martes, 5 de marzo de 2013

Malvinas: El audaz regreso de Dellepiane

Volviendo con tanques perforados

“Reduje la velocidad, me parecía que estaba parado en el aire, que no avanzaba nada. Antes me sentía protegido por la velocidad. Seguí hasta 1400 libras y comencé a tomar altura pues pensé que ya estaría al oeste de las Islas, comunicándoselo a mi Jefe de Escuadrilla” 
“Le pedí al radar de Puerto Argentino que me mantuviera al tanto de las PAC enemigas. ¡Me las refirió muy técnicamente por lo que le pedí: - Por favor con relación a puntos notables de la Isla y con distancia, porque no estoy en condiciones de pensar!” 
“Las PAC estaban lejos; me fui decididamente hacia arriba, sobre las nubes brillaba un sol esplendoroso. Busqué probables enemigos por todo el cielo y pronto descubrí que estaba al norte de la entrada al Estrecho de San Carlos. Cuando tenía unos 6000 mts de altura le volví a preguntar al radar si tenía PAC y me contestó que no, por lo que me olvidé de los Harrier y comencé a preocuparme por el combustible” 
“Los pilotos que estaban en vuelo escuchaban mi situación y algunos preguntaban demostrando intenciones de hacerme una sugerencia. El Jefe de Escuadrilla dijo: Déjenlo al PIANO que decida si se eyecta o intenta llegar a la Chancha (entiéndase Hércules C-130)”. 
“Continué mi ascenso, estaba muy preocupado pues mi indicador de combustible caía rápidamente y yo todavía estaba en la isla. Al ver la tierra pensaba -¿me eyecto en la isla o me juego al cruce?- recordé que con el capitán muchas veces habíamos comentado que, dentro de lo posible había que volver y decidí seguir adelante cuando mi liquidómetro indicaba 900 libras. Para tener una idea aproximada de lo poco que era, un A-4B consume 500 libras desde que se pone en marcha hasta que despega en un vuelo normal.....” 
“Mientras iba ascendiendo comencé a llamar a la chancha, que ese día tenía el indicativo Piedra (el Piedra 1) y le pedí que me vinieran a buscar, pues me estaba quedando sin combustible. Para mi tranquilidad me contestaron: - No te hagas problemas pibe que ya mismo ponemos rumbo hacia las islas y vamos a buscarte...” 
“¿Que distancia nos separaba? yo preguntaba a cada momento. Ellos mentían piadosamente y yo calculaba mis posibilidades de llegar.” 
“En los momentos de silencio pensaba: ¡sonaste, de ésta, no la contás! ¡Te vas a morir de frío en medio de la inmensidad del mar! Rezaba con fervor inmenso. Los otros pilotos seguían con un -¡Vamos PIANO, fe que ya estás!” 
“ - ¡Tengo solo 300 libras!” 
“ - ¡Tenés de sobra quedate tranquilo!” 
“ - ¡Sólo alcanzan para diez minutos de vuelo!” 
“ - ¡Te sobra con eso, si ya estamos llegando!” 
“ - ¡Me quedan 200 libras ! .... Comencé a esperar que el motor se parase en cualquier momento mientras pedía - ¡COCO no me abandonés! (Coco era el sobrenombre del vicecomodoro piloto de la chancha y viejo cazador que ahora oficiaba de reabastecedor)” 
“Del Hércules me preguntaron: Piano ....¿hasta donde llegás si se planta?” 
“ - ¡Solo al medio del mar!” 
“ - ¿Cuánto combustible te queda?” 
“ - ¡200 libras!” 
“ - ¡Ah ... le sobra para llegar con eso!” 
“ - ¡Dije 200, no 2000!”... 
“Me quedaban 100 libras; ya no llegaba a ningún lado. Mi indicador de combustible marcaba casi cero.” 
“¡Me parece que te tenemos; poné viraje por derecha... nos tenés que ver!” 
“Los vi allí y a la derecha. Mi indicador estaba en cero. Pensé que no llegaba. Reduje todo motor y me lancé en picada mientras les pedía que, haciendo viraje, se acomodaran para mi comodidad. Adelante estaba la canasta.” 
“Les dije: - ¡me juego, doy potencia a pleno para alcanzarlos!” 
“ - ¡Bien pibe, esos son hombres!” 
“Me acercaba a mucha velocidad por lo que les pedí que picaran. Inmedia-tamente escuché en mis auriculares - ¡Picando para un looping!” 
“Llegaba, estaba allí, era mía... saqué freno de vuelo y un segundo después, mi lanza se incrustaba en la canasta. En ese momento escuché por la radio nuestro viejo grito de guerra... ¡Y no hay quien pueda!” 
“Por las ventanillas del C-130 veía a los mecánicos que gritaban y se abrazaban. Mi liquidómetro comenzó a subir... Había nacido de nuevo” 
Bueno, hasta aquí las vicisitudes de la escuadrilla “Nene”, que ponen en evidencia el desprendimiento del guía, teniente Cervera, que llega a la base con mínimo combustible por renunciar a recargar su avión y cederle el lugar a un numeral, con mayores dificultades. También se destaca la proverbial sangre fría y habilidad de un joven alférez que, primero, esquiva las PAC, y luego llegar hasta el reabastecedor y vuela enganchado a la canasta hasta el aterrizaje. Por último, el gran sentido del deber del comandante del C-130 que no dudó en ingresar en una zona peligrosa para buscar al Halcón en problema, y efectuar maniobras de gran riesgo para posibilitar el acople del A4 y llevarlo hasta la base de recuperación. 

“Halcones sobre Malvinas” de Pablo Marcos Carballo. 



A tiempo: 
El Douglas A-4B de la Fuerza Aérea Argentina pilotado por el Alférez Dellepiane regresa con sus tanques perforados luego del ataque en Bahía Agradable. Cuando declara la emergencia un KC-130 de la misma fuerza lo auxilia trasbasándole combustible para que su motor no se detenga. El resto del combustible es expulsado por las perforaciones producidas por las esquirlas del bombardeo. Ambos aviones llegaron a salvo al continente.

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