Recuerdos
del inicio de la mecanización
Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila. (Jefe de la
2da. Sección de la Compañía de Tanques Medianos “Nahuel DL 43 – Escuela de
Tropas Mecanizadas – Año 1947)
Parte 1/2
Introducción
La “memoria” es una fiel amiga que nos acompaña en la vida. Ella acumula conocimientos y recuerdos en un orden desordenado que regresa como chispazos en ciertos momentos o bajo algunas circunstancias difíciles de preveer. La memoria se hace historia cuando en ella se ordenan los hechos y las personas buscando una coherencia en la que cada uno de ellos tiene un antecedente y una consecuencia, sin embargo, esta tarea intelectual, generalmente, hace perder la “sinfonía” de los detalles que, normalmente, le dan “color, sabor y olor” al desarrollo. La memoria también puede convertirse en “cuento” cuando a los hechos y personajes se les agrega la imaginación o la creatividad para “descubrir” la esencia de aquellos o suponerla. Estos recuraos, sin embargo, solo quieren ser homenaje a un momento de nuestra historia en el cual el Ejercito Argentino inicio su proceso de mecanización.
La “memoria” es una fiel amiga que nos acompaña en la vida. Ella acumula conocimientos y recuerdos en un orden desordenado que regresa como chispazos en ciertos momentos o bajo algunas circunstancias difíciles de preveer. La memoria se hace historia cuando en ella se ordenan los hechos y las personas buscando una coherencia en la que cada uno de ellos tiene un antecedente y una consecuencia, sin embargo, esta tarea intelectual, generalmente, hace perder la “sinfonía” de los detalles que, normalmente, le dan “color, sabor y olor” al desarrollo. La memoria también puede convertirse en “cuento” cuando a los hechos y personajes se les agrega la imaginación o la creatividad para “descubrir” la esencia de aquellos o suponerla. Estos recuraos, sin embargo, solo quieren ser homenaje a un momento de nuestra historia en el cual el Ejercito Argentino inicio su proceso de mecanización.
Dios, el Destino o la “Superioridad” quiso
que fuera participe y espectador de ese tiempo especial de nuestro Ejercito
desde la humilde situación del teniente que tiene mas responsabilidad de hacer
que de pensar, atrapado entre los capitanes que le mandan y los sargentos que
le obedecen. En ese complicado camino pasaban “cosas” que no se comprendían,
había “temas” que se ignoraba y se estaba “construyendo” un futuro que se
desconocía. El centro de ese proceso era una arma nueva, demoledora, atractiva
y poderosa: el tanque.
El Liceo Militar General San Martín me hizo
“infante”, el Colegio Militar de la Nación me formo como “artillero” y el
Ejercito Argentino trazo mi vida de “oficial” cuando mi primer destino fue el
Grupo de Artillería Muy Pesada 1, la primer unidad motorizada de la Artillería
de campaña, donde me encontré con “algo” que no estaba en mis capacidades, los
camiones, y me llevo a la sorpresa de la perdida de un “compañero” ideal que
era el caballo al que había aprendido a querer y sabia en cuanto el nos servia
para cumplir con nuestra tarea, misión y responsabilidad. Sin saberlo ni
proponérmelo, pocos años después dejaba la distinción de ser oficial de la
Escuela de Artillería para ser destinado a un sueño de otros que se construía:
la Escuela de Tropas Mecanizadas y que, en aquel momento, nunca supuse que
pasaría a ser parte integrante importante de mi vida y un elemento histórico
fundacional de los cambios para nuestro Ejército Argentino...
Estos recuerdos son, de alguna manera, la
revitalización de unos pocos años en ese centro de innovación estructural
militar y, lógicamente, un sincero, auque quizás tardío, homenaje a todos aquellos que con dedicación,
esfuerzo y, por que no decirlo, patriotismo, fueron parte de el. Como toda
memoria de “cosas” que pasaron hace mas de medio siglo, seguramente, quedara
mucho sin decir, lo que, posiblemente, mueva a otros a llenar esos vacíos, ya
no como memoria, sino como parte de la historia de nuestro Ejercito Argentino.
Generalidades
En las primeras décadas del Siglo XX
avanzo impactantemente el “motor” que reemplazo al “equino” como el propulsor
de los medios de transporte, el impulsor de mecanismos y el promotor de cambios
en la vida y la cultura. La civilización comenzaba una nueva era, quizás sin
saberlo, pero si lo sentía por sus efectos, pues modificaría las formas y los
medios, no tan solo en la paz, sino también en la guerra. Igual que hubo
civiles que visualizaron este poderosos cambio, hubo militares, particularmente
en Europa, que percibieron nuevos escenarios con nuevas armas que
transformarían el combate y harían
nuevas las batallas.
La Humanidad sufrió, en aquel momento del
pasado, los problemas de la guerra en dimensión mundial entre 1914/1918 y
1939/45 y, con ello, cambios doctrinarios, nuevas armas, estrategias innovadas
y tácticas sorprendentes. Todo ello con tanto poder, que ingreso en plenitud el concepto de “nación en
armas” y las contiendas salieron del campo de batalla para alcanzar la
totalidad de los territorios de los beligerantes. El sabor de la guerra que era
percibido solo por los soldados, llego con su crueldad anónima a todos que sin
empuñar las armas pasaron a ser parte de los conflictos y, consiguientemente,
sufrir directamente sus consecuencias.
