una nueva protesta formal que fue rechazada por la cancillería argentina el día 18.[7] 
Otro viaje argentino a las islas se produjo en febrero de 1982, cuando un rival comercial de Davidoff, el empleado bancario Adrián Marchessi, hizo una visita imprevista a Puerto Leith. Marchessi llegó a las instalaciones de Puerto Leith a bordo del Caiman, un yate registrado en Panamá, con el que había navegado desde Mar del Plata.8 Él se reportó en Grytviken, diciendo que era parte del esquema de Davidoff y dio a las autoridades británicas locales detalles de la inspección hecha por Davidoff en diciembre y aún de otros viajes argentinos en la década de 1970.[9] 

El izado de la bandera argentina 
El 18 de marzo de 1982 el ARA Bahía Buen Suceso arribó a Puerto Leith desembarcando a los obreros de Davidoff y sus equipos, sin pasar por Grytviken como exigía el gobierno británico. En esa fecha, la única presencia británica en Puerto Leith era un equipo del British Antarctic Survey (BAS). El 19 de marzo 4 miembros del BAS que se dirigían a bahía Carlita descubrieron al ARA Bahía Buen Suceso descargando equipos en Puerto Leith, con la bandera argentina flameando. Se hallaban desembarcadas unas 100 personas y habían ocupado un refugio del BAS. El líder del equipo del BAS, Trevor Edwards, se dirigió al capitán Briatore para comunicarle que su presencia era ilegal y que debían pasar por Grytviken, luego dio aviso al magistrado británico en King Edward Point. El comandante principal del BAS en Grytviken, Steve Martin, envió un mensaje al gobernador Hunt, quien consultó con Londres. El comandante exigió la remoción de la bandera argentina y el reembarque de los obreros. El comandante del ARA Bahía Buen Suceso respondió que la misión tenía la aprobación de la embajada británica en Buenos Aires[10] y ordenó arriar la bandera, pero no se presentó en Grytviken como exigían los británicos.[11] 
El 20 de marzo, la primera ministra británica Margaret Thatcher fue informada de lo sucedido. Como los argentinos no habían cumplido con las formalidades diplomáticas, el gobierno británico decidió intervenir en pequeña escala y el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido (Foreign Office) ordenó el envió del HMS Endurance con el objetivo de obligar a los operarios a arriar la bandera y evitar el desembarco de personal. El barco partió de Puerto Stanley el 16 de marzo con un complemento de 22 infantes de marina. 
El 21 de marzo la embajada británica realizó una protesta diplomática en Buenos Aires, solicitando al gobierno argentino el desalojo de los operarios.[12][13] El ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina, Nicanor Costa Méndez, respondió aparentando despejar la crisis, asegurando que el ARA Bahía Buen Suceso partiría pronto de las islas y que el incidente no tenía ningún consentimiento oficial.14 
El 22 de marzo por la mañana el ARA Bahía Buen Suceso partió de Puerto Leith. Sin embargo, por la tarde, un puesto de observación del BAS detectó la presencia de personal argentino y pasó la información a Londres. En consecuencia, el Foreign Office ordenó al HMS Endurance que evacúe cualquier personal argentino que permaneciera en las Georgias del Sur.[15] 

Operación Georgias 
El 23 de marzo, el Comandante del Grupo Naval Antártico,16 capitán de navío César Trombetta, al mando del ARA Bahía Paraíso (B-1) que se hallaba en las Orcadas del Sur, recibió órdenes del Estado Mayor General Naval de dirigirse a máxima velocidad a las islas Georgias del Sur, con la misión de evitar el desalojo del grupo de obreros argentinos de Davidoff por parte del HMS Endurance, salido a tal efecto desde las islas Malvinas. 
Los movimientos británicos se encontraron con una serie de contramedidas argentinas: las corbetas ARA Drummond (P-31) y ARA Granville (P-33) fueron desplegadas entre las Malvinas y las Georgias del Sur, quedando en posición de interceptar al HMS Endurance y rescatar cualquier personal argentino que llevara a bordo. 
El 24 de marzo el gobierno argentino comunicó a la prensa la presencia de los obreros en las Georgias del Sur, mientras que Astiz recibió la orden de "desembarcar el 25 de marzo a las 00:15 en Puerto Leith a fin de proteger obreros argentinos."[17] 
El ARA Bahía Paraíso arribó a Puerto Leith en la noche del 24 de marzo y desembarcó al grupo de 14 militares comandados por Astiz (Grupo Alfa), con armamento individual perteneciente al buque.[18] El ARA Bahía Paraíso permaneció en la zona y patrulló con sus helicópteros el área durante las horas subsiguientes. Las noticias procedentes del sur dieron cuenta de un inusual movimiento de buques de guerra de la Armada Argentina en el océano Atlántico Sur. Al llegar a Puerto Leith el HMS Endurance encontró anclado al ARA Bahía Paraíso, luego ambos barcos estuvieron persiguiéndose y escondiéndose alrededor de las islas hasta perder contacto entre ellos el 31 de marzo. 
Ante la perspectiva de un posible conflicto militar, el Foreign Office buscó lograr algún tipo de compromiso. Lord Carrington propuso a su contraparte Costa Méndez indultar a los obreros presentes en Puerto Leith, darles la documentación apropiada, la cual podría incluir el sellado de permisos temporales en vez de pasaportes, lo que era una concesión crucial para la posición argentina. La pretensión de la Argentina, sin embargo, era que la llegada de cualesquiera de sus ciudadanos a las Georgias del Sur debería seguir los procedimientos acordados en el tratado de comunicaciones de 1971. El gobernador Rex Hunt rechazó fuertemente esa extensión del acuerdo, válido solo para las islas Malvinas, y transmitió su preocupación al gobierno británico.[19][20] 
El plan británico era que el comandante del BAS, Martin, sería el responsable hasta que las fuerzas argentinas demostraran cualquier intención hostil, si eso ocurría, el teniente Keith Paul Mills tomaría el mando. 
El 28 de marzo de 1982, a las 10:57, el destructor ARA Santísima Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del comandante de la Fuerza de Tareas 40, embarcando a su comandante y al comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, general de división Osvaldo García, iniciando la Operación Rosario que concluyó con la rendición del gobernador británico de las Malvinas el 2 de abril. Ese mismo día fueron embarcados en Puerto Belgrano rumbo a las Georgias del Sur 40 infantes de marina al mando del teniente de navío Guillermo Luna, en la corbeta ARA Guerrico (P-2) (actual P-32), viajando precariamente y hacinados durante 4 días al no ser un buque con capacidad para el transporte de tropas y por las condiciones climáticas.[21] 
El 30 de marzo, cuando se hizo obvio que la invasión era inminente, el gobierno británico ordenó que el destructor HMS Antrim, seguido de otros dos buques de superficie y tres submarinos nucleares, se dirigieran a las islas Georgias del Sur para apoyar al HMS Endurance. El resto de las unidades de la marina británica se puso en alerta de cuatro horas. 
El 1 de abril el Estado Mayor General Naval recibió la Orden de Operaciones Nº 1/82 "S" para "ocupar Grytviken y mantener Leith a fin de asegurar el dominio de las islas Georgias", para lo que ordenó a la corbeta misilística ARA Guerrico, al mando del capitán de fragata Carlos Alfonso, unirse al ARA Bahía Paraíso, equipado con dos helicópteros de la Agrupación Antártica (1 Puma del Ejército Argentino, 1 Alouette (del Comando de Aviación Naval de la Armada Argentina) y un grupo de 40 infantes de marina al mando del teniente de navío Guillermo Luna que se unieron a las fuerzas de Astiz en Puerto Leith. Hasta esa fecha las Georgias del Sur no habían estado comprendidas en el Teatro de Operaciones Malvinas. 




