viernes, 7 de noviembre de 2014

Pistola: QSZ-92 (China)

Pistola QSZ-92


QSZ-92, la variante 9 mm 



QSZ-92, variante de 5,8 mm 

El 9 mm QSZ-92 es la última arma en servicio con el ELP. Dispara balas de pistola indígenas DAP-92 de 9 mm, que se dice que tienen un mejor rendimiento que la bala de 9 mm de Beretta. En comparación con las pistolas de anteriores en el ELP, el QSZ-92 es más ligero, más fiable, con menor retroceso. Se puede equipar con indicador láser, como la foto de abajo.



Además, una variante en 5,8 mm de la QSZ-92 también ha sido desarrollado con modificaciones menores. Ambas variantes están equipadas con los servicios del ELP y la Policía en pequeñas cantidades para evaluación



ESPECIFICACIONES 

Calibre: 9 mm o 5.8 mm
Longitud: 190 mm
Anchura: 35 mm
Altura: 135 mm
Longitud del cañón: 111 mm
Peso: 0,76 kg
Velocidad de salida: 350 m / s
Alcance efectivo: 50 m
Capacidad de cartuchos: 15 tiros
Vida del barril: más de 3.000 rondas
Balas: DAP-92 pistola de bala, 9 x 19 mm; o 5,8 mm


jueves, 6 de noviembre de 2014

Guardacostas: Cutter de 4.000 tn

Cutter guardacostas de clase de 4000 toneladas (China)



La nave principal de esta clase "3401", lanzada en septiembre de 2013, último de la primera serie de cuatro "3402", lanzado en junio de 2014.

Los miembros de este lote son: 3401, 2401, 1401 y 3402, todos construidos por el astillero Guangzhou Huangpu.



China Defense Blog

Revolución Libertadora: La victoria sobre el populismo



Dos Gloster Meteor junto a un Pulqui II. Los tres aparatos volaron durante el desfile de la victoria en Córdoba  (Imagen: Ricardo Burzaco, Alas de Perón II)

La Victoria Rebelde



Llegada del Crucero "17 de Octubre" al puerto de Buenos Aires. El almirante Rojas eufórico junto a su plana mayor


A las 10.30 de la mañana del 23 de septiembre de 1955, el crucero “General Belgrano” hizo su entrada en el puerto de Buenos Aires y media hora después amarró en la Dársena C, frente a la enfervorizada multitud que esperaba en los muelles agitando banderas y lanzando vivas a la victoriosa revolución.
Desde el puente de mando el almirante Rojas, observaba la escena conmovido mientras la muchedumbre aclamaba su nombre. Entre la gente aguardaban su esposa Lía Edith “Beba” Sánchez, con un gran ramo de flores en sus manos, llorando emocionada y sus hijas, María Lía y María Teresa quienes, a su vez, agitaban sus manos en señal de saludo (su hijo Gustavo Rojas, cadete naval, se hallaba embarcado con la Escuela).
Al descender a tierra, el almirante fue saludado calurosamente por la concurrencia y al cabo de media hora se encaminó hacia Aeroparque para recibir al presidente provisional de la República, general Eduardo Lonardi, que en esos momentos viajaba desde Córdoba a bordo del DC-3 matrícula T-23 escoltado por tres Gloster Meteor.


"A esta la compré" reza el cartel que llevan estos motociclistas cordobeses (Fotografía: Jorge R. Schneider)

