Los MiG-23 en Angola
Por Rubén
Viene de Parte 1
I Parte. Misiones de apoyo aéreo (cont.)
La ofensiva hacia Namibia
Desde el comienzo de la campaña a fines de 1987, el mando cubano traza su plan estratégico. Mientras el SADF sería entretenido en la trampa de Cuito Cuanavale, las FAR cubanas lanzarían una gran ofensiva hacia la frontera con Namibia. Los MiG-23ML cubren el avance cubano, pero la distancia a volar desde sus bases en Menongue y Lubango aumenta, mientras que los rusos, asustados por posibles acciones cubanas en Namibia, limitan la cantidad de tanques de combustibles adicionales suministrados para ellos. Por eso el 20 de marzo de 1988 el mando cubano comienza la construcción de un nuevo aeródromo en Cahama, a 60 km de Namibia, con recursos traídos de Cuba. Las brigadas constructoras cubanas realizan la hazaña de terminar un excelente aeródromo con dos pistas asfaltadas de 2,700 y 2,500 m de largo y 30m de ancho en tiempo récord de 70 días. El 13 de marzo aterrizan allí los primeros MiG-23ML. Desde este momento, toda la zona norte de Namibia está bajo el radio de acción de los MiG-23ML, incluyendo aeródromos de la SAAF, elemento que con fuerza presiona sicológicamente a los sudafricanos.
El aeródromo de Cahama, construído en tiempo récord de 2 meses a 60 km de la frontera. Desde aquí los aeródromos de la SAAF en el norte de Namibia se ponen al alcance de los MiG-23ML, elemento que sirvió de presión sicológica al final. De aquí despegan algunos de los MiG-23ML que atacaron Calueque
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El 4 de mayo de 1988 se produce el primer combate en el sur con el enemigo, cuando una compañía de exploración cubano-angolana del teniente Giomar Fernández, con 81 hombres (60 cubanos y 21 FAPLA) derrota en una emboscada a la 2° Compañía del 101° Batallón del SWATF, causándoles 30 bajas y 1 prisionero, 5 Casspir destruídos y 1 capturado. La columna enemiga sale huyendo por la carretera hacia Namibia, pero es alcanzada por los MiG-23ML que despegan de Lubango, y golpeada duramente de nuevo, causándole grandes pérdidas, con lo que casi deja de existir. El siguiente encuentro fue el 22 de mayo por Tchipa (pueblo a 55 km de la frontera). Una patrulla de exploración cubano-SWAPO choca con una columna de blindados del SADF. El enemigo ataca la pequeña patrulla confiado en su superioridad, mata a dos cubanos, pero llegan de nuevo los MiG-23ML. Cuatro de ellos golpean al enemigo, que se retira con fuertes bajas. Al día siguiente cerca de ese lugar el SADF cae en otra emboscada, y deja abandonados intactos 3 vehículos artillados Unimog. Por los documentos ocupados, se conoce que la unidad derrotada era parte del batallón 32° "Búfalo", tropas élites del SADF.
Boina de uno de los muertos del 101° Batallón enemigo, tras su derrota por Donguena el 4 de mayo de 1988
El 27 de junio de 1988 a las 5.00 h una patrulla de exploración cubana junto a algunos combatientes SWAPO, con 30 hombres en 3 BMP-1, embosca en el camino 15 km al sur de Tchipa a un destacamento avanzado del 61° Batallón Mecanizado, también tropas élites del SADF, con 70 hombres en 8 blindados Ratel. Los sudafricanos son sorprendidos y pierden 5 Ratel (cuatro destruídos y uno capturado intacto), y tienen 20 muertos. Ellos envían una columna de refuerzo a su derrotada unidad, pero a las 10.45 de la mañana dos MiG-23ML piloteados por el capitán Gustavo Clavijo y su número, salen de Lubango y la encuentran en movimiento a 30 km al sur de Tchipa, causándole numerosas pérdidas, y retroceden. Pero lo principal llegaría horas después. Estos choques desencadenan la contundente respuesta cubana ese mismo día, con el golpe de los MiG-23ML al SADF en Calueque, que pone fin a la guerra.
Las bien pertrechadas tropas cubanas avanzan hacia Namibia
Soldados cubanos y uno de los blindados Casspir capturados el 4 de mayo por Donguena (La guerra de Angola)
Vehículo artillado Unimog del SADF, capturado por fuerzas cubanas por Tchipa (La guerra de Angola)
Soldado cubano examina armas y municiones capturadas al SADF (La guerra de Angola)
Los MiG-23 golpean Calueque y Sudáfrica pide la Paz
Ese 27 de junio de 1988 pasaría a la historia de la guerra de Angola. Las fuerzas cubanas se acercaban a la frontera, cuando el 7 de junio de 1988 Fidel Castro advierte al mando cubano, que según informes de inteligencia, la SAAF planifica un golpe por sorpresa, y ordena que los MiG-23 estén listos a iniciar ataques de respuesta a objetivos en Namibia o cerca de la frontera, como los aeródromos de la SAAF (Ruacana, Oshakati, Ondangwa) o el complejo hidroeléctrico fronterizo de Calueque-Ruacaná. Esto serviría de advertencia a Sudáfrica de que si no acepta la paz, la guerra pasaría ahora a Namibia.