Insignias de Alfredo Astiz en el Museo Imperial de Guerra en Londres. 

Con la unidades disponibles se formó el Grupo de Tareas 60.1, con César Trombetta como comandante, formado por las unidades:[22] 
60.1.1. Buque polar ARA Bahía Paraíso, al mando del capitán de fragata Ismael J. García. 
60.1.2. Corbeta ARA Guerrico, al mando del capitán de fragata Carlos Alfonso. 
60.1.3. Fracción del Batallón de Infantería de Marina N° 4 (BIM 4) con 40 hombres, al mando del teniente de navío Guillermo Luna. 
60.1.4. Dos helicópteros de la Agrupación Antártica: 1 Puma del Ejército y 1 Alouette del Comando de Aviación Naval de la Armada. 
60.1.5. Grupo de buzos tácticos y comandos anfibios (14 hombres), al mando del teniente de navío Alfredo Astiz. 

Como consecuencia de lo anterior, se sucedieron una serie de reuniones y conversaciones de alto nivel a fin de evitar la invasión argentina. La noche del día 1 de abril el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, se comprometió ante Thatcher a hablar con la Junta militar para evitar el ataque. No obstante, su conversación telefónica con Leopoldo Galtieri fue infructuosa.[23] 

Resistencia británica 


Bahía Cumberland con península y caleta Rey Eduardo y Grytviken. 

El 2 de abril 
El 2 de abril Astiz anunció a los argentinos que se hallaban en Puerto Leith que su país había recuperado las Malvinas.[13] Recibiendo la orden de ejecutar la Orden de Operaciones Nº 1/82 "S". 
Después de enterarse de la caída de Puerto Stanley, Mills tomó urgentes medidas: sus hombres fortificaron la playa en King Edward Point, cerca de la entrada de la bahía, con alambre y minas terrestres y prepararon defensas alrededor de los edificios del BAS. El HMS Endurance, que se hallaba algunas millas costa afuera, proporcionaba la comunicación entre el pequeño destacamento británico y Londres. Mills fue autorizado a abrir fuego en defensa propia después de realizar una advertencia. Una declaración posterior del gobierno británico dio instrucciones a los infantes de marina a "no resistir más allá del punto en donde las vidas se pudieran perder inútilmente".[24] 
Por las inclemencias del clima, la ARA Guerrico recién entró en la bahía Cumberland a las 17:00 de 2 de abril, por lo que los planes de las fuerzas argentinas para ese día en las Georgias del Sur se vieron frustrados y Trombetta los postergó para el 3 de abril. Esos planes consistían en el aterrizaje de las fuerzas especiales de Astiz en Hope Point, cerca de Grytviken, para asegurar el arribo de los equipos de las fuerzas terrestres, transportados por helicóptero. La ARA Guerrico debía proveer fuego naval fuera de la bahía, pero la llegada de la corbeta fue retrasada por una tormenta, luego, un nuevo curso de acción fue decidido para el día siguiente. De acuerdo al nuevo plan, el primer aterrizaje debía ser realizado por el helicóptero Alouette desde la ARA Guerrico, seguido por tres oleadas de infantes de marina en el Puma desde el ARA Bahía Paraíso. Después de enviar un mensaje de radio exigiendo la rendición de los británicos, Trombetta debía ordenar a la ARA Guerrico hacer un avance sobre la caleta Capitán Vago en donde se halla el puerto de Grytviken, justo enfrente a King Edward Point. La corbeta solo estaba autorizada a usar sus armas de fuego a pedido de las fuerzas de tierra. Los hombres de Astiz debían permanecer en la retaguardia a bordo del ARA Bahía Paraíso. Todas las fuerzas implicadas debían evitar las muertes enemigas todo el tiempo posible. [25] Freedman cree que Trombetta hizo esas provisiones pensando que se encontraría solamente con el equipo del BAS. Aparentemente, el descuido en ese punto se debió a la ausencia del HMS Endurance, lo que le hizo pensar que se ocuparía solamente de la gente del BAS, Trombetta ordenó a la corbeta ARA Guerrico acercarse a la costa, enviar al helicóptero Alouette en reconocimiento, y transportar al primer grupo de infantes de marina en el otro helicóptero, un Puma.[26] 
Durante la noche, los dos barcos argentinos establecieron contacto y permanecieron en aguas próximas, estando la corbeta en la bahía Stromness. 

El 3 de abril 
El 3 de abril a las 5:00 Luna recibió un mensaje naval comunicando que el HMS Endurance se hallaba en Grytviken con 22 infantes de marina. Sin embargo Trombetta pensaba que la zona de desembarco estaría libre de enemigos, lo que se hallarían en el buque polar. A la 7:35, con mejores condiciones climáticas, la corbeta arribó a Puerto Leith y trasbordó a los infantes de marina al ARA Bahía Paraíso, mientras que fueron reembarcados los comandos de Astiz, quedando los obreros protegidos en tierra por hombres del ARA Bahía Paraíso a las órdenes del teniente Cortez. 
A las 11:10 desde el ARA Bahía Paraíso se exigió la rendición de Grytviken con un mensaje en inglés, repetido 3 minutos después. El mensaje afirmaba que Rex Hunt se había rendido, no solamente en las Malvinas, sino que también en sus dependencias, lo cual era falso.13 El teniente Mills recibió y luego retransmitió el mensaje al HMS Endurance, con la intención de ganar tiempo. A la vez, invitó al personal del BAS a ponerse a cubierto dentro del local de la iglesia. Los soldados británicos no aceptaron la rendición. Para entonces, el Alouette sobrevolaba Grytviken informando que no se observaba posible resistencia y la ARA Guerrico hacía su primera entrada en la ensenada.[27] Según Mayorga, el capitán Carlos Alfonso, comandante de la corbeta, dudaba de exponerla en aguas tan estrechas. Mayorga también convalida la especulación de Freedman acerca de la presunciones incorrectas de Trombetta con respecto a presencia militar británica alrededor del puerto, citando un reporte oficial. Trombetta tenía también algunas reservas sobre la adecuada preparación para el combate de la corbeta,[28] puesto que ella había estado en dique seco hasta apenas unos días antes de salir de su base de origen en Puerto Belgrano.[29] 


Restos del helicóptero Puma argentino. 

Derribo del helicóptero 
A las 11:25 se ordenó a Grytviken que el personal de la base saliera a un lugar visible, avisando que habría un desembarco de infantería de marina y 10 minutos después desde la corbeta advirtieron la presencia de personal armado. 
El Puma puso en tierra al primer grupo de 15 infantes de marina argentinos (entre ellos el teniente Luna) con una ametralladora a las 11:41 en King Edward Point, en el lado opuesto de la casa Shackleton, en donde los marines reales estaban atrincherados. Para entonces, en la corbeta sabían que la zona de despliegue de los marines era en la orilla norte de la boca de la ensenada. La segunda oleada de infantes de marina salió desde el ARA Bahía Paraíso a bordo del Puma a las 11:47, formada por el teniente de corbeta Giusti con otros 14 infantes y una ametralladora. El comandante del grupo argentino ya en tierra, teniente Luna, pidió vía la ARA Guerrico –el no tenía comunicación directa con el ARA Bahía Paraíso - que la segunda oleada sea la que debía llegar en tercer término equipada con morteros de 60 mm, pero los infantes de marina ya estaban en vuelo. El aterrizaje tuvo lugar al este de la posición de Luna, bien a la vista del destacamento británico.30 El helicóptero estuvo al alcance de las armas de Mills y sus hombres en ese momento. La aeronave fue granizada por un intenso fuego de armas automáticas, pero el piloto pudo cruzar la bahía y aterrizó de emergencia el helicóptero en la costa sur de la misma, en la orilla opuesta a King Edward Point (o Punta Coronel Zelaya). Los conscriptos Mario Almonacid y Jorge Néstor Águila murieron y otros cuatro resultaron heridos, el resto quedó fuera de posición de combate, pero se abrió fuego con la ametralladora sobre el hospital, logrando herir a un marine en un brazo. Al mismo tiempo, las tropas de Luna comenzaron su marcha hacia la casa Shackleton, pero una vez abatido el helicóptero, los británicos dispararon sobre ellos fuego pesado.[13] En vista de eso, Luna requirió a la ARA Guerrico fuego de apoyo. 