El trayecto desde el puerto a la estación aérea fue una verdadera marcha triunfal, con la multitud agolpada a ambos lados de la Costanera, vivando y agitando banderas y símbolos patrios, entre ellos retratos del general San Martín y el Sagrado Corazón de Jesús.
En el Aeroparque se hallaban presentes los generales Aramburu, Bengoa, Uranga, Forcher y Bergallo, quienes saludaron emocionados al marino, estrechándose en efusivos abrazos.
El DC3 en el que viajaba Lonardi tocó la pista a las 12.30, precedido por un avión de transporte que conducía a un pelotón de paracaidistas y detrás hicieron lo propio los tres cazas a reacción que en los días previos, habían tomado parte en los combates.
Cuando el jefe de la revolución salió por la compuerta, un griterío ensordecedor conmovió el lugar. Rojas y los generales lo esperaban al pie de la escalerilla y todos se estrecharon en un fuerte abrazo, en medio de los vivas de la multitud.
El trayecto hasta la Casa Rosada se hizo a bordo de un vehículo descapotable y fue lo más parecido a un “triunfo romano” que viera Buenos Aires a lo largo de su historia. Al paso de los vehículos, la muchedumbre aclamaba a sus héroes, agitando banderas y arrojando flores. Y allí se vio a más personas que mostrando retratos de Nuestro Señor Jesucristo y del general San Martín, símbolos de la religión y la patria mancilladas intentaban acercarse a la caravana.
“A lo largo del trayecto, mezclados entre la concurrencia, estaban apostados marinos de diversa graduación, a los cuales el capitán de fragata de Infantería de Marina Juan García, había armado y dispuesto que vistieran de civil” explica Ruiz Moreno en su obra y luego añade: “El auto que conducía a Lonardi y Rojas, manejado por cadetes del Colegio Militar, solo podía avanzar por Paseo Colón, aproximándose a la plaza de Mayo, debido a que le abría paso un carrier del Ejército. Ocupaban el automóvil en su parte delantera los cadetes Auel, Fernández Sfeir y Lorenzo, este último, abanderado del Colegio”.