Es edificante y honroso leer las ideas,
pensamientos y propuestas que los militares de nuestra Argentina han dejado en
los diversos libros y artículos publicados en aquella época. Los soldados de
nuestro Ejército seguían con atención los episodios y los combates, realizaban
su análisis meduloso y señalaban las enseñanzas. Entre los temas tratados por
aquellos preclaros estudiosos militares estaba el de la mecanización, que,
sorprendentemente, se reedita en nuestro medio en las décadas del 1950/60,
cuando ingresan las ideas de la computación (Informática) que en el presente es
impulsora de los mañana.
El
interrogante era determinar en que medida las nuevas armas impulsadas por
motores, tanto en el aire como en la tierra, tendrían que ser adoptadas e
incorporadas a terrenos tan diversos de nuestro país, que van desde la montañas
a las selvas y desde las tierras rocosas a los arenales. Por eso, cada vez que
se libraban combates en estas guerras en lugares disímiles, ello despertaba la
atención para descubrir la modularidad y adaptación a los medios que se lograba
por los hábiles conductores de las fuerzas. Las publicaciones militares extranjeras,
que llegaban plenas de noticias y comentarios, eran fecunda semilla para
aprender, evaluar y, dentro de lo posible, proponer. Como en todo proceso de
innovación, las propuestas eran medidas como utopías irrealizables y dormían en
los archivos a la espera del dudoso momento de su implementación. Existía, en
su fondo, una lucha no declarada pero si real y consistente, entre los que no
querían abandonar las conquistas y realidades del pasado con los que suponían
que avanzar era una imposición ineludible ofrecida por el progreso e impuesta
por el futuro.
Había dos nuevas estrellas en los
armamentos: el avión y el tanque. La decisión en las batallas estaba intimamente unida al empleo oportuno y eficaz de alguno de ellos o los dos en conjunto y
así surgieron nombres de soldados, que supieron de su empleo eficaz y oportuno,
que quedaron incorporados indelebles en la historia militar, emulando a los
grandes del pasado. Nuevas armas, nuevas formas y nuevos empleos nacían más de
la imaginación que de la creatividad y la sorpresa se adueño de los campos de
batalla con hechos positivos y negativos que se acumulaban con la dureza de las
experiencias.
El avión, primero como el combatiente
solitario, as de los cielos y del valor de los pilotos, dejo paso al destructor
y al transporte, modificando la maniobra, rescatando el valor de la sorpresa y
llevando la guerra a todos los ámbitos de los contendientes. El tanque, a su
vez, utilizado inicialmente como
complemento de las otras armas, adquirió su perfil propio como base de las
acciones y se apropio del choque, la maniobra y la sorpresa en los campos de
batalla.
El avión creció por su misma potencia y,
militarmente, primero se hizo “arma” y después “fuerza”, pese a que, luego, por
la necesidad de su empleo táctico, volvería a integrarse como había sido al
inicio en el Ejército y la Armada.
Igual que en los primeros años de los
aviadores, su “rebeldía” era “quitar el aro a la gorra” (decían por la
necesidad de colocarse los auriculares), en los mecanizados, fue “quitarse las
espuelas” (pues ellas trababan los pies en el vehiculo), pero, con estas simplezas, comenzó este
evolucionado desarrollo.
Siempre es difícil cambiar, ya que ello
significa abandonar usos y costumbres, adaptarse a otras situaciones, desafiar
lo desconocido y comenzar un algo nuevo. Ello es tanto más duro y dificultoso
cuanto mas sólido es el pasado, compromisos se han adquirido o antecedentes son
sostén, por eso, los militares, como integrantes de las fuerzas armadas, que
como ejércitos son las glorias del ayer, el hacerlo, significa una
responsabilidad enorme pues, si se fracasa, se exponía el futuro, los daños
podían ser irreversibles y sus consecuencias imposibles de acotar, sin embargo
la innovación y el progreso desafían el hacerlo y, la mecanización fue su consecuencia
y resultado.
Ejército Argentino
En la sociedad de principios del Siglo XX
el uso del automóvil siguió los momentos en que el mismo era un “deporte”, como
también pasaba con el “globo y el “avión” y, lentamente, avanzo a su uso
general como transporte de personas y/o de cargas. En el Ejército, se produjo
un desarrollo paralelo, con la incorporación de automóviles y camiones
“civiles” que cumplían funciones de “guarnición” y no se los concebía como
medios para el combate.. Los pocos vehículos que se disponían, a falta de
conductores especializados, eran manejados por suboficiales o soldados que “sabían hacerlo” por haberlo aprendido
particularmente. Los vehículos motorizados no eran considerados como parte de
la “dotación” de material de guerra de las unidades, no figuraban en los
“depósitos de movilización” y eran solo una “comodidad” para la vida diaria.
Recién en el año 1936 se crea una “Escuela de Motoristas” como adecuada
respuesta a la formación de personal con aptitud para manejo de los vehículos.
En
nuestro Ejército, durante la década del 1930, se organizan unidades
“motorizadas” y en los cuadros de organización del año 1943 se señala a la
“Agrupación Patagónica” y a elementos de Artillería Antiaérea. No se menciona
específicamente, pero existía, una “batería de cañones muy pesados” en la
Escuela de Artillería. Se cita específicamente a esta subunidad, pues, en el
año 1945, integra junto con otra que estaba en los “Depósitos de Movilización”
de la Escuela, el Grupo 1 de Artillería Muy Pesada, que así es la primera
unidad motorizada de esa arma con material para ese fin.
Se destaca en aquellos tiempos, la “motorización” de los Regimientos 8 de
Infantería y 24 de Infantería y el Grupo 8 de Artillería, todos integrantes de
la ya mencionada “Agrupación Patagónica” pero con vehículos “civiles” cuya
adaptación consistía en pintarlos de color “verdeoliva”.
