jueves, 16 de junio de 2022

Revolución Libertadora: Las ideas del líder

Ideas de La Libertadora

Una carta del dirigente entrerriano Ricardo Rojo al ex presidente Perón en el exilio revela el pensamiento del general Pedro Eugenio Aramburu poco antes de ser asesinado.
Por Claudio Chaves || La Prensa






Facsímil de la carta escrita por Ricardo Rojo a Juan Perón en diciembre de 1969.

Ricardo Rojo fue un entrerriano inquieto nacido en 1923 que adhirió al reformismo cuando cursaba Leyes en la Universidad de Buenos Aires. Lo hizo en el preciso momento que surgía a la vida política argentina el peronismo. No tuvo suerte o eligió mal. Razón por la cual fue a parar a la cárcel en 1945. Al salir se afilió a la Unión Cívica Radical identificándose con el Programa de Avellaneda. Industrialista y estatista.

Por defender en 1953 a huelguistas ferroviarios fue detenido nuevamente, pero en este caso logró escapar, refugiándose en la embajada de Guatemala. Obtiene un salvoconducto y se va de la Argentina. Inicia, entonces, su periplo latinoamericano en compañía de Ernesto Guevara a quien conoce en Bolivia, cuando todavía no era el Che. De esa relación surgirá luego su libro Mi Amigo el Che.

A la caída de Perón retorna al país y se vincula a Frondizi, esto es al sector radical dispuesto a cerrar heridas con el peronismo. Caído Frondizi brinda sus servicios de abogado a la CGT y luego a la CGT de los Argentinos en defensa de los presos políticos de aquellos años, en su mayoría peronistas. Perseguido por la dictadura del general Juan Carlos Onganía decide irse del país y marcha a Francia. 

Desde París le escribe una interesante carta al general Juan Domingo Perón, exiliado en Madrid. Con quien ya había tenido varios contactos. Gobernaba la Argentina el general Juan Carlos Onganía, luego de un golpe de Estado efectivizado contra el Presidente Arturo Illia. Habían pasado tres años y el país era un polvorín, Rosario Córdoba y Tucumán habían vivido puebladas jamás vistas en nuestra historia. En ese marco Rojo le escribe a Perón:

"París, Francia 18 de diciembre de 1969.

Distinguido compatriota y estimado amigo.
Desde nuestra entrevista del pasado 14 de agosto en Madrid no he tenido noticias directas suyas. Aquí en París he tenido un par de entrevistas que pongo en su conocimiento por considerarlas de utilidad en la apreciación de la situación argentina, aunque discrepemos en la formulación e instrumentación.
Con el doctor Arturo Frondizi el 10 de diciembre último. Privadamente me explicó: "La posición de Onganía es muy débil. Insostenible. Se impone su sustitución. Después de los gravísimos hechos de Rosario, Córdoba y Tucumán que mostraron la realidad. Onganía no puede continuar. Su indecisión, su plan económico-social, el estancamiento de nuestro país, exigen un cambio inmediato en la conducción ejecutiva".
Me llamó la atención esta argumentación, ya que hasta aquí Frondizi galopaba de costado a Onganía en la creencia de ser llamado. Insistió en la necesidad de coincidir en un plan mínimo a través de un gobierno que abriera un paréntesis de diez años. Expresamente rechazó la consulta popular como una maniobra mistificadora.
Con el general Pedro Eugenio Aramburu, el 17 de diciembre último. Califica al general Onganía de mediocre, sin rumbo. Parálisis de nuestra economía. Descontento social creciente. Chatura del país. Decadencia en todos los órdenes. Entrega y satelización.
Sostuvo que nuestros males demandan una solución política previa, con la participación leal de las grandes corrientes de opinión: en especial el peronismo y el radicalismo. El entendimiento sobre un programa mínimo es el paso necesario para hacerse cargo de la conducción ejecutiva. Sin mezquindades, sin recelos sobre el pasado donde todos cometimos errores que aun nos divide. Comprensión y unidad nacional.
Cuando le pregunté acerca de la actitud de las FF. AA. dijo: aun el general Alejandro Lanusse comprende la necesidad de sustituir a Onganía.
Dejó entrever que él sería la figura llamada, quedando Lanusse como Comandante en Jefe del Ejército. Agregó que: luego de arar profundo, la ciudadanía sería consultada en elecciones, sin exclusiones ni veto de ningún tipo, entregando el poder a quien resultare electo.
Dado sus antecedentes le pregunté expresamente acerca suyo y de su movimiento, contestó: El general Perón podría regresar al país y participar decisivamente en el gran esfuerzo común.
Al fin de evitar malentendidos lo consulté si podía informarle a usted acerca de lo discutido y declaró, por supuesto y así lo hago sin asumir representaciones ni mandatos de ninguna clase. Sólo con el patriótico intento de encontrar fórmulas nuevas para superar la continuada crisis en que se debate nuestra Patria. Convinimos en reunirnos nuevamente en los primeros días de 1970. Quedo a la espera de sus reflexiones. Hacia fines de enero lo buscaré en Madrid.
Le deseo a usted a su esposa y demás compañeros Felices Fiestas y un 1970 en nuestra tierra, trabajando duramente por su grandeza".


UN DISPARATE OLIMPICO

Hasta aquí la carta. El insinuado acuerdo no pudo ser, el general Aramburu fue asesinado por los incipientes Montoneros. Un disparate olímpico. Sacar del medio al general de la Revolución Libertadora dispuesto a borrar con el codo lo hecho con la mano, no tiene perdón de Dios.
Esta conversación con el general Aramburu ponía en evidencia el fracaso del golpe de estado de 1955. Que Ricardo Rojo, un radical preso y perseguido por el peronismo fuera el vehículo de una posible salida electoral hablaba a las claras de la frase de Aramburu: todos cometimos errores. ¿Qué otra cosa se necesitaba para cerrar viejas heridas?.

Años después de ser asesinado el general Aramburu, los Montoneros explicaron el porqué de su decisión criminal: "El último objetivo del Aramburazo, se inscribió en la situación que vivía el país en aquel momento. Aramburu conspiraba contra Onganía. Pero el proyecto de Aramburu era políticamente más peligroso. Aramburu se proponía lo que luego se llamó el Gran Acuerdo Nacional, la integración del peronismo al sistema liberal. Aramburu había superado hacía mucho la torpeza del 55 en materia política". (La Causa Peronista 1974).

Más claro imposible. Fueron tantos los errores cometidos de uno y otro lado que la institucionalización del peronismo o para decirlo de otra manera la aparición de un peronismo republicano es aún una tarea pendiente.

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