Ataque a la ARA Guerrico 
La corbeta realizó luego su segundo avance sobre la ensenada y a las 11:55 abrió fuego. Para decepción de su comandante, las armas de 20 mm se atascaron después de su primer tiro, y con las de 40 mm solo pudo disparar seis andanadas. El cañón de 100 mm quedó inutilizado después del primer tiro. Completamente expuesto, el barco no tenía otra opción que la de alejarse y viró dentro de la caleta abriendo fuego con sus armas ubicadas en su otra banda. Los británicos dirigieron sus disparos sobre el barco a las 11:59. La corbeta fue golpeada por el fuego de armas ligeras y por un lanzacohetes antitanques Carl Gustav de 84 mm.31 Según Mills, sus hombres abrieron fuego desde una distancia de 550 m. El ataque mató al cabo primero de mar Patricio Guanca e hirió a otros cinco marineros, dañando cables de electricidad, un cañón de 40 mm, un lanzador de cohetes Exocet y el montaje del cañón de 100 mm. Cuando la corbeta pasó nuevamente frente a la posición enemiga para alejarse, volvió a recibir intenso fuego. Fuentes argentinas reconocen que más de 200 proyectiles impactaron en la corbeta.[32] 
Mientras tanto, el Alouette había transportando a los otros 10 infantes de marina, fuera del alcance de las armas británicas, pese a que era un helicóptero de reconocimiento y no de transporte de tropas.13 Mientras la averiada ARA Guerrico se dirigía fuera de la bahía, las tropas argentinas reasumían el intercambio de disparos con los marines de Mills.13 Una vez que se puso fuera del alcance de las armas de los británicos, desde las cercanías de la roca Hobart, la corbeta reanudó el fuego con sus cañones de 40 milímetros, reparados y nuevamente en servicio.33 Esto convenció a Mills de que todo estaba terminado y ordenó a sus marines cesar el fuego.13 Esto sucedió a las 12:48, según Mayorga.[33] A las 13:00 Mills se acercó a las posiciones argentinas agitando una capa blanca y se entregó, recibiendo la orden de hacer salir individualmente a sus subordinados.13 33 34 Mills y sus hombres fueron tomados en custodia por el grupo de Astiz, quien se había mantenido en reserva durante la batalla.13 A las 13:35 se informó que había sido arriada la bandera británica. El HMS Endurance despachó a uno de sus helicópteros Wasp a la bahía Cumberland. El helicóptero aterrizó allí y detectó a la corbeta argentina y al barco de transporte en la ensenada, pero no encontró señales de combate. El HMS Endurance permaneció en las aguas de las Georgias del Sur hasta el 5 de abril.[34] Por la tarde fueron apresados 13 civiles del BAS que se hallaban dispersos en las inmediaciones. A las 23 el Grupo Alfa reemplazó al teniente Cortez y sus hombres en la protección de los obreros en Puerto Leith. 


ARA Guerrico. 

Consecuencias 
La corbeta ARA Guerrico, con una pérdida de un 50% de su poder de fuego debido al combate, partió de Grytviken junto con el ARA Bahía Paraíso a las 3:15 del 4 de abril, rumbo a Río Grande.35 Este último trasportó a los infantes de marina británicos hasta Río Grande, desde donde fueron enviados por avión a Montevideo,13 llegando al Reino Unido el 20 de abril. Las fuerzas argentinas desistieron de atacar la base del BAS en la isla Bird, permaneciendo allí y en la bahía Schlieper, el glaciar Lyell y la bahía Saint Andrews, 15 británicos del BAS que se mantuvieron fuera del control argentino hasta la recuperación británica de las islas. La Armada Argentina dejó un destacamento de 55 infantes de marina en las islas, junto con los 39 obreros desmanteladores de chatarra que permanecieron en Puerto Leith.34 Las Georgias del Sur fueron retomadas por las fuerzas británicas el 25 de abril de 1982, en el curso de la Operación Paraquat.[36] 

Condecoraciones 
  • El teniente Mills recibió la Cruz de Servicios Distinguidos. 
  • El capitán Nick Barker, del HMS Endurance, recibió la Orden del Imperio Británico en grado de comendador.[13] 
  • El cabo principal artillero Francisco Solano Páez fue condecorado con la medalla de La Nacion Argentina al Valor en Combate.[37] 

Bibliografía 

-Freedman, Lawrence: The Official History of the Falklands Campaign: The origins of the Falklands war. Routledge, 2005. ISBN 0-7146-5206-7 
-Freedman, Lawrence and Gamba, Virginia: Señales de Guerra. Javier Vergara Editor, 1992. ISBN 950-15-1112-X 
-Insight Team Sunday Times (1982). War in the Falklands: the Full Story. The Sunday Times. 
-Contraalmirante Horacio A. Mayorga: No Vencidos. Ed. Planeta, Buenos Aires, 1998. ISBN 950-742-976-X 
-The Argentine Invasion of South Georgias 

Referencias 

1. "se infiltraron a bordo, pretendiendo ser científicos, siendo miembros de una unidad argentina de fuerzas navales especiales" Nick van der Bijl, Nine Battles to Stanley, London, Leo Cooper P.8 as reported in Lawrence Freemdman, The Official History of the Falklands Camapign: Vol I The Origins of the Falklands War 
2. "Bahia Buen Suceso set sail for South Georgia on 11 March carrying Argentine Marines" Rowland White, Vulcan 607, London, Bantam Press, p30. 
3. Freedman-Gamba, p. 74. 
4. El Proyecto Alfa 
5. Freedman-Gamba, p. 75 
6. Freedman-Gamba, p. 76 
7. La primera visita de Davidoff 
8. Insight Team Sunday Times, p. 67 
9. Freedman, p. 172 
10. Freedman-Gamba, p. 81 
11. Segunda visita de Davidoff 
12. Freedman-Gamba, p. 85 
13. Britain Small Wars 
14. Freedman-Gamba, p. 86 
15. Freedman-Gamba, pp. 87-88 
16. El Grupo Naval Antártico concluía en aquellas fechas la campaña de verano 1981/1982 y, hacia la segunda quincena de marzo de 1982, el rompehielos ARA Almirante Irízar se encontraba en su base, el Apostadero Naval de Buenos Aires, y el buque transporte polar ARA Bahía Paraíso (B-1) (capitán de fragata Ismael J. García) partía desde la Base Naval Ushuaia hacia la Base Esperanza en la Antártida, transportando a las familias que allí invernarían, para luego dirigirse a las islas Orcadas del Sur y reembarcar al personal de Batallón de Construcciones Navales que había finalizado en ellas el nuevo edificio para el destacamento antártico local. 
17. La perla austral, cronología 
18. Freedman, pp. 183 and 184 
19. Freedman-Gamba, pp. 98-99 
20. Freedman, p.187 
21. Héroes Salteños Caidos en la Guerra de las Malvinas 
22. Mayorga, p. 94 
23. Cf. Jonh O'Sullivan, op. cit., págs. 229-230. 
24. Freedman, pp. 11-13 
25. Mayorga, p. 97 
26. Freedman, p. 13 
27. Freedman, pp. 13-14 
28. Mayorga, p. 98 
29. Mayorga, p. 48 
30. Mayorga, pp. 99-100 
31. Mayorga, p. 100 
32. Malvinas: Georgias del Sur 
33. Mayorga, p. 101 
34. Freedman, p. 14 
35. Mayorga, p. 102 
36. Freedman, p. 222 
37. www.armada.mil.ar 