Desde el punto de vista de los “blindados”,
se habían adquirido “autos blindadosCrossley” y una decena de “tanques livianos Vickers” que fueron asignados
temporalmente a algunas unidades de Caballería e Infantería como “armas de
acompañamiento”, hasta que, finalmente, fueron ingresados en deposito al
“Arsenal Esteban de Luca”. Los materiales no tenían empleo claro y, en general,
resultaban una dificultad porque creaban problemas que no estaban en la
generalidad de actividades clásicas y convencionales de las unidades.
En el Ejército los planes no contenían
previsiones de uso de “tanques”, ya que eran prácticamente un arma desconocida,
si bien, se hablaba de motorización, pero todo lo contenido se refería a la
realidad de las unidades a pie o hipomoviles. Las ideas de la motorización impactaban con diferente efecto en el personal
conforme sus armas. Los infantes lo veían como una mejora en sus transportes.
Los artilleros como un medio mejor de desplazamiento. Los de Caballería lo
consideraban un tema improbable. Es, sin embargo, de señalar, que los primeros
orientados hacia la mecanización fueron en el arma de Infantería y, por
necesidad del tipo de armamento, la Artillería Antiaérea.
La creación de la “Escuela de Tropas Mecanizadas”,
en octubre de 1943, y su organización en los años posteriores, fue un hecho
importante, trascendente en este proceso de adaptación, que debe ser claramente
destacado. La provisión como dotación de vehículos “civiles” y de los
“blindados”, que estaban en el Arsenal Esteban de Luca, permitió mostrar
concretamente el inicio de la actividad. La escuela orgánicamente, contó con unidades
o subunidades de todas las armas reunidas en una “Agrupación Tropas” y una
“Subdirección Técnica” responsable de los estudios y desarrollos. Se destaca,
por su importancia aplicativa, la existencia, dentro de la citada Subdirección,
de una Sección Reglamentos y una Compañía de Conductores Motoristas, organizada
para continuar la ·”Escuela de Motoristas”.creada con anterioridad en el año
1937.. Esta ultima otorgaba los “Registros de Conductor Militar” que, lograrlo,
paso a ser una aspiración de todo el personal, aun aquellos que eran ajenos a
los cursos respectivos.
En los años 1945 y 1946 se realizan
importantes ejercicios finales y maniobras, respectivamente, participando en estas ultimas en las
provincias de Entre Ríos y Corrientes,
el “Escuadrón de Tanques Livianos” de la
Escuela de Tropas Mecanizadas como apoyo de las unidades de Caballería. Las
torrenciales lluvias, que se presentaron durante prácticamente todo el tiempo,
crearon dificultades de todo tipo, en particular a los vehículos, como fue los
del mencionado escuadrón y los del Grupo de Artillería Muy Pesada 1 que
quedaban a los bordes de los caminos en sus cunetas o “enterrados” en el
terreno. La experiencia recogida, sobre la difícil, para no decir nula,
operabilidad de los vehículos en esa zona quedaba probada cuando se debía
recurrir a las unidades montadas para “recuperarlos”. Tanques y camiones
“arrastrados” por cuartas y troncos de
un “avantrén”, en el cual los “nobles caballos” eran su tracción, pasó ser el
certificado de inoperabilidad.
Durante el año 1946, se desarrolla la idea
de incorporar los tanques medianos “Nahuel DL 43” que estaban en depósito en el
Arsenal Esteban de Luca. Esta docena de tanques habían sido construidos en ese
Arsenal en el año 1943 por el Jefe del mismo Tcnl. Alfredo Baisi, presentados
en el año 1944, desfilado en 1945 y, posteriormente, mantenidos en depósito. El
Tcnl. Emilio Bidone, Jefe en estas circunstancias, realizó el ajuste y
reciclaje de los mencionados tanques que, en realidad, eran un desafío a la
técnica y casi un milagro a su realidad.. Si
construirlos había sido una muestra de capacidad y calidad “artesanal”,
el solo pensar que podían ser utilizados significaba un riesgo que podía ser
considerado algo insuperable, lo que valoriza tan extrema decisión.
A principios del año 1947 se resuelve la
creación de una subunidad de tanques medianos en la mencionada Escuela de Tropas
Mecanizadas, como medio concreto y experimental sobre el uso y empleo
de este material. Hay que tener en cuenta que la idea predominante era que se
estaba dando inicio a una “nueva arma”, tal como había sucedido con la
aviación. En base a ello, se destino en la “Compañía de Tanques Medianos Nahuel
DL 43” personal de las distintas armas y los “conductores motoristas” egresados
de la Compañía especializada de la Escuela. Este episodio debe ser observado,
mas que por sus antecedentes, por sus consecuencias, significaba que, por
primera vez, en la historia del Ejercito Argentino, se contaría con una unidad
de tanques o sea el armamento que se destacaba en las batallas del Norte de
África y había servido decisivamente en la dominación de los vencedores
circunstanciales en Europa. Con la Compañía de Tanques Medianos Nahuel se
ingresaba concreta y materialmente en la dimensión mas elevada de las
capacidades y calidades militares de la época. El valor emotivo del Nahuel se
refleja en la construcción de un altar de materiales en la Plaza de armas de la
Escuela como replica de los tanques originales.