El Gral. Lonardi jura como presidente de la Nación

Al subir la explanada de la Casa de Gobierno, el carrier que precedía al automóvil presidencial efectuó un giro brusco y aquel lo embistió, rompiendo uno de sus faros delantero.
En la contigua Plaza de Mayo, la multitud enfervorizada reclamaba la presencia de los jefes revolucionarios, vivando a sus líderes, como en los más emblemáticos actos partidarios de la era peronista.
Lonardi, Rojas y la comitiva que los escoltaba subieron hasta el Salón Blanco que en esos momentos se hallaba colmado y allí prestaron juramento, el primero como presidente de la Nación y el segundo como vicepresidente. Acto seguido, la concurrencia entonó las estrofas del Himno Nacional e inmediatamente después prorrumpió en vivas y aplausos que las flamantes autoridades respondieron con su característica prudencia.
Luciendo la banda presidencial y ostentando en su diestra el bastón de mando, el general Lonardi se asomó por el balcón de la Casa Rosada acompañado por el almirante Rojas y el séquito de personas que los rodeaban. De ese modo, sonriendo satisfechos por el espectáculo que se veía desde lo alto, saludaron a la multitud que cubría Plaza de Mayo hasta donde alcanzaba la vista.
Un griterío ensordecedor se elevó desde el epicentro de Buenos Aires, escenario de tantos sucesos de la historia patria, al tiempo que decenas de miles de banderas argentinas (y muchas del Uruguay) flameaban aquí y allá, dando vida al lugar.
Lonardi habló a la multitud y esta respondió cada una de sus palabras con más vivas y aplausos y al finalizar, se retiró al interior del palacio de gobierno seguido por los altos jefes revolucionarios. Escenas similares se repitieron en Bahía Blanca, Córdoba, Mendoza y otros puntos de la Nación donde la ciudadanía opositora salió a las calles para expresar su júbilo y alegría.
No muy lejos de donde se desarrollaban esos acontecimientos, a bordo de la cañonera “Paraguay”, Perón vivía sus últimos días en la República Argentina.
Versiones sin fundamento dan cuenta que desde su fuga, el 19 de septiembre, se había refugiado en el mencionado bunker antinuclear que había mandado construir bajo el edificio Alas y que desde allí se había dirigido hacia la cañonera a través de túneles que comunicaban el refugio con el puerto. Nada de eso es verdad. En ningún momento utilizó Perón ese bunker sino que, como se dijo en capítulos anteriores, se apresuró a solicitar asilo en la embajada paraguaya y desde ahí se dirigió en automóvil hasta las radas para abordar la “Paraguay”, en la que estuvo alojado hasta el 2 de octubre, fecha de su partida hacia el exilio.
Desde el 25 de septiembre, tanto la “Paraguay” como su gemela, la “Humaitá”, permanecían fondeadas en el Río de la Plata, en “silencio de radio”, a una distancia de varios kilómetros de distancia una de otra, constantemente vigiladas por el “King” y el “Murature”.
Aquel 2 de octubre, los marinos paraguayos observaron en las zonas aledañas al puerto así como en aguas próximas, un gran despliegue de buques y aviones. Para entonces, la embajada guaraní había solicitado y obtenido del gobierno argentino el salvoconducto necesario para que Perón abandonase la Argentina y en ese sentido comenzaron los preparativos para concretar la operación lo más rápidamente posible.
Ese día, el gobierno de Asunción despachó hacia Buenos Aires al hidroavión PBY Catalina T-29 al comando del capitán Herbert Leo Nowak, a bordo del cual, Perón abandonaría definitivamente el país rumbo a esa capital. En él llegaron el contralmirante Gabriel Patiño, comandante de la Armada Paraguaya y el capitán de navío Horacio Barbita, agregado naval de la embajada argentina en Paraguay, quienes debían supervisar la operación.
Horas después, cerca de las 11.00, la lancha patrullera argentina P-81, se aproximó a la “Paraguay” llevando a bordo al embajador paraguayo, Dr. Juan R. Chaves, al flamante ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina, Dr. Mario Amadeo; al agregado militar en Paraguay, general Demetrio Cardozo; al mencionado capitán de navío Horacio Barbita; al mencionado jefe del Estado Mayor Naval, capitán de navío Mario Robbio, al comandante del crucero “9 de Julio”, capitán de navío Benjamín Moritán Colman y a los oficiales de la Armada Argentina, capitán de fragata Raúl González Vergara y capitán de corbeta Abelardo Camay.
Los recién llegados pasaron a la cañonera y una vez en la cámara de oficiales, se presentaron ante Perón. El Dr. Amadeo fue el primero en hablar. Dijo que estaba allí por expresa orden del Presidente de la Nación, general Eduardo Lonardi, para garantizar la vida y la integridad del mandatario depuesto así como también, la inviolabilidad de los fueros del embajador del Paraguay y el cumplimiento del Derecho de Asilo, agregando al mismo tiempo, que la República del Paraguay había contraído la obligación de cuidar que las futuras actividades del general Perón no alterasen las amistosas relaciones entre ambos países. A ello respondió el embajador Chaves que la República Argentina, haciendo honor a sus tradiciones, había cumplido una vez más con sus compromisos internacionales y que el Paraguay iba a respetar las normas del Derecho Internacional.
Perón se despidió de la tripulación, saludando a cada uno de los oficiales y luego bajó la escalerilla en dirección a la lancha patrullera, que abordó con la ayuda del Dr. Amadeo, que lo sostuvo del brazo para que no cayera al agua. La embarcación se separó lentamente de la cañonera y se dirigió lentamente hacia el hidroavión que se mecía lentamente sobre las aguas, cerca de la “Paraguay”.
La P-81 se desplazó lentamente, sacudida por el oleaje y a escasos metros del Catalina, se detuvo. La comitiva encabezada por Perón, Chaves y Amadeo pasó a un pequeño bote de la Armada y desde allí continuó a remo, impulsado por marineros de su dotación. Los esperaban su piloto, el capitán Nowak, el copiloto, teniente Ángel Souto y el resto de la tripulación, formada por su navegante, el subteniente Edgar Usher, los mecánicos Insfrán, Escario y Díaz y la azafata Delia González que ayudaron al ex presidente a subir a bordo. Detrás de Perón hicieron lo propio el embajador Chaves, el coronel Demetrio Cardozo, el coronel Ovando, el capitán Bolgasi de la Armada Argentina, el capitán Barbita y el mayor Cialcetta junto al equipaje del ilustre asilado.

-Bienvenido a bordo, mi General - saludó el subteniente Usher sujetando a Perón por el brazo.

