lunes, 19 de agosto de 2013

China: Nuevas pruebas de vuelo del J-31

J-31 en nuevas pruebas de vuelo


Muy parecidos entre sí: el F-35B y el J-31

Argentina: La FAA festeja el 101 aniversario

101 aniversario de la Fuerza Aérea Argentina

Fotos de Hernan Longoni del blog Historia de Aviones

Pictorial con el estado de situación operativa de la fuerza. Igual que hace 20 años...







¿Por qué no están volando en la Antártida?

Lo más moderno de la FAA: Los Grob alemanes




Un viejo A4B guerrero de Malvinas


domingo, 18 de agosto de 2013

Guerra Antisubversiva: Un ensayo sobre el demonio terrorista


La diferencia entre un militar y un montonero




ACLARACIÓN MUY IMPORTANTE:

El siguiente artículo acaso pretende reflejar los espíritus mismos que inspiraron tanto el accionar de las fuerzas legales como el de los ejércitos guerrilleros. Por tanto, entiendo que aquellos militares que no se ajustan al espíritu de entrega y abnegación sanmartinianos no sólo que – para mí – no merecen llamarse como tales sino que además han sido discriminados del siguiente trabajo; en el mismo sentido, aquellos guerrilleros que han sabido realizar un admirable esfuerzo de honestidad, y cuyos honestos trabajos editoriales me sirven hoy a mí para conocer en profundidad lo sucedido en los 70, de ningún modo son instados por mí en calidad de “terroristas” ni tampoco son requeridos sus nombres en la narración. Si se muestran arrepentidos, no somos nadie para no perdonarlos y permitirles todo nuestro respeto y cariño.

Seguidamente, quiero decir que el 99 por ciento de los medios nacionales ofrece una visión negativa de los militares y una visión positiva de los guerrilleros (y yo no veo que nadie chille por eso). Este trabajo, en cambio, corresponde al 1 por ciento de los medios que ofrecen una perspectiva diametralmente distinta, aunque profundamente cerciorada por documentación fehaciente y marcado rigor histórico; comprenderán que sería una locura de mi parte asumir una postura “tan jugada” sin estar seguro por completo de todo lo que digo. A los “valientes” que se aventuren a la siguiente editorial, les sugiero acepten lo vertido tan simplemente como un aporte más a la comprensión integral de nuestra controvertida historia reciente.

Muchas gracias.