El año 1947 fue fructífero en sus acciones,
ya que los desarrollos en la subunidad de tanques en materia de instrucción,
utilización y uso de este material muestran su posibilidad efectiva y la promesa
se convierte en realidad. La sensación de orgullo por lo logrado desborda a la
misma Escuela y da muestra de ello las presentaciones, demostraciones y
ejercicios que se realizan ante autoridades argentinas y extranjeras. El sueño
arriesgado de ayer se había convertido en un hecho cierto y valedero. Este”
orgullo”, entre las variadas muestras, se concreta con la creación de la
“especialidad” y la entrega del “distintivo” de tanquista al personal superior
de la Escuela y la Compañía de Tanques, incluyendo al Escuadrón de Tanques
Livianos. Se logro, así mismo, a fines del
año, la realización de una compra
de “chatarras de guerra” en una “operación encubierta”, se planifico la motorización de la División 1
Infantería y mecanización (Blindados) de la División 1 de Caballería. Esta
situación vivida en el año 1947, permite destacar al mismo como el del
lanzamiento de la mecanización plena del Ejercito y debería, a los fines
históricos, tener una valorizaciones especial y un reconocimiento institucional
que hasta ahora le esta negado...
En el año 1948, la Escuela de Tropas
Mecanizadas realizo un sinnúmero de cursos para oficiales y suboficiales de
todas las armas que se preveía serian destinados a las unidades mecanizadas.
Además, en un acuerdo directo con el Ejercito de los Estados Unidos de América,
se comisiono a personal militar a asistir a diferentes cursos, entre ellos a la
“The Armored School” (Fort Knox) para
realizar cursos sobre “conducción” y “mantenimiento” y se acepto el envió de
una “Misión Militar” que cooperaría con la Escuela. Los cursos, las comisiones
de estudio y la llegada de los asesores constituyen el “eslabón” intelectual de
formación de este prodigioso proceso de avanzar hacia la mecanización militar
argentina. El Ejercito Argentino, en un esfuerzo planificado y conducido
correctamente, encaraba una tarea trascendente que significaba una nueva
filosofía, nuevas doctrinas y nuevos armamentos y se lanzaba organizadamente a
su futuro.
En el año 1949, las unidades de la División
1 de Infantería y la División 1 de Caballería, habiendo sido dotadas con
material automotor y blindado, respectivamente, e incorporado personal de
cuadros egresado de los cursos especializados, conformaron las primeras
unidades superiores del Ejercito mecanizadas y fueron el proceso material de
transformación desde las realidades hipomoviles hacia los futuros de la
estructura orgánica militar.
En el año 1950 se introduce una variable
organica en los comandos de las unidades blindadas conformándolas como
“Agrupaciones” bajo la idea de que ellas serian grupos de conducción a los que
se les “asignarían” las unidades que los componen conforme la misión que se les
imponga. La idea citada es dejada sin efecto en el año siguiente en el que se
vuelve a la organica anterior con excepción del Regimiento1 de Artillería
Blindada (Agrupación Blindada 3) que se le anula el “Grupo de Destructores de
Tanques” y queda reducido solamente como “Grupo de Artillería Blindada 1”. En
tanto, en la Escuela Superior de Guerra comienzan a dictarse como materia los
conocimientos sobre blindados por la presencia de personal que regresaba de los
cursos de especialización en The Armored School.
En el año 1952, dado que las Escuelas de
armas ya habían incorporado a sus capacidades educacionales los temas de la
mecanización, se desactiva la Escuela de
Tropas Mecanizadas y se crea la Agrupación Blindada escuela que se traslada
desde sus cuarteles de Villa Martelli a Curuzú Cuatia. Con lo que se puede
considerar como completado el proceso inicial de mecanización militar en
Argentina.
El Ejército Argentino, en poco menos de un
lustro, había transformado una idea elemental en un hecho cierto y concreto,
para lo cual, puso en acción a los mas diversos medios en una coordinación estructural exitosa, desafío imponderables
activando la iniciativa creadora de su personal y mostró el espíritu,
conocimientos y calidad de sus cuadros.
Aspectos de la mecanización
En el desarrollo antes expuesto de la
mecanización en el Ejército Argentino comprendiendo para ello el periodo desde
mediados de la década de 1940 hasta el inicio de 1952, existen algunos temas
puntuales, que, por su influencia en esta evolución, resultan aptos
complementos históricos, que se detallan a continuación:
a) Conducción y doctrina.
En el Ejército Argentino no existían antecedentes
sobre la mecanización salvo los que llegaban por las noticias y las
publicaciones militares extranjeras. Si bien había inquietudes, particularmente
en relación a la aviación, no sucedía lo mismo sobre la motorización, aun menos,
los blindados y, específicamente, los tanques.
Las hipótesis de empleo de las fuerzas
armadas se referían a teatros de operaciones cuyas características y topografías
señalaban las dificultades para el uso de vehículos a motor. Las pocas
experiencias realizadas en ejercicios finales y maniobras permitían deducir que
el terreno era su restricción mas clara. Además, es de recordar, que los vehículos de
principios del Siglo XX, tenían características limitadas para su rodaje en
ciertos terrenos., por ejemplo, el rodaje “macizó” de los autos blindados,
requería terrenos firmes y duros para evitar caer en su empantanamiento. Estas
ideas, es también de destacar, existían en los países del hemisferio Norte y de
ello da cuenta la situación diferencial bajo la cual se inicia en el año 1939
la II Guerra Mundial. El tanque, previsto como arma complementaria al principio
de la guerra, desborda en las operaciones del ataque de Alemania y, luego, actúa como medio principal en su desarrollo,
en especial en las campañas del Norte de África. Esta transformación del tanque en sus capacidades y empleo surgió
durante la misma guerra, modificando las doctrinas existentes en los
beligerantes, provocando enfrentamientos intelectuales de envergadura y llevando
a escenarios en ambientes desconcertantes. El “tanque” como complemento de la
Infantería y la Caballería gano durante las batallas de la Segunda Guerra Mundial
una posición solo comparable a la del avión como arma de combate en los cielos.