El ex presidente le respondió con amabilidad y a continuación, se ubicó en el asiento que le indicaban, hasta donde fue acompañado por la azafata que, inmediatamente después le alcanzó los diarios del día.
Una vez que los pasajeros estuvieron a bordo, el bote de la Armada se retiró, llevando al Dr. Amadeo de regreso a la P-81. Mientras los marineros argentinos remaban, los motores del hidroavión paraguayo comenzaron a acelerar, agitando todavía más las aguas del estuario.
Lentamente el hidroavión se alejó de la zona, para iniciar la corrida desde una posición más segura, frente a la mirada atenta de numerosos testigos. Por un momento, se temió que por causa del oleaje no pudiese remontar vuelo pero después de dos intentos, tras deslizarse 1800 metros sobre la superficie del río, se elevó lentamente y comenzó a tomar altura, rozando los mástiles de una de las embarcaciones de guerra argentinas.
Una vez en el aire, el piloto efectuó un pronunciado giro hacia la izquierda y poco después enfiló hacia el norte, en dirección a la costa del Uruguay, escoltado por dos Gloster Meteor de la Fuerza Aérea Argentina. Eran las 12.40 horas del 2 de octubre de 1955, el último capítulo de la Revolución Libertadora, llegaba a su fin.



General Eduardo Lonardi el día de su juramento como presidente de la Nación (Fotografía: Isidoro Ruiz Moreno, La Revolución del 55)


Almirante Isaac Francisco Rojas. Vicepresidente de la Nación (1955-1958)


Puerto de Buenos Aires, 23 de septiembre de 1955, el almirante Rojas desciende del "17 de Octubre" rebautizado "General Belgrano" (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)


Las autoridades victoriosas de la revolución, encabezadas por el general Lonardi y elalmirante Rojas, se dirigen a la Casa de Gobierno saludados por la muchedumbre (Gentileza: Fundación Villa Manuelita)


Como en los mejores días del peronismo, una multitud se concentra en Plaza de Mayo para presenciar la asunción del general Eduardo Lonardi (Gentileza: Fundación Villa Manuelita)


Otra vista de la multitud el 23 de septiembre de 1955


Damas partidarias de la revolución saludan desde un balcón de Av. Callao (Gentileza: Fundación Villa Manuelita)


Córdoba. El pueblo exterioriza su emoción (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Los cordobeses se burlan de Aloe (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Partidarios de la revolución destruyen símbolos del peronismo (Gentileza: Fundación Villa Manuelita)


El pueblo de Córdoba se congrega frente al antiguo Cabildo para celebrar la victoria (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Júbilo en las calles de Córdoba (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Desfile de la ciudadanía por las calles cordobesas (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Júbilo popular tras la caída de Perón (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Caravana antiperonista exterioriza su alegría en la ciudad de Córdoba (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Personas de todos los estratos sociales exteriorizan su euforia (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Este colectivo con la leyenda "Libres" es claro ejemplo de lo que sentía una parte importante de la ciudadanía (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Música y algarabía en calles y avenidas cordobesas (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Otro transporte público con pintadas alusivas al movimiento revolucionario. Córdoba se vistió de fiesta de la mano de un sector de la ciudadanía que repudiaba a Perón (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Como en Buenos Aires, estos jóvenes cordobeses destruyen símbolos del régimen depuesto (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Estudiantes de Medicina que se ofrecieron como voluntarios para la atención de los heridos se suman a los festejos en el centro de Córdoba (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Médicos, estudiantes y enfermeros cordobeses que atendieron a los heridos durante los enfrentamientos (Fotografía: Jorge R. Schneider)


Enfermeras y voluntarias que ofrecieron su desinteresado concurso para atender a los heridos durante los combates en Córdoba (Fotografía: Jorge R. Schneider)


El crucero "General Belgrano" (ex "17 de Octubre") amarrado en el Puerto de Buenos Aires.
Al fondo el Ministerio de Marina (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)


Homenaje a la memoria del capitán Eduardo Estivariz, el teniente Miguel Irigoin y el suboficial Juan I. Rodríguez el 18 de septiembre de 1956 en las afueras de Saavedra. En la fotografía el contralmirante Arturo A. Rial y el Sr. Carlos A. Mey, presidente de la comisión organizadora del acto (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)


El contralmirante Rial y el Sr. Mey depositan una ofrenda floral  junto al monumento a los pilotos navales abatidos el 18 de septiembre de 1955 (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)


Concurrencia que se dio cita frente al monolito inaugurado el 18 de septiembre de 1956 en memoria de Estivariz, Irigoin y Rodríguez (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)