Tras años de sistemático ensalzamiento por parte de ideologistas afines, como asimismo de tierna complacencia opositora, se ha logrado traer a recuento la controvertida expresión “montoneros”, de suerte que dicho nombre ha vuelto a proclamarse en densas proclamas y sus tremebundos baluartes son pues reivindicados como héroes, santos, entusiastas idealistas. Por cierto que todo esto gracias a una insistente analogía con quienes son presentados como los malos de la película, los gorilas, los fachos, los servidores del imperialismo… Es decir, los militares, o bien las Fuerzas Armadas Argentinas.
En rigor, la santificación – por un lado, y por el otro – la demonización acostumbradas no corresponden más que a un exhaustivo intento por exculpar a los responsables directos e indirectos de miles de atentados terroristas (cuanto más malos los militares, más buenos los guerrilleros) que permanecen obviados por la mirada enferma de nuestra Justicia. En este sentido, la persecución y el arresto de miles de militares argentinos no obedecen más que al propósito – sistematizado – de anular e inutilizar el único órgano con que cuenta el país con capacidad y conocimientos estratégicos para neutralizar la concreción de posibles ataques terroristas. Presos los militares, queda allanado el camino que nos conmina al socialismo, el terror, la persecución ideológica y la rimbombante violación de la propiedad privada.
Como decimos, entonces, desde el campo conceptual, las FF.AA. argentinas han  resultado profundamente denigradas ante la opinión pública en virtud de una grosera analogía con quienes son instituidos como sus antagónicos, por caso, los miembros de la banda terrorista Montoneros, hoy pretendida como un grupito virginal de jóvenes altruistas que luchaban por sus ideales. Hete aquí que en este trabajo aceptamos el reto aunque, con permiso, observaremos la requerida comparación desde una óptica un tanto inconveniente para el credo oficial.
Mentalidades dispares
Acaso pocos trabajos han sido realizados con el objeto de ilustrar la mentalidad tristemente criminal de una organización que hizo del secuestro, del terror y del asesinato una filosofía destinada a justificar (léase “pintarrajear”) los peores atropellos al sistema institucional. Sobre la base teórica de que el país, en los setenta, se hallaba amordazado por las garras de un supuesto capitalismo galopante, Montoneros fraguó su presentación en sociedad nada menos que con el secuestro y el posterior asesinato – tras una parodia de juicio sumarísimo revolucionario – del entonces ex presidente y General Pedro Eugenio Aramburu, en 1969. En fin, una vez que Montoneros “olió la sangre” de sus víctimas, la serialización del crimen sobrevino naturalmente.
No se llega a asesino serial por golpe de suerte o buenas calificaciones; más bien sería razonable precisar la descomposición psíquica y moral que tiene lugar en una persona capaz de hallar justificable el homicidio de un semejante, como asimismo de calificar de “error” el asesinato de una persona ajena al objetivo originario, y que muere por una bala perdida, las esquirlas de una bomba, el derrumbe de un edificio. Entonces, la prédica marxista constituyó el vaho narcotizante que auspició la destrucción psicológica, la pérdida del sentido de la realidad y el desbaratamiento de códigos éticos tan elementales como “no matar”, “trabajar para vivir”, “respeto al prójimo”. Para una persona normal estas proposiciones son inalterables; para un asesino terrorista estas cosas no son más que meras patrañas propias de un cuento de hadas.
Podría, en esta línea, sindicarse la diferencia entre un militar y un montonero como la de una persona cuyo ideal se resume en entrega absoluta al servicio de la Patria y de una persona adicta a una ideología o credo fundamentalistas tendientes a justificar cualquier medio para tal o cual fin. De suerte, por caso, que cuando todo el mundo se horrorizaba con los atentados de las Torres Gemelas, la empresaria corrupta Hebe de Bonafini celebraba públicamente destilando que “alguna vez a ellos también les tenía que pasar”. Un soldado sólo mata en defensa propia y precisamente llevado a un terreno marcial; el guerrillero mata de forma indiscriminada sin importar el lugar y la cantidad de víctimas inocentes (dando lugar así al inefable concepto de guerra asimétrica). Las FF.AA. sólo funcionan en tiempos de guerra mientras que la guerrilla se propone interrumpir la paz ciudadana mediante comisión de atentados terroristas. Los militares arremeten en procura de restablecer la paz y orden públicos (ante el caso de una invasión terrorista); los extremistas acometen con el objetivo de generar caos y desgastar las garantías institucionales de un país. El trabajo de uno es defender la Patria; la “misión” del otro es destruirla.
Mal que a muchos les pese, la idiosincrasia de la soldadesca se corresponde al profundo meollo de cuestiones culturales, sociales y religiosas de una Nación, de manera que la tradición de un país es la que determina su comportamiento y la forma con que ha de responder ante una amenaza por el estilo. Por otro lado – por más impolítico que suene – ningún golpe cívico/militar en Argentina se dio sin la documentada anuencia de la gran mayoría de los actores políticos como asimismo de un notable – cuando no mayoritario – consenso ciudadano.
La mentalidad del ERP, en cambio y por citar un ejemplo bien concreto, acaso estuvo constituida por elementos ajenos al devenir de la tradición o estilo de vida argentinos, lo cual condujo a la imposición de una metodología necesariamente improcedente, totalitaria, delincuencial, que incluso fue condenada – nada menos – que por el mismo Partido Comunista local. Si acaso hubo erpianos con “buenas intenciones” (que de seguro los hubo), el sólo hecho de pertenecer a una organización clandestina – y que encima cometió secuestros, asesinatos y que, por colmo, pretendió “quedarse” con una provincia – los conmina insalvablemente a la categoría de criminales, y no por otra cosa que por el discernimiento mismo del sentir tradicional argentino. Más allá de la “dudosa” probidad de nuestra siempre ensangrentada historia, todos vamos a coincidir en que matar está mal, que el terror no es “método” para nada, que es éste un país mayoritariamente católico, que muy pocas personas atacan guarniciones militares para robarse armamento, que de ningún modo el comunismo es una expresión mayoritaria y que irse a vivir a la selva tucumana es cosa más bien de picapiedras que de gente de bien.