Es evidente que las unidades de tanques
tenían capacidades de choque, maniobra, sorpresa y destrucción que no eran las
clásicas de las otras armas y llego a la
situación de enfrentamientos directos entre ellos donde privaban, al margen de
la fortaleza de sus corazas y el potencial de sus proyectiles, la habilidad de
los conductores y surgía como restricción a su empleo la siempre olvidada y
postergada logística con sus poderes de abastecimiento y reparación.
La posición de “neutral” de Argentina, hacia
a sus Fuerzas Armadas espectadoras y, la falta de materiales del nivel a que se
estaba empleando, señalaba la imposibilidad de su acción. Las pocas inquietudes
que se presentan en este tema son, más bien, inquietudes teóricas, desarrolladas
con fines intelectuales, pero que indican una adecuada apreciación por parte de
sus autores. Se debe tener presente que hubo inquietudes y gestiones para
lograr incorporar nuevos armamentos, entre ellos tanques, realizados ante
Alemania, que si bien parecían prometedores, fracasarían por la propia
necesidad bélica de ese país. No hay que olvidar, además, que la diferente
posición política en el conflicto, asumida por otros países, particularmente
los fronterizos a nuestro país, y su participación con los “aliados” nos
llevaban a una situación de previsible crisis que no podía ser ignorada.
Por más que Argentina declaro la guerra a
los países del Eje, dado que esto se concreto prácticamente al finalizar la
contienda, la situación de relación era frágil con los “aliados” vencedores”.
Argentina, pese a la reconocida acción “humanitaria” que significo su aporte
con alimentos a los países de ambos bandos en guerra, motivaba marcada
desconfianza, en especial en los norteamericanos, que pretendían nos
involucráramos como sus aliados, en especial después de la agresión de Japón.
No puede ocultarse y debe sumarse a esto, una realidad concreta, que era que la
base de las doctrinas y educación militar en Argentina había sido desarrollada
con el apoyo de Alemania e Italia, y tener en cuenta que un alto porcentaje de
la población era originario de este último país. Esta caracterización, en aquel
tiempo, se materializaba en detalles como eran los tipos de uniformes militares
utilizados que, evidentemente, están inspirados en el Ejército Alemán. Si
recordamos los clásicos “cascos de acero” y los cortes de los equipos, que se
usaban, se ve una absoluta similitud.
El hecho fortuito de un contacto personal en
una reunión de altos mandos entre el Comandante en Jefe del Ejercito
Norteamericano y del Argentino, realizada posiblemente en el año 1946, logro
disipar la distancia existente y facilito el acercamiento. Esta “comprensión”
entre soldados, abrió una relación educacional que se adelanto a la diplomacia
formal y, como se dijo antes, ello llevo a que se comisionara personal a
estudiar en los Estados Unidos de America y la recepción de una Misión de
Asesores.
Dentro de la idea de la educación y en especial
sobre conducción, se recuerda al entonces Capitán Anibal Peralta (Caballería) y
el Tte 1ro Orencio Cesar Anaya (Infantería) que, a su regreso, se desempeñaron
en la Escuela Superior de Guerra y publicaron libros y artículos sobre el tema.
En el mismo sentido, pero como resultante de la tarea de “traducción” de
reglamentos, se destaca al entonces Capitán Heriberto Kurt Brenner, dependiente
del Tcnl. Enrique Oyharzabal Castro, integrando la Sección reglamentos de la Escuela, donde se cumplió una tarea de
“adecuación” que luego asumiría la Inspección de Tropas Mecanizadas con la
destacada acción del General Benjamin Ratenbach y sus auxiliares..
Si bien el rol de todos los Directores de la
Escuela de Tropas Mecanizadas ha sido
fundamental, aparece en este tiempo inicial el accionar de la Inspección de
Tropas Mecanizadas primero compartida y luego separada absorbe algunos
elementos de la dirección de la escuela y continua con la responsabilidad de crear la doctrina y los
reglamentos. Posiblemente, el Director mas destacado, se trata el Coronel
(Caballería) José María Epifanio Sosa Molina y, como Inspector, el General de
Brigada Benjamin Ratenbach. El primero logro, con su empuje y personalidad,
hacer realidad los temas más difíciles y
complicados, y, el segundo, materializar orgánicamente el conocimiento de una
actividad sobre la que no se tenía experiencias concretas ni antecedentes
serios.
El Ejército Argentino logro en un tiempo
sorprendentemente breve que su personal conociera y se capacitara en un nivel
poco común sobre las nuevas formas y características que imponía la
mecanización militar.
b)
Materiales
Los primeros pasos hacia la monitorización
se dieron con vehículos “civiles” que cumplían esencialmente actividades de
“guarnición”. La incorporación de material automotor, no estaba dentro de las
prioridades de equipamiento militar y sus elevados costos creaban naturales
impedimentos financieros. Los pocos automóviles y camiones, en su momento,
fueron complementados con algunas motocicletas que estaban destinadas al
servicio de “estafetas” y las
comunicaciones. En su momento hubo una Sección Motociclista, cuyo Jefe era el
teniente Alberto Moro, que tenia singular brillo por sus equipos, vehículos y
demostraciones de “audacia” deportiva.