Wikipedia.es

Video: F16C, eterno caza

Espionaje: Los mil granos de arena chinos

Víctimas chinas siguen aumentando 



Dos años después de su detención en los Estados Unidos, el chino de nacimiento Sixing Liu fue condenado recientemente a seis años de prisión por proporcionar China con tecnología militar estadounidense. Liu era un ingeniero para una empresa que construía sistemas de navegación para equipos de defensa. Liu fue criado en China, pero había vivido en los EE.UU. durante dos décadas. Liu es un residente legal de EE.UU. y fue arrestado en el 2011 a causa de un viaje a China en 2010. Allí había descrito a los funcionarios chinos que su empresa estaba haciendo en proyectos del Departamento de Defensa. La evidencia fue encontrada en una de las computadoras personales de Liu. Liu hizo el viaje sin informar a su empleador. 

Los esfuerzos de contrainteligencia estadounidenses están ganando terreno, y logrando condenas de un creciente número de espías chinos en los Estados Unidos. Esto puede ser más debido a un aumento del esfuerzo de espionaje por parte de China, que por los mejores métodos del FBI y la CIA. Los culpables han sido capturados, por ejemplo, con versiones electrónicas de los manuales militares clasificados, secretos comerciales valiosos (con aplicaciones militares) y documentos que contienen detalles técnicos del transbordador espacial, lanzador de satélites Delta IV, el caza F-15, bombarderos B-52, helicópteros, CH-46/47 y varios sistemas militares. 

Incidentes como este son otros ejemplos más del uso de China de espionaje industrial para convertir a su país en la más poderosa potencia industrial y militar del planeta. Durante más de dos décadas, China ha estado tratando de hacer lo que la Unión Soviética nunca realizó; robar tecnología occidental y luego usarla para sobrepasar a Occidente. Los soviéticos carecían de muchas industrias esenciales de apoyo que se encuentran en Occidente (más fundada y dirigida por empresarios) y nunca fueron capaces de conseguir todas las piezas necesarias para que coincida con muchos logros técnicos occidentales. Las copias soviéticas de computadoras estadounidenses, por ejemplo, eran toscas, menos fiables y menos poderosas que lo fueron sus aviones de combate, tanques y buques de guerra. 

China obtiene esto por que es rentable para las empresas occidentales establecer fábricas en China, donde los gerentes y trabajadores chinos se les puede enseñar cómo hacer las cosas bien. Al mismo tiempo, China permite que miles de sus mejores estudiantes vayan a Estados Unidos a estudiar. Si bien la mayoría de estos estudiantes se quedará en Estados Unidos, donde hay mejores empleos y más oportunidades, algunos volverán a China, y traerán negocios estadounidenses y habilidades técnicas con ellos. Por último, China enérgicamente utiliza las "mil granos de arena" para el espionaje. Esto involucra a China tratando de conseguir que todos los chinos van al extranjero, y los de origen chino que viven fuera de la patria, espíen para China, aunque sólo sea un poquito. 

Este enfoque de espionaje no es nada nuevo. Otras naciones han utilizado sistemas similares durante siglos. Lo que es inusual es la magnitud del esfuerzo chino. Hacer copias de seguridad de todo implica una burocracia de inteligencia china de vuelta a casa que es enorme, con cerca de 100.000 personas que trabajan sólo para realizar un seguimiento de los muchos chinos de ultramar, y lo que podría o debería tratar de robar para la patria. Comienza cuando los funcionarios chinos de inteligencia de instrucción que se van al extranjero, y con qué propósito. Los ciudadanos chinos no pueden salir del país, legalmente, sin que los organismos de seguridad del Estado sean notificados. La gente de Intel no les pide permiso a usted. Ellos están siendo alertados en caso de que quieran tener una charla con estudiantes, turistas o gente de negocios antes de salir del país. Las entrevistas suelen tener lugar cuando las personas regresan también. 

Los que podrían entrar en contacto con la información útil se les pide que recuerden lo que vieron, o traer de vuelta recuerdos. Más de 100.000 estudiantes chinos van a universidades extranjeras cada año. Aún más al extranjero como turistas o por negocios. La mayoría de estas personas no se les pidió que actuaran realmente como espías, sino simplemente que compartan, con funcionarios del gobierno chino (que no siempre se identifican como personal de inteligencia) todo lo que se obtuvo información. Las más ambiciosas de estas personas están quedando atrapadas y juzgadas. Sin embargo, la mayoría (que son bastante casuales, y, de forma individual, traen de vuelta relativamente poco) son casi imposibles de atrapar. 

Al igual que los rusos, los chinos también están empleando los métodos tradicionales, utilizando a las personas con inmunidad diplomática para reclutar espías, y ofreciendo dinero en efectivo, o lo que sea, para que la gente les vendan la información. Esto sigue siendo eficaz, y cuando se combina con los métodos "miles de granos de arena", traen un montón de secretos. El ingrediente final es una operación de capital de riesgo en las sombras, a veces llamado Proyecto 863 que ofrece dinero para los empresarios chinos, para que conviertan la tecnología robada en algo real. Sin hacer preguntas. Si usted puede volver a China con los secretos, estás en casa gratis y potencialmente muy rico. 

Pero hay algunos problemas legales. Cuando los chinos robar un poco de tecnología y producen algo que las víctimas occidentales pueden probar que fue robado (a través de las patentes y el uso previo de la tecnología), la acción legal puede hacer que sea imposible, o muy difícil, para vender cualquier cosa usando la tecnología robada, fuera de China. Por esa razón, los chinos gustan de robar tecnología militar. Este tipo de cosas (por lo menos los modelos más avanzados) rara vez salen de China. Y en algunos casos, como en la tecnología de fabricación, hay una ventaja de no vender fuera de China. Debido a que China sigue siendo una dictadura comunista, los tribunales hacen lo que se les dice, y rara vez se dice que acepten reclamos de patentes extranjeras. 

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domingo, 31 de marzo de 2013

PGM: Fuerza Expedicionaria Rusa en Francia

La Fuerza Expedicionaria Rusa en Francia


Hace unos meses aparecieron en internet unas excepcionales fotos de la Fuerza Expedicionaria Rusa en Francia. Este mensaje repasa la historia de esta unidad, que ha quedado bastante olvidada.

En 1915 la guerra no iba demasiado bien para los aliados. Francia había conseguido para el avance alemán pero había sufrido miles de bajas. Los británicos estaban en una situación parecida. La de los rusos era todavía peor: a las ingentes bajas había que añadir enormes problemas de logística. La industria rusa era incapaz de producir cascos de acero para los soldados.

 Soldados rusos junto a sus insignias.A descatar el caso francés con el águila bicefala rusa. Hacer click para agrandar.

El plan de traer soldados rusos a Francia fue propuesto por primera vez por el presidente francés, Paul Dourner. A ojos de los anglofranceses, Rusia tenía en problema contrario a ellos: las reservas humanas eran casi ilimitadas pero no había material para equiparlas. Doumer propuso que Rusia enviase 300.000 soldados a cambio de material y munición. En teoría convenía a todo el mundo, y sería un importante logro político en Francia. La guerra causaba muchas bajas y cada vez había más sentimientos antimilitaristas.