Para hacer el reconocimiento de los posibles objetivos de ataque, el 8 de abril de 1988 despega de Lubango un MiG-23UB piloteado por el Coronel Humberto Trujillo, con el Capitán Francisco Mengana de Jefe de fotógrafo. Iba acompañado por el MiG-23ML del Capitán Luis Gonzáles Pardo de número. Eran cubiertos por una segunda pareja de MiG-23ML que los acompañaba. La primera pareja de MiG-23 pasa rasante a 30 m de altura de la base aérea de Ruacaná, le hace varias fotos ante los soprendidos soldados sudafricanos, y luego pasan sobre Calueque, registrando la base sudafricana. El martes 13 de abril se repite el vuelo con todo éxito. Ninguna de las dos veces los sudafricanos abren fuego antiaéreo. El detallado material fotográfico reunido fue enviado a La Habana, donde se planifica el ataque. Los MiG-23 de Trujillo y Gonzáles llevaban en su vuelo tanques de combustible adicionales, que debían dejar caer vacíos al girar en territorio enemigo. Los técnicos habían escrito en los tanques: "Remember Cuito"
El Coronel Humberto Trujillo y su esposa en Menongue, después del vuelo de exploración sobre las bases de la SAAF y SADF (Foto de Humberto Trujillo, "Trueno justiciero")
Técnicos cubanos en Angola colocan una bomba FAB-500 de 500kg bajo el MiG-23ML. Cada caza arroja sobre Calueque 4 bombas de éstas
Hilera de Mirage F1 de la SAAF en su base de Ondangwa, Namibia. La base iba a ser uno de los próximos objetivos de los MiG-23ML cubanos
Tras los choques por la frontera del 27 de junio de 1988 descritos arriba, se realiza la planificada respuesta. Según el plan, este día a las 13.00 horas, 11 MiG-23ML atacan con 16 toneladas de bombas y destruyen el complejo fronterizo de Calueque, que estaba protegido por tropas sudafricanas y era uno de los puntos de concentración del SADF. El complejo daba agua y electricidad a gran parte de Namibia, por lo que era un objetivo de importancia estratégica para Sudáfrica.
El ataque se llevaría a cabo por dos escuadrillas del regimiento de MiG-23 de Lubango, con 4 MiG-23ML cada una, al mando del teniente coronel Manuel Arias y el mayor Mauricio López. Cada caza llevaba cuatro bombas de demolición FAB-500 de 500 kg. Se acercaba la hora de despegar, pero los dos cazas de la pareja del capitán Gustavo Clavijo no estaban preparados aún (ellos bombardearon poco antes a las 11.00 al SADF por Tchipa -ver arriba), los técnicos se esforzaban, pero en 1 hora no les daba tiempo a prepararlos. Por eso el Coronel Carlos Lamas (jefe de tropa de la DAAFAR), decide incluir en su lugar a una pareja de Cahama, la del mayor Jorge Rodríguez Marquetti y el teniente Carlos Palacios. Seis cazas despegarían de Lubango y dos de Cahama. Otros dos MiG-23ML del mayor Zequeira y el Capitán Alba se mantienen patrullando sobre Cahama como cobertura aérea en previsión de la posible aparición de la SAAF, armados con misiles de medio alcance R-24R y de corto alcance R-60M.
Varios MiG-23ML y un MiG-23UB FAPA veteranos de la guerra. La letra C indica "Caza", y la I "instrucción" (Foto: Vasco Enrique, Air International)
A las 12.30 los MiG-23ML encienden sus motores. Los cazas despegan por parejas, y se dirigen hacia el sur en vuelo rasante a 20-30 metros del suelo evadiendo los radares a 1,000km/h de velocidad. Al acercarse a la frontera giran 100° hacia el noroeste, para sorprender a los sudafricanos desde la dirección opuesta. Los MiG-23ML logran la sorpresa total. Cerca del objetivo dan un salto enérgico, para tomar altura y luego atacar en picada de 30°. La primera escuadrilla del mayor Mauricio López junto a Torres, Godoy y Guzmán, pica por parejas exactamente a las 13.00 sobre Calueque. Ellos destruyen la cabecera del puente junto a las compuertas, la sala de máquinas y los motores de la grúa. Luego llega la segunda escuadrilla del teniente coronel Manuel Arias, con el capitán Orlando Carbó, el mayor Jorge Rodríguez Marquetti y el teniente Carlos Palacios. Para entonces el objetivo estaba cubierto por el humo y las llamas, de los destruídos transformadores saltaban chispas y la conductora de agua a Namibia estaba destrozada. Ellos rematan al enemigo. El mismo jefe de la FAR Coronel Pedro Pérez sobrevuela personalmente el lugar minutos después, en un MiG-23UB junto al teniente coronel Vega Toscano, para la exploración posterior de los resultados del bombardeo.