Las incorporaciones de los “autos blindados
Crosley” y los “tanques livianos Vickers” no aparecían bien justificadas y fundamentadas, lo que se
observa por el cambiante destino que se les da y que terminan en un depósito de
los Arsenales. Se une a eso, el rechazo a la oferta de unos pocos “tanques”
italianos que por su cantidad y características no parecían de utilidad final y
que, finalmente, fueron adquiridos por el Ejercito de Brasil.
La “aventura” del tanque Nahuel es,
realmente, significativa en sus dos momentos. El primero, netamente político
internacional, cuando “sorprende” con su
presencia, en un ambiente difícil, en el
cual el país tiene negados armamentos y
que la “neutralidad” no resultaba agradable a uno de los beligerantes.
El segundo, es que permitió crear, con un material complicado y dificultoso,
las bases de personal de tanques y los parámetros para su educación e
instrucción. Los tanques Nahuel fueron exhibidos en la Exposición del Ejército
en el año 1944. Se trataban de dos vehículos de gran tamaño con el “aspecto” de
un tanque Sherman. Una persona, “disfrazado” como oficial con el grado de subteniente en su
hombrera con vivo blanco, explicaba sus características y ventajas. En la misma
avenida 9 de Julio se observaba el avión “Pulque DL” montado sobre una
plataforma. El 9 de julio de 1945 un grupo de tanques al mando del Tcnl. Baisi
desfilaron por la Avenida Alvear (hoy del Libertador) acompañados por una
escolta de motociclistas. De esa manera, el tanque “cumplió” el propósito
político con el se lo había construido. La realidad muestra que el tanque tenía
serios problemas técnicos no resueltos que iban desde las uniones de las calzas
de las orugas hasta el calentamiento de sus motores, lo que lo hacia un buen
ensayo pero un imposible medio practico para su utilización.. Cuando se aprueba
su reciclaje, el Tcnl. Bidone como Jefe del Arsenal,, realiza el desmontaje
total de las unidades y su rearmado, ajustando aquellos aspectos que se
mostraban como necesarios, en un ejercicio de calidad y capacidad técnica tan
destacable como el que aplico su creador.. De esta manera, se logro contar con
vehículos con una cierta adecuación para su desplazamiento y con la posibilidad
de su provisión como dotación a la Compañía de Tanques Medianos. Junto con la
entrega de los doce tanques se entrego como provisión cinco jeeps Willys nuevos
que, como curiosidad, llevaron las cinco primeras placas de identificación
militares bajo los números de 001 a 005.
Un
tema, poco divulgado y pleno de confusiones, es la operación de adquisición de
“chatarra” en Bélgica, una operación encubierta sobre la cual mucho se ha
hablado y calificado.. El agregado militar en Paris señalo la posibilidad de
adquirir material desactivado y vendido a “chatarreros” para su desguace, por
lo que se dispuso la realización de una inspección general para conocer los
materiales y evaluar su posibilidad de compra., tarea que cumplió el Capitán
Alfredo P. Otheguy. Los informes “reservados” señalaron en “su parte escrita”
su “mala calidad” y “estado insatisfactorio” conforme se había convenido para
que quedara claro su destino como “chatarra” y la imposibilidad de su
utilización como material militar. La segunda comisión, al mando del Coronel Héctor Magallanes (Ars..
E. de Luca) y el Teniente Coronel Lorenzo Tosselli (Ec. Trop. Mec.), se realizo con el objeto de “seleccionar” los
lotes y se eligieron los que presentaban a la vista menores problemas después
de casi dos años de abandono. La “cobertura” de
la operación la brindo el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del
Intercambio), un organismo oficial comercial, con el justificativo de encontrar
carga de regreso a los buques que llevaban cereales a Europa y volvían vacíos.
En los últimos meses del año 1947, los buques de ELMA (Empresa Líneas Marítimas
Argentinas) en una operación “contrarreloj” y “sobrecargados” trajeron los
materiales “chatarra” al país. Es de recordar que se sabia que aun existía un
cierto control sobre la posibilidad de
equipamiento armado de Argentina y, lógicamente, se temía que la compra fuera
intervenida o los materiales incautados. La operación se cumplió con éxito
destacándose, nuevamente, que algunos de
los buques embarcaron “sobrecarga” con tal de acelerar los envíos. Para tener
en cuenta la “calidad” real de los materiales, baste decir que algunos, por
ejemplo los Carriers T 16, estaban en sus cajones originales tal como se los
despacho de sus fabricas y los demás sucios y mohosos quedaban “brillantes”
después de las rutinas de lavado. Se reitera la “cobertura” de esta operación,
recordándose una vez mas que se trataba de material vendido para su desguace y
fundición ya que, si bien había quedado como rezagos en los lugares de
desembarque, las autoridades no tenían “interés” que fuera a parar a destinos
inciertos, como, seguramente, habrían imaginado a Argentina. Es de pensar lo
que habrán informado los agregados militares de los Estados Unidos de América,
Inglaterra y Francia, al respecto, pero, el material “ya estaba en el país”.
Este tema fue “manejado” en forma tal que su desarrollo motivo reacciones aun
en el Congreso de la Nación con la observación por parte de legisladores de la
operación ante la “imposibilidad” de revelar si realidad. Hay que tener en
cuenta que ese material, pese a todo lo que se le pueda atribuir como negativo, fue
de dotación durante varias décadas posteriores.