Fuerzas Armadas vs. guerrilleros
Ya, más en el plano de los hechos concretos, y citando como ejemplo el asesinato del Capitán Humberto Viola y de su pequeña hija en Tucumán en diciembre del 74 (su otra hija quedó inválida), podríamos señalar que la diferencia entre un militar y un guerrillero es la que existe entre un hombre que al ser emboscado por maleantes, alcanzado y todo por los disparos, igual consigue descender de su vehículo en un intento por evitar que la balacera lesione a su familia o demás inocentes, mientras que – por el contrario – el guerrillero se escuda nada menos que en los semejantes que tiene a su alcance, cuando no con sus mismos hijos recién nacidos. Notable diferencia.
Por otro lado, si bien el margen de error en las operaciones contraterroristas ha llevado a numerosas víctimas inocentes (que desde aquí lamentamos, y repudiamos si hubo concurso de alevosía), bajo ningún aspecto la inventiva estratégica del Ejército incluyó el daño o la muerte de personas ajenas al conflicto armado, como tampoco de familiares de guerrilleros buscados intensamente. Más allá de que se pretenda sentar la idea de que las FF.AA. planearon una “persecución sistemática de disidentes inocentes”, los guarismos reales de ningún modo cercioran dicho concepto; lo mismo ocurre con la mentada apropiación de bebés. Es decir, nadie niega que hubo muertes inocentes o bebés apropiados ilegalmente, mas no los hubo en un número que se ilustre como de “sistemático” (planeado para tal propósito), por tanto no transigen con el espíritu sanmartiniano aquí evocado.
En contrapartida, la metodología guerrillera acaso sí se basó en un ataque sistemático hacia las fuerzas legales que además incluyó el asesinato indiscriminado (con tal de generar terror) de civiles eventuales como asimismo de familiares de militares (en concepto de “venganza” en algunos casos). Entre innumerables ejemplos de empresarios secuestrados, jueces asesinados, políticos perseguidos y civiles aterrorizados – cosa que extiende la “sistematización” del método a la población civil, lo cual, “a pesar de nuestra Justicia”, conlleva a la comisión de crimen de lesa humanidad –, podemos destacar además el estrepitoso homicidio de la hija del Almirante Armando Lambruschini (agosto de 1978), es decir, Paula Lambruschini, que fue extinguida mediante la colocación de un artefacto explosivo en su casa (cuya explosión también asesinó a dos personas más).  Si bien Montoneros “lamentó” las muertes inocentes, se discute que el móvil de dicho atentado terrorista fue en concepto de represalia.
¿Eran tarados los guerrilleros?
Hasta aquí quedan descritas, resumidamente, las distintas idiosincrasias tanto de las FF.AA. como de los guerrilleros en general. Cabría discutir sobre la integridad mental de los responsables de ambas facciones antagónicas. Los militares, dado el desgobierno imperante y la incapacidad policial de hacer frente a la creciente subversión (que ya planeaba la toma del poder), aceptaron una guerra por los ejércitos subversivos declarada abiertamente; trazaron un plan de acción; el mismo fue avalado y decretado por el gobierno democrático de Isabel Perón. Los militares ganaron la guerra contraterrorista, de modo que no vemos aquí algún desapego a la realidad o estrategias marciales desprovistas de resultados coherentes y satisfactorios. No ganaron la guerra sirviendo limonada, sino luchando y ofrendando sus vidas como soldados al servicio de la Patria.
La cuestión sobreviene cuando analizamos la mentalidad de personas – ya comprobadamente aficionadas a la serialización de los asesinatos, lo cual arroja el dato de una tara importante, visible – que creyó posible, mediante la frecuencia de atentados terroristas (como asimismo de la “guerra de guerrillas”, en el caso de ERP), que iban a conseguir ocasionar un golpe de Estado e instaurar una dictadura comunista de inspiración cubana. Personas enajenadas pero convencidas de que dicha metodología habría de ser reconocida por la población civil, y que por lo tanto habría de originarse simpatías y adhesiones para la idealizada “lucha armada”.  Estos bandoleros de acotadas facultades mentales, ¿qué se pensaban que eran los argentinos? ¿Idiotas y asesinos como ellos…? Actualizándonos un poco, las mismas preguntas podemos realizarles a aquellas personas actuales que incansablemente legitiman y reivindican el accionar de sus “jóvenes idealistas”.
Cabe destacar que tanto ERP como Montoneros “celebraron” el Golpe de Estado de marzo del 76 en base a la creencia de que lo mismo apresuraría el engrosamiento de sus ejércitos respectivos; imaginaban que la ciudadanía se iba a armar contra el general Videla, quien entonces no era ponderado de otra forma que como un salvador, lo mismo que el general Antonio Bussi en Tucumán, quien fuera más tarde electo gobernador de dicha provincia. Más allá del mayoritario consenso político y ciudadano por parte del Gobierno de Facto, hasta el mismo Partido Comunista recibió con beneplácito la interrupción del ficticio proceso democrático, ni que hablar de la intelectualidad de entonces. Y las preguntas son: los terroristas, ¿realmente creyeron que iban a poder ganarle una guerra a un ejército profesional, legendario, reconocido en todo el mundo? ¿Se imaginaron triunfadores sobre el mismo ejército en que luchó el general San Martín o el general Belgrano? Va de suyo que la respuesta afirmativa de ambas cuestiones inmediatamente conlleva al insalvable diagnóstico de completa taradez mental.
