Los radares del Escudo Norte son vulnerados con la ayuda de niños
Son los que avisan cuando los aparatos no se mueven. Pero hay otras falencias. Dicen que la colaboración de otros países es nula.
Por Fernando Oz - Perfil
Grietas. El sistema de vigilancia en las fronteras es permeable. | Foto: AG La Plata
Los curtidos contrabandistas no dejan de darse maña para eludir los radares 3D que hay en el norte del país. Celulares, binoculares y un pelotón de niños son parte de una metodología sencilla y barata para que los vuelos ilegales crucen la frontera sin ser detectados.
Desde que se lanzó el operativo Escudo Norte, en julio de 2011, la Fuerza Aérea detectó poco más de 700 vuelos irregulares. Pero el sistema de detección no deja de ser vulnerable.
Fuentes de la Fuerza Aérea, del Poder Judicial, de la Secretaría de Inteligencia, la Policía de Seguridad Aeroportuaria y hasta un especialista de la Dirección General de Aduanas, con muchos años en la frontera norte, colaboraron para que PERFIL pudiera identificar las principales falencias del sistema de control del espacio aéreo.
Primero: la falta de radaristas y de presupuesto hace que los radares no funcionen las 24 horas. Segundo: los lóbulos de los radares 3D no siempre están superpuestos. Esta situación genera “huecos” por donde pasan aviones sin ser detectados. Tercero: los perímetros de seguridad de los centros de vigilancia aeroespacial son sumamente vulnerables. Cuarto: el sistema de aviso a la Justicia no es rápido ni eficiente. Quinto: la colaboración de Bolivia y Paraguay es casi nula.
“Le doy ejemplo claro, que por razones lógicas no lo van a decir desde el Ministerio de Seguridad y mucho menos desde el de Defensa. Los narcotraficantes cuentan con su propia estructura de espionaje. Les pagan a personas jóvenes, chicos, para que avisen por celular cuando los radares no están en movimiento”, explicó a PERFIL una de las fuentes consultadas.
El mecanismo parece sencillo. El movimiento del radar primario Rame 3D, fabricado por el Invap, instalado en el aeropuerto santiagueño vicecomodoro Angel de la Paz Aragonés, se puede ver a unos 700 metros de distancia. El que está instalado en el aeropuerto de Posadas se puede ver a escasos 300 metros desde el punto público más próximo. “Con binoculares puede verse desde más lejos, pero quién puede sospechar de un chico de 14 años con un celular”, agregó la misma fuente.
Los otros dos centros de vigilancia aeroespacial están ubicados en la ciudad chaqueña de Resistencia y en la formoseña Las Lomitas, cuyos radares tienen un alcance de 400 kilómetros.
Una fuente de la Fuerza Aérea aclaró que “el alcance está directamente relacionado con el lóbulo del radar. A modo de ejemplo le doy los alcances promedios: el de Santiago tiene unos 160 kilómetros a 6 mil metros de altura y 100 kilómetros a mil metros. El de Resistencia y Posadas 400 kilómetros a unos 6 mil metros y 150 a los mil”. Otro uniformado dio más detalles: “A 3 mil metros, aproximadamente, y cuando están próximas al lóbulo, las avionetas comienzan el descenso para ir evitándolo, bajando hasta cien metros donde ningún radar de la Fuerza Aérea, que son los estratégicos, las puede detectar. “Excepto que estén a 10 kilómetros o menos del emplazamiento de la pantalla”, argumentó el oficial que por estás horas se encuentra en el Centro de Vigilancia Aeroespacial Resistencia
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