Por Rafael Mariotti
La lucha del Paraguay contra los aliados en la guerra del 70 fue no sólo una contienda de coraje contra los recursos superiores del enemigo, sino un combate de la inteligencia y por qué no decirlo de la técnica. Los adelantos que se dieron en la década de 1860-70 fueron incorporados por el Brasil principalmente, gracias a la libre comunicación que disponía con los centros de producción y técnica militar de Europa y EE.UU. Sin embargo, Paraguay, haciendo un extraordinario esfuerzo de desarrollo, de la mano por supuesto de los técnicos, principalmente aunque no sólo ingleses, logró algunos sorprendentes medios para tratar de hacer frente a los grandes recursos del enemigo. He aquí la historia de uno de esos desarrollos, generalmente olvidados por los pseudo-nacionalistas, que descuentan que TODO el desarrollo, fue logrado sólo por paraguayos…
En 1859 se había construido el primer buque blindado con planchas de hierro forjado, era la fragata francesa Gloire, originalmente un navío de madera a hélices, que había sido “cubierto” con placas de hierro. Empezaba entonces una carrera naval y los ingleses lanzaron en 1861 su primer acorazado, ya construido desde el principio de hierro: el Warrior. La guerra de Secesión demostraría que las naves blindadas eran inmunes a toda la artillería conocida hasta entonces. El mismo Thompson menciona que en marzo de 1866, las balas paraguayas “se hacían pedazos contra las corazas de hierro de los encorazados brasileros”.
Uno de los primeros técnicos que trabajó sobre los proyectiles que pudiesen perforar los blindajes fue el mayor (más tarde Sir William) Palliser del Regimiento 18 de Húsares de Inglaterra. El 27 de mayo de 1863 patentó un método de fabricar proyectiles mediante el templado (enfriamiento rápido y violento) de la punta, ya fuese el material hierro o acero. Estos proyectiles, al tener la punta mucho más dura que el resto del mismo, probaron poder penetrar los blindajes de la época. El mismo Palliser había patentado el 11 de noviembre de 1862 un método para transformar cañones de ánima lisa en cañones estriados. El principio consistía en taladrar el ánima del cañón liso e introducir en la misma un tubo de hierro forjado: esto es un tubo inferior de un material más dúctil dentro de un cañón de material duro y frágil como el hierro fundido. Los cañones construidos así dieron excelentes resultados, pues hasta entonces a todos los cañones estriados fabricados con hierro fundido, les volaba la culata a los pocos disparos, pues tal era la fragilidad, a pesar de la gran dureza, del hierro fundido.
Respecto al proyectil de Palliser, vemos en la narración anterior, del combate entre el HMS Shah y el acorazado peruano Huascar en 1877, que el buque británico no pudo dañar al peruano por no disponer de balas Palliser anti-blindaje. Apenas un año después, en el combate de Angamos, el mismo blindado peruano Huáscar, fue severamente dañado por los proyectiles Palliser disparados por el acorazado chileno Blanco Encalada. Fue la primera ocasión en que se emplearon estos proyectiles. Hasta 1890 fue el único proyectil perforante empleado.
Pues bien, diez años antes, Paraguay construyó un cañón para poder disparar proyectiles anti-blindaje contra los acorazados brasileños. Esta es su historia:
Cap XV, Pag 140
“El pasaje de la escuadra por Curupayty (15 de agosto de 1867) hizo comprender a los paraguayos que su artillería de poco calibre era impotente contra los acorazados.”
Cap XIV, Pag 137
“Todos los cañones, etc., etc., que se fabricaban en el Paraguay durante la guerra fueron obra de ingenieros ingleses que nunca se habían ocupado de esta clase de manufacturas. Tenían que diseñar y construir sus propias máquinas para taladrar, rayar, etc., y demostraban gran habilidad por la manera como se desempeñaban.”
Cap XIV, Pag 127
“Un cañón pesado de hierro de 56 fue enviado al arsenal y taladrado y rayado para arrojar balas de 150. Su culata fue torneada y reforzada con anillos de hierro. Las balas eran pedazos de hierro con las extremidades cuadradas y templadas (se había descubierto no sé como un tratado sobre las balas de Palisser) y terminaban en un anillo de bronce elástico, idéntico de los morriones de la escolta de López, cuyos soldados, por las circunstancias de tener anillos de bronce en el borde de sus kepis eran llamados “aká verá” o cabezas relucientes, y el cañón se bautizó con el mismo nombre. Fue colocado en posición en Humaitá, pero después de algún tiempo de servicio voló la culata.”
El pesado cañón de hierro que menciona Thompson, era un cañón de ánima lisa inglés que había sido adquirido antes de la guerra. Era uno de los numerosos intentos de conversión de antiguos cañones lisos en cañones estriados que se hacían en muchas partes de Europa y EE.UU. en esa época, dada la gran abundancia de cañones de hierro de ánima lisa antiguos que tenían en sus arsenales.
Publico una imagen mostrando el aspecto de los primeros proyectiles perforantes, cuya forma dera de un cilindro con aristas cuadradas para asi poder "CORTAR" las planchas de hierro, luego en 1866, Palliser mismo haría evolucionar su proyectil dandole forma ojival.
También vemos la tipica forma del blindaje de entonces: Chapas de hierro forjado de 102 mm de espesor, sobre el maderamen del casco y casamatas de los buques
Imagen actual del Aká-Verá. Podemos ver que aún se halla el proyectil atascado en la culata volada. Lugar de la foto: Asunción frente al Congreso. Este cañón tomado como trofeo, fué devuelto por Juan Domingo Perón en 1974.
Forma en que se construian cañones rayados a partir de tubos de hierro fundido. Se procedía a reforzar la culata con cilindros de hierro forjado, para soportar la extrema presión durante el disparo.
A menudo a estas piezas le volaba la culata, como el caso de los cañones Parrott norteamericanos durante la guerra de Secesión, vemos un Parrott y cómo esta perfilada la voladura de la culata.
El cañón Parrott de 8 pulgadas y 150 libras que voló durante el asedio de la ciudad sureña de Charleston en 1863. Voló al disparo numero 37, se puede ver en la batería el cañón sobre las bolsas de arena, adonde fue arrojado por la explosión. A este cañón se lo conocía como el "Swamp Angel" el ángel del Pantano y disparaba sobre la ciudad desde 6 km de distancia.
El primer empleo en combate del proyectil Palliser, disparado por el acorazado chileno Blanco Encalada, hace impacto en el blindado peruano Huáscar durante la batalla de Angamos en 1878. Sus efectos fueron devastadores.
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