La misma, por cierto, queda francamente reflejada en la notable dificultad de sus exponentes actuales en aceptar la derrota infringida por las FF.AA., y de este modo mantener viva una disputa en la que son los únicos “gladiadores”; así y todo, sin embargo, necesitan hacer de la distorsión del pasado una diaria comunión, de la mentira un recurso infaltable y del odio, el resentimiento y el cinismo la cosquilla que alegra sus miserables existencias. Por otro lado – más lamentable aún –, así como en la época del 70 usaron a la ciudadanía e incluso a sus propios hijos como escudos humanos, en la actualidad sucede parecido toda vez que el odio injustificado se halla reproducido de a millares.
Se dicen revolucionarios y viven una vida distendida, al mejor estilo capitalista, gracias al dinero que roban sin vergüenza alguna; se reivindican como “hacedores” de una democracia que ellos mismos quisieron sustituir, mediante comisión de atentados terroristas, para implantar una rancia dictadura comunista; lloran humanismo hasta por los codos, acaso raramente olvidados que, entre todos, constituyeron un horrendo club de asesinos seriales; viven negando una guerra que ellos mismos declararon al Estado argentino en plena democracia, por cierto que con dinero, armamentos y logística importados de Chile, Cuba, Palestina, Libia; claman, ruegan, se retuercen en pos de pedir “justicia”, sin pensar que la mayor injusticia de nuestros días es el simple hecho de que ellos mismos no estén tras las rejas. En fin… tarados.
El ejemplo militar
Precisamente, como contraparte de estos últimos señalamientos, y fieles al espíritu tradicional y cristiano argentino, las víctimas del terrorismo subversivo también supieron expedirse en materia de la terrible época de los 70, aunque de forma diametralmente opuesta. De hecho, incontables son las familias que han debido convivir con el dolor de haber perdido un ser querido, o de conservarlo mutilado o inválido, y, por colmo, no sólo que totalmente obviados por el ojo de la justicia y el interés concreto de los políticos y (según una víctima que yo mismo entrevisté, Graciela Gonzáles Camarasa) de la misma oficialidad, sino que además debemos agregarle la solidaridad – con suerte – grácil y de “rigor” de una minúscula fracción de la ciudadanía. Por supuesto que no se es solidario con una víctima de la subversión cacareando por otro lado que los terroristas fueron “jóvenes idealistas” o cosas por el estilo. En fin, la hipocresía ya es patrimonio de la otra parte.
En este sentido es sumamente ponderable la acción del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), cuya presidente, Victoria Villaruel, a la vez que lucha incansablemente porque el Estado argentino reconozca y repare a las víctimas del genocidio marxista… es reconocida por su labor en todo el mundo, menos en Argentina (en la medida que bien se lo merece). Volviendo a lo mismo, no sirve, a mi juicio en particular, un periodista, por ejemplo, que pondere el trabajo de “Vicky” mientras que en otro sentido desconoce la magnitud homicida de los siempre mentados “jóvenes idealistas”. Tanto debe ser así, que la misma presidente del CELTYV publicó un libro intitulado, justamente, “Los llaman… jóvenes idealistas”.
No obstante, nada ha conseguido borronear el espíritu infranqueable de aquellas personas que, en buena ley, guerrearon y combatieron contra al terrorismo nacional e internacional. Suele decirse que los militares ganaron en el terreno de las armas, pero que perdieron en el terreno psicológico; verdad relativa, toda vez que los mismos veteranos contrarrevolucionarios, como también sus respectivas familias, de ningún modo han visto flaquear sus convicciones morales y religiosas, ya sea tanto por el desgaste de la ignominia marxista como por el menosprecio de la política en general. Perder, sencillamente, sería terminar convertidos en ellos, los enemigos de entonces; es decir, con el corazón henchido de odio, resentimiento y cinismo.
Muy por el contrario, los héroes de la lucha contraterrorista, han sabido tolerar con gran estoicismo el advenimiento de las peores contingencias. De suerte que el coronel Argentino del Valle Larrabure, desde su largo cautiverio en las llamadas “Cárceles del Pueblo” (ERP, a quien se entregó para evitar derramamiento de sangre inocente la noche del copamiento de la Fábrica Militar de Villa María), mediante esquelas llenas de amor, exhortaba a su familia a “no odiar al enemigo” bajo ninguna circunstancia, como asimismo a llevar a cabo un perdón cueste lo que cueste. Como él, muchos otros soldados entendieron desde un principio que ya no volverían a ver a sus familias y que lo mejor de sí mismos que tenían para legarles era un recuerdo limpio de rencores, propósitos decadentes, luchas insensatas. Como él, tantos otros se sublimaron al destino de la Nación por la que entregaron su vida; era más importante una Patria libre, con sus hijos andando indiferentes al vaho del odio, que el propio dolor y la inconmensurable desesperanza de no volverlos a ver, a tocar, a escuchar…
Esto último resume, pues, en la diferencia más significativa que hay entre un militar y un montonero. Amor por un lado, odio por el otro; entrega y sacrificio los primeros, sometimiento y crimen los segundos. Libertad, libertad y libertad, contra comunismo, terrorismo y subversión. Silencio, altruista resignación e idealismo… Vocinglería, resentimiento e ideología. Y así siguen, los unos digiriendo el dolor nuestro cada día: es lo mejor para el país; los otros, que aprovechan para seguir mintiendo, robando y prostituyendo: es lo mejor para ellos. Es su forma de pelear.
Pero… aunque sigan peleando, tienen bien presente que ya perdieron la guerra de forma estrepitosa. Quizás lo que más les duela a los perdedores marxistas es precisamente esto último: por más sangre que derramaron, por más mentira convertida en tabú, por más injusticia que ellos mismos representan… no han logrado apagar – ni remotamente – la convicción patriota y el corazón en llamas de un soldado argentino. Es su forma de pelear.