El plan francés no fue bien recibido por los rusos. Las bajas sufridas eran comparables a la de sus aliados y no había suficientes soldados entrenados. El jefe de estado mayor, el general Alekseyev mandó un telegrama al Zar informando que a mediados de 1916 se agotarían las reservas de soldados de menos de 30 años, y que no era ético tratar a los soldados como material.

En cualquier caso, los rusos sabían la dependencia de los suministros franceses, y Nicolás II decidió enviar un contingente de hombres. Francia correría con los gastos de transporte y equipamiento. Las unidades estarían dirigidas por oficiales rusos que servirían al alto mando francés.

El acuerdo se confirmó en la conferencia de aliados de 1915. En enero de 1916 se comenzó a formar la “1° Brigada Brigada Rusa Especial”. El personal escogido no tenía experiencia de combate, y provenía de las regiones de Moscú y Samara. En total la brigada estaba compuesta por 180 oficiales y 8.762 soldados. Al mando estaba el general Lokhvitsky.

Los primeros elementos de la brigada salieron de Moscú el 3 de Febrero de 1916. Tras pasar por Siberia y Manchuria llegaron a Ta-Lien, donde embarcaron en Marsella. Tras 60 días de travesía y un trayecto de más de 30.000kms llegaron el 26 de abril. La población civil y el ejército dieron una bienvenida triunfal a los rusos. El mismo mariscal Joffre realizó un discurso en el que afirmó:

“Nuestro fiel aliado, Rusia, ha dado a Francia otra prueba de su amistad, una prueba más brillante de su dedicación a la causa común. Soldados rusos escogidos entre los más bravos y comandados por los oficiales más reputados, vienen a combatir en nuestros rangos. Les acogereis como hermanos: les enseñareis la cálida simpatia que se reserva a los que han salido de su patria para luchar junto a nosotros. En el nombre del Ejército Francés, me inclino delante de sus banderas, en las cuales pronto se escribiran nombre de gloriosas victorias en común”.

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Llegada a Marseille. Hacer click para agrandar.

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Encuentro entre oficiales. Hacer click para agrandar.

Los rusos no tardaron en formar otras 3 brigadas. Debido a ciertas dificultades, la 2° fue enviada a Tesalonika en Agosto de 1916. Ese mismo mes se envió la 3° a Francia. Esta se formó a medias entre soldados profesionales y reservas. A finales de 1916 llegó la 4° a Tesalonika. Las 4 brigadas contaban con 745 oficiales y 43.547 soldados, un número significativo si se tiene en cuenta las graves pérdidas en la Ofensiva Brusilov.

El Cuerpo Expedicionario entró en combate sobre todo en 1917. En marzo participaron en los combates de Fort de la Pompelle. Al mes siguiente participaron en la ofensiva de Nivelle. Las dos brigadas perdieron 70 oficiales y 4.472 soldados entre muertos, heridos y desaparecidos.

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Desfilando por París (1). Hacer click para agrandar. 

 Desfilando por París (2). Hacer click para agrandar.

A finales de 1917 estalla la revolución rusa. Esto mina la moral de las brigadas. Los franceses tienen miedo que contagien a unidades francesas y las retiran del frente, siendo enviadas cerca de La Courtine, en el centro de Francia. Esto provoca graves tensiones e incluso motines. Oficiales rusos al mando de tropas leales sofocan los motines y los culpables son enviados a la carcel o campos de trabajo. Después de algunos meses fueron enviados a Rusia.

Prácticas con armamento. Hacer click para agrandar. 

En las trincheras. Hacer click para agrandar.

Los soldados y oficiales leales pidieron reincorporarse a la lucha, por lo que se creo la Legión Rusa. Integrada en una división marroquí, se distinguió en marzo y mayo de 1918, aunque sufrió pérdidas enormes (85% de la plantilla).

Como anécdota, mencionar que Rodion Malinovsky, Mariscal de la URSS y ministro de defensa, lucho como soldado en el cuerpo expedicionario, volviendo a Rusia en 1920.

Fuentes y enlaces de interés:

Great War 
http://sudilovski.livejournal.com/37915.html (Excepcional blog con fotos antiguas)