Los vehículos desembarcados en el Puerto de
Buenos Aires fueron trasladados y aparcados en los terrenos que rodeaban a la
Escuela de Tropas Mecanizadas en Villa Martellí. La casi totalidad del material
se desplazo “por sus propios medios” y hubo casos, como los Carriers T 16,
dentro de sus embalajes de madera originales que se desembalaron y aprestaron
en el arsenal.. Como observación, se recuerda que el esfuerzo logístico del
desembarque en Normandia realizado por
los aliados supero la demanda de material en el combate y, por ello, fue
acumulado en depósitos transitorios para, finalmente, ser vendidos a
comerciantes “chatarreros”, por ello se
trataba de material que no había llegado a entrar en combate y no había sufrido
de robos o destrucciones, pero si las inclemencias de mas de dos años de exposición
sin cobertura alguna.
La variedad y cantidad de vehículos, desde
jeeps hasta camiones, desde tanques de diferentes modelos completos hasta
bateas, fueron adaptadas, montándoles materiales específicos, como cañones y
obuses, para satisfacer las necesidades
de las unidades conforme las armas correspondientes. En realidad, en muchos
casos, se trataba de desmontar transportes para tracción hipomóvil y montar sus
armas en los nuevos medios mecanizados. Un ejemplo muy particular fue la serie
de materiales que se lograron con las adaptaciones realizadas sobre las bateas
Crussaders que mostraron efectivas
aptitudes positivas para ello.
Si bien no existen números exactos de la cantidad de material recibido
se señala que se recibieron casi 400 tanques. alrededor de 200 semiorugas, 100
camiones, mas de 130 bateas de Crussaders además de jeeps, vehículos de comando
frontales y casi 2.500 equipos de radio es decir una muy numerosa provisión en
cantidades de la que no existían antecedentes en el pasado.
Los tanques livianos Vickers, los autos blindados
Crossley y los tanques medianos Nahuel fueron radiados de servicio y,
lamentablemente, desguazados, con la sola excepción del Nahuel 125 al que se le
saco el frontis y se lo reconstruyó como un altar en la Plaza de Armas del
Grupo de Artillería Blindada 1, en Campo de Mayo, que, posteriormente, fue
llevado por la unidad a Curuzú Cuatiá y, finalmente, desapareció cuando esa
unidad fue trasladada a Azul. Es interesante recordar que se han hecho esfuerzos
para “rescatar” alguno de los citados vehículos por su valor histórico habiendo
todos llegado a resultados negativos.
c) Instrucción.
Las unidades mecanizadas incorporaron a su
instrucción clásica algunas variables vinculadas a su medio de transporte. Esta
variación fue relativamente pequeña en las unidades de Infantería, algo mayor
para las de Artillería y muy importante en las de Caballería.
Las unidades montadas dedicaban una cantidad
importante de sus horarios de trabajo al cuidado y racionamiento del ganado,
como así ejercicios vinculados a la equitación y el carreteo. Estos porcentajes
de tiempo ocupaban prácticamente el 40% de los horarios en los planes de
educación e instrucción, al no contar
con ganado, pasaba a ser tiempo “libre” para otra utilización. En la mayoría de
las unidades se inicio una práctica totalmente desacostumbrada: la “siesta”, es
decir se fijo un tiempo dedicado al descanso del personal después del almuerzo,
una forma impensada de “mejoramiento” de la vida en los cuarteles.
En los planes de instrucción se introdujo la
“instrucción formal” que guarda similitud con el “servicio de piezas” de la
Artillería con voces de mando parecidas y con señales del mismo tipo. Los
conductores motoristas de los tanques y blindados fueron suboficiales de esa
especialidad, en cambio, para los vehículos automotores se designaron soldados
que recibían la instrucción correspondiente hasta que la llegada de nuevo
personal logro el completamiento requerido.
La “mesa de arena”, para la practica de los
ejercicios, adquirió importancia para que el personal practicará “bajo control”
los desplazamientos y actividades durante las marchas y combate. Era una forma
de “economizar” combustible y de hacer realidad bajo control actividades que
las nuevas dimensiones de los medios convertían en dificultosas cuando no
imposibles.
d)
Mantenimiento.
Si bien las rutinas de “cuidado y limpieza”
del armamento se cumplían antes de la mecanización, las acciones de
“mantenimiento” de los vehículos alcanzo un nuevo valor significativo sobre el
cual no se tenia antecedentes o experiencias.
Inicialmente, se responsabilizo de las
tareas de mantenimiento a oficiales inexpertos que eran asistidos por
suboficiales mecánicos o conductores motoristas. Si bien había “ingenieros
militares” en la especialidad de “automotores” egresados de la Escuela Superior
Técnica, su orientación no coincidía con lo que se requería.
Este
tema fue resuelto con la comisión de oficiales dentro del plan acordado con el
Ejercito Norteamericano a “The Armored School” (Fort Knox). En total se
enviaron siete oficiales subalternos en tres cursos entre los años 1948 y 1950.
los que al regreso fueron designados Jefes de la Sección Mantenimiento de las
diferentes unidades que integraban el Cuerpo Mecanizado.
Estás secciones de la unidades cumplían los
escalones de mantenimiento reglamentados y conformaron un sistema con las
unidades de mantenimiento de los escalones superiores. El accionar de todo el sistema que
inicialmente fue “copiado” de los manuales y reglamentos norteamericanos, fue
modificado por el alto costo que el mismo significaba y la peculiar
característica de los argentinos de encontrar solución los problemas evitando
el reemplazo de los materiales.
El Servicio de Arsenales se creo en base a
estos antecedentes incorporando al mismo no tan solo la atención de los
vehículos, sino también la de los materiales y armamentos, años después. Ese
conjunto de” oficiales de mantenimiento”
debería ser considerado como los predecesores de los oficiales de Arsenales
posteriores.
e)
Cuarteles.