Fuentes consultadas: “El Vietnam argentino”, Nicolás Márquez / “Mitos setentistas”, Agustín Laje Arrigoni / “Montoneros – Soldados de Massera”, Carlos A. Manfroni / “Hombres y mujeres del PRT-ERP”, Luis Mattini / “Nunca más”, Ernesto Sábato / “Gaby, la montonera”, documental de César D’ Agiolillo / “Montoneros”, Wikipedia /”Humberto Viola junto a su hija, asesinados en Tucumán”,Mendoza Transparente / “Armando Lambruschini”, Wikipedia / “Entrevista a Arturo Cirilo Larrabure”,www.DAVIDREY.com.ar / “Entrevista a Carlos Manfroni”, www.DAVIDREY.com.ar /”El silencioso Terrorismo de Estado actual”, www.DAVIDREY.com.ar / “Testimonio de una víctima del terrorismo”,www.DAVIDREY.com.ar / “Analizando a Laura Di Marco, autora de ‘La Cámpora’”,www.DAVIDREY.com.ar / “Lo que yo puede ‘sacarle’ a Ceferino Reato”, www.DAVIDREY.com.ar

Armada Argentina: Los Tipo 42 en la ARA

Tipo 42 en la ARA 

El origen del ARA (D-1) Hércules se remonta a 1969. En dicho año se contrató con la firma inglesa Vickers la construcción de dos unidades destinadas a la defensa antiaérea de área (AAW). Ello en vista a la obsolescencia progresiva de los medios con que contaba la Flota de Mar (FLOMAR) para dar cobertura antiaérea a nuestro buque insignia, el ARA (V-2) Veinticinco de Mayo. 

Es por eso que se firma el decreto 7796 "S"/69, refrendando el contrato. El contrato preveía la construcción de una unidad en la Vickers y una en AFNE (Buenos Aires), merced a un acuerdo de transferencia de tecnología. La unidad a construirse en inglaterra sería el ARA (D-28, luego D-1) Hércules. 

Su diseño correspondía a la clase Type 42 (lead ship: HMS Sheffield). Originalmente clasificado como "Fragata", para escapar a los recortes británicos del Defence Review de 1967/8, y sugerido como alternativa de menor costo a los destructores pesados Type 82, los Type 42 eran buques de altísima tecnología, diseñados especialmente para la AAW. 

El ARA Hércules se construyó virtualmente en paralelo con el HMS (D-80) Sheffield, que luego sería hundido por nuestra aviación naval el 04 MAY 1982. Esta construcción en paralelo llevá a una circunstancia por demás curiosa: el cañón del Sheffield fue originalmente el cañón del Hércules. Ello así puesto que el contrato británico especificaba plazos más acotados que el Argentino, y frente a la urgencia, se instaló el cañón de nuestro Hércules en el Sheffield. 

Así las cosas, el 10 MAY 1976 se afirmó a bordo nuestro pabellón, y tras las pruebas de mar y de sistemas se incorporó el 19 SEP 1977 a FLOMAR 


SU TÉCNICA 
Aquí cabe hacer hacer un apartado para desarrollar la importancia técnica de esta incorporación a nuestra flota. Los DDG Type 42 le dieron a la ARA una capacidad de manejo integral del aspecto aire en combate. Si bien algunas Armadas se equiparon con obsoletos misiles de cobertura área (por ejemplo, los Sea Slug), nunca una armada latinoamericana contó, hasta el momento, con tan completo sistema. 

Primero, por el sistema de manejo de datos. Hacia 1971/72, se instaló a bordo del ARA (V-2) un sistema de computación de datos de la firma Ferranti. Ello en vistas a entrenar a las futuras tripulaciones del -entonces- ARA D-28, como así también para dar los primeros pasos en un sistema de defensa integrada, merced al enlace de datos (Data Link). Así, los datos recibidos por los Type 42 merced a sus radares de alerta temprana (Type 965) serían "repetidos" en las pantallas del portaaviones. Esto permitía un manejo integral de la situación aire con "información perfecta", disminuyendo el OPTEMPO y dando al comandante de la Fuerza de Tareas una mejor apreciación de la situación táctica. 

Volviendo al misil GWS 30 Sea Dart, cabe destacar que era "state of the art" cuando fue incorporado, con capacidad para batir blancos a gran altura y gran distancia. El GWS era un misil antiaéreo de guiado activo, esto es, su trayectoria la fijaba un radar Type 909, merced a un "canal de fuego", o sea, una onda radárica dirigida al blanco, que el Sea Dart recibía y "montaba". 

Efectuada la adquisición, rastrea el blanco y realimenta el computador con datos precisos relativos a ángulos y distancias para el cálculo del control de tiro. Al mismo tiempo ilumina el blanco con: una señal de onda continua de banda J, para el sistema de gula semiactivo del proyectil, y mi de la relación entre señal y ruido para utilizarla en la apreciación de la capacidad del proyectil de fijarse en el blanco tras las separación del impulsor. 

En cuanto a los otros radares del buque, se pueden nombrar: 

Tipo 965 M ó P . Un radar 2D de alarma temprana de largo alcance. 
Tipo 992 Q. Un radar 2D de alcance mediano. 
Tipo 1006. Radar de alarma de superficie, de alcance inmediato y gran definición. 
Tipo IFF-MK 10 Radar secundario para interrogación de identificación amigo-enemigo . 