Historia y Tecnología Militar

Historia militar: La guardia imperial de Napoleón en 1813

La Guardia Imperial de Napoleón en 1813



La campaña rusa se había tragado al ejército francés, y Prusia inmediatamente levanto las armas junto a Rusia para completar la destrucción de Napoleon. Falsa y traicionera, esta juzgo que había llegado el tiempo para golpear a su aliado infortunado. Pero ese intelecto superior y esa inquebrantable voluntad despreciaron rendirse a esa tormenta que le estaba por estallar encima.
Miro a su alrededor y solo vio fragmentos rotos de un ejercito. La Vieja Guardia, junto a la artillería y la caballería, se habían ido. Pero aun había núcleos restantes. Solo había tenido ochocientos en Marengo, y todavía se las había echo terrible a los enemigos. Era verdad que no había cañones- miles se habían arrojado en la retirada de Rusia- no poseía caballos entrenados, estos habían sido muertos para usarlos como comida, y aquellos fueron grandes y disciplinados ejércitos, bien suplidos con ambos –artillería y caballería- para ser confrontados.
De esta desolación Napoleon determino crear un ejército con artillería y caballería, y hacer retroceder al presuntuoso enemigo que osaba amenazar el suelo francés, y asaltar su trono. Ahora ellos marchaban por la posesión de Francia.
Cuatro regimientos veteranos de la Vieja Guardia fueron llamados desde España. Se tomaron cañones de los arsenales, y artilleros de los barcos de la armada, se compraron caballos, y se puso en pie la conscripción, qué pronto trajo a su estandarte un vasto ejército. Pero cosas así había ido drenando a Francia para apoyar las guerras anteriores y el alistamiento descendió a no más que jóvenes, de tan solo diecisiete años, y se trajo a los pupilos de la Guardia.
La Guardia Nacional de Francia, cien mil hombres disciplinados, fueron también incorporados al ejército, mientras los Guardias de Honor, como ellos se llamaron, compuesto de los hijos de las familias adineradas y distinguidas, reclutó la caballería. Los Guardias de Honor eran cuerpos montados de hombres de las varias ciudades de Francia --organizó recibir y asistir a Napoleón simplemente cuando él atravesó sus respectivos lugares, y era totalmente incapaz para el servicio. Se tomaron las élites del ejército de línea para componer la Vieja Guardia, y pronto esta asumió su anterior apariencia.
El mayor entusiasmo prevaleció entre los soldados, y pronto este nuevo ejército subió su línea de marcha hacia Alemania, para unirse a las reliquias de los diferentes cuerpos que todavía permanecían allí después de la retirada de la Rusia. Aunque deficiente en caballería, Napoleón inmediatamente asumió la ofensiva, y empujo para buscar a los aliados cerca de Leipzic.
Poserna, en el camino a Lutzen, fue defendido, y al tomar sus alturas, Bessieres, el comandante de la Vieja Guardia, encontró la muerte por una bala de cañón. Este bravo oficial que había subido de las líneas del ejército a Mariscal del Imperio fue querido amorosamente por la Guardia. Cuando estaba compuesta de solo ochocientos hombres, y fundó su fama en Marengo, él estaba a su cabeza. En Austerlitz, Wagram, y Eylau, a través de toda la desastrosa retirada de la Rusia, él había encabezado sus columnas invencibles a través de todas las campañas terribles de Napoleón en Italia y España. Noble en el corazón, heroico en el valor, de gran integridad de carácter, su muerte era una pérdida irreparable para el Emperador y la Guardia. Su cuerpo fue embalsamado, y enviado al Hotel de los Inválidos.
Esa noche Napoleón acampó en la llanura dónde estaba la tumba de Gustavo Adolfo. Al próximo día fue luchada la batalla de Lutzen. Temprano por la mañana el cañoneo pesado a la derecho, dónde Ney mandaba, mostró que ahí había estar el peso de la batalla. En un corto tiempo, la concentración pesada de las masas en esa parte del campo por el enemigo, había hecho retroceder al ejército francés una milla y media. Los cinco pueblos que formaban su fortaleza fueron tomados, vueltos a tomar, y retomados varias veces. Ney había exhibido su viejo valor, y los jóvenes reclutas bajo él, quién entonces por primera vez estaban bajo el fuego, se comportaron como veteranos. "Cinco veces", dijo él, “yo llevé esas juventudes valientes a la carga." Pero su valor era vano, y el enemigo victorioso estaba empujándolos furiosamente de sus posiciones. Cuando las noticias de este desastre localizaron a Napoleón, él se volvió a Berthier y a Caulincourt, exclamando "¡Ha! " acompañado por una mirada que "heló cada corazón alrededor de él con el horror." El día era estaba perdido, y él lo reconoció. Pero en lugar de rendir al desaliento, él se elevó con el peligro creciente, y se alejo en un galope, seguido por su Guardia invencible, a la escena de desastre.
Donde el cañonear era más pesado, y las nubes de humo rosa más espesas, allá él dirigió su curso.
El campo se cubrió con los fugitivos; mientras las columnas que todavía eran irrompibles, estaban retirándose despacio. Las nubes de la caballería del enemigo estaban esperando con impaciencia hasta que el último pueblo fue despejado y las tropas en retirada debieran desplegarse en el llano al aire libre, y así barrer con ellos, y completar su destrucción.
Pero la esperanza se reavivó con la presencia de Napoleón--los reclutas se reunieron nuevamente, y gritos de " Vive l'Empereur", sonaron a lo largo de las líneas. Poniéndose detrás de la división de Ney, los reunió, y los envió atrevidamente al ataque. Atacando intrépidamente, llevó al enemigo hacia atrás, y volvió a tomar una porción del primer pueblo. Pero los aliados recibieron refuerzos, volvieron al ataque, y un combate sangriento sucedió alrededor de las casas destrozadas.
Ninguna parte, sin embargo, podría ganar la victoria, pero Napoleón ganó lo que él halló una necesidad desesperada -tiempo para llegar a los soldados y la artillería de la Guardia. Pronto las gorras de piel de oso aparecieron. La infantería y artillería de la Vieja Guardia llegaron, vitoreando al Emperador, que apenas tenía tiempo para formar sus columnas macizas de ataque cuando la línea francesa fue desalojada nuevamente del pueblo. Se podía oír los gritos del enemigo sobre el rugido del cañón. El Emperador lanzo una mirada a sus tropas al vuelo, y entonces pidió a Drouot, que con sesenta cañones, se adelantara, y mando a diez batallones de la Guardia a seguirlo. Este artillero terrible aclaro un espacio para sus cañones a través de la muchedumbre de fugitivos que cubrían la llanura, y abrió su fuego veloz y mortal. ¡Su efecto era tremendo! Al observador distante las armas parecían nunca detenerse, sino solo cuando ellos se movieron.
Con sus firmemente apretadas columnas, la Guardia fue envuelta en el humo, y después empujada hacia adelante, de pueblo en pueblo, con un fuerte grito de "hurra". En el íntimo y mortal combate, los oficiales caían de cada lado, y el enemigo se esforzó retener alguna porción de sus conquistas noblemente -echando su caballería e infantería, en columnas rápidamente adelantados, con valor desesperado. Pero los ataques de caballería, el fuego de la artillería, eran igualmente desatendido -en una masa sólida esas gorras de piel de oso se vieron transportadas a través del humo, mientras la llamarada de sus armas siguió retrocediendo más lejos y más lejos, en la distancia. El crepúsculo recogió encima del paisaje, todavía los contornos de esa irresistible columna fueron revelados por la llama de sus armas, mientras todavía avanzaba, el campo fue barrido y la victoria ganó.
Próxima mañana que la huella del Guardia pudo él siguió por los montones del muerto que había salido en su pasaje espantoso.
La vista de los reclutas franceses que habían caído alrededor de esos pueblos era fúnebre en extremo. No eran más que unos muchachos, con sus cuerpos todavía no desarrollados masculinamente, y sus rasgos amuchachados cubiertos con sangre, tiesos en la muerte, dieron un aspecto todavía más horrible al campo de batalla, y profirió una nueva maldición en la guerra.


Antoine Drouot

El carácter de Drouot 
Drouot era quizás el artillero más notable que el mundo ha producido alguna vez. Él mando la artillería de la Guardia al último, y la hizo la más terrible y mortal que en la vida barrió un campo de batalla. Napoleón siempre lo guardó para las grandes emergencias, y cuando fue necesitado, recibió una orden en medio de una batalla de plantar sus armas, él supo que no era defender un punto, pero si para recuperar un campo de batalla medio perdido, y seguir furiosamente y firmemente victorioso, predominando sobre las tropas. En esas ocasiones él salio en un galope, mientras el campo se agitaba bajo el peso de su cañón, cuando estos aparecían, también mientras tronaban poco después. Él era absolutamente consciente de la posición peligrosa que él defendía, y cuando frente al ataque del enemigo, él se apeaba siempre, poniéndose de pie, en medio de sus armas, vistiendo su uniforme viejo de general de artillería, caminado firmemente en el fuego más caliente. Él era algo supersticioso sobre este uniforme --él nunca había sido herido son él, y vino a considerarlo como una clase de encantamiento, o por lo menos creyó que la buena suerte andaba con él; y extraño es decir que en todos los combates sangrientos y espantosos luchó, ni él ni su caballo fueron heridos vida en su vida. Él siempre llevó una Biblia con él -estaba con su persona en la batalla, y la lectura de ella constituyó su deleite principal. Él no hizo ninguna confidencia de esto entre el personal del Emperador que mostró más valor que para enfrentar una batería. Él supo todo lo perteneciente a su profesión, y todavía era modesto como el más humilde. Su carácter parecía ser afectado por la vida él llevó, en un grado notable. Su solidez, la ausencia de toda la muestra y una presencia de fuerza real, su conducta callada y grave, y la constancia que su afecto muestra, recuerda a uno la solidez y fuerza de su artillería.
En el avance de Napoleón a Dresde, en el pasaje del Elba hacia ese lugar, una casualidad ocurrió que ilustra los caracteres de ambos. Después de que se habían construido puentes de balsas, una porción pequeña de la tropa alcanzó encima de ellos a cruzar durante la noche, Napoleón vio cincuenta cañones del enemigo, que amenazaban con una resistencia determinada el pasaje del río. Él gritó inmediatamente a Drouot, "cien piezas de artillería! " La artillería de la Guardia se dio prisa, y Drouot los coloco en las alturas de Preisnitz. Napoleón observando a poca distancia en la retaguardia, estaba impaciente, porque el efecto de los disparos no era inmediatamente visible, y reprochó el anterior amargamente por no apostar mejor sus piezas, tirando las orejas del viejo soldado como a una mascota. Drouot serenamente contestó, "que las armas no pudieran situarse mejor" y para demostrarlo, bajo el tremendo fuego que él acumuló, las baterías rusas pronto se impusieron silencio.
A la batalla de Bautzen que pronto siguió la artillería de Drouot azotó a la enemiga severamente mientras la propia Vieja Guardia sostuvo el gran ataque en el centro por el que la victoria fue ganada. Sus cuadrados rodearon la tienda de Napoleón que tarde, mientras sus bandas de música lo saludaron con los aires victoriosos.
Por el alba la próxima mañana la persecución se comenzó, y empujó con suma fiereza. Los aliados habían marchado toda la noche, pero su retaguardia fue alcanzada pronto, avistada en las fuertes alturas, con cuarenta piezas de cañón. Napoleón no se atrevió al ataque hasta la caballería de la Guardia llegara. Este cuerpo de caballería, fuerte de seis mil hombres, tan pronto se acercó se puso bajo el mando de Latour Maubourg, y avanzando, derrotó la caballería rusa en las llanuras, y adelantándose con fuertes gritos a las cuestas de las alturas, forzado el enemigo para retirarse.