El contralmirante Rial descubre la placa alusiva en el monolito inaugurado en las afueras de Saavedra el 18 de septiembre de 1956 (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)


Parte de la concurrencia que se dio cita al acto de homenaje e inauguración del monolito alusivo. 18 de septiembre de 1956 (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)



Placa conmemorativa. "Aquí recibió la Patria vuestras vidas abrasadas en el sagrado fuego de la Libertad" (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)


1955 Guerra Civil. La Revolucion Libertadora y la caída de Perón

Tácticas de infantería: La reducción del pelotón

La Increíblemente Reducida Marine Air Ground Task Force 


Los marines parecen estar liderando la innovación y el pensamiento sobre la adaptación de las unidades de la experimentación a combatir con enemigos pequeños híbridos estatales y no estatales los grupos armados mezcla tácticas de guerrilla con armamento avanzado.

Abajo en el Cuerpo de Marines en Quantico Warfighting Laboratory, ellos le dan contenido a un concepto emergente llamada bélicas operaciones distribuidas: unidades pequeñas que operan de forma independiente, a un ritmo rápido, el ritmo fluido al tanto dispersos o concentrados. Piensa que aquí Sturmtruppen de tácticas alemanas de la Primera Guerra Mundial, o, más recientemente, los combatientes de Hezbolá que operan en pequeños dispersos, pero muy letal, los grupos en la guerra del Líbano de 2006.

El director de la Infantería de Marina pensamiento de laboratorio, ret. Col. Vicente Goulding, tiene una pieza en el nuevo proceso (sólo con suscripción) discutiendo la empresa Marina experimental equipo de aterrizaje (CLT), una compañía reforzada rifle destinado a ser la pieza central de las futuras operaciones marinas, junto con una buena A & E. A pesar de que falta en la tabla es un pelotón de 155 mm M777 obús remolcado.

El CLT se va a Hawaii en julio en el que se maniobra desde el mar en algún campo de batalla exuberante, tropical simulada para llevar a cabo las operaciones de distribución frente a una amenaza híbrida. Los exámenes buscan la falta de capacidad y si la sede de la empresa puede manejar llamadas de incendios, manejo de logística y dirección de los pelotones de la compañía.

Más en el sitio de difusión de la información, el teniente coronel Roger Galbraith se pregunta si la CLT es del tamaño adecuado, y tiene un buen comentario va en el hilo de comentarios. Esta es una gran cosa para nosotros porque pensamos normalmente sólo de unidades de tamaño batallón, como ser capaz de funcionar de manera independiente. Además, también lanzará el potro de más allá del horizonte (20 + millas), esa es la primera vez que lo estaban haciendo sobre la cosa horizonte, a pesar de que primero habló de ello en 1997.what nos llevó tanto tiempo?

En cuanto a la tabla A, no parece ser una flagrante falta de armas de fuego directo; No incluye una sección de 
de misiles antitanque Javelin. Tal vez la idea es que los fuegos de guardia serán un sustituto de la capacidad de fuego directo. Es difícil ver cómo eso filtra hacia fuera sin embargo. rangos de compromiso en terrenos complejos son a menudo muy cerca de hacer un uso efectivo de artillería o ataques aéreos.

Greg

Defense Tech

miércoles, 5 de noviembre de 2014

SGM: ¿Por qué Alemania no venció a UK antes de lanzarse por las URSS?

¿Por qué no esperó Hitler atacar a Rusia después de haber tratado adecuadamente con Gran Bretaña y los Estados Unidos? 
Dan Holliday - Quora



Históricamente hablando, el Tercer Reich en realidad siempre golpeó mientras el hierro estaba caliente. No había un mejor momento (lo que habla - con ayuda de la retrospección - de cómo de inevitable era la pérdida de la guerra para Alemania). Todos los años, Hitler esperó (y había una estrecha ventana estacional de oportunidad que venía una vez al año, por lo que la Wehrmacht estaba preocupado), la URSS se acercaba más y más a estar cerca de la paridad defensiva suficiente para retardar cualquier ataque de Blitzkrieg a la tierra madre. (metamos un alfiler en ese momento sobre el ataque Blitzkrieg de la Unión Soviética; vamos a volver a ella más tarde)

A pesar de lo que usted puede haber oído, el alto mando de la Wehrmacht no era ajeno al tamaño de la URSS, el terreno peligroso, los muchos millones de personas que Stalin tenía a su mando y el ritmo vertiginoso que el Ejército Rojo fue la cola de impresión en marcha de guerra. Stalin no puede haber estado esperando un ataque alemán, pero el alto mando espera un conflicto dentro de cinco años y eran - incluso antes de Barbarossa - la construcción de fábricas cerca de los Urales y regimientos moverse "por si acaso".