Un tema no menor fue la adaptación de los
cuarteles a la mecanización. Las
unidades contaban de sus plazas de armas, alojamientos, depósitos,
caballerizas, campos de instrucción etc. diseñadas conforme al uso, es decir no
estaban preparadas para vehículos pesados, no tenían tinglados para su
estacionamiento, talleres de 2do escalón
o “surtidores de combustible” o depósitos de aceites, etc.. Tampoco se
contaban con normas contables para la adquisición de repuestos, combustibles,
pinturas, etc. ni disposiciones o normas para su guarda y custodia.
Había casos especiales, como eran las
unidades de Caballería, que no contaban con “polvorines” para los proyectiles
de los cañones de los tanques y los que tenían para la munición de armas
portátiles, no satisfacían las exigencias de seguridad reglamentadas.
Las primeras experiencias fueron calles
destrozadas, columnas de caballerizas echadas abajo y algún jardín con su
césped y flores arruinados. Hubo que marcar la circulación, colocar señales de
transito, fijar limites de velocidad o determinar sectores de “no-acceso”, todo
lo que dio lugar a lo que mas tarde seria la “policía militar”.
f)
Cultura y sociedad.
La mecanización, en especial en las unidades
montadas, ya que su vinculación con el caballo, los deportes ecuestres y los
grupos sociales relacionados con ellos, significo una serie de modificaciones a
los comportamientos y las costumbres.
El caballo es para los argentinos parte de
la “identidad nacional” como es el “mate” o el “asado”, dejaba de estar
presente en las actividades militares y desaparecía de los cuarteles. Las
características de los animales, los rendimientos en cada actividad y los
ejemplos de conductas, eran temas frecuentes en toda oportunidad y, de pronto,
dejaban de estar en las conversaciones. Los deportes ecuestres, particularmente
el salto para todos y el “polo” esencialmente para los de Caballería y el
“pato” para los artilleros, al margen de la actividad en si, significaban el
contacto directo con los civiles de la sociedad y la comunidad que también se
dedicaban a los mismos. Las relaciones
sociales del personal de las unidades montadas tenían como uno de su eje el
caballo y el mismo era su justificativo que, al desaparecer, era igual a una
ruptura de tipo violento con grupos o personas determinadas.
Si bien el tema de los automóviles, las
carreras de autos, sus características, etc.tenian vigencia, el “romanticismo”
que incluye al caballo, era irremplazable. Este tema, para atenderlo y como una
muestra de la importancia de la destreza que implica el uso del caballo, ha
dado como consecuencia la creación de “secciones montadas” con la provisión de
algunos caballos para continuar con las prácticas deportivas ecuestres en las
unidades de Caballería.
g)
Espiritual
El tema de la mecanización o sea el
abandono del caballo en las unidades militares de todo el mundo encontró
reacciones de tipo anímico en el personal de ellas. Esta cuestión es no menor,
particularmente en aquellos tiempos de inicio. El oficial se sentía “desolado”
al no “tener la fusta en su mano”. El personal añoraba los “olores” de las
caballadas y se resentía ante el de la “nafta”. Había un nuevo tipo de silencio
ya que faltaban relinchos. Se sentía la falta del “riesgo” de montar, saltar o
jugar sobre un caballo. Los tinglados eran fríos y oscuros ante las
caballerizas con calor y sonidos.
Parecía una “traición” sacarse las
espuelas, luego, hasta las botas o modificar el “breeches” por un buzo o decir
que se iba a controlar la “carga de combustible” en lugar del “rasqueteo”.
Si bien la cuestión espiritual parece un
tema materialista, su efecto y realidad debió y debe ser considerado. Se señala
que Ejércitos que han avanzado en la mecanización en forma irreversible, como
pueden ser el ingles, alemán y francés,
aun tienen como medios de instrucción y deporte a los caballos.
h) Arma
nueva
Cuando el Nahuel llegó a la Escuela de
Tropas Mecanizadas y se creó la Compañía de Tanques Medianos en el año 1947, la
idea general era que estaba naciendo una arma que seguiría un derrotero similar
al de la aviación.
Todo indicaba que la Infantería seria
“motorizada”,la Caballería seria “blindada” y la Artillería en su forma de
autopropulsada y remolcada seria ambas cosas. La presencia de los Carriers T 16
y los semiorugas daban la indicación de que los “Tiradores Blindados” seria la
denominación para la Caballería.
Los tanques eran diferentes de las demás
armas. Estaban concebidos para una mezcla de acciones que sumaban a las de la
Infantería, la Caballería y la Artillería. Hasta tenían una esencia de
“aventura” que llevaba a pensar en la aviación.
Esa idea general encontró materialización en
la designación del personal que integraría la Compañía de Tanques Medianos que
era proveniente de diferentes armas y encontró justificativo cuando se
repartieron las materias de instrucción ya que se ajustaban al origen de los
instructores.
Cuando se incorporó el material en el año
1948 y se transformo la División Blindada 1, se destinaron a las unidades Caballería (C 8 y C 10) personal de todas las
armas. Esta relación continúo hasta el año 1962 con la presencia mayoritaria de
personal de Caballería e Infantería,
oportunidad en la que se dispuso que sea solo de la primera arma.
Se debe señalar, como ejemplo, el hecho
de que el Ejercito de Chile creo la nueva arma de tanques y recién fue
“absorbida” por la Caballería hace unos pocos años. Recordemos que en España,
los tanques son unidades de Infantería.
Continuará...
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