Napoleón y la Guardia Imperial en las cumbres de Borodino
Óleo de Vasiliæi Vasilevich Vereshchagin (1842-1904)


Los derrotados aliados, sin embargo, se retiraron en tal buen orden que ningún firme ataque podría golpearles y Napoleón, enfureció al ver un gran vuelco de la victoria fuera tan yermo de resultados, excitando a avanzar con su escolta para dar la mayor energía a los ataques, estaba apurando el avance en medio de las balas de cañón que estaban silbando sobre él, cuando una golpeó a su lado a uno de su escolta. Él se volvió a Duroc y dijo, "la fortuna esta resuelta a tomarse a uno de nosotros a diario"--proféticas--unos momentos después, como él estaba avanzando por el camino seguido por su escolta de cuatro en un trote rápido, una bala de cañón golpeó un árbol cerca de él, levantando y matando a Kugener, y mortalmente hiriendo a Duroc. Cuando esto se anunció a Napoleón, él se apeó, y miró fijamente mucho tiempo y severamente en la batería de que el tiro había sido disparado, entonces entró en la cabaña en que el Gran Mariscal había sido llevado y donde lo encontró moribundo.
Esta escena que yo he descrito en otro trabajo, pero la citaré de esa descripción la porción que ilustra de la relación que existió entre Napoleón y su Guardia. "Después de la entrevista en último lugar afligido con el héroe agonizante y amigo, él pidió su tienda a ser tirada cerca de la cabaña, y entrando en ella, pasó toda la noche solo, con un pesar inconsolable. La Guardia Vieja formó sus cuadrados sobre él protegiéndolo, y el tumulto feroz de batalla dio la forma a una de las escenas más conmovedoras en la historia. El crepúsculo estaba ahondando encima del campo, y el pesado sonido de las líneas que van a sus vivacs, el bajo retumbar de carros de la artillería en la distancia, y todos los sonidos emitidos por las poderosas hordas al ir a reposar sonaban aun en el aire de la tarde, impartían la mayor solemnidad a la hora. Napoleón envuelto con su chaqueta gris, sus codos en sus rodillas, y su frente descansando en sus manos, se sentaba aparte de todos, enterrado en la melancolía mas honda, sus amigos más íntimos no se atrevían a acercarse, y sus oficiales favoritos estaban de pie en grupos a cierta distancia, mirándolo mientras fijamente, ansiosamente y tristemente en esa tienda silenciosa. Pero las inmensas consecuencias estaban esperando los movimientos de la próxima mañana--un enemigo poderoso estaba todavía cercano con su orden irrompible--y ellos a la longitud aventuraron acercarse y pedir los órdenes. Pero él sólo agitó su cabeza, mientras exclamando 'todo el día siguiente; ' y todavía guardó su actitud fúnebre. Ningún sollozo se le escapó, pero se sentaba silencioso e inmóvil, su cara pálida enterrada en sus manos, y su gran corazón retorcido con la agonía. La oscuridad dibujó su cortina encima de la escena, y las estrellas aparecieron uno tras de otra en el cielo, y a la distancia la luna subió encima de las colinas, mientras bañándose en sus suaves rayos se organizan las tiendas, mientras las llamas de los pueblos ardientes en la distancia, vertían una luz pavorosa a través de la oscuridad, y todos estaban tristes, fúnebres, y sublimes. Había la cabaña oscura en que estaba Duroc agonizando, con los centinelas a la puerta, y allí, también, estaba la tienda solitaria de Napoleón. En torno a cierta distancia, lo cuidaban los cuadrados de la Guardia Vieja y un grupo silencioso de jefes, y, encima de todo el cuadro, la luz de la luna. Esos soldados valientes, lleno con el pesar para ver a su jefe querido doblado bajo tal dolor, estaban de pie llorosos y silenciosos durante mucho tiempo, excepto por lo que uno diría a su camarada, 'Nuestro pobre Emperador ha perdido uno de sus niños.' A la distancia, para romper el silencio fúnebre, y para expresar la simpatía ellos no podrían hablar, las bandas entablaron un réquiem para el Mariscal agonizante. Las tensiones melancólicas se levantaron y se desplomaron los ecos prolongados encima del campo, y barrió en las cadencias suavizadas en la oreja del guerrero del desmayo--pero todavía Napoleón no movió. Ellos cambiaron la medida entonces a una tensión triunfante, y las trompetas emocionantes respiraron sus notas más jubilosas, toda la noche suena con la melodía. Era la música que tenían reservada para ser usada para dar la bienvenida a su jefe después de un día de batalla y de victoria, cerraron sus ojos encendidos en la exultación--pero nuevamente se abatieron con una oreja embotada y apática. Cesó, y de nuevo los réquiem fúnebres llenaron el aire. Pero nada podría despertarlo de sus reflexiones agónicas--su amigo estaba agonizando, y el corazón que él amó tan amorosamente estaba latiendo sus últimas pulsaciones."
Esta escena exhibe de una manera conmovedora la simpatía que existió entre Napoleón y su Guardia, -y qué heroicamente, y todavía tiernamente, aquí expresó. Envolviéndolo en sus cuadros de piedra, sus corazones se fundieron con su dolor, que ellos protegieron, y las trompetas que una hora antes de anunciaban su carga desesperada, se esforzaron por impartir el consuelo, expresando el pesar que ellos no se atreven a expresar absoluto de ninguna otra manera.
Y entonces las excitantes explosiones sobre explosiones, y exultantemente fuerte agradecimientos, para despertar ese abrumado corazón de su estupor, y reavivar las emociones que no lo dominarían –tan simple, y aun tan grandioso
Al tiempo Napoleon entro en Dresde, y un armisticio se convino allí. Acabo, sin embargo, sin ningún resultado, excepto que Austria se puso de lado de los aliados. Napoleon tenia a Austria, Rusia, Prusia, Suecia, y Bohemia, combinadas contra el, y aun no demostró desaliento. Serenamente echo una mirada a su alrededor a las dificultades que lo rodeaban, y se preparo para encontrarlos con ese genio y esa voluntad de hierro antes de que los soberanos que buscaban su vida, tengan tan a menudo humillarse a si mismos.
Pero a prior a su salida de Dresde, él realizo una gran revisión de su ejército que tuvo lugar en una inmensa llanura cerca de la ciudad. Acompañado por el Rey de Sajonia, con su sequito, y los Mariscales del Imperio, él los hizo galopar la longitud entera de la línea. Como la Guardia, fuerte de veinte mil hombres, que manchó ante él, parecía llevar el prestigio de la victoria en sus aterradores estandartes. Él ordenó un gran banquete entonces para el toda la Guardia.
Al comienzo de hostilidades, Marmont, Macdonald, y Ney que estaban en Bohemia se compelieron retirarse ante la fuerza superior del enemigo. Cuando las noticias de los desastres sucesivos de estos mariscales localizaron a Napoleón, tomó con él la Vieja Guardia, y se precipitó a su alivio. La infantería, la caballería, y artillería, fueron tronando a través de las Montañas Bohemias; y vertiendo como un torrente en el enemigo victorioso, los giró atrás a través de las llanuras Silesianas. En cinco días la Vieja Guardia recuperó todo el territorio que habían estado perdidos.