Estos radares no suministraban información sobre la altura del blanco, sino simplemente datos sobre su azimut y distancia que se utilizaban para orientar el radar seguidor iluminador tipo 909, que efectúa entonces una exploración de altura. 

El radar tipo 965 M/P. es un radar 2D de vigilancia, de largo alcance, instalado principalmente para alarma temprana y dirección de aeronaves, Su alcance operativo máximo se extiende más allá de las 300 millas náuticas. Es un radar métrico con . un sistema de antenas no estabilizado doble (M) o simple (P), conocido como equipo AKE (3) o AKE (4), respectivamente. La antena es del tipo de cuerpo múltiple y en esta función gira a 7 ½ r.p.m. 

El Type 992-Q s el principal radar de vigilancia y se seguimiento para indicación al sistema Sea Dart. Es un radar 2D banda, de alcance mediano, con una capacidad de operación de aproximadamente 100 millas náuticas. 

El Radar Tipo 1006 es un radar preventivo de superficie, de alcance cercano y elevada definición, que se utiliza principalmente para pilotaje y navegación Puede utilizarse para funciones secundarias de control del helicóptero y de artillería. 

El IFF Mk. 10, por su parte, es un sistema que funciona de buque a buque y de buque a aire, en el cual una secuencia preseleccionada de pulsos ds radar, transmitidos desde un interrogador de uno de los buques, da origen a una respuesta del respondedor del buque o aeronave interrogado. El diagrama de pulsos o el modo de transmisión del interrogador determina las características de la respuesta del respondedor, que después de detectada y descifrada, para a los indicadores de la sala de operaciones. 

Otro punto interesante de su técnica era el helicóptero con que estaba provisto. Si bien el sistema de armas WG-13 Sea Lynx tuvo una vida efímera en la ARA -merced a accidentes y el sempiterno embargo británico tras la guerra-, su uso implicó poseer helicópteros capaces de hacer descubierta radar, exploración, etc. Tras la baja de los dos WG-13, fueron reemplazados por los SA316B, cuya falta de sensores complicaba a veces las operaciones ASW y ASuW, esto dicho sin desmerecer a los nobles Alouette. 

En 1980 se decidió reubicar algunos de las balsas salvavidas y colocar, a dos por banda, lanzadores simples para el misil Aerospatiale MM-38 Exocet. Así, el ARA Hércules fue dotado también de una apreciable capacidad ASuW. Con esta configuración de armamento y misión, el D-1 sirvió a la Armada hasta mediados de los años 90. 

GUERRA DE MALVINAS 

El ARA (D-1) Hércules conformó, por sí solo, el GT 20.3 (Acción de Superficie 2) el 02 ABR 1982. Tras el desembarco, de él partió el WG 13 Sea Lynx que llevó al abanderado de la Flota de Mar (el entonces TC Casaux)a terreno malvinero. 

A partir del 16 de Abril, y con FLOMAR ya constituida como la FT 79, el D-1 primero escoltó a los destructores, como buque insignia del GT 79.2, pasando el 24 ABR a conformar (junto con el ARA Veinticinco de Mayo y el ARA Santísima Trinidad, su gemelo) el GT 79.1. También es de destacar que fue utilizado para prácticas de los pilotos de Super Etendard (EA32), prácticas estas que permitieron montar el ataque al HMS (D-80) Sheffield en aguas abiertas, un hecho sin precedentes en la guerra aeronaval moderna, y un ataque que obligó a reescribir los manuales de la guerra aeronaval. 

Con posterioridad al 10 MAY, realizó tareas de patrullaje, hasta el fin de las hostilidades. 

LA POSGUERRA. 

La posguerra, como es de público y notorio conocimiento, trajo aparejado el embargo británico. Sin embargo, merced al denodado esfuerzo de la stripulaciones, se pudo mantener a ambos buques en estado operativo aceptable. Pero llegó un punto en el que la falta de respuestos se hizo patente y -fracasadas las gestiones de venta de los Type 42 a una potencia extranjera- se tomó una dura decisión: se mantendría en navegación a uno sólo de los destructores, mientras su gemelo pasaría a reserva. 

El elegido fue el Hércules, en desmedro del ARA Santísima Trinidad, que pasó a condición III ("a más de 72 horas") en 1991. 

A su vez, hubo un cambio de orgánica: pasado a reserva el ARA (V-2) Veinticinco de Mayo, ambos destructores fueron encomendados con el comando y defensa antiaérea de la playa de desembarco, el 15 JUL 1994. Este cambio de misión determinó el pase a reserva de la 1DIVIDES (en la que habían operado ambos buques) y el alta de estos buques en el Comando Naval Anfibio. A su vez, y dado que algunas de sus piezas se necesitaban para el mantenimiento del D-1, el ARA (D-2) Santísima Trinidad pasó en NOV 1994 a condición IV-B-3 (reserva a espera de modernización), situación en la que aún se mantiene, pero que garantizó la operatividad del D-1. 

