El mundo de 2014 tiene "inquietantes similitudes" con el escenario prebélico de hace 100 años: Oriente Medio podría ser el equivalente moderno a los Balcanes de 1914, advierten algunos expertos.
El asesinato del archiduque Franz Ferdinand en los Balcanes el 28 de junio de 1914, fue el detonante de la Gran Guerra. Para Margaret Macmillan, profesora de Oxford y biznieta de Lloyd George (primer ministro británico entre 1916 y 1922), Oriente Medio cumple hoy el papel de la turbulenta región balcánica de hace un siglo. Si Irán desarrolla una bomba nuclear, la región podría convertirse en "una recreación de esa especie de polvorín que estalló en los Balcanes hace 100 años, sólo que esta vez con nubes de hongos" nucleares, escribe la experta en un ensayo para Brookings Institution, uno de los principales 'think-tanks' de EE.UU.
Extremismo, un factor de desestabilización
Entre las concordancias que la realidad actual presenta con la de hace exactamente un siglo, una mezcla similar de los nacionalismos tóxicos de aquel entonces amenaza hoy también con "perfilar a unas potencias internacionales como EE.UU., Turquía, Rusia o Irán que solo protegen sus intereses y los de sus clientes", señala la experta.
En su libro 'The War that ended Peace' ('La guerra que puso fin a la paz') Macmillan, explica cómo los sentimientos extremistas y nacionalistas fueron aumentando en todo el mundo hace un siglo, hasta convertirse en un factor determinante del estallido de la Primera Guerra Mundial.
Hoy en día "los terroristas islamistas serían los comunistas y anarquistas de entonces" que llevaron a cabo una serie de crímenes en nombre de una filosofía revolucionaria que sancionó el asesinato como vía legítima para materializar su visión de un mundo mejor.
En su libro 'The War that ended Peace' ('La guerra que puso fin a la paz') Macmillan, explica cómo los sentimientos extremistas y nacionalistas fueron aumentando en todo el mundo hace un siglo, hasta convertirse en un factor determinante del estallido de la Primera Guerra Mundial.
Hoy en día "los terroristas islamistas serían los comunistas y anarquistas de entonces" que llevaron a cabo una serie de crímenes en nombre de una filosofía revolucionaria que sancionó el asesinato como vía legítima para materializar su visión de un mundo mejor.
Irresponsabilidad política y financiera
Con todo, las más inquietantes similitudes entre 1914 y el momento actual son la irresponsabilidad de las élites políticas y financieras: "Los hombres de negocios, hoy como entonces, están demasiado ocupados haciendo dinero. Y los políticos siguen jugando con el nacionalismo como lo hacían el siglo pasado", señala Macmillan.
Además, la creencia de que una guerra entre potencias a escala global es impensable después de un período tan prolongado de paz agudiza el peligro de reproducir escenas similares a las vividas 100 años atrás. "Ahora, como entonces, la globalización nos ha arrullado en una falsa sensación de seguridad", concluye la historiadora, quien advierte de la necesidad de estar alerta a los acontecimientos que pueden estar por llegar.
Además, la creencia de que una guerra entre potencias a escala global es impensable después de un período tan prolongado de paz agudiza el peligro de reproducir escenas similares a las vividas 100 años atrás. "Ahora, como entonces, la globalización nos ha arrullado en una falsa sensación de seguridad", concluye la historiadora, quien advierte de la necesidad de estar alerta a los acontecimientos que pueden estar por llegar.
Oriente y el nuevo reparto de roles
Otras teorías también ahondan en la posibilidad de que se repita una situación similar al del inicio de la Primera Guerra Mundial, aunque planteando escenarios diferentes que no sitúan el foco de la inestabilidad en Oriente Medio, sino en el Extremo Oriente. Es el caso del semanario británico 'The Economist', que señala en un reciente artículo titulado 'Mirando atrás con miedo', que EE.UU. sería la Gran Bretaña de la época: una superpotencia menguante incapaz de garantizar la seguridad mundial. Su principal socio comercial, China, ha asumido el papel de la Alemania de entonces, una nueva potencia económica cargada de indignación nacional, que aumenta su poder militar a pasos agigantados. El Japón de hoy sería la Francia del pasado siglo, una "aliada de la potencia hegemónica en retirada y una potencia regional declinante", mientras que el nuevo Sarajevo podría encontrarse en Pyongyang.
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