Los sudafricanos sufrieron tal choque sicológico, que abandonaron el complejo inmediatamente. A la semana una avanzada de T-62 cubanos llegaba a Calueque, y se encontraron con las impresionantes huellas del bombardeo. Por doquier había huellas del golpe aéreo y de la estampida presurosa de los sudafricanos, varios Casspir volcados y calcinados, sangre y pedazos de carne, fragmentos de uniforme en los árboles, pertrechos bélicos y conservas esparcidas, escombros de los edificios y de máquinas. Las bombas dañaron gravemente el complejo, y causaron importantes bajas a las tropas sudafricanas. El SADF tenía un campamento oculto en la base del puente, que fue blanco de las FAB-500. Varios blindados Casspir saltaron por los aires. Una de las bombas dio de lleno en un albergue de soldados sudafricanos, y lo destruyó totalmente junto a sus habitantes, víctimas de la metralla y la onda expansiva. Aunque el SADF, como es habitual, admite oficialmente sólo 13 muertos, el análisis de los restos y los daños en el lugar, permite calcular que sus bajas podrían alcanzar hasta unos 50 muertos y 100 heridos. Como escribieron los mismos sudafricanos en idioma afrikaans sobre una pared de Calueque antes de irse: "Los MiG-23 nos partieron el corazón". El enemigo se vengan en el papel, inventando el supuesto derribo de un avión por cañón Ystervark de 20 mm, aunque en realidad todos los 11 MiG-23ML regresan a casa sin novedad, y ninguno de los MiG-23 fue ni siquiera tocado.
Un soldado cubano hace guardia en Calueque junto a las compuertas destruidas del río Cunene (Foto de "La guerra de Angola")
Uno de los blindados Casspir destruídos por los MiG-23ML en Calueque. Los restos humanos llegaron a 300m (Fota de "La guerra de Angola")
Los capitanes Clavijo y Palacios participaron en los golpes finales al enemigo, aquí en uno de aquellos MiG-23ML
El tácito reconocimiento del enemigo: "Los MiG-23 nos partieron el corazón" (Humberto Trujillo, Trueno justiciero)
El próximo golpe aéreo de la FAR estaba planificado para barrer a la SAAF de sus bases en el norte de Namibia con golpes de MiG-23, si el SADF insistía en seguir resistiendo. Este ataque a la SAAF ya había sido planificado detalladamente por el mando de la FAR desde 1986.
La misma noche del día ataque de los MiG-23ML a Calueque el 27 de junio de 1988, los sudafricanos llaman al mediador norteamericano Chester Crocker, pidiendo que intercediera por un cese al fuego con La Habana, y proseguir las negociaciones de paz. Por ellas los sudafricanos se ven obligados a salir de Angola en agosto de 1988, y a firmar la paz el 24 de diciembre de 1988, garantizando la salida de Namibia en 1989. La humillante derrota en Angola fue uno de los factores que hunden a Sudáfrica en una profunda crisis política, que termina con la democratización del país. Tras cumplir su misión victoriosamente, las tropas cubanas salen de Angola en 1989-1991.
En toda la guerra los medios antiaéreos sudafricanos y de la UNITA fueron débiles. Sin embargo, su propaganda reclama derribar 25 MiG-23 en la guerra, hasta 1988. En realidad, la FAR en 4 años de operaciones del MiG-23 y miles de vuelos, perdió solamente unos 9 MiG-23, incluyendo los perdidos por accidentes. Después del final de la guerra en 1988, parte de los MiG-23ML son enviados de regreso a Cuba, el resto se queda en Angola. El MiG-23ML del Museo de la DAAFAR en La Habana, es un veterano de Angola.
Fuentes
1-Humberto Trujillo. "Trueno justiciero". Ediciones Verde Olivo. La Habana, 1998, pág.133
2-Barry Fowler, “Pro Patria”. United Kingdom: Sentinel Projects, 1995
3-Pedro Prada. "El puñetazo de Stevenson". Revista Verde Olivo, 12/1989
4-La guerra de Angola. Editora Política. La Habana, 1989
5-Revistas cubanas Bohemia, Verde Olivo, (varios números)
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