EL "NUEVO HERCULES" 

A mediados de la década del 90, se decidió el cambio de rol del ARA (D-1) Hércules. Esta decisión fue generada por tres factores, a saber: a)la progresiva obsolescencia del material electrónico, principalmente los sistemas asociados al GWS 30 Sea Dart; b)La falta de un buque anfibio dedicado, desde la baja del ARA (Q-42) Cabo San Antonio ; y c)La necesidad de contar con un buque capaz de operar sin restricciones operativas los helicópteros S-61D.4 y ASH-3H ("Sea King"). 

Es por eso que FLOMAR (junto con personal de la 2da Esc. Aeronaval de Helicópteros) decide llevar a cabo un ambicioso proyecto, que sería compuesto por tres grandes fases: 1)la modificación del hangar y cubierta de vuelo; 2)Nuevo cerramiento del hangar y diversas modficaciones (pluma para manejo de buques, remoción de sistemas misilísticos, etcétera); y 3)Modernización completa de la electrónica y otros sistemas de a bordo. Estas mdoficaciones lo llevarían a ser reclasificado como Transporte Rápido Multipropósito, en esencia un LCC(H) (buque de comando anfibio, con capacidad significativa de helicópteros) 

Así las cosas, y en el marco de los acuerdos de cooperación, intercambio logístico y complementación técnica entre las Armadas de Chile y Argentina, el destructor Hércules zarpó a fines de OCT 1999 y puso proa rumbo al Astillero ASMAR de Talcahuano. El trabajo de modificación -similar al realizado en los DDG County de la ACh- duró aproximadamente 8 meses, zarpando circa 29 JUN 2000 de regreso a la BNPB. Esta modificación implicó aumentar sustancialmente el hangar de popa y la cubierta de vuelo, permitiendo ahora sí la operación de un Sea King y el almacenamiento de dos de estas aeronaves. Los trabajos también implicaron el cambio de sistemas elécrticos, de ventilación, etc. del nuevo hangar. 

Cabe destacar el complejo trabajo que implicó el aumento de la cubierta toda vez que no solo debió circunscribirse al aspecto dimensional, sino que debió efectuarse un trabajo de refuerzo estructural. Ello así por la diferencia de masa y potencia del Sea King (helicópteros medio-pesado) frente al sea Lynx de diseño (helicóptero liviano) 

Así las cosas, una vez que el Hércules arribó a la BNPB comenzó la segunda fase del programa. Cabe destacar que el Hércules regresó de ASMAR con una "Mockup" de su cerramiento de hangar, que estaba siendo desarrollado por INVAP (Bariloche, Argentina). 

De dicho cerramiento ha dicho INVAP: 
- INVAP fue contratado por la Armada Argentina para realizar el diseño, desarrollo de la ingeniería, construcción, montaje y puesta en servicio de un cerramiento hermético de acceso al hangar de helicópteros, que el destructor ARA Hércules posee a bordo. 
- El diseño del cerramiento, de aproximadamente 6 m de altura por 12 de abertura, contempló las duras condiciones de alta mar, ser operado aún en inclinaciones laterales de hasta 30 grados y hasta 10 grados frontales, sin pérdida de estanqueidad. Deberá verificar por cálculo las cargas involucradas por la operación de los helicópteros, ya que durante el despegue y aterrizaje producen un "viento" superior a cualquier carga ambiental normal. 
- El proyecto iniciado en enero tuvo una duración de diez meses hasta su instalación en el hangar de la nave, con todos los ensayos de recepción concluidos. La realización del trabajo involucró a personal de distintas áreas de la empresa, principalmente a los grupos de ingeniería mecánica y los talleres del área Industrial. 


Así las cosas, se instaló en el Hércules el cerramiento y se está completando la fase 2 del proyecto, merced a la remoción de equipo misilístico (MM-38 y GWS-30). Ese punto amerita especial atención: una de las características que se proyectaron para el "nuevo Hércules" es la posibilidad de transportar una compañía (+/- 150 hh) de Infantes de Marina, que a su vez tendrían movidlidad merced a los dos Sea King o a la docena de botes Zodiac que embarca el D-1. 

A tales efectos, se procederá a la remoción del sistema GWS-30 Sea Dart, aprovechando la Santabárbara proel de los misiles sea dart como alojamiento de los Infantes. A su vez, los misiles MM-38 (ubicados de a dos por banda) serán removidos para poder ubicar los Zodiac. Con dichos trabajos, prácticamente terminará la fase 2. 

Está en proceso de estudio las particularidades de la fase 3 en la que -como ya hemos visto- se procederá a la modernización y reemplazo de la electrónica original, para adaptar al Hércules a su nuevo rol y adecuarlo al "state of the art" en la materia, dentro de un marco de costo-eficiencia. Es de destacar no sólo el hecho de la cooperación bilateral, sino el hecho de que INVAP (empresa Argentina de Alta tecnología) se haya integrado. A su vez, también debemos destacar cómo la ARA recupera una unidad para el servicio, adaptando sus medios a sus nuevas necesidades operativas. 