Pero mientras las perspectivas estaban aclarando alrededor de él en Bohemia, una oscuridad y tormenta ominosa estaba recogiendo encima de Dresde. El St. Cyr con sólo treinta mil hombres, había quedado en posesión de esta ciudad, contra la que el emperador no creyó que ningún ataque se haría. Pero de repente ciento veinte mil hombres y quinientas piezas de artillería oscurecieron las alturas a su alrededor. Los mensajeros eran apresuradamente los despachados a Napoleón, que inmediatamente puso uno de esos esfuerzos prodigiosos para salvarlo todo que en el eran notables. Tomó con él su Guardia, y partió para la ciudad. Aunque durante cuatro días había marchado en un promedio, veinticinco millas por día, luchando su entrada, y matado a seis mil hombres, se volvió sobre sus pasos alegremente hacia Dresde. Los hombres miraron fijamente con el asombro su movimiento veloz. Aunque era que el mes de agosto y los soldados estaban gastados con sus marchas anteriores y los combates, ellos siguieron adelante con prontitud. El alba los encontró en el camino, y la noche todavía en movimiento. Napoleón en medio se devoraba con la ansiedad más dolorosa. Sabia que la ciudad podría resistir, pero un tiempo corto contra la fuerza aplastante se reunida alrededor de ella, él exigió a sus fieles tropas asta su máxima velocidad. Quiso dar a esa Guardia alas para transportarlos a Dresde. Mensajeros jadeantes que llegaban uno después de otro, diciéndole que si él no llegara pronto que todo se perdería, multiplicó su impaciencia.
Las tropas habían marchado cuarenta leguas en cuatro días, y parecían por estropearse. Napoleón podía ver que ellos estaban fatigados, y sabiendo que ellos darían su esfuerzo total, pidió que se distribuyeran veinte mil botellas de vino entre ellos. Tres mil, sin embargo, eran todos que podrían obtenerse. Se refrescado por este suministro escaso, ellos siguieron adelante, y a la distancia desde las alturas que rodeaban la ciudad, miraron fijamente hacia abajo al electrizante espectáculo. Los dos ejércitos estaban comprometidos, y el trueno del cañón rodó con pesadas explosiones encima de las colinas. Las columnas de ataque ya estaban formándose, y una sucesión innumerable estaba cerrando rápidamente alrededor de sus camaradas que estaban resistiendo valientemente contra el pánico. La Vieja Guardia se olvidó en seguida de su cansancio ante esa vista --ellos vieron que su presencia nunca antes se tenia mas necesaria así urgentemente, y con los corazones orgullosos ellos pensaron qué pronto sus águilas estarían volando encima de ese campo tumultuoso, y sus estandartes pavorosos que ondean sobre un enemigo vencido. Como un torrente irresistible ellos pasaron abajo las cuestas y apiñaron rápidamente encima de los puentes. Los habitantes, alborozado a la vista de estas tropas renombradas, se acercaron a prisa hacia ellos con vino y pan- y aunque los soldados cansados se resecaron con la sed, cada uno se negó a los refrescos ofrecidos, y marchó firmemente y rápidamente adelante al punto de peligro. Ellos estaban pronto lado a lado con sus camaradas que sostenían el combate tan valientemente, y con ellos haciendo frente a la tremenda tormenta de granadas y tiros que ahora inundaron la ciudad, sostuvieron a ese ejército orgulloso en jaque hasta la llegada de la Joven Guardia.
La Vieja Guardia entraba en la ciudad a las diez de la mañana, y tuvo que pelear, con desesperado valor, todo el día, para vencer al enemigo que, sin embargo hizo un temeroso progreso. Algunas partes de la ciudad fueron inmediatamente inundadas con sus tropas victoriosas; y a las seis de la tarde sus cañones eran usados a tiro de mosquete dentro de los muros de la ciudad. El arribo de la Joven Guardia a esa hora retiro la nube de la frente de Napoleon, llenando de alegría todos los corazones. El inmediatamente ordeno el ataque. Las puertas fueron echadas abajo, y la Joven Guardia, bajo Ney, se derramo hacia delante, con gran ímpetu sobre el enemigo, haciéndolos retroceder por encima del campo.
La Vieja Guardia cruzo a través de otra puerta aplastando todo a su paso, mientras la esplendida caballería de Murat completo la derrota, y envió al sorprendido enemigo hacia las alturas que tiempo atrás habían descendido orgullosamente, seguros de su victoria, a los gritos de: “A Paris, a Paris…” Sus comandantes supusieron que el Emperador estaba en la Silesia, vieron con asombro a la Vieja Guardia, y se dijeron uno a otro, “Napoleon esta en Dresde”.
La mañana siguiente a las seis en punto. Napoleon esta de pie frente a un gran fuego hecho en medio de los cuadros de la Vieja Guardia, en el campo de batalla que esta había tomado el día anterior, mientras una fría llovizna y la niebla oscurecían la horrible escena. Detrás, la caballería de la Guardia apeada, esperaba de pie al lado de sus caballos, preparada al momento a una advertencia suya para golpear en cualquier parte del campo de batalla. Napoleon estaba en esa planicie sembrada de muerte al gris de la mañana, de su sencillo capote, el vapor surgía como una nube alrededor de su cabeza el se seco cerca del llameante fuego, sus manos cruzadas por detrás, y su cabeza inclinada en un pensamiento profundo, la Vieja Guardia a su alrededor, los jinetes detrás listos a un gesto para montar y cargar. Como en una escena domestica- todos callados, ni un músculo en esos semblantes marmóreos se mueve, no obstante que el rodar del los cañones anunciase que el trabajo de muerte había comenzado- se nos presenta como una de las imágenes mas llamativas y sublimes de la historia.
En la batalla siguiente, Ney tiene el comando de la Joven Guardia, y nuevamente la lleva con impetuoso valor sobre el enemigo. Una batería de la Guardia a la que Napoleón, durante el día, pidió para disparar en un grupo que él tomó por oficiales en reconocimiento de sus posiciones, y a la primera descarga cayó Moreau.


Película Waterloo (1970) Escena del sacrificio de la Guardia Imperial en Waterloo


Los efectos de esta gran victoria, sin embargo, estaban perdidos por los desastres casi simultáneos que el sufrían las divisiones de Macdonald en Silesia, Oudinot a Gros Beeren, Mariscal Ney a Dennewitz, y anteriormente a todos, de Vandamme en Toeplitz. Napoleón, con la Guardia Vieja, no podría estar por todas partes, y mientras con la fuerza inferior él estaba repartiendo los soplos terribles en las porciones del ejército aliado, sus lugartenientes a los que les faltaba su genio, los derrotaron en cada lado. También, en este momento Baviera deserto a las líneas de los aliados. Napoleón, sin embargo, hizo que todo lo humanamente posible. Con su Guardia invencible, incansable, apareció en un lado primero y entonces en el otro, esparciendo al enemigo de su camino. Pero más pronto hizo él que se retiraran, abandono la persecución de una división para castigar otra, que atacaba furiosamente a sus columnas de su espalda. Así en casi un círculo de ejércitos, él continuó batallando valientemente por la victoria, pero por fin fue obligado a retirarse a Leipzic dónde, habiendo concentrado sus tropas, él se resolvió a dar una gran batalla. 



Traducción: Okira