Los alemanes sabían esto. Sabían que las fábricas ya se estaban moviendo hacia el este de los Urales. Ellos sabían que el Ejército Rojo estaba entrenando. Por lo tanto tenemos que señalar otras dos cosas:

  1. La Wehrmacht necesitaba desesperadamente de gasolina para alimentar el esfuerzo de guerra. Ellos ya estaban usando la licuefacción del carbón para satisfacer esa necesidad, pero era insuficiente, y los campos de petróleo de Ploesti (Rumanía) no se espera que sea suficiente tampoco. Así, los alemanes codiciados el Cáucaso y el petróleo que se extrae allí. 
  2. [regresar a ese punto Blitzkrieg] Los alemanes sabían que el ataque Blitzkrieg no era un método de hacer la guerra, sino una forma sistemática de aplastar a un enemigo con rapidez para poner fin a toda posibilidad de un contraataque. Blitzkrieg no se pudo mantener por los alemanes durante extensos períodos de tiempo. Por lo tanto, para que funcione, Rusia tenía que ser lo suficientemente débil como para ser aplastado sistemáticamente antes de que pudiera tirar de su gente y las industrias de la espalda y orientar para una guerra a gran escala. Si eso llegara a suceder, entonces el alto mando alemán sabía muy bien que una guerra sería desastroso para Alemania. 

Recapitulando: Los alemanes necesitaban gasolina y ahora Rusia no sería tan fácilmente susceptibles a la Blitzkrieg después de 1942, a más tardar, lo que significa que un ataque de ese tipo lleva a un mayor potencial para la derrota. 1941 fue todo - la Lend Lease Act había sido firmado y Gran Bretaña era esencialmente invencible.



En cuanto a su punto de "hacer frente a Gran Bretaña", Estas son algunas de las fechas clave que se necesitan saber:
Batalla de Inglaterra - julio-septiembre 1940
Préstamo y Arriendo - marzo de 1941
Operación Barbarroja - junio de 1941
Ataque a Pearl Harbor - diciembre de 1941

La Batalla de Inglaterra había sido largamente perdida para ese punto en el tiempo. "Hay que cruzar el canal!" Si usted está pensando,, recuerde que los tres aliados occidentales (los EE.UU., Reino Unido y Canadá) colectivamente habían superado en producción y capacidad de fuego a Alemania por aproximadamente 7: 1 para la invasión del "Día D" en Normandía, utilizando la mayor fuerza de tareas de invasión en la historia humana, y existió una buena oportunidad para que esa maldita operación fallara incluso en ese tamaño increíble. Durante la Batalla de Inglaterra, Alemania no tenía esa ventaja y, de hecho, su flota de superficie nunca estaba siquiera a una paridad con Gran Bretaña.

Su única marina con paridad fue la flota de U-Boats y que se utilizó para estrangular a Bretaña (que casi tuvo éxito). Aparte de eso, no había absolutamente ninguna industria marítima capaz de producir de barcos de desembarco y buques de guerra de superficie en número suficiente como para afectar a una invasión "a destiempo" estilo D-Día en Dover, Inglaterra. Así que esa opción estaba fuera, y punto.

El intento de "hacer frente a Gran Bretaña" ya había fracasado y los británicos ya estaban ahogando con éxito fuera del continente de cualquier importación de gasolina. Por Barbarroja, la Royal Navy ya había comenzado a recibir números enormes de suministros, especialmente los buques de guerra de los EE.UU. - que significa que el más grande, más rica economía en la Tierra estaba suministrando la segunda economía más grande en la Tierra con grandes cantidades de material de guerra. Usted haga la matemáticas. Esto torció la mano de Alemania en la invasión de la URSS para compensar la pérdida de los suministros de energía. No fue un plan tan errado.