ARA D1 "Hercules"
 
 
 
 
 

Características principales: 

Desplazamiento : 4100 Tn. full capacidad. 
Eslora: : 125,6 metros 
Manga : 14,3 metros 
Calado : 5,8 metros. 
Propulsión: COGOG : 2 Turbinas a gas Olympus TM38, 50.000 HP. 2 
Turbinas a gas Tyne RM1A, 9.900 HP. - 2 ejes. 
Velocidad : 30 Nudos (Olympus) y 18 Nudos (Tyne). 
Autonomía : 4.000 Millas náuticas a 18 Nudos. 
Tripulación : 300 Hombres. 
Misiles: : Aerospatiale 4 montajes de MM38 Exocet. 
Lanzador doble British Aerospace Sea Dart MK30. 
Cañones : 1 Vickers 4.5" (115 mm)/55 Mk8, automático. 
2 Ametralladoras Oerlikon 20 mm MK7. 
Torpedos : 2 lanzadores triples de tubos lanzatorpedos Ilas 
3/324 mm., torpedo Whitehead AS-244, 
antisubmarino. 
Sistema de mando y Control : Plessey-Ferranti Adaws-4 
Radares: - Búsqueda aire Marconi 965 P con IFF. 
- Búsqueda superficie Marconi 992 Q. 
- Navegación y control helicópteros Kelvin Hughes 1006. 
- Control de Tiro Dos Marconi 909. 

Sonar: - Graseby 184 M búsqueda y ataque. 
- Kelvin Hughes 162 M. 

Helicópteros : 2 Sea King.


ARA Santísima Trinidad (D-2)

Tras la contienda
El ARA Santísima Trinidad (D-2) fue asignado a la Primera División de Destructores, junto a su gemelo, el ARA Hércules (D-28) (que cambia su indicativo pasando a ser el D-1), y tuvo su apostadero en la Base Naval de Puerto Belgrano.

Terminada su participación en la Guerra de Malvinas, el buque continuó operando con el resto de los buques de la Flota de Mar, del Comando de la Fuerza de Submarinos (COFS) y aviones y helicópteros del Comando de Aviación Naval (COAN), en las distintas ejercitaciones de la Armada Argentina, denominadas Etapas de Mar.

También formó parte de distintos ejercicios con Armadas de otros países, como ser el Fraterno (con la Marina de Brasil) que entre el 24 de octubre y el 5 de noviembre de 1982 se desarrolló en aguas territoriales argentinas. Entre el 28 de septiembre y el 18 de octubre de 1983, con motivo del ejercicio Fraterno V, el buque, junto a las tres corbetas misilísticas A-69 y el submarino ARA Salta (S-31), se trasladan al Brasil para ejercitarse con buques de ese país. En febrero de 1985 el DEST visita la Base Naval Ushuaia. El 25 de noviembre de 1987 lanza un misil Sea Dart, con munición de combate, sobre un drone "Chimango", con resultado satisfactorio y entre el 23 de junio y 16 de julio de ese año toma parte de un ejercicio combinado con unidades de la Marina de Italia y visita el Apostadero Naval de Buenos Aires (ADBA). Entre el 16 de marzo y el 27 de marzo participa de la Operación Grifo, desarrollada para la custodia de la soberanía e información de inteligencia en proximidades de la Zona de Exclusión, con motivo de la Operación Fire-Focus, efectuada por Gran Bretaña en las Islas Malvinas.

 

ARA D2 "Santísima Trinidad" 

El buque tuvo una corta pero intensa vida operativa, ya que operó efectivamente solo 8 años. Su última navegación operativa fue en junio de 1989. Desde entonces comenzó a ser canibalizado debido al el embargo británico posterior a la Guerra de Malvinas, para servir como fuente de repuestos para su gemelo, el ARA Hércules.

En el año 2000, el ARA Santísima Trinidad fue puesto en "receso temporario". En 2004 fue finalmente dado de baja, existiendo el proyecto de convertirlo en un buque museo con referencia a la Guerra de Malvinas.

Hundimiento en Puerto Belgrano
21 de enero de 2013 el ARA Santísima Trinidad (D-2) estaba casi hundido tras una avería en una tubería mientras estaba apostado en Puerto Belgrano, escoró casi 80° sobre su eje y tocó fondo en la dársena del citado puerto en el que estaba varado.

Más allá de la polémica por el hundimiento de la embarcación en Puerto Belgrano, el ministro de Defensa Arturo Puricelli admitió que el Santísima Trinidad estaba "fuera de mantenimiento ... porque es un buque que va a desguace, a chatarra. Es como dejar un auto para mandar a chatarrería; y usted no se pone a revisarlo para arreglarlo", sintetizó.





De acuerdo a las primeras pericias, el barco comenzó a hundirse por una rotura en un caño que se encuentra en un compartimiento cuyo ingreso estaba vedado. Es por ello que el ministro le ordenó al jefe de la Armada Daniel Alberto Martín que realice un informe lo más rápido posible para determinar las causas del incidente que generó gran estupor en la tripulación del barco.